San Valentín florista, San Valentín Fred Astarie, San Valentín butanero... Hay para elegir. Eso sí, deberían separar al santo católico de toda esa iconografía del Cupido picaflor y del tirarse en cueros flechas de fresa y carne. San Valentín evoca un amor ministerial o cardenalicio y Cupido evoca un arpista calentorro. Pero a lo mejor no hay que tomarse el amor tan en serio, así con sus comisarios, sus embajadores, sus ortodoxias y sus fiestas de guardar. Ni siquiera con sus definiciones. Al amor lo han enjaulado igual poetas que químicos para al final coincidir, porque a Pedro Salinas le salía eso de “amor, amor, catástrofe” y a los químicos les sale una explosión en el cerebro que también lo desbarata o lo reinventa todo. Si el amor romántico es una fase, como que te guste Schubert; y el amor carnal un pinchazo que no se acaba; y tanto corazón de anís y tanto menú de San Valentín sólo un negocio más como el resto de las pasiones y miedos humanos, tendremos que hacer cada uno nuestra mezcla para no enfadarnos, asquearnos o rebelarnos ante la palabra amor (o por el contrario hacerlo, que quizá se lo merezca). Yo aún identifico el amor con esas ganas de escuchar a alguien y llevártelo a la cama luego. Lo de celebrarlo, eso sí, lo suelo hacer con más ironía. Sea un culo volador, sea una mesa camilla, sea atender juntos un jardín, sea ver champán en los ojos de otro, yo diría que aún nos consuela y nos hace falta esto del amor. Lo patrocine un cura o un colibrí cachondo.
15 de febrero de 2013
Hoy viernes: San Valentín y Cupido (15/02/2013)
San Valentín florista, San Valentín Fred Astarie, San Valentín butanero... Hay para elegir. Eso sí, deberían separar al santo católico de toda esa iconografía del Cupido picaflor y del tirarse en cueros flechas de fresa y carne. San Valentín evoca un amor ministerial o cardenalicio y Cupido evoca un arpista calentorro. Pero a lo mejor no hay que tomarse el amor tan en serio, así con sus comisarios, sus embajadores, sus ortodoxias y sus fiestas de guardar. Ni siquiera con sus definiciones. Al amor lo han enjaulado igual poetas que químicos para al final coincidir, porque a Pedro Salinas le salía eso de “amor, amor, catástrofe” y a los químicos les sale una explosión en el cerebro que también lo desbarata o lo reinventa todo. Si el amor romántico es una fase, como que te guste Schubert; y el amor carnal un pinchazo que no se acaba; y tanto corazón de anís y tanto menú de San Valentín sólo un negocio más como el resto de las pasiones y miedos humanos, tendremos que hacer cada uno nuestra mezcla para no enfadarnos, asquearnos o rebelarnos ante la palabra amor (o por el contrario hacerlo, que quizá se lo merezca). Yo aún identifico el amor con esas ganas de escuchar a alguien y llevártelo a la cama luego. Lo de celebrarlo, eso sí, lo suelo hacer con más ironía. Sea un culo volador, sea una mesa camilla, sea atender juntos un jardín, sea ver champán en los ojos de otro, yo diría que aún nos consuela y nos hace falta esto del amor. Lo patrocine un cura o un colibrí cachondo.
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1 comentario:
Buenas palabras!!
Saludos
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