25 de julio de 2008

Los días persiguiéndose: Postal cubana (24/07/2008)

Cuba da políticos con tortugas en la cabeza, da coronas de flores sobre una bicicleta, da artículos de verano como las muchachas que llegan a la playa a guardarse tesoros de arena en el culo. El verano empieza cuando Zarrías se va a Cuba en mangas de camisa, como cargado de maní o de gorras o de helados, a pedalear por allí, entre la pobreza con sol y la revolución de los tendederos. Zarrías debe de tener en Cuba una novia de soldado, un padre tísico o una tumba de la izquierda como la de un compositor; algo que, en todo caso, él visita de año en año y a mí siempre me soluciona un artículo que me sale un poco de postal y me recuerda a aquella canción de Sabina con Caco Senante, donde “a las barbas de la revolución le salían más canas cada día”. La de Zarrías es una visita de viejo a viejo, de mecedora a mecedora, de caqui a caqui, de régimen a régimen; hermanamiento de acordeonistas, saludo de camaradas, conversación de cafeteros con perrillos bajo la mesa y grandes ventiladores como de barbería sobre los ceniceros. Zarrías en Cuba no hace política, que ya no es época, sino puro verano, como las axilas y los pies desnudos. O hace ese verano de las embajadas, la sobremesa de la política que coge toda una temporada. Zarrías en Cuba es el símbolo de algo como panameño de nuestra política, la pereza del calor, la sombra de los chóferes y la música de las frutas mientras un sombrero tapa la cara de los dormidos. Zarrías en Cuba, qué demonios, creo que en realidad no hace nada, pero significa mucho.

Cuba es la última fascinación de la izquierda. La URSS tenía el frío viril de todos los proletarios del mundo y a los generales y a los cosmonautas besándose en la boca, pero se hundió. No por la Virgen de Fátima ni por las ganas de democracia, sino por el colapso económico. Es romántico pensar que la libertad siempre termina abriéndose paso, pero lo que hizo que llegara la Perestroika fueron más los mercados desabastecidos, la siderurgia paralizada, la producción energética estancada. Algunos todavía dicen que el primer comunista fue Jesucristo, pero lo que hicieron los soviéticos, sobre millones de muertos escarchados, no fue evangélico sino sencillamente criminal. Aun así, los comunistas de aquí tenían a Moscú como La Meca. Nunca he entendido qué igualdad o justicia pueden construirse con el crimen y la ortodoxia obligatoria, pero el caso es que una izquierda necesitada de mitología sustituyó pronto aquellas torres coronadas de cebollas rojas por cabañas de barbudos con canana. El paraíso comunista se mudó a Cuba, cañaveral de su ideología. Pero el crimen (contra la vida y contra la libertad) era el mismo, con playas en vez de estepas.

En Cuba tiene todavía la izquierda mal asentada en este siglo su coctelería de tópicos y cielos, y el gobierno andaluz su póster y sus chanclas. Zarrías hace en Cuba un verano explorador o misionero, como cada año, uniendo una política de hamaca con el apoyo a una dictadura decadente, empecinada y nefasta. Zarrías hace postales con negritos y ciclistas pero sólo se escapa de una desidia a otra y de una gerontocracia a otra. No va a rescatar ahogados ni a hacer florecer los campos, sino a vacacionar con carga simbólica, la de una izquierda de aquí que se siente hermanada con la uniformidad gloriosa, con la cacharrería populachera, con la épica de los pobres, con la eternidad de los discursos y con los políticos muriéndose de viejos y de profetas de allí, entre la cochambre que ellos mismos han provocado. Zarrías intercambia con Cuba postales y cancioneros de sol y borrachos. Me acuerdo otra vez de aquello de Sabina: “Y el mañana era un niño que mentía, y todos se llamaban Robinsón...”.

Somos Zapping 20/07/2008

La nariz tapada. En Estepona casi le tienen que dar la alcaldía a un bedel, pero no pasa nada: aún salió Pizarro en Canal Sur, con esa especial pachorra que le da hablar con el cuello metido para dentro, para desear simplemente que el próximo alcalde “fuera socialista”. A sus ediles los van imputando uno tras otro, pero quizá en el PSOE y en Canal Sur piensan que los están llamando para la mili. “Su situación procesal resta fuerza a su candidatura de alcalde”, decía la noticia el día del pleno, refiriéndose a Rafael Duarte. Para Canal Sur, estar imputado en una trama de corrupción de esta gravedad no era más que una “situación procesal”, que suena a que el hombre estaba maluscón, y además eso sólo “restaba fuerza” a su candidatura. “Debe ser el partido quien valore si ocupa o no el sillón de alcalde”, insistían. El PSOE parece que se empecina en hacerse la ensalada con la lechuga podrida que le ha quedado en Estepona. Ante la corrupción política, les pueden más las ganas que el asco, como ésos que son capaces de beberse el café con una mosca ahogada dentro. Han perdido la decencia igual que la higiene. Lo de la “tolerancia cero” en realidad significa meter la mano otra vez en la cloaca, a ver qué se puede seguir sacando de allí. La disolución del ayuntamiento, ni se la plantean. Todavía se puede respirar con la nariz tapada. Ellos lo hacen mucho.


Insolencia. Cámaras de cuentas, juntas electorales, graves señores con pelucón de los que los barandas de Canal Sur se ríen como se ríe María del Monte, sin contener ni disimular la grandiosa y placentera meada. Expedientes por manipulación, irregularidades en las contrataciones, nada, suave papel del váter para los que se han instalado en la insolencia, que es un grado más allá de la vileza. Que pida Javier Arenas la dimisión de Rafael Camacho, de la dirección entera de Canal Sur Televisión, que sonarán las carcajadas en los despachos del poder igual que suenan en sus platós las de los andaluces atinajados por la vulgaridad. La Cámara de Cuentas nos dice ahora lo que ya sabíamos, que Canal Sur hace ricos a los arrimados, amigotes y carguillos del PSOE, a sus productoras pata negra con pátina de pringue jamonera; que les cría la papada al estilo Joaquín Petit con dinero público y vuelve a tratar a la Autonomía como a su puta gratis. Cómo se reirán en Canal Sur... ¿La Cámara de Cuentas? ¿Acaso los ha elegido el pueblo? Canal Sur no es sólo la máquina perfecta de la propaganda y el atontamiento, sino la gran teta para toda esta caterva alobada de pajarracos o chanchos. ¿Alguien imagina que renuncien a todo eso? No, no se irá Rafael Camacho, uno de los personajes más nefastos y vergonzosos de nuestra vida pública. Se reirán mucho de la Cámara de Cuentas, como de la Junta Electoral, como de todos nosotros, y seguirán emputeciendo a Andalucía y chupando de ella, con insolencia y satisfacción.


Calidad de vida. La calidad de vida en Andalucía debe de ser algo así como nuestra estampa de mejicanos a la sombra. Otras comunidades son ricas o prósperas, pero nosotros tenemos, dicen, “calidad de vida”, un concepto superior e incluso un poco epicúreo. Dejemos para los necios el dinero, que la sabiduría y la felicidad están en otro sitio, con pajarillos y escudillas. Me fastidia mucho cuando dicen eso de la “calidad de vida” andaluza y me he dado cuenta de que donde no dejan de repetirlo es en Tecnópolis y en Salud al día, esos dos programas que hacen juego como una oferta de yogures de frutas. “Cita con la innovación y la calidad de vida en Andalucía”, insiste Roberto Sánchez Benítez como desde un patinete, para decirnos quizá que tenemos que contentarnos con sol y tomates (no es exageración: para Tecnópolis, también son innovación los tomates). La gracia vino a continuación, cuando el ejemplo de calidad de vida andaluza que nos ofrecía el programa era un reportaje enterito dedicado a la siesta. La siesta, nuestro vicio, nuestra metáfora, ese hondo dormir en la tibieza de nuestra desgana. Quizá el siguiente reportaje tratara de los bares de tapas. ¿Calidad de vida? No, quizá solamente hacer de la necesidad del pobre virtud y regocijo. ¿Es que los ricos no tienen calidad de vida?

17 de julio de 2008

Los días persiguiéndose: Ouroboros (17/07/2008)

Dicen que le debemos el descubrimiento del café a un pastor de Arabia que vio a sus cabras bailar después de comer los granos. Aquí hemos visto a los concejales bailar con monedas en los huevos, como el maestro de ceremonias de Cabaret, y hasta al último albañil aparcar todoterrenos en sus piscinas, igual que hidroaviones, y no nos hemos dado cuenta de que la corrupción política y la burbuja del ladrillo nos tenía flipados. Escribió Quevedo que sólo el necio confunde valor y precio, pero el capitalismo se basa en eso mismo. Desde que los chinos inventaron el papel moneda, que a Marco Polo le pareció dinero a capricho que se hacía fabricar el Gran Khan, la economía es un gran juego de rol. El dinero ya no existe en los bolsillos, sino en cielos platónicos; se define y se pesa con otro tipo de dinero; se sostiene a sí mismo como en ese cuento del tipo que vuela tirándose de los cordones de los zapatos; sigue el ciclo de neuras y euforias de los ludópatas, porque es una sustancia mental. La economía es una parte de la sociología o del psicoanálisis. Puede que sea la verdadera psicohistoria que imaginó Asimov. Marx creyó que el capitalismo se comía a sí mismo, que era un poco como el Ouroboros, la serpiente que encierra en su círculo la vida y la muerte, el principio y el fin, la creación y la destrucción. Pero Marx infravaloró la capacidad del capitalismo para engendrar mundos virtuales, donde la nada se alimenta de nada y aun así mueve las ruedas de la realidad. Basta perder la fe para que la economía se hunda. Por eso los economistas parecen sacerdotes o monitores de natación.

“Todo el mundo ha ganado dinero”, dice Emilio Corbacho, de Fadeco, iglesia andaluza de constructores y promotores. En la Babilonia de los ayuntamientos, en el zoco de los trapicheadores, en los bancos hechos de espejos, en las obras que levantaban ídolos por la costa como estatuas de la Isla de Pascua, todos ganaban y engordaban y nadie se acordó del Ouroboros, de los ciclos eternos, de aquella venganza contra el becerro de oro ni de las leyes del capital y de Newton. Pero las familias se endeudaban, caía el consumo y se paraba aquel juguete que pretendía ser el perpetuum mobile, ese sueño al que nunca han renunciado algunos necios a pesar de que va contra la física tanto como que una taza rota se recomponga y vuelva a nuestra mano. A los astrólogos que fallaban en sus predicciones los ejecutaban los reyes y por eso aprendieron a que sus vaticinios fueran oscuros y ambiguos. Los economistas y los políticos salvan el cuello gracias a la misma táctica. Consideran que la economía depende de las estrellas (considerar significa precisamente eso, “estar con las estrellas”) y se excusan con que ni siquiera ellos gobiernan el carro del sol, aunque se esfuercen por interpretar los signos que traen los cometas y los eclipses. Pero no, la economía la hacen ellos, la dibujan ellos, la maquetan ellos en noches sin dormir como el Mysterium Cosmographicum de Kepler, y todos se han dedicado a ganar dinero mientras rezaban para que los pringados, los que se tiraran de las cornisas de la bolsa, fueran el vecino o los currantes o el Estado, pero no ellos. Bailaban las cabras por el café pero nadie quería darse cuenta de que la corrupción política y el ladrillo envenenado eran la decadencia, el crujido de los cataclismos, el estertor de los atragantados. Cuando el Ouroboros decidió que tenía hambre, se tragó a sí mismo y el símbolo de la sabiduría o del infinito se quedó en la nada, que es menos que el caos. Ahora están los ricos y los pobres todos en pelotas, aunque algunos siempre más que otros. Y no hay culpa, sino encogimiento de hombros. Políticos y economistas estarían con la cabeza en un cesto, si no hubiesen aprendido a hablar como los magos.

Los días persiguiéndose: Infanticidio (16/07/2008)

El pueblo debería pasarse por los congresos de los políticos. Vería que la democracia es una piscina de bolas, el atracón de mermelada y el colocón de pegamento de unos niños sin padre y sin colegio. Si quieren ver un lugar donde la adultez ha sido extirpada, vayan a ver a los políticos columpiándose en sus trenzas y pintando en sus acuarelas perros amarillos y flores con manitas. Se equivocan si creen que la política es, como para Platón, oficio de sabios filósofos, o de graves señores con sombrero de tres picos, o de damas bordadoras de banderas (me detuve en Granada frente al monumento a Mariana Pineda y era como la triste viuda de todos nosotros). La política la hacen mocosos, pitufos, abusadores de recreo, ladrones de bocatas, gente con la lengua de trapo, la mente agolosinada y los libros por el suelo. Suben al atril y parecen disfrazados de abejita. Dan discursos y mienten como chiquillos con la boca llena de chocolate. La coherencia, la lógica, la razón, son como matemáticas de otro curso para ellos. Vuelan en sus almohadas, dan palmitas, montan recortables, esperan a Papá Noel, nos asustan con los monstruos de los armarios, terminan la frase con un una pedorreta. Verlos hace fantasear con su infanticidio, como ocurre con los niños muy cargantes.

El PSOE andaluz es un partido morrocotudo, pero sus congresos no escapan a esta descorazonadora infantilización de la política, una infantilización que quizá acompaña a la de toda la sociedad. Sentado en aquel Palacio de Congresos, que olía a globo, uno se sentía como el vigilante de un patio. Resultaba increíble que esos señores de calvas decanas y esas señoras de pomposo magisterio salieran con cucuruchos y bombachos a contarnos cuentitos y a saltar en caballitos de cartón. No es que trajeran demagogia o utopismo; era el abandono de cualquier tipo de sensatez, razonamiento, idea, dialéctica, por un mariposear sin peso, sin fondo, sin inteligencia. Estribillos de guardería, lógica churretosa, parrafadas enteras de ceritos y palotes, hombres del saco y hadas buenas, polvos mágicos y cuatro esquinitas que tiene nuestra cama con cuatro socialistas que nos la guardan. Políticos merengados, parvularios, meoncetes, haciendo de un congreso un anuncio de Nenuco con burbujitas en el culo.

¿Cómo cambió tanto la política? ¿Y cuándo cambió que no nos dimos cuenta? De la política con sotabarba a la política de andador, de aquellos oradores que iban ya con su cuadro puesto a los chusqueros con orejas de burro, de los estadistas con cara de billete a los diputados con cara de tragabolas, de los intelectuales con festón a los ignorantes con abededario de animalitos, de la política como arte a la política como meriendita. Yo los veía en Granada manotear, torpear, balbucear, insultar a la inteligencia, pisotear la razón y el lenguaje y el sentido común, chapotear en su indigencia mental, ensartar tontadas, amontonar cubitos, soltar flatos, dibujar fantasías, rodearse de peluches, meternos el dedo en la boca, tomarnos por imbéciles, y me preguntaba quién puede creerlos, cómo es posible que aún los crean.

Nos dirigen niños sin padre y sin colegio, peor que en El señor de las moscas. Tienen su altura y su idioma y su entendimiento y su maldad sin moral. Me di cuenta en Granada, donde todos se aplaudían como los chiquillos a Xuxa. Lo malo es que un mundo manejado por niños nos convertirá también a todos en niños. Quizá es eso lo que le está pasando a la ciudadanía andaluza. Derrocar a estos políticos, niños abusones y estúpidos que nos estupidizan. Pero, como en aquel largometraje de Chico Ibáñez Serrador, ¿quién puede matar a un niño? Y sin embargo, también en la película el infanticidio era el único camino para la supervivencia.

14 de julio de 2008

Bastidores rojos: Las campanas de Monachil (14/07/2008)

Especial XI Congreso PSOE Andalucía

Estaba yo por Monachil, desde donde Granada parece muchas tribus reunidas en laderas, cuando escuché las campanas de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Pensé que anunciaban el ascenso de Chaves a los cielos, aunque no sé si como cuerpo glorioso o como crucificado. Chaves ha sido la estampa, pero el Congreso ha sido de Pizarro, el chusquero, el fajador, el alquimista. Chaves no está para discutir, no quiere peleas con la provincias. Sólo a Chaves le ponen el himno, ése del anuncio de aceitunas, pero el que tiene las llaves y las correas es el que se sentó a su lado, cuando la nueva Ejecutiva fue colocándose como un orfeón, mientras los delegados e invitados se levantaban a aplaudir por clanes, por condados, cada uno conociendo y jaleando a los suyos. Aquello era como el Gran Prix de la tele, con los pueblos encajonados en las gradas y animando a sus cucañeros.

El Congreso, para Pizarro, y los augurios, para Chaves. La pregunta no es tanto si Chaves volverá a ser candidato en mecedora, sino si Zapatero tiene poder para jubilarlo. Yo creo que sí. Y creo que es así en gran parte gracias a Pepe Blanco, presente en el día del cierre. Blanco dice “espetativa” y tiene perfil de su chiste; la oposición lo tiene por tontito, pero ha hecho una Ejecutiva Federal entregada al presidente flautista, como odaliscas que lo peinan. No se le da a un payasete la vicesecretaría general, un cargo que nadie había vuelto a tener en el PSOE desde Alfonso Guerra, el gran urdidor, el socialista mefistofélico. Creo que Zapatero, ahora, sí puede enseñarle a Chaves la puerta de salida, aunque lo acompañe con orquesta y tarde en envenenarlo con almíbar. Lo que no sabemos es si lo hará.

Este domingo de cierre de Congreso tenía resaca y cansancio de brazos, como el de los traductores al lenguaje de signos que se habían llevado tres días convirtiendo las tontadas de los políticos en kung fu. Aunque el núcleo de la Ejecutiva ya se conocía, la negociación de tantas sillas, secretarías de aire y vocales de relleno llegó hasta la madrugada, con las provincias peleando con los codos. Poco Jaén, mucha Sevilla (aunque del sector oficialista) y Cádiz, Huelva con más de lo que se esperaba… Dicen que la última en cerrar un acuerdo fue Málaga. Ayer, pues, algunos se lamían las heridas, pero la mayoría se dedicaba sólo a hacerse fotos junto a los logos del PSOE dispuestos en cubiletes, igual que los noctámbulos que terminan en una fuente.

Para el fin de fiesta pusieron un himno del PSOE con arreglos de jazz y llamaron a invitados de la nostalgia, del Gobierno amigo y de su diseño de la “España plural”. Escuredo, Bernat Soria o Montilla, y, como decíamos, también Pepe Blanco, que se escribió el discurso mientras desayunaba y quizá por eso le salió aguado y con zurrapa. A Chaves le dijo que lo quería “para el 2012, para el 13 y para el 14”, pero a mí me sonó con la gangosería de la falsedad. Sacó a la FAES, a Bush, a Obama, a “Mariano separado de Rajoy”... No, lo suyo no es la oratoria. Chaves, en su intervención, dio por bueno el Congreso, en el que por lo visto no sólo habían salvado a Andalucía, sino al mundo entero, y explicó a la oposición las claves del éxito perpetuo del PSOE: defender a Andalucía, tener una idea de ella, innovación y renovación (¡!), valores comunes y cohesión. Ni Ferrán Adriá podría haber dado una receta tan larga para algo tan etéreo como sucedáneo y tramposo.

Ha sido un congreso cansinamente unánime (ni un solo voto en contra de nada), tediosamente previsible y desconcertantemente neutro, como si se hubieran reunido heladeros en vez de políticos. En él no ha terminado de morir nadie ni se ha terminado de salvar nada. Igual que en Monachil, con Granada como un joyero abierto a mis pies, no sé por qué ni para quién doblaban ayer las campanas.

Somos Zapping 13/07/2008

Graciosismo. María del Monte sigue llevando la tarde de Canal Sur como una tractorista de gallinas y mendrugos. Hacía tiempo, ciertamente, que no me paraba a verla. Una vez la encontré entrevistando nada menos que a monseñor Amigo, pero no me apeteció escribir sobre aquello, que parecía la conversación de sacristía entre una de esas Vírgenes del vino y un escribiente del Papa. Hoy, sin embargo, ya ven que sí vuelvo al programa. Y es que, desde hace unas semanas, ha cerrado todos sus círculos, se ha rendido a su esencia, al peso de la más primigenia vulgaridad de lo andaluceante. María del Monte empezó retomando el celestineo otoñal de Juan y Medio y luego experimentó con glotones con la boca llena y azucarada, hizo karaokes o concursitos con amas de casa y teatrillos a cuatro patas, reunió familias numerosas en estampas franquistas o bantúes... Y ahora, por fin, vuelve al más puro cantinfleo andaluz, al corro de graciosos catetos. Cada vez que pongo el programa me topo con Chiquito de la Calzada, con ese otro que cuenta los chistes con guitarrita y palmas (los dos tienen en común que parece que se están meando cuando actúan), y con un par más que se turnan contando chistes de flojos o de pichas a petición del público. Un humorismo puerco, palurdo, borrachuzo, ignorante, coprófago, compitiendo con él mismo en un corral, gracias de pelos en los huevos que mueven a la risotada a María del Monte, unas risotadas de zampabollos como si se riera atragantada de salchichas. Es la rendición final, la renuncia a cualquier tipo de originalidad o calidad. El patético humor que nos retrata como analfabetos, muertos de hambre, rijosos, dipsómanos, machistas y vagos; el más penoso graciosismo andaluz vuelve a donde siempre tuvo su casa.


Maldito lunes. Hay en Canal Sur, últimamente, una especie de maldición de los lunes, en cuyas noches recalan basurillas, desenterramientos o vulgaridades en empecinada alternancia o acumulación. Empezó con Año 400, un bodrio de caricatos que se creían los Monty Phyton y no llegaban ni al Dúo Sacapuntas. Su Hispania entre romana y sevillí no tenía ninguna gracia y el guión sólo llamaba a la vergüenza ajena. Cómo sería de mala que Canal Sur la retiró, creo que a la segunda semana (recalquemos esto: ¡Canal Sur retirando un programa por malo!). En la televisión pública andaluza sólo hay una serie de humor con cierta originalidad y frescura, que es SOS estudiantes. Es audaz, a veces verdaderamente ingeniosa, con un inusual toque de surrealismo y personajes como el vecino psicópata o la chica tonta, bastante logrados. Tras Año 400, los lunes canalsureños nos trajeron de la mano de Toñi Moreno las hagiografías o autopsias de muertos de verdad o muertos en vida. Folclóricas, toreritos o cantantes amojamados, biografiados alrededor de un repelús como de sus exvotos. Rocío Jurado, Lola Flores, El Cordobés o Rhapael, toda la nómina que ocupa los altares de nuestra cultura sin cultura, en una épica exagerada, babosa y catetísima. Y ahora, en el verano pestoso, el lunes nos pone ese Gran Prix de revolcones y cucañas pueblerinas, conducido esta vez por Bertín Osborne, especie de vaquero feriante, otro de los andaluces (lo he dicho varias veces) cuya gracia o desparpajo consiste en parecer que está borracho. Maldito lunes, sí, sobra de la semana, basurero de Canal Sur, que ya es decir.


Un toque friki. Me ha sorprendido gratamente que Canal Sur coloque en su parrilla las Crónicas de Sarah Connor, que ya me habían recomendado. Sí, uno es bastante friki para según qué cosas y tengo que confesar mi debilidad por la saga Terminator, que esta serie retoma con una producción muy digna y unos actores y guiones que saben mantener el espíritu original. Las Crónicas de Sarah Connor vienen además con otro regalo para frikis: el papel de cyborg bueno y sexy que hace la inquietante y aniñada Summer Glau, la River de Firefly, otra serie de culto para los raritos, mezcla de western y ciencia ficción, que no ha llegado a emitirse en España. Refrescante, pues, entre tanta ranciedumbre y casticismo, esta apuesta friki de Canal Sur. Para que luego digan que sólo les doy palos.

Bastidores rojos: El vuelo de las águilas (13/07/2008)

Especial XI Congreso PSOE Andalucía

Sin gente, el Palacio de Congresos de Granada te hace creer que te has dormido dentro de los tubos de un órgano. Antes de la explosión búlgara de la tarde, se reunieron las comisiones como jugando al tenis de mesa. En alguna sólo había dos personas. No llamaba precisamente al apasionamiento el debate de enmiendas a la ponencia marco, que por cierto tiene algo de álbum para colorear o de cuento en el que hablan ardillitas: palabras e ideas de juguete. “Está todo el pescado vendido”, me dicen. De la ejecutiva, sólo quedan por conocer las secretarías más endebles, que se dilucidarán en una noche de timba. Por lo demás, las resoluciones serán un refrito de antiguas salmodias.

Hay en algunos círculos la impresión de que este Congreso es un paréntesis. Puede, me cuentan, que Zapatero, el viernes, por detrás de los halagos a Chaves, le trajera en realidad ese homenaje que se les hace a los desahuciados. Después de acabar con el hambre en el mundo, quizá Zapatero se coma a Chaves como a una vaca vieja. ¿El zapaterismo entrando aquí? ¿El chavismo desarmado con sonrisas? Habrá que verlo. Pero algunos hablan de una transición semejante a la de Extremadura. La jubilación o el desnucamiento de los barones regionales, como en un vals que les lleva a la tumba; el socialismo budista venciendo al socialismo cortijero. La frialdad del auditorio cuando Chaves se postuló como candidato a la secretaría general fue, desde luego, significativa. Aquello quedó como tras el restallido de un látigo. Alguien se atreve a vaticinarme cuándo será el próximo congreso: dos años, calcula. No sé, aún no leo en el vuelo de las águilas.

Pero, al menos de momento, no vimos ningún entierro. En hora de siesta, con los delegados a medio sentar, se anunció la única candidatura a la secretaría general, la de Chaves. Rodeaba el instante un ambiente de narcosis o convalecencia, ayudado por dos pantallas laterales en las que un scroll vertical rezaba, incansable, “+ bienestar + empleo + innovación…”, como poniéndoles, con los signos de suma un poco torcidos, tiritas a los problemas y esperanzas de Andalucía. Sólo al segundo intento de la presidenta de la mesa, se oyó un aplauso. Pesaba la digestión o pesaba la costumbre, como en los matrimonios de muchos años. No, Chaves ya no parece generar ilusión, sino fantasías de viuda negra con el arsénico.

Los delegados se fueron a votar como a sacar la basura. A alguno le pregunté con guasa para quién sería su voto, y se echó a reír. Creo que hasta ellos se dan cuenta de la ridiculez, de la burla que suponen estas votaciones de paripé y esta falsa democracia bucanera. Con voz de Eurovisión, la mesa dio los resultados, tan búlgaros como se esperaban: 97’1% para Chaves, 2’9% en blanco. No, no se vieron entierros, sino a Chaves en otra entrada victoriosa, cesariona. Subió las escaleras hacia el atril igual que las mises. Dio las gracias hasta a los que habían votado en blanco, anunció años difíciles por “los efectos de la crisis económica” (ya dicen crisis) y prometió “salir con velocidad de crucero” hacia la “convergencia real” con las regiones más avanzadas de Europa. Eso sí, adelantó que la malísima oposición haría todo lo posible para fastidiar a Andalucía y que, por ello, lo tendrían que hacer “solos, con la compañía de la ciudadanía (¿?)”. Prometió “honestidad” y defender los “principios y valores” del partido. La nada siempre tiene las mismas palabras. El aplauso final se fundió con el himno del PSOE de Andalucía, que es igual que el nacional pero aflamencado con guitarritas, y que parece la música de un anuncio de aceitunas rellenas. Los dictámenes de las comisiones, luego, eran como los avisos de los trenes en las estaciones. La gente, fuera, ya quedaba para irse de copas. Más de lo mismo, al menos hasta que Zapatero llegue con la guadaña. Si llega. El vuelo de las águilas todavía no dice nada.

Bastidores rojos: El Partido de Dios (12/07/2008)

Especial XI Congreso PSOE Andalucía

Algo le ha pasado a esta izquierda: sus congresos parecen reuniones de la Cienciología. Hay gurús de la felicidad, adoradores de sus sonrisas y abluciones en la unanimidad, el aplauso y los himnos. Están entre la fe y un sovietismo que hacía que, en las pantallas gigantes, las caras de Pizarro o Chaves se confundieran con medallas de Mao, grandes como hélices. Una vez la izquierda fue peleona, inconformista. Montaba revoluciones, no centros de flores. Pero ésta otra es una izquierda celebrante, contenta de sí misma, que sólo parece disponer sus bodorrios y enseñar su cáliz entre rayos. Se ven en el paraíso de sus posaderas. Han traído el cielo definitivo y cantan su gloria borrachos de poder.

El Palacio de Congresos de Granada se había decorado con pegatinas y siluetas de mujeres que parecían los ángeles de Charlie. El PSOE andaluz sigue eligiendo una estética infantiloide igual que sigue jugando a la oca con sus eslóganes. El de este congreso, “Andalucía de más a más”, amenaza con dejar sin signos de suma a todas las calculadoras. Han llegado tantas veces al máximo que ya no tienen azoteas y se suben sobre sus propios hombros o asteriscos. Después de los primeros discursos, alguien se quejó en los pasillos de que estaba saliendo un congreso institucional, no orgánico; que aquello era el anuncio de un programa de gobierno, no un proyecto para el partido. Cierto. En el escenario, donde se diría que se iba a celebrar la Superbowl o algo de patinaje, se repetía la propaganda juntera de siempre: ellos que nos trajeron la modernidad como la rueda, ellos que han hecho felices a los andaluces en una eterna Navidad y nos han permitido “recuperar la autoestima como pueblo” (¿verá está gente Canal Sur?). Pizarro, que decía “selebración” y “presizamente”, se aplaudía con sus propias orejas recordando el triunfo del 9-M y aún aseguraba que el PSOE-A no era un partido “autocomplaciente”. Enganchado a sus sumas de nada con nada, tras la Segunda Modernización nos anunció “la consolidación de nuestros avances”, un “nuevo impulso” y otros advenimientos vertiginosos. A la eternización de su gobierno divino la llamaba “renovación de la alianza estratégica con los andaluces”. Un socialista bastante crítico llegó a comentarme: “Algunos creen que esto es el Partido de Dios”.

El Partido de Dios o al menos de sus querubines. “Portadores de los sueños”, llamó Leire Pajín a los socialistas. Definitivamente, esta gente se ha tomado la victoria como una pastilla de éxtasis. “Una Andalucía que pertenece al club de los más prósperos de Europa”, añadió luego. Quizá tanto signo más en los eslóganes ha hecho que miren las estadísticas multiplicándolas o tachándolas. Después, cuando Chaves sustituyó en el atril a Leire Pajín, se produjo una desconcertante desbandada en el auditorio. Pedí una explicación a los más críticos: “Es que Chaves huele ya a muerto”, me dijeron algo enigmáticamente. Desde luego, habló como su muerto o como su retrato de húsar, parado en la postura, en el repetido acicalamiento de sus bigotazos. También él mencionó la “alianza estratégica”, la “imbricación social” del PSOE aquí, la “identificación de los deseos de los andaluces con nuestro partido”. Sí, sonó tan espeluzantemente totalitario como parece. El PSOE andaluz es el espíritu hegeliano del pueblo. Esperé que tras esto entraran valkirias o tanques, pero el que llegó, luego, por la tarde, fue Zapatero, entoldado de sus zetas, precedido de guardia pretoriana (para estar donde el Príncipe de la Paz, primero te tienen que registrar los esfínteres). Zapatero, en Andalucía, aún parece el monaguillo de otro socialismo. Se puso misionero y grandilocuente, pero antes piropeó a su “amigo Manolo”: “Manuel Chaves representa el éxito de Andalucía”. Teniendo en cuenta que Chaves se cree Andalucía, lo mismo hasta es verdad.

Los días persiguiéndose: La duquesa roja sirve el té (10/07/2008)

Tomando canapés bajo los murciélagos, me di cuenta de que los muertos son góticos. La Duquesa Roja, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, ha dejado en su palacio una capa sobre los árboles, una pelusa sobre los libros y su estatua invisible y acostada ante los abrecartas. Parece que todavía mira desde los cuadros y tras las cortinas, que en cualquier momento va a servir el té en unos jardines con olor a aljibe, a pájaro y a niño. La duquesa tenía una sombra de escoba pero que le da para llenar aún toda la casa. La muerte agranda las sombras como la arquitectura.

Estuve hace unos días en el Palacio Ducal de Medina Sidonia, herboristería de la historia atrapada entre un parroquia fundada por una nieta de Guzmán el Bueno y una iglesia evangélica con su religión sin Vírgenes y sin muebles. Alrededor del archivo más importante de Europa han puesto una hospedería para guiris o para mosqueteros, con una cafetería como de hotel intercontinental, y se reúnen los culturetas del pueblo para hacer invocaciones, aquelarres y bibliofilia pecaminosa. Llegué invitado por el Aula Gerión, donde tengo buenos amigos, para asistir a la entrega de sus premios a la conservación del patrimonio. Cuando se destruyen las antiguas bodegas y casonas, cuando un urbanismo alicatador cambia por griferías los torreones con fantasmas, estos amigos, un poco románticos o un poco gerontólogos, aún quieren embalsamar la piedra junto con su historia. Entre la izquierda maquillada o posibilista había marquesas con abanico, algunos Orleans-Borbón que mandaban dar las gracias en el atril a sus hijos, secretarios o cocheros, gente que parecía que se había hecho bordar en el polito su escudo de armas y otros que se habían puesto en el pecho el nombre de un club de golf. Ahora la aristocracia se ha hecho conservacionista, compra los edificios que parecen teatros podridos para que no se caigan, para guardar sus baúles, sus loros y sus antepasados. Con los árboles como manos sobre todos ellos, habló la viuda o secretaria póstuma o duquesa consorte, que recordó a Luisa Isabel como todas las novias. Hubo discursos venecianos, se dieron los premios y muchos palos al Ayuntamiento. Luego tomamos manzanilla y patés bajo techos de madera y murciélagos mosquiteros, gordos como camaleones. El palacio parecía un nido en los Cárpatos y la duquesa no pasó las bandejas pero se la esperó un rato.

Coincidí pocas veces con la Duquesa Roja, en alguna cosa ateneísta, creo. Pero enseguida supe que tenía la inteligencia roedora, un hambre de flaca por los libros y un amor de madre con el vientre seco por la cultura y la historia. Era capaz de hacer una revolución con los vikingos igual que con los campesinos. En Sanlúcar la recuerdan valiente, buena y con jerseicillo. Guardó en su palacio, balcón con árboles y trenzas hacia el Guadalquivir, un galeón entero de legajos, vasijas y pólvora. Fue antiacadémica y contestataria. Dio tierras y cedió inmuebles a colonos o a músicos con frío. Así fue, aunque le hagan ahora biografías de mala madre o bujarrona. Sentí el otro día su presencia de guardiana de un tesoro, de monja muerta de los sin dios, de escribiente todavía empeñada en tachar las mentiras de la historia. Alrededor de ella, en su palacio, crecen aún las raíces del agua, de la curiosidad y del pasado. Creo que de vez en cuando sale para servir el té, un poco envenenado.

Somos Zapping 06/07/2008

Reyes de Europa y de aquí. Nos han traído una especie de patriotismo de ducha y es cierto que no se veían tantas banderas españolas por televisión desde que se juntaron en la calle los obispos y una derecha como joseantoniana para protestar con asquito contra el vicio y los mariquitas. Siempre nos dice más quién lleva la bandera que la bandera misma, y por eso tenemos, con los mismos colores, banderas garrote y banderas toalla. Me hizo gracia la manera en que Canal Sur presentó el triunfo o venganza de la selección, titulando “los reyes de Europa” al comienzo del informativo del lunes. Y es que los símiles monárquicos pegan mucho en este régimen donde Chaves es ya más que un rey, es un Pantocrátor. El eterno gobierno socialista por derecho divino se acompaña ya en su televisión de todas las majestades. Poco tardó el informativo de Canal Sur en sacar, durante los titulares y justo después de la alegría de los jugadores y de la calle, las felicitaciones de Chaves, paternalistas y regias, además de tontas y catetas: “Felicitar al equipo, felicitar a todos los españoles y felicitarnos a nosotros los andaluces, porque podemos sentirnos satisfechos y orgullosos de que cuatro andaluces (...) han de alguna manera reflejado la presencia andaluza en el equipo nacional”. Ya ven la chuminada. Le faltó decir también que ganar la Eurocopa había sido mérito de la Segunda Modernización. Pero a mí la presencia andaluza me dio más bien vergüenza, cuando en alguna cadena sacaron a la familia del jerezano Güiza y parecía la de Las Carlotas. Qué curioso: rey de Europa Güiza, rey de Andalucía Chaves, y con los dos una parentela digna de orgullo y de meter otra vez la cabeza en las fuentes o en los agujeros.


Tonterías a pares. Parece que se han presentado ante los micrófonos en calzoncillos, a pasar un ridículo necesario y veloz, estos políticos socialistas que dan capotazos a los números y a los nombres de la crisis económica. Pero es un ridículo multiplicado o compartido entre lo risible de las declaraciones y la manera en que Canal Sur las entremete. Si glorioso fue lo de Octavio Granado, Secretario de Estado de Seguridad Social, achacando los parados de junio a la huelga de camioneros, no le fue a la zaga el modo en que lo presentó Canal Sur, con una voz en off que decía esto: “Casi 37.000 desempleados más se contabilizaron el mes pasado, aunque al parecer hay un culpable: la huelga del transporte”. Pero a continuación vemos otro dúo entre los locutores de Canal Sur y los socialistas, quitándose al alimón las vergüenzas. Dice el locutor: “Los datos de Andalucía muestran un aumento de casi 19.000 nuevos parados (...), pero aun así...”. Y entonces entran las imágenes del Consejero de Empleo, Antonio Fernández, que continúa la frase: “Andalucía tiene una situación de fortaleza económica que hace que el incremento del paro sea menos intenso [¿¡menos intenso, siendo la mitad del total del país?!] y tiene ciertamente proyectos para salidas de futuro [!?]”. La crisis ya nos dejaba tonterías suficientes en boca de nuestros gobernantes, pero además Canal Sur, poniendo su propio eco, nos las ofrece ya a pares.


Servicio. Congreso del PSOE, su circo del sol, su fiesta de la autocomplacencia. La crisis no sólo no les borra la sonrisa, sino que les potencia la capacidad para la guasa. Palabras de Chaves en el informativo de La Nuestra: “Todo, desde las resoluciones, las declaraciones, hasta la propia dirección del partido, deben tener un norte y una guía fundamental: el servicio a España y a los ciudadanos y ciudadanas de este país”. Qué bonito, cuánta vocación de servicio. Sin duda, es esta vocación de servicio la que demuestran sus compañeros del Consejo Audiovisual cuando se hinchan de marisco de gorra, o sus coleguis de Estepona cuando dan el mangazo ante la pasividad o la ceguera de la Junta, o Chaves y su familia (familia real, habría que decir según comentábamos antes) tan bien dispuesta toda alrededor de la olla pública. Es sin duda por servirnos que llevan décadas viviendo de nosotros y engordando su sultanato de caciques, burócratas, adláteres y mediocres. Pues no nos sirvan ustedes tanto, descansen un poco...

3 de julio de 2008

Los días persiguiéndose: Ser los demás (03/07/2008)

Vi los últimos partidos de la Eurocopa en el bar sanluqueño de mis pecados, La Mandrágora, donde el ron está especiado, la música tiñe y los cantantes parecen en las fotos de las paredes gitanos o poetas modernistas. Entre las caras de Sabina, Serrat o Dylan, colgaban banderas rojigualdas achorizadas por el orgullo y la cerveza. Yo apostaba al principio por Holanda, cuyo centro del campo era una academia, hasta que me encontré a los chicos de Aragonés moviendo cartabones por el césped. A mí no me gusta el fútbol identitario, sino el de los geómetras y los violinistas. Pero cantaba la tribu, el fútbol seducía a bellas muchachas con guirnaldas, los héroes llegaban como lo han hecho siempre en la historia, de la lanzada o de la carrera, y en el bar se hacía una eucaristía de dioses rubios dentro de la cruzcampo. Aquello contagiaba y mareaba, como estar en un fumadero. No hay nada que haga más feliz a la masa que la unanimidad triunfante.

España se ha encontrado con España en la épica primitiva, en la teatralización de la guerra. Antes que en una tierra, una lengua o un dios, la patria se define en un ejército y en sus enemigos en hilera. Hace falta un Otro para ser Yo, hacen falta Ellos para ser Nosotros, en el fútbol o en la política, entre partidos o entre naciones (sean lo que sean hoy en día las naciones). Y esto emborracha y asalvaja. Hemos visto la gloria salpicar en las fuentes, hemos amanecido un día peinando ebrios nuestras banderas y disponiendo balcones como cañoneras para flores. Felices, simplemente, de ser algo, de pertenecer a algo. La gente no suele esperar ni atreverse a decidir lo que es o lo que quiere ser: se encuentra muy contenta con que se lo digan. Es la identidad otorgada, en vez de la identidad buscada, que es ese trabajo íntimo que ya ponían en Delfos como primer propósito: “conócete a ti mismo”. Una fiesta mojada porque el triunfo nos había regalado una identidad, eso han sido estos días.

“Me alegro mucho de ser español”, declaró Casillas con los laureles de oro. Pero no creo que “ser” español diga nada sobre lo que es Casillas, ni sobre lo que somos cada uno de nosotros. Es decir, no creo que “ser” español nos adjetive. Se podría decir lo mismo de ser andaluz o catalán o vasco. Pero el problema no es de cariz ontológico. El problema es más práctico: qué ocurre cuando las identidades colectivas chocan con la identidad del individuo singular y libre, y, aún más, con sus derechos. Éste es el problema que representan los nacionalismos: supuestos derechos de los territorios por encima de los de los ciudadanos, afán homogeneizador y uniformante, intento de hacer desaparecer al individuo en su pertenencia al grupo... Lo grave no es decirte que eres español o andaluz o vasco, sino “cómo” hay que ser español, andaluz o vasco. Esto es lo que empieza a ser un crimen contra la libertad. Y es el crimen que las castas locales de poder perpetran para mantenerse a ellas mismas. Por eso llegan a dividirnos entre buenos y malos andaluces o catalanes o vascos o españoles, según lo que ellos han convenido en definir como “ser”, que no es más que pensar, ambicionar y sentir de la misma forma en que ellos lo hacen, cerrando el pavoroso círculo de sus intereses: “Andalucía (o Cataluña o el País Vasco o España) es lo que nosotros definimos, representamos y fomentamos; así que para ser de verdad andaluz (o catalán o vasco o español) tenéis que votarnos a nosotros”. Vivamos la gloria ajena, seamos lo que son los demás. Si se sienten satisfechos con eso, salgan a las plazas y salten con su tribu, por el fútbol o por otras guerras. Si no, reaccionen y luchen por su libertad como auténticos ciudadanos.

1 de julio de 2008

Somos Zapping 29/06/2008

Olvido. No, Estepona no es Marbella. Al menos, televisivamente. Falta famoseo, falta rocierismo bigotudo y no hay haciendas con pollos ante las que hagan plantones los reporteros de la prensa inguinal. Aquí las frituras del dinero con los políticos no son tan importantes si no traen amores enrejados, cuernos de mármol y un rastro de tacones asesinos. Así que la cosa se va enfriando, entre escenas de juzgados como visitas al dentista y el afán de olvidar y desmarcarse de los políticos socialistas con repentinos y tardíos ataques de dignidad. Nos aburrirán con leguleyerías y declaraciones tontas hasta que la corrupción parezca que sólo se soñó o que era de una serie americana. Por cierto, hablando de declaraciones tontas, ahí nos quedó la del alcalde accidental de Estepona, el andalucista Rafael Montesinos, en las noticias de Canal Sur: “Que lo que vengo aquí es a colaborar con la justicia para que este municipio tenga su total calma como es normal, es decir, que vuelva a lo que es la realidad...”. Eso se llama claridad de ideas. Pero el problema es ése mismo, la calma, el silencio, la vista gorda y la laxitud que han permitido que se instale la corrupción municipal en Andalucía con sus aparatosos sombrajos. No que vuelva la calma, sino el imperio de la ley y la decencia en política, eso es lo que necesitamos. Nos hartarán de declaraciones tontas y leguleyerías y con ello se nos irá olvidando la indignación. Ahí estaban también las chocantes palabras de Horacio Oliva, un abogado defensor perplejo ante las cámaras al descubrir que hay algo que se llama prisión preventiva, ya ven. Sí, tendría que haber una folclórica por el medio, con posibilidades de un pringoso vis-à-vis, porque la corrupción y la cara dura de nuestros políticos no bastan aquí para mantener la atención de una televisión que empieza a meter sus pies en arena y gaseosa.


El pésame. Veo de repente a Javier Arenas en directo en las noticias de Canal Sur y me da la impresión de que se ha tenido que morir alguien, de tan inusual que me resulta. Sí, parecía que iba a recibir un pésame del presentador y pronto sospeché que no sería algo muy diferente a eso. Lo que pega en las noticias de La Nuestra después de una sesión del Parlamento andaluz es que el cronista detalle con sonrisa palaciega las importantísimas decisiones, leyes y reformas que de nuevo acercan a Andalucía a la felicidad empírea, pero no que salga Arenas para responder a unas preguntas. Sí, aquello olía mal. Me acordé de las recientes declaraciones de Zarrías sobre Arenas: “Evidentemente, a partir de ahora, imagino que, por razones obvias, físicas y materiales (?) entre otras razones, pues tendremos a un líder de la oposición a media jornada”. Entonces, supe que la voz de Zarrías iba a volver a resonar a través de Carlos María Ruíz, como mandan las leyes del vasallaje en la televisión pública andaluza. Esto le preguntó: “Presidente del PP andaluz, presidente de su grupo parlamentario en la cámara autonómica, senador por la Comunidad y ahora vicesecretario territorial del PP en su organización en ámbito nacional... ¿Cómo va a sacar usted tiempo para todo?”. Qué transparentes son en Canal Sur, cómo se nota el chasquido del látigo desde arriba en todo lo que hacen... El locutor de los informativos siguiendo a Zarrías en su táctica de presentar a Arenas como alguien que huye de Andalucía o la menosprecia o la deja de lado. Arenas no pudo evitar una sonrisa. Al final tenía yo razón. Habían convocado a Arenas para darle un pésame. Otra cosa era inconcebible en Canal Sur.


El universo andaluz. Andalucía es más que una autonomía, y no porque la gobiernen como un reino egipcio. Andalucía es ya un universo, quizá porque les ha dado todo a esos dueños suyos y el régimen la ha convertido en un mundo estanco, cerrado como esas bolas que venden ahora con todo un ecosistema dentro. La declaración que le escuché al consejero Luciano Alonso, sobre el Plan de Deporte, me pareció por ello que iba más allá de la pura idiotez: “Necesitamos dar un impulso estratégico a esa posibilidad de la universalización del deporte para Andalucía”. Universalizar el deporte para Andalucía... Vean el tamaño que se otorgan a sí mismos, como Todopoderosos.