La eternidad sólo era contingencia ensoberbecida. Igual que Susana, que no era nuestra mamá ni nuestra dueña ni nuestra diosa, sino otra que pasaba, y que ahora se cae de bruces al ver que no tenía peana.
https://www.elindependiente.com/opinion/2019/01/17/el-cambio-y-la-gota-china/
No hay comentarios:
Publicar un comentario