Las dos claras. “¿Qué sintió en el momento en que dijo 'ya, sí, hay acuerdo' ?”, le preguntaba Tom Martín Benítez al presidente como una cuñada a una parturienta. Y Chaves, sin salirse del camino de baldosas amarillas dispuesto para él, hablaba del Estatudo de máximos, de los instrumentos que tendrá Andalucía y uno creía oír, de fondo, algo que imaginaba como las orejas de Tom Martín aplaudiendo. Chaves dejó varios de sus inefables momentos, que son como los de Boris Izaguirre. Afirmó que este Estatuto era “el Estatuo que nos hemos querido dar los Estatutos” (sic). También, muy consciente de sus responsabilidades de gobierno, aseguró que iba a presentar a la oposición “cinco temas para que puedan ser objeto de pactos: el tema del agua, la educación, inmigración, la radiotelevisión andaluza, y el quinto ahora mismo no me acuerdo...”. Y el remate, hablando de la corrupción en los ayuntamientos, que por cierto a él le parecía cosa de “dos o tres concejales”: “Yo tengo dos claras... tres cosas claras...”. Y las tres claras eran que “el ordenamiento urbanístico en Andalucía está bien regulado” (toma ya), que “no se puede decir vamos a quitarle las competencias a los ayuntamientos” y la tercera... no la dijo o quizá la mezcló con la primera, que ya vemos cómo es él con las enumeraciones. Y Tom, ay... ¿Qué periodista es capaz de hacer una pregunta sobre corrupción urbanística así?: “Presidente, la presunta situación de corrupción en los ayuntamientos, caray...”. ¿Caray? Me recordó a aquel tebeo tan facha de Roberto Alcázar y Pedrín, donde se aporreaba españolísimamente pero luego decían “ostras”. Pero aún se puede ser más ñoño. Por ejemplo, terminando la entrevista de esta manera: “Hay que ver cómo es de bueno el césped del campo del Recre, pa lo lo mal que jugaron los dos equipos, pero vaya pedazos de cuidadores que tienen...”. Así, con el colegueo futbolero, como yéndose ya para las cervecitas, recogieron los baberos y dieron paso a muchas noticias sobre el vendaval. Por una vez, la radio ha matado a la estrella del vídeo. Y es que la sumisión, el lacayismo y la obscenidad abarcan en la radiotelevisón pública andaluza todo el espectro electromagnético. La semana que viene volveremos a la tele. Hemos descansado los ojos, pero no la indignación.
30 de octubre de 2006
Somos Zapping 29/10/2006
23 de octubre de 2006
Somos Zapping 22/10/2006
Detrás. Por detrás, siempre por detrás, a la espalda de todo, llegando como el último atleta canijo. En números, en artefactos, en estética, la Andalucía con la lengua fuera no deja ni aun así de parecer un carretón. La modernización que nos vende Tecnópolis resulta que es una compota de castañas, el 30% de pobres que nos anunciaron sin susto los informativos nos llena de mendrugos los ordenadores, que todavía se nos asemejan a lebrillos, y para sacarnos una novedad como las células madre, tienen que dejar sin pintar los hospitales, que cuando los visita Chaves como aquellos gobernadores civiles, han de ordenar un zafarrancho. El paso por detrás, la carrera de los torpes, y un ambiente de cocina de formica, de estar dentro de algo de Garci con pantaloncitos cortos, de haber caído por el embudo del tiempo, en todo, en la política, en la economía, en la decoración. Ese dolor, ese ahogo... Me pasó hasta con el programa El musical, que conduce la finojosa Mar Vega. Ahora lo han transformado en un concurso como los de las películas de Joselito, donde el folclore de la tierra, la canción de las barberías, salva de los piojos a los lugareños. Esta maldición, esta enfermedad, este algo que no se nos va, este barro en la cara, este musgo en los dedos. Por detrás, siempre por detrás y contentos. Esa es nuestra realidad nacional. La otra, la de los políticos, no existe.
La foto de Andalucía. Tocando en calzoncillos, eran el portal de Belén de lo que somos. Desnudos y pobres, una comparsa de Lepe posaba para un calendario en Andalucía Directo. Les faltaban 3.000 euros y, aun en esta tierra que la propaganda de los políticos ha convertido en un valle de hojaldres, sabían que sólo les quedaba el concurso de Mar Vega o despelotarse. 3.000 euros para el carnaval. Lo que sea para la juerga, eso que no falte, por una feria o por una virgencita. Eran la foto de Andalucía, riéndose de sus pellejos, hambreando con guitarras, pidiendo para vino.
16 de octubre de 2006
Somos Zapping 15/10/2006
Vaticanismos. También llegaron al nivel celular en la conversación que mantuvieron el otro día Monseñor Amigo y Joaquín Petit. Entre una espesura de papados, dineros de Dios y acuarelas del Espíritu Santo, la ética de las mitocondrias reclamó su sitio en el coro. Como era previsible, Petit dejó caer el logro autonómico de las células madre, algo así como si la Junta hubiera tenido para la ciencia un parto de araña, y el cardenal volvió a insistir en ese argumento tan ufano de la dignidad humana, que, curiosamente, a ellos les sirve mucho para decir que todo es pecado (la libertad, la vecinita o un conglomerado de células), pero menos para evitar el sufrimiento y la muerte. Esperaba uno algo más de ese ajedrez entre un progre y un papable, pero sabemos que estos progres de pega se arrugan mucho ante las sillerías de Cristo. Petit estuvo acobardado y preguntaba como confesándose, mientras Amigo se ponía sentimentalón y ecuménico y hasta mencionó aquella película, Las sandalias del pescador, tan bella como imposible. Con las células y con la política, Amigo se escurría y se latinizaba por ese largo plató que le han puesto a Petit como una piscina olímpica para él solo. Y sin embargo, cierta sintonía, cierto hermanamiento en los gestos, en el lenguaje o en la manera de compartir el color negro, algo que al principio no fui capaz de identificar, me produjo desasosiego. Luego me di cuenta. Sentado ante un cardenal, esfinge mirando a esfinge, lo que yo había notado era ese otro vaticanismo del régimen que nos gobierna en Andalucía. Dos papados se hablaban entre visillos y es verdad que sus voces sonaban al mismo recitativo.
Sucesos. Me está gustando el aire de los informativos de La Sexta, y la clave creo que está en que hacen un verdadero periódico hablado, con todos los filos de la política desde el primer minuto, con la actualidad bien pesada en crudo y llamando a las cosas por su nombre, verbigracia, metedura de pata a las meteduras de pata. Además, si se han fijado, no hay sucesos... Mucho se habla de la manipulación política de los informativos en las cadenas públicas, y parece que eso se limita sólo al sesgo de las noticias o a la presencia en número o en guapuras del poder. Pero también está esa sutileza de la estructura del informativo mismo, en la propia consideración de lo noticiable y su gradación. Los informativos de Canal Sur son un magnífico ejemplo. Estando la política como está, veo cómo empiezan con la “tragedia familiar” de un coche volcado o con escopetazos en Castellón. Casi peor que la intención de una sociedad dirigida, es la de una sociedad desinformada. Transmitiendo que los problemas están antes que nada en los chocazos y en el azar del butano o la naturaleza, se va quitando al espectador el poder o la costumbre del análisis y de la decisión sobre lo que acontece. El suceso es la noticia absolutamente pasiva y por eso les gusta tanto. Nos convierte en mirones callados. Eso es lo que quieren.
9 de octubre de 2006
Somos Zapping 8/10/2006
De Madrid a la caverna. Consuelo Berlanga no se ha quedado, se ha ido con su cesta de madejas de lana, que es el tipo que se le ha ido poniendo a esta mujer que fue chica Hermida y que ha terminado pareciendo su Penélope en camisón, maquillándose para antiguos fantasmas y fotos. Para darle la pastillita a los viejitos en La buena gente, pues, ha llegado Alicia Senovilla, auxiliada por Ismael Beiro y Toñi Moreno. El concepto del programa no ha cambiado mucho aparte de sacarnos el ambiente de fiambrera de los autobuses del público (“qué bueno es Canal Sur que nos lleva de excursión” o algo así, suelen cantar) y jugar un poco con la baraja de más presentadores. Alicia Senovilla, sin embargo, sí ha aportado un nuevo grado de vergüenza, hasta llegar esta vez al insulto. La presentadora madrileña ha hecho casi de todo en los subterráneos de la televisión, ha conducido talk shows y ha lanzado sus preguntas con electricidad en las cejas en ese bodrio de La hora de la verdad. Pero nunca la vi en estos programas hablar como lo hace en Canal Sur. Y es que le parece que para ponerse al nivel del espectador andaluz, lo que hay que hacer es hablar basto. Así que ella se hace basta, con intención y entrenamiento, basta forzada y por empatía, y dice a boca llena, remarcando las sílabas con voluntad de acercarse a nosotros, “pa mañana”, “po no”, “uno mimmo” y “autobú”. No, hija, no hace falta que nos intentes hablar como Audrey Hepburn en My fair lady ni como la Juani de Médico de familia. No has descendido de Madrid a una caverna, te entendemos perfectamente si hablas tu castellano de siempre y no tienes que regalarnos como una simpatía eso de ser tan bruta como tú supones que debe ser el andaluz.
Logo. Estallaba el verde, un verde Cherenkov, tras las cabezas de las promesas patrias de la musiquilla, en el escenario megalítico de la propaganda. La fiesta del Fiesta, de nuevo, y el ambientillo juvenil, el buen rollito como excusa para el fin verdadero que se revelaba efervescente. El verde, el logotipo de la Junta llenando la pantalla del escenario. Lo demás era un caro relleno que otra vez pagábamos todos.
2 de octubre de 2006
Somos Zapping 1/10/2006
Musiquita. Bisbal, niño Jesús de la canción pachanguera, andaluz que se volvió como mulato, ése y no el de la ópera es nuestro nivel musical, junto con el organillo de los patios y el arte de los pies en la palangana. No sé qué tendrá Bisbal de interés público para que la Primera de Televisión Española programe en prime time (sí, como Canal Sur con Doraemon) una gala de duración wagneriana para que presente su último disco galletero. Pero al menos a Bisbal se le ve venir, se asume su chiquillería y su intrascendencia. En otros programas no ocurre esto. Mi favorito es Mil y una músicas, donde la oscuridad, los saxofones y los tipos con sombrero se presuponen vanguardia y calidad. A uno de ellos nos sacaban no hace mucho, un tal Junior que hace un rap cansino que suena como si se despertara de la siesta preguntando qué hora es. Junto con Marchena, otro de esa vanguardia de sofá, se marcó un batiburrillo que sólo rozaba de lejos el flamenquito más flojón imaginable, pero que al programa y a David de María le parecía una jam session de bluesmen en Mississippi. Mucho peor que los gorgoritos rizados de Bisbal, del tamaño justo para encajar en los ombligos de las niñas, es esto, la flojera pretenciosa, la vulgaridad engolada, el repompeo etnicón de lo andaluz.
Felices. La felicidad, ay, qué fácil. Usted no es feliz porque no quiere. Quizá es de esos pobres de Andalucía que tiene que quitar al niño del colegio, o le agobia no encontrar casa, o no llega a fin de mes. Nada, Salud al día, ese nuevo programa de los Teleñecos, nos da la receta para la felicidad. Ir con la familia a ver animalitos, pádel al aire libre, comer chocolate, la risa, la amistad, una “sencilla muestra de cariño”. Dicen que la ignorancia es la felicidad. La simple idiotez también ayuda.
Y los ganadores son... Los del Río. Este dúo inefable ha triunfado en nuestra encuesta para elegir a los andaluces que más nos avergüenzan en televisión (somoszapping.blogspot.com). Tras ellos, Lopera, Chaves, la familia Janeiro, Carmen Calvo y Los Morancos. Comenzaron con fuerza las folclóricas, pero luego han ido ganando posiciones los políticos (Arenas ha empatado con Chiquito del Calzada). Iremos pensando el premio.