En Youtube triunfan mininos, culos,
gamberradas y monerías; de vez en cuando sale un marciano con rayador de queso,
un político con micrófono abierto o un ciudadano cabreado o simplemente fundido,
con escopeta, con sorna o arrebatado por el espíritu de Hamlet y su calavera que
era un espejo. Abelencastores, que
así se llama el usuario de Youtube al que nos referirnos, tiene ya hasta
publicidad antes de sus vídeos. El más visto, con casi 51.400 visitas, es “Que
caiga ya el meteorito”. También tiene éxito “Ni un euro más sin una auditoría”.
Abelencastores es en realidad Eduardo
Maestre, “agitador, músico y lector espesísimo”, según se define en Twitter. Y
lo suyo en Youtube, denunciando oscuridades, despilfarros y bobadas de la
administración, no entra en la moda de guasas, caricaturas o cortes de manga.
Es sólo la fuerza de los hechos y la risa que da la simple visión de la
realidad desnuda, como ver a un guardia de tráfico en calzones.
Sin
parafernalia o con la parafernalia de una maceta, Eduardo Maestre hace poco más
que leer los propios papeles, organigramas y BOJAS que se encuentra, pero así
nos enseña la obscenidad y el descaro de estos gestores de lo público en su
propio lenguaje. “Que caiga ya el meteorito” se diría, por el nombre, que va a
ser algo de Carlos Jesús, un fin del mundo con unos extraterrestres vestidos de
licra y toallas portuguesas. Pero no. El meteorito es el que dice él que
debería caer en ciertas estructuras de la administración por inútiles, pródigas
y chupópteras. El vídeo es una vivisección de la Agencia Andaluza de
Cooperación Internacional para el Desarrollo. Maestre nos lleva, con poco más
que leer y apuntar o subrayar con las cejas, hacia el universo como tolkiano de
la administración paralela de la Junta. Sólo el organigrama de esa agencia
parece el árbol genealógico de las Casas de Juego
de Tronos: Dirección, subdirección, secretaría general, 6 unidades, 13
departamentos, 8 áreas y las oficinas en el exterior. El cuadro que nos enseña es
como el de Roland Garros y contiene, por ejemplo, áreas de “equidad de género”,
de “fortalecimiento institucional” o un “departamento de acción humanitaria y
emergencia” como si fueran los bomberos del mundo. “Y en cada uno de estos
departamentos hay un montón de gente cobrando”, apostilla.
Pero es BOJA
en mano, comprobando a qué se dedica tan arborescente agencia, cuando la
retahíla de subvenciones para tareas loables o extrañas (en cualquier caso de
dudosa competencia autonómica) se ensartan como una gran fuga de estupor
burocrático: necesidades alimenticias en Somalia o campos palestinos se unen a alcantarillados
en Mauritania, fomento del sindicalismo andino o marroquí, compostaje de basura
en las islas Galápagos y otros epígrafes que en la neolengua administrativa
parecen arte conceptual y, con sus euros al lado, su precio ya en Sotheby’s. Aprecien
la belleza de esto: “Transversalización e institucionalización de la equidad de
género en la municipalidad de Ayutuxtepeque, El Salvador: 38.970 euros”. Otras
ayudas son minimalistas y carísimas joyas, como la que, bajo el epígrafe
“Hábitat”, en Marruecos, se lleva 189.000 euros. O “pedazos de cursos” como el de
“Experto en salud sexual y reproductiva en Senegal”, con 206.492 eurazos. En total,
10.622.624 euros, “sin contar las oficinas, los secretarios, las reuniones, las
cenas, las copas, los viajes a estos países”. Resumiendo: “Un dineral… Una
cosa…”. Y sólo es una agencia.
Es en otro vídeo, “Ni un euro más sin una
auditoría” donde nos revela que esta agencia maravillosa aún cuenta en su
presupuesto con 59 millones más. Y nos explica el extraño caso de otra de las agencias
estrella de la Junta, la Agencia Andaluza para el Conocimiento, con casi 100
millones de euros de presupuesto, y cuya creación a partir de otras agencias ha
sido invalidada por el TSJA por convertir en funcionarios a simples
trabajadores. Pues ahí sigue la agencia, con sus cosas del conocimiento…
“No nos estamos dando cuenta de la cantidad de pasta que se está
quedando esta gente”, dice Eduardo Maestre desde su terraza. Por eso pide una
auditoría de las cuentas públicas, “de todo lo que se ha estado haciendo en
Andalucía 30 años”. Pero mientras, también pide a las musas y los dioses “que
venga ya el meteorito y caiga encima de la agencia, que caiga el meteorito en
to'l patio”.
Las máquinas y las
bananeras
A Eduardo Maestre no le salen sus vídeos
como un chiste, sino como un gregoriano de verdades sonrojantes. Serio, lento,
no pretende hacerse el gracioso, pero sin embargo tiene la gracia directísima
del asombro, de la incredulidad, del esperpento. Cuando él lee el concepto de
una subvención o la estructura de una agencia de la Junta, parece algo de Les
Luthiers. Pero porque merecería serlo. Algunas muestras de ese surrealismo
exótico, del imaginativo churriguerismo burocrático que se puede sacar del
BOJA, y son sin embargo reales, y cuestan dinero público real, son éstas:
Transversalización e institucionalización de la equidad de género en la
municipalidad de Ayutuxtepeque, El Salvador, 38.970 €; estrategias para el
fomento del diálogo social, la prevención y solución pacífica de conflictos
laborales en Perú, 120.800 €; incorporación de la equidad sindical en salud
laboral en Centroamérica: el caso de las máquinas y las bananeras, 229.154 €;
información y capacitación en la Coordinadora de Centrales Sindicales Andinas,
Bolivia, 400.000 €; investigación aplicada al desarrollo y formación sobre
visiones del desarrollo y educación para un ciudadanía crítica y transformadora:
Andalucía, 139.800 €; puesta en marcha de un proceso de compostaje de la
materia orgánica procedente de los residuos sólidos urbanos en el cantón de
Santa Cruz, Galápagos, 148.000 €. “Lo que me fastidia –afirma-- es que no nos
estemos enterando de nada de esto. Ya está bien de tomarnos el pelo, ya estamos
hasta aquí de sinvergüenzas, chorizos y malandrines”.
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