16 de diciembre de 2011

Hoy viernes: Nobles y señoritos (16/12/2011)

Cayetano Martínez de Irujo, que se viste de bombero sobre los caballos, de domador sobre las calesas y de cazador de elefantes en su casa, dice que le gustaría volver al medievo, pero yo creo que él es más de castillo Disney. O de Falcon Crest. Sí, la única manera de que Cayetano resultara más ridículo sería que lo interpretara Lorenzo Lamas. Lo que hay que decir en las entrevistas, si se quiere ser cursi, es que a uno le gustaría haber vivido en la Atenas de Pericles. Pero para resultar simpático eligiendo la Edad Media hay que ser bruja o friki de Dragones y Mazmorras. Si no, uno queda entre Torquemada y Sir Lancelot en un musical, o sea entre siniestro y amanerado. Me ha sorprendido lo mucho que se han comentado sus opiniones sobre la flojera del andaluz y lo poco que se ha mencionado esa querencia por la Edad Media del aristócrata, tan significativa. Uno puede ser monárquico, nostálgico, fachilla, del Tea Party patrio o abonado al Fondo Norte del Valle de Los Caídos, pero irse a suspirar hasta la Edad Media es como ser astronauta de lo retrógrado.

Sociedad estamental y feudal, vasallaje, Iglesia con Corona, juicios de Dios, derecho de pernada y sacarse brillo a la armadura, eso es lo que añora el conde de Salvatierra. Me sorprende que no llame a la Inquisición al ver unas gafas (“oculi de vitro cum capsula!”, gritaría, como en El nombre de la rosa). Este hombre debe de tener un sarpullido de alergia constante en este siglo, con democracia, derechos humanos, libertades individuales y máquinas infernales. Mira que tener que ir a los tribunales (así lo decía) en vez de simplemente sacar la espada... De lo que no se da cuenta Cayetano es de lo lejos que se encuentra él incluso de la visión más romántica del caballero, de aquel lema que decía que la nobleza obliga (a dar ejemplo, a ser honorable, justo y responsable), de que ser noble significa conducirse noblemente uno mismo y actuar noblemente con los demás. En ese cuento del caballero consagrado a defender al débil y luchar contra la injusticia, Cayetano no llegaría ni a mozo de cuadra.

Ahora hasta la Corona tiembla, aunque por culpa de los plebeyos que se le arrimaron. Pero eso nos avisa de que el rango sin virtud termina fácilmente huyendo apedreado en carruaje o con la tiara en una cesta. La aristocracia hoy sólo puede ser moral e intelectual. Toda esa otra de nombre y fincas no es más que una decadente excrecencia, y Cayetano lo demuestra. “El verdadero caballero es el que sólo predica lo que practica”, decía Confucio. También decía: “Si la naturaleza prevalece sobre la cultura, se tiene a un salvaje; si es la cultura la que prevalece, a un pedante. Sólo del equilibrio nace el caballero". Por eso Cayetano no es un noble ni un caballero. Es sólo un señorito. Un ridículo y petulante señorito.

12 de diciembre de 2011

Somos Zapping: De Velázquez a la burla (12/12/2011)

Risa cruel. Con Jesús Quintero creo que he agotado todas las metáforas de gatos, saxofones y pijamas, como con Joaquín Petit. Y me doy cuenta de que he ido pasando con los años del halago comedido (Quintero era un estilo, una presencia, un mito, una madeja en la noche) a la hartura. Llegué a decir que hacía verismo y pintaba personajes velazqueños. Pero aquella gente singular que traía, todos esos locos o memos o genios grillados que nos contaban por contraste lo que somos, fueron llenando una barraca de feria que en algún momento ya no tuvo más sentido que el espectáculo de su esperpento, sin más profundidad social o antropológica, sin reflexión sobre el dolor, la inocencia o la ignorancia que representaban. Los que se suponía que tenían que dar tristeza, como El Risitas, se hicieron estrellas del humor. El pretendido sabio avinado, el chistoso gastrointestinal, el tonto del pueblo y así tantos otros, ya no eran un espejo de lo grotesco que hay en nosotros y en la sociedad, sino casi ortodoxos modelos. Ya no transmitían amargura sino normalidad, suficiencia y orgullo. Dejaron de contarnos lo que somos por contraste para contarnos lo que somos sin más. El andaluz friki, volado, sabio de la ignorancia, auténtico en su avilantez, zumbado en su gracia, no era una maribárbola sino un ejemplo, un paradigma. Entonces fue cuando dejó de gustarme Quintero. Por eso y por su sentenciosidad cada vez más engolada pero tibia, por esos discursos de miss que hace sobre las injusticias y las grandes verdades y mentiras, facilones, demagógicos, simplotes, revolucionarios de pacotilla; esos discursos en los que toma la voz de los pobres, los desheredados, los oprimidos y los cabreados, estando él tan lejos de todo eso.

Vuelvo a hablar de Quintero porque el otro día uno de sus invitados me dio pena. O mejor dicho, me dio pena la manera en la que Quintero lo trató. Era un pobre hombre que se cree artista o genio por canturrear o retransmitir partidos de fútbol inventados poniéndose un cubo de lata en la cara. Y Quintero se burló precisamente tratándolo como artista o genio, con todo el cachondeo y la mala leche de quien sabe que el otro no va a darse cuenta del sarcasmo que hay en cada falso halago. Me pareció cruel. El pobre hombre se lamentaba de que nadie hubiera ido a un homenaje que se montó en su pueblo y Quintero mostraba su sorpresa y solidaridad impostadas a la vez que se carcajeaba con los ojos y cada palabra de aliento era un escupitajo a la ingenuidad de aquel señor. Quizá ese hombre terminó creyéndose artista porque Quintero lo sacó hace años. Ahora, seguro que volver a salir en la tele le da fuerzas para seguir afanándose en su ridículo talento. Es cruel y triste, como lo es siempre reírse de quien no se da cuenta de que se ríen de él. Al Risitas le da igual el cachondeo porque él sí ha terminado haciendo oficio de su ridiculez. Este otro puede que acabe destrozado, y todo porque Quintero lo utilizó para sus audiencias, su negocio, su colección de monstruos, su ego. Creo que a Quintero ya le he perdido todo el respeto.


Hace falta dinero. Parece que la crisis se ha llevado por delante a la tauromaquia de los cocodrilos, las parrilladas campestres aliñadas con amapolas, los fandangos con muleta y los famosos espontáneos haciendo de bombero torero con el colocón o la plasta en el culo, o sea, toda esa vaquería alucinada de Hace falta valor. Todavía lo podemos ver repetido en Canal Sur HD, con la alta definición haciendo que parezca aún más la última de Torrente, pero parece que el programa ya ha muerto. El productor, José Miguel Fernández Cuadrado, “Lepo”, que ha sufrido otros batacazos recientes como el del breve y patético Saque bola, tiene por lo visto problemas de liquidez y ha dejado algunas facturas por pagar a ganaderos, toreros, invitados y quizá a alguna vaquilla. No sabemos cómo se solucionará la cosa, pero de momento no veremos nuevos revolcones de ese desconcertante programa mezcla de capea, rengue, circo, botellón y despedida de soltero. Algo bueno tenía que dejar la crisis.


El culebrón de la Junta. En Arrayán, donde Andalucía es como Manhattan, los hospitales públicos (en las sábanas aparecía hasta el logotipo del SAS) tienen bonitas e increíbles habitaciones individuales (“camas individuales” diría la Junta) con muchos cuadros y plantas de interior. Vamos, igualito que en la realidad. Lo de las sábanas lo quitaron, pero eso sí, para que nadie piense en la sanidad privada de la derechona, llenan los pasillos de carteles con el logotipo de la Junta de Andalucía. Incluso en las series tiene que aparecer la Junta, esa madre que nos acompaña hasta la muerte. Tiene gracia poder hablar del culebrón de la Junta y que esta vez no sea por los ERE.

Hoy viernes: Calles iluminadas (9/12/2011)

Mi señora ya ha puesto partituras navideñas sobre el piano, como una buena chica de Minnesota, y toca preludios de mazapán. Mi Navidad es un poco pagana y ecléctica, no tengo dios pero sí niñez y memoria, así que me sigue gustando que la luz se haga caramelo y patine por el cielo o por los charcos en esta época. Los cristianos celebran la luz igual que los druidas, aunque sin saberlo, pero yo prefiero celebrarla sabiéndolo, e incluso les robo algún ángel simbólico y alguna estrella vigía, que al fin y al cabo ya los robaron ellos antes.

Ahora hay polémica con el alumbrado navideño de muchas ciudades porque el PSOE piensa que los alcaldes del PP, por fe o vanidad, han puesto demasiadas bombillas para estos tiempos de crisis. Hasta han llegado a decir que tantas luces son molestas o dañinas. Pero la luz, que es metáfora, también es dinero. A ver si Las Vegas sería lo mismo con cuatro farolas de gas. La luz y las monedas parece que van a las mismas ranuras. Es más, comparten magia. Si en esta época se encienden luces, nos hacemos regalos y gastamos y comemos demasiado, es porque en su origen con esos gestos se pretendía invocar la otra luz, los otros regalos y la otra abundancia de la Naturaleza que ahora parece tan débil, con el sol casi vencido. Es uno de los principios de la magia simpatética: lo semejante produce lo semejante. Pero hemos olvidado el origen de los ritos, que ya son sólo tradición sentimental o repetición neurótica. De todas formas, no hacen falta la religión ni la antirreligión para darse cuenta de que sin luz no hay negocio y de que los campanilleros y los árboles con gorros encendidos animan al consumo. Sin embargo, el PSOE sigue creyendo que, en el fondo, el PP está haciendo beatería con las bombillas, y eso les fastidia más que lo que cuestan (podrían preocuparse por otros lujos y excesos suyos). Ellos ponían las mismas luces pero lo hacían, como decía Torrijos, el concejal sevillano de IU, por el Solsticio de Invierno. Así que el problema es el nombre, la Navidad, y no una cosa de eficiencia eléctrica.

A mí no me molesta la Navidad. El sentido y la profundidad de estas celebraciones van más allá del cristianismo y de El Corte Inglés, y la luz que alumbra al Dios Niño de muchos es la misma que nos recuerda nuestra conexión con el universo y los ciclos eternos en los que nos movemos. La Navidad es metarreligiosa le pongan el nombre que le pongan. Y a mí me gustan las calles iluminadas y los espejos caídos del cielo y que mi señora toque el piano para que yo tararee por Sinatra canciones sobre nieve, papanoeles y pequeños dioses que no hay.

Somos Zapping: Copa Davis rociera (5/12/2011)

Postal sevillana. La juventud ejerce el olimpismo de su edad con un balón, una raqueta o una guitarra, que es como otra raqueta pero para golpear cabezas. Los héroes de la Patria son ahora estos jóvenes deportistas que te montan un botellón antes del partido y luego se beben la gloria contra argentinos, italianos y otros como turistas de San Fermín que se encuentran por el mundo del deporte. A falta de pensadores, artistas o políticos de gran talla, son ellos los que hacen nación en plan escolar, excursionista y bailón. No tienen que sacarnos de la crisis ni coger por la patilla a ningún banquero, les basta con ganar en ese patio de recreo en el que se consuela España, cantar y echarse champán por los muslos después de haber saludado a la reina en toalla, por ejemplo. Los chicos del tenis han conseguido la Copa Davis no sé si en La Cartuja o en El Charco de la Pava. Como era en Sevilla, han terminado ganándola de una manera un poco rociera, con una especie de salve hortera. Yo estaba viendo uno de los partidos cuando de repente apareció un tío cantando por la Plaza de España el himno oficioso de esta final. El cantante en cuestión, Álex Ortiz, estaba entre Leonardo Dantés, un gorrilla y El Arrebato cuando se pone forofo, y la música me sonaba mucho, es decir, sonaba como suenan esas canciones plagiadas del plagio de algún otro plagio que ya no recordamos. Los argentinos han dicho que está copiada de un cántico del Boca pero yo creo que es más, está copiada de todo lo que se ha escrito ya antes, o sea, la pura zurrapa de la vulgaridad. La letra parece que es de Albert Costa y de Feliciano López, se hizo entre los vapores de la ducha colectiva y es como la versión tenística de algún himno de artillería. Álex Ortiz puso la guitarrita, el deje, la postal sevillana y medio litro de vino al sol para hacer una canción que podría estar dedicada igual al equipo de tenis que a la boda de Cayetana. Pero aún faltaba más casticismo. Sevilla parecía que llamaba a que nos enseñaran, y así lo hicieron, el cartel taurino con los nombres de los tenistas que se diseñó para la final de 2008 en Las Ventas, expuesto al lado de un traje de luces y un capote firmado. Es que esta final tendría que haberse celebrado en La Maestranza, y así podríamos haber montado un altar aún más kitsch con el sincretismo de nuestra orgullosa religión épico-folclórica-cateta. Podríamos haber hecho hasta un programa de Hace falta valor con Nadal de capea. Al final, no salió María del Monte ni ningún toro ni rejoneador ni bandolero a recoger la Ensaladera. Tampoco aprovecharon para grabar ningún anuncio de Cruzcampo. Es lo que faltó para completar la postal.


Morbo sin arreglo. No parecía mala idea el programa de Toñi Moreno, eso de la denuncia ciudadana contra vecinos con gallinero o vendedores de frigoríficos (nunca contra organismos públicos, era la única regla). Pero casi desde el comienzo se vio que eso no podía ser todo. Las necesidades intestinales de la mañana mandan. El primer día ya nos ofrecieron entrevistas sobre el caso Marta del Castillo y a partir de ahí, este juicio y luego el caso de los niños desparecidos fueron desplazando a los vecinos coñazo y los problemas de azotea o de lindes, que no dan tanta audiencia como los olorosos y cercanos detalles sobre jóvenes asesinadas o chiquillos raptados. Ahora el programa se ha alargado para que puedan llevarse más de una hora dándole vueltas al morbo. El otro día se dedicaron a acosar a la abuela de los niños Ruth y José, llamando a su puerta para que “Andalucía conociera su sufrimiento”. “A mí hay cosas que me da apuro reproducirlas”, se atrevió a decir Toñi Moreno tras una hora de abundar y revolver en declaraciones, teorías peregrinas, futuribles y suposiciones sobre el asunto. Lo de Tiene arreglo parecía el lema de un taller de bicicletas y así no se levantan las audiencias de la mañana. El regusto de la sangre y las lágrimas en la boca da siempre mejor resultado que la fontanería casera y los zurullos en las casapuertas.


La derecha mata. El tijeretazo o la motosierra de la derecha fueron casi toda la campaña del PSOE. Hasta ahora nos lo presentaban como bocados en el bolsillo y cilicio para los pobres, pero han dado un paso más diciéndonos que los recortes ya están matando a gente. En Canal Sur Noticias, se hacían eco de “denuncias de muertes vinculadas a los recortes” en la sanidad catalana. Me preocupa adónde está llevando las cosas esta temperatura política, porque negligencias médicas siempre ha habido y convertirlas interesadamente en consecuencia directa de los recortes me parece un salto arriesgado, irresponsable y casi ruin en esta estrategia. Pero en la guerra todo vale y Canal Sur ya nos advierte convenientemente de que la derecha mata.

Hoy viernes: La Ensaladera (2/12/2011)

Con las patitas colgando, el euro cianótico y el nuevo Gobierno esperando a los maceros para hacerse cargo de la ruina, nos volveremos a refugiar en el deporte, único escaparate en el que aún nos ven como emperadores gladiadores (lo contaban de Cómodo, hijo de Marco Aurelio) y no como mendigos con harapos y plumas, igual que en la canción de Leonard Cohen. Ellos, nuestros deportistas de élite, son los últimos ricos sin crisis, los que llevan hoy los brazos de oro de Apolo y los pies alados de Hermes, y que además de cobrar por anunciar relojes, seguros, bugas y calzoncillos, encima se calzan a todas las guapas oficiales. Ahora pelearán por la Ensaladera de la Copa Davis, que en realidad es una ponchera, en el Estadio de la Cartuja, estadio despejado y solitario que nunca tuvo sus juegos Olímpicos y donde, si patea la grada, suena como si viniera un helicóptero de rescate.

Esta generación de deportistas triunfadores que sustituyó a aquellos futbolistas con boina y aquellos ciclistas con cabra que incluso ganando tenían cara de hambre; a aquella furia derrotista y aquella resignación del españolito compitiendo para perder, no vino como dice Yannick Noah del dopaje, sino del nuevo desarrollismo de la época de la burbuja, del “milagro español” que decían fuera, de la fiesta económica que ahora estamos pagando, y que no dio sólo brokers, poceros y concejales de urbanismo, sino carreristas y genios de la pelota. Son lo único que aún no se ha derrumbado del todo de aquella era sobrada, alegre y optimista, aunque parece que también les llega la decadencia. Nadal flaquea, Alonso parece que lleva unos años pilotando un autobús, el Barça mágico de Guardiola ha perdido la varita y eso lo sufre la selección, y a Pau Gasol puede que lo traspasen los Lakers, que prefieren a Dwight Howard, el pívot que hace que sólo quepan sus hombros en la zona. Se nos vuelven viejos o se cansan ya nuestros dioses del estadio, como esta España opulenta que despertó de su resaca con la cartera birlada y la factura de sus huesos rotos.

En la Cartuja, que pasó de centro del mundo a maqueta y luego a cementerio, volveremos a vitorear a los héroes en época de hambre, como en el franquismo. La Copa Davis ya no es como ganar Eurovisión, pero cada raquetazo querrá espantar a las moscas. El tenis es un deporte tan civilizado que el público guarda silencio igual que en la ópera. Es como el silencio de Rajoy ahora, entre los tiros de Europa y de la crisis. Si vencemos, nos darán una ensaladera vacía, una ponchera sin la alegría de algo dentro. Creo que es la misma ensaladera que se ha llevado Rajoy en estas elecciones. Una ensaladera vacía al sol cementerial del sur es lo quedó de la abundancia de España. Aún ganarán algo nuestros gladiadores. Aún sufrirá bastante el pueblo.

Somos Zapping: Los marcianos no votan (28/11/2011)

Ha votado la crisis. Qué cosas tiene el dinero. Cuando los gobiernos lo piden prestado por ahí, bien que nos hablan los políticos de inversiones, estado del bienestar, gastos sociales o catedrales de las autonomías que harán con él. Pero cuando toca devolverlo, resulta que los “mercados” nos tienen esclavizados y mandan sobre la democracia, y es cuando la izquierda pasea las caricaturas de los banqueros en globo o en horca por las calles. Si no nos hubiéramos entrampado hasta las trancas para pagar la megalomanía y el fiestón permanente de las administraciones, los prestamistas, que sólo piden su dinero y están temiendo no cobrarlo, no nos agobiarían tanto. Pues bien, ahora, después de las elecciones, ha surgido desde la progresía otra idea o tesis hija de ésa de que “los mercados mandan”, y es que “ha votado la crisis”. Así que la crisis no sólo secuestró a la democracia por arriba, sometiendo a Zapatero y a su Gobierno a la dictadura de las bolsas y subastas, sino también por debajo, abduciendo a la ciudadanía para que vote a la derecha en una especie de sonambulismo sin ideología, sin principios y sin voluntad. No ha votado la gente según sus luces, pues eso no puede ser posible si hace que gane la derecha. No, resulta que “ha votado la crisis”. Desde la noche electoral, me di cuenta de esta nueva táctica. En la tertulia de Canal Sur, Román Orozco, Javier Aroca y Juan José Téllez, con caras como de ser del Atlético de Madrid, tiraban por ese camino. La democracia de verdad, deben de pensar, sólo lo es si gana el PSOE. Si gana el PP, es que hemos votado borrachos o sonados o poseídos. Tuvo mucha gracia Juan José Téllez, que definió el primer triunfo de Felipe González como “cambio de la esperanza” y éste último del PP, por el contrario, como “cambio por la desesperación”. En el programa Los reporteros, con su querencia habitual, Esther Martín también insistía en ello: “La gran crisis económica en la que España está sumida parece que ha pesado más que los principios políticos a la hora de votar”, decía, como si votar al PP significara no tener principios políticos. En fin, hay quienes creen que la democracia son ellos y cualquier otra cosa no puede ser sino una asonada. Pero ojo, que también le pasó esto a la derecha, que tras el primer triunfo de Zapatero se llevó una larga época (aquella legislatura del odio) insinuando complots y golpes de Estado encubiertos. Incluso en Andalucía se ha abusado de eso del voto cautivo, clientelar y subvencionado. Todo esto nos dice mucho del déficit democrático de nuestra sociedad, incapaz de aceptar un resultado electoral sin que medien cataclismos o raptos. Aquí tenemos que buscar una pistola en la cabeza del votante cada vez que vence un partido que no nos agrada. Pero no, no votan la crisis, los mercados ni unos marcianos que nos han invadido. Vota la gente según su entender y mal vamos si no nos damos cuenta de este principio fundamental.


Portalito de Belén. Yo lo llamé una vez el Ángelus, pues el ángel anunciador que es Isabel Gómez baja desprendida de una nube para traernos siempre la buena nueva de unas medidas salvadoras, unas leyes beatíficas y unos avances que nos acercan a la Gloria por empuje de la Junta. Ahora, a este programa, Parlamento andaluz, le han dado el Premio Andalucía de Periodismo, que otorga la Consejería de Presidencia. No me digan que no tiene gracia, miga y retranca esto de la Junta concediendo un premio de periodismo a un programa de información política de Canal Sur... El programa es para verlo con música de arpa, no importa cuándo lo cojan. Yo le volví a echar un vistazo este sábado y, como no podía ser menos, sólo faltaba Griñán de Pantocrátor. Las leyes más chorras se evaluaban como “avances importantes”, el paripé del escaño 110 les hacía decir que “la cámara andaluza da voz a la ciudadanía”, mencionando la violencia de género dejaban caer que “la Junta puso en marcha 241 medidas para luchar contra ello”, y así otros cantos de alabanza. Atiendan, por ejemplo, a la redacción de esta noticia: “El grupo parlamentario socialista ha presentado una proposición no de ley dirigida a apoyar a las personas que con motivo de la crisis han perdido su empleo en el sector de la construcción, para de esta forma complementar los efectos beneficiosos que el Plan de Oportunidades Laborales de Andalucía ya ha comenzado a generar”. Ni Mar Moreno lo hubiera vendido mejor. También dedicaron un ratito al simpático y esperpéntico diálogo de Mario Jiménez con Griñán, preguntándose y contestándose ellos dos solos sobre la belleza y perfección de los nuevos presupuestos andaluces. Y en la información sobre la sesión de control al Gobierno, sacaron antes que a nadie a Diego Valderas (!), reprochándoles a los socialistas sus “políticas neoliberales”, otra manera de zumbar a la derecha. En fin, que se merecen el premio. Y un portalito de Belén.

Hoy viernes: Vudú del PSOE (25/11/2011)

Se vendrán a Sevilla, que aún es la colegiata del felipismo y tiene hasta una Casa de Pilatos para que los indolentes y los fracasados se laven las manos de culpa. Cuando salió Rubalcaba en la noche electoral, triste y encogido como un portero goleado, habló enseguida de un congreso y a todos nos sonó a expiación, a renovación, a que se iba a liar en el PSOE, por fin, la de Dios es Cristo, o sea un combate entre los anteriores arrianismos de partido, cruelmente vencidos, y los socialistas de una nueva época. Sin embargo, todo parece apuntar a que será otro enroque.

Es curioso, porque algo similar ocurre a veces en las religiones. Cuando no se cumplen las profecías o los dioses abandonan a su pueblo, lejos de replantearse las creencias éstas se refuerzan y se radicalizan. Ocurrió durante el cautiverio de los israelitas y eso trajo la religión mosaica. Ocurrió al no producirse la prometida y cercana parusía de Jesús y a partir de ahí se inventó el Cristianismo como religión salvífica, espiritual y universal. La contrariedad no hace que se abandone la fe, sino al contrario, que se fortalezca y expanda para incluir esa contrariedad dentro de un destino o un plan mayor. La derrota y el sufrimiento se asumen como una prueba de fidelidad que pide el dios (o la ortodoxia ideológica), y que sólo se superará manifestando aún más fidelidad. El fracaso no les demuestra que sus creencias eran falsas, sino más bien que han sido castigados por haberse apartado de las verdaderas ideas fundacionales o nucleares de esa creencia, lo que les lleva a la involución, a buscar de nuevo la pureza en la radicalización de sus dogmas. El PSOE, tan parecido a veces a una religión, se diría que tiene previsto seguir punto por punto esta teoría.

Rubalcaba (el neofelipismo), Chacón (el neozapaterismo) y hasta (¡increíble!) Susana Díaz (el neochavismo) se nos muestran aún como candidatos a protagonizar un congreso que sería así como egipciaco. Justo los que tendrían que desaparecer del futuro del PSOE, los culpables de esta época malograda, decadente y ruinosa no sólo para el país sino para el propio partido, todavía quieren escenificar la resurrección apestosa de Lázaro. En Sevilla, con chorreras mudéjares y fantasmas chulazos que seducen a las monjas como al pueblo, será donde el PSOE fregoteará su tumba y seguirá adelante intacto, como intactos quedan los embalsamados. Si el congreso se celebra con este museo de cera en mente, el PSOE perderá una oportunidad única para levantar otra socialdemocracia sin cortijerías ni ñoñeces. Era la hora de una revolución, de un centrifugado y del exilio de toda una forma de hacer política junto con sus orondos y seniles sacerdotes. Pero harán sólo una ceremonia vudú. Así, los muertos les esperan.

Somos Zapping: Luto en las sonrisas (21/11/2011)

Los lúcidos y los tristes. Ya terminó todo, volvieron las campanas a Génova, se culminaron las venganzas y el PSOE es la imagen de dos pececillos, Zapatero y Rubalcaba, ahogados y pisoteados fuera de la pecera. Una ruina de país por gobernar y un partido que habrá que reinventar, eso es lo que les espera a los dos grandes de la política española, que después de un par de legislaturas arrojándose primero muertos y luego paletas parados, bonos basura y picadillo ideológico, han terminado dándose el pésame el uno al otro. No parecía una noche de confeti, sino de suicidas. Había luto en las sonrisas del PP, aunque sus pijos parecieran tan contentos, y en las lágrimas del PSOE se despedía una era. Adiós zapaterismo, adiós neofelipismo, y lo malo es que nadie sabe qué ocurrirá ahora en la socialdemocracia española, o en lo que ha quedado de ese nombre. Los más viejos aún tienen la esperanza de aguantar con el búnker andaluz, aunque sea por los pelos. Si no, llegará una limpieza de arriba a abajo en el socialismo, que algunos llevan preparando dentro del partido hace mucho. Es curioso, pero ahora que acabó la campaña quizá más dura y determinante de la democracia, yo no dejo de acordarme de una frase que le escuché el otro día a Pedro Ruiz, entrevistado por Jesús Quintero. Nunca mejor que ahora pudo Quintero abandonar por un rato a esos sabios con borrico y otros vainas que él ha ido encumbrando. Nunca mejor que al final de esta campaña podría haber invitado a susurrar con él a alguien que se sacude tan irónica y finamente la suciedad y la saliva de esta política teatrera y mediocre para dejar algo que no sé si es una duda, una esperanza o una travesura. Pedro Ruiz es un hombre con talento e inteligencia, quizá algo afectado en su pose anacoreta o exiliada, pero que siempre ha sido indomable y por eso el poder le ha hecho vacíos y putadas. Ahora que todo ha terminado, ahora que hay nuevo comandante para nuestras cenizas en esta España polarizada, atrincherada, es reconfortante encontrar una voz en la distancia que pueda hablar sin sectarismos ni filiaciones, aunque le reverbere algo de amargura. Dijo Pedro Ruiz: “La derecha explota a los países y la izquierda los arruina”. Es una rotunda e interesante reflexión en el momento de las victorias de unos y los hundimientos de otros. Pensar que seguramente ayer ni se alcanzó la salvación ni venció Satán. Y que aún hay un espacio en política, fuera de las posturitas y los barullos partidistas, para que opinen los inconformistas, los lúcidos y los tristes. Los que ayer no ganaron ni perdieron, ni mucho, ni poco, ni del todo.


Neutralidad. Con España dividida y cabreada, con la guerra del PSOE y del PP viviéndose entre taxistas, brokers, quiosqueros, sindicalistas, funcionarios, monjas, banqueros, poetillas, pijos, currelas y pelados, sólo se podía mencionar la neutralidad desde la ingenuidad o desde el cinismo. Las televisiones públicas son cañoneras de partido, y si no llamaban a zafarrancho en campaña, si no las usaban ahora que se jugaban el culo, cuándo lo iban a hacer. La Junta Electoral puede decir lo que quiera, pero exigir neutralidad a las televisiones públicas es como ordenar que se vuelvan castos los crápulas o palomitas los halcones. Hay mil trucos en periodismo para afear o guapear a gusto a un partido. En la edición, el enfoque, la selección de una frase, en la actualidad que se saca o que se oculta, en el portavoz de un gobierno al que se le deja hacer su propaganda con la excusa institucional... En Canal Sur hemos visto todos esos trucos: Mar Moreno saliendo cada día a criticar al PP desde su sillón de la Junta, esas convenientes noticias sobre inversiones en educación o cobertura social del Gobierno Andaluz, esas manifestaciones contra Esperanza Aguirre que abrían los informativos de Andalucía... Lo de menos era que resumieran a Arenas o a Rajoy en la frase más insustancial de la jornada. Para que vean, el día en que la prima de riesgo española superó los 500 puntos, el informativo del mediodía sólo desarrolló la noticia después de haber dado buena cuenta de varias manifestaciones “por la educación pública”. Y no quedó ahí la cosa, porque la cobertura de una de estas manifestaciones, la protesta de universitarios en Madrid, nos dejó por la noche uno de los instantes más desvergonzados y obscenos de toda la campaña por parte de Canal Sur: la imagen final del montaje de la noticia era un primer plano del cartel electoral del PSOE colgado de una farola, Rubalcaba con su “Pelea por lo que quieres”. Sin ningún disimulo ni pudor. No creo que sea posible una mayor confesión de parcialidad y manipulación, de la indecente sumisión de Canal Sur a sus dueños políticos. Así terminaban la noticia, con una pancarta defendiendo la “escuela pública” al fondo y cartel del PSOE ondeando en la pantalla. Toma neutralidad.

Hoy viernes: El voto (18/11/2011)

No está de moda votar, sino subirse a las farolas y escribirse en el ombligo. Quién iba a imaginar que un día el voto iba a considerarse reaccionario, que iban a denunciarlo en las calles y en los pasquines como un trágala, un paripé, un carnaval, una basura. Y sin embargo, el sufragio universal es, junto a los Derechos Humanos, el mayor logro de la civilización. En la Atenas idealizada por los perfiles de los dioses y las estatuas de la palabra no votaban los esclavos ni las mujeres ni los extranjeros; los liberales moderados de las Cortes de Cádiz rechazaban un sufragio amplio porque decidirían los más ignorantes; en nuestra Segunda República la mayoría de la izquierda no quería el voto femenino porque decían que las mujeres estaban demasiado influidas por los curas... Pasamos por intentonas, experimentos, absolutismos y dictaduras, pero resulta que, cuando alcanzamos por fin la democracia moderna, nos llega esta época en la que se denosta el voto en favor de no sé qué otra democracia tamborilera, tumultuosa, cabreada, caótica y despeinada, que casi nos dice que sólo votan los fachas y además sólo hay una papeleta, la de los banqueros. Yo entiendo el mosqueo, el desencanto, la abstención (alguna vez no he votado porque no tenía a quién); comprendo (y ejerzo) la crítica a esta democracia imperfecta, manifiestamente mejorable, pero comparar el voto con el papel del culo me parece una involución peligrosísima, una locura que sólo puede llevarnos al planeta de los simios. No se trata de quedarse en la resignación clásica de esta democracia como el menos malo de los sistemas, pero es que uno ve una corriente que casi tiende a decirnos que cualquier otro sistema sería mejor, y en eso no puedo estar de acuerdo. Ni siquiera los partidos corruptos, las siglas turnistas o la tiranía del dinero justifican pedir que se queme el voto, sobre todo si no hay otra cosa para ocupar su lugar que muñecos de plumas y bocinazos en las plazas.

Todavía pienso, cada vez que voto, en los héroes y mártires que necesitó la historia para que yo pueda hacer ese gesto pequeño pero aún valioso. No es lo máximo ni lo único que espero y exijo de la democracia, pero no lo desprecio ni lo relego al cubo de las cáscaras. El domingo iré a votar, no para salvar al mundo o al país, no para entregar mi alma o sentirme completo, sino para expresarme y para notar en los dedos que los gobiernos aún los ponemos nosotros de esa manera silenciosa e íntima. No soy de los que creen que hay que derruir la obra por inacabada. Seguiré poniendo mi piedra pensando que cada vez está más un poco más arriba que la vez anterior. He tenido rachas de nihilismo político y es verdad que la democracia que yo quiero aún no existe del todo. Pero he decidido que eso no debe empujarme al incendio, sino a la responsabilidad.

Somos Zapping: El Oscar y la calavera (14/11/2011)

Cara a cara. Parece que hace una eternidad del debate, quizá porque esta campaña está transcurriendo con lentitud y pereza. Creo que todos, la gente y los partidos, están deseando que llegue el desenlace más o menos esperado y encarar el futuro en el gobierno o en la ruina sin más torturas ni incertidumbres ni madrugones. Sobre el debate en sí, yo diría que Rubalcaba atacó con un tenedor al tanque de la economía y del cabreo ciudadano que representaba Rajoy, y no le fue mal. No tenía otra arma, pero la que tenía la aprovechó. Eso sí, a pesar de pinchar donde podía con el miedo a la derechona, en la primera parte nombró Presidente del Gobierno a Rajoy con sus futuribles. Rajoy estuvo sensato pero no brillante, y a ratos pareció que no se conocía bien su programa. Podría haber respondido mejor a los pinchazos de Rubalcaba, y sin embargo se diría que pensaba que no le hacía falta, que Rubalcaba no podía hacerle sangre. Tras el debate, escenificado de manera un poco goyesca, la verdad es que creo que la única pregunta que queda es cómo pudo costar eso medio millón de eurazos, como si en vez de sólo un plató hubieran construido un chalé entero. Canal Sur dedicó mucho tiempo, antes y después del cara a cara, a los decorados y a las corbatas. Parecía algo de los Oscar, más que un debate político. Me da la impresión de que querían otorgar épica, trascendencia, importancia definitiva y ambiente casi de juicio de Dios a lo que la mayoría sólo veía como un trámite entretenido pero poco relevante, estando las cosas como están. En el análisis posterior, La Nuestra insistió en la comunicación no verbal y Marta Paneque destacó que Rajoy miró mucho los papeles y Rubalcaba no. Se creerían que volvían a enfrentarse Nixon y Kennedy, con Rubalcaba en el papel de guapo. Pero en este caso Rubalcaba era el siniestro, el que tenía cara de enfermo, aunque fue mejor actor. Canal Sur hasta puso luego un documental sobre el lenguaje corporal, todo eso de las las microexpresiones de Paul Ekman y las trampas de los gestos en la vida y en la política. Allí nos explicaron que leer de los papeles sólo significa que se da importancia a la palabra exacta. Eso es lo que le pasó a Rajoy, que no pensaba en hacer el monólogo de Hamlet, sino sólo en decir con precisión lo que quería. Rubalcaba quizá se quedó con el Oscar, pero también con la calavera. Rajoy, por su parte, entró y salió como próximo presidente, que es un premio bastante más gordo.


Propaganda no electoral. La Junta Electoral ha pedido a Canal Sur que distinga claramente entre PSOE y Junta en su información política, pero eso es como cuando en las películas se le dice al jurado que no tendrá en cuenta lo que acaba de decir el testigo, o sea, un formalismo imposible en la práctica. Las noticias institucionales siguen siendo en Canal Sur propaganda descarada y aquí, la verdad, decir Junta en vez de PSOE no conlleva diferencia alguna. Sirva como ejemplo la redacción de esta noticia, formalmente fuera de la información electoral: “Visto bueno de la Junta a una inversión de casi 8 millones de euros para talleres de juegos en 160 escuelas infantiles de la Junta y para instalar 3.000 nuevas aulas digitales en todos los institutos públicos de Secundaria, un ejemplo, según la portavoz del Gobierno, del compromiso de Griñán con la educación”. Pues nada, después esta zalamería con las tácticas socialistas, imaginen al juez americano diciendo gravemente: “El jurado no tendrá en cuenta esto como propaganda electoral”.


El sur. Cruzcampo sigue queriendo embotellar el sur y venderlo como nuestro aire convertido en cerveza, aprovechando que aquí el orgullo chovinista enciende más que el alcohol. Seguro que recuerdan esos anuncios que aseguraban que nuestra “parte norte” es la que nos lleva a trabajar y nuestra “parte sur” la que se va de cañas, volviendo a esa estampa como mexicana del andaluz borrachuzo, despreocupado, vago y juerguista. Ahora se unen opiniones callejeras y personajes conocidos que nos cuentan qué es ese sur para ellos, a veces con curiosas conclusiones, como la de Carlos Herrera, que nos dice que “el sur es pasar la mañana con miles de amigos” (?). Eso del sur como “forma de entender la vida” o “esencia de nosotros mismos”, según explicaban en las noticias (sí, sacaron el casting del anuncio en las noticias como otra gloria regional), me parece la típica catetada engreída, simplona y homogeneizante. Pero además, y sobre todo, es el tramposo halago con el que siempre nos han querido mantener en la complacencia y la resignación, eso de que al andaluz le basta con su sol hecho jarana o vinazo, con ser de aquí como máximo y único orgullo del que es capaz. Con eso no sólo nos han vendido mollate, sino miseria y política.

Hoy viernes: Chándal de torero (11/11/2011)

Muchos políticos deberían ir con ese horroroso chándal de torero que ha sacado Adidas como desollando a un matador. Así son a veces las ideologías, un intento de disimular con moñas y azabaches que remiten al mito el hecho de que uno, en realidad, va en pijama, un pijama intelectual en este caso. Las izquierdas y las derechas son muchas, aunque la historia parece que sólo ha dejado dos sillas para la política. ¿Qué izquierdas que no eran las mismas eran las de Robespierre, Brissot, Lenin, Trotsky, Stalin, Mao, Camus, Sartre, Allende, Castro, Willy Brandt, Olof Palme, Carrillo, Felipe González o hasta los abertzales? Otra retahíla similar podríamos hacer con las derechas, pero tampoco es cuestión de sacar un museo de cabezas. Preguntemos a Sánchez Gordillo si el PSOE le parece izquierda, preguntemos a los republicanos estadounidenses si no consideran casi comunista defender una sanidad universal gratuita como hace aquí hasta el PP. Pero nuestros conceptos de derecha e izquierda no forman parte de la ciencia política, sino de la sentimentalidad, como hemos dicho otras veces. Aquí la ideología la otorgan las cuentas pendientes, las adscripciones interesadas, las venganzas históricas y los ascos casi genealógicos que da el otro, enemigo eterno.

Se habla de la tercera España, la que no vemos porque esta pelea de viejos soldados se lo lleva todo. Es la España que no quiere esta guerra icónica, esta reyerta de nuestros abuelos, este choque de estandartes a siglos de los hechos. Y es la España (y la Andalucía) que yo espero, la que no es forofismo y aún puede ver cuándo un modelo, una política, simplemente ha fracasado y hay que intentar otras cosas sin que eso sea ninguna traición. Las ideologías cosméticas y sentimentales llenan la campaña y es como si el PSOE fuera con ese chándal de torero haciendo el paseíllo de unas ideas que sólo son pellejos en perchas. La derecha que privatiza, recorta derechos y va a dejar en cueros a los abueletes, a los parados y a los pobres porque es así, es el escorpión sobre la rana, como en la fábula. Y la izquierda, por el contrario, que se preocupa por lo público, por la sanidad, por la educación, por que a nadie la falte la papilla. Mientras pasean estos muñecotes, España puede entrar en quiebra. A ver qué les dice la supuesta izquierda a los prestamistas que nos dieron el dinero para hacer nuestros palacios demagógicos, nuestras autonomías imperiales y esa gran mentira de que todo pareciera gratis, que es lo que ocurre con los nuevos presupuestos andaluces, por ejemplo. Pero ahí está el PSOE toreando en chándal, loco en pijama y sin toro (el toro quizá es el dinero), componiendo el tipito ante la muerte. Y la tercera España (y la tercera Andalucía) quizá es la que se da cuenta de la trampa y quiere al buen político en vez de al rejoneador disfrazado, y puestos de trabajo en vez trincheras o burladeros.

Somos Zapping: Museo Británico del PSOE (7/11/2011)

Los Calatrava. El PSOE parece que ha vuelto de su Museo Británico, donde no tienen la Piedra de Rosetta pero sí todos los viejos cascotes de lo que fue su rosa, que no es lo mismo. Con Felipe González y Guerra se pueden agotar todas las metáforas egipciacas, vampíricas, fantasmales, deshollinadoras, antediluvianas, traumatológicas, ferrosas y por ahí. Es como si volvieran los hermanos Calatrava, dos personajes que tuvieron éxito con sus gracietas, mojigangas y guantazos en una época que ya es intrasplantable a ésta, y que sólo la desesperación o una declarada y triste demencia del Partido Socialista ha decidido rescatar. Es demasiado fácil y casi cruel sacarles ahora gusaneras, mellas y bolsas de agua caliente a González y Guerra, pero lo realmente grave es que a su lado estaban Griñán y Rubalcaba, que pertenecen como a la misma dinastía goda pero son los líderes actuales. No los estábamos viendo a los cuatro en un Cinexín, ni en una cinta de Arévalo, sino en Canal Sur, el otro día, en esta campaña y en este siglo. Griñán y Rubalcaba son el presente y no sabemos si el futuro del PSOE, y resulta que son hermanos de discurso y osario de esos dos viejos tentetiesos de la política que vienen a prestarles la mecedora y la garrota. Yo había apuntado algunas frases descacharrantes de comienzo de campaña, por ejemplo de Griñán: “Mantenemos la seguridad de la población” o “tenemos que tener una economía competitiva como Andalucía sigue haciendo”. Pero me quedo con la que Canal Sur usaba para resumir el mitin de estos cuatro Hijos de San Luis del socialismo revival, anacrónico, decadente y (sobre todo) fracasado: “La cara del Estado del bienestar”. González, Guerra, Rubalcaba y Griñán, son, ya ven, “la cara del Estado del bienestar”. Cómo será la cara del Estado del malestar, el paro y la ruina. Yo diría que más bien son la cara de la competición de petanca y del delirio senil a los que se ha reducido el último aliento de este PSOE pustuloso, desbaratado, desnortado y fallido.


Andalú. Vuelve a aparecer de vez en cuando (recuerden a Huan Porrah y su andaluz medio masticado) la moda de intentar dignificar o filologizar nuestros dialectos, hablas y acentos como lengua o tartamudez académica. Ahora me entero en Andalucía directo de que existe la llamada “Zoziedá pal Ehtudio'el Andalú” (¡sic!), formada como por profesores cabreros o cabreros colegiados. Según ellos, son “gente con estudios, gente preparada para defender nuestras raíces, defender nuestra identidad”. Para eso, han sacado hasta diccionarios, unos diccionarios para troncharse que parecen escritos por Ivà, el de Makinavaja e Historias de la puta mili, pues por lo visto el “andalú” consiste en escribir como hablaba el sargento Arensivia. Son las sandeces a las que nos lleva esa búsqueda madrera de una identidad, búsqueda que no tiene por qué caer en el ridículo, pero que por lo visto esta gente basa en el ridículo, orgulloso además. Una cosa es el rico léxico de los pueblos andaluces, que se ha hecho como entre dulces morunos, latinos y griegos, y otra convertir en idioma propio lo que sólo es un ensartamiento de solecismos. “Enritá” no es ninguna palabra andaluza, es sólo la manera en la que los analfabetos pronuncian y escriben “irritar”. De nuevo, en vez de intentar ser cultos, nos decantamos por culturizar la ignorancia, que es más fácil pero bastante más penoso.


Tertulia unánime. Metropolitan Andalucía tiene una tertulia política regional, conducida, extrañamente, por Agustín Bravo, como si esperaran atraer a una audiencia de marujas enamoradas de sus labios más que a un público crítico e informado. La caña que le dan al PSOE y a la Junta es inmisericorde, indisimulada y unánime (no he visto siquiera al típico tertuliano de las tortas). Queda muy descarado pero están en su derecho y al menos ofrecen otra perspectiva diferente a la Jauja feliz de Canal Sur, cuya servidumbre política se paga con dinero público. De todas formas, esta cadena sigue pareciendo una tele de pueblo que emite sólo a la hora del bocadillo de los videntes.


Visión cuántica. Hablando de videntes de Metropolitan Andalucía, atentos a esta conversación con una especialista en “visión cuántica”: “- Quería preguntarte a nivel laboral cuál es mi camino. - Cariño, yo te digo que vas a llegar muy lejos, pero no va a ser en el sitio que estás. - Es que ahora mismo no tengo trabajo... - Claro, cariño, pues en el sitio en que estás, estás totalmente parada, en ese sitio no vas a estar. Corto lo negativo; en el norte, el sur, el este y el oeste te abro todos los caminos laborales. Ponle una velita a San Pancracio”. Además de parecer un remedio del PSOE, podríamos decir como en el chiste que vaya mierda de adivina...

Hoy viernes: Armagedón (4/11/2011)

Ha empezado la campaña, que antes olía a cepillo y a furgoneta y ahora a cabaret en televisión y en el ciberespacio. Recuerdo cuando los carteles electorales tapaban en las tapias el careto de Julio Iglesias o se tapaban entre ellos, hoces y martillos sobre bigotes, rosas sobre puños obreros levemente cirílicos, antorchas como de alegorías republicanas y hasta algún pollo facha esqueletizado o frito por la historia. Ya la cartelería y las cuadrillas de las plazas son lo de menos. Los partidos se mezclarán con los zarrapastrosos de La noria, los posts en cadena de las redes sociales, los vídeos de gatos, los culos en pompa brasileños y los tarotistas con cara de cirio, en el gran mercado de la basura, el caos, la demagogia y los mensajes de un segundo. En mítines con coreografías olímpicas, los candidatos esperarán el pilotito rojo del directo en los informativos y soltarán como comandos la frase del día. Y cuando se vean cara a cara, serán sofistas, cínicos y atacarán al caballo del otro antes que a sus ideas. Van a intentar agarrar al votante por el corazón, por el bolsillo o por el cague. Olviden la alta política, el debate intelectual, los discursos de profesor. Un amigo que se dedica a esto de la fontanería de los partidos me dijo una vez que lo que funciona es apelar a los sentimientos, los odios y afinidades atávicos. Somos gente visceral que se mueve sólo por venganzas, miedos y halagos. Nos buscarán ese botón de la rabia, del asco, del rencor; apelarán a las tribus ideológicas y al diablo del otro (uno de los significados de “diábolo” es “lo que separa”). Así será para todos, pero más para el PSOE, que tiene en contra la realidad, las cifras y su propia herencia, y buscará una pelea celestial entre eternos, universales, noúmenos: la izquierda y la derecha en su Armagedón.

Creo que nunca hay menos política que en este zafarrancho, este campamento de dos semanas con prisa por morir o reinar. Habrá que tirar los eslóganes, habrá que desoír a los candidatos y escarbar por debajo para llegar a la política de verdad, para hacer un análisis honrado entre tanto ruido y tomar así nuestra decisión. Prevengámonos contra las razones tramposas, los argumentos interesados, parciales y torcidos, las generalizaciones groseras, los inciensos y los conjuros. No, no me gustan las campañas, en las que la política baja aún más de estatura. Hay que olvidarse un poco de la campaña para volver a recordar la política. Atender más a lo que han hecho y dicho antes, y no tanto a lo que suelten ahora por la espita; escapar de su tiovivo diseñado para marearnos y ver a los partidos en perspectiva y en el contexto de la realidad, no en el de su teatrillo. Anidarán en las tapias y besarán a los niños y a los parados igual que antes, pero además ionizarán la tele y tuitearán como si fueran Gasol. Yo intentaré recordar la política mientras ellos juegan en casinos virtuales al póquer de la guerra y la salvación.

Somos Zapping: El pijiprogre y la mucamita (31/10/2011)

En el suelo. La política puede salir del vacío, por ejemplo de un aula prefabricada a la que todavía no le han llegado las sillas ni las mesas el primer día de clase. Puede decirse que es cosa de la intendencia, de un camionero tardón, de una empresa “amiga” que se las apaña regular, o que es el estilo de compadreo, de improvisación y de preguntarle al conserje que se lleva en nuestras administraciones. Pero la estampa fue real, los niños estaban en el suelo, todos hemos visto el aula vestida sólo con los enchufes y los muebles embalados aún días después. Es verdad eso, como la denuncia de los padres, que provocó que las fotos salieran en la prensa. Es entonces cuando viene la política y lo llena todo de acusaciones, insultos a Andalucía y otras catetadas, desvaríos y excusas ridículas (un “cuentacuentos”, anda, por favor...). Ana Mato hizo de un caso particular una generalización y los otros agradecieron la generalización para hacerse los insultados. Hasta el gorro estoy yo de estas batallitas pueblerinas de agravios y menoscabos a Andalucía. Lo que debería insultarnos es este 30% de paro o nuestro fracaso escolar, se den las clases con ordenadores o con las bombillas peladas. Pero el PSOE no tiene mucho más que eso de la derecha que insulta a Andalucía por deporte o por odio. Canal Sur, por su parte, siguió dócilmente la agenda del PSOE con el asuntillo y durante un par de días abundaron mucho en los informativos cosas como “continúa la polémica tras las declaraciones de Ana Mato en la que afirmaba que los niños andaluces daban clase en el suelo por los recortes”. Y cuando tenían que presentar los actos de Rajoy y Arenas comenzaban así: “Los dirigentes del PP han evitado hacer alusión a las críticas de Ana Mato hacia el sistema educativo andaluz...”. Y en ese plan. Nunca, por supuesto, hablaron del origen de esa polémica, del caso real que alimentó la guerra y la exageración. En la entrevista que le hizo a Rajoy (entrevista sosona y con poca miga, como la de Rubalcaba), Mabel Mata defendió la tesis del “cuentacuentos” y, erigiéndose en digna defensora de Andalucía contra las agresiones del PP, le dijo, dolida: “Estamos un poco cansados de que se utilicen tantos tópicos para hablar de Andalucía”. Cada vez que veo a la gente de Canal Sur agraviada por los “tópicos” sobre Andalucía, a mí me entra la risa floja, pero bueno, ése es otro asunto. El caso es que no era un tópico, sino una realidad que la política guerrillera agigantó desde las dos partes, unos con torpeza y otros con satisfacción. El hecho es que con todos sus pupitres y hasta con sus ordenadores enchufados a los recortables, este modelo de enseñanza pública que diseñó la progresía flojona es un fracaso. Como casi siempre, es la verdad lo que ofende.


Pijiprogres. El anuncio del PSOE con el pijito y la mucamita ha generado más cachondeo que indignación por aquí. Era imposible no pensar en los mandas de la Junta y del PSOE que tienen todos a sus hijos en colegios de élite, ésos de corbatita y heráldica, a pesar de la excelencia que pregonan de la escuela pública. En las noticias de Canal Sur, cómo no, lo pusieron enterito diciendo que “el PSOE presenta un vídeo en defensa de la enseñanza pública”, y con el antetítulo de “para garantizar la igualdad de oportunidades”. A los socialistas andaluces la lucha de clases les ha cogido hace ya mucho en el otro lado, el de los ricos y los dueños de todo, así que el anuncio, burdo, anacrónico, baboso, demagógico, encima les devolvía en la cara su hipocresía. Atacar a los señoritos cuando los señoritos son ellos no parece muy inteligente, pero así son. Están desesperados y no tienen más remedio que usar los estigmas de la izquierda y la derecha a pesar de ser muy conscientes de que ellos les dieron la vuelta en Andalucía convirtiéndose en los caciques del lugar. Ellos son aquí los del dinero, los negocios, los lujos, las servidumbres y las criadas con cofia. Y estos pijiprogres engordados por treinta años de poder absoluto todavía dicen que representan al pobre...


Tranquilos. Fuegos artificiales en las noticias de Canal Sur para el presupuesto que nos entrampa hasta las trancas y puede llevarnos a la ruina. Eso sí, “aumenta el gasto en servicios sociales, en sanidad y en educación”, según apuntaban convenientemente los locutores voceros. “Aumentan las plazas de guardería”, “se conserva el catálogo de prestaciones sanitarias actuales”, “aumento de la inversión en dependencia”, insistían indistinguibles de la propia propaganda de la Junta, con imágenes de niños con su ordenador y ancianos en sillas de ruedas. Luego, Mario Jiménez soltaba la cínica humorada definitiva: “Los andaluces pueden estar tranquilos porque hay un gobierno que combate la crisis económica pero que garantiza el estado del bienestar”. Tranquilos estamos, sí, hombre...

Hoy viernes: Estudiantes en la lluvia (28/10/2011)

Esta lluvia que cae sobre los hombros, sobre los políticos, sobre la gente del dinero que son como gladiadores sangrando por las rendijas de su oro, sobre los pobres hechos de fieltro pobre mojado por los canalones, ese chatarrero bajo la lluvia que parece el mundo ahora. No sé por qué me he acordado hoy de cómo llovía cuando iba al instituto, al principio del curso, mañanas aún noches llenas de agujas, esperando el autobús con el cuerpo como forrado del plástico de mis huesos por dentro, la parada junto a una farmacia que parecía que guardaba las medicinas o la enfermedad en tarros de miel, y entre lo negro y lo tenue el único brillo rosa y perfumado del jersey de la chica que me gustaba, aquella chica jugando con el bolígrafo entre sus rizos o sus dientes. Queríamos ser maestros o científicos o futbolistas o no queríamos ser nada, sólo queríamos atravesar la lluvia en aquel autobús al que se le veía el motor entre las palancas, la carretera por debajo de los agujeros como desde un bombardero, llegar a aquella clase con olor a abrigo y paraguas y que luego las ecuaciones, los romanos, los poetas y los balones nos recordaran que éramos jóvenes con todo por hacer y decidir, mientras mirábamos en el patio los vespinos igual que familias de canoas volcadas y ateridas. Aprendíamos, dormitábamos o veíamos fuera los árboles engordando de agua, pasaba el tiempo machadianamente y a lo mejor de vez en cuando pensábamos que éramos el futuro, que de allí saldrían de verdad peritos o profesores o quizá albañiles, pero que aquello nos entrenaba para la vida y ese entrenamiento empezaba bajo la lluvia, como si la vida fuera una especie de rugby.

Han pasado otras generaciones por el otoño y los institutos, la lluvia sigue mojando las mochilas y los rizos de las niñas silenciosas y bellas que enamoran en los autobuses. Pero todo ha cambiado, los profesores parecen más suicidas que maestros, los jóvenes parece que llegan sin herencia, sin mundo prometido, y los jardines de fuera están arrasados. Han sobrevenido crisis educativas, crisis de valores, crisis del dinero, crisis políticas, crisis mundiales y de casa. No es que los niños estén sin pupitre, sino sin sitio al que ir luego tras la juventud. Hicieron la generación perdida entre pedagogos locos y vampiros del dinero, destrozaron la escuela pública y destrozaron el mundo para después, que sólo es televisión y harapos. Ahora nuestros estudiantes salen a la lluvia con los libros más delgados y el mundo más frágil que he conocido. Queríamos ser ingenieros o maestros o genios o quizá carpinteros, pero aún teníamos esperanza. Nuestros gobernantes hablan sandeces y propaganda bajo la lluvia de esta miseria, pero han dejado a las nuevas generaciones sin verano tras la escuela y sin futuro tras los charcos. La lluvia suena a piano en un cubo.

Somos Zapping: Griñán o Lauren Postigo (24/10/2011)

Alma española. Cuando los efluvios autonómicos, con treinta años de solera ya, llegan a la sangre y luego a los atriles, en vez de presidentes nos dan padrinos de boda y en vez de portavoces políticos, cuñados de la novia ya un poco cocidos. La autonomía debe de ser una especie de borrachera sentimental que se explaya tras los postres, entre la nostalgia y la conga. Le he dado muchas vueltas a la frase que nos dejó Griñán en las noticias de Canal Sur a cuenta del redondo aniversario de nuestro primer Estatuto, y todavía no he logrado descubrir qué quería decir ni qué se había tomado para decirlo: “Cuando hicimos la conquista autonómica llevábamos razón, cuando fortalecimos la economía con un modelo social llevábamos razón, y ni una crisis ni mil crisis van a terminar con eso, porque no pueden terminar con lo que forma parte del alma andaluza, que yo creo que es el alma española”. ¿Era Griñán, era Manolo el del Bombo, era Lauren Postigo? ¿Era un discurso o era una frase de taxista golpeando con el coñá en la barra? No sé si se refería a que las almas andaluza y española son la misma y su sustancia es que el PSOE lleve razón siempre. O a que ellos seguirán llevando razón incluso con nuestra miseria y su fracaso porque si no sería como arrancarnos el alma. O que ellos vendieron el alma de Andalucía al Diablo para poder tener razón siempre. En fin, que no tengo ni idea de qué quería decir, ni por qué usó ese aliño de misticismo y vanagloria, ni qué es eso que no puede terminar por ser parte de nuestra alma, ni qué les pusieron al merengue o a las copas ese día. Pero estos políticos nuestros cada vez me parecen más chorras. Y aún faltaba la apostilla de ese cuñado que es Mario Jiménez: “Con el papel de Andalucía todo es posible en España”. Como no se refiera a que aún son posibles más parados... Pues nada, vivan los novios, viva el Estatuto, que siga la barra libre y que nuestros gobernantes no cojan el coche luego, que están en la fase borrachuza de exaltación de la autonomía y luego vienen los cantos regionales y por último, la pota y el coma.


El hueso de jamón. Los Morancos han vuelto hace unas semanas y siguen como siempre. O sea, tienen colgado por ahí, igual que en la cocina de Omaíta, el hueso de jamón un poco pelado de la gracia, pero dejan que toque el caldo muy poco. Quizá es que les puede la pereza o la prisa, pero da la sensación demasiadas veces de que no hay guión o de que el guión no importa. Se dejan llevar por alargadas pedorretas improvisadas y ocurrencias del momento que raramente superan el nivel de la gracieta de apretón. Han tenido amagos prometedores, como lo de enfrentar a Punset con un flamenco o sus imitaciones de Enrique Romero (llamar Toros para toros (sic) a su programa me pareció de una sagacidad y una mala leche grandiosas), pero son intentos que se desinflan enseguida. A Omaíta deberían jubilarla ya o trabajársela de verdad, pero Jorge Cadaval se empeña en destrozar los sketches con un histrionismo incontinente, avasallador y basto, muy por debajo de sus posibilidades cómicas, que sí demuestra, aunque no siempre, con su Loli de Camas, Rosita de Jericó o como se llamen los heterónimos de esa princesa serbobosnia con poderes de perol, personaje muy bien perfilado. A veces me dejan una sonrisa, pero pesa más la decepción. Creo que han decidido conscientemente vulgarizar su talento, que lo tienen. Y el talento desperdiciado en cagarrutas, y con intención idiosincrásica, aún desencanta más.


Metropolitan Andalucía. Entre sus videntes de cuarto de baño y sus murciélagos volando entre naipes, nos damos cuenta de repente de que Metropolitan TV ya es Metropolitan Andalucía. Tenía que ser, claro, para cumplir la licencia, su concesión de canal autonómico. De momento, ya tienen informativo, aunque un poco cutre. Tan cutre, que creo que está pregrabado. Si no, no entiendo que el día del comunicado de ETA, desde las 7:30 hasta más de las 8 de la tarde no mencionaran siquiera el notición. Lo que sí vemos es que aparece muchísimo el PP quejándose y que la Junta no suele salir bien parada. Sin embargo, su aspecto de noticias de canal de pueblo y sus evidentes carencias de medios e ideas hacen todavía un contrapeso pobre y poco serio a Canal Sur. Fue una lástima que desapareciera Canal 10 Andalucía, que aunque tuviera a Barbeito penando cansinamente por fandangos en los informativos, tenía luego la lucidez y el martillo de Paco Robles. Esta Metropolitan Andalucía aún tendrá que quitarse mucha nigromancia y poner a más y mejores periodistas y profesionales para que no parezca que sus informativos se hacen en la ruló de la mujer barbuda y que sigue por detrás Sandro Rey comiendo arañas.

Hoy viernes: Deuda impagada (21/10/2011)

Las autonomías comenzaron como una ebullición sentimental y el dinero ni se mencionaba en la calle. Todo era historia, raza, abuelos, dignidades recobradas, banderitas de reolina, una como independencia indígena sin caballos, aunque en Andalucía hubo mártires. Era cuando la gente hacía coplas a la libertad colgando trapos y aforismos de las farolas, cuando la política aún parecía salvarnos y llevarnos a casa. Los pueblos de España tomaban las riendas de su destino, o eso nos decían. Recuerdo que a mí me dieron el Estatuto de Andalucía en el colegio y era un librito pequeño y blanquiverde que olía como a receta del médico o ayuntamiento nuevo. Tan chico, uno no sabía muy bien qué significaba aquello, pero lo miraba como algo propio y extranjero a la vez, como si de repente me hubieran dado un pasaporte suizo. Ahora, pensaba yo, éramos andaluces pero de otra manera, andaluces con la historia saldada o el patio limpio. Había ingenuidad y esperanza en la autonomía, una sensación de que se habían ido los opresores y usurpadores, de que Andalucía podía por fin levantarse, mirarse y caminar hacia delante con su paso. Qué niño era yo y qué niña era la política, todavía llena de soñadores, cantantes, profesorcillos con gorra, abogados de los pobres y hambre de justicia.

Todo era sentimental y prometedor, pero luego nos fuimos dando cuenta de que las autonomías también creaban sus burocracias, sus élites de poder, sus dueños, sus comederos; de que se multiplicaban las cancillerías, los organismos, los funcionarios, los vividores y los mangazos. Mientras celebrábamos mitos y efemérides, lo público se convertía en negocio, la Junta sólo se engordaba a sí misma, el dinero era repartido arbitrariamente entre elegidos y Andalucía seguía pobre y en cuclillas. 30 años hace de aquel librito que tenía algo de catecismo y algo de dulce, de aquel primer Estatuto con peso y espíritu de laurel, tan retóricamente ensalzado como olvidado en la práctica, donde se citaba como “objetivo básico” la “consecución del pleno empleo en todos los sectores”. 30 años de fracaso, incluso con otro Estatuto postizo por el medio, dan pocas ganas de celebrar nada. Menos ahora, que nos pillan en la peor crisis de nuestra historia, crisis en que las autonomías, rumbosas, megalómanas, despilfarradoras, vivero de castas de nuevos ricos y aprovechados mangantes de lo público, nos pueden llevar a la ruina total. Ahora rebajan la calificación de su deuda, pero casi me importa más otra deuda, la que siguen teniendo con aquella esperanza joven, sentimental e ingenua de hace 30 años, cuando creímos que la autonomía nos redimía, nos dignificaba y nos dejaba en paz con la historia. Esa deuda impagada es su mayor traición.

Somos Zapping: Rubalcaba con cacerola (17/10/2011)

Aliados con los indignados. “La Spanish Revolution prende en todo el planeta”, decía el informativo de Canal Sur, y en verdad era como si el Rastro de Madrid hubiera escapado al mundo saliendo por Sol, al contrario de como se pasea. O, para que no se enfaden los catalanes, como si los cajones con baratijas de la Plaza Real de Barcelona se hubieran ido a Nueva York recogiendo antes a los paseantes del Barrio Gótico y a las estatuas humanas de la Rambla. En cualquier caso, lo veían todo muy español, como una peregrinación de toreros. Este movimiento o cabreo que se va haciendo universal sigue siendo un barullo caótico, bienintencionado y carnavalero que a uno aún le merece simpatía, aunque cada vez me encuentro más chorradas, simplonerías e infantilismos. Van cargados de razones pero flojos de razonamientos. Claro que a lo mejor su misión no es aportar soluciones, sino sólo llevar ruido adonde duermen la siesta el dinero, la política y la sociedad, por si alguien se despierta, recoge su espíritu y le aporta una verdadera teoría con medidas que vayan más allá de arrastrar con una soga a políticos y banqueros. Un cuarto de hora se llevó Canal Sur recorriendo las ciudades tomadas, mientras yo esperaba lo que me parecía evidente, o sea el aprovechamiento del asunto para sus jefes políticos de aquí. Cosa que llegó, por supuesto. Enseguida mencionaron como victoria del 15-M el “Escaño 111” del Parlamento andaluz, esa tontería que no sirve para nada pero que les parece como colocarle un pito y una pancarta a Griñán. Y cuando se terminó el tour por el indignado mundo, nos colaron muy oportunamente esto: “El Comité Federal del PSOE ha aprobado hoy su programa electoral, que incluye medidas novedosas que recogen reclamaciones de distintos grupos sociales como los del 15-M”. Así, era como si todo lo anterior trabajara para Rubalcaba. En realidad, Rubalcaba, su partido, su política, sus modos, su historia, forman parte también de ese sistema contra el que lucha deslavazadamente toda esta gente con pelo de ratón, y los han paseado en horcas tanto como a los banqueros con chistera. Canal Sur, sin embargo, los hacía aliados. Seguramente no tienen mucho más a lo que agarrarse para ganarse al pueblo que estos alambres y rastas de perroflauta. El partido que no vio la crisis y que luego torpeó para agravarla, ahora quiere ir de indignado con cacerola. Indignados con ellos mismos, deberían estar. Me imagino a Rubalcaba o a Griñán en las manifestaciones, llevando en las pancartas sus propias caricaturas con patíbulo y ojos de dólar.


Tortura en directo. Me planteo el valor periodístico y moral de la escena: un bombero en llamas, o un soldado que acaba de ser reventado por una mina, o una hija siendo acuchillada o violada, mientras una cámara filma a su familia contemplando ese horror inesperado. Podemos imaginar muchas situaciones similares. Yo me pregunto qué aporta, cuál es el mensaje periodísticamente transmisible y relevante. ¿Es que acaso se espera de la familia algo diferente al sufrimiento, al grito, a la desesperación, a las lágrimas? No. No hay nada novedoso ni noticiable, ni sirve para explicar nada. Sólo queda el morbo de contemplar una tortura en directo. Y fue ese morbo, y no otra cosa, el gancho que utilizaron Canal Sur y Toñi Moreno toda la semana con el especial sobre el torero Juan José Padilla. Lo repetían en las promos, lo recordaban sin cesar en Tiene arreglo, nos lo rotulaban sobre unas imágenes sonrientes del torero: “75 minutos ha sido testigo de cómo los padres de Padilla vivieron el momento de la grave cornada en Zaragoza. Lo veremos en unos minutos”. “Lo veremos en unos minutos”... Sí, ése era el gancho, contemplar un horrible sufrimiento real y en directo, pero que por evidente y universal perdía la carga de interés periodístico. Si al menos hubieran evitado ese gancho... Pero se trataba de hacer caja con el morbo, como en tantas ocasiones, y de que ellos aparecieran de nuevo dando abracitos, cosa que le encanta a Toñi Moreno. Una y otra vez, sacaban a la madre llorando desconsolada, al padre fumándose los dedos, al hermano dando patadas al suelo... Me planteo el valor periodístico y moral de esa escena y, la verdad, por muchas vueltas que le doy, sólo veo ruindad, vampirismo y monedas.


Enfermedades de ensalada. “Cáncer de mama, aceite de oliva, deporte y nutrición en el campo y cosas de Andalucía, este sábado en Salud al día”. Alguien debería decirle a Roberto Sánchez Benítez que estas introducciones mezclando enfermedades con aliños no quedan nada bonitas, sobe todo si lo hace sonriendo y con rima final. El cáncer parecía otro ingrediente para una ensalada.

Hoy viernes: El abismo (14/10/2011)

Griñán está dispuesto a arruinarnos con tal de que no se le caiga el póster del Régimen. Aumentará el gasto y nos endeudará hasta las trancas para que el pueblo le vea repartir hogazas, para que los sindicatos sigan calladitos, para que no se rebelen todos los polluelos que le pían, para mantener apuntalada la alegoría de la izquierda dadivosa, la del culo sin fondo. Durao Barroso, que tuvo que alucinar cuando a la reunión con los mandas autonómicos acudieron hasta sus libadores, zapaterillos y meninas, nos advirtió de que estamos “al borde del abismo”. O acaba el tiempo de los faraones de provincia o nos comerán las ratas que van del dinero a los calzones. O las autonomías dan por terminado el fiestón de los gorrones y las mantecadas, o nos tendrán que rescatar entre los welsungos, los franchutes y Rosie la remachadora, como a los pobres griegos, que ya van a vender hasta la flecha de Apolo. Pero Griñán quizá está haciendo como el castizo, el que decía que para lo que le quedaba en el convento, pues eso...

Arruinarnos como baza electoral, dejarnos tiesos por seguir contraponiendo la izquierda de los caramelos a la derechona del tijeretazo, es una irresponsabilidad que nunca hubiera imaginado de Griñán, que ha ido a la vez entristeciéndose y envileciéndose con el tiempo. Empezó con un discurso ateniense con pajarillos en los hombros y va a terminar jugándose la quiebra de toda una región en su apuesta por que no termine aquí el imperio del PSOE, con esa última ficha de los suicidas en Las Vegas. Cueste lo que cueste, pase lo que pase, si hay una oportunidad de que el PSOE andaluz siga gobernando aunque sea un desierto de calaveras de vacas, lo intentará. En el peor de los casos, será el PP el que herede la ruina, las trampas y las tumbas. Pero entonces, sin el soporte sentimental de ser la “ideología natural” de esta tierra, como se atreven a decir los socialistas, y sin la vasta y consolidada estructura clientelar que ellos armaron durante décadas, el PP fracasará y volverá el PSOE en toda su majestad. Supongo que así calculan Griñán y los suyos, sin importarles la masacre a la que nos condenan.

El abismo, el tajo de la muerte, el precipicio del que no se salvarán ni los ángeles ni los titanes, que también caerán como simples pastores. La quiebra de Andalucía, eso es lo que nos espera. Griñán no ve que ya sucumbió la Europa de los marineros filósofos y las diosas con lechuza, o es que le da lo mismo. Nosotros somos los siguientes, pero continuamos la borrachera. Griñán gastará, nos entrampará y repartirá lo que no hay entre los últimos coristas y aduladores, entre las últimas propagandas y cabalgatas. El abismo... Dicen que el vértigo no es miedo a caer, sino deseo de hacerlo. Se podría tirar Griñán, sin arrastrar con él a los inocentes.

Somos Zapping: Andalucía encorvada (10/10/2011)

La boda. Se casó la gran duquesa, gozo para todos los abanicadores y peinadores que corte que hacen este país de plebeyos. Rodeada de toreros, rumbistas y curas en racimo, Cayetana se casó no sólo con un señor, sino con toda la tradición de esta aristocracia española hecha más que nada de mozos de cuadra, borracheras de tablao y catolicismo azahonado. Yo me imagino a Cayetana, hasta en en Buckingham Palace, sacudiéndose la paja de los hombros y cargando con un porrón y una familia de banderilleros. Canal Sur, que es un canal muy plebeyo y muy rancio, le dedicó especiales sobre especiales y un sitio de honor en los informativos. Volvieron a repetir parte de la entrevista que le hizo en su día Inmaculada Casal, cumbre del periodismo en que se le preguntó a la duquesa por su color y su aroma favoritos, en un ambiente tan asfixiantemente rococó que la emisión de la TDT se pixelaba por lo recargado del saloncito (¿se puede medir la horterez por sobrepasar el ancho de banda de la tele?). Luego, el día de la boda, una mesa de ampulosos cotillas y recogecolas hicieron de la televisión pública una peluquería de barrio. Horas de encajes, hagiografía y retratismo de salón, babosillos y reverenciales, para la gran terrateniente de Andalucía, icono de la aristocracia indolente, vividora y aciaga que nos regaló la historia. Como cumbre, la duquesa se quitaba los zapatos y bailaba en un gesto como de reina enseñando el orinal. Que sea feliz. Ella no me importa tanto como la estatura encorvada que mostró toda Andalucía a su paso.


No tiene arreglo. El nuevo programa de Toñi Moreno, Tiene arreglo, sobre consumo o denuncia ciudadana, está lleno de estafillas, vecinos coñazo, locos o puercos, sofás mal empaquetados y cosas así. Toñi Moreno tiene naturalidad y desparpajo, aunque demasiado. Vamos, que es como otra maruja que saliera del público. Sus ganas de agradar, de que se note que es puro pueblo, le llevan a muchas tontadas condescendientes, cursis, lamiosas y chovinista-afectivas. Pero lo más curioso es que, a pesar de su vocación de denuncia, hay la consigna de que ninguna de esas denuncias afecten a las administraciones públicas. Pueden ustedes quejarse de los pollos del vecino, o de una tienda de muebles, pero no de la Junta, ni de un ayuntamiento. Aquí, lo que funciona mal nunca será culpa de los poderes públicos. Eso sí que no tiene arreglo.


Reidores del paro. Canal Sur nos dio las cifras del paro de septiembre (25.592 desempleados más en Andalucía) con Silvia Sanz sonriéndose mucho. Debe de ser el optimismo de Manuel Recio, que se contagia. Esto fue lo que dijo el consejero: “El dato es malo, pero seguimos siendo moderadamente optimistas”. Antes, en los informativos provinciales de Cádiz, amortiguaban o más bien achampanaban la noticia con un toque de aviónica, que les gusta tanto: “Sube el paro en todos los sectores aunque del aeronáutico nos llegan muy buenas noticias: Airbus Puerto Real pasa a la historia de la industria con la fabricación de la primera pieza del A-350”. A la “historia de la industria”, nada menos. A la historia de la infamia y la desvergüenza pasarán sin duda los reidores del paro y los comités florales encargados de guapear noticias.


Millonarios vendimiando. Las estrellas de Canal Sur, millonarios por atontar y adular a un pueblo pobre y cegado, no sólo no padecen la crisis, sino que se cachondean de ella. Manu Sánchez se hizo la promo de la nueva temporada de La semana más larga aparentando que estaba vendimiando con la cuadrilla, con el caldo de la uva chorreando por los codos, cuando recibía la llamada de Canal Sur. Sí, menos mal que Manu Sánchez tiene que echar la vendimia... Yo pensé en los miles de andaluces que sí tienen que coger el tijerón y sudar el sol de la tierra en su chepa, y me pareció una burla fea, sobrada, denigrante. La llamada debería de haberla recibido en un yate o en el piscinón de una mansión con flamencas en topless. Manu vendimiando... La verdad es que, aun con sus millones, Manu sigue oliendo un poco a mosto, a albariza y a esportón.


Tristezas y tontadas. En el Club de las ideas continúa la batalla entre las tristezas y las tontadas de nuestra educación. A unos chavales ya como trinquetes se les intenta acercar a la lectura con un concurso sobre tebeos de Tintín (¿llegarán a Mortadelo y Filemón en el Bachillerato, o eso se considera tema universitario?). Otros terminan en pomposos comités de mediación formados por los propios chavales porque, jugando al fútbol, uno soltó una patada y otro agarró de la camiseta. Tribunales de chiquillos se juzgan los bocados al cropán mientras la auténtica violencia, la que tiene a los profesores indefensos ante los gamberros, sólo merece la ocultación y la negación.