4 de abril de 2011

Somos Zapping: Las máquinas de buscar papeles (04/04/2011)

Actas. Yo no soy jurista, pero el sentido común me dice tres cosas. Una, que si las actas y acuerdos del Consejo de Gobierno son secretos, y no sólo sus deliberaciones, lo serían todos, así que la Junta no podría entregarle a la jueza nada, ni siquiera los papeles concretos que ha ofrecido, pues sería igual de “ilegal” que el tocho entero. Dos, que si la jueza no se fía de la Junta y cree que hay una trama conocida por el Gobierno andaluz para este mangoneo de los ERE, es lógico que no quiera que sea la propia Junta la que decida qué información se le da o no. Y tres, que viendo en las noticias de Canal Sur a Mar Moreno y luego a la jueza Alaya, yo creo que esta jueza seria, tiesa y con cara de mal despertar se va comer a la consejera por las patitas. Pero vayamos al tratamiento televisivo del asunto. No me sorprendió la celeridad con la que, tras salir Mar Moreno ante las cámaras diciendo lo ya sabido, Canal Sur se apresuró a buscar especialistas que medio avalaran la tesis de la Junta o al menos la cubrieran de espesos velos y posibilidades de tediosos conflictos prácticos y jurídicos por venir. Más que de la ley, parecía que se trataba del engorro de una mudanza, de que no es plan de meter a este Gobierno tan ocupado en ese meneo de carretillas, secretarios, altillos y cartapacios. Se notaba que Canal Sur hacía lo posible por librar a la Junta de ese peso, ese zafarrancho y esa carpintería. Cuando la jueza volvió a requerir esas actas, el informativo del sábado por la noche le dedicó sólo 25 segundos a la noticia. Menos de la mitad del tiempo que dedicó a contarnos que los moteros de jerez habían sufrido picaduras de insectos y algunas caídas sin importancia. Las máquinas de buscar papeles están todas atrancadas, pero las de la manipulación y la distracción siguen funcionando a todo tren.


Niños robados. Volvió Paco Lobatón con sus paladas de ceniza y sus pajarracos del morbo. Niños desaparecidos o niños muertitos, madres llorosas con el vientre huérfano, oscuras enfermeras de película de manicomio... Niños robados iba a ser un programa especial para una sola noche como de terror nazi, pero ya le han dado continuación. El morbo, una vez más, sedujo a la audiencia andaluza y Canal Sur sabe reaccionar ante eso. Paco Lobatón va a poder seguir abriendo muchos más ataúdes blancos y muchos más corazones enterrados. Los hijos sin madre y las madres sin hijo en realidad dan siempre la misma historia, por eso todo era repetirse y recrearse enfermizamente una y otra vez en las entrañas arrancadas y en los llantos oídos en las pesadillas, en las cunitas vacías y en los patucos sueltos, en las mismas imágenes en blanco y negro de bebés raptados entre toallas o ya cadáveres (sí, sacaron mucho la foto de una mujer con un bebé muerto en los brazos). Madres con el agujero de un hijo, ahí hay para escarbar y para supurar todo lo que Canal Sur quiera. La cosa podría durar más que Arrayán.


La cura. Y entonces, como en el poema de Pedro Salinas, la alegría... Que la alegría nos cura de todo es un viejo ardid para contentarnos en nuestra miseria. Creo que he dicho ya alguna vez que aquella frase de Roberto Sánchez Benítez que pretendía espantar la crisis “con este sol y esta alegría” quedará un día como resumen perfecto de la sociedad andaluza de este tiempo, mantenida pobre, inculta y a la vez riente por el poder para hacernos conformistas, acríticos y satisfechos aun en nuestras dolorosas carencias. Por eso, sin duda, en Salud al día hicieron esta semana de la risa una científica medicina. La risa “mejora nuestra memoria, reduce el estrés, aumenta la capacidad de respuesta del organismo ante los tumores (!), protege de enfermedades respiratorias, previene los resfriados y las enfermedades del corazón”, nos decían. Hasta “mejora la productividad”. Luego, ponían a un andaluz contando un chiste. Ya estamos salvados de la tristeza, la pobreza y la enfermedad con esa “terapia al alcance de cualquier bolsillo”. Seguro que por eso Roberto Sánchez Benítez nos hace reír tanto, por nuestra salud: sus ridiculeces casi quitan el colesterol. Rían ustedes, como invitaba el programa sacando hasta a un payaso que se dedica a hacer talleres de “risoterapia”. Vean Canal Sur y rían por lo que somos o por lo que han hecho de nosotros, monos rascadores satisfechos en su risa boba, olvidando todo lo demás. “Se recomienda reír al menos 10 minutos al día”, nos indicaban. Poco es, porque nuestros gobernantes y nuestra televisión autonómica nos mueven a la carcajada continuamente. Rían ustedes, como intento reír yo. Pero si luego sienten, pese a todo, una intensa amargura, una honda sensación de pérdida o de estafa, y ven la realidad que se niega y a la inteligencia desahuciada y a la estupidez triunfante; si ocurre así, si todavía les queda tristeza y rabia y descontento, entonces, y por eso mismo, no estará todo perdido: aún tenemos cura.