30 de septiembre de 2007

Somos Zapping 30/09/2007

Republicanos. Yo también soy republicano. Pero antes, soy demócrata. Hay otros republicanos que tiran más a ser exhibicionistas, pirómanos, fetichistas, costureros de banderas o hasta sherpas del Che. Yo me he manifestado aquí muchas veces a favor de la República, por higiene intelectual y moral. Lo mismo puede hacer cualquier particular, asociación, ateneo o partido, ejerciendo su libertad. Pero un Ayuntamiento es Estado, y el Estado no tiene ideología como no tiene religión (supongo que en Humilladero sabrán qué es la laicidad). El Ayuntamiento representa a todos sus ciudadanos, no a la ideología de la mayoría. Lo de Humilladero, que hemos visto haciendo de brochazo exótico o friki en todos los informativos nacionales, ha sido como si el Ayuntamiento hubiera votado una resolución a favor del anabaptismo o del Papa. Con tristeza por el daño que le hacen a la causa republicana, debo decir que lo que se les ha visto ha sido una feísima tentación de totalitarismo, tan duro como eso. No distinguen entre la institución pública y su partido. Pero si no conocen qué es la cosa pública (¡la res-pública!), ¿qué clase de republicanos pueden ser? Pues yo diría que republicanos de puestecillo y banderín, con ganas de agarrar la melancólica bicicleta del fanatismo, que siempre tienen ahí aparcada.

Cercano fanatismo. El fanatismo está más cerca de lo que creemos, no hace falta llevar canana ni pedir guillotinas. Basta que ignoremos la libertad de los demás, y ya está ahí. Como en Humilladero. Como en la despedida de Antonio Romero, en algo tan aparentemente inocente como sus sentimentales palabras de adiós a la política, que escuché no hace mucho en los informativos de Canal Sur. Mencionó el hombre que esperaba un hijo o nieto, no recuerdo, y dijo que en la ecografía ya se le veía con el puño cerrado. Pues ya está ahí el fanatismo, sin más que ignorar la libertad de esa futura criaturita. Tan fanático como esos padres que visten a los bebés de nazarenos o de su equipo de fútbol. No me extraña que esté en crisis Izquierda Unida, con estos y otros ramalazos. Es cierto que necesitan una refundación, y yo diría que hasta un fregoteo de meninges para aquéllos a los que se les ven las telarañas como cejas. Sería útil y valiosa una izquierda laica y republicana, verdaderamente democrática. A ver si se enteran de que las revoluciones se pudrieron todas, a la vez que ellos.

Cortijo. Y el cortijo nos devolvió a las gallinas eólicas, a las mujeres aguadoras, al hombre con navaja y a la vergüenza de aquel pasado de sometimiento, clases y pisotones de caballos. Cualquier día a alguien se le ocurrirá hacer un reality en un campo de concentración y también le verán valor histórico o sociológico. Un reality en un cortijo para el cortijo que no deja de ser Andalucía, con sus señoritos de jarana y su hambre de pan seco. Sonrisa de manijero de Rafael Cremades, de pastorcita arremangada de Rocío Madrid, de graciosillo zángano de Fernando Ramos, para esta idiotez insultante de programa. Con un cortijo de 1907 sólo podrían salir otros santos inocentes como los de Delibes, pero la televisión andaluza hace un parque temático de perseguir cabras y rozarse con vacas amorosas. No lo soporto. La lástima o el asco me hacen huir. Dejo a Cremades, presentador eternamente alfarero, confundiendo el entretenimiento con la humillación.

Copla. Y la copla nos devolvió a las planchadoras que cantan, a los marineros tatuados, a las Vírgenes con capote, a ese futuro de maletilla o tablao que parece ser el único de los andaluces. No es la cutrez del programa, ni el injerto de esa niña mona, más desenvuelta al natural que leyendo papeles, que es Eva González; ni Rosario Mohedano, con su fama de cementerio, dictando sentencias junto a Lolita. No, lo que me solivianta es sobre todo ese oficio de gente con hatillo en el que nos retratan, el viaje a un época de serenos y sacromontes en el que nos meten, la sangre antigua con la que nos definen. ¿Harán un reality de andaluces robando jamones?

26 de septiembre de 2007

Los días persiguiéndose: Poder temporal (26/09/2007)

Hasta los papas, con yelmo de cisne en vez del gorro de pez de los babilonios, han cabalgado hacia las guerras, han sido príncipes antes que plateros de Dios o magos con cayado. El primer título de Dios es el de Rey, los cielos se gobiernan como un castillo con sus fosos, los profetas y los mesías siempre tuvieron la tentación de la política. El poder eterno, el poder espiritual, sólo mueve palomas con trapecio, lenguas de fuego, el balneario de las almas, el resfriado piadoso de las monjitas. El poder temporal, sobre los hombres y las tierras, ése es el auténtico poder, que hasta en la Gloria impone a sus funcionarios. Ni los dioses ni sus intérpretes se han podido resistir a esta verdad.

Ahora que la política andaluza es un Vaticano y hasta hemos visto a Chaves en una iglesia de Antequera con el barroco detrás como el oro en llamas que apilan los ángeles, otros reinos de Dios y otros llaveros del Cielo nos alcanzan. El poder temporal de Chaves es eterno, el poder eterno de Chaves (cierta teología de cierta izquierda) tiene aquí sus escaleras. Es un logro como carolingio que ha superado el intento de los papas con espada y de los emperadores con Pantocrátor. El poder temporal eterno, el poder eterno descendido a sus pies como un armiño. Burocracia de partido y un como tomismo de su izquierda que lo corona sagradamente. En ese trono ya no caben más alas, más mandorlas, más globos del mundo, más garras de águila. Reunidos Cielo y Tierra como en una cajita que acaba de cerrar, Chaves podrá contemplar la eternidad como lo que es, la simultaneidad de todo lo pasado y lo futuro. Quizá no hay mejor descripción de ésta su Andalucía.

Mal vamos cuando la política toma ese tamaño celestial y va siendo cosa de la eternidad y el estatismo de los santos. Chaves se hereda a sí mismo, unigénito de su cargo, y su política sirve para ser leída en todos los siglos como la Biblia. Los primeros dioses no lo eran por demiurgos ni todopoderosos, que eso es un invento de las sombras chinescas platónicas y de la mala lógica de Aristóteles, que apiñaron los escolásticos. No, los primeros dioses lo eran por inmortales, aunque siguieran teniendo cuerpo de lancero y sexo de ganado. Ningún político debería llegar a tener ese tamaño insoportable de la inmortalidad, pero Chaves está en eso, se empeña en eso, se define con eso. No es vejez, no se trata de cómo andan los alambres de sus piernas, no es que pueda o no con la techumbre de su partido y de la Autonomía. Es la inmoralidad que supone la condición de inmortal. Por eso, aun inmortales, también los dioses acababan y ya cayó el Valhala por una cuestión de pagos atrasados, recuerden. La mitología, donde ya están todas las metáforas, nos enseña que ni los dioses duran siempre porque la inmortalidad se opone al fundamento de la Naturaleza, que es el ciclo continuo de la vida y la muerte. De ahí que siga obligando a los dioses a morir y nacer con las estaciones.

No hay poder eterno, en realidad. Hasta los reinos con fundamento divino se derrumban. Todo es gloria vana y el poder, aun unido a la yunta de los dioses, será siempre un reloj de arena. Fracasaron todos los imperios que pretendieron juntar en la tierra el cielo con los palacios, y Chaves no da para un dios, ni siquiera para un rey, que también los reyes caen por la gota o por el pueblo. Cuando en la Iglesia hablaban de poder temporal contrapuesto a poder espiritual, sabían que eran la misma cosa. Pero a aquel dios rey que hicieron con eso todavía lo asesina el pueblo cada año, todavía necesita asesinarlo cada año. Con un político es más fácil. Que no se crean eternos.

23 de septiembre de 2007

Somos Zapping 23/09/2007

Nuevo curso. Ver a esta supuesta izquierda que se ha cargado la educación pública inaugurar el curso como un columpio, sacar sus leyes para flojos y celebrarlo todo con majorettes en televisión resulta obsceno. Qué traición, qué gran traición la de esta izquierda, condenando a los pobres al analfabetismo funcional mientras sólo los ricos tienen acceso a una educación de calidad... Van a conseguir lo que quería Fraga, lo recordarán, volver a ver a los pobres en alpargatas, enclaustrados en su obreraje eterno. Sí, esta supuesta izquierda capaz de todo esto sin perder la sonrisa, esa sonrisa de lobotomizada que no abandona a Cándida Martínez, a la que veíamos hace poco en esas entrevistas como hechas por mucamitas en las mañanas de Canal Sur, nefasta hada madrina del "laissez faire, laissez passer", cáncer de la educación. Se inaugura el curso en Estepa, con la realeza que parece que arrastra con ella sus capillas, con la ministra Cabrera que con sus saltos de curso aún afirma que se “responde a las necesidades de una sociedad cada vez más exigente” y que “se afianza el sistema educativo entre los mas desarrollados de nuestro entorno” (¿qué entorno, Marruecos?). Se inaugura el curso en un ambiente de piscina de bolas y Chaves aplaza las soluciones diciendo de la nueva ley que “nos sitúa en condiciones para afrontar los problemas reales de nuestro sistema educativo” (¿nos sitúa en condiciones para afrontarlos, no los afronta, no los resuelve?). Qué obscenidad, qué avilantez, qué traición.

Los milagros barrocos. El barroco, Andalucía siempre se salva por el barroco o por una fuente moruna. Somos pobres pero muy barrocos, por lo visto, lo cual genera complacencia, documentales y congresos. No hace mucho vi una serie sobre la Andalucía barroca que al principio parecía muy educativa pero luego pasaba a una propaganda culturetilla y exaltadora, pues se atrevieron a decir nada menos que el clasicismo en la música nació gracias a que Scarlatti estuvo en Andalucía y el espíritu de la tierra le insufló las nuevas formas. Chaves también se pone barroco, en un congreso en Antequera, habla en una iglesia, con todo el barroco de Dios detrás como su coraza, habla como dando misa, adelanta las preces a Zapatero. Y pienso que no le viene nada mal el púlpito, ahora que él va haciendo con los presupuestos el milagro de los panes y los peces, de los pisos gratis y de los cheques de Tío Gilito.

Operación kilo. Gordos achocolatados, gordos ansiosos, María del Monte monta en su programa lo que llama “Operación kilo” para redimir a unos gordos que aquí en Andalucía ya hemos dicho alguna vez que son gordos idiosincrásicos, esa gordura de todo un pasado de hambre y rebañamientos. María del Monte trae a gordos de chiste, gordos exagerados, carpantudos, que a ella le dan ternura o risa y a mí mucha pena, para que hablen de sus platos de tres en tres, de las papas con huevo, de dos kilos de torrijas de una sentada, de la alegría del comer de los pobres. Lleva a una mujer tan basta que hasta María del Monte parece por un día fina como la institutriz de una zarina. “A Manuela en su casa le dicen vaca”, rotulan. Su hermana la llama “jarona” y ella habla de los dulces, de los fritos y de los guisos con fruición, gula, engollipamiento. Nos cuenta la buena señora que sin embargo tiene una hija que se mueve mucho, es como la “niña zarcista (sic)”, o sea, la niña de El exorcista. Cuanto más basto y más mórbido es el hambre del invitado, más tiempo le dedican. No, no se trata de mirar por su salud, sino de hacer una exhibición de feria, con la gracia y las arrobas de los gordos más ávidos y regurgitadores, como si trajeran ogros al plató. María del Monte, otra vez, me da fatiga.

Otro siglo. Atrasados en todo, como es de rigor en Andalucía, ahora Canal Sur hace su Operación Triunfo, pero con la copla. Canal Sur tiene un empeño de otro siglo. La copla como la sintonía de unos resucitados de un pasado gramofónico y lunarero, que hace juego además con ese otro programa que empieza, el del cortijo. En un cortijo y cantando copla... Vaya estampa de modernidad. Pero al tópico insultante, rancio y odioso lo llaman aún tradición y memoria.

20 de septiembre de 2007

Los días persiguiéndose: Las camisetas (20/09/2007)

Tardes de merienda, políticos con churretes, fútbol de la parroquia con el portero con gafas, con postes de trencas y carteras, con el número bordado por la madre usando el mismo cariño de la raya al lado. Es la vuelta al cole de nuestros diputados, políticos Zipi y Zape, ostentación como de una espada de un balón de reglamento con querencia a las tapias, a las macetas, a los ciclistas y a los perros. Los niños llevábamos el balón ajedrezado o el cromo de un mediocentro que parecía un forajido de chocolate; los políticos llevan ahora las camisetas de su equipo, equipo con el gordo el último, con el capitán de todos los árboles del patio, con el árbitro salesiano, con los pepinazos no valen, con el campeonato de la copa del meao, el que ha perdido se la ha bebido. Los nacionalismos son la niñez, son una madre con veriscró (¿de dónde vendrá esa palabra que me escocía tanto?), son una rodillera despegada, son la chiquilla que no nos sacaba en el corro, son aquel mapa con sus fenicios y sus cereales, son el vecino que no nos devuelve la pelota o que roba en nuestras moreras el imperio chino de sus gusanos de seda. La niñez de la política, la niñez de los pueblos, y quizá también algo así como la madurez triste y rencorosa del golfo de colegio derrotado en su gloria por la vida adulta. Todo eso, los nacionalismos.

He visto a hombres de barba blanca como sijs con traje, a señores serios como cobradores o estomatólogos, sacando camisetas de niño igual que cajas nuevas de lápices, igual que banderas lavadas por la madre con sus sábanas. Camisetas de fútbol, calcetines con escudo, cropanes rojos o azules, esa pequeña guerra del Tulicrem contra la Nocilla. Es el color de cada uno elegido como nosotros elegíamos, sin razón pero muy sentimentalmente y con fidelidad, el color de los sacapuntas y de nuestra ficha de parchís, que eran el mismo y ya nos identificaba. Miren cómo van en su caballito estos tíos como trinquetes, bigote y pantaloncito corto, para enseñarnos la pichita de su niñez y de su ideología. El nacionalismo es la niñez y usa la niñez. También la estoy usando yo aquí como recurso y da para mucho. Los nacionalismos empiezan por la niñez de estos tíos de estirón tardío y continúan con la niñez dirigida de todo el pueblo. El niño piensa a pelotazos y si se consigue que todo un pueblo piense así ya no se necesita otra cosa. Lo más que va a exigir el niño luego es una escopeta de plomillos, y ya en algún sitio se la dan, con un peso de historia como de balas viejas. Dejar al pueblo en la niñez también les asegura que luego los voten a ellos, pues siempre optarán por el profe que en clase los manda a cazar hormigas. Es una pena que nuestros nacionalistas andaluces no estén en el Congreso para aportar otra camiseta y otra forma de llamar a las piedras, a los pájaros, a los cagajones y a la seño. Podrían chocarse con los otros niños, que es como se hace la infancia y yo creo que ahora también la política, e ir aprendiendo.

Salieron, ya ven, los niños en el Congreso y nadie puso la sensatez como un silbato. En un barrio lleno de porterías, los nacionalismos centrífugos chuleaban de chándal y sólo había, para hacerles frente, ese otro nacionalismo de camiseta con toro, ridículo como el empollón queriendo jugar. Un día tendremos políticos adultos. Pero para eso el pueblo deberá ser adulto también. Alguno dijo que los niños de su idioma o de su raza soñaban con vestir esa camiseta. Yo sueño con que esos niños crezcan y manden a sus políticos meones a la cama.

16 de septiembre de 2007

Somos Zapping 16/09/2007

Goyesca. Se trata de montar una corrida de toros con trabuco y eso por lo visto atrae a cierta nobleza veneciana de aquí, a políticos todavía belmontinos, a famosos de abanico, a ese público con placo en las misas y hasta a los caballos de Carlos IV por lo menos. La goyesca de Ronda, toreros como meninas para una gente de alma antigua igual que sus puñetas, Andalucía como si sus modistillas, sus fígaros y sus curas excomulgaran o le cortarán las patillas de nuevo al general Dupont. La goyesca de Ronda, en la televisión, en todos los programas, los guapitos con maja, la duquesa de Alba con su cesta de loros, María Teresa Campos como una señora con puro, Magdalena Álvarez y otros barandas socialistas que cabecean como campesinos ante los grandes de España y los héroes de las cigarreras (ella buscaba a George Clooney). Andalucía vuelta hacia la gloria ya muy cuarteada de sus pinacotecas, Andalucía que se se gusta así como una cursi que se viste de Maria Antonieta. Una cosa ridícula, unos culitos con borlas, un lujo de fábrica de tapices, un gran mantón por el cielo y todo ese divertimento de ricos jugando a la gallinita ciega, ante los pobres del lugar como panaderos de palacio.

Betisvisión. Modernidad para el Betis, algo así como Internet en una capilla. Hay ciertas cosas imposibles, como que Lopera resulte moderno, que sería igual que ver a un centurión en moto. El Centenario del Betis incluye ritos tridentinos, monumentos a la afición como un pastel luisino en Chantilly, pero también páginas web que les salen como de madera, claro. En las noticias de Canal Sur sacaban la presentación de esta Betisvisión, que en realidad sólo consiste en el uso de herramientas de Google que permiten enviar mensajes y vídeos, con los que seguramente los béticos se intercambiarán muchas estampas de santos. El primero fue Lopera, que comenzaba su vídeo con un primer plano del busto de un Cristo (no entiendo de cristos, pero éste parecía entre decapitado y trofeo de verano), para que luego la cámara fuera descendiendo lentamente hasta enfocar al Máximo Accionista (parece en verdad nombre de centurión) en un despacho alicatado, raro como en unas termas o en un matadero. “Béticos, enhorabuena. Como un club moderno que es el Real Betis Balompié, ya tenemos la televisión del Real Betis Balompié, por Internet (...). Lo que mi afición se merece”. Tela de moderno, Don Manué. Creo que ya están pensando cómo hacer para chatear con el Gran Poder.

La muerte con María. Vi a María del Monte a cuatro patas, olisqueando, y no era otro taichí raro o la definitiva asunción de su altura artística, sino que ahora hace teatrillos, sketches, que la dejan por los suelos, nunca mejor dicho. A ella y a colaboradoras como Rosario Mohedano o Maite Cadaval, menuda roña de actrices. Gracias a ello, y a que en una de éstas un actor travestido se atragantó con un tortillón, pudimos ver a los maravillosos puñeteros de Sé lo que hicisteis dedicarle maldades. “Morir en el programa de María del Monte ya es humillante, (...) pero morir en el programa de María del Monte, vestido de mujer y atragantado con un trozo de tortilla, no se me ocurre nada peor”, decía Ángel Martín. El público se reía sólo al escuchar “programa de María del Monte”, tanto que casi no hizo falta la ironía de comparar sus sketches con los de los Monty Python. El de la tortilla fue especialmente brillante: “Guarra, asquerosa, cómo tienes la boca de pringue”. Con María del Monte hay que morir, ciertamente. Atragantado o de puro asco.

Gran Bretaña Directo. Canal Sur va donde lo lleva el morbo, por muy lejos que caiga, que ellos no reparan en gastos cuando se trata de excitar a la plebe con truculencias. Nada menos que en Rothley, Gran Bretaña, se plantó Andalucía Directo (¿por qué se llama Andalucía Directo?), siguiendo el culebrón de Madeleine y sus padres, a los que, por cierto, el reportero llamó McCain, como las patatas fritas, en vez de McCann. Donde sea, hombre, como si aquí no hubiera dinero... Hasta para hacer Gran Bretaña Directo, si hace falta.

13 de septiembre de 2007

Los días persiguiéndose: La vía de Savater (13/09/2007)

Éstos no son tiempos de filosofía como no son tiempos de sotabarba. La filosofía fue el primer intento de ciencia; luego, durante siglos, le hizo las túnicas a los dogmas cristianos; y por último, reducida la metafísica al lenguaje, ha quedado para el estudio del propio lenguaje y, lo más importante, de la ética. Pero ahora ni el lenguaje ni la ética significan nada, cuando todo nuestro mundo lo mueven economistas rudos como remeros y políticos que les sirven a ellos, a sus propias ambiciones cesarionas y a las de todos sus hijos incluseros de partido que tienen que comer de la demagogia y del clientelismo. Los filósofos ya no son tutores de emperadores, ni hablan para las masas, que ahora los tomarían por monologuistas. Hay filósofos, pero están en sus cátedras con la chaqueta llena de cera, o haciendo oposiciones para Correos, e incluso hay algunos a los que ni se les nota que son filósofos y aunque escriban en los papeles lo hacen a pedradas o en sarcófagos. Por eso me gusta el filósofo lúcido que se vuelve al mundo, que baja de la montaña y reclama la razón, la cordura y la ética en la política y en la sociedad, que vuelve a defender la libertad y la igualdad y sobre todo desmonta las patrañas atrofiantes, criminales o simplemente estúpidas que nos destrozan la convivencia. Hay pocos así, quizá Marina y desde luego Savater. Savater va vestido de filósofo como Sherlock Holmes iba vestido de Sherlock Holmes, o sea, es un filósofo en el libro andante de su vida, con su estuche con cosas de filósofo como pipas o lupas, que hace filosofía hasta frente a la chimenea, que va raudo a desmontar las mentiras primigenias y al que le rozan las balas dialécticas y de las otras que le dirigen unos malvados insistentes y locos. Lo más parecido que nos queda al intelectual heroico.

El nuevo partido de Savater él dice que no es suyo, pero le pone la primera luz de inteligencia y ética. No quiere ser el filósofo gobernando con los soldados por debajo, como en la utopía platónica, dictadura de monjes con grandes mangas pero dictadura al fin y al cabo. Es solamente el filósofo que se rebela contra la sinrazón, su primer deber, y toma con valentía su magisterio. Será un partido, lo ha dicho él, para los desencantados con la política territorial del PSOE y con la tendencia llorona y mojigata del PP a correr hacia las faldas de los obispos. Sí, el PSOE ha alimentado el delirio de esas tribus de santificar unas banderas y quemar otras, ese espeluznante desfile de infantilismo, sincronía, pensamiento uniforme, fanatismo agresivo y días medio fascistas de la raza. A su vez, el PP sigue carolingio, beatón, monaguillo, besado por todos los papas, conducido por hisopazos, cuando hasta el Dalai Lama, suave y acuático, sabio y levitante, clama por la laicidad del Estado como fundamento de una sociedad verdaderamente libre. Ese espacio entre el PSOE malvendido y el PP campeón de los cruzados, ésa es la vía de Savater. Pero, ¿y en Andalucía? Aquí sí estamos condenados. El PSOE viejuno, propagandista y parado; el PP lleno aún de señoritos, damas con mantilla, cojos de guerra, mañanas de Corpus (vean a Arenas hablar todavía de “la gente normal”, decir que la Educación para la ciudadanía es cosa de “dictaduras”, apuntalando a la Conferencia Episcopal). Aquí, ¿dónde está el filósofo, dónde la rebeldía? No llenó ese espacio, aunque pudo, el PA, que se limita a montar en sus borriquitos sentimentales y a copiar en pobre a los otros nacionalismos usureros. Aquí muchos no tendremos siquiera el voto del desencanto. Sin otra vía, el desencanto será el mismo voto.

10 de septiembre de 2007

Somos Zapping 09/09/2007

¿Y esto, quién lo paga? La primera idea salió de un oscuro urdidor del PP de mi pueblo, lo recordarán los lectores, eso de prometer miles de pisos para conseguir votos, canallada que sobrepasaba sin pudor la demagogia. Por eso yo me pregunto si Chaves, además de asegurarnos por ley una vivienda, también nos regalará dormitorios de caoba o al menos nos dará una papeleta para la rifa, siguiendo el modelo sanluqueño. Total, ya que estamos... Igual que se prometen sueldos y vacaciones para las amas de casa, o cientos de miles de ordenadores en las escuelas, se pueden prometer viviendas a duro y hasta dormitorios como un castillo de popa. Será por prometer... Que los alquileres no superen un cuarto del sueldo familiar, que las hipotecas no se lleven más de un tercio, para aquellos andaluces (pocos, seguramente) que no ganen más de 3.100 euros. En La Sexta se lo tomaban con humor: “¡Cuánta generosidad! Pero esto, ¿quién lo paga?”. Solbes, con su cara de lechuza, también se lo preguntaba: “¿Y han calculado bien lo que les costará, y lo tienen controlado para los próximos años?”. ¿Calculado, controlado? Esto es Andalucía, y aquí no gastamos esos modos. Basta la propaganda.

Sobrados. A Solbes tampoco le contestaron en Canal Sur, pero, eso sí, se encargaron de que, antes que nada, en la noticia se notara que aquí andamos sobrados de dinero, mostrándonos una mesa bien puesta de cacharritos: “Los miembros del Gobierno [andaluz] han comenzado el curso político con novedades sobre la mesa. Estrenan equipos informáticos de última generación y en sus pantallas destacaba el texto de la futura Ley de Vivienda...”. Los equipos no eran más que tablet PCs puestos de pie, que los que se atrevían tocaban con cara de calambre, pero al andaluz lo mismo le convencían de que si hay pasta para montar el puente de mando del Enterprise, las antiguas casas de ladrillo son nada. Si hasta van a terminar de aquí al 2012 con la infravivienda... Cómo lo harán, es el misterio. Yo creo que ni desmantelando Canal Sur sacarían suficiente. En fin, ojalá sean capaces. Pero ya iremos viendo en qué se quedan estas intenciones tan bien traídas en fecha y modo, ahora que los políticos se van vistiendo de hada madrina o de Pinocho, que el caso es soltar el cuento. Quién sabe, puede que pongan a los andaluces más pobres a habitar las caracolas con las que tan extrañamente modernizaron los colegios. Si es que la dignidad, en la vivienda o en lo que sea, es sólo cuestión de actitud...

Chaves chupón. Épica y cámaras, cómo no se van a acercar los políticos al Eurobasket, para rozarse con la gloria ajena y chupar plano igual que Papaloukas chupa balón. “Chupón”, eso le diría Andrés Montes a Chaves. No pude evitar sonreír cuando Susana Guasch se acercó a nuestro presidente en Sevilla para decirle que debía de ser muy aficionado al baloncesto, porque no se perdía un partido. Lo que no se pierde es un palco ni una posturita, que es diferente. Claro que lo que le explicó él fue que de joven jugó al baloncesto. De camino, quedaba también como aupador de los jugadores andaluces de la selección. Así se demuestra la altura de nuestra Autonomía.

La tajada del dolor. Ya lo hizo con la muerte de Antonio Puerta y lo ha repetido con la tragedia de los pescadores de Barbate. Es la renta que da el morbo de la lastimita. María del Monte se llevó toda una hora moviendo la cabeza, mordiéndose los labios, respirando hondo, fingiéndose viuda. Una hora entrevistando a los supervivientes del naufragio, preguntándoles los detalles de sus ahogos, rebuscando escabrosamente en el dolor, sonsacando la pena, deseando las lágrimas. Pero, claro, con publicidad entremetida. Repugnante. “No sé cómo salí de allí”, decía uno. “Pues porque estaba de Dios, José, no hay cosas que se puedan explicar (sic)”, le contestó ella. Lo que no se puede explicar es el desparpajo con el que algunos sacan tajada del dolor y de la muerte, y encima van de consoladores y elegíacos.

6 de septiembre de 2007

Los días persiguiéndose: Eñemanía (06/09/2007)

Ante los dioses musculados, ante el pueblo griego llamado por el que amontona las nubes, los filósofos y escritores divulgaban sus ideas y leían sus poemas como a una multitud de jugadores de dados. Aprovechaban que nunca había más griegos reunidos que en los Juegos de Olimpia, y cuentan que fue allí, en el opistódomo del templo de Zeus, donde Heródoto consiguió emocionar con su obra a un joven Tucídides, mientras los atletas se preparaban como novias, en aquel tiempo en el que los dioses y los hombres parecían compartir sus amantes y sus caballos. Ya no esperan los intelectuales al gentío de los Juegos, ni siguen los dioses en su carro las batallas o el camino de las jabalinas. Los inmortales no se sientan a la mesa de los hombres desde las bodas de Cadmo y Harmonía, pero aún gobernaban la guerra, la poesía y el deporte. El deporte, que no se sabe si nació en los rituales de la muerte, las coronaciones o las cosechas, ha perdido lo sagrado, ha perdido el mismo público que la filosofía, ha perdido su sitio en la cultura y a veces se diría que sólo dejó en herencia el barullo y las apuestas. Usado como enardecimiento o como dormidera por demagogos y hasta por racistas, sólo lo salva la estética, cuando hace esculturas de un solo segundo, o ese heroísmo primigenio, más filosófico o iniciático que guerrero, del hombre que no vence a otros, sino que se vence a sí mismo, y que era lo que lo conectaba con su verdadera grandeza.
El Eurobasket nos visita, está en Granada y en Sevilla, juntando banderas y público como muchas tazas de colores. El baloncesto todavía parece un deporte puro, hecho por niños en el estirón, jugando entre tendederos, descansando para la merienda. Aquí todavía no lo han corrompido, como el fútbol, el gran negocio, los hechiceros del barrio, el alineamiento con las Vírgenes. Los futbolistas enseguida se hacen viejos playboys, deportistas de casino, veraneantes de su propio oficio, quinielistas de su dinero. En el baloncesto aún podemos ver a chiquillos en los árboles, con la alegría de tirar piedras, de colar un avioncito en un balcón. Se fue lo sagrado, pero aún queda lo bello si se mira bien. Es cierto, ya no esperan los intelectuales al público de los Juegos, para inaugurar la historiografía o explicarles como Pitágoras quiénes eran los filósofos y en qué se diferenciaban de los demás hombres. No, ahora esperan los políticos, posando en los palcos, extraños como grajos. He visto a Chaves, a Monteseirín, a ministras algo incómodas como si las entrevistaran en las duchas con los jugadores, vendiéndose silenciosamente como marca o proponiéndose como capitanes de las hazañas ajenas. Y también he visto usar por algunos la eñemanía, ese eslogan de la selección que trae una alegre fábrica de tejidos, viseras, banderas de plástico e himnos cantados con la letra “loroloro”, como resucitador de un decaído espíritu patrio que a mí, que no entiendo ni a los espíritus ni a las patrias, me descoloca. No, ni discursos de filósofos, ni la oportunidad de tocar las lanzas de los dioses, nos trae ya el deporte, ensuciado de modistería, intereses, chovinismo, propaganda. Pero aún, en la cancha, como un volcán bajo su ruido, juegan, ajenos, niños cazando pájaros, gigantes girando con la mano el cielo, hombres con el caduceo de Mercurio, con el pulso de relojero, con el sextante de sus brazos. Todavía el deporte puede ser hermoso, grande, humano.

2 de septiembre de 2007

Somos Zapping 02/09/2007

La muerte. La muerte es desfilante y televisiva, sabe arreglar sus caballos de paseo, sabe posar para las cámaras. La muerte de Umbral, muerte de su estatua, último dictado de su genio ascendiendo en taxis o ambulancias; la muerte del joven Puerta, muerte taurina, muerte de soldado escribiendo a la madre... La muerte se gusta en televisión, coquetea con sus encajes, mira como las muchachas muy blancas y muy bellas. La muerte vende en televisión sus carpinterías y sus zapatos. La televisión adora la muerte. El público adora la muerte. Muchos especiales sobre Puerta, un ángel fulminado, una guerra parada, un pueblo con su infante o su Aquiles muerto. Heroísmo e inmortalidad, morbo y traumatología. El pueblo llora como ríe o como ama, en ataques, en desbandadas. Fue el primer culto, el de la muerte. La televisión, sacerdotisa de esta sociedad, cumple con su oficio. Yo no puedo soportarlo. Dejo a la televisión poniéndoles diademas a los muertos y me voy a hacerle mi personal homenaje a Umbral. Como no tengo piscina, arrojo libros malos a la bañera. Le digo adiós y luego escribo a la salud de su invencible salud de muerto.

Las uvas doradas. "Las uvas doradas", dijo el maestro, queriendo entrar en septiembre ya en el cesto del cielo, con ellas. Las uvas doradas, el tiempo de la vendimia nos perfuma de zumo y borriquillos y obliga al campo a una tarea barroca, como si hubiera que pintar al óleo cada racimo recogido, porque así se hace la vendimia. Todavía tomamos la sangre del sol y de la tierra, y si hay que ir a buscarla fuera, lo hacemos. Hacia Francia marchan de nuevo los temporeros andaluces, a hacer una vendimia como rumana, y las noticias de Canal Sur nos muestran sus caras de pasar estaciones nocturnas y sus maletas de soldado, como dice Raúl del Pozo de la de Umbral. Hacia las uvas doradas, hacia el dinero de los pobres hecho de fruta y caldo. Siempre el dinero lejos y para cogerlo del barro. Nada menos que el 70% de los españoles que vendimiarán en Francia son andaluces. Las uvas doradas de septiembre, para ponerlas sobre columnas como hojas de acanto, y los andaluces de nuevo con el pan extranjero y el patrón como un quesero de allí. Nosotros somos las uvas doradas, maestro Umbral, Andalucía lo es: hermosa, alimenticia, de riqueza pobre y esperando pudrirse.

Pollos por ordenador. Temporeros con sacos, cuchillos de estación, hambre en los zapatos. No pasa nada. Aún así nos dirán modernos y eléctricos. Las noticias de Telecinco sacan una carnicería andaluza porque su propietario ha sustituido los típicos carteles con los precios por pantallas con una presentación de ordenador, donde los pollos parecen pisos piloto y dan paso a las chuletas con espectaculares cortinillas. A lo mejor para comprar el filete cibernético los andaluces tienen que irse a Francia con sombrero de paja, pero, tal como suele hacer nuestra administración autonómica con sus pretendidos hitos tecnológicos, el adorno pixelado nos redime y la anécdota se convierte en universalidad. Seguro que Zarrías diría con esto que Andalucía es la única región que hace sus pollos por ordenador.

La Cristiandad y los toros. Toros en Canal Sur... Me aburre y me repele su insistencia tanto como el estilo de las retransmisiones, sobre todo por Enrique Romero, adulador y anfetamínico. Narran las corridas como romerías o como misas de campamento. El otro día, por ejemplo, alguien intentaba (malamente) explicar el origen del dicho “que salga el sol por Antequera”. Ya saben, la Reconquista, tomar Antequera haciendo frente a cualquier aparente imposibilidad (como que salga el sol por poniente, que es donde queda Antequera respecto a Granada). Pero la interpretación curil de Enrique Romero fue delirante : “Lo mismo es una metáfora de que la Cristiandad empieza a ganar por Antequera, que salga la luz por Antequera”. La luz de la Cristiandad junto al hispánico y nacionalcatólico toro... Qué rancio. A Romero lo harán un día obispo de la tauromaquia, aunque ahora lo que parece es un monaguillo de la plaza.