29 de diciembre de 2008

Somos Zapping 28/12/2008

Navidad en Canal Sur. “Nuestra Navidad en Canal Sur...”, empieza la cancioncita, especie de himno de la muñecas de Famosa en versión de nuestra televisión autonómica. La canta Pasión Vega mientras se levantan figuras de sus presentadores estrella como pillados dentro de un congelador. En Andalucía, donde está la tierra de María Santísima sin que ella la pisara nunca, donde al Niño Jesús le llaman Manuel (catetización de Emmanuel, supongo, el nombre que anunció el profeta Isaías), donde los belenistas hacen repujados o papiroflexia con su ñoñería, la Navidad de La Nuestra da verdadero pavor. La Navidad en Canal Sur es afectada, repostera, anisada, santera. Exhibe las chorreras de esa religión folclórica de aquí que me recuerda al catolicismo amazónico de Brasil o por ahí, mezcla de cristianismo, vudú, tamboradas, gallos pelados y yerba fumada. No es sólo que uno sonría recordando el “laicismo” socialista, con su limpieza de crucifijos y belenes, a la vez que mira los programas de Canal Sur (un especial de Menuda noche, por ejemplo) que parecen almanaques de cajas de polvorones, como los platós de la cadena Intereconomía. No, es más, es el interesado infantilismo con que esta televisión populachera se viste de pastorcillo para contentar a un pueblo adorador de piedras y peroles. No es una Navidad de Dickens ni de Capra, sino la de un cruce raro entre cíngara y monja cocinera. Me rebelan su superchería, su amelazamiento y su optimismo enfermizo. “En Andalucía la ilusión y la alegría se han unido para celebrar contigo que llega la Navidad...”, cantan niños o zombis. “Ilusión y alegría”... Sólo borrachos podríamos ver así esta Andalucía fracasada. La Navidad de Canal Sur es esa borrachera de peces con gorrito y sonajas de pobres.


Los menús y la verdad. Primer titular en los informativos de la tarde en Canal Sur, el día 24: “Esta noche es Nochebuena”. Sí, un notición que enseguida nos conduce a las imágenes de gente contándonos sus menús para la cena. Seguramente nuestra religión primigenia es sólo el hambre, y por eso Canal Sur se afana por demostrarnos que no será tan grave esta crisis económica cuando sobran comida y camareros. Así nos lo pretende demostrar llevándonos hasta el hotel Alfonso XIII, brillante como de diamantes comestibles o violines de caramelo, donde se celebra una cena de 100 euros por barba. Es “otra forma de pasar la Nochebuena”, como bien sabrán todos los andaluces que, un año u otro, seguro que se pasan por ese hotel o alguno parecido a beber champán francés en los escotes de las marquesas. Luego nos pasean por los mercados, que “ayudan con precios no demasiados abusivos”, y donde todos los entrevistados, curiosamente, nos dicen que comerán marisco y jamón. Y claro, los pocos andaluces que no están en hoteles alfonsinos ni pringosos de bigotes de gambas, es porque son indigentes sin techo, que es por donde sigue el reportaje. La grosera manipulación me indigna. No, el andaluz no está ahíto o en la puta calle; nuestra verdad, la del paro, la de la crisis, la de la necesidad, la de ese 30% de pobres que avergüenza a Andalucía, no está ni en las mesas repletas de pechugas y cáscaras ni en los que duermen en cartones. Pero la verdad, ya sabemos, nunca sale en Canal Sur.


Nochebuena andaluza. Otra vez la misma candelada al raso de siempre, la alegría con frío de una raza que parece no conocer la calefacción ni los techos. Es el folclore reconociendo nuestra pobreza eterna, es nuestra televisión regocijándose en ello. La burra y los remiendos barajados con los andilucas de turno y el empecinamiento por entremeter una historieta de guión infame. Carmen Janeiro asesinando la dignidad del oficio de actor, el Linterna cafeinizado, niños de Juan y Medio y presentadores de la cadena tropezando en un teatrillo vergonzoso, idiota, majadero. ¿Qué negado, qué inepto, qué enchufado lobotomizado y de talento inexistente pudo perpetrar un bodrio de tal bajeza, en el que ni por casualidad se coló siquiera lejanamente un amago de ingenio o humor? ¿Sería otro sobrino de Joaquín Durán? Pues ese negado se llama Eloy Botello, merecedor de la horca de los guionistas si la hubiera. La noche entera ardió en Canal Sur entre latones, sonrojos, abyección, estupidez y vulgaridad.

26 de diciembre de 2008

Los días persiguiéndose: El brindis (26/12/2008)

Nos tiran la Navidad desde un balcón, nos la regalan cuajada como un yogur de cielo, nos la enseñan en el cajón donde la han metido entre hilo y espejos. El Rey, Obama o el Papa, en la televisión, tras una especie de velo o lago; felicitaciones, bendiciones, discursos, advertencias y buenos deseos para el mundo sumergido en la desgracia de siempre o en esta nueva ceniza del dinero. La estatuas nos hablan en Navidad, como los bosques. No sé si Obama, que parece un bautista, traerá otro Camelot o acaso sólo el show de Bill Cosby. Dudo que el Rey o el Papa puedan hacer algo, con su voz de plata vieja, su magia debilitada y sus dioses de dulce, de adorno, de repisa. Sí sé que nuestros gobernantes, aquí, en esta Andalucía postrada ante su luz y su pobreza, como un portalito, parecen derrotados o durmientes. También ellos cantaron villancicos, en el Parlamento como una iglesia con los ángeles espantados, ese Parlamento donde hacen coros la abulia y los insultos. Será para nada, como esos discursos que se llevan tan pronto los pájaros en el pico, como esos brindis, cristal de anillos contra el cristal del aire que hace lágrimas.

Las estatuas de la Navidad nos hablan, nos cantan y luego brindan. La Navidad es un tapijo pero yo también brindé, con un fondo de reyes y dioses en palmatoria, en la Nochebuena con olor a leña y aceituna. Brindé, aunque recordé aquello de Mahler, el comienzo de La canción de la Tierra, el Brindis por la miseria de la Tierra: “Dunkel ist das Leben, ist der Tod”, “oscura es la vida, oscura es la muerte”. Lo blanco ciega la verdad, más ahora cuando la verdad es un enemigo. Y la verdad, tapada por guindas de luces, me temo que nos deja sólo el harapo del dinero y la muerte de la política. Oscura es la vida, y también la muerte. Y esta frase, recordada en Nochebuena, parece contradecir a las ciudades, a los políticos, al sol y a los dioses. Me doy cuenta de que la Navidad, en realidad, es un malentendido. Suelo atender con cierta conmiseración a los que reivindican su “origen” cristiano, un origen que creen pervertido ahora por el paganismo de Santa Claus, sus duendes y sus centros comerciales. Pero la Navidad es el intento del cristianismo por apropiarse de las mucho más antiguas fiestas saturnales, de las celebraciones solsticiales, las del Sol Invictus que renace y se aúpa justo cuando parece que va a morir llevándose con él a toda la Naturaleza. A Jesús lo pusieron a nacer, mentirosamente, el día en que ya nació Mitra, y antes, el mismo sol, el primer dios. Jesús es otro dios solar, pero su Natividad cercena parte de su significado, que no es tanto el nacimiento como el re-nacimiento. Me hace sonreír esto del origen cristiano de la Navidad, sí... Ay, estos recién llegados, que creen que en ellos comienza todo...

La Navidad es la esperanza de la luz, cuando el sol se vuelve a levantar cabeceando. Pero es mala época para la esperanza. Algo acampanaba el mundo, algo hilaba el cielo con la tierra cuando los jefes del planeta, de los paraísos o de la nación oraban por la resurrección del dinero y de las almas, y yo brindaba entre racimos. Pero recordé la oscuridad del mal, de la ignorancia, de la crueldad, de la ambición, que sigue mandando en todo; eché un vistazo a los políticos y a los gurús que se supone que deben salvarnos, miré a esta Andalucía dormida entre pajas, y sólo pensé eso: Dunkel ist das Leben, ist der Tod. Escribo en la mañana de Navidad, cuando el día parece una naranja abierta, y no sé si me equivoco en mi pesimismo. Sólo sé que quizá deberíamos renunciar a que nos salven los dioses o sus popes, los políticos y sus mentiras, y ser nosotros mismos nuestros propios redentores. Por eso sí brindaría hoy, alegremente.

Somos Zapping 21/12/2008

Necesidad... Mañana lo oiremos de nuevo, ese soniquete entre el gregoriano y el roce de sacos de monedas. La lotería de Navidad es una nieve de dinero y chocolate, y mi señora suele ver el sorteo con estufa, una taza de cacao y un como altarcito de décimos y polvorones. No hay nada malo en esperar la suerte, lo malo es que la suerte sea una necesidad, la última esperanza cuando nadie parece que nos vaya ya a salvar. El mismo Chaves nos dijo que él no podía hacer nada contra la crisis y que hay que esperar como un deshielo que llegará solo. La lotería de Navidad tampoco arreglará la crisis, pero en algunos sitios las abuelas y los tenderos beberán juntos champán, y Canal Sur ya sabe cómo aprovecharlo. Nos anuncian un especial de Andalucía directo desde las 8:30, mucha insistencia y fogonazos para avisarnos de un gran despliegue que sacará a todos los vecinos saltando con las participaciones en la boca. Me sonó a propaganda de guerra, a artimaña para elevar la moral de una tropa enterrada en nieve. Más que nunca, quieren a todas las cámaras disponibles enfocando la poca felicidad que haya, que parezca que Andalucía baila por el dinero al menos una tarde. Pero Andalucía seguirá siendo pobre y el champán siempre es del barato.


... E ignorancia. Siguiendo con la lotería, Canal Sur, aliado de los poderes políticos impotentes, también nos daba consejos mágicos sobre cómo llamar al dinero, ya que nuestros gobernantes no saben. Era lo que faltaba para cuadrar del todo nuestra idiosincrasia: sumar a la necesidad y a la pobreza la superstición y la ignorancia. Pude ver a una reportera de AD pasando un décimo por la barriga de una embarazada y enseñándonos qué números suelen salir más o menos (colocaron este rótulo: “¿Qué números nunca tocan?”) y hasta una web que no sé cómo calcula las probabilidades de cada uno, ¡con dos cifras decimales! Esta idiotez me da especial coraje, y me explico. Es cierto que las imperfecciones en los métodos de extracción hacen que los números no sean totalmente aleatorios, pero, desde luego, antes de entrar en el bombo y someterse a estas caprichosas imperfecciones, podemos decir que todos los números tienen inicialmente las mismas probabilidades. Y no, la “historia” de los premios no influye. Son sucesos estocásticamente independientes. Es lo mismo que si saco un seis con un dado y luego lo vuelvo a tirar: la probabilidad de sacar un seis esta vez es la misma que antes, e igual a la de cualquier otro número, una entre seis; el dado no “recuerda” sus tiradas. Pues así nos anuncia Canal Sur la lotería, retratándonos en la esperanza de los desahuciados y en la ignorancia de los necios.


Realidad. El barómetro del Consejo Audiovisual Andaluz aún no ha medido el impacto de Canal Sur en la economía del entorno familiar de sus directivos (por ejemplo Joaquín Durán), pero sí otras cosas curiosas como si la imagen que proyecta la cadena autonómica se corresponde con la realidad. El 60% de los andaluces cree que sí, según nos contaban las noticias. Pero yo me pregunto, ¿esto es para felicitarse o para entristecerse? Y además, ¿de qué realidad hablamos? ¿Es lo mismo el Nodo de los informativos que el palanganeo de María del Monte, la Andalucía que esnifa bombillas en Tecnópolis que la que se siembra macetas en las tetas en Se llama copla? La realidad es que Andalucía está tomada por una casta política aciaga, experta en la propaganda y la manipulación, y eso se refleja en Canal Sur. La realidad es que estamos hocicados en el folclore, en la ignorancia de la verdadera cultura, en el tópico y en la autosatisfacción, y eso se refleja en Canal Sur. Van a tener razón. Sí, en ese sentido, Canal Sur proyecta perfectamente la realidad de Andalucía. Eso es lo penoso, lo indignante, lo que duele.


G-5. Zarrías se reúne con el G-5, aparece en las noticias con engolado aire consular...¿Departe con grandes potencias económicas, con estadistas de talla mundial? ¿Es otro de sus viajes salvadores, busca negocio, inversiones? No, el G-5 son los presidentes de los clubes de fútbol andaluces de primera. Nuestros gobernantes saben cómo encarar la crisis. A falta de pan, promover el circo y que encima eso parezca la ONU.

20 de diciembre de 2008

Gallifantes en el Parlamento (20/12/2008)

Tienen que adornarse de columnatas y maceros, de pendones y carruajes, de toda esa cetrería de la solemnidad institucional; tienen que preparase tronos como los de los reyes persas o las dolorosas de aquí, tienen que hacer que los arabescos les condecoren la coronilla, que los angelotes salgan de los tapices para sostenerles los atriles, porque si no nos daríamos cuenta de que la política es sólo una corrala de chusqueros, ignorantes, vecindones, mediocres, peones, dormilones. Por eso los consejeros y los carguillos prometen su ministerio como si los armaran caballeros, por eso se reúnen en palacios como de un papado de la democracia, para disimular con lujo y encantamientos que estamos en manos de políticos de medio pelo, ineptos o dejados, cuyo mérito es haber sobrevivido a las sentinas de los partidos y a sus peleas de barbería. En el Parlamento andaluz, ese pesado libro de adorno de la Autonomía, no se hace ya verdadero parlamentarismo sino calceta o eco; no están chisporroteando las mentes brillantes que encauzarán nuestro futuro, sino que se amontonan palmeros bien pagados, bronquistas avinados, figurantes enchufados, analfabetos ascendidos, tropa sin oficio, particulares con dietario y otros invitados a la fiesta de lo público, pagada por nosotros.

Llegaron al Parlamento de Andalucía los chicos de Caiga quien caiga, los del micrófono envenenado, los que parecen llevar luto por la inteligencia de este país, y pillaron a nuestros parlamentarios con el calzón bajado, sin la protección del boato, sin el filtro de Canal Sur, sólo con su miseria desnuda como un culo por una ventanilla. Fue vergonzoso, patético, indignante. La intención de CQC era descubrir si los políticos “se enteran de lo que pasa”, pero antes, en la calle, ya había pedido opinión: “No, y en Andalucía peor, porque son un poco más garrulos”, aseguraba un señor al que emborronaron la cara: “Oye, no me saques que soy funcionario de la Junta”, pidió. Ya ven lo asumida que se tiene aquí la ley del silencio.

Para averiguar esto, si nuestros políticos “se enteran”, los de CQC no tendieron sutiles trampas, no se apostaron con daga, se limitaron a hacer una pregunta sencillísima antes de una sesión de control parlamentaria en la que se iba a hablar sobre el paro: ¿Cuál es la tasa de paro en Andalucía? Si, nada más sencillo cuando se va a debatir sobre eso mismo, ¿verdad? 18,33% y 704.600 parados, cifras que si les quedara dignidad deberían tener grabadas a fuego en la frente. Pues no. Miradas perdidas, balbuceos, atragantamientos, es lo que nos dejaron sus señorías ante la pregunta. “Pues... debe estar en torno al... eh... ca... catorce... Si en España está al 14... en el 16 y algo, aproximadamente, 16 ó 17...”, apostó Francisco Pérez de la Chica, del PSOE, que se diría que iba a su primer día de clase. María José López González, también del PSOE, directamente nos deslumbró: “Una tasa superior a la que teníamos anteriormente, ahora mismo no te puedo decir la cifra exacta”. Cómo se nota cuánto les preocupa el asunto y lo preparados que están para remediarlo. “Bueno, las cifras son muy importantes...”, dijo Luis Pizarro sin poder aclarar cuáles eran, mientras los de CQC lo adornaban de cómicos efectos especiales que le enrojecían la cara o le hacían mascar sus puntos suspensivos. “Estamos mejor, relativamente mejor que otras comunidades... --se atrevió a decir José García Giralte, del PSOE, claro- No recuerdo los porcentajes, pero debe estar por el 12, el 10 o el 12...”. Antonio Núñez Roldán, igualmente del PSOE, se excusó diciendo que él “era médico y que no cobraba como diputado” (!!!). Sólo acertaron Chaves, que dijo el 18% y Arenas, que prefirió la cifra cruda de 700.000. Los demás no parecían nuestros representantes, sino invitados a una boda que se celebraba al lado.

El chufleo y la vergüenza no terminaron ahí. A Arenas le preguntaron dónde estaba Guantánamo y no supo decirlo. A raíz de una noticia del periódico, también preguntaron a sus señorías qué era el ADN y pronto vimos que, desde luego, tampoco son del CSI: “algo genético” o “una célula por la que nos pueden decir por un periodo de tiempo muy alto qué hemos consumido”, afirmó el socialista Rafael Velasco. Chaves contestó que el ADN era... “bueno, pues el ADN”, pidió a la reportera que no le hiciera un examen de bachillerato y huyó diciendo “¿por qué no lo dejamos para otro momento?”. El intento de nuestros ínclitos diputados autonómicos de pronunciar “ácido desoxirribonucleico” remató ya de hilaridad el reportaje.

Éste es el nivel de los que dirigen nuestros destinos, éste es el retrato de la capacidad y las ganas de los que van a salvarnos. Cuando se les quita la pompa y el sobredorado de la “dignidad institucional”, nos encontramos con la realidad de estos negados, estos altivos ociosos y despreocupados que cobran por sestear, por asentir y por esquivar. Nuestros parlamentarios me recordaron a aquel programa de los gallifantes, el de los chiquillos de guardería balbuceando, con premio para los mayores si los entendían. Y es verdad que algo como un Parlamento un poco cagameado o empapillado dejó el revelador reportaje de CQC. Aquellos chiquillos por lo menos eran simpáticos, pero esto no tiene ni maldita gracia. Que nuestro futuro dependa de esta caterva ignorante, pasota, infantil, impresentable y ridícula, que en ellos se digan depositadas nuestra democracia y nuestras esperanzas, es para echarse a temblar. Miren a partir de ahora las misas y magias fingidas de nuestro Parlamento, de la Junta y sus trompeteros, y lloren por la descorazonadora miseria de nuestra política.

18 de diciembre de 2008

Los días persiguiéndose: Populismo (18/12/2008)

Con la nariz pegada al cristal, el personal sueña y mira en los escaparates de la Navidad cómo los pavos se pelean con el chocolate y las teles planas vierten cataratas, tan lejos. El calvo de la lotería, que ya no está; el Santa Claus que sólo toma Inistón, como el abuelo; el Niño Jesús que cuelga de los balcones como un colcha portuguesa, todos parecen dimitidos, han renunciado a salvarnos del frío y de la crisis, han cambiado su magia por sabañones. No quedan ni los horóscopos ni los economistas, ni los duendes ni los políticos. Ya escuchamos a Chaves el otro día: “Se hace populismo diciendo que yo tengo en mis manos la solución a la crisis y al desempleo”. ¿Quién nos salvará, con los iconos de la Navidad ahogados en el hielo mientras patinaban y los políticos huyendo cobardemente de la ventisca? La nieve y la crisis llegan de planetas que chocan muy alto, donde no alcanzan ni nuestros mitos que viven en cabañas ni nuestros políticos que se esconden en sus abrigos. A estos mitos y políticos que no sirven para nada habría que tirarlos con el resto de las cáscaras de la Navidad, pero ahí están bendiciendo campanillas y excusándose por los suicidios que provocan.

Un político que llama “populismo” a que le exijan soluciones tendría que renunciar como un rey mago que no sale porque hace mal tiempo. La gente, en su amontonamiento para la glorificación o para el desprecio, merece de los políticos diferentes términos que suelen usar interesada y equivocadamente. Cuando sirve a sus intereses, se trata de “legitimidad democrática”; cuando no, es “demagogia” o, ya ven, “populismo”. Yo creo que Chaves quería decir “demagogia” y no “populismo”, que es otra cosa (según la división bidimensional del espectro político, es la ideología con escasas componentes tanto de libertad individual como económica). En cuanto a la demagogia, es una palabra comodín muy útil para esquivar todo lo incómodo o lo peligroso. En principio, significa el recurso a los sentimientos más viscerales y primarios de la plebe, pero la exigencia de justicia, honradez, capacidad, competencia y esfuerzo a los políticos difícilmente se puede tachar de “demagogia” sin que la palabra quede enfangada de cinismo y desfachatez. Ellos, sin embargo, lo hacen constantemente y hasta les suena a martillo dialéctico. Cuando nos castañetean los dientes y los bolsillos crían carámbanos, pedirles a los gobernantes que hagan algo, que actúen, que gobiernen, les parece “populismo” o “demagogia”, a elegir entre esas dos tonterías. Ante la crisis, cataclismo que nos mandó la fatalidad desde lejos como un hacha, Chaves se lava las manos, se encoge de hombros, se encierra en casa y sólo saca palabras paragüeras.

Estamos abandonados por la magia y por la política, ahora cuando la Navidad parece un cepo enterrado en lo blanco. Se escaquean los querubines y los gobernantes, se ponen sombrero los árboles y se acurrucan en la leñera los que deberían salvarnos. La crisis y el desempleo no están en las manos de Chaves, que habla contra el viento. Los políticos que elegimos sirven tanto como las frutas y conjuros que colgamos. Es la época de la renuncia y del consuelo de los tontos. Miramos escaparates igual que las piscinas de los ricos tras una tapia y sólo nos dicen que todo pasará como las estaciones, como el carro del sol bajo su cueva, como el camión que barre las lágrimas de los pobres como pisadas. Y si acaso un impulso de rebeldía se impone al tedio y nos descuaja de la butaca, los políticos dirán que nuestra hambre y nuestra rabia son populismo y se retirarán a pasar, en silencio, el invierno caliente y cobarde de los osos.

15 de diciembre de 2008

Somos Zapping 14/12/2008

Guónderfu. Han vuelto a retomar el anuncio, en esta época en que los dioses son indistinguibles de los queseros y la crisis nos hace tener sueños de Carpanta. Quieren que comamos los productos de aquí porque les ponen un sello como una carta del Papa, pero nuestros tomates, aceites, chacinas y garrafas no dejan de ser la cesta de cateto que seguimos llevando. Por eso sin duda han pensado que sus anuncios requieren estética cateta. Ya saben, me refiero a ése en que una camarera les dice a unos guiris “qué guónderfu ni guónderfu, este aceite está de lujo”. Ahí está, institucionalizada por la Junta, la satisfecha ignorancia del andaluz, y no sólo de un idioma extranjero, sino ésa otra más primigenia que es el espanto, la sorpresa, la incredulidad del paleto ante el hecho de que simplemente pueda existir algo diferente a su pueblo. Eso representa esta camarera, a la que sólo le falta decir “¿qué te pasa en la boca?”. Quién sabe, lo mismo la Junta ha considerado que el catetismo del andaluz es tan producto de esta tierra como el resto de lo que hay en esa cesta de gallinas que andan vendiendo.


Cervecita y caracoles. La publicidad nos coge por lo pobre, lo festivo, lo cateto, lo sesteante o lo racial, pero no deja de arrastrar al andaluz por sus tópicos. Lo mismo la botella “colorá” de Ariel, con el precio y el color de nuestra pobreza, que la Andalucía emporrada que se deja llevar por sus “sensaciones”... He visto últimamente un anuncio de café en el que se ventea a abanicazos y a rabazos de jaca toda esa olorosa complacencia en lo andaluz. La cancioncilla que lo acompaña, de El Arrebato, es un penoso elogio a esa felicidad mollar y decadente del que todo lo recibe del cielo o de la sangre: “Háblame del sur, de su gente, háblame del noches de relente, háblame de sol y de alegría y cuéntame cositas que tú sientes”. En realidad esa canción es una versión de la original, con letra algo diferente, en la que además de revolcarse en esa Andalucía laxa el cantante pide “dame cervecita y caracoles”. El Arrebato va vestido de aparcacoches pero no es un paria ni mucho menos un rebelde, sino un conformista y un rancio que anda chutado todo el día entre la molicie y el chovinismo. De ahí que sea tan querido por los poderes públicos y tenga tanto espacio en Canal Sur: representa la Andalucía que gusta al poder. Harto estoy ya de esos anuncios luneros y de la felicidad idiota del andaluz al que le basta con una guitarrita y una parra. Necesitamos bastantes más cosas (libertad, justicia, trabajo, prosperidad, cultura...) que cervecita y caracoles.


Libertad de expresión. Algo huele mal, como a sábanas de una enfermedad o de una orgía; algo rezuma babas, indecencia, lascivia, cuando vemos a los políticos premiando a periodistas y a éstos recibiendo sonrientes y satisfechos el abrazo blando y repugnante del poder. Una prensa ni molesta ni peligrosa para la casta gobernante, y por eso llamada a sus balcones para ser enjoyada, es una prensa que ha fracasado, que se ha vendido. Las noticias de Canal Sur nos enseñaban a Chaves y a Zarrías entregando los Premios Andalucía de Periodismo, que otorga la Junta a una prensa como sólo jardinera o concubina, y la humorada o el cinismo del redactor aún le llevó a definir el acto como un “alegato por la libertad de expresión” y “la muestra de una prensa plural”. Entre los premiados, Canal Sur o El Correo de Andalucía (¿recuerdan lo de Prensa Sur?). “A menudo discrepo con ellos [los periodistas], o ellos discrepan conmigo, y eso es absolutamente legítimo”, dijo allí el mismo Chaves que premia o castiga a los medios, el que se querella contra periodistas incómodos, el que se indigna porque se destapan los manejos de sus hermanos, el de “¿dónde está el fotógrafo de EL MUNDO?”. Obsceno y terrorífico. Afortunadamente, hay algunos que nunca ganarán sus premios.


Lotería. Ahí está de nuevo la Andalucía con los brazos extendidos, la que aguarda en vez de hacer, la que reza a las estrellas, la que mira hacia arriba por si le cae un pan en la cabeza. Ahí está el último rescate de la suerte, una necesidad triste de magos, la esperanza amontonada de los pobres, el fracaso definitivo de los gobiernos. Cuando suene el teléfono, hay que decir “quiero lotería de La tarde con María”.

Los días persiguiéndose: Pobres (12/12/2008)

Aquí no se visten de Santa Claus como en la Gran Manzana, con gorros de calcetín y barbas de caldo de fideos, mientras la nieve toca las campanas y las monedas en las manos parecen peces de colores. La Navidad es más de Dickens que del Evangelio. Cuando imaginamos que hay ángeles tallados en hielo, en pan o en nube, llevando a pacer a las estrellas con ese frío de los pastores, los pobres sueñan que el Niño Jesús es un pavo asado o un décimo de lotería o un trabajito fijo. La Navidad deja a las ciudades en su esqueleto de luz y a los pobres quizá en villancico. Pero nuestros pobres no se visten de campanilleros, no están haciendo belenes vivientes ni espantapájaros en la calle, sino que ya son la ciudadanía, la multitud tendedera de las barriadas, de los expedientes de regulación de empleo, del trabajo basura, del paro con migotes. Nada menos que el 30% de los andaluces nos dicen las estadísticas que malviven por debajo el umbral de la pobreza, y casi medio millón en la pobreza extrema. Andalucía tirita de verdad, no como el cielo y los árboles de esta época, acetato temblando que nos ponen por delante. Abrazamos a los corderitos, los dioses montan en burra, la luz baja en trineo de sus altos escaparates, pero todos estos pobres, tantos pobres, niegan la Navidad como la política, las dos igual de mentirosas, trucos que sólo creen los niños y los animalillos, los únicos seres que pueden vivir de los colores, de las caricias y de las bolitas que ruedan por el suelo.

Los políticos acompañan a los dioses en su fracaso, cuando el calendario los pone a regalar nueces para engañar a la realidad. Ni paz ni felicidad ni prosperidad ni salvación. Ni el frío es un dulce ni la desnudez es el manto de los reyes recién nacidos. Diciembre es una guadaña, no una fruta escarchada. Un 30% de pobreza merecería una revolución, pero si de algo se preocupan los políticos, como los dioses, es de matar la rebeldía antes que nada. La rebeldía vería enseguida que la santidad son bombillas y que detrás de tanta propaganda política sólo hay miseria. Pero hemos crecido acunados en su larga estafa, borrachos de algún licor o adormidera, asumiendo que los dioses y los políticos traerán todo lo bueno siempre en el futuro y nunca tendrán la culpa de lo malo del presente. Un 30% de pobreza en Andalucía y sus gobernantes en los palacios de invierno, durmiendo como sus caballos o como nosotros mismos. La Andalucía imparable, la Andalucía remodernizada, se queda en este 30% de pobres, esta verdad descalza, esta verdad con las ventanas rotas, que niega toda la palabrería de la Junta como puede negar a toda una religión un santo llovido. Pobres, somos pobres, con el hambre de nuestros huesos y el frío de nuestros dientes. Somos pobres y más ahora, con todo lo blanco y lo luminoso alrededor ardiendo y saludando, con la Navidad como un tarro de azúcar destapado. Hay canciones y rodajas de cielo por los árboles y los techos, hay cascadas de lazos y mentiras puestas ante nuestros ojos, hay chimeneas por las que se van aleluyas y espíritus decapitados, hay ladrones que se llevan los regalos como urracas, hay políticos tamborileros celebrando su desfachatez y su fracaso. Somos pobres pero ni a los dioses colgados por sus alas ni a los políticos ahítos de desidia les estropeará eso el peinado que ahora se hacen con plata y con cometas.

Somos Zapping 7/12/2008

Efemérides. Cumplen años la Constitución y el Pacto de Antequera, como novias viejas y no sabemos ya si amadas, soportadas o traicionadas. Hay un momento en cada historia, como en cada amor, en que se corre el peligro de vivir de los retratos, del nácar de un pasado que a veces se glorifica, más que por convencimiento o costumbre, por la cobardía de no admitir el tedio o el fracaso del tiempo actual. Veo en los informativos de Canal Sur las glorias bien barnizadas de la Constitución y del Pacto de Antequera, que parecen candelabros sagrados paseados por los políticos, algo que podría ser (habría que pensarlo) lo mismo un dios del pueblo que el féretro de un hijo muerto. La Constitución, galeón en el que seguimos viajando mientras cruje, desmaderado por la furia de las autonomías y subastado por una política convertida en negocio... Y sobre todo aquel Pacto de Antequera, a cuenta del que recuerdan en las noticias de La Nuestra, de nuevo, la épica de un pueblo sequizo de libertad e ingenuo de esperanzas. Veo a Chaves en Antequera, revestido como de abad de Andalucía por la efemérides, y parece que celebra su propio cumpleaños o comunión. Veo a Arenas protestar levemente por algo que podría ser el cortinaje del día... Lo que tiene celebrar los círculos de la historia es que el futuro siempre queda durante esa fiesta más lejos o más nublado. El peligro de estas efemérides es que creamos que todo está hecho y cumplido. Pienso, además, si a ese pasado ya rayado y ya índigo lo homenajeamos o más bien lo traicionamos. Celebrar ahora una Andalucía de boda, aquella novia de banderas que fue, y darnos cuenta de lo que han hecho de ella, quizá no merece alegría sino tristeza. Andalucía estancada, petrificada, adormecida, desvalijada, poseída por una casta política dueña de todo, una casta autosatisfecha, sin empuje, heredera sólo de sí misma y de sus comilonas con siesta, como aquellos señoritos. Decido que no me gusta esta celebración en la que Andalucía se diría que se despeña en su propia carroza nupcial. ¿Alguien piensa en el futuro, mientras nuestros gobernantes se recrean en esas fotos de novios de Andalucía, con esa cara de idiotas que tienen en ellas todos los novios?


La culpa de Omaíta. No sólo cumplen años como siglos los papeles y taburetes fundantes de la democracia. También me entero por Sé lo que hicisteis de que Los Morancos celebran tres décadas en los escenarios. Los Morancos son algo así como el talento de un hijo que una madre maruja tiró a la basura, o que terminó arrollado por un carromato de vino y mugre. Tenían (tienen) ingenio para mucho más, pero hocicaron su humor hasta un nivel que ellos creían que les acercaba al pueblo, aunque sólo los hizo chabacanos, patanes y potajeros. Luego se les unió la pereza y en sus esketches daban la pena de los borrachos. Han dejado algunos destellos, cierto, pero no han podido remediar quedar como iconos de la gracia zafia, chillona, ordinaria y además directamente asociada con ser andaluz. Sí, Los Morancos me han hecho sentir vergüenza de ser andaluz, aunque no sea sólo culpa de ellos. La familia de Omaíta nos retrataba como bajunos, incultos, horteras, vagos... Pero lo peor era reconocernos en ellos, comprobar que así son muchos andaluces que vemos por ahí o que nos enseña gozosamente Canal Sur equiparando la vulgaridad con la sencillez o la autenticidad. Los Morancos quizá son culpables de la publicidad de esa manera de ser andaluz. De que el andaluz se siga pareciendo tan exactamente a esa parodia suya, quizá son culpables otros muchos: los políticos o los andaluces todos.


Embajadas. Zarrías en Corea del Sur, en otra de sus embajadas folclóricas o tomateras. En las noticias de la Nuestra parecía que su misión nos salvaba o nos regalaba otro continente. Ha ido a promocionar el flamenco, él que es tan bailón; ha ido a pactar el último amarrijo de una obra u otra excursión a nuestros soles. Zarrías va recolectando el ancho mundo, va trayéndose baratijas que siempre quedan en nada, va con séquito y con importancia a que le reciba un bedel, va con morro y dinero público para traer arena en los bolsillos. Sus viajes cuestan más que sus logros. Todo de estos políticos nos cuesta más que lo que consiguen. De eso viven.

4 de diciembre de 2008

Los días persiguiéndose: Constitución (4/11/2008)

La Constitución apareció un día en los buzones o la trajeron los panaderos, porque olía un poco a horno y a cosa que hicieron por la noche unos hombres desvelados. Recuerdo aquel librito que los mayores manejaban como la correspondencia de una embajada, entre lo solemne y lo extranjero. Con ocho años, a mí aquello me sonaba como si nos fueran a cambiar de idioma o de país, y es verdad que algo de ambiente de mudanza parecía instalarse en las casas y en las conversaciones, a su alrededor. De repente había que decidir si nos quedábamos con aquel libro o no, y se diría que con eso iba además todo nuestro equipaje. Hace ya 30 años y aún conservo aquel ejemplar de la Constitución que ha adquirido un aspecto de hojaldre, de biblia o de antigua alianza. Me doy cuenta de que sobre este poema de juventud de nuestra democracia se han fundado libertades y se han cagado las palomas, se ha civilizado España y se han hecho empresas los partidos, se han muerto de viejos los espadones y se han multiplicado las banderas, se ha llegado a Europa y se ha asesinado a Montesquieu. No soy de los que le rezan a la Constitución rodeados de las trenzas de sus milagros, como en la capilla de una folclórica. La Constitución de 1978 fue un pacto entre los demócratas posibilistas y un franquismo que aceptó la conversión a cambio de que no le movieran demasiado las sillas. Este pacto, seguramente la única solución que podía evitar otra tragedia, nos ha dado estabilidad y paz, pero aún le otorga a nuestra joven democracia mucho de tibieza y de cosa a medio cocinar. El guerracivilismo que sigue perviviendo es una penosa prueba de nuestra inmadurez democrática y de que la Santa Transición sólo inauguró un camino, no nos puso ya la casa.

La Constitución va teniendo ya edad de madre o de Cristo, la edad en que quizá corre el peligro de apergaminarse o bien en que se le ofrece la oportunidad de llegar a otras cimas. ¿Hay algo en que haya fracasado esta Constitución? Pues yo diría que sí. Por ejemplo, el modelo de las autonomías ha terminado en un embrollado puzzle de intereses, egoísmos, rebañamientos, prorrateos; un baile de competencias, desequilibrios, privilegios (increíbles fueros medievales incluidos) donde el Estado central tiene papeles confusos, cambiantes y a menudo contradictorios. Todo esto, claro, aparte de haber contribuido a la creación de castas locales de desmedido poder y a la redundancia de las burocracias. Y ni aun así ha podido apaciguar a los nacionalismos. ¿Podría un Estado federal (verdadero, nada de “asimetrías”) ser mejor solución? Seguramente. No sé por qué debería espantar eso, como tampoco la idea de desprendernos de la superstición monárquica. La Constitución también ha fallado a la hora de definir sin equívocos la separación de poderes, lo que nos ha llevado al obsceno control político de la Justicia. Igualmente, olvida la laicidad auténtica sustituyéndola por una ambigua aconfesionalidad, de manera que todavía la Iglesia Católica puede esgrimir la Carta Magna para pedir un trato de favor. Y así podríamos seguir.

La Constitución, digna sin duda de homenaje, cumple 30 años y quizá empieza a estar vieja o sobrepasada. No hagamos de ella libro sagrado, verdad revelada, último escalón de nada. Puede que no sea todavía el momento, pero se va viendo que necesita un retoque. O incluso más: una nueva osadía, otra época fundante y esperanzadora, como aquélla en que ese pequeño libro llegó a mi casa, como un pájaro recién nacido, no para terminar, sino para empezar la Democracia.

1 de diciembre de 2008

Los días persiguiéndose: Crucifijos (1/12/2008)

Yo no recuerdo si había crucifijos en el que fue mi colegio en EGB, colegio público, grande y de barrio, lleno de huecos para pájaros y para golfillos. Recuerdo mapas con los meridianos arrasados, murales de dicotiledóneas, paredes con grifos y paraguas, una como zapatería de balones en un cuarto... Pero no sé si había crucifijos, aunque quizá sí había alguna foto del Rey, un poco azul de lo que le contagiaban los océanos de ceras, pintados a su lado. Recuerdo hasta la trenca de una niña que me gustaba, pero no si había crucifijos. De todas formas, seguro que su presencia o su ausencia de espada que está o que falta no ha tenido mucho que ver en lo que soy o no soy, igual que aquel retrato del Rey no me hizo ya monárquico ni republicano. Podría haber un crucifijo o podría haber otro armario, esos armarios de mis clases, llenos de rollos y compases como los de un almirante de marina. Si lo había, no me impuso ningún Dios, y si no, tampoco me lo quitó como la merienda. Yo me despedí de los dioses bastante más tarde, sin acordarme para nada de si en el colegio ya me vigilaban o me afilaban los lápices. Ese crucifijo que está o no, pues, no es importante en el sentido de algo que determina, que contagia o tatúa para siempre. No es importante... pero a la vez sí lo es.

La laicidad no es antirreligiosidad, no es hacer teas con los dioses para quemar por los pies a los creyentes. Quien piensa eso, se equivoca. Claro que buena culpa de este malentendido la tiene cierta casta política que ha bobeado tanto como ha escupido con este concepto mal usado y esgrimido (incluso con hipocresía), hasta hacer que parezca un látigo de los ateos y una venganza de los comecuras. Pero yo conozco mucha gente profundamente religiosa que defiende la laicidad tanto como yo. Precisamente porque son gente también profundamente demócrata y tolerante, y entienden que el espacio de lo público no puede estar tutelado, presidido, referenciado, por algo que sugiera que hay una manera de pensar, sentir o creer (dentro de la legalidad y de la razón) superior o preferida o preeminente a otras. Sí, porque eso supondría la discriminación y el menosprecio de las demás opciones y de los individuos que las eligen. La laicidad, lejos de ir contra la religión, protege la libertad religiosa. Asegura que cada cual pueda tener sus propias creencias y practicarlas libremente sin sentirse coaccionado por el Estado y sin verse por ello considerado ciudadano de segunda ni, claro, al contrario, tampoco elevado a ciudadano “de primera”, ciudadano “normal” frente a otros “anormales” o “raritos”. Y no, no tiene esto nada que ver con las mayorías. Imaginen lo absurdo que sería que los padres de un colegio catalán votaran que, puesto que la mayoría de ellos es del F. C. Barcelona y que éste es un club muy arraigado en su tradición y cultura, que incluso representa “valores” universales ajenos al fútbol, se colocara en las aulas su escudo... Imaginen a alguien del Espanyol protestando y siendo tachado por eso de... ¡intolerante! ¿Les parece un ejemplo extremo, ridículo? ¿Y si pensamos en un colegio de Ceuta en el que los padres votaran que debe colocarse en las aulas la media luna? ¿Y si viéramos el Parlamento andaluz presidido por el logotipo del PSOE? ¿Y si un día una mayoría decidiera que hay que imponer la sharia como ley?

Yo llegué a ser como soy no porque hubiera o faltaran crucifijos en mi niñez ni en mis calles, que los hubo. No se modela al ser humano tan fácilmente, sólo por exhibirle o quitarle de la cara cruces o estatuas o banderas. Pero aun así, el respeto a la libertad de conciencia, a la consideración de todos como miembros de la sociedad en completa igualdad, no puede llevar sino a esta laicidad. La laicidad no ataca a la religión. Eso sí, fastidia mucho a quienes siguen queriendo imponer a los demás sus creencias y que el Estado les deje los balcones y les pague la fiesta.

Las noticias que 'cuentan' en Canal Sur Televisión (1/12/2008)

Un análisis del informativo del mediodía del jueves 27/11/2008

14:00 .- Debe de ser el ambiente que ha dejado Contraportada, pesadilla horrorosa de dentaduras y lámparas, pero cuando empieza el informativo con Mar Arteaga y Juan Carlos Roldán de pie ante una pantalla o pecera, parece que los dos están esperando que llegue el novio, un novio que a lo mejor es Zarrías. No sé bien a qué viene este aperitivo de informativo, tapitas de titulares que les coge a medio vestir y que luego convertirán en repetidas todas las noticias. Empiezan con los atentados de la India, que es mucho mejor que las bombonas de butano con que suelen arrancar normalmente. Ya sabemos que ese tipo de sucesos son una manera de decirnos que nada malo puede ocurrir aquí salvo que algo explote. Los accidentes, los reventones o las bombas son lo único que escapa al control de la Junta. Aprovechando que ya están por ahí lejos, los siguientes titulares nos llevan a Tailandia, con manifestantes contra el gobierno atascando el aeropuerto de Bangkok, y a Somalia, donde han secuestrado a periodistas. Se diría que en Andalucía, como en el Cielo, no ocurre nada aparte de la propia eternidad.

14:02.- Ya sabemos cuál será la noticia estrella del día aquí: “En Andalucía estamos pendientes de la bajada de los termómetros”, dice Juan Carlos Roldán. Reporteros como en trineo (tres nada menos) nos pasean por todas las nevadas de Andalucía. Un frío turronero nos aísla de ese otro frío pelado de la crisis. Aunque hablen de alertas y carreteras con cadenas, no dejan de transmitirnos ese gratificante confort que hay en ponerse la bufanda. Dicen lo del “manto blanco” y aunque no sea hora, yo me como un polvorón para acompañarlos.

14:05.- Nos anuncian que el Rey visita la Real Maestranza de Caballería de Ronda, con redundancia de erres, jacas y sobredorados, haciendo sus cosas de medallitas y besamanos. Nieve y reyes, o sea, sigue el portalito. A continuación, una extraña ronda nos conduce por Andalucía, a razón de una noticia por provincia. No sé si esas noticias las escoge una ruleta o alguien pensante: en Huelva el Subdelegado del Gobierno recibe a 17 nuevos policías nacionales, en Almería se celebra una jornada sobre la sexualidad de las mujeres discapacitadas y en Córdoba un congreso sobre grandes presas (!). Para Cádiz mencionan el ERE de una empresa (otro), pero, no se espanten, para aclarar enseguida que gracias “a la mediación de la Junta” será de 3 meses y no de 8. Salvados.

14:07.- Dos noticias merecen que Mar Arteaga dialogue directamente con los bustos parlantes de las pantallas. Sobre el socavón del metro de Sevilla que se tragó un quiosco, aclaran que se debió a “una filtración de agua” y subrayan que el Consejero de Obras Públicas ha declarado que “las prisas no han tenido nada que ver”. Bonito trabajo de portavocía que le hacen los informativos a la Junta. Y si piensan que ya pasan muchos minutos sin que salga Zarrías, no se preocupen. Enseguida vemos al Vicepresidente, junto al Consejero de Agricultura, en la inauguración de Expo Agro en Almería, feria que en esta edición “quiere apostar por la innovación y la tecnología”, según Arteaga. Durante un segundo parece que ha tomado prestados la sonrisa, las maripositas y el porro a Roberto Sánchez Benítez.

14:09.- Titulares de deportes. Pleno español en la Champions, el Caja Sol gana y Unicaja se irá a Tel Aviv, donde está el pabellón con el nombre “más bonito del mundo: Paz y amistad”. “Qué bonito”, repite Mar Arteaga. Me como otro polvorón.

14:10.- “Tónica meteorológica”, tal cual. Frío y nevadas. Mar Arteaga conversa sobre jerseys con la chica del tiempo. Luego, nos anuncia que en Madrid se ha presentado una mano biónica y que se ha recuperado la cabeza de una diosa (su estatua, supongo) en Itálica. ¿Hay algo más que el andaluz deba saber? Pues sí, que Raphael ha sacado un disco de dúos. ¿Y la política, y la economía, y el caso Chaves?

14:13.- Desconexión territorial para las noticias provinciales. A mí me toca tragarme, antes, varios anuncios de la Diputación de Cádiz. Lo curioso es que su tono de propaganda parece la natural continuación de los propios informativos.

14:15.- Noticias provinciales. En Cádiz, que es donde estoy, la primera noticia también es el frío y que alguien se estrelló en la moto con un poste. Luego, que en Sanlúcar una familia ha ganado un concurso de la Junta sobre ahorro de energía. Sale Teófila Martínez, pero porque “la Junta acudirá a los tribunales para que el Ayuntamiento de Cádiz no dé licencia a dos quioscos-restaurantes”. Me abstraigo de localismos varios hasta ver a Modesto Barragán echar flores a Canal Sur Radio, por los grandiosos eventos culturales y de servicio público que ha ofrecido a la provincia en estos veinte años, a saber: retransmisiones de partidos del Cádiz y esa Fiesta del Fiesta que reunió en la Playa de la Victoria a 80.000 gaditanos alrededor de sus andilucas, hiphoperos y demás morralla botellonera. Para estar orgullosos.

14:28.- Comienzan los informativos de verdad, se supone. Mar Arteaga ya se ha ido con el novio y con dolor de piernas y llega Keka Conesa. De nuevo, los atentados de Bombay. De nuevo, las nevadas. Dicen, por segunda vez, lo del “manto blanco”, pero yo no puedo con más polvorones. El resto de titulares parecen igualmente regurgitados (el socavón del metro justificado por la “filtración de agua”, el aeropuerto de Bangkok con gente tirada, el fotógrafo secuestrado en Somalia...), excepto por la inclusión, justo tras el socavón, de la primera declaración política: “Zarrías acusa a Arenas de pretender una estrategia diabólica contraria a Andalucía”. Ahora Arenas es el Doctor Infierno, y para que así conste, ignorando las más graves e importantes polémicas, los escaqueos y las espantadas que se vieron en el Parlamento Andaluz, se eleva al frontispicio de los titulares del informativo. La Junta es que está más atacada que el Centro de Investigaciones Fotoatómicas (perdón por el frikismo, pero soy mucho de Mazinger Z).

14:33.- Techos ardiendo, terror en la India. Una Esperanza Aguirre terriza cuenta que pisaba charcos de sangre. Como había una delegación del Parque Tecnológico de Málaga en la India, aunque lejos del barullo, esto sirve para que salga el Consejero de Innovación y Lucecitas, Francisco Vallejo (¿cuántos consejeros de la Junta llevamos?) para decir que están bien. Luego, Tailandia, esa gran desconocida, al borde del golpe de estado. Y los periodistas secuestrados en Somalia. Se diría que hay una intención de hacernos creer que todo lo malo y lo monstruoso, aparte de lo que hace Arenas, ocurre siempre lejos. Todas estas noticias abriendo el informativo sirven para acentuar el contraste con esta Andalucía balsámica, toda paz e inauguraciones.

14:39.- Dicen por tercera vez lo del “manto blanco”. Andalucía es un dulce de coco por la nieve. Los tres mismos reporteros de antes parecen niños sin escuela ese día. Pero aun así, a Canal Sur le parece poca cobertura para tan magna noticia y todavía conecta con una reportera que está en la Sierra de Aralar, en Navarra, para que nos siga relatando el tiempo en los cuatro puntos cardinales. Eso se llama estar en el centro de la actualidad.

14:47.- Después de ocho minutos de estampas navideñas, nos cuentan que en Málaga han detenido a cinco personas implicadas en una red de falsificación de productos: relojes, carteras, cinturones, videojuegos... Desconocemos si Javier Arenas está también implicado, aunque cuadraría en su estrategia de desprestigio de Andalucía. Después, vuelve el socavón del metro Sevilla con singular descripción de la chapuza por parte de la redactora: “Los técnicos siguen inspeccionado el perímetro de la obra en la que hasta ahora no se ha detectado afectación (sic) alguna (!)”. Le parecerá poca “afectación” el boquete que se tragó el quiosco. Pero atentos a cómo nos tranquiliza sobre la solidez y las fechas de este monumental hito de la ingeniería, hablando por boca juntera sin pudor alguno: “La máxima de la Junta siempre ha sido hasta ahora primar la seguridad a los plazos, y no parece que vaya a cambiar en este último tramo”. Gracias, señora portavoz de la Junta.

14:49.- No, aún no ha llegado la hora de la política. Tienen que dejar claro que aquí la política, salvo las barrabasadas que haga Arenas, está manejada por los dioses y por eso es poco importante lo que ocurra en el Parlamento Andaluz, salvo los ataques a la dignidad de este pueblo y a la del partido que fue designado por la divinidad para representar sus intereses. Por ello, es prioritario que nos informen en este momento de la última campaña de la Dirección General de Tráfico, que “compara el maltrato infantil con no ponerle a los niños el cinturón de seguridad”. Luego, para recordarle al andaluz lo que es la derechona, fue muy oportuna la noticia del archivo por parte de la fiscalía de Sevilla de la investigación sobre la publicación en el BOJA de los menores objetores de EpC. Un archivo fruto más de la pereza que otra cosa, pero que a los telespectadores debía de parecerles una bendición al merecido escarnio público de estos cachorritos de la derecha. Miren que yo siempre he defendido esa asignatura, pero publicar una lista de “disidentes” es una canallada. Como algo justo y necesario, sin embargo, quedó para los andaluces que vieron la noticia.

14:50.- ¿Un pequeño palo para el poder, ahora, quizá, para disimular? No, ni eso. Protesta de docentes interinos ante una Delegación de Gobierno, huelga en los juzgados de Violencia de Género, pero todos en la noticia parecían bronquistas, exigentes, abusones e insolidarios, como cuando se ponen en huelga los pilotos de aviones.

14:51.- Y ahora, sí, ya está el terreno preparado para la política. Después de temas chorras y habiendo situado a la derecha en su sitio opusino, Keka Conesa pudo por fin arrugar el ceño y decir, tal como lo haría Zarrías: “La crispación se ha instalado hoy en el Parlamento Andaluz. El Grupo Popular ha acusado de sectarismo a la presidenta de la cámara tras negarle la palabra a un diputado”. También sacaron a los populares con unos carteles en los que protestaban por la ausencia de Chaves y otros consejeros, lo que les hacía parecer un poco niñatos. Poco o nada de lo que se discutió ese día, apareció. Nada, desde luego, del caso Chaves. Sólo Griñán que parecía dar lecciones con el dedo y luego Zarrías repitiendo lo de la estrategia diabólica y empalmando con la inauguración de Expo Agro.

14:55.- Jornadas Europeas sobre Seguridad y Salud en el Trabajo, con la presencia del Consejero de Empleo, Antonio Fernández, que hacía de nuevo de una lacra y un fracaso de Andalucía (las vergonzosas estadísticas de siestralidad laboral) otra inauguración.

14:56.- “Los expertos prevén que en los próximos años, hasta 2020, Andalucía registre una mejora generalizada en temas como educación, el sistema sanitario y que crezcan las energías renovables”. ¿Qué expertos? Pues los del Centro Andaluz de Estudios, con el logotipo de la Junta colgando sobre sus cabezas como una araña. De risa.

14:57.- El Rey en Ronda, acompañado de Chaves. Mano a mano, y de rey a rey. Luego, reunión en Tánger de representantes de 40 países en el marco de la Unión por el Mediterráneo. No podían acabar sin arreglar un poquito el mundo. A continuación, la mano biónica y la restauración de la cabeza de la diosa de Itálica. Sí, que los dioses nos echen una mano, aunque sea biónica, por favor...

15:01.- Fin de fiesta con el nuevo disco de Raphael. La música amansa a las fieras e idiotiza a los andaluces, ya lo sabe Canal Sur.

15:03.- Titulares de deportes. Anuncios.

15:08.- El otro circo del andaluz, deportes, fútbol, forofismo. Éxito en la Champions, glorias de Messi, esperanzas del Sevilla. La plantilla del Betis que posa en el metro, parado. El regodeo en lo inimportante. La nada que llena a esta tierra.

15:23.- Todo termina, cuando ya se presienten los torsos mojados de la telenovela. ¿De qué se ha enterado hoy el andaluz que ha visto las noticias de Canal Sur?

Somos Zapping 30/11/2008

Pentecostés en el Parlamento. Pablo Carrasco prometía su cargo de director de la RTVA como sobre una gran caja de polvorones abierta, pero debía de ser el Estatuto o quizá la Constitución, en su versión de cartón o en su versión de los Picapiedra, ese tamaño exagerado, sospechosamente freudiano diría yo, que los políticos le ponen a todo lo que les rodea para proyectar su anhelo de dignidad y compensar sus complejos (les ocurre últimamente también con los cochazos, ya saben). Pablo Carrasco prometía su cargo en el Parlamento, cosa que algunos aún creen algo mágico, purificador y revolucionario, y hasta Fuensanta Coves, pálida lechuza de la Cámara, parecía asistir, a su lado, a un Pentecostés. Ese mismo aire de milagro y Evangelio tenía el locutor que narraba la noticia en Canal Sur: “Ha prometido el cargo por primera vez en el Parlamento Andaluz, dado que es la primera vez que la Cámara andaluza lo elige en virtud de la nueva ley que regula esta empresa pública”. El discurso de Fuensanta Coves, que tiene voz de cera, pasó luego de las aureolas al cinismo: “Con la nueva ley andaluza se ha fortalecido la independencia y la neutralidad de los profesionales de la información de la Radiotelevisión andaluza”, se atrevió a decir. A ver: esa ley da igual porque basta la mayoría absoluta del PSOE para poner como director igual a Carrasco que a Doraemon. Y Carrasco ha sido propuesto por el PSOE, por el mismo Chaves, sin que hubiera siquiera otros candidatos para intentar un consenso. La RTVA seguirá siendo el ministerio de propaganda y atontamiento de la Junta por más que a su director lo paseen por el Parlamento como por una pinacoteca. Sus primeras declaraciones me dejaron atónito: “[La RTVA] es una empresa que es muy importante y que deberíamos sacarla del disparadero político”. ¿Y qué va a hacer para ello? ¿Cortarle el teléfono a Zarrías o dejar todo el tiempo sólo la carta de ajuste?


Vigorra. Entre los invitados que trajo el otro día Joaquín Petit a ese programa suyo que es como una buhardilla repleta de sus ridiculeces y sus gatos, creí que el que me daría más juego sería Tom Martín Benítez. Pero Tom habló de sus despertares, de sus musas y de ese sacerdocio suyo más misionero que locutor, y me aburrió. Sin embargo, después llegó Jesús Vigorra. Desde el viernes, a Jesús Vigorra le tengo que agradecer otra cosa además de su programa, uno de los pocos de Canal Sur con calidad e interés y de verdadero servicio público. Sí, le tengo que agradecer la cara estupefacta, descolocada y acojonada que le hizo poner a Petit durante unos impresionantes y maravillosos tres segundos. Como dijo una vez Carlos Herrera, uno tiene que saber para quién trabaja. Vigorra lo sabe y no se suicidó cuando le preguntaron sobre la cultura y la televisión pública, pero tuvo la valentía y la dignidad de soltar varias verdades tan morrocotudas como inconvenientes. Hablando sobre lo que hacen los poderes públicos por la cultura, intentó ser diplomático, pero dejó las primeras bombas: “La intención es muy buena, en la Consejería de Cultura, en la educación... ¿Pero cómo lo hacemos? En el ranking de lectura siempre salimos los últimos (...). La cultura tiene que empezar en la educación, en la escuela, y ahí no se puede ahorrar dinero. Y no se corresponde lo de Barenboim con los conservatorios, esa distancia tan grande entre cómo están algunos conservatorios y luego que tengamos aquí a la mejor orquesta de Europa...”. Creí verdaderamente haber oído el sonido de un hacha cayendo. Pero quedaba lo mejor. Vigorra respiró con fuerza y algo olió de nuevo a cuchillo: “La televisión pública tiene la obligación, y nosotros los ciudadanos la exigencia, de que nos enseñen otros mundos, que nos ayuden a descubrir otras cosas, cultivar el espíritu crítico, la libertad de pensamiento de la gente... Lo que pasa es que tener a un pueblo despierto, pues a lo mejor no interesa tanto...”. Y fue cuando, ante ese perfecto retrato / antirretrato de lo que es y no es Canal Sur, de lo que hace con él el poder, y que los dos entendieron sin duda como tal, la cámara enfocó la mudez pasmada de Petit, congelado en una sonrisa apretada que parecía un atragantamiento. Tres maravillosos segundos tras los que sólo acertó a decir, bobamente, “interesante reflexión”, para luego soltar una risa incómoda. Ole. Con dos cojones, Vigorra.

Los días persiguiéndose: La política de Pizarro (27/11/2008)

Nuestros políticos no son filósofos como quería Platón, ni caballeros duelistas, ni doctores resentados, ni abades bibliotecarios. No sé si son los políticos los que van haciendo la sociedad o es la sociedad la que termina eligiendo a sus políticos según su propio molde. En una sociedad que chilla en vez de pensar, que vende en vez de hacer, que cree ciegamente en vez de reflexionar, que se afilia en vez de dudar, quizá sólo pueden dirigirnos gritones, propagandistas, zoquetes, manijeros de la masa y chusqueros de las ideologías. Pizarro va como con el saco de cemento de su persona y de su cargo, todo polverío, riñonada, empujones, borricaje de las ideas, especie de carretero de su partido o afilador que llegó a político. Él representa como nadie la política sin asunto ni profundidad ni sintaxis ni elegancia, sólo un estar con los brazos en jarra y cara de escupir, acuevado en un partido que han decidido que ya no tiene que explicar ni convencer, sólo aparecer masticando su presencia, como el más forzudo de los chiquillos del recreo. Huido de los libros, ascendido de los clanes, manejador de sus pucheros, descalzonado de lengua, Pizarro cree ser el boxeador de una ideología, pero es la fealdad, el empequeñecimiento y el fracaso de la política, de todo lo que ésta debería de tener (¿soñamos?) de idea, debate, altura, dignidad.

No, ni los políticos son filósofos ni vamos a pedir que los partidos se hagan unos a otros, en estos tiempos, besamanos. Pero hasta el insulto deja ver categorías. Tengo una recopilación de aforismos de Schopenhauer que editaron bajo el título de El arte de insultar y que es una maravilla de ingenio, osadía y clarividencia. Los políticos pueden ser mordaces, irónicos, puñeteros (Guerra lo era a su modo), pero como en la literatura, eso requiere el sustento de un fondo y sobre todo ese forjado que es la forma. Cuando Pizarro llama a Arenas “matón de discoteca” o lo manda al psiquiatra por “desequilibrado”, no ha hecho un dardo con una idea ni un filo con una imagen, sino un simple salivazo a partir de sus propias rebabas. Algo se ha perdido en esta manera encanallada de hacer política. Desde luego la estética, pero también la lógica, hasta el punto de que el PSOE andaluz acusa al PP... ¡de ser oposición! Sí, de “deteriorar, desprestigiar y manchar la imagen" del Partido Socialista y de Chaves, ha dicho el ínclito Pizarro. Y al hecho de criticar el poder omnímodo y abusivo, las formas autoritarias y desahogadas de esta casta que reina en Andalucía, o la misma figura luisina de Chaves, lo llama “estrategia de crispación política”, lo que a su juicio hace a Arenas merecedor de ser llamado “campeón del insulto”, ya ven qué grado de cinismo.

Uno todavía sueña con otra política, donde choquen las inteligencias y no los cortes de manga, los hechos y no el forofismo, los argumentos de ahora y no las herencias de ayer; donde nadie mande a nadie al psiquiatra pero tampoco, como ha hecho Arenas afeándose de nuevo, se califique al contrincante de “partido de la muerte”. Sueño con que ningún partido crea que la democracia le pertenece ni que le acompañan las legiones eternas y encoloniadas de los ángeles, con que ni en Andalucía ni en otra parte una ideología forme parte del ser de una tierra. Sueño con que la palabra retome su peso contra el eslogan y con que los adversarios dejen de ser enemigos a mamporros. Los políticos, ni filósofos ni santos, pero tampoco matones, bandoleros o rebañadores. En esta política que sueño, quien no está, desde luego, es Pizarro.

Somos Zapping 23/11/2008

El premio. Los premios, ese cóctel de vanidad y abrillantador que se da a alguien porque lo merece o a pesar de que no lo merece para nada... Pero éste, desde luego, es un premio especial. No ha sido un premio a un programa, sino a toda Andalucía. El trofeo que España nos entrega por representar, aun en estos tiempos, una pureza, una esencia, una verdad. Nada menos que un Ondas, ese glorioso y deseado caballo alado que parece esperar ante Troya o ante una esfinge. Un Premio Ondas que pesa y se acaricia en las manos de cristal de las presentadoras como un falo que sostuviera una novia vestida de novia o una sacerdotisa. Este premio, sí, es para toda Andalucía. El premio a que Andalucía todavía sigue en el sitio que le corresponde, a que nunca llegaremos más allá de nuestros tópicos, a que somos feliz y orgullosamente esos tópicos. El arte sin escuela, la pena con cante, la redención de las mujercitas de patio, la antigüedad de las razas descalzas, la pobreza primigenia de los tambores, la obcecación en la ignorancia de otras cosas más bellas y más importantes... Un premio para toda Andalucía, ese Ondas que le han dado a Se llama copla por su histórica audiencia, por devolver a toda una región al tiempo, la estética, las alcobas y las enaguas de las películas de Estrellita Castro o Joselito. Enhorabuena, aunque estos Ondas los dé la Ser, Prisa, que suele repartirlo todo entre amigotes y adeptos. También se llevó un Ondas Canal Sur Radio por su vigésimo aniversario, y el muñequito con tambor que es Manolo Casal volvió a decir que ellos son “la voz de Andalucía”. Enhorabuena, sí. Son premios que esta Andalucía, ésta que han hecho los que ya conocemos, tristemente merece.


Patrocinio. Premios y festivales, escaparates y chorreras de sus dueños. La política patrocinando la cultura parece que nos enseña sólo su culo enmarcado para que lo besemos sumisamente. Vi durante las noticias de La Nuestra que, en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, en sus fachadas que intentaban un gótico de la propaganda, unas grandes letras proclamaban: “Canal Sur con el cine andaluz”. Pero en este caso su aportación al séptimo arte, a este festival de largo nombre como hotelero, y que llenaba esos minutos en el informativo, era una peliculilla de los chicos del programa La banda, rodada en Isla Mágica con todavía menos talento que cámaras. Aquello era como los teatrillos de los payasos de la tele, pero sin ingenio. Pues esto es lo que lleva la política a los festivales, este cine de bollycaos, cutre y tonto, esta ridiculez como rodada durante un recreo que hace que las pelis de Parchís parezcan de Orson Welles. El cine reducido a un quiosquito, la televisión al folclore, y toda la cultura en general al compadreo, a la venalidad y al lacayismo. El poder político patrocinando la cultura apesta como si de verdad nos enseñara su culo enmarcado.


Imaginación. ¿Qué puede hacer Canal Sur cuándo sus informativos no tienen más remedio que sacar un ERE tras otro? Pues quitarle leña a la cosa y presentarnos, por ejemplo, “la solución (!) imaginativa” por la que ha optado una empresa de Linares creando una “bolsa de horas”. O sea, la empresa para los viernes pero los trabajadores cobran el sueldo completo, con el compromiso de recuperar esas horas cuando escampe. Para las noticias de Canal Sur, esto “viene a demostrar que, con imaginación, la crisis podría ser más llevadera”. Pues nada, crisis solventada. Otra solución “imaginativa” es distraer al andaluz con los repompeos reales. Menudo día de baboseo nos dieron en Canal Sur con la medallita que le otorgaron a la princesa Letizia los maestrantes sevillanos, esa casta abotonada en los miriñaques de su amojamamiento. Como se trataba de una mujer “no nacida en cama real”, a un reportero de Contraportada el gesto de la rancia y machista institución le pareció “aperturista”, ya ven esta tele progre... Los varios comentarios sobre los zapatos de la princesa, el acierto de que no llevara medias negras (“es que ser princesa no es tan fácil”, dijeron en Mira la vida), o sus lazos (“la lazada es de oro”, comentaban; “hombre, para una princesa...”, apostilló alguien) nos hicieron desde luego olvidar la crisis para reparar en algo quizá más grave: la idiotez.

Los días persiguiéndose: San Telmo (21/11/2008)

En los palacios se perdían los hombres y se depositaba la historia. La palabra palacio proviene del nombre del Monte Palatino, la más antigua de las colinas de Roma, donde quisieron vivir sus emperadores porque allí, con un arado según cuenta la leyenda de Rómulo y Remo, se delimitó la primera Roma quadrata. Los palacios aquí han sido una extensión de la respiración de los castillos, de los tocadores de los reyes, de las capillas putrefactas de la aristocracia. Hubo un tiempo en que la historia sucedía bailando en ellos, meándose en sus fuentes o tomándolos las revoluciones. Luego fueron museos, féretros, floreros, cajitas de música, almacenes de relojes. Nada, ni los hombres ni los gobiernos ni el dinero han vuelto a tener nunca ya el tamaño de los palacios. El burgo, la modernidad, se fueron haciendo lejos de ellos, en los muelles, entre lonas, en las bancas de los cambistas (origen también de la palabra banco) donde el dinero tenía olor de pescado, no de estirpe ni de peluca. Al dinero, como a la democracia, le basta una barraca para empezar. Nuestras ciudades han quedado con palacios como broches de capas que ya no se llevan, pero los hombres o las instituciones que aún aspiran a palacios están condenados a la soledad o al veneno, a la decadencia o a los fantasmas, a la locura de los reyes o de los cuadros con ojos que se mueven.

San Telmo, Xanadú de la Junta, cámara de faraones, vestidor luisino, fachada enjoyada que oculta esta Andalucía de moscas, casona de estos gobernantes que no caben en sí mismos. Todos los millones no les dan para comprarse suficientes espejos, todas las escalinatas son pocas para sus colas de plumas. San Telmo, basílica del poder, orinal de oro, cartón de su gloria, carroza de funcionarios para la ópera que montan con esta tierra. He pasado por un San Telmo como arrasado por la ambición y la egolatría y me ha parecido la misma Andalucía sostenida por leves ganchos, descuajada de su peso y su corazón, sustituida por el cortinaje y sus porteros. Muchos millones de arena, mucho dinero pintado dando un resol de ruina imperial, una podredumbre melancólica como la que conmemoran las estatuas ya abandonadas u olvidadas por aquel día de su lejana victoria. Y me doy cuenta de que tantos millones no rellenan nada, no levantan nada sino guaridas de comilones, tapias y laberintos vegetales contra la realidad y una sombra que estorba indecentemente a la luz. San Telmo se lleva la bolsa de los pobres, las viudas y los enfermos; San Telmo crece en el aire robado a otros, a todos nosotros; San Telmo le hace al poder una hoguera de monedas petrificada. En los palacios, donde hombres tristes y codiciosos, tapados por el lujo, la mentira y los ángeles comprados, viven y mueren en la miseria de sus muchas camas; en los palacios, con el cielo falso de la vanidad y sus lámparas, ya ni si quiera se acurruca la historia, ya no puede ocurrir nada grandioso, ni aun decente. Sí, han perdido la historia y sólo les queda la fiesta de su retrato con mastines, en la que se afanan ahora con dinero público. Estos políticos nos dejarán en herencia pobreza, el recuerdo de su desfachatez y autocomplacencia, y la vista de un palacio donde habitan sus ecos moribundos, su opulencia devastada, la música obscena de sus bandejas y risotadas.

Somos Zapping 16/11/2008

Telecinco. Añoro a las Mamá Chicho. Al fin y al cabo, lo suyo era un palmeraje o una frutería de tetas que llamaba más al candor que a la lascivia. Las añoro, viendo que actualmente Telecinco se gobierna con la obscenidad mayúscula y la indecencia en carroza. Treinta veces emitieron en un día las imágenes de la paliza al profesor Neira, después de ayudar lo suyo a convertir en estrellas mediáticas, con caché y agente, al chulángano que se la dio y a esa otra tipa a la que le va la marchita que le da su macho. No contentos con este hito, ahora están pagando cifras de escándalo a delincuentes como Roldán o Julián Muñoz para que se dejen entrevistar. Y en esta inmoralidad, otra vez tenemos a Andalucía entremetida, en el icono castizo que es María Teresa Campos y en la vergüenza de todo lo que ha representado Marbella. No vi lo de Roldán con María Teresa Campos. Me negué. Que quieran hacer pasar por acontecimiento periodístico lo que es casi un patrocinio de la delincuencia, un premio al choriceo, me repugna. La Campos tiene que estar muy quemada, muy sola, muy falta de espectadores o cariño para prestarse a ese emputecimiento con tal de salir en prime time y engordarse el ego bizcochudo que tiene ella. Y si llegamos a ver a Ana Rosa Quintana, especie de ridícula princesa de las fajas, cara a cara con Julián Muñoz y con 350.000 eurazos de por medio, Telecinco habrá superado la ya alta montaña de su propia mierda y tendrá el trono perpetuo de la televisión basura. Telecinco huele a carroña por encima de ese olor que ya tenía a porqueriza, y ni siquiera tenemos el consuelo de ver cómo le sacuden con aguda inteligencia los adorables y benditos canallas de Sé lo que hicisteis. Una sentencia judicial, como sabrán, les impide emitir imágenes de la cadena de Vasile, aunque a mí eso me parece igual que prohibir que barran la televisión de mondas, cucarachas y cagajones. Añoro a las Mamá Chicho, que es un poco añorar aquel tiempo inocente en que un muslo era pecado. Ahora, en Telecinco, todo es mucho más sucio, despreciable y dañino.


La Andalucía que quieren. María del Monte sigue manejando sus pucheros de babas e higadillos en unas tardes como de escupidera de viejo. El otro día comenzó, con esa urgencia ansiosa de los glotones, dando paso apresuradamente a un directo desde San Fernando, para que una señora, a la que le habían ardido el piso y el padre, pudiera distraernos en la sobremesa contándonos que el hombre está “con un infarto, los pulmones encharcados y todo quemado por dentro”. Luego, la folclórica habló por teléfono con el padre de Mari Luz Cortés y, sin solución de continuidad, presentó a sus chistosos oligofrénicos. Así entiende esta gente cómo debe ser la diversión de los buenos y sencillos andaluces: tragedia ajena bien bañada en lágrimas y supuraciones, y después la gracia puerca, gastrointestinal y lobotomizada de esos caricatos de vino y plazoleta que se mueven siempre como con los pañales cagados de su chistosismo o sus taras. El programa de María del Monte también es un ejercicio continuo de superación. Siempre hay algo más apestoso o más ridículo cuando lo anterior, ya sean la pastelería de sus gordos, ese chovinismo suyo de alberca o los teatrillos a cuatro patas, nos parecían la cima. Creo que María del Monte es la medida de todo lo que quieren hacer de Andalucía, de todo a lo que quieren reducir Andalucía. La santera del régimen, la gobernanta de ese plan general de imbecilización del andaluz. ¿Cómo no la propuso el PSOE para dirigir la RTVA, si ella es toda la Andalucía que quieren retratarnos?


Premio. Iba a hablar del nombramiento de Pablo Carrasco como director de la RTVA, pero he encontrado algo que define casi mejor el cinismo de estos rebañadores de lo público: la Academia de Televisión, dirigida por ese arrimado que es Manuel Campo Vidal, le ha concedido uno de sus Premios Talento a Teresa Sáiz, jefa de producción de informativos de Canal Sur. Desde luego, hay que tener talento para hacer de Andalucía esa fiesta de prosperidad y consejeros que nos saca La Nuestra en sus noticias. Este mismo premio ya se lo dieron otro año a Rafael Camacho, cómo no. ¿Para cuándo el premio a la poca vergüenza?