"La verdad, Ana...". Pedro Sánchez se dirigía a Ana Pastor como un heladero siniestro a un niño, ese tono susurrante y de labio tembloroso. La audiencia de Sánchez son niños de puntillas. "La verdad, Ana". Y la verdad sí se le transparenta en esa desnudez suya de hombre hecho de su desodorante. "Yo soy el presidente del Gobierno", dijo mucho. El ego se le sale como virutas.
http://www.elmundo.es/opinion/2018/09/22/5ba528fc46163f58998b4594.html
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