El profeta. Sánchez Gordillo podría haber subido a la
tarima del Parlamento para pedirle matrimonio a Manuel Gracia, para enseñar las
fotos de sus últimas vacaciones, para cantar Los campanilleros o para
gritar “soy el rey del mundo” en plan Titanic. Ninguna de esas cosas pega a la
hora de prometer un cargo, ni les importa un pimiento a los parlamentarios ni a
los andaluces. Igual que lo que hizo en realidad. Su discursito en plan
Espartaco, con las manos en los bolsillos, comprometiéndose a “luchar con todas
sus fuerzas por subvertir el sistema capitalista” provocó el descojone
generalizado en la Cámara. Desde luego daba risa, pero en el fondo es un
exhibicionismo triste, un poco como ese Mocito Feliz o los tipos que saltan en
pelota a un partido de fútbol, seres pequeños o disfuncionales que necesitan
reivindicarse de manera estrambótica no tanto para afirmar algo ante el mundo
como para afirmarse ellos mismos. El martirologio del ridículo le hacía santo
de su ideología veterotestamentaria y también pequeña, derrotada por la
historia, que todavía lanza sus amenazas y bravatas como una bruja quemándose.
Tenía que hacerlo, era el intento desesperado por reclamar visibilidad,
existencia ante un mundo que lo ignora. Lo ha hecho antes y lo hará toda su
vida, pues será siempre el iluminado solitario, el último comunista contumaz.
Es el complejo de Mesías incomprendido. Volvió a su escaño henchido de un
heroísmo casero, aceptando cada risita coñona como un profeta acepta un
latigazo bíblico. Nunca derrotará al capitalismo, pero cada llaga le recuerda
el Cielo comunista, y eso le basta.
Modelos pasados. Tiene gracia ver al PSOE quejándose
de que el PP haga de Televisión Española “una televisión de partido”. “Volver a
modelos del pasado”, les parece a ellos. Debe de ser que no ven Canal Sur,
modelo nada pasado, sino muy actual, tangible y morrocotudo. Pero es que las
televisiones independientes y plurales son siempre, claro, las de tu partido, y
las sectarias y manipuladoras las de los otros. Se quejan, ya ven, los que aquí
pusieron a dirigir la RTVA a un ex portavoz suyo, y tienen ahora en La Nuestra
una auténtica consejería de propaganda de la Junta. Parece mentira tener que
insistir en que la neutralidad de los medios públicos no existe. Ni en Canal
Sur ni en Telemadrid ni en Canal Nou ni en ninguno. En realidad, la neutralidad
informativa es imposible porque no hay noticia sin sesgo. Por eso la prensa
debe ser libre. La perversión viene de que los medios públicos están bajo
control político y esa libertad de prensa se convierte en propaganda y
manipulación pagada con el dinero del contribuyente. Ésa es la lacra que no
hemos sabido resolver. Aunque el PP ya ha posibilitado que estos medios
públicos se puedan privatizar o desmantelar, verán que nadie lo va a hacer.
Canal Sur ya nos ha dicho que “la Junta ha asegurado que no privatizará la RTVA
por entender que es el único servicio de radio y televisión que garantiza la
pluralidad en Andalucía”. De risa. Una solución sería prescindir de estos caros
y servilones medios públicos. ¿Es que hay acaso periódicos públicos? ¿Por qué
deben existir radios y televisiones? Pues porque son infalibles maquinarias de
control y manipulación partidista. A ver quién renuncia a eso. Ni el PP ni el
PSOE lo harán. Seguiremos tragándonos Nodos. Todos muy independientes y
plurales, seguro.
Novios para las niñas. Se llama copla se ha
fundido con la tarde de Juan y Medio. En el programa de Eva González ya les
andan buscando novios a las concursantes, unos novios como toreros del pueblo
para esas divas retrofranquistas del quejío y el floripondio. Niñas guapas que
cantan y buscan novio formal y castizo. Andalucía realizada.
Tópicos. Canal Sur nos da cuenta de una iniciativa en
Internet que se ha propuesto acabar con los tópicos andaluces. Se quejan de que
si ponemos en Google “los andaluces son”, lo que nos sale es que somos vagos o
juerguistas. ¿Y cómo van a acabar con esto que, más que un insulto, es una
feliz idiosincrasia promovida con orgullo (no hay más que ver el mismo Canal
Sur o el anuncio de Cruzcampo)? ¿Es un ambicioso proyecto para reeducar
Andalucía? No, que va, la cosa consiste en entrar en una página que hace
“búsquedas positivas” artificiales con términos como “emprendedores,
trabajadores, estudiosos o auténticos maestros (??)”. O sea, engañar a Google.
Curiosamente, este proyecto nos anima así: “¿Lo cambiamos? ¡No hay huevos!”.
Pues nada, entremos en esa página. Tendremos mucho tiempo para ponernos
adjetivos guapos, finos y nada tópicos, ahora durante las ferias y el Rocío.
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