Cáterin
envenenado. El plató de Pido la palabra, que ya parece un coso de gladiadores o una plaza
de toros portátil, esperaba a Ignacio García, presidente de la Comisión ERE, y
uno se imaginaba una arena con ganas de empanar higadillos y absorber cuajarones
ante el mayor caso de corrupción de nuestra historia. Pero todo transcurrió,
extrañamente, en una especie de relajante ambiente chill out. O la sociedad andaluza es así de tranquila o permisiva
con la corrupción, o hay algo en el cáterin de ese programa que amodorra o
embota a los preguntadores, una especie de zumo ponzoñoso preparado no sabemos
dónde. La gente parecía más interesada en la comisión en sí, como una especie
de distracción futbolera, que en preguntar sobre los hechos, los desenfrenos,
las mamandurrias y los golfazos del caso, o sobre los mecanismos o controles
que se habían usado, aflojado o ignorado en este monumental mangazo. Daba la
impresión de que la gente no sabía absolutamente nada sobre el asunto, más que generalidades
oídas en la panadería. Tampoco animó el vídeo que ofreció el programa, con convenientes
olvidos e inexactitudes. Afirmaba, por ejemplo, que en Guerrero “ha recaído
toda la responsabilidad política directa de la trama” (que no es cierto porque
no ha habido dictamen) y, como suele hacer el PSOE, limitaba todo el fraude a
los intrusos, olvidando las ayudas arbitrarias a empresas, la parte más fea,
dolosa y punible política y penalmente. El mismo Ignacio García tuvo que
empezar aclarando esas imprecisiones tan sospechosas. Pero, ya digo, se le
preguntó más por las desavenencias y los estados de ánimo dentro de la comisión
que sobre el fraude en sí, como si fuera el banquillo de Mourinho. Curiosas prioridades.
Y sólo una vez mencionaron a Griñán, al que Ignacio García, a título personal,
señaló o salvó con suaves latinajos: culpa in
eligendo e in vigilando, que es
como la culpa leve de una portera. Lo peor es que la gente no parecía ni saber
mucho ni interesarse en saber más. Por fin se trataba un asunto peligroso e
incómodo para el poder, pero se diría que era sólo la liga italiana o la
corrupción en Filipinas. Le ponen algo a ese cáterin, seguro. Y música de
ascensor a la corrupción.
Copos
de nieve. También estuvo en Pido la palabra María Jesús Montero, Consejera de Salud. Ya estamos
con los consejeros, en fin… Y otra vez la casualidad (o el cáterin) hizo que las
preguntas cayeran como copos de nieve, fáciles de aguantar con el endeble paraguas
de “la culpa es del PP” o “nosotros os estamos defendiendo de Rajoy”. El
ambiente invitaba, porque el vídeo introductorio (de nuevo) nos daba en los
morros con un cartelón grande y en negro con el dibujo de unas tijeras y el
texto: “Tijeretazo del Gobierno”. Así se las ponían a Fernando VII, que mandaba
menos que esta gente aquí.
Asilo
político. Eduardo Maestre, señor de los
meteoritos vengadores, fue entrevistado telefónicamente en el templo de la TDT
Party, que dicen, o sea Intereconomía. A mí Intereconomía me da grima, y más
que por sus tics grasientos, porque demasiado habitualmente los veo faltos de
rigor. Pero el foro no me distrajo de la gravedad no exenta de humor que
siempre trae Eduardo Maestre, webmaster de los cabreados con el Régimen. Contó
que tenían pensado ir este sábado a pedir asilo político en los consulados de
EEUU, Alemania, Francia y Argentina, apelando al Estatuto de Refugiados de
1951, que habla de “partidos u organizaciones que controlan el Estado o parte
de su territorio”. “No hay manera de que metan mano a la cantidad de
sinvergüenzas que están expoliando Andalucía desde hace décadas”, dijo. También
habló de su plataforma Fuera de la
política, que pretende expulsar a “estos pseudopolíticos que han usurpado
escaños que deberían ser sagrados en el Parlamento de Andalucía y que viven
para la pervivencia y el mantenimiento ad
aeternum del PSOE en Andalucía”. Maestre tiene razones aunque demasiado
aspaviento. Corre el riesgo de convertirse en un simple friki. Pero hubiera
estado bien verlo en Pido la palabra.
Sin beber del zumo envenenado, eso sí…
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