28 de enero de 2010

Los días persiguiéndose: La cara (28/01/2010)

Cambian de cara los mafiosos y sus soplones, las actrices y sus culos, los partidos y sus mastines. No me digan que no es una humorada que el mismo día en que en Andalucía se realizaba el primer trasplante de cara, el PSOE-A haya anunciado un congreso para sustituir por fin la cara de medallón de Chaves por la cara de apendicitis de Griñán. La cara como espejo del alma ya equivocó a Cesare Lombroso, pero nos sigue guiando al buscar pareja para la vida, para el catre (parece que cuando el amor o el deseo mira a los ojos sólo busca buenos genes), y puede que también para las urnas. Dice la psicología evolutiva que estamos programados para reconocer los rasgos del rostro humano en todo, hasta en lo inanimado; por eso los chiquillos tratan como personitas a muñecos y dibujos animados, aunque sean esponjas marinas con pestañas; por eso nos resulta simpático un monito pero nos repele una araña, por eso hay a quien se le aparecen vírgenes y cristos tumefactos en las humedades de las paredes. El alma no está en la cara y además hay caras sin alma, pero es donde seguimos mirando. A lo mejor esto también vale para la política.

Lo que han hecho en el Virgen del Rocío ha sido una cirugía cercana al alma, más que cuando abren el tórax con sacacorchos. Platón ponía almas diferentes en el cerebro, el corazón y el hígado, pero eso ya sólo son bolsillos, como esa cara que trasplantan ahora con el alma de unos labios pegada. Primero se difuminaron las fronteras del alma con la filosofía, luego las del yo con el psicoanálisis y las últimas serán las del cuerpo con la tecnología. Un día seremos múltiples, extensibles y biónicos, nos prestaremos y recargaremos un brazo o el cerebro como un mechero. Uno lo que lamenta es que se esté avanzando en la ciencia-ficción en los mismos hospitales donde las listas de espera admiten muertos y los médicos tienen contado el esparadrapo. Hace poco, un amigo, traumatólogo en la privada, me contaba que colegas suyos, médicos de cabecera en el SAS, le llevan radiografías para pedirle opinión, porque cada vez que ellos derivan un paciente al especialista, los de arriba ponen un punto negro al lado de sus nombres. Y esto es así mientras la Junta añade su logotipo a vídeos de siameses separados y Canal Sur publicita estas operaciones de cien médicos y cien palanganas como prueba de nuestra vanguardia. Pero la impresión que dan es que se han gastado todo el dinero en eso como en una boda de pobre.

La política quizá también lo está gastando todo en caras mientras se mueren sus urgencias. Llegó la cara de Griñán por la de Chaves a la presidencia de la Junta, pero hablaban igual y a nosotros nos seguían mordiendo las pulgas. Ahora Griñán colgará su retrato en el partido pero no sabemos si eso será política o decoración. El PSOE andaluz parece ahora operado a vida o muerte, queda por averiguar si lo han llevado al quirófano de ese congreso extraordinario para hacerle un lifting o para cambiar todas sus vísceras nicotinadas por otras esponjosas. Empiezan por la cara de convaleciente de Griñán, pero la cara ya hemos dicho que no es el alma aunque insistamos en buscarla allí. Más hondo está el espíritu de un partido y quizá no hay médicos para curar ciertos males. Mucha microcirugía y mucha sangre va a necesitar Griñán si quiere cambiar en este PSOE más que una cara de repuesto. No sé si el PSOE andaluz resucitará como rubia operada o como monstruo de Frankenstein, o acaso está entregando la cuchara, como dicen los médicos cuando alguien va a palmarla sin remedio.

25 de enero de 2010

Somos Zapping: Gestos guturales (25/01/2010)

Atropellos a la cultura. Constantino Romero era la propia voz de los libros en aquel concurso, El tiempo es oro, presidido por enciclopedias como el despacho de un magistrado. Jordi Hurtado aún sigue siendo el ratoncillo con gafas que vive en las estanterías de su veterano Saber y ganar, donde casi hay en juego doctorados. Pero quizá todo esto supone demasiada cultura y gravedad para la televisión de masas de hoy en día. Es mejor hacer un concurso estilo quiz en un taxi, que ahí lo que se suele preguntar es cómo ha quedado el Betis, y encima encargarle la cosa a Manolo Sarriá, antítesis del conocimiento, espanto de toda ilustración, que queda como si te examinara Jesulín de Ubrique. Este concurso que vimos estrenar en Canal Sur 2 es una adaptación de un formato que se ha emitido en varios países aunque aquí se ha traducido a nuestra idiosincrasia, por eso el taxi va decorado por dentro como una feria y el conductor parece borracho y presume de inculto. Yo creo que lo propio hubiera sido un concurso en el que te hicieran preguntas mientras cortas jamón o pelas gambas, pero en fin. Además de un presentador que no asuste a la sencilla alma andaluza con libracos, erudición y gafotas, hacen falta preguntas de un nivel adecuado, por ejemplo: “Si Jerry era el ratón, ¿cómo se llamaba el gato?”. A veces no es necesario ni que el concursante sepa hablar: bastará con que pueda hacer “gestos guturales” (?), como dijo Manolo Sarriá al pedir que imitaran el grito de Tarzán (será que él sí suele hacer gestos con la garganta). Y si ya la cosa se pone demasiado cultureta, por ejemplo preguntando quién escribió Alicia en el País de las Maravillas, el Linterna nos tranquilizará haciendo comentarios de satisfacción ignorante, llamando a Lewis Carroll “Luis el del carro”, y en ese plan. Pero también aprendemos: verbigracia, que Michael Ende se pronuncia “Maikel Endel” según Sarriá. Tan del pueblo han hecho el programa que el doble o nada final se lo juegan a la carta más alta. Ganaron los chavales con un caballo de bastos, como en un rentoy de taberna. Hasta la despedida tuvo su patada antiacadémica: “Que os divertáis (sic)”, dijo el presentador. El taxi parecía que salía a atropellar la cultura, igual que hacían con los perros en aquel relato de Boris Vian. Al menos, de momento, se salvaron peatones y ciclistas.


El meridiano forastero. Será por esos mediodías suyos de las ocho de la mañana (¿qué pensar de un programa cuyos responsables consienten que empiece con una mentira desde el nombre?), pero El meridiano parece que no se encuentra a sí mismo en los mapas. Me refiero a que a veces se diría que lo emite la televisión portuguesa o la toledana, porque muchos días Andalucía desaparece. Debe de ser que aquí no ocurre nada, como no ocurre nada en el Cielo; que en una tierra eterna e inmutable como la nuestra no hay actualidad, noticia, polémica, movimiento, sino sólo “permanente y sublime recapitulación”, como decía sobre el conocimiento aquel monje malvado de El nombre de la rosa, y eso no requiere discusiones sino rezos. Vi el programa, casualmente, el viernes, un día en que, para El meridiano, nada en Andalucía había sucedido. El barullo sobre un un cementerio nuclear allá por Guadalajara consumió 15 minutos dejándoles a todos los pelos electrizados; el empadronamiento de inmigrantes en Vic ocupó otros 12, y luego, tras una breve mención a la capitanía de Zapatero en Europa, el resto se dedicó a la reunión de ministros de Interior de la UE en Toledo. ¿Y la entrevista? Pues sobre hijos que maltratan a los padres. Así están: temas forasteros, anecdóticos o de polémica facilona, mejor si sirven para identificar a los progres buenos y a los carcas malos. Pero el debate sobre lo que ocurre en Andalucía, con toda su intensidad política, los asuntos más duros e incómodos, se hurtan o se edulcoran en la sonrisa pacífica de Mabel Mata y su visión inofensiva de la actualidad. Yo diría que como programa portugués vale. Como única tertulia de la televisión andaluza, es una tomadura de pelo.


Lumbrera. Vean el nivelito de Rafael Velasco, Secretario de Organización del PSOE andaluz, poniendo cara de chulapo (quizá un “gesto gutural”) en las noticias de Canal Sur: “A resolverle los problemas a los ciudadanos... Ésa es la diferencia entre el Partido Socialista y el Partido Popular. (...) Unos piensan en ocupar el poder y otros en compartir (!) el poder con los ciudadanos”. Se acabaron los debates ideológicos, políticos, económicos. Son los buenos y ya está. Qué estadista, qué filósofo, qué lumbrera...

22 de enero de 2010

Los días persiguiéndose: Mysterium Cosmographicum (21/01/2010)

No se fíen de las interpretaciones de las encuestas, oscuras e interesadas como las de las profecías. El mundo no se ajusta a nuestros números, sino al revés, aunque eso acabe a veces con cosmologías y con sueños. Los pitagóricos creían que todo estaba gobernado por relaciones entre números enteros hasta que ellos mismos descubrieron los irracionales. Tanto les fastidiaba esto su sistema que durante mucho tiempo los ocultaron. Kepler llegó a dudar de los datos astronómicos (incluso de los de Tycho Brahe, los más exactos de su época) porque no se acomodaban a su modelo de órbitas inscritas en sólidos platónicos, su Mysterium Cosmographicum. Parece muy humano aceptar lo que confirma las propias expectativas y rechazar lo que no. Aun así, los pitagóricos tuvieron que terminar renunciando a su mundo de cuerdas pulsadas y también Kepler tiró a la basura sus poliedros enredados para quedarse con la elipse. Sin embargo, la política aún no funciona como la ciencia.

Cuidado con las encuestas, que el pueblo se levanta un día y las revienta mientras se despereza. Las encuestas, que se cogen a pellizcos, que se cocinan o se guapean, están hechas por astrólogos, pero quizá por eso asustan como un cometa. Estos números que dan ahora al PP como ganador en Andalucía puede que no tengan la fuerza de la demostración de la irracionalidad de la raíz cuadrada de dos, o del movimiento retrógrado de Marte, capaces de asustar a una secta de matemáticos o destrozar el primer universo carpintero de Kepler, pero ahí está de nuevo el dato que se enfrenta al dogma, a la creencia. Al PSOE andaluz este dato le ha zarandeado sus eternidades y ahora está entre la incredulidad y la hermenéutica. Pueden rechazar estos números, un poco como Kepler o los pitagóricos al principio, diciendo que Dios no haría un universo tan feo; o pueden intentar una reinterpretación que no les desmonte del todo el mecano que tanto les costó armar. Lo primero es lo que hizo Pajín, suma sacerdotisa de su creencia: sin duda esos datos han sido puestos ahí para probar su fe, pero al final el destino frenará la mano con el cuchillo, como lo de Abraham. Lo segundo es lo que ha insinuado Griñán: los números señalan un cambio, pero ese cambio puede hacerse sin renunciar al antiguo sistema, todavía el PSOE andaluz puede seguir colgando los planetas en sus antiguas perchas. Lo que uno no cree es que Griñán tenga voz ni bastonazo para imponerse en ese partido mosaico hecho de creyentes y aleluyas. Nos dimos cuenta de que su “cambio” no llegaba a nada apenas pasó su investidura. Con Pizarros y Velascos, con ese viejo aparato que no maneja, Griñán no podrá dar nunca su giro copernicano, si es que éste existe. A la vez, controlar el partido en Andalucía requeriría comulgar con esa fe tolomeica que niega el movimiento, anulando lo que pretendía. Lo suyo, como se ve, parece imposible. A veces hay que renunciar a las creencias por ese dato suelto que descuadra todo. Kepler lo hizo y acertó. Le dio una patada a su Mysterium Cosmographicum y luego el sol y los mundos se le colocaron solos. Las encuestas son las matemáticas más falsas, pero todo indica que Andalucía está harta, no sé si del PSOE o sólo de este PSOE. O Griñán se desprende del Mysterium Cosmographicum de su PSOE caducado, o sólo le quedará el martirologio por la fe. Yo creo que es más probable lo segundo.

Somos Zapping: El andaluz acervezado (17/01/2010)

Idiosincrasia en una caña. Con eso de “ser andaluz” nos han vendido postales, casetes de gasolinera, bragas de lunares, género de charcutería, televisión basura y partidos políticos, entre otras muchas cosas. No es que desentone, pues, que ahora nos vendan con ello cerveza. Es más, eso viene a enseñarnos que el sentimiento patriótico es una especie de borrachera que deja bigotes de espuma. La cerveza quizá la inventaran los sumerios, pero si ésta puede ser la tierra de María Santísima, que nació tan lejos, también puede ser la tierra de la cerveza oriental o vikinga. Cruzcampo ha hecho un anuncio inyectando a su cerveza una especie de tomatada de todo lo andaluz, así que burbujea de rodajas de sol, tauromaquia de peluquería, desfibrilaciones flamencas, morenas de relicario, picadillos salerosos, jamones colombinos, jacas con mantilla, calles de cuponeros, rozones de terraza y tópicos de perol. Vender cerveza como cerveza debe de parecerles una tontería, hay que venderla con paisaje, almanaque, chaquetilla, paletada, todo ese febril carromato del catetismo. “Amamos ese arte, esa risa, ese orgullo, esa casta...”, dicen como si fuera una promo de Se llama copla. Nos han vendido tanta mentira, conformismo, siesta y vulgaridad con lo de “ser andaluz”, que el que una cerveza se abanique con todo ese ropavejerismo facilón parece lo menos odioso. Lo peor del andaluz acervezado de su chovinismo no es que sirva para tirar más cañas, sino, sobre todo, para mantener al poder tranquilo, dueño y padrecito de un pueblo cantarín y sobado. Con ese mismo anuncio de Cruzcampo nos podrían vender cualquier cosa con o sin sustancia, Canal Sur entero o todo el programa de gobierno de la Junta. A mí el anuncio no me da ni sed. Sólo flato.


Dignidad. María del Monte, huérfana ya de gordos pasteleros, de chistosos aerofágicos y de morbo forense, tiene una nueva y curiosa profesión que exhibe por los platós del basureo braguetero. Y esta profesión es la de ser digna. En La noria, o en DEC, o quizá en otros programas de chocar cuernos y ensuciar sábanas que se le parecen (no los distingo), la he visto sentarse a decir que ella no tiene nada que decir, que ella es muy artista y que su vida privada es privada. ¿Y por qué va? Lo mismo se creía que la llamaban para conocer su opinión sobre la coyuntura económica. De revolcar todo lo andaluz por el suelo ha pasado a posar como una infanta, con una superioridad moral y una distanciada dignidad que pasman: da lecciones de tolerancia, de respeto, de ética, de periodismo, hace como un budismo de folclórica entre sonrisas y capotazos, reprende como una madre y esquiva como un delantero centro. Ahora se ha hecho como monja de ella misma y enseña virtud con la misma naturalidad y satisfacción con la que antes enseñaba barreduras de esta tierra. O, simplemente, es que hay que comer, y con la dignidad cobra casi lo mismo que con la ordinariez. Por lo que nos toca, la preferimos así. Que le dure mucho la dignidad, tanto como para no verla más en Canal Sur.


Amable obscenidad. Entre las cocinillas y la podología, Mira la vida quiere ser amable como la sonrisa de Mariló Maldonado, pero cuando lo tétrico se anuncia como una aromaterapia, es aún más obsceno. Así presentaban un increíble reportaje folletín sobre una mujer con cáncer de mama a la que, además, le diagnostican otro de pulmón: “En el capítulo de hoy, veremos cómo se enfrenta la familia a esta información”. Y después, harán buñuelos sin perder la sonrisa.

15 de enero de 2010

Los días persiguiéndose: Capitán de madera (14/01/2010)

Europa se busca entre las nieves de las guerras y las barbas de los filósofos desde que una pequeña aldea del Lacio la compuso sumando Derecho y generales a Grecia. Roma no terminó ardiendo como el Valhalla, es falso ese mito de unos greñudos nibelungos arrasándola desde las cavernas. Esos bárbaros, ya romanizados y con toga, respetaban el nombre y la magia del Imperio y no querían ser hunos, sino nuevos césares y ciudadanos. Las dinastías godas, con padres e hijos matándose, trocearon luego el Imperio en haciendas que ahora llamamos naciones, pero Roma quedó ahí tan presente e invencible que todavía queremos volver a ser ella. La Unión Europea es este deseo, pero peleándose y equivocándose como los godos. En Bruselas se siguen reuniendo bárbaros de cada familia de la Historia, aunque con modales de embajada. Cada nación pone su linaje, sus runas y su patada en un constructo que carece de unidad, de intención, de instituciones verdaderamente políticas, representativas y fuertes: un Parlamento que no legisla, una Comisión compuesta por comensales, un Consejo como una reunión de tribus vigilándose, una Presidencia llevada a medias entre un burócrata con demasiados dueños y un país aguardando turno para los desfiles... La Unión Europea es un caos. Han puesto los palacios, las orquestas y los retablos antes que la idea. Europa intenta hacerse poco a poco desde el tejado y así es normal que todo se vaya cayendo. Quizá no hay otra forma, no sé. Pero, al menos, que no se nos vistan ahora de armiño y de Carlomagno los que han llegado, cuando la ruleta giró, a poco más que tocar la trompeta en este baile de cancillería.

Zapatero, presidente de turno, “capitán de madera, capitán sin bandera” como decía la canción, calienta un sillón de paja en esta Europa de oficiantes, mecanógrafos y solarios. No hay realmente nada que presidir en esta estructura diluida por la “codecisión”, el prorrateo, el equilibrismo y la burocracia, sino sólo ejercer de anfitrión para los empujones más o menos civilizados de los países. Pero si Zapatero ha llegado a presidir el viento, la conjunción de los planetas, las civilizaciones con todos sus gorros, la oceanografía de lo verde y la economía de los agujeros, esta Unión Europea, hecha de espejos, debe de parecerle lo más sólido que ha tenido entre las manos últimamente. Alemania le tira de las alas con el asunto del seco dinero, la prensa internacional lo retrata junto a peluches con ojos de botón como Mr. Bean, pero este Zapatero enamorado siempre de las sirenas que no hay ha cogido las espadas carolingias y las estrellas en el pelo de Europa y nos hará su parodia de estadista desparramado hasta los Urales. Y algo de esta gracia, algo de esta majestad, le tocará a Andalucía. De momento, Sevilla aportará desde hoy chorros mozárabes a una reunión de ministros de Energía y Medio Ambiente. Y ayer, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega habló con Griñán en la Casa Rosa para traerle embajadas del nuevo liderazgo europeo. Ya están haciendo de extranjeros ellos mismos, multiplicados, desdoblados o redundantes. Seguro que Griñán, otro capitán de madera, también se sentirá internacionalizado por estos efluvios europeístas que vienen de una paisana. Europa no se construirá ni más ni menos con Zapatero, que sólo puede aportar suspiros y mala sombra. Los andaluces tampoco nos haremos cosmopolitas ni imperiales ni lujosos porque nos roce un pico prestado del azul bruselense. Conoceremos bien aquí a estos capitanes de madera...

Apagón informativo en Canal Sur (14/01/2010)

El día en que Chaves perdía por segunda vez la demanda contra los periodistas de El MUNDO, Canal Sur se olvidó de mirar. Nada pasaba en Andalucía, salvo nevadas, lluvias en los pozos, ruido de todo lo talado desde lo alto, escombros y raíces, cataratas en los pueblos y perros ladrando a los paraguas que tapaban espesamente el notición. Los troncos se descuajaban ante los reporteros y las mesas camillas ardían por un pico, pero el definitivo varapalo judicial al ex presidente de la Junta y ahora Vicepresidente tercero del Gobierno parecía haber sido barrido por las riadas. En el informativo de la tarde del martes, sólo soplaba el viento y se perdían los aviones. La sentencia no mereció un segundo entre noticias que hablaban de chabolas que ardieron en Leganés, el menudeo de las rebajas y falsos niños montados en globo. La tarde repitió lo mismo con cansancio y, en Canal Sur 2, a la hora de los canallas, La noche al día, ese informativo al que le ponen música de peli porno, la noticia estrella era una especie de matrimonio de osos polares que hacían las salinas con las nevadas. Exposiciones de fotografía y españoles en el París-Dakar terminaban de amasar el sueño de los presentadores, que parecían desear sólo irse a la cama sin molestar a los jefes.

Tampoco fue considerado el asunto digno de mención en El Meridiano, la tertulia de la mañana, que trajo un increíble monográfico dedicado a la “aeronáutica”, como tuvo que reconocer su directora Mabel Mata: reforma aeroportuaria, fiasco del Airbus 400M, damnificados de Air Comet y aquel intento de derribar con un misil el avión de Aznar. La vibrante actualidad volaba a otras alturas y como entre papelotes de ingeniero. Igualmente fue ignorada la sentencia en Canal Sur Radio, donde Tom Martín Benítez tenía de vigía a Javier Pérez Royo. Por su parte, el informativo matinal Buenos días Andalucía, aun teniendo una hora para llenar, siguió paseándonos por todos los fangales de cada provincia y prefirió contarnos la vuelta del cómic femenino setentero “Esther y su mundo”, las subvenciones para cambiar de horno y la huida de un hipopótamo del zoo de Montenegro antes que el batacazo judicial de Chaves.

Todos los partidos, incluido el PSOE, ya habían hecho sus declaraciones al respecto, pero los informativos de Canal Sur continuaron ayer evitando el tema y consiguieron que Valderas y el mismo Arenas parecieran despreciarlo, al limitar sus declaraciones del día a las indemnizaciones por el temporal o a un pacto por la educación, quedando tan benignos o cómplices como Pérez Royo. Ayudó al silencio el terremoto de Haití, que inició las noticias encogiendo el alma para dejar todo lo demás en frivolidad. Las catástrofes se amontonaban con las catástrofes en Puerto Príncipe o en el Guadalete, la gente se moría en su estufa, De la Vega venía a ver a Griñán para cantarle madrigales europeístas, se preparaba Fitur 2010, se restauraban castillos, cantaban los flamencos y nos presentaban el último videoclip de Tokio Hotel. La única mención al incómodo asunto apareció en la página web de los informativos de Canal Sur, en las noticias locales (!) de Sevilla, un parrafito que el miércoles ya no estaba. Apagón en toda regla. Pero cómo gritaba y enfangaba ese silencio...

11 de enero de 2010

Somos Zapping: La crisis es bella (10/01/2010)

Con una presentación de bebés sonriendo, cumpleaños de monja, besos a viejitas, chiquillos jugando por las calles, chicas abrazadas a caballos... ¿de qué podría ir el programa? Pues de la crisis, claro, aunque a la manera de 75 minutos, que sólo acierto a definir diciendo que era como si en Toñi Moreno y su equipo se hubiera materializado el espíritu de Roberto Benigni pero corrompido por Zarrías. Su intención era contarnos, como en aquella película, que la vida es bella a pesar de (o gracias a) la crisis. Ya el comienzo fue como una Anunciación. Los reporteros iban materializándose desde la lejanía, donde ponían posturitas como de ángeles de Charlie, para cantarnos las nuevas bienaventuranzas. “Raro es el día en que no oímos hablar de la crisis: paro, pobreza... ¿Pero esto, es un callejón sin salida, o la crisis también ha traído cosas buenas”, se preguntaba Toñi Moreno. “La crisis nos empuja a ser más creativos, menos consumistas y más solidarios”, decía bobamente otra. “En estos 75 minutos –prometían- vamos a comprobar cómo la crisis es capaz de sacar lo mejor de nosotros mismos”.

Sí, comprobémoslo. Paseemos, asombrados, por las bendiciones que nos ha traído la crisis. Si la crisis le ha empujado a marcharse de su ciudad y de su trabajo para recalar en una zona rural, mejor que mejor: “Tienen menos dinero, pero son más felices”, dice el reportero. “Ahora tienen más tiempo para compartir con sus hijos”, sobreimpresionan. Y los chiquillos pueden ir solos por la calle. Si una estudiante tiene que dejar su piso alquilado para vivir cuidando a una anciana, estaremos ante el caso de “dos mujeres con edades totalmente distintas que comparten su vida gracias a la crisis”. Si tiene que servir sopas en un comedor social, se dará cuenta de que “lo que más llena es el contacto humano con los más necesitados”. Si con la crisis ha pasado de ser un albañil que ganaba 3600 euros a ser un ermitaño hortelano allí donde el programa nos anuncia que “hay mucha más tranquilidad y calidad de vida”, la alegría o la locura le harán decir: “Ahora gano menos, pago menos estupideces y vivo mucho más feliz”. El reportero apostillará que “los problemas económicos y la crisis te han hecho ser más feliz”, y el ermitaño lo confirmará con sonrisa mellada y crudívora: “Me han hecho encontrar mi sitio”. Y aún se regocijarán más: “¿Sonreías tanto cuando estabas en la obra?”. Si le gustan los caballos, la crisis también le permitirá cuidar jamelgos esqueléticos abandonados y llorar como una madre por ellos. Y si le va más la ostentación de llevar yogures a una familia y luego cantarles y tocarles palmas ante las cámaras, entonces disfrutará como Las Carlotas, tan solidarias como discretas. “La crisis es cambio –concluía Toñi Moreno- (...) Dicen los expertos que nadie vuelve a ser el mismo después de una crisis (?). Sentir las manos que nos levantan cuando caemos nos obliga a ser agradecidos y nos vuelve más fuertes, porque la fortaleza es descubrir que no estamos solos”. Qué desvergüenza. Me recordó a aquello de Los Simpsons, cuando el señor Burns alaba la contaminación radiactiva como motor de la evolución.

Impresionante cinismo con cara de pan. ¿No es para dar gracias a los ambiciosos que desfondaron los bancos y a los gobernantes cuya desidia hizo posible que nuestra pobreza atávica se agigantara para dar esta catástrofe de angustia y sufrimiento? Sí, gracias. Sin ellos no podríamos ser creativos y solidarios, sin ellos seguiríamos siendo solamente ciegos y calentitos consumistas, viviríamos cómoda e infelizmente entre burgueses empleos, facturas pagadas y eso despreciable e innecesario que llaman dinero; no tendríamos oportunidad de aprender del hambre y del frío, de las tripas vacías, el techo volado y las nanas de las cebollas. Seguro que a los de 75 minutos les encantarían ciertas zonas de África donde el consumismo ha sido afortunadamente barrido por una sed de moscas y gachas tan pura, sincera, tierna y bellamente humanizadora que los arrobaría. Allí sí que tienen suerte por poder sacar lo mejor del ser humano sin esperar al regalo de una crisis. Me imagino a Toñi Moreno presentando el reportaje: “¿Todo en la hambruna africana es malo, o trae cosas buenas: solidaridad, empatía, fortaleza, aprecio de lo verdaderamente importante?”. Y donde pone “hambruna africana”, pongan cáncer, esclavitud infantil o campo de concentración, y dense cuenta de la cruel obscenidad. ¿Acaso esto le repugna como a mí, acaso le resulta incomprensible y odioso concluir algo bueno y bello de tanto dolor? Entonces es que usted, como yo, es un materialista sin corazón, un malvado pesimista, y, sobre todo, no trabajará nunca en Canal Sur haciendo reportajes que conviertan el fracaso de los gobernantes y la triste miseria del pueblo en indecentes estampitas amables y festivas.

Los días persiguiéndose: Zeitgeist (6/01/2010)

La noche de Reyes, que tiene barbas de dulce, unos amigos nos regalaron peonzas, tirachinas, trompos, boliches, cromos, elásticos de saltar, todo oliendo como a tiza o a delantal de madre. De la madera viva, de la arena en las manos, de ese peso en los bolsillos que teníamos de niños, cuando jugábamos con lo mismo que los gatos, ya no queda nada. Pero durante un rato, volvimos a ir un poco tras los nidos, los chorros de agua, las niñas de las monjas, lo que rodaba por las cuestas y los tejados, que quizá la infancia es eso, correr tras todo lo que rueda, vuela o gira. No soy de esos sentimentales a los que ataca una añoranza del quinqué o el tintero, esa nostalgia como ferroviaria a la que le da calambre todo lo moderno. Siempre me gustaron los últimos cacharros tecnológicos y ya voy coleccionando tantos accesorios para la Wii como ajedreces en los cajones. Quizá por eso, en esta noche de Reyes, con las manos por el suelo o entre cintas igual que los chiquillos, me di cuenta de cómo cambiaba el mundo siempre un poco por delante de nosotros, de nuestros juguetes, armarios, convenciones, artefactos, morales e incluso dioses.

El Zeitgeist, el “espíritu de la época”, es eso que va cambiando la moralidad, el arte, el gusto, los vestidos, no sabemos empujado por qué. Si ahora nos naciera un Julio César o un Alejandro, ¿no lo llamaríamos tirano genocida? En su Zeitgeist, sin embargo, eran héroes y gigantes de la Historia dispuestos para los mosaicos. A gente liberal en su época, como Lincoln, no podríamos ahora sino tacharlos de misóginos y racistas (“no estoy ni he estado nunca a favor de la igualdad social y política de blancos y negros”, llegó a decir). Un Zeitgeist a veces dura siglos, imperios, y otras veces se va en una década. En este sentido, nuestro Zeitgeist ha cambiado tan rápido como yo he sustituido la pequeña China de mis gusanos de seda por mi consola. Basta ver cómo han evolucionado en 20 ó 30 años nuestras convenciones sobre la mujer, las otras razas, los gays y lesbianas, el medio ambiente, la sexualidad o sensualidad... Ni siquiera vemos el hecho de fumar igual que hace poco. El mundo va más rápido que nuestra edad, nuestros trenecitos y nuestros prejuicios. Habría que retocar la teoría de las generaciones de Ortega porque nos volvemos viejos, protestones o extraños demasiado pronto. Y este vértigo, que define nuestro tiempo, causa aún muchos conflictos. Quiero pensar que estos cambios son para bien, aunque la idea de progreso continuo es un romanticismo muy dudoso y frágil. Hay picos y valles (bien nos lo enseñó el aciago siglo XX), y habrá que dejar que la dialéctica de la Historia los amortigüe para verlos en la escala adecuada. Mientras, el cambio y la reacción al cambio nos atropellan, nos descolocan y nos afligen. Creo que la violencia machista contra la mujer, por ejemplo, aún está en medio de este oleaje, y el caso del juez Serrano lo demuestra. A veces una aspiración justa produce injusticias, a veces esas injusticias se usan para negar la justa aspiración, a veces hay gente equivocada en los dos lados por la velocidad de todo lo que nos pasa. Aquel Zeitgeist que duraba toda una dinastía o toda una Biblia ya no es posible. Nuestro Zeitgeist es el cambio y su zozobra. Esperemos que, aun entre bandazos, sepamos mantener un rumbo hacia el bien y la libertad. Que el tiempo, como yo con mis juguetes, acomode en paz su madera con su metal.

Los días persiguiéndose: Moros y cristianos (4/01/2010)

La Historia debería dejarnos enseñanzas, pero parece que sólo deja herederos. Se reclaman, reviven y sentimentalizan las herencias de un pastor, de un árbol, de un rey, de una piedra, de un buque, de un libro, de un tumulto, de una matanza, que existieron hace mucho o ni siquiera existieron, y con eso se forjan orondas identidades, patrias y verbenas. Hay quien vive todavía con los godos, los nazaríes, los Austrias o los bolcheviques, sin haber ya ni godos ni nazaríes ni Austrias ni bolcheviques; hay quien vuelve a montar en galeón, a tener un Imperio, a rendir un castillo o a hacer una revolución, sin que nada de eso sea ya posible. Una orfandad de glorias y de homogeneidad parece calar en ciertas personas que no se preocupan de “ser-ahora”, “poder ser” o “llegar a ser” por ellas mismas, sino sobre todo de “ser-entonces”, “haber sido”, o “continuar siendo”, siempre junto a otros huérfanos que lo son menos al formar clan, nación, etnia, religión o cualquier otro grupo escogido por sentimiento, arbitrariedad, cercanía, afinidad o interés. Lo malo de la Historia así mirada es que proporciona esencia y justificación para cualquier cosa, una patria, una guerra, una secta, un enemigo. Escojan su fundador, su pendón, su “herencia”, y lo demás (cultura, identidad, pensamiento, fechas, compañeros y adversarios) vendrá sin que uno tenga que hacer nada. Podremos hacer nuestra cualquier hazaña o canallada ajena, pasada, existente o inventada. Es tremendamente cómodo, empobrecedor y triste.

En Granada, donde uno sólo ha visto en realidad esa religión del cielo en sus espejos, siguen afanes de moros y cristianos, pero lo más curioso es que sin moros y sin cristianos. Al menos, sin aquellos moros y aquellos cristianos. Esto es fundamental. Se habla de la “herencia cristiana” sin más, contando y juntando igual a las primeras comunidades, a la revolución de Saulo, a lo que luego vino con Constantino y Nicea, a Santo Tomás, a la oscuridad medieval, a los guerreros de la Reconquista más del hambre y la tierra que de la cruz, al Santo Oficio, a la Reforma y la Contrarreforma, al Concilio Vaticano II y al ecumenismo, como si fuera la misma cosa, como si el cristianismo no hubiera sido moldeado por otras fuerzas paralelas de la Historia y el pensamiento. Y cuando hablamos de moros o musulmanes, ¿son los almohades, los Omeyas de Damasco o de Córdoba, los nazaríes de Granada, los algebristas, los chiíes, los suníes, los wahabistas, los ayatolás, los manteros, los ahogados de las pateras, los terroristas de Al Qaeda? Así pues, ¿quiénes se enfrentan ahora en Granada y por qué herencias o revanchas?¿Se celebra un año, lo que ya era antes de ese año, lo que vino después, lo presente o lo futuro? ¿Se equivocan en Granada los fachas de Enciclopedia Álvarez, la izquierda andalusí de tetería, los católicos tibios o reivindicantes, los simples festeros? Yo diría que todos. Seguimos echando a pelear a la Historia, buscando al enemigo ya enterrado y al hermano de armas muerto en otro siglo. Y mientras, el verdadero adversario, el fanatismo, la injusticia, la falta de libertad, está ahí muy disperso y escondido, sin uniformes emplumados ni pabellones que lo distingan. Cruces y alfanjes, marinas de la Historia, batallas que se quieren ganar o equilibrar a destiempo, orgullo de los que no han hecho nada. Eso trae fiesta y tradición. Pero nadie celebra la única herencia (inacabada) de la Historia que merece la pena: la civilización en contraposición a la barbarie. Quizá es que no es tan fácil encontrar ese bando.

Somos Zapping: La felicidad y la Revolución Francesa (3/01/2010)

Teletienda presidencial. Le quitaron ese sillón como de coronel, lo sacaron de ese salón de fumar de los presidentes con caobas, lozas y retratos borbónicos, y lo dejaron de pie en su primer mensaje de Fin de Año, caminando entre travelings y dioramas del logotipo de la Junta. Griñán parecía que iba a presentar el tiempo, que se había convertido en telepredicador o que nos iba a vender máquinas de abdominales. ¿Quién dice que Griñán no representa un cambio respecto a Chaves? Chaves tenía estética de padrecito y Griñán (eso debe de ser la modernidad) ha optado por una estética de teletienda. El discurso, eso sí, era el de siempre. Recuerdos como de enfermera para los menesterosos y sufrientes, esperanza y suspiros contra la crisis que, eso sí, nos invadió desde fuera, y catálogo de esfuerzos de su Gobierno que, como cada año, nos dejan donde estábamos, esperando la salvación que nunca traen. Concertación social, educación, economía sostenible; sueños de chimenea, horizontes con violines, hojaldres navideños. Yo me quedé esperando que Griñán sacara por fin el robot de cocina o el alargador de pene.


Filosofía de las campanadas. Campanadas en Canal Sur, San Fernando atacado por matasuegras. ¿Sonarían de nuevo rasgueos de guitarra, o nos traerían esta vez olés o arsas? Ésta era la sorpresa que yo esperaba, pero no lecciones magistrales de historia o de claqué. Claqué era lo que bailaba Enrique Romero durante toda la retransmisión del evento, algo normal pues este hombre que se diría que convierte en orujo el ser andaluz tenía que moverse al ritmo de la borrachera del cielo que trae esa noche, entre la conga y el resbalón. Creo que las campanadas sonaron más rápidas no por el mecanismo del reloj, sino por la aceleración del presentador: se contagiaron de sus espasmos. Pero lo que desde luego mereció todos los fuegos artificiales del momento fue el tino de los comentarios de Ana Cristina Ramírez, que pasaba de presentar el tiempo a enguantarse el nuevo año. “Ya me voy a poner un poco filósofa”, dijo al dar paso a Enrique Romero para que, épico y doceañista, recordara las Cortes de Cádiz. ¿Qué entenderá ella por filosofía? Pues más o menos lo mismo que por historia, porque aseguró que “aquí, España consiguió la independencia de la Revolución Francesa” (!?). Aquello parecía una entrevista a una miss, más cuando Enrique Romero declaró que “es muy importante la ilusión, la solidaridad, ayudar al más necesitado pero siempre con ilusión”. Era tanta la ilusión de los presentadores que cualquiera la hubiera confundido con opiáceos: “¡Ay, Dios mío, qué felicidad!”, exclamaba Ana Cristina Ramírez. Cómo no ser felices cuando el 2010 va a ser un año “en que la crisis la vamos a olvidar seguro”, afirmaba ella, y además “somos también los que vamos a llevar el timón de Europa”, decía él taconeando por la presidencia española de la UE. También la presentadora le dedicó un comentario a este asunto, maravillosamente acompañado por los cohetes: “Es algo muy importante porque en estos seis meses el Gobierno español va a tener que organizar todo lo... ¡madre mía, qué traca!”. Sí, menuda traca la del Gobierno y la suya. Que alguien me diga la marca del champán que bebieron. ¿O será Canal Sur el que produce por sí mismo estos ridículos colocones?


Análisis. También el PSOE andaluz se despidió del año en las noticias de Canal Sur entre flipes y zambombas. La mezcla de licor, escarcha y burbujas que dejó Chaves en su análisis de este aciago año, tras la reunión de la Ejecutiva regional, lo hacen candidato a dar las próximas campanadas: “Andalucía ha sabido mantener la cohesión social, ha sabido mantener la protección social, y lógicamente ha mantenido las políticas sociales”. Como para no acompañarlo de cohetes. A Chaves se le olvidó mencionar el logro de seguir independientes de la Revolución Francesa y terminar con lo de “¡ay, Dios mío, qué felicidad!”.


Sensaciones andaluzas. Y otra vez, la copla. Esas fieras raciales agarradas a los colgajos de la noche más hortera del calendario, saludando al año reventonamente, regurgitando las sobras de la Andalucía de patio. Enrique Romero había descrito la cosa como “nuestro sentimiento y nuestra expresión (...) para recibir un 2010 cargado de sensaciones andaluzas”. A mí, esas “sensaciones andaluzas” me parecían un pisoteo de jacas sobre los restos de dignidad y esperanza de nuestra tierra.