Susana
Díaz tiene pinta de profesora de autoescuela, pero dicen que es un 'animal
político'. No sé yo. También lo dicen de Zoido, que a mí me sigue pareciendo
políticamente una folclórica. Yo distinguiría el animal político de la fiera de
partido. Un animal político era Felipe González. Inteligente y seductor, sabía
bailar con el partido y besar y mentir al electorado, como un tanguista del
Guadalquivir. Tenía percha y labia y era capaz de conllevar un elevado sentido
de Estado con una demagogia simple pero artística. Te podía engañar, pero
siempre como un mago, no como un buhonero. La fiera de partido es diferente.
Mientras el animal político ve como desde arriba su partido, la política, el
país y la sociedad, la fiera de partido reduce su ámbito a los pasillos. Por
allí da mordiscos o regala chocolatinas, pero sigue pareciendo un visitador
médico con ambiciones desmesuradas o asesinas. Ahí pongo a Susana Díaz, que
puede ser mortal en un congreso, pero fuera hace política de baratijas, a base
de discursos memos, eslóganes de detergente y aviesas pedradas a la
inteligencia como a unos pobres gorriones.
Susana
Díaz, generación griñanini, crecida como una lechuga dentro del criadero
socialista y entrenada ahí como en un dojo; Susana Díaz, que no ha
conocido otra cosa, que no sabe otra cosa, fue subiendo en el partido como se
sube en esos sitios hasta que la llevaron en góndola a la Junta. Ahora ha
vuelto al partido como un viajero oriental, a seducir con sedas, mejunjes,
dragones y pecado. En vísperas del congreso provincial de Sevilla, sus propios
compañeros la acusan de usar las instituciones para medrar en el PSOE. Ha dicho
Borbolla que no se puede competir contra su candidatura porque viene con el
sello real del BOJA, esa firma que “sirve para contratar a militantes del
PSOE-A”. ¿Escandaloso? No, lo normal en la avilantez de esta política corrupta
que mancomuna instituciones y partido, lo público y lo privado, lo de todos y
lo suyo... Eso es lo que tenemos, no tanto animales políticos como mediocres
con hambre, basureros de la lógica, regateadores de zoco, mortíferos gañanes,
loteros de la demagogia y piratas esquineros; esas fieras de partido,
avaramente cuchicheantes y urdidoras, como viejas envenenadoras... Y eso, donde
hay un partido... En el PP andaluz, que no era un partido, sino una cofradía de
pasión alrededor de Arenas, no hay ni aspirantes ni familias ni creo que gente.
Sólo Zoido, político al que le veo la corbata como una peineta, y luego un montón
de huérfanos. Ya no hay verdaderos animales políticos, esos que al final salían
mejor o peor, pero iban acompañados de su estatua y llevaban la posteridad como
un perfume canalla. Sólo hay pequeñas fieras de corral y, de vez en cuando,
algún triste funcionario, melancólico como Pessoa, que se deja llevar por la
sombras de los árboles hacia la tarde, la miseria o la corrupción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario