29 de mayo de 2009

Los días persiguiéndose: Más que palabras (28/05/2009)

No vino en un molinillo de viento, ni en una bicicleta solar, sino en un Falcon que apestaba a petróleo como un quinqué. Zapatero predica ruecas, igual que Gandhi, pero desembarca de sus marinas de hierro colado y calderas de hollín. Con gorro de aviador pero tallos en las manos, Zapatero presentó en Dos Hermanas el crecepelo de un nuevo modelo económico, especie de desinfección o ayuno del ladrillo y los fósiles. Pavimentará Andalucía de flores fotovoltaicas, la hará moverse con hélices de sol, construirá casas de papel de arroz, traerá clepsidras para marcar su pulso. Andalucía será un experimento con máquinas de agua, con motor de palabras mágicas, con economía de panal. Ahora el horizonte se llama “Andalucía sostenible”, que es como la “Andalucía imparable” que ha llegado a su estado levitante, a su redondo nirvana. Cabe preguntarse cómo es posible que esta Andalucía hipermodernizada y vertiginosa necesite un cambio de modelo que requiere darle la vuelta a todo, sustituir todas sus cañerías por bambú. Andalucía, locomotora de España según decían, tiene que pasar a ser un zepelín o una noria, funcionar sólo con su luz frutal y sus pájaros, a pedales y sin humo. De ahí aprenderá España entera a respirar una nueva vida.

Este sueño que ha tenido Zapatero en su jardín no es más que otro ejemplo de lo que mencionábamos hace poco, su discurso performativo, la palabra como hechizo, la realidad que se cumple sin más que expresarla. Vamos de horizonte en horizonte, de eslogan en eslogan, de alfombra mágica en alfombra mágica, mientras a ras de suelo tenemos la misma economía campesina, camarera, pretecnológica, burocratizada, logrera. Nuestros curritos de fiambrera y palustre, nuestros jornaleros de caña y navaja, nuestras empresas de tortillas de camarones, nuestra juventud rapera, todos montando de repente aerogeneradores, hiperespacios, ordenadores cuánticos, naves nodrizas, amaneceres polarizados... Para eso hace falta más que una palabra, más que una invocación, pero Zapatero sólo tiene la taumaturgia de sus tambores y sus ojos chinos de gurú, y Griñán lo que tiene es la herencia de un establo. Esta Andalucía nuestra no se mueve por presión de radiación, sino como vemos en Punta Umbría o en la familia de Chaves, por el estraperlo institucionalizado, el rebañamiento de lo público, la electricidad del compadreo, la subvención a lo quieto y el pastoreo de los pobres. Purga del petróleo, iconoclasia del cemento, rezo a la informática... Pero seguimos importando energía, porque el aire no basta para iluminar el cielo; y seguimos con todos nuestros cuñados encofradores, porque no nos han dado otra cosa; y seguimos siendo analfabetos tecnológicos y en papel, porque la educación pública ha fracasado; y seguimos siendo mirones porque la Junta nos ha acostumbrado al dinero que llueve y a la economía de no moverse. Toda esa energía que se pierde en la corrupción política, en el pellizco de los conseguidores, en la propaganda que basta para seguir ganando elecciones; todo lo que se emplea en mantener bocas tapadas y estómagos agradecidos y cartonaje de relumbrón; es ahí donde están nuestra rémora y nuestro descalabro, es ése el modelo que hay que cambiar, y no tiene que ver tanto con hacerse vegetariano de las nubes o de los electrones como con la actitud de unos gobernantes atocinados en sí mismos. Zapatero trajo en su discurso más hierbas de fumar y la aviónica de lo transparente. Los políticos comen de las palabras, pero el hambre de este pueblo, no.

25 de mayo de 2009

Somos Zapping 24/05/2009

La ministra y la ciencia. Veo a Bibiana Aído en el programa de Ana Rosa Quintana o en Los desayunos de La 1, la escucho en la radio resbalando por su lengua; veo también a los que han ido a echarle sangre a los pies, en su pueblo; leo las columnas herodianas y las otras... Concluyo que es una ministra nefasta torpeando lo que considero un buen proyecto de ley. Quizá todo en su ministerio son loables intenciones afeadas por su ineptitud y bobería. Es como si se empeñara en devaluar todo lo que hace. Su mala cabeza o sus malos pelos convierten en monigote hasta lo que podría ser defendible con otra sensatez, con otra seriedad. Es, en ese aspecto, un perfecto icono zapateril. Tengo que darle la razón a Iñaki Gabilondo, que el otro día decía que “no deja de meter la pata”. Ya conocen sus declaraciones en la Ser cuando le preguntaron si un feto es un ser vivo: “Es un ser vivo, claro; lo que no podemos hablar es de ser humano porque eso no tiene ninguna base científica”. ¡¿Base científica?! Pero si la ética es aún parte de la filosofía, y no de la ciencia, es precisamente porque hay parcelas en las que el método científico no sirve. Tomando un ejemplo de Bertrand Russell, la ciencia no puede decirnos si es o no lícito gozar con el sufrimiento ajeno. Y no, la ciencia tampoco puede decirnos qué es el ser humano. Se equivocan los que, en el debate sobre el aborto, invocan a la ciencia, tanto en un sentido como en otro. Tampoco puedo estar de acuerdo con lo que decía el otro día aquí Arcadi Espada: “Detrás de una legislación debe haber creencias y es honrado que los políticos las exhiban”. Pues a mí me espeluzna que se legislen creencias particulares, y eso es lo que yo le reprocho al PP cuando va de la manita de los obispos. Me parece tan censurable un político católico intentando legislar según su concepto de pecado como uno ateo queriendo legislar la maldad de las religiones. También decía Espada: “Si la ministra creyera que un feto de 14 semanas es un ser humano, no podría impulsar ese proyecto de ley”. ¿Por qué no? Eso demostraría precisamente su altura política y cívica, es decir, que los gobernantes fueran capaces de poner por encima de sus propias creencias el interés público y el respeto a la libertad de conciencia de los ciudadanos. Como la altura que demostraría un político católico que entiende la importancia de la laicidad, o uno ateo que comprende la necesidad de la libertad religiosa. Me hubiera gustado escucharle a la ministra algo así: “Es opinable y discutible qué es el ser humano y a partir de qué momento se puede hablar de vida humana. No hay consenso ético, ni lo habrá, sobre eso. Pero la ley debe tener en cuenta esas diferentes concepciones morales y buscar un equilibrio que respete los derechos y garantice la libertad tanto de los que piensan de una manera como de otra, además de velar por la salud pública y minimizar el sufrimiento de los ciudadanos”. Pero no tenemos esos políticos. Ni las izquierdas ni las derechas saben hablarnos aún así.


Cara. El informativo de Canal Sur comienza con una noticia de alcance y vanguardia, de ésas que tanto les gustan porque ponen a Andalucía conduciendo platillos volantes de pega: Puede que aquí se autoricen operaciones de trasplante de cara. No puedo evitar sonreír porque, desde luego, aquí hay cara para dar y tomar, sobre todo entre la casta gobernante. Hay reunido hasta un “comité ético” para el asunto, en la Consejería del ramo. En el comité está Olga Bertomeu, la del sexo palanganero de Omaíta. Me pareció una imagen certera y dolorosa de esta Andalucía: aquí se unen la cara, la ética y la estética, y lo único que sale es una gran carcajada.

Los días persiguiéndose: La furia de Sansón (21/05/2009)

Si se preguntan cómo es posible que Zapatero sobreviva a las pestes venecianas, al pan duro de las familias, a los desahucios, a las fábricas y coches parados guardados en aceite, no miren tanto el armario de Camps ni los bigotes de los corruptos: atiendan al acoso de flagelantes, dulcinistas (no queda claro si aquello se lo inventó Umberto Eco, pero sirve igual), puritanos, damas de Vetusta y caballeros de santa picha con gorguera. Y todavía dicen que no hay izquierdas ni derechas, que murieron las ideologías como murió el aciago siglo XX... Pero el PSOE sabe que cuando están moribundos basta con sacar los crucifijos cabeza abajo, la flor baudeleriana de la carne, la libertad que los otros llaman libertinaje, y esperar que les contraataquen con niños Jesús, con el feudalismo de las castas de ángeles y con el infierno de los calderos. Color de infierno tenían el otro día los que se fueron a Alcalá de los Gazules, cuna del Gran Clan, hogar de Bibiana Aído, la ministra de sus ovarios. Tienen todo el derecho a manifestarse o a pedir otro juicio del mono, como aquél de Tennessee, el que inspiró la película La herencia del viento; tienen todo el derecho a retratarse y a seguirle el juego a la progresía, que es justo lo que ésta pretende. Al PSOE le encanta cuando salen monjitas, obispos o viudas de notarios con asco de mariquitas, con víctimas de Herodes, con el método Ogino, con la familia de almanaque, con sus cosas “contra natura”, con su barbacoa de pecadores. Estos Cien Mil Hijos de San Luis les regalan los antagonistas que necesitan para hacer olvidar la crisis y el paro. Las antiguas banderas vuelven a sus trincheras, la caricatura de la derechona les hace sonreír en las encuestas.

El otro día volví a ver Sansón y Dalila, la genial ópera de Saint-Saëns que venía con este periódico, la misma versión que yo tenía en un viejo VHS. Al Sansón que hacía Plácido Domingo, pelucón y pecholobo, lo provocaban comparando al poderoso Dagón con el impotente Jehová hasta que gritaba “blasfemia” y terminaba estrangulando a los filisteos con sus propios látigos y matando ejércitos sólo con una mandíbula de burro. En la ópera, Sansón termina enamorado tras un coro de muchachas y un aria de destape primaveral, pero era un fanático, y nada hay más fácil que provocar a un fanático. El PSOE lo sabe y saca a su Dagón para que la derecha católica responda con sus quijadas. Papas y arzobispos dicen que el preservativo ha propagado el sida en África, la píldora postcoital hace de un enjuague veneno, la nueva ley del aborto mata querubines y el PP quiere que el Tribunal Constitucional lo reconozca, y hasta Arenas pide cadenas perpetuas en el Parlamento... El PSOE está encantado desatando la furia de Sansón. Pero esta furia sirve a una causa perdida porque el aborto está ya asentado en el derecho internacional, hace mucho que el delito no coincide con el pecado, la mujer de hoy no va volver a ser esclava de sus embarazos y pocos entienden a un Dios obsesionado con las poluciones perdidas de Onán y con ponerle o no gabardinas al pene. Deberían saber que su “moral natural” perdió definitivamente contra aquello de la “socialización de la naturaleza” y que las supersticiones no hacen ley aunque su Dios amenace con eclipses, que ya no nos asustan. Mientras, el PSOE se aprovecha. Dagón era tan falso como el otro, pero los dos aún sirven para provocar y apostatar. Zapatero sobrevive acojonándonos con aquéllos que nos prohibían el baile agarrado, las chicas con beso de menta, el amor sin herencia y las pajas. Tiene la batalla ganada.

Somos Zapping 17/05/2009

Educación infantil. El programa Los reporteros tenía que darle cobertura al nuevo decreto de la Junta sobre educación infantil y el viernes nos colaron el publirreportaje, tierno como un documental de oseznos. En la guardería, niños gateando, pintando con las manos, caritas de flor y dados por el suelo entre sus casitas de caramelo y el idioma de animalillos que hacen a esa edad. Según dice una educadora, quieren que tengan “una base fuerte”. Hay que tener la educación bien asentada en su plastilina porque luego todo se seguirá fundamentando en eso. La voz en off del reportaje nos cuenta que allí “aprenden a reciclar, a relacionarse y a compartir”, y remata sentenciosamente que “en la escuela infantil se ponen los cimientos de la educación (…), aquí comienzan a regarse las semillas que luego darán fruto toda una vida…”. Ciertamente, los niños llegarán a los 16 años y seguirán con el pegamento en la mano y pintando en las paredes. A esto lo ha llamado Mar Moreno “proyecto de gran calado”. Está muy bien eso de “conciliar la vida familiar y laboral”, pero enfocarse en los primeros churretes cuando la educación pública es uno de nuestros más vergonzosos fracasos, intentar vendernos a unos payasetes con tijera como excelencia de la escuela mientras el nivel académico de nuestros jóvenes los deja en el taca-taca, sobrepasa la propaganda para convertirse en cinismo. Otras reformas son las que hacen falta, pero la Junta sigue dándonos sólo papilla y Canal Sur, conformándonos con balancines.

El sheriff. Cargando sogas, enseñando bieldos, Javier Arenas se llevó al Parlamento a los padres de Mari Luz y Marta del Castillo para aventar sus propuestas de cadena perpetua y venganzas bíblicas. Lo vimos en las noticias y en las tertulias, como un sheriff con balas en los dientes. Arenas se ha apuntado al populismo del linchamiento y a la derecha con horcas, eso tan feo. “La sociedad lo demanda”, decían estos padres y parece que en ello coincide Arenas. Pero con firmas o barullos, la “sociedad” podría pedir igual gladiadores o fritanga de brujas, y eso no significa que sea justo. No sé qué quieren, cadena perpetua para los asesinatos con un mínimo de share o de odio de los vecinos, que las sentencias se dicten según el griterío que produzca el caso, que condenen los taxistas, o qué. La cadena perpetua me parece inadmisible, pero decidida por la turba, es espeluznante. Arenas era un poco ya como María del Monte, aprovechando para su oficio el morbo y la gula que ello produce en el gentío. Creo que se equivoca. Remite a esa derecha tan española de los guantazos y a esa otra como texana de la silla eléctrica.


Pudor. A Blanca Rodríguez, presentadora de Andalucía directo, le han dado un premio de ésos de ATEA, esa asociación un poco fantasmal que sólo aparece para guapear anualmente a los de siempre. “¿Qué noticia te hubiera gustado no dar?”, le preguntó una compañera para que luciera buenismo. “Las relacionadas con menores (…), lo de Mari Luz, Marta del Castillo…”, contestó. Curioso este pudor de la presentadora comparado con la actitud de los que dirigen su programa, que ha hocicado sin melindres en el morbo, la carnaza y la tripería de todos esos casos, hasta que la sangre les chorreaba por la papada. El expediente que le abrieron en el Consejo Audiovisual ya saben que quedó en nada, enterrado en su vasta y olorosa colección de muertos. Siguieron con su necrofilia y ahora, encima, reciben un premio. Eso sí, con pudor…

Los días persiguiéndose: Realidad y deseo (14/05/2009)

Mar Moreno, que veló una candidatura, que se sentó en la tabla redonda de agua y migas de la ejecutiva de Zapatero, que fue alojada en escaleras y leyó prospectos en los días santos de Andalucía; Mar Moreno, sucesivamente prometida, esperada, ascendida, enfriada y ahora ya enterrada en una de esas consejerías donde se muere, acaba de confirmarnos que este nuevo Gobierno andaluz parece diseñado para desmontar al primer Griñán, el del discurso ateniense de la investidura. Yo nunca me creí sus versos, viniendo Griñán de donde venía. Sin duda, tenía que marcar distancias con Chaves, para creerse él mismo presidente y no solamente su sargentillo. Pero bastó ver en Gobernación a Pizarro, el chusquero, el oscuro factótum de partido, el padrecito de los clanes, sus prorrateos y su clientela, para acabar con cualquier esperanza de una nueva época. Otra de las palomas que se le escapaban a Griñán de la boca aquel día fue la educación, como “eje transversal”, velamen o inspiración de todo lo demás. Pero Mar Moreno, ya como cansada de merecer y sustituir, especie de sarcófago político, sólo ha traído para este gran empeño uno más de sus suspiros: una “alianza andaluza para la convergencia educativa”, otro corro de manos, otro rezo espiritista, otra contemplación de tumbados, otro enunciado performativo (ya saben, esos que se convierten en realidad por el mero hecho de ser expresados). Administración, enseñantes, padres y alumnos que han de cambiar las cosas con su deseo o su fe, sin que nada en el sistema se mueva en verdad. Con esta magia o cristiandad andan los socialistas enfrentando la crisis y nuestros viejos males, pero ni Mar Moreno ni Zapatero reducidos a hada madrina o brujita de la suerte nos sirven de nada sin la política de los hechos y las ganas.

Zapatero pedía estos días ordenadores, tecnología, innovación, electrificaciones e ionizaciones ante la crisis, pero tenemos un país de albañiles y camareros y los ingenieros y los genetistas no se hacen en los cursillos de parados de Delphi ni tocando tambores en los atriles. Nuestro sistema educativo público es un fracaso, empezando por la pedagogía del igualitarismo lúdico, la extirpación del esfuerzo y la condena de la excelencia, y terminando por la cobertura administrativa y política de esta filosofía de la mediocridad. Nuestros escolares parece que sólo aprenden a sacar la lengua y a hacer cortes de manga al profe, las aulas invitan a pacer en la ignorancia comodona de manera que hasta los listos se malogran, la motivación ha sustituido a la voluntad, el conocimiento ha llegado a verse como un amaneramiento elitista, se ha pasado del regletazo a la jungla y creen que lo democrático es que todos sean igual de tontos. Las alianzas esportivas y los corazones abrazados no van a cambiar esto sin una reforma radical, profunda y valiente de toda la educación pública, pero Mar Moreno no dice cómo, sólo danza con crótalos, esperando que salgan minervas de la estructura de establo que ellos han creado, sin más que lanzar sus besos al aire. Mientras Andalucía luce su tercermundismo en todos los indicadores de educación y cultura, el discurso performativo les da pajaritas de papel y con eso se presentan ante la ciudadanía. Griñán se desdice verbo a verbo, sus consejeros cabalgan un aire estancado y aquí todo sigue igual de hundido y quieto. Mar Moreno se morirá políticamente entre mariposas, soñando con ser la maestrita de la casa de la pradera. El deseo no hace la realidad, ni los versos de primavera la política.

Somos Zapping 10/05/2009

Inamovible. Vi la toma de posesión, el rito de Patxi López, acompañado por los espíritus de los árboles, igual que un druida. Era como si aquí Griñán hubiera prometido su cargo con pitos rocieros, pero allí todo suena diferente y su religión de leñadores ha hecho un solo templete para el folclore, la política y la raza. Quitó a Dios del juramento, metió poemas de primavera, pero se diría que en el País Vasco, a pesar de este giro histórico, aún eligen a un mesías en vez de a un presidente de gobierno. Son ricos y artúricos, son industriosos y primitivos, y creo que los entiendo aún menos que a la Andalucía pobre y cíngara. Por allí anduvo Chaves, vicenada, con aire de edecán. Ha quedado para visitar balnearios y abanicar virreyes. Pensé que me hubiera gustado ver a Chaves pasando el bastón de mando a otro partido, como Ibarretxe, advirtiendo de que vigilan los ancestros y sintiendo íntimamente que habían vencido los traidores. Pero eso nos lo han hurtado desde Madrid, poniendo a interinos y pasantes. En Guernica, adorando troncos, parecía que se traspasaba un papado. Y sin embargo, incluso allí donde persisten la magia y los tocones de la sangre, la Democracia cumplía con su oficio. Qué tendremos en Andalucía para que todo parezca más eterno e inamovible que las razas de hachas, nanas y mandrágoras…


Risa meona. Aquí hablamos mucho de la gracia y bastante menos del humor. Para que la gracia sea humor hace falta una cátedra de inteligencia por el medio, pero aquí manda la risa de los culos pelados, la bragueta abierta, la digestión de los gases y el tonto babeante o revolcado. Sólo tenemos que ver a esos chistosos de María del Monte con el sobaco por cerebro. Canal Sur está haciendo ahora como una antología de nuestras esencias en unos programas de refritos de sus veinte años que empezaron por las sevillanas y han seguido con el humor o sus zurrapas. Folclore y risa meona, eso somos para ellos. En el programa hubo un poco de todo, pero ganaron el retortero de gente como el Dúo Sacapuntas con sus sopapos, Los Morancos con sus aullidos (inciso: pueden ser tan geniales como detestables, pero más comúnmente lo segundo), o Chiquito de la Calzada con sus andares de pollo. La vulgaridad ganaba por goleada ante pocos ejemplos locales de ingenio y originalidad, como los de Angel Garó. El humor puede hacer lores, como los Monty Python; tenores, como Les Luthiers; dadaístas, como Faemino y Cansado; pero parece que en Andalucía sólo da obreros de la construcción con la altura de sus bajos y sus piropos. Los Morancos han dejado algunos brillos pero les ha podido la pereza o la llamada jamonera de la tierra; Manu Sánchez hace el intento pero también está atrapado o adobado en su casticismo. Por lo demás, suelen triunfar las pichas, los calostros corporales, el marujeo, el bruto o el analfabeto. Sí, para el verdadero humor tendría que mediar la inteligencia. Pero eso, en Andalucía, en Canal Sur, es delito de sedición.


Vaya semanita. Nuestro humor es genital, vulgar, mojiganguero, pero lo que más conforta al poder es que es inofensivo. Antes hemos hablado del País Vasco, pradera mitológica con ideologías y ortodoxias que son religión. Pero deberían ver ustedes Vaya semanita, programa humorístico de la televisión vasca donde el nacionalismo, la lengua, la identidad, la política y la idiosincrasia locales son zarandeados sin piedad con agudo sarcasmo. ¿Se imaginan algo así en Canal Sur? Ah, qué tendremos en Andalucía…

8 de mayo de 2009

Los días persiguiéndose: Conversos (7/05/2009)

El cerdo es ese hermano comestible y ese cordero pascual de nuestra raza. La tan hispánica costumbre de matar y comer al cerdo en comunión de vecinos, paseado en sus baldes de sangre, fue en su origen una forma de ostentación de cristianismo viejo. Efectivamente, comer cerdo en público era una afirmación inequívoca a la vez que una prueba definitiva que ningún falso converso podría pasar. Los dioses son carnívoros cada uno a su manera, e igualmente sus fieles. El cerdo es tabú para unos y Cristo hecho tocino para otros, incluso a pesar de que los Evangelios nos cuentan que Jesús curó a unos endemoniados metiendo precisamente a esos malos espíritus en cochinos y haciendo que se despeñaran. Recuerdo que a Bertrand Russell le chocaba mucho este episodio bíblico, que a él le bastaba para negar cualquier pretensión de sabiduría o piedad en la figura de Jesús. El cerdo aún nos santifica, nos divide, nos engorda o nos enferma. Todavía seguimos haciendo patria alrededor del símbolo del jamón, especie de bandera cruda. Demasiado para un solo animal, esto de concentrar la nación, la cristiandad, el hambre y, ahora, la peste.

No sé si hay una prueba equivalente a la del cerdo para los conversos de la política, ésos que parecen judaizar su ideología en el secreto de su casa, sacando candelabros después de besar cruces, o al revés. Si la hubiera, se la aplicaríamos a todo el franquismo que se hizo de repente demócrata, a los leninistas que se volvieron juancarlistas, al socialismo que pasó a ser cortijo de señoritos, y así muchas combinaciones posibles más. Pero a mí me interesa la última conversión paulina, la de Rosa Aguilar, que parece que ha terminado tatuándose su propio nombre tras el frenesí de un súbito amor portuario, como en la copla. Es cierto que Izquierda Unida no ha escapado de su siglo, que es otro. Sigue atrapada en su cueva, rezando a sus viejos retratos de barbas y bigotes que han criado ya arañas, y no ha sabido ocupar ese espacio que hay para una izquierda republicana, moderna, laica, democrática, sensata. Las revoluciones pasaron como los duelos a florete y en el mundo globalizado no caben los koljoses, pero ahí insisten, vestidos aún como sus abuelos, de tizne y paja. Es fácil no estar de acuerdo con esta izquierda y quizá a Rosa Aguilar le pasa eso. Pero desengañarse de IU y juntarse con este PSOE andaluz que agrupa un verdadero aparato leninista con un concepto feudal de la política, es una suma demasiado grande de contradicciones y pecados. Rosa Aguilar ha desertado de la izquierda utópica y libertaria para entrar en la no-izquierda del progresismo escaparatista y la comilona pública, ha dejado la laicidad para comulgar con la religión institucional de Andalucía y ha soltado las piedras de afilar hoces para caer en la poltrona del conformismo, la inercia y los baños faraónicos. Eso no es salvar ni buscar la izquierda verdadera sino una rendición a la molicie del poder dentro de un partido que no es izquierda ni derecha sino la gloria de sus propios negocios y tabernáculos. A Rosa Aguilar la han invitado a algo así como a la matanza sociata del cerdo, esa prueba de fe, y de momento ha aceptado la morcilla de una consejería sin asquito ni remordimiento (¿la harán un día candidata, será la carita de santa que buscan para la renovación?). No es que la vayan a castigar los dioses ni la ortodoxia de la izquierda, que no existen, pero uno no cree que haya ido a encontrar la pureza o el pragmatismo de una ideología. De eso, bien lo sabemos, no hay en este convite en el que se ha metido.

Somos Zapping 3/05/2009

Suicidas alegres. La feria de la crisis, vino aguado, gente que busca trabajo colgada de los postes, gitanas con gafas de carey, animales y compadres pisando cáscaras, casetas con un ambiente de barbería un poco taurina, luz de botijo entre moscas de verbena. La feria de Sevilla pasa por las televisiones como algo que tarda una semana en barrerse. Aquí, donde nos endeudamos para la juerga, para comprarle mantones a las vírgenes o hacer balcones de las solapas, los escotes y las orejas, el mundo puede sucumbir a las plagas del oro y de los bronquios, que nosotros saldremos a festejar el hambre y a olvidar todo con resaca baudeleriana. Creo que fuera nos miran como a suicidas alegres o ahogados que encima se bañan. Algún casetero dice, en un reportaje, que la feria es lo mejor para espantar las penas de la crisis. Llevamos toda la historia espantando las penas a abanicazos y alegrándonos de nuestros pies desnudos y sucios como de pisar uvas. En la feria parece que compartimos cuadra con nuestro destino. Tenemos el futuro de la siguiente zambra y la siguiente convidada. Hay redobles de muslos, hay cenizas de flores de papel y hay mañanas por la tarde como las de los borrachos. La feria es un oasis de beduinos. La feria es un atragantamiento de nuestra saliva. Ni la crisis ni el Apocalipsis lo cambiarán.


Memoria sevillí. Canal Sur insiste con sus 20 años de sevillanas. Todos parecen sus abuelas o sus cocheros. El ejercicio de memoria no lleva a nada sino a la eternidad de esta tierra, que es como la de los aljibes. Con otro ejercicio de memoria feriante me encuentro casualmente en Intereconomía, esa cadena que huele a cerrado. Allí veo a un señor que parece un empleado de una funeraria, un presentador que se diría que sale directamente en blanco y negro, y que creo que se llama Alfonso Arteseros. El programa es Memoria de España y hacen como revisionismo del Nodo y nostalgia de la Enciclopedia Álvarez. Me asusta ese hombre casi más que cuando veo en ese canal a Juan Manuel de Prada, que ha criado como papada en el cerebro, defendiendo el diseño inteligente o las pichas libres de plástico. El programa estaba dedicado a la feria se Sevilla y sacaban a Franco paseando en coche de caballos mientras alguien de una rancia casta sevillí (no sé quién era, pero se le notaba) comentaba el protocolo y la santería de los enganches con el detalle, la importancia y el infantilismo de los especialistas en belenes o soldaditos de plomo. Sabía hasta el nombre de un guardaespaldas de Franco, a Fermín Bohórquez lo llamaba sólo Fermín, identificaba en origen el carruaje que usó la Infanta Elena para su boda y ese conjunto de saberes y posturitas, ese feriantismo de coches a la inglesa, duquesas con catavino y orgullosa mayordomía de la tradición, hacían una mojama tiesa y supurante de cierta manera de ser sevillano que daba grima. Ver a Franco en sus palios y comentar la manera de conducir el carruaje, hacer notar que “la feria se ha sociabilizado mucho y han llegado al coche de caballos una serie de personas...” (dejó la frase ahí, pero sólo le faltó decir chusma o acaso ricos sin estirpe), o advertir que “al real hay que ir bien vestido, dándole categoría”... Todo eso dejaba a la feria de Sevilla en ese clasismo aborlonado y maestrante que es incluso peor que la horterez amacetada de María del Monte y sus sevillanistas altramuceros. Luego, el presentador anunció sus próximos temas: “Por ejemplo Don Ramón Serrano Súñer, yo le pregunté y me respondió lo que sintió cuando se enteró del suicidio de Adolf Hitler...”. Eso ya no fui capaz de aguantarlo. ¿Tenemos que elegir entre esto y Las Carlotas?

Los días persiguiéndose: Culos y política (30/04/2009)

El culo de las princesas, el culo de las republicanas, los dos como culos de papisas, la rendija de pecado que dejan las diferentes religiones y pompas de los estados. Dicen que los culos femeninos nos llegan a los hombres directamente al hipotálamo (aunque no seamos conscientes, cintura estrecha y caderas anchas significan parto fácil, hembra reproductiva). La grupa de la hembra fue el reclamo sexual primario para los machos cuando íbamos a cuatro patas; luego, parece que la evolución reprodujo esas formas más arriba para que quedaran a la vista para los homínidos que ya caminaban erguidos. Recuerdo a Desmond Morris, y a otros, afirmando que las mamas redondas y los labios rojos y carnosos sólo copiaron ese triángulo mágico de las nalgas y la vulva. Ay, Desmond Morris... ¿Pero dejaremos también que la política caiga en este mandrilismo? Y no me refiero a que las portadas de los periódicos se hayan llenado de manera sorprendente y decepcionante del recién descubierto protocolo de los culos, de las monarquías y repúblicas pantorrilleras, ambas con sus abejas reinas. Me refiero a la política que llama al instinto, al cerebro reptiliano, a los impulsos sanguíneos. Si viene Francia con su imperio ciudadano y sus perfumes carolingios y nos fijamos en un culo consorte y en pico, también nos hablan los políticos y nos fijamos en la bandera que portan con una teta fuera, como en aquello de Delacroix. Obnubilados por armas de mujer o de político, nos movemos por atavismo y el cerebro de Broca extiende sus láminas para dibujarnos como las partes de una vaca.

En Andalucía conocemos bien la política genética, refleja, bulborraquídea, hormonal. Derechas e izquierdas tienen algo así como su culo largamente heredado y reaccionamos a sus redondeces y movimientos con aullidos de celo. Toda la liberación de la mujer para que nos sigan emborrachando unas caderas y toda la evolución de la política para que los partidos nos conquisten con sus burdas consignas y tópicos como canalillos. Derechones, progres o leninistas no llaman a la reflexión sino a la cópula, esparcen feromonas más que ideas, confían en esos émbolos de sangre que nos yerguen por dentro. Cuántas veces hemos escuchado enarbolar desde el socialismo andaluz su raza de progreso frente a la oposición de garrota y pasado; cuántas veces hemos escuchado a la derecha su salvación de decentes y sus crucifixiones de progres... Creo que, razonadamente, en esos culos sólo podríamos dar azotes y pedir política de hechos y acciones, pero la especie tira de ellos y de nosotros, hay algo en esta política que no pasa por nuestro córtex, nos ciegan las siglas como unos muslos que se abren y se cierran y nos acercamos a los partidos como perrillos que se tiran al toallero. Yo diría que Chaves y Griñán siguen siendo el mismo culo satisfecho, y más con Pizarro allí por sus bajos. Arenas tampoco acaba de escapar de su genitalidad puritana, Izquierda Unida sigue como con el cinturón de castidad de sus novecentismos y el PA quizá es ese culo de carpeta que quiere cariño y no lo obtiene. Los culos por sus escaleras son tambores de la sangre, la política con sus carnes de cantinera nos llama a la lactancia. Ya saben: “carallo teso non cree en Dios”. Y los partidismos erectos, creo que tampoco creen en la verdadera política. Así vamos, de culo.

Somos Zapping 27/04/2009

Periodismo de misal. Yo los suelo llamar reporteros vaticanos, porque me recuerdan a Paloma Gómez Borrero acampada bajo la mecedora del Papa para dejar luego sus crónicas con veneración creyente, admiración de monjita, espíritu de adviento y oficio de camarlengo. Hasta tienen el mismo acento curil, cierta voz de rosario u homilía. Normalmente están en la Casa Rosa o en el Parlamento andaluz, tras el roce de casullas de los Santos Padres de la Junta, al finalizar los consejos de gobierno, los plenos o las celebraciones que siempre les hacen días históricos, domingos de resurrección y bendiciones urbi et orbi. Griñán acababa de soltar en el discurso de investidura vaporosas y campanudas intenciones y reformas, y en el patio del Parlamento, dos reporteras de Canal Sur de éstas vaticanas, Amaya García Alegría e Isabel Gómez, se encargaban con sus entrevistas de subrayar, reforzar y guapear lo dicho por el candidato, como repartiendo estampitas suyas. Atentos a las preguntas, las apostillas y los comentarios, no de los entrevistados, sino de las reporteras: “¿qué le ha parecido el discurso y su apuesta por las cuestiones sociales?”; “también ha hablado de esa concertación social necesaria, el consenso, el diálogo, e incluso de nuevas prestaciones para las familias que lo están pasando mal”; “se ha erigido en un candidato de cambio tomando en consideración las cosas buenas que se han hecho pero también los retos que se enfrentan”; “también es un discurso del cambio, de la gran transformación de Andalucía”; “¿qué le ha parecido su apuesta por salir de la crisis y combatir el desempleo?; “¿qué le ha parecido que sitúe la educación como eje vertebrador?”; “con esta esperanza positiva para lograr el consenso y salir de la crisis seguimos escuchando opiniones”... Los micrófonos parecían hisopos y ellas, hermanas del mismo cura. Qué vergüenza y asquito da este periodismo sumiso de alabanza y misal.


Gramola. Son especialistas en el aprovechamiento de las sobras, en el sorbimiento de rebabas, en el fiambrerismo de croquetas televisivas siempre un poco sobaqueras. Canal Sur ha encontrado en la copla y su juventud como bandolera, torerita y garrapiñada la gran despensa mohosa con la que empacharnos. Terminó la última edición de Se llama copla con sus macetas de tetas y sus puñales llorosos, pero esos santos del lugar ya están recolocados para seguir haciendo a coro el gemido de Andalucía y la cretona de Canal Sur. Un nuevo programa, que recupera a Bertín Osborne ya con vejez de caballo, los pone ahora a cantar cosas de gramola, fuera de estilo o con estilo de fritanga. Peticiones populares, canciones de tu vida, dedicatorias de noviazgo... Con ello luce otra vez refajo, lacrimal, morería y alma sangrante esta caterva de nuevos rancios, de nuevos antiguos igual que nuevos serenos, que nos han devuelto a un tiempo como de carromatos, tenebrarios y huevos de zurcir.


Sevillanas. Los cantantes de sevillanas parecían ya Starsky y Hutch y una María del Monte vestida de flamenca alergénica o coliflor rosa nos paseaba por el túnel del tiempo y las humedades de dos décadas de castañuelas. 20 años de sevillanas en Canal Sur, de eso iba el programa especial, 20 años que en realidad son tiempo estancado porque el culto al folclore y a su olor a vinazo no ha cambiado en esta televisión andaluza que siempre ha reducido la cultura al pocijón del costumbrismo. La horterez empatillada de esas infames musiquillas volvía a darnos la altura y la edad de nuestra orgullosa raza.