22 de enero de 2009

Los días persiguiéndose: El Imperio (22/01/2009)

Con las palomas vestidas de marines, con las estatuas como foques, el Capitolio espejaba el mundo. El Imperio se gobierna desde un país de majorettes y biblias como cajas de música, pero que a la vez es un país fundado en monumentos de palabras, no como nosotros, siervos aún de la tierra o de la sangre mitificadas. Europa no es más que la disgregación de Roma en reinos familiares, dinastías bárbaras que ahora se llaman estados. De hecho, en el fondo seguimos queriendo volver a ser Roma, desde Carlomagno a la Unión Europea. Y sin embargo, nos equivocamos. Aún reclamamos la fuerza a partir de nuestras pequeñas naciones, vanidades identitarias y califatos de la raza. Por el contrario, Estados Unidos es la patria de sus principios, de su Constitución, de su Derecho. Escuchando a Obama, que parecía un águila con libro, mientras unía en su discurso los colores, las procedencias y las religiones de los americanos o de todo el planeta bajo el mismo cielo de mármol, me di cuenta. Roma, que terminó abrigando a tantas tierras, razas y dioses diferentes, también fue un día eso mismo y solamente eso: una Ley, un Derecho. No, Europa no es Roma. Son los Estados Unidos los que la heredaron, no nosotros. Habrá que llamarles en realidad Imperio, y no como insulto.

Ahora que los hijos de aquellos esclavos nacidos entre cañas y de aquella turba de la Isla de Ellis han llegado a sentarse en la falda de Washington y de Lincoln, esperamos del Imperio la gran política, no el orden del día de Las Siete Hermanas; la antorcha de la Democracia, no la doctrina Monroe ni la política exterior de Franklin D. Roosevelt. Lo espera el mundo entero, no sé sin con demasiada algarabía o ingenuidad. Esa hora de “levantarse y sacudirnos el polvo”, a la que se refirió Obama, deseamos que signifique la resurrección de Norteamérica tras la segregación, la caza de brujas, la política de guerra fría, las dictaduras que ellos impusieron, Guantánamo e Irak. Esa orgullosa apelación a sus principios fundacionales, que han sido tantas veces sólo teatro para escolares con sombrerito alto; ese frontispicio suyo de una Democracia de hombres “iguales y libres”, necesitamos que sirva de guía en estos tiempos de odio, guerra y frío. Había el martes en Washington cúpulas como campanas, temblor de pájaros en los ojos del pueblo, esperanza falsa o no, pero esperanza; y era hermoso por ser tan diferente a lo que escuchamos aquí, era hermoso porque necesitaríamos que fuera cierto. Esfuerzo, voluntad, trabajo, honradez, responsabilidad, conciliación... Acostumbrados a la política mezquina, mediocre, interesada, propagandista, dormilona, de garrote y cuchara, que tenemos aquí, sobre todo en esta Andalucía desgarrada, el discurso de Obama era música de otro mundo. No, no es como Zapatero entre los velos de su sonrisa, buenismo de aguamiel y laissez faire, sino el ceño fruncido de la voluntad y la determinación. Sí, son el Imperio, y puede que por primera vez esa palabra no les insulte. Son el Imperio porque el otro día nos dijeron que su patria es el Derecho y la Libertad, y eso no puede quedarse sólo en su casa. El martes tuvo el color cielo de la Historia. Ojalá las grandes palabras no vuelvan a tendernos trampas, ojalá no se conviertan tantas mayúsculas en horcas, ni este Imperio en otra ruina.

19 de enero de 2009

Somos Zapping 19/01/2009

Nebrera. Cuentan que el acento de los hispanos resultaba muy gracioso en Roma, hasta el punto de que en el Senado se desternillaron cuando el futuro emperador Adriano, recién llegado de España, intentó dar un discurso. Recuerdo haberle leído esta anécdota a Juan Eslava Galán, que citaba a Cicerón describiendo aquel latín peculiar como “pingue atque peregrinum”, “gangoso y extraño”, traducía él. Ni la inteligencia ni la imbecilidad tienen casa, raza, lengua, Dios, pero el poder (político, económico o cultural) siempre marca las distancias de su supuesta superioridad de ésta o de otras formas. Son la misma estupidez el elogio y el insulto de la tierra, las raíces que crecen en la sangre o en el esputo. Pero, ay, este país de lindes, de peleas de cabreros, este trapo desgarrado que es España, conformado por banderas y hachas enredadas unas en otras... Montserrat Nebrera, mujer de trazo grueso, quizá se cree senadora del Imperio, señalando entogada a provincianos y a bárbaros. Hizo su caricatura del andaluz y la vendió a la política y a los zappings de la tele. El acento andaluz, acento de chiste. De camareros y gitanos, le faltó decir. Sus palabras no dejan dudas. En las noticias de Canal Sur las pusieron completas. Tras lo del “acento de chiste” de Magdalena Álvarez, contó lo trabajoso que le resulta a ella entender a la gente cuando llama a Córdoba y luego remató así: “Imagínate cuando además hay un problema de comunicación siendo andaluza”. Pero si a Magdalena Álvarez no se le entiende nada no es por el acento, sino por su turbidez mental. A los de Sé lo que hicisteis se les ocurrió la gracia de doblarla en varios acentos del país, e incuso leyeron con voz de navegador GPS su hilarante declaración de “cuido tanto hablar que hablo peor”, llegando a la misma conclusión. La mención del acento andaluz no pintaba nada, salvo si admitimos a Nebrera instalada en esa fatua superioridad imperial. Ay, este país de lindes, de prejuicios y tópicos, de mentes cortas siguiendo el badajeo de las tribus... Nebrera es la prueba de que la pronunciación dice poco sobre la inteligencia.


Bono cultural. La cultura es eso tan barato, sobre todo traída y llevada por los políticos o por los usufructuarios de tan manejable concepto. Cultura, en realidad, es todo lo que hace el hombre. Algo diferente son el conocimiento, la ciencia, el arte. También son cultura el vudú, reducir cabezas, cazar osos o adorar a las piedras. “Cultura andaluza”, con toda su herrería de grandeza, les parecen a los de Canal Sur sus coplas y a Los del Río sus charlotadas. Veo en el informativo de La Nuestra que la Junta ya va a poner en marcha su famoso bono cultural de 60 euros para los jóvenes, con la consejera Rosa Torres hablando como una Medea. Me pregunto, conociendo lo bajo que mide todo esta gente, si al final nuestros jóvenes podrán utilizar el bono para ir a un concierto de Andy y Lucas. La cultura, diría un escéptico, no es más que lo que se vende como tal. Yo añadiría que, en Andalucía, es lo que la Junta vende como tal. Y eso es para echarse a temblar.


Innovación de la semana. Considero seriamente dedicar una sección fija a Tecnópolis en esta columna. La podría titular “la innovación andaluza de la semana”. Si el domingo pasado citábamos a las muñecas de flamenca, hace poco pude ver a Roberto Sánchez Benítez, con sus ojos de bolitas y sus manitas de trapo, anunciar nada menos que la innovación andaluza ¡en las cabalgatas de Reyes Magos! Un hito tras otro.

Los días persiguiéndose: Tópico e hipocresía (15/01/2009)

Nada hay inocente ya, ni las palabras, en este panorama en el que autonomías, regiones, nacionalidades históricas o fueros de druidas, todos los picos de la España pespunteada, se arrojan a la cara monedas y cuchillos, odres con ríos y valles, fauna autóctona o molinos y quesos de cada uno. Ahora que la “identidad” es otro saquito para cobrar, la lengua un arma política y los casticismos los trajes domingueros de los partidos, hay que tener cuidado al hablar del pueblo del otro (incluso del propio) porque enseguida te dirán que eres anti o pro algo y te sacarán de lanza una bandera. Hay patrias mentadas como madres, hay partidos confundidos con una raza y hay una susceptibilidad ante la agresión a ciertas “esencias” aumentada por el interés político, que sabe convertirlas en votos. Ya sabemos cuán fácilmente usa aquí el poder eso del “insulto a los andaluces” para eludir críticas. Yo, que no entiendo las patrias ni sus esencias, que no creo en el “espíritu del pueblo” santificado, y que además siempre he pensado que eso de sentirse ofendido es horriblemente inelegante, no voy a traer aquí a Montserrat Nebrera porque me arremangue de dignidad andaluza, sino simplemente porque aborrezco el tópico y la injusticia, tanto como la hipocresía.

La lengua es otro ejército. Vence con los imperios, muere con las tribus aplastadas, acuna la soberbia y la venganza. El lenguaje no sirve para “decir” tanto como para “ser”, o en esto lo hemos acabado convirtiendo (ahí tenemos el ingenuo intento del esperanto). La fonética andaluza no es mejor ni peor que cualquier otra. El que ciertos fonemas sibilantes hayan seguido aquí una evolución diferente no impide la correcta comunicación de ideas. Pero no son las lenguas, los dialectos o los acentos por sí mismos, como no es en sí el color de la piel, sino el lugar en que la historia los ha ido colocando, lo que sigue justificando escalafones lo mismo para el simple pueblerino que para el racista. A Nebrera no es que le desagrade nuestra fonética o le resultemos difíciles de entender, sino que está afirmando, quizá no del todo conscientemente, su “ser”, su “pertenecer” a una comunidad lingüística que considera “superior”, no por su pronunciación, sino por su historia. Pero ojo, también los andaluces nos hemos encasillado a veces. En los personajes de los hermanos Álvarez Quintero, por ejemplo, los más “educados” distinguían 's' y 'z', la clase media o la gente de ciudad seseaba y por último, los de campo o más bajo nivel social, ceceaban. Nebrera, pues, ha dejado manifiestos, en la estupidez e injusticia de sus declaraciones, su altivo pecado de “superioridad”, el error tan basto de la generalización y su atavismo topiquista, simplificador y falso. Sin embargo, admitiendo esto, creo que con una severidad igual o incluso más dura deberíamos juzgar a los que en Andalucía, desde el poder político, siguen alimentando cada día, sin ir más lejos en nuestra televisión pública, esos tópicos de incultos, bailones y chistosos, elevándolos a pureza y a autenticidad orgullosa del pueblo. A algunos de los que he visto tan indignados por las palabras de Nebrera (Zarrías parecía encendido de bigote), les preguntaría yo cómo soportan su propia hipocresía.

Somos Zapping 12/01/2009

Avalancha. Les salvan las catástrofes, las bombas lejanas que los dioses se tiran a las barbas pero caen sobre sus hijos, los temporales que se tragan a los trenes. Antes también les salvaron el pan que hacía la Navidad con el mundo, el lago de luz en que se miraban las ciudades, la lotería que destapaba cofres en los pueblos. Todo eso les salva, les esconde la crisis, el paro ya con olor de epidemia. Empiezan los informativos de Canal Sur y les salva otra vez el frío, la nieve que cuelga corales en los árboles y ha aplastado a los aviones contra camiones, viajeros y osos. Recorren los cajones de frío en que se ha convertido España, Magdalena Álvarez, ministra de Catástrofes, se disculpa con “una concurrencia de fallos” en cadena y un locutor nos cuenta que “en Barcelona podría haber fallecido la primera víctima mortal de la ola de frío”. Desde luego, es curioso que pueda fallecer una víctima mortal... Intuyo que va a ser un informativo llenos de frases chocantes o tontas. La nieve, el frío, los cataclismos... Es una manera de decirnos que lo que ocurre es sólo por la temperatura del mundo y cuando, diez minutos después, no tienen más remedio que hablar de la crisis, también ella parece un soplido del planeta. “Dejamos el frío –dice la locutora-- para hablar de la crisis, que ha acabado por influir en la percepción que los andaluces tenemos de la situación económica”. Otra frase idiota. Inaudito, ciertamente, que la crisis termine influyendo en la percepción de la situación económica... “Casi 74 de cada 100 andaluces la califican de mala o muy mala, a pesar de que mantienen cierta confianza en que mejore”, cuenta la locutora citando el Barómetro del Instituto de Estudios Sociales de Andalucía (barómetro: ya ven que todo es cuestión del clima). Los andaluces enumeran como principales problemas “el paro, la crisis y la vivienda”, pero la extraña conclusión es que “con todo, los andaluces mantenemos una cierta confianza en el futuro”. Las frases tontas, ya ven, se van acumulando como para la avalancha. Y la avalancha quizá la provoca ya Manuel Pérez Yruela, explicando ese barómetro con las gafas en la nariz: “El optimismo no ha caído quizás en la misma proporción esperada, sigue habiendo casi un 40% de población que estima que la situación dentro de un año puede ser mejor o igual en todo caso (!!!)”. “Igual en todo caso...”. Sí, ya ven cuánta razón hay para el optimismo, o es que el optimismo está muy barato, al menos para los barandas de la propaganda oficial. Tras el informativo, toda esa avalancha de nieve y tonterías sepultaba Andalucía.


Triunfo y fracaso. Recordarán a Eva González deseándonos un 2009 “lleno de alegría, de paz y de copla”. La alegría de los borrachos, la paz de los dormidos y la copla de los rancios colman a Andalucía de todo lo que necesita a juzgar por la audiencia del programa, por la que Canal Sur se ha estado felicitando mucho a sí mismo estos días. Pero su triunfo, que es el triunfo de su estrategia bribona de encanallar, vulgarizar y empobrecer la cultura y mantener al pueblo contento en sus tópicos y distraído de lo importante, es el fracaso de esta tierra, incapaz de escapar de la indolencia satisfecha, de la fiesta de su indigencia material e intelectual. Y lo peor es que esto no cambiará. Pablo Carrasco es como Rafael Camacho sólo desbigotado, y mantendrá a la RTVA por la triste y doble senda de la sumisión política y del halago a la racialidad y a la ignorancia de esta Andalucía, que no es ésa eterna en sus esencias (es la falacia que les interesa), sino la que ellos han construido y alimentado sistemáticamente, una Andalucía que siga siendo cualquier cosa menos un pueblo despierto, crítico, curioso, culto, inquieto, evolucionado. Eso es lo que constituye su triunfo.


Futuro brillante. La he recuperado por casualidad de una grabación de hace un par semanas, buscando otra cosa. Es una promo de Tecnópolis que no había visto escondida entre anuncios de la Navidad confitera y la Andalucía “de lujo”. En Tecnópolis se visten de ridiculez como de torero. Esta vez la innovación andaluza la representaba una empresa que fabrica ¡muñecas vestidas de flamenca! Podrían darse la mano con Se llama copla y brindar juntos por el brillante futuro de esta tierra.

Los días persiguiéndose: Dios autobusero (8/01/2009)

El otro día se me apareció en un semáforo la Virgen del Rocío, vestida como de cajita de conchas, flotando en un círculo ante mi cara. Era la funda estampada de la rueda de repuesto que llevaba un todoterreno, santificándolo y enmadrándolo. Reflexionando sobre cómo había acabado en la trasera de un coche algo que empezó con la sexuación de los espíritus arbóreos (las diosas madres y de la fertilidad vienen de ahí), me acordé de esos anuncios ateos que se pasean en algunos autobuses de lugares más infieles e impíos. Pronto imaginé la moda de una cabalgata de dioses y aforismos escépticos por las calles, en fiera competición con los anuncios de ópticas y aseguradoras. Bueno, las cabalgatas de dioses ya las tenemos; la de los aforismos, no. Pero sería simpático. Epicuro, Nietzsche o Russell ante todos los “soy rociero” de las lunas traseras andaluzas. Si no los vemos es porque la creencia religiosa es exhibicionista y el escepticismo no se suele preocupar por anunciarse. Es contra esa “invisibilidad” del ateísmo que han querido rebelarse últimamente Richard Dawkins, que es un cachondo, o Michel Onfray. La frase de los autobuses tiene mucha guasa, porque para acentuar la altiva seguridad de la religión en su “verdad”, han recurrido a la humorada, que no a la duda o a la inexactitud, de poner “probablemente Dios no existe”. De todas formas, ninguna frase habría sido del todo correcta y a la vez caber en el anuncio, porque, ya sabemos, lo que se escriba sobre Dios adolecerá siempre de lo que Bertrand Russell llamaba “mala sintaxis”. “Dios no existe” es tan mala sintaxis como “Dios existe”. Quizá se pudiera decir otra cosa, como ésta: “La proposición 'x es necesario para toda existencia, es omnipotente, omnisciente, proveyente e infinitamente bueno, y además creador del universo por su voluntad' es falsa para todo x”. Pero ya ven qué mal sonaría esto como publicidad.

Ay, los ateos siempre hablando de Dios... Sí, como los católicos del Diablo, los republicanos del rey, o Rajoy de Zapatero... Pero no es tanto así, y la afirmación del ateísmo como discurso positivo, racional, humanista y moral, no como amputación ni como nihilismo, es la corriente que está siguiendo gente como Dawkins u Onfray. Sin embargo, plantarse con este discurso puramente positivo ante el apabullante edificio que las religiones han erigido con su poder, no es fácil. Por ello, además de la simple afirmación de los valores ateos, aún es necesaria la crítica al sistema religioso, en general, así como a sus consecuencias y a los actos de sus representantes en el mundo terrenal, en particular. Y sí, he dicho “valores ateos”: por ejemplo, que el hombre deber resolver sus problemas por sí mismo, o que la moral es humana y debe basarse en el aumento de la felicidad respetando la libertad individual, no en una ciega aceptación de preceptos impuestos por la voz de rayo los dioses. No sé por qué esta propuesta legítima y positiva debería ser algo invisible o silencioso. Pero esto es lo que se espera, parece, a tenor de las críticas a ese anuncio ateo, o de otras más manidas y chocantes que solemos recibir, como la del usual espantajo del “anticlericalismo”. No habría anticlericalismo, claro, si no existiera clericalismo, o sea, la pretensión de las iglesias de imponer a todos su particular y pintoresca visión del mundo, arrogarse privilegios y acallar toda idea que contradiga sus febriles fantasías. Dejemos que las ideas se presenten, se conozcan y se discutan; dejemos que vayan por la carretera un Dios autobusero, una Virgen pastoril o las frases guasonas de Dawkins. Yo en el autobús quizá hubiera puesto una de Buda, la última según dicen algunos: “Duden de todo. Encuentren su propia luz”.

Los días persiguiéndose: Vestido de longevidad (5/01/09)

Tengo ganas de que pasen estas fiestas, porque en los últimos artículos siempre se me cuela un paisaje y eso me fastidia. Concluyo que en Andalucía la política pesa menos que la nieve y eso quizá ya es otro paisaje, pero también es verdad. Esperamos a los Reyes Magos, que sólo barren el papel de los regalos que pagan otros, pero no esperamos a los políticos, que ya no son ni acarreadores, poco más que viejos en la ventana. Como Chaves el otro día, en su discurso que parecía la cama de un moribundo, llamando a la viuda, a los nietos y a los mastines de la hacienda. La Navidad le regala a Chaves su médico de la peste, tan veneciano y decadente (Thomas Mann, claro), y a la Junta le regala una página web donde sólo cuelga sus calcetines vacíos. Pero eso no es política, es una alcoba de muerto con los nietos aún jugando alrededor de la cama, como si el abuelo fuera el gato dormilón. La política aquí huele a sábana y a orinal de ese muerto, cuya alma asfixiada ya se sale por los cristales.

Lo de Chaves no es exactamente el optimismo de Zapatero, que se viste cada día ayudado por pajarillos igual que Cenicienta. Lo de Chaves me recuerda más a esa costumbre china que contaba Frazer, la de regalar a los ancianos una túnica de seda azul con la palabra “longevidad” bordada en oro, ingenua magia simpatética (“simpática” sería mejor traducción, pero esta palabra tiene otras connotaciones) para espantar a la muerte, pero que en realidad es un anuncio de mortaja. Lo de Chaves es ese cumpleaños de abuelo chino, luciendo con alegría un regalo que apesta a tumba cercana. No, Chaves no tiene en sus manos lo que Zapatero. Zapatero cogió a España en la cumbre de su “milagro económico” (“Spain: The party is over”, titulaba hace poco The Economist), milagro en el que ya colaboraron otros, milagro un poco tramposo apoyado en la burbuja de la construcción, milagro que ahora se ha desfondado por nuestras debilidades estructurales y el ventarrón de la crisis internacional. Pero Chaves ha tenido durante lustros una Andalucía que no ha sabido aupar en la bonanza, desperdiciando los fondos europeos, enfocándose en construir una gigantesca maquinaria política a base de clientelismo y subvenciones, engordando la burocracia y la enfermiza dependencia de la Junta, sin crear verdadera riqueza ni un tejido socioeconómico que la hiciera posible. No hubo aquí ese “milagro”, sino un dejarse arrastrar por la inercia ajena que sí, ha conseguido crecimiento, pero no el suficiente, no el que se podría haber alcanzado con otro modelo de eficiencia y austeridad. En esta crisis, Chaves tiene la Andalucía que ellos mismos hicieron, colista, pobre, dependiente, inculta, manirrota en lujos, propaganda y pompas políticas, con una administración autonómica desmesurada, sin centros económicos de decisión, sin horizonte por el que crecer. Tenemos un sector primario excesivo y en crisis hace mucho tiempo (como en toda Europa), una industria enclenque y un sector servicios donde tiene demasiado peso ese camarerismo turístico con el que siempre quieren salvarnos. Zapatero quizá puede ser aún optimista porque hay una España que no se parece a Andalucía. Chaves sólo puede sonreír forzadamente, ya ahigado, fracasado, desahuciado. Ésa es su herencia tras tantos años, el fracaso sonriente.

Chaves con su “vestido de longevidad” como lo llaman los chinos, Chaves entre los dragones de la superstición mágica, llamaba el otro día a la “confianza”, pero sólo transparentaba enfermedad, cansancio, impotencia y formoles. Tras su discurso, parecía que únicamente quedaba cerrar las ventanas y esperar a que llegara la muerte, apagando las últimas velas y deshilando por fin las mentiras tan bien bordadas.

Somos Zapping 4/01/2009

Discurso del fracaso. Se cuelan en las cenas de la familia como un cocinero con matasuegras, cuando la navidad trufada vive aún de recalentarse, y nos sueltan sus discursitos que están entre la propaganda y la suerte que dan las bragas rojas. Los presidentes autonómicos no quieren ser menos que el Rey y tienen que aparecer como ángeles anunciadores, en el portalito institucional. Chaves se apareció para rematar con un arpegio de lira el año aciago de la crisis, pero más que un ángel era un pitoniso mostrándonos sólo un futuro de anillos, arcanos y crecepelos. Se apareció “en estas fechas en que le damos la vuelta al calendario”, según dijo, pero los políticos a lo que le dan la vuelta es a la realidad y ponerles mazapán a sus palabras no cambia nada. Empezó disculpándose porque a veces “la política no da repuestas inmediatas a algunos de los problemas”, pero precisamente de no dar respuestas, de alargar hacia delante todos los plazos y de hacernos esperar eternamente en nuestro chamizo vive la casta política que nos gobierna aquí. Ante la crisis, que según él es un ogro que viene de fuera, sólo nos dejó su imagen penosa de impotencia y unas velitas encendidas apelando a que “confiemos en la enorme fuerza de Andalucía”. Fue desconsolador y patético ver a un gobernante que frente a su fracaso sólo fue capaz de decir esto: “Traten de recrearse en las pequeñas cosas que hacen hermosa nuestra vida: en nuestros hijos, los nietos, en la amistad de nuestros amigos o en la imponente belleza de Andalucía”. Ojalá un día el nuevo año nos traiga para nuestro gobierno algo más que un abuelito de Heidi, hundido en su sillón, su postal y su vejez.


Memoria selectiva. El día de Nochevieja, las televisiones suelen mostrarnos el año comprimido, el año en su carrera que siempre parece más bien en su velatorio. En Canal Sur, en el especial de Los reporteros, reviví los bombazos del mundo y las zozobras de España preguntándome cómo resumirían el 2008 en Andalucía. Como imaginaba, fue como si cogieran el álbum de fotos de San Telmo con el aderezo de alguna lágrima del pueblo y alguna catástrofe del tiempo. ¿Qué pasó en Andalucía en 2008? Pues todo lo de Mari Luz, las elecciones, y luego... ¡las medallas de Andalucía! 40 segundos de Chaves repartiendo abrazos. ¿Algo más turbó nuestra tranquilidad? Pues sólo el susto de ver “el avión militar más grande”, ese Airbus que bautizaba también Chaves, o los hundimientos en el Estrecho de Gibraltar, o los disturbios en Roquetas. 20 segundos dedicaron a la corrupción en Estepona, los mismos que al notición de que el Parque de las Ciencias de Granada creció, y la mitad que a los triunfos del SAS, siamesas separadas y bebés medicamento bajo el logotipo de la Junta. ¿Algo más? Pues exposiciones de arte contemporáneo, la Bienal de Flamenco (1 minuto 20 segundos de taconeos) y el concierto de Madonna en Sevilla (35 segundos). Ya ven lo que ha pasado aquí en Andalucía este año. La crisis quedó reducida en el apartado de economía a las campanas rajadas de Wall Street. Claro, ¿qué esperábamos? ¿Delphi, las miserias económicas y políticas, la familia de Chaves, las ostras del Consejo Audiovisual? Como tantas otras cosas, eso no entraba en la memoria selectiva de Canal Sur.


Feliz copla. En Canal Sur lo de la copla se ha convertido en onanismo. No hacen más que tocarse una y otra vez tras sus volantes y ante el espejo, celebrando el triunfo de sus bajos floreados y que de nuevo Andalucía ha sido devuelta a su condición de gitanilla. Más de cuatro horas de refritos, entrevistas, zambras, culazos y arremangamientos copleros, junto a otros repertorios de verbena, nos dejó la Nochevieja de Canal Sur, mientras los coplistas poco a poco se iban emborrachando o fingiéndolo, sobre todo tras esas campanadas tan insoportablemente catetas, hechas a guitarrazos ridículos como olés. “El triunfo de Andalucía”, llamó Eva González a su revolcamiento en ese tipismo satisfecho, y brindó “por Andalucía, por que el 2009 sea un año lleno de alegría, de paz y de copla (!!!)”. Sí, para qué queremos ser otra cosa, para qué querríamos verdadera cultura, prosperidad o espíritu crítico. Nos basta con la copla. Que Andalucía siga emborrachada en la complacencia y en la jarana. Hay muchos aquí que celebran eso.