31 de octubre de 2012

Somos Zapping: Un cupón por bandera (29/10/2012)



Margaritas y metralla. Ese sabor a bota, a hierro, a pana, a tofu; ese olor a siega, a hogaza, a hollín, a carpetilla… ¿Cuáles serán el sabor y el olor de la izquierda? ¿Y cómo se meten en un presupuesto? “Deben ser unos presupuestos que tengan un sabor y un olor progresistas, un olor de izquierda”, dijo en las noticias de Canal Sur Diego Valderas. Ese sabor a chapa, a leño, a correa, a piruleta; ese olor a apero, a mina, a ferrocarril, a cursillo. Que Valderas llegue a vicepresidente para perfumar la Junta y hacerla una ferretería de metáforas tiene su lírica. A lo mejor su misión es ésa, soltar el botafumeiro de la izquierda, que no alimenta pero catedraliza esta Andalucía llena de pobres de iglesia y condenados del Juicio Final. Mientras Valderas nos quiere rememorar cómo huelen los borriquillos mojados, una hoz desenterrada o un díptico de la Junta, y hacer con eso unos presupuestos que nos mantengan como oler una sopa sin catarla, los sindicatos se preparan para su guerra. Que Manuel Pastrana dé miedo da más miedo todavía, y el otro día, en las noticias, lo dio de esa manera doble y aterradora. “UGT y CCOO –dijo- no convocan  manifestaciones para que haya problemas. Ahora: Ojo –hizo aquí una pausa digna de Clint Eastwood o José María García- …con lo que hacen y las instrucciones que dan los que mandan las fuerzas de seguridad”. ¿A qué huele la izquierda? Un poco a pote, a margarita, a cerradura, a embozo, a guante, a leonera y a metralla.


Helena. La Pantoja compareció en su juicio entre los visones de ella misma y las flores pisoteadas de su amor, como en una canción más de Luis Miguel que suya. Fue un espectáculo, en el sentido teatral. Contestando sólo a las preguntas de su abogado, con postura de cariátide coronada por una maceta, digna y dolida como una despechada, se aseguró su aparición en todos los informativos y las trascocinas del cotilleo con la versión más benévola de su caso. A mí recordó un poco a Helena de Troya, mujer inocente o culpable, o las dos cosas a la vez, pero por amor. Pero ay, esa vulgaridad tan suya, que se notaba en cómo se refería a su amor ganadero, o al dinero, a sus galas y sus exclusivas con una pringue como si cobrara por unos churros carísimos… Su inocencia o su culpabilidad se verán. Pero sigue nuestra condena de tener en el escaparate a esta caterva de horteras.


Orgullo andaluz. Manuel Gracia sostenía el cupón de la ONCE enmarcado, como el cheque de un concurso americano, y que celebraba el 30º aniversario del Parlamento andaluz. Son cosas que se hacen de vez en cuando, dedicarle un billete de lotería o un sello a una efemérides, a un puente colgante o a un muerto ya con cara de sello. Lo que me sorprendió fue que lo llamaran “cupón del orgullo andaluz”. Pero luego pensé que nada podía ser más atinado. Sí, el orgullo andaluz en un cupón, aquí, donde esperamos que todo nos caiga del cielo, que los santos se apiaden de la miseria, que el trabajo venga por una pizca de perejil y el dinero por mirar un cirio, porque no tenemos otra. El cupón de la ONCE, esperanza de los sin esperanza, sueño de los pobrecitos eternos, debería ser más que un homenaje de un día. Debería ser nuestra bandera.
  

Musical cani. No puedo imaginarme nada peor que un musical flamenquito-cani en medio de una mugre estética satisfecha y balconera. Pues existe, es una peli que se llama ¿Por qué se frotan las patitas? y la pusieron en Canal Sur. Era algo participado o musicado por Queco, el del Aserejé, ése tan torpe o listo que quería hacernos creer que aquella letra era inventada, cuando era Rapper’s delight cantado por un quinqui. Tras ver un rato el engendro, El Arrebato me parecía Dietrich Fischer-Dieskau.

La especialista. Lo presentía. En Más que noticias hablaban de la polémica sobre la inviolabilidad del Rey por aquello de sus supuestos bastardos y me la imaginé a ella, con el porte de la misma alegoría de la Justicia, quizá con toga y puñetas, orlada de sabiduría en Derecho Constitucional, ilustrándonos. Y salió la gran experta: Inmaculada Casal. 

#TuitMix: Renovaciones egipciacas (28/10/2012)



Alternativas. “En serio que la alternativa a Rubalcaba es Griñán??”, se preguntaba @DamianCashi. Griñán, El Renovador: renueva a Chaves y luego a Rubalcaba. “Que pase la juventud”, ironizaba @josem_garcia9. Sobre esta renovación egipciaca y este PSOE deshecho en vendas intentaba yo preguntarle a @AmparoRubiales, pero sólo me dejó un “hay problemas más urgentes!”. Pues a Griñán le ha parecido muy urgente, a juzgar por sus rápidos movimientos. Pero debe de ser sólo miopía de la prensa. “En este país no sabemos debatir políticamente, siempre estamos personalizando, simplificando”, intervino @JavierRubiales. Como para no personalizar, con estas estructuras gozosamente piramidales de los partidos, con los cargos y las instituciones heredándose como monarquías, con la subasta de nombres que son los congresos… Ahora el problema es si la cara triste de Griñán es mejor que la cara triste de Rubalcaba. O es que las ideas están tan momificadas como sus capitanes. La de Arenas y Zoido fue otra renovación egipciaca y ahora provoca discusiones de liderazgo que parecen de gorrillas. Cospedal defiende el liderazgo de Zoido en el PP andaluz y Zoido dice que no se plantea ser candidato a la Junta. Esta pareja me hace gracia”, apuntaba ‏@AnaBarreales. Y mientras, @zoidoalcalde en TW sigue pareciendo un guardia municipal. El dicho de renovarse o morir, ¿considera las dos opciones a la vez?

Honesto o libre. En su perfil, @plazaro67, redactor de Canal Sur en Madrid (`para las manifas, por ejemplo) dice: “En la tele procuro ser honesto, en twitter libre y políticamente incorrecto”. Aparte lo de la honestidad y la libertad como principios contrapuestos y parcelados, hay que agradecerle que avise. Así no parece que Canal Sur tenga allí a un okupa faltón al leerle tuits como éste: “#Montoro ‘Son los presupuestos más sociales de la democracia’ ¿Alguien sabe si le han hecho control de alcoholemia al ministro a la salida? #23O”. Pero era su parte libre. La honesta seguro que no llama borrachos a los ministros. Ni transparenta su ideología en la televisión pública.

Champions y Regional. El perfil de @pepegrinan era antes sólo un teletipo, pero ahora se ha humanizado tanto que parece un dominguero. “Barcelona, Manchester U. Oporto y MÁLAGA son los únicos equipos de la Champion que han ganado los tres partidos jugados”, tuiteó. ‏@RafaelPorrasG comentó: “Conocemos por @pepegrinan los resultados de Champion, pero no aún qué tiene que decir de que un alto cargo suyo sea culpable por el caso Mercasevilla”. Es que eso es de cuarta regional, que diría Montoro.

Caldillo. Ay, el caldillo que suelta este tuit de @JavierArocaA: “Griñán no quiere mandar en el PSOE pero sí defender los intereses de Andalucía y ejercer su responsabilidad liderando el debate territorial”. A este chaval que lo saquen de las tertulias y lo hagan ya director general o algo.

Twitter: @LFuentesElMundo

26 de octubre de 2012

Hoy viernes: Folclóricos (26/10/2012)



La Pantoja, con braga de capote y cara zurbaranesca, le cantó al tribunal sus amores fareros o carreteros igual que cuando está en el escenario clavándose puñales y arrullando su mala estrella. Pero no me interesa su declaración en sí, hoy no estoy por volcar el costurero de vieja que es siempre la cosa judicial. Me interesa más esa capacidad suya para ser artista de ella misma, que es como ser una princesa: una película eterna, una cárcel de las maneras, el cansancio y la satisfacción de ir siempre estirándose por dentro para dar forma al personaje o al retrato que ha decidido hacerse. Las folclóricas, eso sí, se hacen todas el mismo personaje, esa Reina de Saba entre la majestad y la gitanería, con una grandiosidad hortera de oros y pies descalzos, de lujos y ganadería. Pero ser un folclórico no es sólo tener ese ego de príncipe panadero unido a un mal gusto de porcelana de mal gusto. Toda majestad necesita un reino, un pueblo, una veneración y un cofrecillo común de sentimientos facilones. Así que las folclóricas llevan al pueblo, a la provincia o al país en el moño, igual que los toreros, también muy folclóricos, lo llevan en la taleguilla (el torero se enfrenta al dragón, a la muerte y al sexo, todo como batalla). También son profundamente folclóricos los futbolistas. Si la Pantoja, ante el aplauso de su público, se cree en el imperio chino de su arte; los futbolistas suelen creerse en el señorío de sus calzones, que hacen patria.

Tonadilleras quedan pocas, salvo las que fabrica Canal Sur como si en estos tiempos hicieran pastorcillas de Garcilaso, y los toreros se han ido convirtiendo en gimnastas o modelos de corbatas y ya no son tan castizos cuando la Fiesta decae en popularidad y los jóvenes la ven una antigualla como el arte de los tapices. ¿Nos quedan como últimos folclóricos los futbolistas? ¿Sergio Ramos, vestido de calle como si viniera de una boda en Bombay, igual que la Pantoja poniendo sus dientes en modo tiara? En realidad, nuestros más grandes e invencibles folclóricos son los políticos. Nadie como un político se adorna de su pueblo como una flor en las tetas, y habla entre la adulación y la ausencia de escuela, y es más artista de su sonrisa, de su frente alta, de su mentira y de su ego; y confunde la dignidad con un latifundio de vacas, y desprecia al otro folclórico de enfrente, y nos cobra por cada tristeza y alegría que inventa y fotografía, y confunde a sus fans con el mundo, y piensa que amontonar gente es acumular verdad, y que la vulgaridad es sencillez, y que son sublimes las simplezas que le salen ante el micrófono. Los políticos son los más grandes folclóricos. Lo que pasa es que si se les pierde un pendiente, se pisan la bata, se les nota el bigote, se atusan la ordinariez o insultan a la inteligencia, entonces la pérdida, el pisotón, la indiscreción, el mal gusto o la necedad los sufrimos y los pagamos todos. La Pantoja, ni mordiendo con toda su dentadura de gala podría hacer tanto daño.

Somos Zapping: Huelga por los logroñeses (22/10/2012)



Adiós a Tecnópolis. Ya sólo queda de él ese muñequito Vitamín que pela el sol de Andalucía y suelta burbujitas de vitalidad idiosincrásica como el Nenuco. Roberto Sánchez Benítez sigue con Salud al día, sábados y también domingos, días de sombrilla y diábolos. Pero Tecnópolis murió. Tecnópolis, esa proa de Andalucía sólo pintada, como en una lata de arenques; ese molinillo en el que tenía que soplar uno mismo la modernidad, esa tecnología proyectada en un desconchón. Tenía que desaparecer porque ya era indistinguible de un anuncio de fabada casera, todo ruralidad, pazos y leñeras. Cuando se dieron cuenta de que aquí no había tecnología ni innovación para mantener el programa, nos quisieron convencer de que los puentes romanos, los hornos de leña, las tortas de la abuela, las bicicletas de paseo, los nidos de pájaros o el vidrio soplado eran modernidad sostenible, cuando sólo eran tercermundismo de almanaque. Cada vez era más ridículo. Pero nos ha dejado momentos inolvidables. Primero, por el presentador, Roberto Sánchez Benítez, el primer robot que funcionaba con frigodedos. Y luego, por las estampas de modernidad que tanto nos hicieron reír: señoras en camello, nidos de cigüeñas, paseos en burro, trajes rocieros, tejas y adoquines, sandías y tomates, aceitunas rellenas, trajes rocieros, un tiovivo, una muñeca de trapo, una tricotosa, la biodiversidad de los cerdos, los camaleones o las gallinas ponedoras… No podíamos ser astronautas con chivitos, extraterrestres con lebrillo, atlantes del siglo XXI por nuestro sol marinado. Pero era un poco como lo del Coyote y el Correcaminos. Nos reíamos mucho con esos intentos tan cutres y tiernos de no chocar contra la realidad.


Huelga de qué. Aquí no tendría que haber habido huelga en la educación. ¿Para qué, si, como dijo Mar Moreno en Canal Sur, la educación andaluza sigue “marcando diferencias” y es estupenda? O sea, que aquí la gente ha hecho huelga por los valencianos o los logroñeses. O para presumir de pedazo de educación. Desde luego, no para protestar contra la Junta, que resulta que tiene las competencias en la materia. Álvarez de la Chica dijo que “Wert es el enemigo público nº1 de la educación pública”. Así que todo es por Wert, que es como el pitufo torpe del Gobierno. Un Wert, sin embargo, que no traspasa con su tijerón la protección de la Junta, según nos recuerda ella misma orgullosamente. ¿Tiene todo esto algún sentido? Sí. Que toca ruido.



Pido una cerveza. Pido la palabra tenía algunos peligros. Primero, que llevaran a invitados de medio pelo o sin ningún interés para Andalucía, como otra Menuda noche pero con gente adulta, siempre con alguna María del Monte o algún Arrebato o algún futbolista uruguayo. Luego, que sus andaluces levantaran la mano más que nada para pedir una cerveza. O sea, preguntas perezosas, tontas o graciosillas, por ese paradigma del andaluz sencillo y auténtico, o sea gañán. Pero lo que nunca pensé es que empezara con el caso Bretón supurando otra vez, ahí meneando huesecillos de niños muertos. Decepcionante. Más interesante, y más breve, fue la parte dedicada al rescate. José María O’Kean estuvo, como suele, sensato y didáctico, aunque sigue pareciendo alguien que nos quiere vender algo en Marbella. Claro que luego llegó Juan Torres, ese extravagante catedrático que yo creo que es Sánchez Gordillo que se afeita. De él tengo apuntadas joyas como “las grandes empresas farmacéuticas crean enfermedades falsas” o “tenemos esos recortes porque queremos darle dinero a la banca privada”. Así que hubo una opinión más aséptica o equilibrada, y otra muy ideológicamente conveniente para el poder en Andalucía. Evalúen ustedes eso como quieran. Pero el programa no termina de gustarme. Jesús Vigorra nos avisa de que seguirá meneando el incensario morboso del caso Bretón y nos anuncia como próximo invitado a Bono, un político ya de panteón y que viene promocionando un libro. ¿Veremos a gente importante e interesante para Andalucía contestando a preguntas inteligentes y afiladas? Porque, si no, que metan ya a unos cuantos chistosos y así homogeneizamos la parrilla.

#TuitMix: Trabajo para los meteoritos (21/10/2012)



Contradicciones. La clase se convirtió en una piñata, el profesor en un cuidador de loros, el estudio en un recortable. Lo de las tijeras venía ya de lejos, pues. De la decadencia de la educación pública tienen la culpa pedagogos de tetería, políticos de fotito y también ciertos padres gañanes, ya educados en la deseducación de la Logse. Pero es ahora cuando toca hacer huelgas por la educación pública. “España gasta por alumno 20% más que la media europea. Pero somos primeros en abandonos y de los últimos en PISA. No son sólo los recursos”, apuntaba ‏@esanma. “Y la huelga de la educación, exactamente, contra qué es? El fracaso escolar prueba que el problema no es de medios sino de método, no?”, se preguntaba @albertoartero. Pero es que a Wert dan muchas ganas de pasearlo vestido de monigote. ‏@EducacinSINReco tuiteaba: “#Wertgüenza también es ver a PSOE-IU apoyando la huelga mientras su consejera andaluza despide a 5700 profesores interinos”. Pero cómo resistirse a salir con ese signo de la tijera tachada, como el logotipo de Los Cazafantasmas. @SaulSales se sorprendía de esto: “En Andalucía, la Consejera de Educación se ha declarado huelguista. Y eso que las competencias en Educación son suyas!”. Y @NataliaPastor recordaba: “Jamás la CEAPA se ha manifestado contra la LOGSE y sus perniciosos efectos. ¿Preocupados por la educación?”. Sí, luchemos por la educación pública. Da domingos entresemana con reivindicativos picnics y festivas contradicciones.

Galápagos y familias. Ahora que @eduardo_maestre, el del meteorito, vuelve con un nuevo video y yo recordaba esas subvenciones al “compostaje de materia orgánica en Galápagos”, justo me encuentro este tuit de ‏@psoedesevilla: “Andalucía es la CCAA que más destina a cooperación para el desarrollo”. Bien lo saben los basureros de las Galápagos. ‏@acasfer59, por cierto, soltaba esta maldad: “-Soy Enrique Centella y dirijo Cooperación Internacional en Andalucía. +Ah, experto en ello. -No, hermano del diputado de #IU #familiaunida”. Mucho trabajo para los meteoritos.

Una dirección. Pensé que podría ser alguna campaña del @ppandaluz, bastante inactivo y soso en TW (@zoidoalcalde sólo tuitea cosas como de autobusero). El hashtag, que fue TT, tenía gancho: #AndaluciaNeedsOneDirection (“Andalucía necesita una dirección”). Pero no. One Direction es una boy band de niñatillos con el mismo flequillón atelonado de Justin Bieber y sólo se trataba de chiquillas suplicando un concierto aquí. “No, niñas –les contestó ‏@AleSempere-. Andalucía lo que necesita es reducir el paro y que no nos tomen por tontos y vagos por donde vayamos”.

Escuela Mario Jiménez. @eruizangel, Secretaria de Igualdad y Género del PSOE de Huelva: “Al PP la mujer como persona independiente y que piensa por sí misma le importa un pimiento. Y la mujer rural más...”. @psoedehuelva lo retuiteó. 

Hoy viernes: La tiza y la pizarra (19/10/2012)



A mí me enseñaron con una tiza que olía a talco, con un compás que era un hilo, con una pizarra que llamaban encerado, con un borrador que acumulaba un polvo legendario y sabio como el de una tumba egipcia. ¿Qué hace falta para enseñar bien? Los pitagóricos hacían sus cuentas con piedrecillas (cálculos) y la Academia de Platón apenas era un picnic en un olivar, pero no sé qué pasa aquí que sale tan caro, tan duro, tan imposible un maestro con su pizarra. Yo tenía ese maestro despeinado o esa maestra dulce y de la pizarra salían conjugaciones, dicotiledóneas, fracciones o toda la Casa de Austria con gorguera, pero no sentía yo allí burocracias ni ideologías ni política, que no rimaban con nada en la clase. Luego, en el instituto, las matemáticas se hicieron marabunta, los exámenes se perseguían en moto y yo ya tenía calculadora con los ochos más verdes que hayan existido nunca, pero seguía estando el profesor, la clase mojada de los paraguas y de las lecciones, y esa pizarra para llenar como una cueva interminable. Todo parecía sencillísimo. La historia y la matemática eran las que eran, los trilobites seguían acostados sobre su radiografía eterna, y los poetas, muertos de hambre en sus arpas. Y el profesor te aprobaba o te cateaba con una marca de mosquetero en rojo. No podía imaginar entonces que hicieran falta legiones, chupatintas, ciudadelas, augures, jurisperitos, capitanejos, ideólogos y fueros detrás de un profesor y su pizarra. Por eso nunca entendí las huelgas de estudiantes, ese raro sindicato que venía a mi clase como a proponer sólo desconchones. Y si me iba al patio, no era en busca de una bandera, sino de un banco o de una muchacha con chubasquero y ojos de alumbre.

No hace falta tanto para enseñar bien. Ni siquiera tanto dinero. Pero una aciaga generación de imbéciles de la pedagogía ha llenado de escombros y perifollos las pizarras y los bolsillos de los profesores. Y políticos o politizados igual de aciagos han querido meter ideología y enchufados de su casta en esa sencillez como molinera de las aulas. Eso cuando no han pretendido convertirlo todo en una guerra sobre si se ponen o se quitan curas o falditas. La huelga en la Universidad la entiendo. Si ahora hay que ser rico o un genio para poder hacer una carrera, está claro que, a falta de genios, las élites serán otra vez los niños de papá. Pero en Secundaria sigue habiendo mucho de esa ideología de los desconchones, la de esos mismos que venían a mi clase queriendo hacer estalinismo con la selectividad. ¿Recortes? Por supuesto. Que recorten todo lo que sobra hasta que queden ese profesor que habla de Kepler o de Parménides, esa tiza que deja restos como de pan, esa pizarra como la parte de atrás de todo lo que existe, esa ciencia sin bando, esos libros con el plástico de las tardes, esos hijos del obrero o del farmacéutico tras la misma ventana. En la antigüedad, bastaban un maestro en un pórtico o en una estera y alumnos con tablillas. Y ganas de enseñar y aprender.

16 de octubre de 2012

Somos Zapping: El trinque es una psicofonía (15/10/2012)



El rincón de Valderas. Salen Griñán, Susana Díaz, hasta alguno del PP, todos con el ruido y la riña de las grandes noticias del día… Y luego sale él, Diego Valderas, con asuntos pequeñitos, en despachos con segundones, en entrevistas de té, lateral y un poco monjil, como una infanta o una primera dama con los encargos de porcelana de su labor pública. Yo lo llamo ‘el rincón de Valderas’ y es una sección fija en las noticias de Canal Sur. Antes había ministros sin cartera, pero Valderas es algo nuevo, un consejero con cartera vacía. Sin embargo, tiene que salir en las noticias, así que lo vemos recibiendo a asociaciones de barriada, a un bombero condecorado o a una comisión sobre placas en tapias de cementerio (no es chufla mía, la placa era para el cementerio de Granada). Da un poco de pena ver a un vicepresidente de la Junta reducido a azafato o a conserje, pero es lo que eligió. Yo me sigo haciendo la misma pregunta: ¿en qué se nota que IU forma parte del Gobierno de la Junta? Quizá, sólo en que ahora les dejan jugar a las casitas y las merienditas por los grandes despachos encerados.


Pido un hijo tuyo. Fue como si se juntaran todos mis niños, ocho presentadores de Canal Sur en una especie de plaza de toros inversa. Era el estreno de Pido la palabra y comprendo que reunir al elenco de La Nuestra no era mal cebo. Y hay preguntas interesantes para ellos. Pero allí pasó otra cosa. Marujas pidiéndole un hijo a Juan y Medio, fans arrobados, cuestiones sin más interés que el lucimiento del preguntado y el piropo del preguntador… ¡Pero si una columnista de prensa le preguntó al presentador de Más que noticias si se había planteado dedicarse al cine! Lo único que tuvo alguna enseñanza fue que, al plantearles cuestiones de actualidad (todo bastante de barra de bar: los recortes, las penurias, Wert…) se nos reveló que los presentadores de Canal Sur, hablando de política, parecen todos de La Sexta. Era un formato especial para su estreno, pero espero que Pido la palabra busque gente más interesante a la que preguntar y que la suerte (o el casting de inquisidores) nos dé más profundidad y afiladura en el interrogatorio. A ver si vamos a terminar recomendando que emitan el programa desde una peluquería o desde el bar donde apoya el codo ese marido de Omaíta.

Papeles. El caso Mercasevilla es como un giraldillo de la corrupción. Y esas grabaciones deberían exponerse en un museo, dando nombre a una época y a un estilo, como ‘periodo expresionista trincón andaluz’. Pero viendo la noticia sobre el juicio en Canal Sur, se diría que el asunto va de la avería de una fotocopiadora. Nos cuentan que la defensa afirma que la subvención “se limitó conforme a la ley” y luego se centran en la conveniencia, trastorno o pecado de unos papeles presentados por la acusación del PP, calificados por el redactor de la noticia de “maniobra”: “Los abogados defensores han tildado esta maniobra de la acusación como ‘deslealtad procesal’ ”, dijo. Sí, el problema de Mercasevilla seguro que está en los papeles que presenta el PP a una hora mala. El trinque es sólo una psicofonía. Y eso no es noticia.


Innovación. Más que noticias parece haber relevado a Tecnópolis (ya le dedicaremos otro día su oda fúnebre): nos venden como innovación anticrisis unos caramelos con los colores y emblemas de las cofradías de Semana Santa. ¿Habrán pensando en gitanillas para el mueble del comedor? ¿En abanicos con plazas de toros? ¿En ceniceros con la Torre del Oro? O mejor, botijos. Adelante, innovadores.


Sujeto implícito. Las noticias de Canal Sur nos sacan un baile por los Village People en un centro de salud de Granada para denunciar los recortes en sanidad. Con enfermeras resulta bastante más sexy que el original, pero no nos aclaran si los recortes son de la Junta o del Gobierno. Para qué. Ya sabemos que la Junta sólo usa tijeras obligada. Y por evitar el tijerón del PP. En Canal Sur, las noticias sobre recortes no tienen sujeto. Es implícito.

#TuitMix: Momentos asimétricos (14/10/2012)



La heladería. El federalismo está muy bien, pero aquí es como llevar a todos los niños llorones o glotones del país a una heladería a que se pongan de acuerdo en un sabor. @AmparoRubiales ha insistido mucho en el asunto, en la tesis que hizo ella en la carrera y en su arrobamiento por el modelo alemán. Pero ese modelo, como le hizo notar @LuisFRull con un artículo de Francisco Sosa Wagner, fue trazado bastante artificialmente sin los sentimentalismos, fueros y egoísmos identitarios de aquí. Y las partes creen en el todo.@gonnassau tuiteaba: “Está guay el PSOE tocando las narices con los modelos federales. En las elecciones de noviembre no dijo ni mú”. Pero ahora, ya ven: federalismos simétricos, asimétricos, cooperativos o hiperbóreos, que convienen lo mismo a Andalucía que a Cataluña. ¿Para salvar el país o sólo el matrimonio PSOE - PSC? El federalismo estaría muy bien, si fuéramos más civilizados. Aquí, todavía somos niños en una heladería. Y que se derrite.

Aires y cariños. El federalismo de bote pronto ya tiene efectos fisiológicos en @PepeGrinan o en el que le lleva el TW. El acelerón simétrico ablanda las meninges o achoriza los dedos y se puede tuitear esto: “Solidario con plantilla El País Andalucía ante una decisión que orilla a nuestra comunidad en momentos recentralizadores y asimétricos”. Rocierismo hegeliano le pareció esto a @fgtaboada1. ¿Qué será un momento asimétrico? ¿Será como que te dé un aire geopolítico? Por cierto, no ha sido el único tuit con cariñitos del Presidente a El País. Con otros, no gasta tantas flores.

Provocando. Los sindicatos hermanos CCOO y UGT no se pelean, como no se pelean los enanitos de Blancanieves. Otra cosa es si llega otro, menos sindicato y un poco intruso, como el CSIF, y protesta contra Griñán y Valderas. Entonces, esos históricos les pueden atizar en plan pelea de leñadores o tramperos barbudos, como en Siete novias para siete hermanos. “Si vas contra la Junta, te untan”, tuiteó @MonsieurSansFoy. “CCOO y UGT al servicio del PSOE?”, preguntaba @SerranoAlfonso. Y @JSA_Jerez le respondía: “¿Sabía usted que el presidente del CSIF en Cádiz iba en las listas del PP en las últimas Andaluzas?”. Vaya, ahora se entiende. Y todavía querrán que no les zurren. Si es que van provocando.

Mejor un ministro. El hashtag #Mercasevilla está soso desde que no se va la luz, se oyen los CD y ya no se comparte, como al principio, la famosa foto de Torrijos y Mellet en aquella mariscada que parecía una matanza de dinosaurios. Debe de ser porque aquí nadie tuitea si en el escándalo, la tontada o la comilona no hay un ministro.

No conozco. @RecioManolo: “Cualquier día de estos Feijó dice que no conoce a Rajoy”. Claro, como los que no conocían a Guerrero o a Lanzas. “En la Junta nadie conoce a nadie”, le recordó @pacorobles63.

Hoy viernes: REC (12/10/2012)



Es la lencería del peligro en esas novelas con sombrero, en esas series de polis de la tele donde hasta los teléfonos parecen pistolas. Se pone, se quita, se descubre, desnuda, acaricia, asusta, sangra, maravilla, falla, duele, tarda, condena. Esa grabadora pegada al corazón, una bomba contra otra bomba, una cinta que va enrollando la inminencia con toda su lentitud, esperando que en los callejones con maletines en los capós, o en los restaurantes de espaguetis por la papada, confiese el malo, el asesino o el corrupto, enredado en su vanidad, su impunidad y su corbata horrorosa. El cebo y el chulo bocazas, y esa grabación que dejará la verdad o la sangre, que saben igual en la boca y salpican igual contra la madera.

Lo de Mercasevilla o Invercaria lo podría haber dirigido Ridley Scott. Cuentan que, durante el complicado rodaje de Blade Runner, un miembro del equipo, ya irritado por los cargantes ambientes coloidales de las escenas, le preguntó al genial y desigual director si acaso él tenía su casa llena de humo. Pero entiendo a Scott. En aquella comisaría donde vuelven a reclutar a Deckard (¿vuelven?), en aquellas calles donde se embarra la promiscuidad con la desesperanza, en aquellos salones egipciacos donde se diseña el horror de la creación, tenía que haber humo, polvo o ceniza en suspensión; luces y negruras tiznadas y tuertas unas de otras. Igual que en el conflicto moral, en la suciedad de aquel mundo decadente, en el asco de toda aquella misión obscena, todo lo que nos plantea la película. Ese humo, esa suciedad, ese asco, son los que se han quedado pegados en las grabaciones de Mercasevilla o Invercaria, que suenan a ventilador esparciendo polvo como serrín o como lluvia sobre la cabeza de Deckard o los cuerpos reventados que va dejando atrás.

Esas grabaciones, un poco arrancadas a un muerto igual que ropa, han atrapado todo un mundo como lo atraparía una lente. Un mundo con temperatura y viscosidad de paisaje sumergido, pero que está ahí, a la vista, entre la normalidad, la broma, las instituciones, la pringue del dinero y sus chulos, el lenguaje de secretarias o de puteros que tiene la corrupción. Esas grabaciones han recogido, desde el sitio de las tripas, un mundo donde Andalucía se revela como una ratería de mordidas, sobornos, estafas y papelería mafiosa alrededor de lo público. Ése era el gran negocio, lo público, manejado como una franquicia de canallas. En las novelas, en las películas, la grabación hace de atrapamoscas, la cinta americana hace de mortaja o el perchero hace de soplón. Se puede coger a un monstruo por una palabra o una escama, se puede acabar con una bala en el sombrero o con un fajo en el bolsillo. O puede ocurrir como en aquel Los Ángeles brumoso de Blade Runner, levantado sobre alcantarillas y formol, en el que una honda enfermedad moral ha hecho ya indistinguibles a padres, guardianes, amantes y asesinos.

9 de octubre de 2012

Somos Zapping: Los caniches y la marca España (08/10/2012)



Conspiración. La gente pasa enseguida de limpiateteras y recogecolas de famosos a analista internacional de medios y especialista en la Casa Real. Sobre todo en Canal Sur. Y más, si hay un tiempo muerto para rellenar, entre el telediario y el sopor. A esa hora ya no hay telenovelas, pero sí una especie de actualidad telenovelada que nos trae el nuevo programa Más que noticias. Es una contraportada de telediario pero muy alargada y reportajeada, y que transmite la sensación de que tardan demasiado en sacudir las migas de la mesa de los informativos. Esto de querer hacer actualidad con vocación de postrecito tiene sus peligros y sus sorpresas, por ejemplo, que alguien con sonrisa galletera aparezca de repente a descubrirnos una conspiración internacional contra España. Y eso hizo Inmaculada Casal. Yo, la verdad, ya sabía que ahuecar permanentes a duquesas o a sus caniches, mostrar salones con los tapices como servilleteros y cantarnos genealogías de toreros con relicario en el paquete, siempre ha sido cosa que da muchas tablas para poder analizar la política internacional y el periodismo global. Así que no me extrañó lo que dijo Inmaculada Casal en su reportaje o análisis a cuenta de unas informaciones de The New York Times sobre la supuesta abultadísima fortuna del Rey. Con toda la fuerza y la esencia del gran periodismo (estilo The Newsroom) en su pelazo, empezó así: “¿Quieren que les diga a qué responde esta campaña de The New York Times? Pues nada más y nada menos que a la sed de venganza. Venganza contra nuestro monarca y también venganza contra la marca España”. Sí, así, como un fan defendería a su Pantoja, un chavista a Chávez o un tertuliano de Telecinco su silla pringosa. E insistía: “esto se enmarca dentro de una campaña global contra la marca España”, “de lo que no hay duda es de que existe una campaña de desprestigio contra la marca España”… Y las pruebas de esta conspiración americana, en la que entran medios, políticos y no sé si la CIA, Hollywod, los Simpson y la mafia, eran “las apocalípticas fotos de un indigente buscando comida en la basura” o “las últimas declaraciones Romney durante el debate presidencial de EEUU en las que calificó a la economía española de despilfarro”. ¿Delirante, desquiciado, ridículo? ¿Es lo que ocurre cuando el periodismo palanganero se pone a hacer análisis? La verdad es que en el periodismo de altura, serio y concienzudo, hay muchos riesgos. Por ejemplo, inhalar demasiada laca. A Inmaculada Casal, hay que tenérselo en cuenta.

Tardes de mitin. No sé si el programa se llama Más que noticias por lo que le van añadiendo a la noticia en sí: un poquito de fantasía merovingia, como antes, o un conveniente palito al Gobierno del PP, que con ese estilo de sobremesa se disimula mejor. El reportaje iba sobre cómo afectaba la crisis a los discapacitados y la frase fue, tal cual, ésta: “Las medidas adoptadas por el Gobierno Central afectan y vulneran los derechos de un millón de personas con discapacidad”. No sé si prefiero aquellas tardes de telenovela a estas tardes de mitin.

Los mismos bigotes. No nos hemos librado de la copla, que ahora recurre al desecho de tienta, ni tampoco de Menuda Noche. Parece que se ha conseguido abaratar la cosa usando recursos propios de Canal Sur: mandan una unidad móvil como una ruló de feriante a una carpa, y ya está. Pero ahí seguimos: la insufrible copla, los viejitos y los niños cargantes (“más cerca de los andaluces que nunca”, anunciaban o amenazaban); Toñi Moreno, ahora también hasta por las noches; el pelopichismo sabihondo de Manu Sánchez multiplicado por tres… Los programas culturetas y verderones se han encogido y refundido entre ellos y los informativos se han alargado con chorradas y periodismo de barredura, como hemos visto. Sólo Jesús Vigorra nos aporta algo de esperanza, pero ya veremos. En fin, tanta revolución que se anunciaba y Canal Sur sigue con los mismos bigotes, macetas, trompeterías sumisas y retortijones de bajo vientre. El servicio público ya sabíamos lo que era. Y lo que seguirá siendo.

Hoy viernes: Leve Andalucía (05/10/2012)



Andalucía pesa poco. Es grande y verde en los mapas, pero como lo sería una paca de yerba o un mancha de su aceite sagrado. Otros lugares pesan como un monedero, como el hierro colado o como un rey en su silla. Me ha pasado varias veces esta semana, toparme con la imagen de la levedad de Andalucía, apenas una cortinilla de España, una cepa de agua ante las mesetas, montañas y mitos del norte, tan macizos. Veo que nuestros gobernantes acuden a una conferencia de presidentes autonómicos con más o menos razones, pero con desafío, con hambre de protagonismo, hasta con la escolta de algún titular malévolo. Pero al final nos ponen en una esquina, en la sillita baja, igual que Peter Sellers en El guateque, porque los que de verdad portan amenazas, espuelas, fieras, anillos con veneno y una gravedad de lingotes como de soles son otros. Veo, igualmente, que El País suprime su cuadernillo de Andalucía y despide a los colaboradores y columnistas que escribían desde y sobre este sur doble, sur cabeza abajo. Alguien, tampoco importa mucho quién, decide que Andalucía no merece opiniones propias sobre sus asuntos y preocupaciones, demasiado pequeños, ligeros, sin duda catetos… Catetos, supongo, en una forma diferente a la Diada o a los batxokis. Y, por supuesto, al provincianismo capitalino, hecho de bocatas de calamares en la Plaza Mayor o del olor a velatorio de ese Café Gijón donde unas viejas beatas de la literatura se zurcen encajes y cuelgan exvotos de trenzas y bragueros. Miren la prensa nacional, busquen columnistas, intelectuales, opinadores andaluces, hablen o no de cosas de aquí; busquen simples referencias y menciones a Andalucía que no sean chota, esperpento, clavellina o limosneo. Háganlo, y luego prueben con otras regiones, acentos, orogenias o mitologías. A ver qué les queda en el cedazo y en la balanza.

Pesamos poco, no somos nada económica, política ni culturalmente. Frescos pero leves, nos miran como la ola que entra en la Península desde el sur para que el resto de España se moje los pies en espuma. Poco más. Somos numerosos y alegres, y hasta llamativos, pero como lo pueden ser las luciérnagas. Y sí, hay muchos votos aquí, pero como, de una manera u otra, siempre ganan los mismos, nuestra política se ha convertido en una constante casi física, inamovible, carente de interés. ¿Que en otros sitios también ganan los mismos? Sí, pero ellos tienen chantajes, plomo y dinero. Aquí sólo tenemos hambre, pillos y quejío. Hasta yo, que reniego de pueblos, naciones y otros rediles sentimentales y supersticiosos, estoy por reconocer que es eso lo que nos identifica como andaluces: pesamos poco, caminamos de perfil, somos transparentes y casi mudos en una España que nos ignora salvo para la concupiscencia. Por no tener, el andaluz no tiene ni reinos enemigos ni opresores invasores. Somos tan originales que los únicos enemigos y opresores hemos sido siempre nosotros mismos.

3 de octubre de 2012

Somos Zapping: Preparación al parto (01/10/2012)



Relax. Han conseguido embotellar todo el hipnotismo de la Junta, toda su sugestión farmacológica, toda esa flojera que se le induce al andaluz a través de ondas, mantras o chorritos de agua. Me topé con el vídeo en Onda Jerez, me chocó el logo de la Junta sobreimpresionado y le he seguido el rastro hasta la web del proyecto ‘Informarse es salud’, de la Consejería del ramo. Pero no se trata de esas recomendaciones de comer sandía, masajearse las pantorrillas o mirarse los lunares. No, es mucho más. Es la epifanía de la religión del Régimen, apareciéndose tras una cascada. “Relajarse es salud. Ambiente imaginario”, se titula la cosa. Y de esto se trata, de relajarnos desanudando, despiezando o abandonando la realidad; cerrando los ojos, imaginando un paisaje entre la pradera y el porro, respirando un Himalaya en acuarela, caminando entre amables espejismos. Tranquilizarnos y sosegarnos a través de la invención de un mundo falso, confortable y feliz… ¿Cómo no iba a tener eso el logo de la Junta? Ya sé que tenemos a Canal Sur para hacer ese trabajo, pero ese vídeo, más que una alegoría, era como si la Junta se atreviera a dormirnos con sus propios dedos. Alguien había conseguido resumir en unos cuantos minutos esa como eterna clase de preparación al parto en la que nos han secuestrado a los andaluces, conjurando el dolor, enfocando la felicidad, proyectando la imaginación, respirando la propia esperanza, aguardando un momento de plenitud y consumación que, en este caso, nunca llega. “La tranquilidad inunda nuestro ser”, decía el vídeo, y no era difícil imaginar una babosa cerebral adherida a las cabezas de los andaluces, introduciéndonos viscosamente esa idea. También tendría el logo de la Junta. O el de Canal Sur.


ERE en piedra. Creo que ya tenemos las conclusiones de la Comisión ERE. O eso me parece a mí. Primero, le escucho a Mario Jiménez, en la entrevista mañanera, eso de “irregularidades de determinadas personas vinculadas a la Dirección General de Trabajo”. Y luego, en Los reporteros, veo, nada más empezar, poner el foco sobre “el principal imputado”, o sea Guerrero, para luego explicarnos la cosa desde la tesis oficial: fraude limitado a los intrusos y teoría de los cuatro sinvergüenzas. Pues si allí lo dicen y aquí lo bendicen, ya podemos grabar esas conclusiones en piedra.


 Cine casero. Gusta, admira o enternece cierto cine reciente andaluz, cine un poco de tenderete, hecho como con las cajas de cerillas que hay por casa. Carmina o revienta, de Paco León, es de esas películas de puchero, pero me pareció auténtica, sincera y cuidada en todo lo que le era posible, como una buena chica pobre. No es una maravilla, pero no se me fue la sonrisa en todo el tiempo que duró. El mundo es nuestro, sin embargo, me decepcionó. Los personajes de Rafi y Fali me parecieron desde el principio un hallazgo, una primavera de humor inteligente, crítico y sinvergüenza entre tanto folclorismo del nabo. Sin embargo, con El Cabesa y El Culebra creo que esa crítica se ha dado la vuelta para terminar convirtiéndose en complacencia: se han moranquizado. En la caricatura del cani sólo hay satisfacción, homenaje. O sea: no hay caricatura, sino identificación, característica de la vulgaridad moranquista. El mundo es nuestro me decepcionó y me aburrió por esto, pero también porque la trama de los dos atracos simultáneos ya la había visto en Flypaper, porque sólo hay un par de gracias brillantes y porque han intentado hacer un largometraje estirando un sketch de tres minutos, una sensación que te agobia toda la película. Los compadres estuvieron en Canal Sur y no se cortaron diciendo que la RTVA les debía dinero. Pues van a tener que atracarla vestidos de nazarenos... Cuando yo tuiteé que me aburrió la película, la productora Mundo Ficción me contestó esto: “Una mierda pa ti”. Luego borraron el tuit. Creo que, para ellos, rodar una película cani no era simplemente una opción más. No estamos haciendo cine rompedor, no. A veces, son sólo vídeos caseros del andaluz cagando con idiosincrasia.

Hoy viernes: Héroes y minués (28/09/2012)


Ha sido el espíritu de la Comisión, graciosamente enfadada, ocurrente, literaria, demoledora. Y, sobre todo, libre. Alba Doblas ha sido la única a la que no se le han visto las siglas de partido reluciendo en la frente como marcas bíblicas. Era de IU como podría haber sido zurda. Parecía un político estadounidense, cosa extraña aquí. Con los americanos de porche y peto nos metemos mucho, pero sus políticos son siempre conscientes de que responden con su pellejo ante una ciudadanía no abstracta, sino concreta; ante sus electores como su vecindario, no ante una morrocotuda pirámide de poder. Creo que Alba Doblas preguntó lo que hubiera preguntado cualquier andaluz sin sumisiones políticas, con su sorpresa y su mosqueo y su sentido común.

La dinámica comunicativa en esta comisión de investigación ha resultado muy curiosa. Y pedagógica. Antonia Moro, por ejemplo, solía mirar siempre a su derecha después de hablar, como si viera, allí en esa esquina de la habitación, fantasmas que no se marchan. En realidad, lo que ocurría es que su foco de atención estaba situado en los comisionados del PP, no en el compareciente. Evaluaba el efecto de sus palabras en su verdadero objetivo. No dejaba de ser una versión por oposición de la búsqueda de aprobación. Por su parte, los del PP parecían, demasiado a menudo, creerse desfilando en una pasarela parlamentaria o mediática. Desperdiciaban turnos enteros en homilías y arias, en vez de buscar la pregunta veloz que podría desnudar la verdad o la trampa como ese tajo de los espadachines de las películas que deja en calzones al otro. Estaban entre el espejo y la audiencia, atrapados en una especie de síndrome de Ana Rosa Quintana que me dice un colega que es culpa del antiguo equipo de asesores, que Zoido mantiene, y que andan empeñados por lo visto en hacer su propia traducción del estilo de Mario Jiménez. En fin, tanto el PSOE como el PP se dedicaban a bailar de reojo su minué partidista. Y aunque Doblas también parecía a veces dirigirse al Hado, un poco wagnerianamente, su indignación, su búsqueda, su afiladura, su intención, fueron los más auténticos, sinceros y apátridas.

Alba Doblas tuvo momentos de cabreo de padre, de madre o de Borbón; tuvo gracia, lengua del pueblo, mirada de pistolero y sentido común sin filiación. Pero ahora ha llegado el momento de la política enredadora, galante, venal, españolísima. Ahora, cuando la Comisión tenga que redactar sus conclusiones rodeada de copas de veneno y ambrosía, de tentaciones y contratos mefistofélicos, ya veremos dónde quedan el arrojo y la franqueza. Esta comisión ha servido para ver la cara dura que gastan algunos, pero poco más espero. Será la Justicia la que dé el tajo de espadachín en los calzones, si atina. Pero siempre podremos decir que hubo ratos durante este paripé en que, entre el minué y los héroes, casi ganaban los últimos. Y daban ganas de aplaudirles.

Reptiliario: El marco hecho de su agujero (26/09/2012)



Puro Chaves. Antes de que se lo trague su abrigo como profesor universitario o se retire a remendar redes, todavía Chaves puede oficiar de él mismo y dibujar su estilo grueso, lento e indeleble como una caligrafía china. Puro Chaves es ése que argumenta que nada ha podido ser ilegal porque él no lo hubiera consentido; el que dice que todo esto ocurre porque “el PP no gana elecciones y eso es duro”; el que es capaz de afirmar que se usa la corrupción para “dañar la imagen de Andalucía” y que se está alimentando “el populismo”; el que se entera de los escándalos “por la prensa”. Sus argumentos legales o administrativos fueron similares a los de otros comparecientes: competencias estanco, legitimidad performativa… Chaves sólo le añadió esa dolida dignidad del ofendido, esa superioridad moral de barbilla alta que hace de rompeolas ante todo, incluso los hechos. Todo fue correcto porque lo correcto se define aquí como la manera en que ellos hacen las cosas. Y lo que no haya sido correcto, es que no es cuestión de ellos. Ése es el escolasticismo tautológico y orondo de Chaves. El más puro Chaves. Doblas dijo que él “reinaba pero no gobernaba”. Si creemos lo que contó, no sólo no supo nunca qué pasaba en su Andalucía, sino que la descuidó tanto que le daba igual.

Procedimiento. Ayer no dejaba yo de preguntarme esto: ¿Cuándo una ayuda a una empresa era regular o irregular según el procedimiento que empleaba la Junta? La conclusión es que, cuando no hay norma, o la norma es la discrecionalidad, no hay regularidad ni irregularidad. Sólo gracia u olvido divinos del que da la ayuda. Por eso lo que dijo Griñán, que “no es el procedimiento, sino las actuaciones dentro del procedimiento”, constituye la principal falsedad de todo este embrollo. No era el “mal uso” de un marco legal, sencillamente porque no había marco. Lo habían diseñado así. Y defender como legal este marco hecho de su propio agujero me parece equivalente a defender la legalidad de dar dinero público a voleo: gravísimo. En eso cayeron Griñán y también Chaves, que aunque quiso trazar un cortafuegos en las consejerías, lo dejó claro: “El procedimiento no daba pie a que se pudieran cometer actos ilegales”. Poco pie dio. Ya lo vemos.


Paripé. Griñán venía con el morbo de ser la testa coronada, pero sabíamos que iba a decir lo mismo que Aguayo o Álvarez, que no le llegaron los avisos de los bomberos, que todo era legal, que le dolía el corazón de la pena y de la infamia, que el interventor hablaba de fuegos pero tiraba el agua... Lo que no mencionó Griñán fue que el interventor no pudo hacer mucho más precisamente por el sistema de raros nudos marineros en el que las agencias y las consejerías estaban unidas intercambiándose exculpaciones, limbos y dinero. Qué oportuno diseño, de nuevo. Pero cuando todo parecía que iba a terminar en bostezo, por fin el PP, dedicado hasta entonces a hacer discursos y poner morritos para titulares y público (parecían tertulianos malos de Metropolitan Andalucía), preguntó algo útil. Y Griñán terminó admitiendo que, en realidad, no sabía si las ayudas a empresas eran legales. Adiós virtuoso marco, adiós teoría de los cuatro sinvergüenzas: Griñán admitía que la Junta podía haber planteado un sistema ilegal para otorgar ayudas. Pero no se acabó el mundo ni le cayeron a Griñán ni a Chaves bolas de acero con las palabras “responsabilidad política” grabadas. Ya se había encargado Griñán de repetir varias veces que “él no estaba allí” cuando comenzó todo. Sin más, se terminó el paripé, el circo, esta vuelta ciclista parlamentaria. Las responsabilidades desaparecen aún más rápido que la pasta. Ahora, a pasar el Pronto por la mesa y que el último primo apague la luz.

Reptiliario: Los olvidos exquisitos (25/09/2012)



No me acuerdo, hija. Magdalena Álvarez vive ahora en Luxemburgo, donde Europa es más sinfonía que realidad y los políticos quemados disfrutan de una especie de solárium funcionarial y cultivan portafolios igual que hortensias. Quizá por eso llegó como una princesa de por allí repartiendo saludos y olvidos exquisitos. Un olvido exquisito es ése que quiere dejar claro a los demás que no son nadie pero tú sí. Así se olvidan camareros, compañeros, amantes, rivales, precios o papeles. Álvarez no se acordaba de ese convenio mefistofélico IFA-Empleo, ni de Guerrero, ni de otros detalles de una época que daba la impresión de parecerle como escolar. Y el fondo 31-L lo ha conocido por la prensa. Se le olvidó hasta llevar un folio para apuntar y tuvo que pedirlo. Son cosas que afean el rango: llevar un folio, acordarse de un simple director general o caer en llamar señorías a los parlamentarios. “No me acuerdo, hija… Perdone: señoría”, le dijo a Alba Doblas. Llegó como una princesa pero luego se puso muy flamenca. Echábamos de menos esa condescendiente y furiosa soberbia de Maleni.

Su engendro. Álvarez podía parecer ayer una mera visitante o invitada, pero en realidad fue obra suya el engendro que hizo posible todo el coladero: el “control financiero permanente” (pomposo y mendaz nombre) que tanto se afanó en explicar y guapear. O sea, ese control de la Intervención que sólo tiene lugar a posteriori y a lo mejor ni llega (se hace con técnicas de “muestreo”). Unido a un mecanismo, la transferencia de financiación, que es legal pero no para pagar subvenciones, el truco era casi perfecto: el dinero de las ayudas llega mediante transferencia de financiación de una consejería a una agencia que no está sometida a fiscalización previa, y en ese momento se convierte en arbitrario. Al menos, hasta que los pillen. Si los pillan. Álvarez podría haber aclarado mucho más, pero nadie le hizo las preguntas adecuadas. La blandura y los balbuceos de Doblas hacían que la ex consejera se detuviera a explicarle el Contaplús; el PP torpeaba sacando de nuevo papeles a mitad de hacer o de leer y Ruiz Sillero, en vez de realizar preguntas útiles y directas, se empecinaba grotescamente en lanzar acusaciones y declamar discursitos que Álvarez convertía en ironías y barullo. En ella empezó todo, pero no supieron ni preguntarle ni contenerla. Vino, dio unos azotes de institutriz y se marchó.

Babel. No cejan en la teoría de las consejerías islas, de los consejeros sordomudos o de la Torre de Babel de la Junta. Y Hacienda no era diferente: “No sabemos nada de la gestión de las consejerías, que son autónomas”. Los consejeros, dijo la ex ministra, son “primus inter pares”. Bueno, “primero entre iguales” puede serlo sólo uno, pero en fin, el latín no es lo suyo. Si los consejeros casi ni se hablan entre ellos, me pregunto qué hacen en el Consejo de Gobierno. ¿Juegan a Apalabrados? Luego matizó que sí había reuniones entre consejerías, pero que sólo se hablaba de cosas buenas, bonitas y alegres. O una tontería semejante.

Corcho. El hermanísimo Ángel Rodríguez de la Borbolla, imputado, no quiso contestar preguntas pero nos contó toda la historia del corcho. Y había para contar, porque se diría que montaba una empresa de corcho por cada tapón. Insistió en la legalidad de las ayudas y en que se emplearon para empresas en crisis. Pero Alba Doblas le recordó que sólo un día después de que Fernández y Viera firmaran el famoso convenio, su empresa recibió 1.200.000 euros. Y que 9 millones de euros después, una proyectada planta de ionización del corcho sigue siendo un trigal. Le preguntó si acaso era “un Urdangarin a la andaluza”. Yo pensé que ojalá en Andalucía hubiera sólo una familia real.

Somos Zapping: Por el moño y la pichilla (24/09/2012)



Huevos y prioridades. A Canal Sur le vemos ponerse ya poco a poco las gafitas que tenía Canal Sur 2 (no lo enterrarán con ellas, como a Carrillo). Lo que pasa es que no ha empezado con las de una bibliotecaria ni las de un espeleólogo, sino por esas otras gafas como de manivela, entre Clark Kent y personaje de Alfonso Arús, que son las de Manu Sánchez. Según ha anunciado en Twitter, a partir del 2 de octubre tendrá un programa los martes, miércoles y jueves. Aquí, la verdad, la risa inguinal y el humor de alacenilla siempre han sido un servicio público muy apreciado: nos oxigena la autocomplacencia y nos drena la miseria, al gusto del poder. Manu Sánchez quiere hacer humor inteligente pero casi siempre termina en un huevo. O se tiene que remontar a los visigodos para no sacar un pelo pichón o el hule de la cocina de su casa (y aun así, los saca a veces, como en gótico). Pero es un humor sin insolencia, sin riesgo, un humor abrigado y comodón. Manu sólo echa cojones a los norteños bocazas. Hace imitaciones de Rajoy sorbiéndose la lengua pero yo no le he visto hacer de Chaves o de Griñán. Ni tampoco una pizarra sobre los ERE. He dicho muchas veces que me felicitaré de nuestra salud democrática, humorística y televisiva cuando en Canal Sur sea posible un programa satírico de la calidad y la valentía de Vaya semanita, el de la ETB, capaz de hacer teleñecos con los batasunos (‘Los Batasunis’), de ridiculizar a todos los partidos en fila de a uno y de tomarse a chota la pomposa y delicada idiosincrasia vasca… Y en Euskadi, que no es Dos Hermanas… Eso sí son huevos, Manu, no hacer una pizarra sobre el ciclo del agua. Canal Sur se estrecha pero salva ese humor también encogido, además de blandito y apeluchado, que eleva a la categoría de servicio público en esta selección impuesta por el desalojo de Canal Sur 2. Dice mucho sobre el espíritu que anima esta revolución de RTVA el hecho de que los primeros programas dados por seguros en la nueva etapa hayan sido la copla, en alguna versión abaratada, y lo de Manu Sánchez. Canal Sur coge el servicio público por el moño y por la pichilla y nos muestra cuáles son sus prioridades. Yo no esperaba otra cosa. Ni siquiera disimulo.


Las Chochis. Que el programa Veraneantes empiece con esa música de españolito bigotón persiguiendo a sueca (elijan letra: “parapara” o “dabadaba”), que nos lo presenten con un paisano bebiendo de botijo en la playa, y que luego nos anuncien las aventuras de Las Chochis en la Costa del Sol, podría parecer un intento de parodia amarga, como un Torrente que dirigiera Paco León. Pero no, todo esto, y lo que vino después, que creo que sólo puedo describir juntado panceta, pajar, sobaco, polígono, lobotomía, ladilla, rebaba, pezuña pantalonera y dibujo de retrete de bar; todo esto, decía, nos lo ofrecía el programa con la satisfacción y seriedad con que un chiringuito te ofrece sus pimientos rebozados en arena. Las Chochis, que son chonis con un par de letras cambiadas para darle más olor a pescado a su estilo, son las “escaparatistas más alocadas del planeta”, tres chicas y un chico entre el botellón y la despedida de soltera cani, y cuyas aventuras está por lo visto narrando el programa por episodios. No sé en los otros, pero en éste se dedican a evaluar los culos de los jockeys del hipódromo de Mijas (el chico decía “disc-jockey”) y terminan montándose en un burro al que el ambientillo le hace ponerse bastante tenso. Vamos, que el burro se empalmó y las gracias y las risas se fundían con la cosa del animal allí en primer plano. Fue como si la habitual vulgaridad de Canal Sur la hubieran conseguido hacer olorosa, como si Canal Sur nos hubiera meado de verdad el salón desde un establo allí en la tele. Hubo un momento en que estas Chochis posaban haciendo morritos en el hipódromo, frente a carteles con logotipos de la Junta. Pensé que era como el photocall al que habían llamado a desfilar a lo que han hecho con los andaluces, después de alimentar, aplaudir y engrandecer durante tantos años la ordinariez. Y además, cobrarla. En dinero y en votos.

Reptiliario: La caja pegada a la olla exprés (22/09/2012)



Absurdo. Insisten mucho en que las agencias IFA e IDEA eran “meras cajas pagadoras”. Lo que se les olvida es que serían unas cajas pagadoras como pegadas a una olla exprés o a un camión volquete. O sea, casi arte absurdo. Algo así es una agencia que se dedica a otras cosas pero tiene que efectuar pagos sobre asuntos que no le corresponden, que no le competen y que no controla. Quizá nuestros políticos sean la vanguardia del arte y hagan esto como si pegaran un consolador a un cenicero. Pero la razón verdadera es que con ese engendro eludían la fiscalización previa. Meter un ventilador en una jaula, o hacer que una agencia pague lo de la consejería de enfrente, no tiene por qué ser ilegal. Salvo que el ventilador avente dinero público a voleo sin que nadie pueda pararlo.

El perchero. Un director de una “mera caja pagadora” tiene algo así como la pinta de un perchero. Un perchero que firma sin mirar, eso sí. Pero, al menos, volvieron a la Comisión los que saben leer un papel. No parecían, como Lanzas, que llegaban de un puticlub; ni, como González Mata, un ferrallista presidente de un equipo de tercera. Los tres directores de ayer nos explicaron muy bien qué hacía su agencia, salvo en esa labor rara de prótesis que suelta billetes por control remoto. Por ejemplo, se ocupaban de la “inteligencia territorial”, explicó Miguel Ángel Serrano. Como vemos, son agencias complejas, esdrújulas y capaces de detectar neuronas en cada receta provincial del gazpacho. Todo un ovni para, al final, hacer de correveidile y de monedero. Los tres comparecientes insistieron en que, si bien firmaban de reojo, un poco mayestáticamente, obedecían órdenes (volví a acordarme de Algunos hombres buenos cuando Serrano habló de que “su obligación era obedecer y ser leal a la Junta”). Y, por supuesto, todo “bajo el imperio de la ley”. Así de peliculeramente lo dijo Jacinto Cañete, que apeló no ya a los presupuestos como otros, sino al Constitucional (yo me pregunto si al Constitucional llegó el churrero de El Pedroso). Los argumentos ya los habíamos oído y, la verdad, que nos los volviera a contar la máquina de estampar dinero (vamos, los directores de la “mera caja pagadora”) no aportó mucho. Fue el día del déjà vu. El perchero explicaba sus sombreros, pero lo importante, el hecho de que el procedimiento permitía dar dinero sin control y a nadie le importaba, parecía algo que sucedía fuera, tras la ventana, siempre en otra consejería u otro planeta. Como resumió Alba Doblas, “está montado para que el IFA no se entere de nada y a Empleo nadie le diga nada de lo que no se quiere enterar”.


Todos al tren. Tanto Serrano como Cañete usaron una metáfora locomotriz casi idéntica: “Me subí a un tren marcha” o “me subo a un barco en marcha”. Muy atinada. Es el súbete o te quedas aquí tirado, las cosas que se hacen como se han hecho siempre y tienen en eso mismo la justificación y el perdón. O sea, la divisa de la chapuza. Cuánta grasilla y cutrez hispánica en esa frase. Quizá por eso, Alba Doblas (la que más imaginación aporta) llamó a IDEA “el brazo tonto de la Ley”. La verdad es que Torrente no desentonaría en algunas direcciones generales de la Junta.

 

Psicofonía. Antonio Valverde, director actual de esa caja ya algo despegada de la olla exprés, podría haber sido la gran chispa del día, y no otro rebobinado de lo mismo. Porque él es una de las psicofonías de Invercaria, nada menos. Recuerden a Laura Gómiz, mosqueada con aquel empleado que no quería falsear papeles, diciendo: “¡Joder Cristóbal!, ¿tú te crees que Antonio Valverde no está al tanto de todo lo que hay aquí?”. Pero Valverde dijo que eso no era objeto de la Comisión y se replegó membranosamente hacia su nave del misterio.

Reptiliario: Un anzuelo en el apellido (21/09/2012)



El buscavidas. Era el día de los mediadores, los comisionistas, los conseguidores, el honrado oficio de encamar negocios, entre la tasación y el celestineo, entre el vendepeines y el mamporreo. Pero eran tres imputados los que declaraban y volvieron a la Comisión los monólogos shakesperianos en una mañana que parecía emponzoñada por ese silencio avieso de los que saben. La estrella del día, Juan Lanzas, compareció el último y llegó con gafas de sol como un chulo de güisquería. Pensé que se iba a pedir un cubata y se lo iba a tomar meneándolo con el dedo mientras escuchaba las preguntas que no iba a contestar. Alba Doblas lo retrató como “el ingrediente ácido de todas las salsas”, metido en todos los fregados y dejando a su paso cáscaras de millones o cuñados. “Usted hace un asesoramiento integral sin ser abogado ni economista… Es usted un crack". Juan Lanzas se había quitado ya las gafas de sol y se reía durante todo el tiempo. Como para no reírse. Le estaban preguntando por su titulación para hacer tanto informe y asesoría, aquí, en Andalucía, y tratando con políticos… Lo de Juan Lanzas se puede llamar hacer de conseguidor o arrimaculos, o, como dijo él al final en su alegato, simplemente “solucionar problemas”. Algo como el Sr. Lobo de Pulp fiction. Llevar de la mano una empresita a la Junta, que todos sean felices y que él consiga unos “ingresos lícitos” o acaso su mujer acabe con un ERE regalado. Juan Lanzas me pareció un buscavidas, un superviviente que simplemente se ha adaptado a la forma de hacer negocios con la política aquí. Es un hijo del sistema y ha sido el roce con lo público lo que le ha desarrollado como un anzuelo en su apellido. Él pescó entre lo que había, pero no ha inventado ningún truco. Terminó diciendo, más o menos, que si ahora trincan a los políticos de los altos sillones de orejas, que se jodan: les ha tocado.


Apuros. José González Mata, de Uniter, otra mediadora, quiso hacerse el simpático y contestar, y gracias a eso nos arregló la mañana que parecía un solo de tambor. Por defenderse emborronando el concepto de “intruso”, llegó a decir que el Parlamento mismo había autorizado veinte, cosa que tuvo que desmentir el presidente de la Comisión, que alucinó. Es que González Mata, que se atascaba mucho en la lectura, quiso ser pedagógico o condescendiente pero todo le salía muy torpe. Negó espantado el concepto mismo de conseguidor, fue otro de los que no conocía a nadie (“no me gusta la noche, no tomo copas”), afirmó que si había intrusos ya le venían en los papeles que él recibía y se contradijo simpáticamente alguna vez. Primero aseguró que se reunía con Guerrero “para que se cumplieran los calendario de pago” y al final afirmó: “Yo no hablo nunca con la Junta”. Pero dos apuros fueron especialmente divertidos: el de explicar cómo todo un director general lo llamó por teléfono porque alguien no encontraba su despacho para firmar una póliza (alguien que luego resultó ser un intruso), y el de intentar justificar un pago de 100.000 euros a Guerrero como un “préstamo para una ayuda a una empresa que se estaba retrasando”. A veces parecía Lopera.



Telonero. Trujillo, el chófer de la coca, dijo que era él quien le daba sobres atocinados de dinero para Guerrero, pero Antonio Albarracín guardaba silencio y se hacía la manicura con los ojos mientras se lo preguntaban. Dijo que no sabía nada y que no era nadie, un trabajador sin galones, un abogado tras las cortinas, un currante de puesto brumoso en Vitalia, correduría de seguros o consultora. Fue otro que sólo cantó su aria final para decir que del 80% de lo que le habían preguntado no tenía ni idea y lo que sí sabía era legal. No sirvió ni de telonero.

Hoy viernes: El Frente de Anguita (21/09/2012)


Julio Anguita, viejo roble de la izquierda herido machadianamente por rayos y anatemas, ha vuelto a sacar una mano, esta vez contra la crisis o la resignación. Su  Frente Cívico ‘Somos Mayoría’ se presentó en Córdoba un día en que los periódicos venían con fotos de Carrillo como el cocherito de la Transición. Carrillo se va con las gafas puestas y Anguita regresa de su soledad alfarera, pero ya no sabemos qué izquierda sobrevive y cuál se fue, ni los hierros o dogmas que enterró o aún usa. Anguita dice verdades y soporta viejos evangelios del comunismo, y son dos cosas diferentes que no se legitiman ni se justifican una a la otra. La crisis la vemos todos. Lo que hay que pensar es si la receta contra ella es quemar el dinero, ponernos todos a plantar rábanos en koljoses, asar a los banqueros, cagarse en el Congreso o qué.

Con esta interlingua del fin de los tiempos, es difícil saber qué pretende Anguita. Usa el lema “los de abajo contra los de arriba” y parece que quiere atacar al gobierno de “los mercados” uniendo a la mayoría heterogénea y sufridora para que “se transforme en soberanía nacional en torno a un programa”. Pero una mayoría de españoles hermanados por el cabreo no sé yo si podría ponerse de acuerdo en algo más. Ese programa sería bastante parco. Y sus principios  (“justicia social, democracia, ética y cultura”), son tan vagos y museísticos que cualquiera los suscribiría. Menciona Anguita también la nacionalización de sectores estratégicos o la “desobediencia civil”, que cuando “la ejerce la mayoría” ya es “soberanía nacional”. Pisamos aquí terreno peligroso, porque además de lo mal que queda un Frente Cívico que resulte incívico, las mayorías son tan capaces de la tiranía y el abuso como un solo tipo con bigote. Pero seguro que Anguita no pensaba en eso.

La verdad, me parece un revolucionismo tibio y algo engolado. Con la dictadura de los mercados y la mayoría apaleada se puede hacer mucho teatro que termine en llanto o puñal, pero eso no sirve de mucho. El problema de esta iniciativa de Anguita es que sigue siendo una propuesta ideológica, que viene ya con unos prejuicios muy concretos sobre el dinero o las multitudes efervescentes. Yo creo que sería más útil converger en un consenso metaideológico, puramente estructural. El otro día leí a una periodista alemana que enumeraba los males de España, y no eran la siesta ni las ferias: era que los políticos no representan a ciudadanos, sino a estructuras partidistas cerradas; era que no existe separación de poderes, era el corrupto conchabamiento de los políticos con la oligarquía económica, era la ineficiencia de una administración pública al servicio de intereses de partidos y particulares… Contra esto sí creo que se podría unir una mayoría (seguro que también a Anguita). Y sin que sea necesario comulgar con la minería de las muchedumbres y el dinero en hogueras de la izquierda de siempre.