23 de junio de 2010

Los días persiguiéndose: Penitenciágite (22/06/2010)

Ahora que el Gran Poder está manco es cuando puede suceder cualquier cosa. Los dioses han abandonado a sus hijos, que ya son cazados a lazo por las calles, y sus símbolos vuelven a la leñera. Sólo ha sido un loco, dicen, pero los locos son muy buenos dejando metáforas. Cae lo sagrado de un solo empujón, como cayó la economía de un estornudo, y lo próximo serán los gobiernos, tan altivos como los dioses de peana. Ha empezado la era de las hogueras, de los flagelantes que van gritando en medio de la destrucción, como aquellos dulcinistas verdaderos o inventados de Umberto Eco, eso de “penitenciágite” (penitentiam agite, o sea, haced penitencia). Sí, haced penitencia, porque esto se va al garete. Los supersticiosos, los pesimistas o los cuerdos llevan mucho tiempo viendo signos en los cielos y ajenjo en el agua, o sea, a este país con su dinero falso, su miseria, su paro, su deuda, su corrupción y su impotencia, mientras el Gobierno anudaba moñas. No hacía falta que el Gran Poder fuera depuesto, convertido en madera como el dinero se ha convertido en basura y los políticos en sepultureros, para que nos diéramos cuenta de las mentiras que nos sostenían. Basta mirar alrededor, cómo cruje todo igual que antes de las avalanchas y las estampidas.

Si ha caído el Gran Poder, señor de sus cielos de cera, caerá Zapatero de su alfombra voladora y puede caer el imperio socialista andaluz como un Bizancio de arena. Ahora, una encuesta del Instituto de Investigación, Marketing y Comunicación le da la mayoría absoluta al PP en las próximas elecciones andaluzas. Pero no es tanto por las encuestas como por esos signos que nos muestran igual los brujos que los analistas: los ministros que nacen muertos, los planetas que se parten en dos cuernos, la oscuridad que llega como una rama que tapa el mundo. Esta encuesta sólo ha tenido que mirar cómo huían los árboles y se retiraba el mar. Esto es ya un interregno. Zapatero está tieso, desahuciado. Es su propio fantasma persiguiéndose, habla con su calavera, cuya sonrisa sólo asusta más, como cuando se alumbran los esqueletos. Parece que está bailando la danza macabra de los códices medievales, llamando a todos a que se unan al destino de su enterramiento. Seguro que hará un último intento con un Gobierno renovado, pero éste, hecho de figurines, propagandistas y cadáveres políticos, ya ha dejado la peste instalada en nuestra casa. Zapatero ha sacrificado sus dogmas, ha renunciado (y renunciará más) a la ortodoxia de su ideología, pero será un sacrificio inútil y tardío, como si sólo se hubiera cortado un rizo para quemarlo. En cuanto a Griñán, nada hace salvo seguir el camino de llagas de Zapatero. Eso sí, piensa que aún pueden salvarle los prejuicios tan bien alimentados por ellos hacia el PP y el tamaño y el poder de la gran iglesia de promesas, cuentos, regalías, damnificados, dependientes, adormecidos y mantenidos que han levantado en Andalucía. Pero cuando ya están cayendo los dioses con las manos atadas a la espalda, cuando la furia de los desesperados convierte en corcho roto lo sagrado, ni su rosa sentimental ni su alcázar de piedra les protegerán. No sé si, al final, tras los signos pavorosos en el cielo y la tierra, terminarán llegando a la Junta ésos que nos dicen las encuestas. Si llegan, espero que aprendan la lección, que no caigan en el fanatismo, el amiguismo, la indolencia, la ambición, la propaganda, la vanidad, el despilfarro, la bobería y la ceguera. Mientras, por lo que ha ocurrido y puede ocurrir, les recomiendo una cosa a todos los políticos y a los demás que estamos viviendo este fin de los tiempos: penitenciágite!

Somos Zapping: Mr. Marshall en moto (21/06/2010)

El espíritu de la nación. Como sólo parecemos reconocernos en el fracaso, el triste Zapatero y el triste Villa eran juntos, aquel día, el matrimonio heráldico que volvía a fundar España. El día en que la reforma laboral remató mal de cabeza, el día en que la selección de fútbol fue despedida de la oficina por la Europa del dinero, creo que se hizo patria como nunca. Zapatero y esos muchachos de balón y de colonia, de talento y de pereza, todos pifiados, todos como aplastados por el cronómetro, nos volvían a reunir en el atropello y en la decepción, que es lo que nos hace españoles. Con el fútbol nos jugamos la gloria, con la política sólo el pellejo. Si la reforma laboral no llega a parecer un penalti en el último minuto, apenas se hubiera mencionado ese día. No me extrañó que Canal Sur comenzara las noticias con ese partido repartiendo su desilusión al aire libre por Andalucía como una gran paella. Más me sorprendió que lo hicieran incluso sus informativos provinciales (yo vi el de Cádiz). Esos bares como barridos antes de tiempo, esos andaluces como engañados por su novia... Zapatero escogió un buen día y nuestra sumisa televisión le sirvió bien: esta reforma laboral entre la desesperación y la traición no sólo quedaba como un acontecimiento de segunda, sino que acompañaba en una plácida melancolía de entrega y resignación a la pena futbolística. La victoria también hubiera empequeñecido la noticia de la reforma, pero la derrota, aún mejor, la hacía consecuente con el espíritu de la nación.


Bienvenido, Mr. Cruise. No eran Tom Cruise ni Cameron Díaz, no. Era, de nuevo, Mr. Marshall. El Ayuntamiento de Sevilla enjaezado, las fuerzas vivas de la ciudad reuniendo comités de halagos, los políticos haciendo listas de ganancias y regalos, y hasta la Duquesa de Alba poniendo bata de cola y pedigrí de reina indígena para los guiris. “Esta película va a ser una promoción tremenda para Andalucía, para Sevilla y Cádiz, ya que se espera que la vean unos 300 millones de espectadores”, decía una reportera en las noticias de Canal Sur. Sin duda, si yo fuera de Arkansas, por ejemplo, y aficionado a las películas idiotas como ésa, y viera en ella a Tom Cruise derrapando en moto o siendo perseguido por toros (pensaría que en México), no podría resistirme a buscar Sevilla y Cádiz en un mapa e irme corriendo allí a gastar dinero. Hay que ser ingenuos y catetos...


Mi primer olé. Tiemblen, porque Canal Sur ha encontrado el híbrido perfecto entre Se llama copla y Menuda noche. Mezclando la racialidad incontinente del folclore con el ternurismo de la chiquillería, pronto llegará Mi primer olé, especie de parvulito de nuestro casticismo. Canal Sur piensa que a los niños andaluces no se les educa suficientemente en esa pureza de ser palmero o bailón, así que ha previsto montar una academia para reconducirlos a sus raíces. Es lo que nos hace falta, niños que agarren pronto la guitarra y el fandango, no vaya a ser que luego nos salgan médicos o ingenieros o poetas, y se acabe con la raza. Fomentemos el flamenco entre los chiquillos, que ahora que quieren ponerle la chapa de la Unesco serán como embajadores. Es más, creo que un programa de televisión es poco. Creo que deberían crearse verdaderas reservas, como las de los apaches, donde los chiquillos pudieran crecer descalzos en ese arte, sin conocer nada más. No voy a entrar ahora en si el flamenco es más o menos arte o cultura que la jota o las danzas watusis. Lo importante es que por ahí no ambicionan que los niños se hagan joteros o hechiceros como cumbre de la educación y la cultura. En Andalucía, sí.


La querida. Ni el siglo XXI ni Bibiana Aído han podido con la querida andaluza. No digo amante, rollo ni ligue, sino querida, como en los 50, esa manera de poner los cuernos con estatus, ese orgullo de la hembra mantenida por el macho poderoso y por supuesto casado. Imaginen incluso más: dos mujeres que han compartido a ese próvido macho charlando amigablemente de su relación con él, como compañeras de harén, aceptando las dos su lugar: una que tuvo su oportunidad y otra que ahora puede presumir de su triunfo. Lo vi en uno de estos programas del bragueteo, en una conversación grabada con cámara oculta entre, por lo visto, un antiguo lío de Jesulín y su (supuesta) actual querida, pues ya digo que no puede llamarse de otra forma. “A mí me ha puesto un piso”, remarcaba. Yo no creía que semejante mentalidad fuera posible ya. Hemos de concluir, otra vez, que en Andalucía, sí.

17 de junio de 2010

Los días persiguiéndose: Museo de jetas (15/06/2010)

Esos espíritus de las casas, esos fantasmas cerrajeros, esas almas con candil, esos espectros sin orinal que tienen que venirse de su mundo a éste para hacer pis por la noche... Más que un cielo o un infierno, me parece que en el más allá lo que hay es sólo un curso de bricolaje que te obliga a volver a apretar bisagras o a repellar una pared de vez en cuando. Bueno, en realidad eso depende de las clases, que también las hay entre los muertos. Los castillos dan lores paseantes, subidores de escaleras, apagadores de velas o mecedores de butacas, como mucho. Las casas humildes andaluzas lo que dan son fantasmas que se aplican en los desconchones o te pintan la cocina como el cuñado. El caso es que morirse no es ese aburrimiento o esa mala postura eterna, sino una actividad intensa, gremial y creo que hasta sindicada, aunque, como en esta vida, a los aristócratas les toca sólo mover los ojos en los cuadros, mientras que a los currantes los ponen a empapelar como en los 70. Eso debe de ser lo de Bélmez, claro.

Esto de Bélmez, o nos lo tomamos a broma, o es cuando llegan de verdad el repelús y el miedo, no de que los espíritus te toquen el sonajero por la noche o te hagan grafitis en las paredes, sino de comprobar hasta dónde llegan la memez y la credulidad humanas. Un día, el hombre primitivo vio a su compañero muerto en la cacería apareciéndosele en sueños, o a un animal (quizá su tótem) rondar por el lugar, y con su limitada mente, dedujo que de alguna manera ese colega muerto seguía vivo o presente en otra forma o en otros lugares. El alma, el “hombrecito” que vive dentro de nosotros (lean a Frazer, como siempre), que viaja fuera del cuerpo, que se injerta en otras cosas o vaga solo, esta superstición primigenia fruto de las malas asociaciones de causa y efecto de una mente primitiva, no sólo nos sobrevive aún, sino que impera con gran avilantez. Tienen la culpa Platón y sus secuelas, y claro, el cristianismo, que se derrumban si les quitas esa pobre muleta o cazoletilla del alma. Resulta increíble que el sueño de un ancestro cazador haya dado lugar a las religiones y a sus negocios, y, colateralmente, al miedo de ir al frigorífico por la noche, por si un fantasma nos roza el cogote. Pero el hombre, tan cobarde, es capaz de creer en cualquier cosa que le proporcione consuelo, y la inmortalidad, eso de que después de desintegrarnos sigamos en otro sitio tocando el arpa, haciendo de sereno por las casas o incluso siendo cocido por los pecados, parece que es un gran consuelo para algunos. Que cada cual se consuele como quiera, pero otra cosa es que las estupideces particulares se paguen con dinero público.

Leo ahora que van a construir nada menos que un Centro de Interpretación de las Caras de Bélmez, que costará casi un millón de euros aportado por fondos europeos (¡?), por la Diputación de Jaén y por el ayuntamiento de ese pueblo de las caras o los jetas. Si algunas almas cándidas aún se creen la trola, o se preguntan, como suelen hacer los pobres de espíritu, que por qué no va ser verdad, les cuento que aquellos monigotes se pintaron con sales de plata y manos muy humanas, como no podía ser de otra forma. Hace mucho que la patraña se desveló, pero la estulticia es un buen negocio, y difícil de desarmar: su clientela es demasiado vasta y entregada. No viven los espíritus, son los magufos y las iglesias los que viven de ellos y de las humedades mentales que provocan en los simples. En Bélmez harán un museo de la idiotez con dinero de todos. Supongo que allí no les importará servir de cachondeo mientras saquen pelas. Y seguro que tienen éxito. El linchamiento de la inteligencia siempre ha atraído a mucho público.

Somos Zapping: Motos acuáticas en la Andalucía con bífidus (14/06/2010)

El aplauso más idiota. Hasta ahora, Griñán había dormido durante la crisis como dormiría un bombero en medio de un incendio, por eso en el debate sobre el estado de la Comunidad parecía que se acababa de despertar buscando la manguera. Pero no era emergencia lo que se reflejaba en su cara y en su voz, sino más bien algo así como el agobio de no encontrar los pantalones en ese momento de salir por fin corriendo. Una vez que te han cogido dormido así, como ese bombero remolón, como un botones o como un recluta, ya se sabe que hay que buscar una excusa para la cabezada y luego aparentar que aún se llega a tiempo. En estas cosas de chiquillo o de quinto creo que se resume toda la intervención del presidente en el debate. Aquí en Andalucía todo llamaba al sueño porque las blandas plumas de la Ley de Economía Sostenible nos algodonaban el aire. Por ahí empezó la defensa de Griñán. Nos recordó el presidente que Andalucía es nada menos que una “bio-región”, que no sé si es una región con el bífidus de los yogures para cagar o con una de esas pulseritas “bioenergéticas” que equilibran los campos magnéticos del cuerpo, aunque sólo de los ingenuos. Este gobierno nuestro no hace más que diseñar anuncios de detergente. Si hubiera hablado de la Andalucía con megaperls, hubiese dado igual. En todo caso, lo sostenible es algo que da mucho sueño, y como mentolado, de ahí que a Griñán la larga crisis le haya pillado sobando hasta hace unos días. Ahora, al soldadito recién despertado sólo le quedaba disparar a lo primero que se moviera, algo gordo y brillante a ser posible: las motos acuáticas. Griñán anunció que iban a aumentar los impuestos de las motos acuáticas y la bancada socialista estalló en un aplauso de incontenible satisfacción. Todos sabemos el impacto que tienen las motos acuáticas en la economía, sólo comparable al que tiene la serie Los vigilantes de la playa, cuyas reposiciones creo que también van a gravar con un impuesto: es lógico que los que tienen más pectorales contribuyan más a las arcas públicas. Las motos acuáticas son el propio capitalismo patinando, la chulería de esos ricos con motor en el culo bronceado. Toda la socialdemocracia es en puridad una histórica lucha contra las motos acuáticas. Las motos acuáticas, quizá las raquetas de pádel y sin duda los politos del cocodrilo; he aquí, en su purga, su escarmiento y su gravamen, la solución a la crisis que el socialismo andaluz ha sabido ver. La verdad, en fin, es que ya me quedo sin ganas ni fuerzas para ironías. Fue aquel aplauso uno de los más idiotas que recuerdo en nuestra historia política, además de una perfecta y estruendosa definición de la estupidez de esta clase gobernante. Ese aplauso de foca, esa celebración de la memez, no sólo nos confirma que no distinguen lo anecdótico de lo fundamental, sino que toda su política se basa en la chorrada, y es por eso que, justo cuando escupen la chorrada, su espíritu se inflama, desbordado, hasta el goce histérico. La tarde del debate tuvo otras cosas, pellizcos a los “ricos” (pero si aquí los ricos de verdad son ellos y sus amigotes) y escasos aseamientos del derroche público, donde sí está, más que en la playa, la solución. Pero yo sólo recordaba ese aplauso con el que parecieron conmemorar el reino triunfante de la chuminada que ellos han instalado aquí.


Coplilla universal. Se sacaba estrellas de la manga, el Universo parecía un tarrito que nos destapaba, todo el vértigo de la ciencia y sus misterios sonaba con un dulce acento andaluz que por una vez no era usado para el chiste ni para el pandereteo. Hablaba el astrobiólogo Juan Pérez Mercader en el programa de Joaquín Petit, pero todo era demasiado bello y perfecto. Tuvo que salir el hijo de Juanito Valderrama a recordarle una canción de su padre que por lo visto le gustaba al científico. Aquí no puede existir nada que no refiera al final a nuestras coplillas. Aquellos soles habían durado un instante y de nuevo el folclorucho eclipsaba y apagaba a la ciencia y al conocimiento como con una sonora pedorreta. No podía ser de otra manera en Canal Sur.


AD valiente. Tengo que reconocerlo: Andalucía directo está lejos de retratarnos la Andalucía dormida y conveniente que -ahora me doy cuenta- he criticado sin fundamento. Sí, la actualidad más incómoda para el poder, la denuncia valiente, la realidad de los problemas de esta tierra, llenan el programa. Hay reportajes sobre los ajos cordobeses que conquistan el mundo, sobre competiciones de lanzamiento de huesos de aceituna o de atrapar cerditos... ¿Dije yo algo sobre censura allí? Muchas ganas de dar caña es lo que hay...

Somos Zapping: El tocino público (8/06/2010)

No estoy de acuerdo con Arenas en eso de que aquí no sobran funcionarios. Yo diría que sobran y que faltan, a la vez: sobran burócratas, pegasellos, desayunadores y paseantes de pasillo, y faltan, por ejemplo, profesores y médicos. El funcionario es un tipo español castizo, casi romántico, como el torero, el barbero o el butanero, un tipo que aquí parece que lleva aún el Siglo de Oro encima, y que se diría que cumple más una función literaria que administrativa. El funcionario, ese funcionario icónico, idealizado, es envidiado y a veces odiado porque de alguna manera ha hecho realidad esa fantasía del español de conseguir un trabajo para no tener que trabajar más. O sea, el trabajito fijo, esa especie de matrimonio que, como entre los esposos, apaga la pasión, invita a engordar, acomoda en una apacible rutina, acostumbra al esfuerzo mínimo y es una manera de ir envejeciendo por trienios sin sobresaltos. Es más confortable estar casado que salir a ligar cada día. Nadie pelea y se esfuerza por algo que tiene seguro. Como ven, no describo tanto al funcionario como al español en general. El hecho de que el español quiera ser funcionario, que sea ésa la más común de las aspiraciones profesionales aquí, es lo que nos demuestra que el tópico es realidad: ese tópico es el sueño que mueve a los opositores. Si no, estarían todos intentando hacerse una carrera en la empresa privada.

Puede que resulte una opinión impopular, pero creo sinceramente que el funcionario será siempre la manera menos productiva de ocupar un puesto de trabajo, aunque haya funcionarios que se maten a currar, que los habrá. Por extensión, cuanto mayor sea el tejido público de una sociedad, más improductiva se volverá. Sin embargo, hay sectores que nunca serán completamente privados, como la propia administración, la educación o la sanidad. Es por eso que digo que sobran y faltan funcionarios a la vez: sobran donde sólo sirven para aumentar el propio tamaño de lo público, y faltan donde su trabajo sí proporciona un servicio esencial e insustituible a la sociedad. Sobran, como decía, burócratas que se alimentan de pasarse unos a otros los papeles que se han inventado para justificar su existencia, y faltan esos otros funcionarios de los que depende nuestra salud, nuestra seguridad o el futuro de nuestros jóvenes.

Ahora, cuando se acerca el miércoles de las guillotinas, el debate sobre el estado de la Comunidad en el que Griñán nos presentará su ajuste, copiado seguramente de Zapatero como una costurera de pueblo calca las modas de París, sería un buen momento para plantearse meterle mano por fin a la elefantiasis de la administración pública andaluza. No sólo sobran cargos a dedo, asesores de tipito, enchufados del partido, dietas y cochazos, las innumerables agencias y observatorios y las empresas públicas que multiplican el gasto para que se lleven el dinero del presupuesto los arrimados... Sobran consejerías enteras, las inútiles diputaciones, las redundantes mancomunidades, y aun así a lo que queda le sobra igualmente gigantismo. Y sí, sobran también funcionarios, quizá sólo víctimas de este modelo de poder que necesita un gran tejido conectivo para mantenerse sobre su ejército de favores y agradecidos. Pero el PSOE andaluz no va a suicidarse amablemente destrozando el maderamen que lo sostiene. El ajuste volverá a ser maquillaje. Ya dijo Griñán que no era partidario de “adelgazar lo público”. Yo creo que, o a lo público lo ponemos definitivamente en forma quitando todo ese tocino que estorba, o nos matará a todos por aplastamiento.

Somos Zapping: La Junta en sobrenatural nitidez (7/06/2010)

Alta definición. Poco duró el interés por aquellas vajillas con los dibujos y la comida vivos, los paisajes como alicatados o los alicatados como paisajes, los sketches insufribles e incluso los afiladísimos platós de Canal Sur en los que, a pesar de todo, Modesto Barragán seguía dando paso a reporteros rodeados de jamones. Poco duró, sí, apenas vimos que todo eso volvía a repetirse en idéntica secuencia día tras día y semana tras semana. No sé qué más tiene que probar de la alta definición Canal Sur, salvo, eso sí, aumentar el ancho de banda, porque todavía se aprecia un feo pixelado en ciertas imágenes con agua o fuego, por ejemplo. Sólo les queda tener algo que emitir de verdad, para lo cual no sé si les falta algún permiso o simplemente ganas. Hoy, cuando cualquiera graba sus vacaciones en alta definición con una cámara baratucha, este largo ensayo suyo como de ir a la luna resulta ridículo. Desde hace un par de semanas, además, han decidido sustituirlo todo por un único reportajillo sobre parapente a motor que también se sigue a sí mismo ad nauseam, y que sólo nos sirve para comprobar que la Junta de Andalucía, cuyo logo aparece en la publicidad, los trofeos y hasta las bolsas de plástico del evento, va a seguir reinando igual en alta definición, aunque alumbrada con una sobrenatural nitidez. Me temo que en Andalucía, donde basta con nombrar o presentar algo sin necesidad de que se desarrolle o se cumpla, vamos a tener Canal Sur HD emitiendo en pruebas para largo. Con esa media hora escasa de paracaidistas de cumpleaños, tienen de sobra para presumir de vanguardia, que es lo que importa. Otra fachada sin nada detrás, otra innovación vacía. Y ni siquiera es tan vanguardista la cosa. Hay que recordar que aquí hace mucho que Digital + ofrece alta definición (actualmente 10 canales, y que no rellenan con postales, sino con películas, series, documentales, conciertos y retransmisiones deportivas), e incluso emite ya en 3D. Pero no nos quejemos. Seguro que echamos de menos esas primeras e inocentes vajillas y acuarelas cuando tengamos un Canal Sur HD con el poder político y el folclore enjaezado exhibiendo con más detalle aún su desfachatez, su vulgaridad y sus salivazos.


Noticias en mecedora. Canal 10 Andalucía va pasando poco a poco de la teletienda a una programación más o menos normalizada, aunque todavía escasa y como pobretona. Ya tienen hasta informativos, o eso creo, porque la verdad es que Antonio García Barbeito no parece que presente noticias, sino algo como Saber vivir. Ese tono y ese ritmo de mecedora suyos no están hechos para contar la actualidad, sino para poner cataplasmas o recomendar reposo. Yo lo veo entre médico de cabecera y cuentacuentos al que sólo le faltan la pipa y una chimenea detrás. Al lado de su estilo pastoso, circunvolutivo, campanudo, antiguo y tristón, aquellos lentos informativos de Iñaki Gabilondo eran un frenético videoclip. Ni siquiera le pone el énfasis de los pregones, salvo cuando los primeros días, en pleno Rocío, pronunciaba “Blanca Paloma” con esa redondez fervorosa que sale cuando el paladar se convierte en basílica. Han querido hacer un informativo diferente, pero resulta que sólo nos mece hasta el sueño, que es el problema que tienen ciertas voces de la radio que se basan en sonar a saxofón. Creo que alguna vez le oí meter incluso la letra de un fandango, como en sus columnas. Las noticias en televisión requieren otro tempo, otra luz y otra prosa, a menos que su pretensión sea la hipnosis. García Barbeito se ve descolocado y a veces pienso que es al Loco de la colina al que han puesto allí a fumarse las palabras.


Innovación de la semana. Poco nos queda ya por conseguir en Andalucía después de que Tecnópolis nos deje anonadados con la última hazaña de nuestro espíritu innovador: nada menos que las aceitunas rellenas, inverosímil éxito tecnológico que consiguen en una especie de estratosfera andaluza que existe allá por Morón, donde no sólo cuentan con esta flipante ciencia sino con otros avances como las dehesas de toros bravos y unos hornos romanos muy bien aprovechados. Creo que el próximo programa van a dedicarlo a un invento que llaman churros, todo biotecnología y sostenibilidad.


Eternidad. Gracias a la magia del croma, Rocío Jurado aparecía cantando dúos con esos alevines suyos de Se llama copla o inspirándoles quejidos directamente en el cogote, y un nuevo homenaje que quizá era el mismo repetido aventaba lágrimas y flores salpicantes. Más que la eternidad de Rocío Jurado, creo que Canal Sur celebraba la suya propia, hecha de recauchutar sus momias sentimentales una y otra vez.

Los días persiguiéndose: Gaviota carroñera (1/06/2010)

Le están dedicando todas las metáforas de la carroña, pero el animal carroñero nunca es el que pone los cadáveres. La gaviota parece comerciar entre el cielo y la podredumbre marina, el PP eligió un logotipo o un tótem que puede traer en el pico el horizonte o las tripas de los ahogados. Ahora, a la gaviota le añaden risa de hiena, hocico de chancho, patas de estercolar. Acusan al PP de alimentarse del estómago de los muertos y de crecer, como la mandrágora, bajo la agonía de los ahorcados, de los fluidos de su último estertor. Olvidan que la basura no la traen los basureros, que un partido en la oposición tiene que hacer oposición sin que eso sea felonía, y sobre todo que los que patalean en las bancadas ante un presidente y unos ministros grogis no son los que pueden hundir o salvar al país, sino que eso sólo lo puede hacer el Gobierno. También el PP usó contra el PSOE el feo recurso de la carne de muerto, diciendo poco menos que Zapatero ganó la primera vez recolectando en el cementerio del 11-M. La estrategia me parece tan baja ahora como entonces, usada por unos o por otros. Escucho a Leire Pajín, que ya es como su muñeca desconchada, o a Rafael Velasco, hombre de un solo estribillo (nosotros somos los buenos y ellos fueron, son y serán los malos) señalando a la jauría del PP tras el rastro de sangre de la crisis, y yo sólo me pregunto quién ha puesto los cadáveres, quién dirigió la matanza y qué creerá el PSOE que debe hacer la oposición ante esta degollina. Quizá un día tengamos una política que no recurra a las fieras ni a las bandas de enterradores, pero desde luego ese día no ha llegado.

El PSOE empezó culpando a la meteorología del dinero o a sus hacedores de tormentas y ha terminado buscando chacales en la derecha. De cualquier forma, el monstruo siempre tenía que estar al otro lado de la tapia. Ahora, cuando dicen las encuestas que aquella gaviota que espantó Aznar hasta más allá de las Azores va a volver a posarse sobre nuestro mapa, sólo saben arrojarle huesos. El PP traería soluciones o fracasaría igual, pero negarle el derecho a querer reconducir la situación con el argumento de que llega con la sonrisa de las calaveras, eso es una idiotez. Aquí han llegado a decir que Arenas se alegraba del paro y de Rajoy piensan que se desayuna cada día el hígado chorreante de España. Los acusan de buscar el poder entre las cenizas del Apocalipsis. Supongo que no buscan el poder más que los otros, pero lo que sí es verdad es que las cenizas no las han traído ellos. Sí creo, sin embargo, que el PP ha perdido la oportunidad de demostrarle al PSOE que piensa más en el país que en el cuello de cervatillo de Zapatero. Me hubiera gustado ver a Rajoy apoyando las medidas de austeridad del presidente, diciéndole que llega muy tarde y que, aún así, eso no es suficiente. Pero es lo que tiene esta política hecha a bocados, que termina contagiando el hambre de enemigo, esas ganas de rematar al otro antes que de salvarnos a todos.

Los muertos somos nosotros, es todo el país, es esta Andalucía golpeada ya en el suelo. Aunque se preste a esas metáforas, en realidad la gaviota carroñera puede tener la misma silueta que un espíritu resucitado, es cuestión de ver adónde dirige su vuelo. Yo no le echaría las culpas al pobre animalillo, ni al partido que se abandera con él, por haber amanecido en esta playa de ahogados. Como todos, esa gaviota vaga entre cadáveres porque no hay otra cosa, porque no han dejado otra cosa.