Marbella fue un invento, como Las Vegas, y hay en esta ciudad bella, hortera, maltratada y brillante algo de sueño americano que acabó un día, como ocurrió a veces allí, en cóctel de gánsteres y putiferio de políticos. Ahora la visita otro sueño americano, Michelle Obama, que no es Rosa Parks, sino una niña bien que estudió en Harvard y Princeton, pero al fin y al cabo es la esposa del primer presidente negro de Estados Unidos, cosa que algunos estadounidenses de peto no terminan de concebir. Yo no sé si estos sueños son ya posibles en Marbella, si son posibles en Andalucía. Marbella pasó de las fiestas de ir de blanco a ser violada por feos piratas, apedreada contra el mar, pintada de mierda, saqueada con saña. Me gustaría pensar que algo aprendimos de lo que ocurrió allí, de lo que se consintió allí, cuando todo apestaba pero nadie quería enterarse. Me gustaría pensar que el pueblo no va a volver a tolerar la corrupción a cambio de parterres ni de propinas de aparcacoches, pero tampoco por razón de ninguna pureza ideológica que todavía algunos trileros se atreven a identificar con Andalucía. En Marbella podrán seguir dorándose los ricos, zorreando el dinero, poniéndose collares de diamantes los perros, incluso estando en medio de esta autonomía pobre y castigada. Pero que nunca más la emputezcan ambiciosos canallas como los que se adueñaron de ella. Ahora viene a Marbella la emperatriz del mundo, aún discreta a pesar de que ella y su marido significan una revolución. A lo mejor nos contagia un sueño, quién sabe.
31 de julio de 2010
Los días persiguiéndose: Sin City (27/07/2010)
Somos Zapping: ¿Esto qué es lo que es? (26/07/2010)
Altos tribunales. ¿Sirven de verdad para algo esos altos tribunales, esos lentos y graves doctores como en su arzobispado de leyes? El Constitucional dictamina sobre el Estatut pero Zapatero y Montilla se reúnen para ver cómo pueden conseguir que todo siga igual. Aquí, el TSJA sentencia contra ese plan que llaman de “calidad” de la enseñanza pero que sólo consiste en untar a los profesores para que aprueben a más alumnos, y sin embargo, las noticias de Canal Sur abren diciendo que “la Junta insistirá en su política de incentivos con una nueva norma en preparación”. Por cierto, La Nuestra lo llamaba “pago de primas a los docentes para atajar el fracaso escolar”. Suena mucho más bonito así, desde luego. Casi no queda rastro de su inmoralidad. Pues otra norma, que no sabemos si pasará también por los salones del TSJA. Total, para lo que sirve eso...
Flamenco y sintaxis. No había más que oír el saludo o la consigna del programa para darnos cuenta de cómo impulsará la cultura de Andalucía: “¿Esto qué es lo que es? Mi primer olé”, gritaban. Quizá es que lo primero para flamenquear es maltratar la sintaxis, para dejar claro que nuestras purísimas raíces no pueden tener nada que ver con esa otra cultura tan elitista y antiandaluza del leer, el escribir y el saber. Enseñar esto a nuestros chiquillos es primordial. Y, encima, así consiguen que el programa tenga aún más aire de rengue de hijos de feriantes de coches de choque, que es lo que parece.
Moños. Otro clásico de la cultura andaluza hemos visto esta semana, una auténtica pelea de folclóricas en los programas del basureo: Charo Reina, María del Monte y La Pantoja enredadas en no sé qué enfados, venganzas o ajustes de cuentas (incluidos supuestos vetos en Canal Sur). Es tranquilizador que la tradición no se pierda. Yo propongo que La Nuestra haga pronto un programa en el que los nuevos alevines folclóricos aprendan a tirarse del moño.
Tradición torcida. Corrida goyesca en Archidona, en una plaza torcida (ochavada, dicen), donde las circunferencias eran huevos. Mientras Enrique Romero alababa la pureza de la cosa, yo pensaba en lo significativo que es que la tradición glorifique el encanto de lo torcido. Torcido, feo o equivocado, pero tradición... Eso explica tantas cosas en Andalucía...
Los días persiguiéndose: Patria y tribu (20/07/2010)
Mis amigos catalanes me señalan en la prensa artículos “anticatalantes” y yo vuelvo a decirles que “anticatalán” no tiene sentido como no tiene sentido “antiatlántico”. Serán, en todo caso, artículos antinacionalistas catalanes, que es otra cosa. Pero en estas patrias macizas al individuo se le impone, tras la sentimentalidad, la ideología. Hablan de identidad, historia, cultura, pero de eso tenemos todos, hasta llegar a las hordas. Y además, ¿qué cultura? Porque la que yo considero mi cultura va desde Asia Menor hasta Washington y abarca más de veinticinco siglos. No, aún no hemos encontrado la respuesta a nuestro ser y por eso nos cegamos con sucedáneos. Tampoco las patrias antiguas ni nuevas nos la traerán. A mí, que me den libertad y una ley justa, y ya me pensaré yo qué soy. Y que me llamen andaluz o español o rumano o terrícola, me da igual. O mejor, que me llamen simplemente “hombre”. Yo votaría sí a la independencia de Cataluña, si alguna vez tienen la valentía de pedirla. Sólo por ver qué les salía a partir de ese miope y sentimental infantilismo, un Estado o una tribu.
Somos Zapping: My fair lady (19/07/2010)
Refritos. Sí, es verano y Canal Sur aprovecha la carne del puchero de todo el año o de toda su vida, hecha ya cecina. Vuelven los refritos, los programas de videoteces, los zappings y esos cantantes recuperados con el colador de galas, homenajes, especiales y verbenas. Manu Sánchez reúne sus mejores momentos mientras va disfrazado de lord en busca del tío del bombón helado. Una horrible recopilación de canciones del verano nos devuelve a King África vestido de torero que se comió al toro, a María Isabel antes muerta que callada, a Los Sírex o a Los Bravos o a Camilo Sesto espolvoreados de cal de cementerio, a Camela o a Los Amaya escapados de las gasolineras, a toda la penosa colección de la quinquillería juvenil, a la marcha culona de las canciones de Gran Hermano, y así hasta tres horas de suplicio. Veo Salud al día y me doy cuenta de que también es un programa ya emitido, que sobre ese tesoro nacional de los tomates andaluces había escrito yo hace mucho. Sí, todo repetido o remasticado. Qué podíamos esperar, siendo esta tierra y esta televisión una eternidad que se copia a sí misma...
Simpatía oriental. Sigo sin saber por qué hay un programa nuevo, Ponte a punto, que básicamente es igual que Salud al día pero como entre balones de Nivea. Lo único es que hay más personajes andaluces enseñándote su culo de piscina, los zumos de su turmix o sus tapas de la esquina. Y, eso sí, hallazgos que van más allá de la salud frutal de esta tierra, como nuestra capacidad para importar simpatía de Oriente Próximo. Así lo entendí yo, cuando presentaban a las Soles y nos hablaron de su “simpatía nazarena” (sic). Simpática tierra debe de ser Nazaret, por lo visto. Cuánto aprendemos en Canal Sur...
Poderes. Eramos campeones del mundo, la Patria se inflaba como un balón y Canal Sur nos sacaba a un tío travestido de flamenca y a otro con tricornio de guardia civil celebrándolo. Son estos pequeños símbolos los que hacen nación, ya ven. En los pueblos de Navas, Ramos o Marchena, el triunfo se saboreaba también en su pedacito andaluz. Pero yo sólo pensaba en quién va a ser capaz de enfrentarse a Griñán ahora. No sólo podrá argumentar que su “Andalucía sostenible” da campeones del mundo, sino que, después de coincidir con el pulpo Paul, sabemos que el presidente tiene poderes.
Leyendas. No me extrañó que El club de las ideas, coproducido por la Consejería de Educación, le dedicara un reportaje a la chica de la curva y a otras leyendas urbanas. Lo que mejor hace la Junta es eso: intentar colar trolas increíbles que pasen por verdad.
Los días persiguiéndose: El triunfo (13/07/2010)
No hay que desdeñar el poder de los símbolos, ni, sobre todo, el de la gente enfocada e identificada en una tarea común. Sin embargo, no voy a ser yo el que levante un nuevo imperio sobre un triunfo deportivo. A mí también me rozaban el domingo las banderas, que iban como novias, pero me guardo mucho de bordar sobre ellas o sus batallones metafísicas, identidades o política. A pesar de todo, es cierto, ahí estaba la gente, tanta gente, compartiendo corazón como se comparte una sábana. Yo no terminé el domingo ni más ni menos español, aunque sí más abrazado por algo. No era la gloria prestada, no era el orgullo de ser tribu, no era la uniformidad de la masa, cosas que detesto. Creo que, simplemente, era la emoción, quizá sólo insinuada, o incompleta, o prometedora, de ver a la gente olvidando sus diferencias, ideologías, localismos, por algo que se puede discutir si en realidad es más grande, pero que desde luego era percibido como algo más grande, algo compartido, algo común, algo que unía. Lo que a uno le gustaría es que eso común y aupado por tantos brazos fuera algo más que una copa dorada o una patria de estanco o de tizas de colores. Otro proyecto, otro objetivo, quizá una sociedad más libre, consciente y justa; quizá una democracia sin tantos odios ni urdidores ni mentiras; quizá unos valores de esfuerzo, compromiso, ética, civismo, honradez... Por eso mi alegría y mi emoción fueron tibias, prudentes y puede que hasta levemente tristes tras la final, como si hubiera algo de usurpación en ese triunfo.
Tenía que ser Iniesta, el de piernas de compás, el que ve por encima de las águilas; tenía que ser la inteligencia dirigiendo a la voluntad. Para ganar tuvieron que enmendar el tópico de los futbolistas coléricos, la furia solitaria de paquete, y traer a violinistas rápidos y a relojeros despaciosos, que hacen y perciben las cosas un segundo antes de que ocurran, pensando juntos como una colmena. Era necesario, aun a costa de la tradición, la pureza, el mito del torazo en la bandera o de las espinas en el corazón. Ojalá pudiéramos en Andalucía conseguir algo parecido, tener a una nueva generación capaz de darle la vuelta a todo, de sustituir a los palmeros por geómetras, a los dormidos por capitanes, a los conformistas por luchadores, a los desafortunados por vencedores. Y que toda la gente empujara en esa tarea común como me empujaba el domingo una espuma de banderas y abrazos hasta el agua o hasta los besos. Ni por patrias ni por estampas, sino por nuestra dignidad, nuestra libertad y nuestro futuro. Eso sí sería un triunfo, eso sí sería ganar el mundo.
Somos Zapping: Coincido con el pulpo (12/07/2010)
Himnos. Ni las vuvuzelas, trompetas de plástico de siempre con nombre zulú; ni Shakira, percutiéndose las caderas y haciendo, como la pantera que es, un África de su cuerpo y su voz... No, nada de esto ha sido el verdadero sonido del mundial. Ha sido, claro, el himno que ha compuesto para el evento Miki Rodríguez, de Canal Fiesta Radio. ¿Es que no lo han escuchado? Pues se han perdido lo mejor. Sí, porque el chaval ha convocado en estilo y en presencia a toda esa morralla del flamenqueo juvenil quejumbroso de guitarrilla floja y escuela perdida que ellos han convertido en modelo para la nueva generación de andaluces. El bodrio se titula “La fuerza de la unión” y es como un “We are the world” que hubieran patrocinado Andy y Lucas (ellos no están, pero sí otros iguales o parecidos). Fútbol y flamenkito botellonero, vaya calimocho. Si digo que esta cancioncita merece ser el purísimo sonido del mundial africano es porque, viendo el vídeo, daban ganas de arrojarlos a los leones.
Los huevos de Jesulín. El nuevo programa piscinero de Roberto Sánchez Benítez, Ponte a punto, sobre salud veraniega y abrir sandías, se echó a perder con la primera imagen, la de Jesulín de Ubrique en su cocina diciendo esto: “Me pillas en plena faena, aquí comiéndome un par de huevos fritos (...). Así que si quieres ponerte, ponte a punto, aquí comiéndote huevos conmigo...”. Ya tengo fatiguita para todo el verano.
Los días persiguiéndose: Roja oscuridad (6/07/2010)
Paseo por la playa, cubazos de luz y azules me salpican, las chicas me miran a los ojos con sus pezones, un descanso de todo viene a saludarme como un perrillo mojado. Y me doy cuenta de que ya no podemos permitirnos la inocencia, de que ya no podemos permitirnos el verano. Más allá de esta playa, de este sol como una bola de helado, de esta carne y esta fruta que nos invitan a hundir en ellas la cabeza, están los desastres, las mentiras, los trileros. Ahora, cuando la política parece un invierno, es cuando no hay que ignorarla o nos consumirán la molicie y el sueño de las largas digestiones. Esta hora del planeta nos hace querer huir, olvidar, abandonarlo todo salvo la piel. Quién no ahogaría en el mar la crisis, las desgracias, el paro, sus culpables o sus vividores, y se tumbaría igual que un indio feliz y desnudo bajo una cascada. Pero qué hacer con el mundo de fuera, tan vasto y duro, que levanta la arena y nos hiere los ojos. Me marcho, al final, de la playa, donde la desgana me ha dado tibios lametones, tentadores y un poco asquerosos. Ahora tengo ganas de escribir, de protestar y de incordiar, sobre todo a los que nos han mantenido tanto tiempo en esta playa con la que, ahora que caigo, seguramente me quería referir a Andalucía. No descansen más que lo justo, no sesteen en la roja oscuridad de esta paz estancada y falsa. Pateen los castillos de arena, manden a tomar por culo esa felicidad idiota de cubito y de palita, salgan valientes a enfrentar lo que hay fuera de esta quesera y, como ciudadanos libres y críticos, juzguen, actúen, hagan política o antipolítica, pero no amanezcan otro día en esta playa de dormidos. O al menos, no lo hagan como contentos o como esclavos.
Somos Zapping: Discursos con tutú (5/07/2010)
Innovación de la semana. Habrá que deponer definitivamente a Tecnópolis como vocero de las modernizaciones churreras de esta tierra, porque la innovación de esta semana nos la trae, de nuevo, Andalucía directo. Roberto Sánchez Benítez ha conseguido por fin parecer un astronauta, y su programa, tener a la vez la intrepidez futurista del puente de mando del Enterprise y el tranquilo y preciso monacato tecnológico de esas salas blancas en las que se fabrican los microchips como hostias consagradas. Al menos, claro, comparado con Modesto Barragán, que lleva la modernidad con más calle, más vecinos y como con más pana. Él convierte en realidad lo que para Tecnópolis sólo podíamos decir en broma, eso de contarnos la modernidad de un botijo. En este caso, no fue un botijo lo de AD, sino, casi mejor, una cartera de piel. Eso sí, no una cartera normal, sino una gigante, la más grande del mundo, que han fabricado en Ubrique creyendo quizá que los hitos se consiguen por amontonamiento. Una cartera gigante, en la que cabía la reportera, ése era el acontecimiento que había reunido a todo el pueblo ante una tarima y que hacía a Modesto Barragán decir esto: “Qué barbaridad, qué impresionante, cómo toda la gente de Ubrique se ha concentrado para asistir a este momento también importante para la historia de la localidad...”. Magno evento, desde luego, que merecía añadir un poco de suspiro de pregón y de chacina lugareña para, por fin, declararlo oficialmente suceso innovador. Así lo hizo Barragán, dirigiéndose en directo desde el estudio a la gente: “Ubrique, pueblo blanco, serrano y turístico, cuna del artículo de piel, gente honrada y trabajadora de toda la vida, demostrando innovación como siempre”. La innovación de una cartera gigante, increíble. Roberto Sánchez Benítez vuela ya por la estratosfera, soplado por Barragán.
HD o VHS. El infinito documental sobre paramotor en Canal Sur HD cansaba, pero al menos seguía siendo alta definición. Con justito ancho de banda, eso sí, pero el público podía hacerse una idea de cómo será la cosa si alguna vez lo ponen marcha. Ahora me encuentro con otro sobre noches de quejidos flamencos en Córdoba, pero creo que con las prisas se han equivocado y se han ido a las estanterías donde guardaban los vídeos VHS o los juegos del Spectrum. Sí, porque se ve más o menos igual de mal. Queda feo que, presumiendo de HD, nos pongan esas imágenes turbias, mal definidas, en las que hasta podemos apreciar las gruesas escaleritas de píxeles que forman las líneas. Al final, todo esto resultará un timo y dará igual ver Canal Sur HD que aquellas cintas pegajosas del videoclub.
Los días persiguiéndose: Aliados con la crisis (29/06/2010)
Puede que yo fuera uno de los que, en su día, arremetieron contra los agoreros, los vendedores de cadáveres por adelantado, los que bailaban con el galope de los Cuatro Jinetes. Fue antes de darme cuenta de que tenían razón y de que no todos lo hacían para llamar al mal y a los cataclismos, sino al contrario, para evitarlos. Estaban los pesimistas y los negacionistas, pero ahora quizá sólo hay, simplemente, desengañados. Empezaron por llamar desaceleración a lo que eran trompetas de la muerte, luego nos dijeron que aquello era una enfermedad del mundo y del capitalismo reventón, lo siguiente fue parchear la catástrofe poniendo al Estado a abrir zanjas para luego taparlas (¿era keynesianismo o preparar la propia tumba?), y, cuando por fin aceptan la magnitud del problema y viran hacia reformas tímidas y tardías, resulta que es el PP el que se ha “aliado con la crisis”. Yo diría que han sido los socialistas los que han estado aliados con ella desde el principio, disimulándola, contemplándola, alimentándola, dejándola crecer como una gran cobra en nuestra casa. Ellos, los que no han hecho nada, los que se fueron a pintar nubes mientras esto se hundía, los que aumentaron el déficit pensando en tapar bocas, los que formaban gobiernos de pitiminí, los que aquí atendían sólo a recolocar los sillones del Partido y de la Junta... Al PP, como ya he dicho alguna vez, le ha faltado sentido de Estado: debería haber apoyado las reformas de Zapatero sin dejar de ejercer la crítica y señalar los agujeros. Pero los auténticos aliados de la crisis, sus valedores, sus paladines, sus ejecutores, son los socialistas. Y todavía llaman traidores y aprovechados a los que, sencillamente, tienen ojos. Cómo no van a salirme artículos oscuros, si es el color de pajarraco que han puesto colgando en el cielo. Griñán tiene la cara triste de haberse matado o pensar en hacerlo. Es una tristeza impotente que no da ni para rabia contra el enemigo, apenas para tirarle últimos y leves guijarros o huesecillos. El problema, ya ven, es que el PP se ha aliado con la crisis. No: es que el PSOE lo ha hecho con el fracaso contumaz y, encima, cobarde.
Somos Zapping: Gallinas y ángeles anunciadores (28/06/2010)
Amén. Hablé una vez de las “reporteras vaticanas” de Canal Sur, ésas que cuentan las bendiciones del PSOE andaluz igual que Paloma Gómez Borrero contaba las del Papa, haciendo de las leyes o de los eventos institucionales esos domingos o pascuas de santos que arroban a las monjitas. Sin embargo, el programa Parlamento Andaluz es un paso más en esa creencia y esa hagiografía. Me he dado cuenta de que, incluso por encima de la reportera vaticana, está la figura superior del ángel anunciador, que es lo que parece Isabel Gómez, la presentadora y editora adjunta del programa. Aún recuerdo cómo aquella Ley de Economía Sostenible quedaba en sus palabras y gestos como la proclamación de un nuevo Evangelio o el cumpleaños de un mesías. Todo el programa suena, brilla y hasta huele como un Ángelus, ya desde los titulares, que suelen empezar con “la Consejería tal anuncia” o “el consejero tal ha manifestado”. Con sonrisa beatífica, con ese acento curil de carta a los corintios, canta las alabanzas de unas leyes que vienen a salvarnos, de unas disposiciones que nos acercan el Cielo, de unas iniciativas que nos riegan maná sobre la cabeza y, en fin, de todo el aleteo de querubines y potencias de la Junta y del grupo parlamentario socialista que hacen la teología concéntrica de nuestra redención. “Y el ángel del PSOE anunció a los andaluces...”: así debería comenzar el programa. Y terminar con un amén, por supuesto.