El Gobierno de Rajoy es mitad academia y mitad apóstoles. No hay ministros maniquíes ni de cuota, ésos que Zapatero parecía elegir por el método de la gallinita ciega. Ha buscado primeros de la clase, especialistas de lo suyo, funcionarios bien fajados, viejos ferroviarios de Europa, y el resto son hermanos de armas, mirmidones fieles a los que Rajoy puede confiar el estandarte, la espada y el culo. Entre todos los apóstoles destaca Soraya, los ojos más listos del posaznarismo, brillante, empollona, curranta, leal y un poco castigadora. Concentrará el poder político y mirará desde arriba lo que hacen los demás creyentes y tecnócratas de los ministerios, hablando al oído de Rajoy como un cardenal. En la bancada azul la veremos aún más terrible y rápida contra la oposición deshilachada. Yo creo que es un Gobierno bastante centrista donde no hay halcones ultra, sino lechuzas con gafas; sin sacristanejos y con liberales de libro, y donde estará el más rojo de todo el PP, Gallardón, encargándose de la Justicia, quizá porque van a decidir enterrar lo del 11-M como conspiración. Hay a quien le da miedo Luis de Guindos porque se le ha encomendado la economía a quien llevó la división ibérica de Lehman Brothers, icono del derrumbe financiero. Dicen que lo suyo lo dejó saneado y sin basura subprime, pero puede parecer el Darth Vader del Ejecutivo, con un ojo y un guante en el lado oscuro del capital. Veremos. A Montoro se le ha dado la tijera, llevará Hacienda y Administraciones Públicas, hará de roñoso y será el encargado de decir que no. También será una misión de contención la de Ana Pastor en Fomento. Margallo es una buena opción para Exteriores, otro ratón de Bruselas. Y repite Arias Cañete, el jerezano que iba en un Morgan y se reía con aquel comisario Fischler, y que esta vez no tendrá que lidiar con las vacas locas, sino con la PAC.
Salvo que nos haya tocado la lotería a la hora del mantecado, a ellos les tendremos que rezar ahora para que nos saquen de ésta. Tienen currículum y experiencia, a ver si tienen también voluntad y acierto. Pero al menos hay un Gobierno que no parece, como antes, la tripulación de Vacaciones en el mar.
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