Luego entró en juego el fascismo, esa acusación tan barata. Fascista tú, demócrata yo. Piensen en estas categorías mientras evalúan la pregunta fundamental que lanzó @josemanavarro: “¿Tiene derecho el que recorta derechos?”. El periodista @JRomanOrozco tuiteó: “Wert califica de fascista el boicot a su conferencia. Fascismo es más bien imponer una educación inspirada en el ultra-nacional-catolicismo”. “Fascismo es justificar la censura con argumentos ideológicos”, le replicó @AlbertoGReyes. @Mario_bilbao decía: “Quitarle la palabra a Wert es un ejemplo del fascismo de izquierdas que Jürgen Habermas atribuyó al líder estudiantil Rudi Dutschke”. @DelaCallefotos le contestaba así: “Ya que te gustan las citas: ‘La comunidad educativa no puede ser una comunidad democrática’ Wert dixit. No os quejéis ahora”. O sea, se lo ha buscado. Hay gente que se merece lo que le pasa, simplemente. Van provocando, suele decirse. Sí, y cuánta satisfacción y cuánto placer hay en el escarmiento. Es la misma tesis que le hemos oído a Verónica Pérez, secretaria de Política Institucional del PSOE-A: “Quien siembra vientos recoge tempestades”. @CaraballoJav sentenciaba: “El fascismo no está en el boicot callejero, el fascismo llega cuando se justifica políticamente. Como el PSOE con Wert”. @ElenaValenciano llegó a retuitear esto: "@JSAMartos: Suspenden la conferencia de Wert en #Sevilla por las protestas de los asistentes en defensa de una educación pública. #Andalucíasedefiende”. Le recordaron, claro, que las competencias en educación son de la Junta. Pero seducían más la violenta belleza de los eufemismos y el placer casi lúbrico del escarmiento al enemigo.
Estas polémicas, no al nivel del corte de manga sino a nivel intelectual, ya las zanjó nuestra civilización hace mucho con algo que se llama libertad de expresión. Ya saben, eso que en realidad no dijo Voltaire pero suena tan bien: “No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. “Discrepo con Wert pero tiene derecho a expresarse. La libertad de expresión es un derecho que costó mucho conseguir”, señalaba con cordura @Asuntriana. Lo demás es matonismo, con más o menos ideología. Mar Moreno y la Junta se han decantado por ese Voltaire apócrifo, afortunadamente. Pero en la noche del lunes, contenta de hogueras en Twitter, los líderes socialistas, cómplices o complacidos, no parecían conocer al filósofo. Hay extraños demócratas que son capaces de separar Democracia y Estado de Derecho. Los fanáticos siempre tienen buenas y justas razones contra la libertad.
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