Imaginad que vuestras creencias fueran falsas, vuestros dioses monigotes, vuestra moral la verdaderamente enferma. Imaginadlo y contemplad entonces vuestros actos: el sufrimiento, el dolor y la muerte en su inmensidad de ahogo e irreparabilidad.
http://www.elmundo.es/opinion/2017/08/18/5995ee6f268e3e52238b46fe.html
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