Lo
estamos haciendo todo mal. O lo están haciendo todo mal por ahí los dueños del
dinero, los que se hacen bufandas y mocasines con él, los del Monopoly de
Bruselas, la Cruella de Vil alemana con la faja de pinchos, el BCE lleno de
mayordomos ancianos y candados de pirata. Lo están haciendo todo mal por ahí
los políticos extranjeros tan reverendones, la Troika que parece un misil
soviético, los hombres de negro que vienen a colgar sus sombras en las esquinas,
Rajoy que cree que la economía es una piñata, sus ministros que se pelean,
duermen con el relicario de una Virgen en el palanganero o van de menesterosos
a la UE… Todo mal, en Europa y en España, con la política de déficit, con la
estrategia de salvar el euro, con el garrote a los países rescatados. Tan mal
lo estamos enfocando que Griñán, en la interparlamentaria socialista, ha llamado
a hacer autocrítica de la política económica... a los demás.
Eso de la
autocrítica no lo tenemos en Andalucía. Bueno, es que no hace falta. La política
económica de la Junta ha sido gloriosa, vamos. Mientras toda esta gente de por
ahí, tan entendida, finolis y economistilla, torpeaba y se cargaba el estado
del bienestar de los amables países del sur, con este sol y esta alegría, aquí éramos
la leche porque hacíamos airbuses, teníamos la Andalucía sostenible y seguíamos
hablando de abrir zanjas para taparlas, ya saben, ese Ícaro que se inventó
Keynes. Y no sé por qué hablo en pasado. Griñán sigue diciendo que somos la
leche porque hacemos las tapas de los váteres o medio cachito de alerón del
Airbus… Hacer autocrítica del otro debería considerarse desde ahora solecismo
griñanesco. Si en estos cinco años de crisis nada se ha solucionado, vino a
decir, “tendremos que analizar qué estamos haciendo mal”. Y yo me imagino un
silencio hijo de Hitchcock sobre la reunión de la interparlamentaria, como un
péndulo parado, como el grito sin voz de un ahogado, esperando si acaso se
atrevería a mencionar las economías sostenibles y las nubes de azúcar
zapateristas, los planes E, el gasto babilónico de su querida Junta, el
historial de parados, pobres y analfabetos que orlan 30 años de PSOE en
Andalucía, e incluso los mangazos con mordida desde Mercasevilla hasta más allá…
Pero no. Su discurso prefirió tirarle de la chaqueta a Merkel, que todo el
mundo sabe que es la que tiene la culpa de que aquí tengamos cifras
tercermundistas de desempleo desde que se inventó el hilo; y darle el repasito
de enterao a todos los de Bruselas, a
la liga prusiana y otra vez a la Troika, que es muy resultona porque tienen
nombre de perra grande y coñona que muerde sin avisar.
Griñán puede
que tenga razón, quizá se están equivocando los sastres y sacamuelas de nuestra
crisis. Pero que alguien con semejante currículum de desastres y fracasos,
presidente de una comunidad que por sus números sigue pareciendo algo así como un
palafito amarrado a España; él, en la interparlamentaria de un partido que
lleva treinta años viviendo de defender a los pobrecitos, desvalidos y
menesterosos que se encarga sistemáticamente de crear, haga el discurso de la autocrítica
con tirachinas… Para eso hay que servir…
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