22 de octubre de 2009

Los días persiguiéndose: Pepe el brujo (22/10/09)

Tiene los anillos hechos de sus dientes, se pinta fuego detrás de los ojos como una calavera que arde, viene con trapos punzados y cocinillas de ratas a hacer la magia de la infancia de la humanidad, que no nos abandona. La magia, aunque no lo crean, fue el primer intento de ciencia. No apela a los dioses, y en eso se distingue de la religión, sino a mecanismos que se suponen automáticos en la naturaleza, falsas relaciones causales basadas en estas tres simplezas: lo semejante produce lo semejante, los efectos se parecen a sus causas y lo que estuvo en contacto con algo mantiene su relación aun en la distancia. Magia simpatética o simpática, que así se llama, como leímos en aquel famoso tochazo de James Frazer, La rama dorada, donde las tribus y las civilizaciones nos enseñaron a tantos, por primera vez, sus huesecillos encajando. Inventamos la filosofía y la ciencia, desentrañamos los cielos que no tenían arqueros ni cántaros, sino matemática; Kepler primero, desechando el círculo, símbolo de la perfección de la obra divina, para quedarse con la elipse, y luego Newton, trayendo definitivamente a la tierra y a las pellas las mismas leyes del firmamento, acabaron con las distancias entre lo terrenal y lo celeste; fundimos electricidad y magnetismo con las ecuaciones de Maxwell, anudamos espacio y tiempo con Einstein, partimos las manzanas del átomo y las estrellas con los cuchillos de la mecánica cuántica o de la relatividad, y ahora intentamos unir lo más grande y lo más pequeño con la Teoría M, la teoría del Todo, donde tiemblan Dios y las ecuaciones. Para nada, podría decirse, porque el ser humano parece que remite a sus cuencos y palitroques.

Se ha dicho que el hombre “desmusicalizado” de misterios vuelve al refugio de sus cuevas, maravillas y milagros; que la razón, que trajo la gaya ciencia de Nietzsche pero también la náusea sartriana, nos decepcionó al dejarnos techada o claveteada el alma; que estamos huérfanos de “trascendencia” y de ahí la New Age, el renacer de los espiritismos, la astrología, las mancias, los cielos con capirote, los brujos de túnica y hasta los fundamentalismos religiosos. Deberemos concluir que el hombre no termina de encontrarse, que es de lo que va todo esto. Pero yo lo que creo es que, si no se encuentra, es porque todavía intenta buscarse en los cajones donde no está: en las piñatas de las constelaciones, en las antiguas pócimas o en el cristal de los dioses, pero siempre lejos. Ya aquello de Delfos nos invitaba, antes que nada, a conocernos a nosotros mismos, cosa que a mí me parece casi un adelanto del existencialismo, eso de que en el ser humano la “existencia precede a la esencia”. Creo que estamos por hacer y por definir y que nuestra trascendencia está en ese quehacer íntimo, para quedar por fin en paz con lo que somos, con lo que son los demás y con la naturaleza en la que hemos “caído” un poco a la manera de Heidegger. Pepe el brujo, ardiendo en sus trapos y alcayatas, es la imagen del ser humano perdido en la ignorancia y empecinado en la necedad, aunque no tanto por él como por los que le dan voz y crédito. Nos trae una Andalucía como brasileña y una sociedad desnortada rebujada con ajos, pellizcos y lagartijas. No hay misterios en los espíritus ni en los murciélagos ni en las herraduras, sólo en el propio hombre y en la naturaleza que se nos muestra tan poco a poco. Para desvelar ese misterio pienso que sólo hay dos métodos: la ética y la ciencia. Lo demás únicamente nos deja disfrazados de ciego, que es lo que parece este brujo aun con sus ojos en llamas.

19 de octubre de 2009

Somos Zapping: Bertomeu a la BBC (18/10/2009)

Doctora Amor. Doctora Amor, rosal de cuernos, pichas como caracolas, hombres con el pijama del sexo y el meado, mujeres con el pubis vacío como un cuenco; la nada se queda en la noche como una dentadura postiza y tú recuentas las piedras de la carne con sonrisitas y carajos. No te creo, doctora Amor, Olga, psicóloga, sexóloga, acariciadora de calvos y madrastras en la cama; a nada sabe tu pastilla en la boca, como a azúcar en la mano; en nada se queda la teta que sujetas con profesional asco; no te creo, peinadora de alcobas, aya de los viejos, risa de pellejo, leprosidad de la pasión. Doctora Amor, te escucho en cinco minutos recomendar a una esposa que ha puesto cuernos que se lo calle y a otra, al contrario, que hable y dialogue con su pareja; repartes galletitas de la fortuna, podrías ser la pitonisa mecánica de las ferias con el consejo azaroso que se baraja en tus bajos. Doctora Amor, Olga, te oí decir una vez que “en la vagina no se siente nada” y ahora te inventas el futuro de las parejas empujando erecciones con globos y gobernando matrimonios rotos o desbancados. Doctora Amor, psicóloga, sexóloga, quizá por imposición de micrófonos y palanganas; creo que no te pediría ni la hora, menos aún arreglar un polvo o una vida, tardando un corte de manga como tardas. Doctora Amor, Olga, psicología de lavativa hecha espectáculo, bobo consuelo; tienes programas de herbolario y tienes gente que no sabe nada pendiente de que le digas la postura de la felicidad y te equivoques. Por eso eres como todo Canal Sur, como toda su Andalucía conformada; de ahí tu importancia, de ahí el daño.


Preparar alfombras. Podrían haber puesto a una maquilladora o a un electricista del programa a leer el guión tan bien medido, y no se distinguiría de Mabel Mata, presentadora florero, periodista que hace de mera apuntadora. Vean cómo remató la entrevista a Juan José López Garzón, Delegado del Gobierno en Andalucía: refiriéndose al fondo de inversión para las autonomías, le preguntó “a qué conclusiones llegó después de la reunión con el señor Chaves”, y luego, si estaba “satisfecho con los Presupuestos Generales del Estado, con la partida destinada a Andalucía” (en realidad ella no puso aquí tono de pregunta, sino de afirmación). Pero hija mía, ¿qué te va a contestar un delegado del Gobierno a eso? Para hacer de espejo y preparar alfombras, para dar el pie al poder y ponerle brillos, para eso no hace falta un periodista. Basta un barbero.


Sueldazos con razón. Tiene razón Pablo Carrasco, Director General de la RTVA, aupado por el poder desde las productoras arrimadas, desde esas máquinas de hacer bodrios televisivos, hasta gobernar el gran teatro de marionetas de Andalucía. Tiene razón, digo, al defender su sueldazo, 139.000 euros, un 72% más que el de Griñán. De hecho, según este periódico, veinte directivos de Canal Sur cobran más que nuestro presidente. Y poco es, sí señor, según “los parámetros de sus correspondientes sectores”, que así se justificaba él. Claro, es que si no, las otras cadenas se llevarían a sus profesionales, de tan demostrada capacidad. Ya me veo a la BBC pujando por Carrasco para que llene su programación de calidad, independencia, rigor y cultura. Ya me veo a Juan y Medio, a Olga Bertomeu, a la copla macetera y a los toritos enamorados, todos en la cadena británica, privándonos a los andaluces de la excelencia televisiva. Y tiene razón, además, porque no hay sueldo que pague la habilidad de idiotizar a tanta gente y con tantas ganas.

15 de octubre de 2009

Los días persiguiéndose: Religión de los partidos (15/10/2009)

Todavía escucho a tertulianos adscritos y a amigos metidos en política intentar colarme ese discurso de la superioridad moral de un partido sobre otro, que es como la de una religión sobre otra. Unos me cuentan que la derecha pija del Gürtel, corrompida con pelucos y burbujas en el culo, tenía que caer como por profecías de Marx, y yo les recuerdo que este país vio los escándalos y negocios más sucios cuando España era una rosa en la boca del felipismo, que en Andalucía crecen sin duda naranjas tan hermosas como las de Valencia y que ningún partido ha sobrevivido sin untamientos, amiguismo y mordidas. Otros me desentierran a Juan Guerra y yo les digo que no se puede sacar a Costa para empatar el partido. No es mal ejemplo el de las religiones, ahora que Amenábar ha puesto de moda otra guerra clásica. Los dioses han seguido la crueldad o la poesía de sus fieles, y no al revés. Las religiones no son malas ni buenas, sino que con ellas los hombres han hecho cosas malas y buenas apelando a las mismas señales en el cielo y, más que nada, siguiendo sus propias debilidades, tan terrenas. Los partidos políticos, que son otra creencia, otro fanatismo a veces, parecen copiar a la religión en llamas, santos, monedas y ceguera.

Me hablan de una derecha corrupta y como putera por naturaleza, o de la izquierda que se hizo dueña del cortijo, y yo sigo, bíblico, citando la paja y la viga y advirtiendo que quien esté libre de pecado... pues eso. Claro que esto tampoco soluciona nada. La corrupción sistémica de la política no es un mito, un coco ni una obsesión de nihilistas acostados, sino un problema real y gravísimo que no hemos sabido solventar. Carecemos de mecanismos coercitivos y punitivos útiles, empezando por que la Justicia es sierva o prisionera del mismo poder político. La debilidad de nuestra democracia ante la corrupción se demuestra en la tranquilidad, casi la impunidad, con la que desde las concejalías de pueblo a los más altos despachos, los políticos y sus moscones deciden cruzar la línea. La corrupción como costumbre y listeza, eso de que sólo el tonto no mete la mano donde la meten todos, nos dice que nadie tiene miedo a una ley laxa, con mil maneras de enterrar los casos y escapar por la gatera. Una democracia donde pudo existir esa Marbella llena de orondos mangantes, donde hubo y hay los Olleros y Naseiros y Matsas y Filesas y Mercasevillas y Gürtels que conocemos y los que no, donde enteradillos de pata negra o cuello italiano o bigote de fusta hacen aquelarres y regatas en cada pueblo y autonomía con el dinero de todos; una democracia que, en fin, deja la enseñanza de que robar y pringar alrededor de lo público es rentable, fácil, vistoso y poco arriesgado, está sin duda enferma hasta el tuétano.

No es un partido sobre otro, como no es un dios sobre sus antecesores, el que trae la moralidad o la vileza. Debe de ser que el mal está en nosotros, que lo consentimos, lo justificamos o lo equilibramos pesando unas siglas con otras. Ahora siento que he escrito un artículo obvio, repetido, ingenuo e inútil. ¿Cómo pretender que los partidos hagan leyes que los dejen en pelota, sin enchufados y sin negocio? Sólo queda, quizá, pedirle a la ciudadanía que reaccione con asco y furia contra la corrupción, y sin decir que los otros trincan más o que los suyos no van a ser los primeros panolis en ir de honrados. Es necesario que la corrupción les cueste en las urnas, que el pueblo ponga su guillotina donde la Ley pone sólo puntos suspensivos. Olvidar la religión de los partidos para salvar la creencia en la Democracia.

Somos Zapping: Chusqueros de la serranía (11/10/2009)

Pizarro / Velasco. Cada vez que veo a Luis Pizarro en televisión, pienso que luego va a aparecer un caballo relinchando, como ocurría en El jovencito Frankenstein de Mel Brooks cuando se mencionaba a la oscura ama de llaves. En el sociatismo andaluz, Pizarro es una figura entre el cochero de Drácula y el Algarrobo de Curro Jiménez. Siempre me ha fascinado este personaje: chusquero, iletrado, urdidor, más manijero que político, sin otra profesión posible que la de zurcir los bajos del partido. Aunque tengan ahora a Griñán haciendo de dandi y de tenor spinto, se diría que el estándar del PSOE andaluz sale de unos billares de Illinois, entre el ventajismo y ese boxeo de barrio, escupitajo y tongo. Yo quería, en principio, comentar una frase que le escuché en las noticias de Canal Sur el otro día, una de esas tontadas con las que se condecoran de nada: “Andalucía está en la vanguardia de la descentralización administrativa”. Aquí cualquier cosa es una vanguardia, tanto que las coleccionamos, aunque curiosamente ninguna nos sirve para escapar del vagón de cola de todo. De esto quería yo hablar, pero me di cuenta de que Pizarro llena la pantalla con un simbolismo más hondo y más doloroso que la concreta idiotez de sus palabras: es la pura encarnación de la mediocridad de nuestra política. Hay otro personaje en el PSOE andaluz que me transmite casi las mismas sensaciones, en quien de alguna manera veo la herencia del ahora consejero de Gobernación: se trata de Rafael Velasco, especie de cruce entre Pizarro y José María del Nido. Velasco es esa misma avilantez de la ignorancia unida a la chulería, aunque vestido como para una boda. Lo vi hace poco en las noticias, en una intervención en el Parlamento, y parecía el portero de la discoteca de allí. Es aún más triste porque significa que la nueva generación sigue acarreando los modos y los sacos de la vieja guardia. Si yo no me creo los violines de Griñán, es en parte porque su partido no sale de sus sótanos, Cárpatos y mataderos. Con gente así, eso es imposible.


Crisis e indignidad. En Mira la vida lo llamaron una “medida anticrisis de ingenio”, pero era una penosa rendición, la última humillación de los pobres. En Ronda, un paisano sin trabajo ha decidido vestir a su caballo y a él mismo de bandolero y cobrar a cada turista que le saque fotos, y así se presentó en el programa como el mulero de toda nuestra miseria. Ea, vistámonos todos de bandoleros, gitanillos, flamencas, toreros, y salgamos a la calle como chiquillos de Bangladesh, a tirar de la chaqueta a los guiris, a los forasteros; hagamos de churretosos pedigüeños, con alma de limpiabotas; que sea el andaluz el suvenir de sí mismo, el payasete de su necesidad, el safari de su desgracia. Recojamos como siempre las monedas que nos tiran al suelo los ricos por ser lo que somos, pues a más no llegamos. Estamos acostumbrados a sobrevivir en la indignidad.


Siesta y media. Juan y Medio parece en verdad recién despertado al comenzar su tarde de morbo, viejitos y piononos, pero nunca imaginé que fuera literalmente así. Me cuentan que Juan y Medio suele echarse un sueñecito en su camerino antes del programa e impone al personal un silencio como de siesta de marquesón o de abad. Si alguien osa perturbar con tacones, voces o acarreos su sagrada cabezadita, monta en cólera y suenan latigazos por los pasillos. Hombre, al trabajo hay que llegar ya habiendo dormido y habiendo cagado, qué menos. Salvo que uno crea que la televisión pública es su palacete y la gente de allí sus mucamitas, que es seguramente lo que pasa.

Los días persiguiéndose: Olimpismo andaluz (8/10/2009)

Aquí lo que necesitamos son unos Juegos Olímpicos, un mundialito, algo, lo que sea, para hacer murales del espíritu, mancharnos las manos de témperas, soltar cañonazos de palomas y tener los sueños endomingados. Sevilla ya lo intentó y nos dejó un huevo puesto en forma de Estadio Olímpico sin olimpiada, que durante mucho tiempo pareció que sólo estaba ahí para que lloviera sobre las pistas, cantara Luis Miguel y las pelotas de tenis rebotaran hasta el cielo. La Sevilla olímpica ponía en el futuro velamen, antorchas y músculo sobre un horizonte de campanarios y churreros. Estaban ya las muchachas helenizadas, los alcaldes laureados, las estatuas a punto de salir corriendo, el Guadalquivir con piraguas y la Torre del Oro como el faro de Alejandría. Los Juegos Olímpicos antes traían a los discóbolos, los dioses, los poetas y los filósofos, todos como con la picha fuera. Ahora traen burócratas, banquetes, hoteleros, satélites, espónsores, entoallados en una leve maternidad capitalina del mundo. En Sevilla querían los Juegos como los quieren seguramente los pobres de Río de Janeiro, para tentar el oro de lejos, para que el mundo les preste sus túnicas, para que todos corran hacia el mismo sitio, para que montados en el carro de Zeus no pesen el cansancio, el hambre, la ruina. La ingenuidad con que las gentes de Río o Madrid se han unido a las cartulinas y han sentido que les visitaba Apolo nos dice mucho acerca de qué esperamos, qué nos empuja, qué nos extasía: la multitud condecorada, la fiesta de olvidar lo demás, el cumpleaños del planeta en casa.

En Andalucía lo que necesitamos son unos Juegos Olímpicos, la vecindad de la gloria, una promesa de delirio. Sí, ya sé, son muchas enumeraciones. Pero en eso, en contar las cosas por venir, somos especialistas. Llevamos toda la vida mirando al horizonte, esperando estrellas fugaces. Las modernizaciones y prosperidades sin plazo de los políticos son otras olimpiadas que se viven sin que lleguen. Bastan el barullo, la “corazonada”, el cartelón. Cuando no llega la gloria, lo que queda es esa postura hacia el futuro. El “espíritu olímpico” andaluz es que los políticos nos lancen aros de colores a las nubes y soñemos con llegar a ellos o ensartarlos, mientras el soplido de la realidad los aleja de nuevo. Ése es seguramente el “estado de ánimo” que Chaves dice ahora que hay que cambiar, pasar de contemplar lo que ocurre a la esperanza de lo que no va a ocurrir, y creérselo como se creían en Madrid sus lagos artificiales y sus atletas de pies alados y sus dioses sorbiendo de los pebeteros. Ese mismo “estado de ánimo” enajenado y candoroso de los que salieron a la calle con la cara pintada y los saludos ensayados en todos los idiomas, felices sólo por imaginar las jabalinas que los fuertes lanzarían por ellos. Aquí ya vimos reportajes de una Málaga o una Córdoba que se veían olímpicas por resbalamiento desde Madrid y todos los vecinos parecían forzudos.

La Junta debería promover una candidatura andaluza a estos cielos con graderío, que vuelva incluso Sevilla a su Peloponeso. No llegaríamos a nada pero lo importante sería que el pueblo comulgaría su espíritu en las fuentes y que Canal Sur sonaría como Píndaro. Nos pega mucho eso del olimpismo: vivir en la espera, desear con lustros de antelación, fantasear con medallas y estatuas, y olvidar todo lo que nos pasa, duele o falta por la promesa de un circo, de un desfile de aguerridos, de un triunfo prestado que ungirá de mentira nuestra pobreza. Creo que no hay tierra más olímpica que Andalucía.

Somos Zapping: Goebbels vecindón (4/10/2009)

Discurso. El tremendo discurso merece que lo ponga entero aquí: “Sé que no estamos atravesando el mejor momento, pero creo que hay una solución para la crisis. ¿Cuál es? Voluntad de superación. Tenemos que juntar nuestras energías, tenemos que luchar con nuestras fuerzas, por nosotros mismos y por los demás también. ¿No lo veis? Tenemos que superarlo, porque nuestras metas son nuestros sueños y nadie puede arrebatarnos nuestros sueños. Además tenemos el pleno derecho de luchar por ello, y no sólo por nosotros, sino por nuestros hijos, porque tenemos que dar ese ejemplo, porque tienen que saber que el destino, su destino, es todo gracias a la voluntad. Y os aseguro que hoy, aquí, juntos, lo vamos a conseguir”. Se preguntarán quién era este Churchill, este William Wallace... ¿Zapatero, Pepiño Blanco, Leire Pajín, Griñán...? Podrían haberlo sido, porque es el mismo verbo y la misma canción con avecillas. Pero no, esto lo decía un personaje de Arrayán. Canal Sur nos ha metido en Arrayán a ZP, su propaganda ha llegado a las series, los guiones de los folletines se han puesto al servicio del Partido, Goebbels mete mano en el prime time de las marujas y los jubilatas mientras esperan el jarabe de la copla. Así hablaba el personaje, director del hotel, en un acto de una supuesta cámara de comercio, y, como un final de Rocky, el público aplaudía y la chica lo miraba arrobada, emocionada, orgullosa y hasta un poquito caliente, creo yo. El bueno y el guapo de la serie, un héroe zapateril. Y el discurso que hace que en el episodio se le rindan los comerciantes y las novias, indistinguible del que nos llega desde Ferraz. Esto da ya más miedo que asco.


Vetusta. Ahí están Don Camilo y Don Peppone, el padrecito de Cantinflas y el cura que hizo una vez Raphael; ahí están un poco Marcelino Pan y Vino, y Sor Citroën. Eso es la serie Padre Medina, rebujito de todos los plagios que se puedan hacer alrededor de una sotana. Pero la inoriginalidad y la endeblez de la serie son lo de menos. Han retratado con fecha de hoy una Andalucía de los años 50, un pueblo de cura y alcalde (un pueblo de quince, eso sí, porque más no salen) santero y babuchero, un pueblo como de mis abuelas, con tiesas vecinas beatonas, cazurros aborregados y fiestas patronales de tirar cerdos de los campanarios. Debe de haber un término medio entre la Andalucía hipermodesna de la propaganda y esta vuelta a Vetusta, pero Canal Sur se complace en lo uno y en lo otro sin asomo de pudor por la contradicción. El cura joven y guapo parece que ha llegado a Las Hurdes de Buñuel. No sé si la Andalucía sin tiempo, la Andalucía eterna, es así, como en la serie. Pero, desde luego, no pega nada con esos discursos llenos de aerogeneradores. Se decidan, oigan.


Terapia. Las praderas y los arcoíris con los que se presentaba Olga Bertomeu buscando la felicidad se han quedado en un Diario de Patricia con una vecina (ella) dando consejillos (pocos y simplones). Historias de cuernos, gorduras y complejos relatadas profusamente por sus protagonistas, mientras la psicóloga apenas apostilla unas obviedades que no necesitan carrera ni libro ni programa. Vaya terapia. Luego mete fotos del veraneo de alguien para contagiarnos la felicidad de los payasetes y por fin remata con una sección sobre sexo en la que básicamente se dedican a reírse todos cuando el personal cuenta que no se le “empina”. La felicidad de verdad es, sin duda, la suya: estar bien acomodada en Canal Sur Radio y Televisión sin hacer más que lo que mi vecina en la escalera cuando charla arreglándose el moño.

1 de octubre de 2009

Los días persiguiéndose: Dan Brown y los masones (1/10/2009)

Ay, la que nos queda a los masones con lo último de Dan Brown... Habrá que tomárselo con paciencia y humor, a ver. De aquello de El código Da Vinci sólo recuerdo un balazo estilístico nada más abrirlo, cuando con el primer tiro de la novela él escribió “sintió el calor abrasador”. Después de leer semejante vulgaridad, tuve que tirar el libro a la piscina que no tengo, como Umbral. A mí hay libros que me duran un párrafo, apenas se encuentra uno con estas descripciones al estilo de Don Marcial Lafuente o con el adjetivo “destartalado” aplicado a un coche o a un café. Así pues, esperé a la película, que robaba menos tiempo a mi vida, para evaluar esos misterios que Brown encuentra en el culo de las estatuas y en los palomares de las iglesias. Tardé poco en sufrir el primer ataque de risa, cuando Tom Hanks mira un cadáver con un estrella de cinco puntas dibujada en el pecho y el supuesto especialista en simbolismo señala que aquello se refiere ¡a Venus, a lo femenino, a la mujer! Cualquiera hubiera empezado por los pitagóricos (era su signo de reconocimiento), o por el número áureo (la estrella de cinco puntas contiene muchas relaciones entre sus segmentos que remiten a este número irracional lleno de simbolismo). Pero Dan Brown hace tortillería con todos los garabatos y penumbras y así llena los papeles de dedos mefistofélicos, conjuras merovingias, alucinaciones piramidales y otros campanazos en la cabeza, para goce de crédulos y paranoicos.

La que nos queda a los masones con esto de Dan Brown... Es verdad que la masonería aquí no termina de explicarse, y eso seguramente es culpa nuestra. Pero es que, además de la complejidad de esta tradición, nos encontramos con algo peor que el desconocimiento que persiste en la sociedad española sobre este fenómeno: los prejuicios, la leyenda negra... Utilizando un símil masónico, es más difícil construir sobre escombros que sobre suelo llano, y el terreno al que volvió la masonería española tras el total aniquilamiento que supuso el franquismo era eso, una escombrera. Pronto, entre el 8 y el 10 de octubre, se celebrará en Almería el XII Simpósium Internacional de Historia de la Masonería Española, al que la diputación se ha adelantado con una muestra fotográfica que ya se puede visitar. Espero que sea una oportunidad para que se conozca la realidad de esta institución tan atacada y malinterpretada, usualmente desde una interesada mala fe. Verían lo poco que tiene que ver con Dan Brown y sus misterios cinerarios. No es sitio éste para que yo diserte sobre lo que significa y hace en realidad la masonería. Baste reivindicar su normalidad y visibilidad, que creo, personalmente, que es la única manera de acabar con las oscuridades y mentiras que se le achacan. Eventos como el de Almería ayudan a esto, además de recuperar la honda tradición masónica de Andalucía, tan olvidada. Los masones, mientras, deberíamos intentar explicarnos mejor. Es cierto que cualquiera que tenga verdadera curiosidad puede averiguar qué es la masonería sin más que recurrir a historiadores medianamente serios y confrontarlos, haciendo uso cada cual de sus luces, con la abundante y llamativa literatura antimasónica. Sin embargo, creo que nadie comprendería en la sociedad actual una institución que no es capaz de hacer entender su función y su método, escudándose en la tradición o la discreción. Explicarnos, y no porque nos obliguen las chorradas de Dan Brown, sino porque lo exige nuestra propia época. Eso, o seremos siempre para los demás una mala novela.

La rumba del cambio (28/09/2009)

El día en que Soraya, esa niña con cerillas, bailó rumbas como una comanche en tierra enemiga, los augures nos dijeron que habían visto venir el cambio, el fin de Zapatero y su flauta, el derrumbe del Régimen andaluz. Ocurrirá o no, pero ayer el Partido Popular tomó Dos Hermanas, mina socialista con tres concejales del PSOE por cada uno del PP. Allí, donde Zapatero echa de comer a sus pececillos o tiburones y empieza o termina las campañas peinándose entre espejos, esperaba el velódromo de los grandes mítines, que parecía un cepo medio enterrado. No podemos esperar que este tipo de actos sean concilios ni ateneos; son lo que son, la celebración de una hinchada, un gospel de la unanimidad. Pero el PP mostró músculo, hambre, osadía, ante un PSOE tan dado a creer en Andalucía que le pertenecen los lugares, las esencias y las almas. Aquello se llenó como una gran balanza, más de 20.000 personas y las que se quedaron fuera, mientras los municipales alejaban a los autobuses tardones porque ya no cabía nadie más.

El PP venía sin figurantes, con los autocares llenos de devotos, y con más banderas de Andalucía y de la gaviota que la otra de los estancos. Cada vez cuesta más trabajo encontrar entre su parroquia al pijo que dé la estampa de la derechona. Había algún jersey por los hombros, alguna patilla de hacha y alguna pulsera rojigualda, pero es difícil distinguir ya sólo por el tipito a una pepera de Leire Pajín o a un pepero de Rafael Velasco, ese cachorro del socialismo andaluz. El mismo Arenas definió en su intervención un partido de butaneros y fruteros, dando sus nombres y las horas a las que se levantaban. Hasta se vieron mujeres con velo musulmán y una bandera saharaui como mentolando levemente el ambiente. Por eso mismo, y frente a ese cambio que se aprecia a simple vista, como si hubieran jubilado a todos sus antiguos marquesones y viudas de notarios, sigue sorprendiendo la contumacia del PP por afearse él mismo su estética. Tantas ganas de desabodegarse de los tópicos y nos traen de animadores a Los del Río y la rumbita tontipija de Siempre Así, para que no nos acordemos de esa derecha tan andaluza de caseta de feria. Sí, Los del Río, con un cuadro de gitanas de tapete de televisor, con sus ritmos culones, con bautizos de manzanilla y todo ese mal vino de lo rancio que exudan ellos. Buen símbolo para el cambio, la modernidad y la eficacia.

Bailó pues Soraya una rumba, con todo el chorus line del PP nacional y andaluz allí, disolviendo con eso ya un poco los gañidos con que Antonio Sanz se comía al PSOE y aupaba a Arenas, las diligentes cuentas de Montoro que subió al atril para enseñar el monedero vacío que ha dejado ZP, y los latigazos a los impuestos y a los desastres gubernamentales que arreaban el líder del PP andaluz, que sigue orlado de mesías, y el mismo Rajoy, que entró lentamente como un buque para definir al gobierno socialista con “la mentira, la soberbia, el sectarismo, la chapuza y la improvisación”. La cosa iba bien enfocada hacia su lema (“más empleo, menos impuestos”), hacia la economía, la gestión, la seriedad, la eficiencia. Pero luego siempre les ocurre lo mismo: suena un órgano desde arriba y de repente las hijas de Zapatero sirven para volver a las niñas de 16 años que pueden abortar (uno de los aplausos más estruendosos), se habla de la educación empezando por los crucifijos que les pesan tanto a los socialistas o a los techos de las aulas, y sacan a Mariluz y a Marta del Castillo como reclamando la justicia pistolera de Walker, ranger de Texas. O sea, el espantajo que tanto le sirve al PSOE para azuzarnos al dóberman, para reírse de su centrismo y para mantenerlos, al menos en Andalucía, en una oposición eterna como una vigilia. Ese día en que bailó Soraya, en que Rajoy quizá empezó a ser más que el paraguas que se dejó olvidado Aznar, en que Arenas se vio parando una catarata, puede ser el comienzo del cambio, sí. O sólo otra borrachera de la misma rumba.

Somos Zapping: La guasa y el talento (27/09/2009)

Ardentía. No soy de los que piensan que en Cádiz City la gracia está amontonada igual que en El Melli. Eso es un mito que a mí, que pasé allí algunos años, se me vino abajo pronto. Hay un genio que Cádiz reparte como con cucharillas de plata y que le puede tocar a un Beni, a un Libi, a un Selu, pero también está el simple chufla que cree que los efluvios caleteros y el sol en adobo le tienen que hacer gracioso porque sí. Es lo que le pasa a ese tal Juan “El Ardentía”, speaker de La Caleta según rotulaban en Ratones coloraos, ése al que tuvieron que llamar la atención por decir chorradas por los altavoces de la playa y que ahora va de héroe gadita. Sin embargo, este hombre está tan lejos de la gracia como Cádiz de Estocolmo y sólo le ha tocado la compulsión de decir paridas con denominación de origen. Si hay algo peor que un malaje es un gracioso que se lo cree sin serlo, y eso es él. De gracioso sólo tiene la posturita, un meneo como de pistolero, un silbar las ches y un dejar la boca abierta tras las frases, tras sus “toquecitos”, que es como llama él al fallido intento de reivindicar su patria a base de memeces. “Son las tres, las tres menos cuarto en Rusia”, o “vienen medusas con mu mala idea”, decía por ejemplo a los bañistas, satisfecho, crecido, imaginando sin duda que todas las caballitas del lugar le aplaudían. De este calibre era su ingenio, que hacía a Quintero exclamar “ole” y “en Cádiz se entiende el ángel”. Lo que le pasa a Quintero, además de que enseguida ensaliva ante cualquier localismo, es que ha acabado creyendo, como tantos andaluces, como este Ardentía mismo, no sólo que la gracia nos sale naturalmente de las glándulas, sino que hay una obligación de ser o al menos nombrarse gracioso. Sin eso hay quien se queda sin identidad, sin esencia, sin barrio, sin nada. Y antes que aceptar ser nada, aquí preferimos mentirnos y pensar que es gracia lo que es guasa y que es arte lo que es chuminada. Vi la entrevista a este autogracioso esperando algún ramalazo de agudeza, pero sólo me encontré con un andaluz vulgar, sin humor ni talento, intentando agarrarse patéticamente a los flecos de una tradición o una tierra. Una sobreexposición a casetes de El Melli y solazo de La Caleta nos ha dejado a un gadita jartible que sólo tiene para aportar el regüeldo de su mote. Qué ardentía de tío.


Industria. Estoy deseando ver esa nueva serie del cura que, por los avances que nos enseñan en las noticias de Canal Sur, parece más bien Michael Knight. Padre Medina (me recuerda a aquel padre Mundina que tenía la voz de sus gladiolos) es una copia de una serie que ha triunfado en Galicia, pero aquí, nos dicen, la han adaptado “a nuestro lenguaje y a nuestras costumbres”. Lo mismo lo vemos, pues, discutir de teología con rocieros y capillotes, quién sabe. Pero yo quería hablar de la justificación que da el ínclito presidente de la RTVA, Pablo Carrasco, para gastar el dinero del contribuyente en estos folletines de sacristía, y que nos explicaba con ínfulas de mecenas en el informativo. La utilidad pública de ver a un cura en moto, como la de soportar esa larga indigestión de pelusa y lloriqueo que es Arrayán, está por lo visto en que “la ficción crea industria” y “favorece la expansión del talento”. Sí, no hay más que ver el talento que expande Rocío Madrid, que actúa igual que los sofás del atrezzo. En cuanto a la industria, eso sí hay que reconocérselo a Canal Sur en todo lo que hace: ha creado una colosal industria de amiguetes y arrimados, engordados a dedo a costa de las arcas públicas. Eso sí es talento: crear una productora y que Canal Sur te llame al minuto, o incluso meses antes. ¿Se referiría a eso Pablo Carrasco?

Los días persiguiéndose: Tomatoman (24/09/2009)

Quieren refundar nuestra economía sobre el calambre del viento y el metal vivo de los ordenadores, pero somos el campo y sus cáscaras, la tierra en la boca, el sudor de las cebollas, las calaveras de las vacas, el mismo sol preñado de agua y leche que ya tenían los egipcios. No hay más religión ni más misterio que las estaciones, desde Eleusis a Jesús / Osiris, y aquí seguimos siendo la civilización de un delta, con los dioses de cereal y el pueblo esperando el amanecer como una guadaña sobre la madre tierra. Vino y fruta, el oro de Baco, Andalucía campesina, corazones de bueyes, espíritus de caballos, esa mirada agropecuaria que pone el andaluz sobre el mundo. Los señoritos nos dejaron sin industrializar. Aquí no les hacía falta invertir, arriesgar, teniendo para sus haciendas, sus rentas y sus juergas mano de obra semiesclava abundante como el hambre. Cuando mi padre me habla del campo de hace 40 años, un campo de paja, chinches y jornaleros como galeotes, pienso que nos robaron siglos. Somos aún campo y madera, ese cielo de los cobertizos, ese fuego de los campamentos. Y no sólo en la economía, también en la cultura: nuestras fiestas y romerías siguen trayéndonos los modos y olores de los tratantes de ganado y los terratenientes aupados a sus tótems.

Somos el campo, estamos enterrados en él como una herradura, con ese peso de arena acementada que tiene la historia. Entre el desmesurado sector primario que sigue siendo las venas egipciacas de Andalucía y un terciario que mayormente se encarga de aliñar y emplatar lo que sale de ahí, nuestra economía remite a los carretones. Andalucía da lo que se exprime de ella, que es un poco de su sangre y otro poco de su sal. Las industrias nos nacieron extranjeras. Lo nuestro son las verduras y los jamones, las brazadas en la tierra y los gañidos de pastores, que ahora se iluminan, desinfectan o aristocratizan en una cosa que han llamado Andalucía Sabor, feria de nuestro sudor concentrado, que es lo que tenemos, y que quieren convertir en algo así como la cena de un rey. Allí he visto a Griñán como a punto de recibir un sopapo de la Andalucía verdadera, en una magnífica foto que traía ayer este periódico: Griñán frente a Tomatoman, “mascota ideada en Almería como superhéroe de las hortalizas”. No tenemos para la gloria y el orgullo sino ese Tomatoman, forzudo de nuestra hambre y nuestro atraso. El músculo de Andalucía es un tomate, nuestra épica se tiene que conformar con las hortalizas y nuestro deseo de brazos de acero con una pulpa antigua. Superpoderes de caldo, rayos de picadillo, hipervelocidad de noria, vigor sobrehumano de las matas, eso es lo podemos ofrecer en el siglo XXI de Andalucía, tan terrizo y apocijonado. Por ahí lejos volarán con magnetrones y láseres, pero aquí nos impulsamos de gazpacho. Nuestro héroe, protector, salvador, es un tomate humilde, sincero y engordado de noche y dedos, único titán al que podemos aspirar después de siglos vaciándonos en la tierra, comiendo la tierra, siendo la tierra. Y mientras, Griñán, con su economía sostenible, con sus sueños eléctricos, con su cibernética por montar como un Exin Castillos, mira y no ve la realidad de Andalucía que hay tras ese Tomatoman como un Supercoco de las huertas, tras ese niño que juega con un mantel por capa, tras la purísima ingenuidad de una región que se ejercita en sus penurias y rueda en sus cestillos. Esa realidad que nos resume en la simplicidad, la soledad, la pobreza y la fiesta de un tomate por todo fruto, aspiración, fuerza y victoria.

Somos Zapping: Amanece, que no es poco (19/09/2009)

El sol del PSOE. El Meridiano se emite ahora a las 8 de la mañana, un poco temprano para el mediodía de su nombre, pero ya sabemos que Canal Sur tiene los relojes y las brújulas trucados, apuntando siempre adonde ya sabemos, y tiende a darle a las palabras un sentido alargado, curvo, acomodable y conveniente. Justo como en ese mismo programa, donde los temas a debatir siguen escogiéndose entre la inocuidad, la parcialidad y el populacherismo. El otro día los vi volver a enredarse largamente en el aborto, que da mucho para espantajos de obispazos y provechosas porfías entre progres y carcas, para después pasar a la reforma de la Justicia y que la presentadora retomara hasta lo de Mariluz. Se fue Mariló Montero, que ahora hace La mañana de La 1 al menos con un tono limpio, entre la cocina y la parafarmacia, que se agradece con tanta basura belenestebanista de otros. La ha sustituido Mabel Mata, chica que ha demostrado ser intercambiable y dócil, ese tipito que gusta tanto en Canal Sur, y que cumple a la perfección su misión de no molestar al poder y sonreír ante la tendenciosidad de los temas y los enfoques. Nada nuevo, pues, salvo la niña, el madrugón y añadirle a la tertulia la entrevistilla que ya hacían antes a esa hora, habitualmente sólo un podio para consejeros, un desayuno con flores para su propaganda. Fue nada menos que Griñán el que inauguró la temporada institucional del programa, y a quien la presentadora hizo parecer un tenor de sus óperas, enamorándola y enamorándonos. Creo que si le hubiera hecho una sola pregunta levemente incómoda, hubieran estallado los focos. Griñán defendió a Zapatero, sopló sus molinillos, nos enseñó el nivelito del socialismo andaluz aclarando que no quiere que la Fundación Alfonso Perales haga “grandes abstracciones ni debates que no entiende la gente”, amagó con el desembrutecimiento de la educación y se decantó por el Fígaro de Mozart en un final de entrevista lamioso a lo Joaquín Petit. A sus horas inventadas, seguiremos tragando zumo de sociatismo y régimen, con el PSOE como el único sol que sale tan temprano. Al menos amanece, que no es poco...


El torero, la gurú y el cura. Casi vamos a echar de menos las vaquillas de Bertín Osborne, que en el programa parecía un borracho subido a una cucaña, o las monicacadas de Carmen Janeiro y Eduardo Banderas, siempre como resbalándose con sus risas meonas. La nueva temporada de Canal Sur amenaza con engendros, pasteleos y frenopáticos. Los anunciaron de corrido en las noticias y aquello era como el tren de la bruja de las ferias. Manuel Díaz, El Cordobés, no va lidiar con toros ni con ranas, sino con un nuevo concursito tontón que va a presentar tirando de dientes, fama, sandunguerismo de paquete y así. En Canal Sur presentan toreros o cantantes de sevillanas y sólo falta que la Macarena conduzca Se llama copla. Después, aparece Olga Bertomeu como sobre una aromaterapia de colorines y bragueros, diciéndonos que nos ayudará a buscar la felicidad. ¿Será la gurú de las menopáusicas? Luego, nos anuncian una serie sobre ¡un cura! Marchoso, guapetón, modesno y muy bueno sin duda, con el que Canal Sur recupera el espíritu de Sor Citroën. Sí, mejor que vuelva el Gran Prix...


Leones de la Logse. La estupidización del lenguaje se ha instalado igual en los parlamentos que en los zoos. Vean cómo llamaban en Animales en familia, un programa de Canal Sur hecho todo de pelusa, a la comida que les ponen a los leones de un parque o reserva: “Elementos de enriquecimiento ambiental”. Son los leones de la Logse.

Los días persiguiéndose: Esquizofrenia de Griñán (17/09/2009)

Zapatero va perdiendo ex ministros y roseando puños. Ni siquiera la economía pesa como los símbolos, y los ojos de búho de Solbes y el lápiz afilado de Jordi Sevilla no daban para himnos, marchas y demás pañuelitos al viento de este PSOE cada vez más alegórico y más desenchufado de la realidad. Solo, contumaz y tiznado de esa izquierda de cartelería, Zapatero prefiere el enrocamiento a la rectificación. ¿Y aquí, en Andalucía? Griñán despista y a veces parece que le reza a los mismos molinillos que Zapatero y otras le sale una cana de disensión o da un paso lateral en la fila. ¿Puede rectificar este PSOE andaluz, puede volver Griñán a las columnatas de su primer discurso? Difícil de decir cuando una mañana suelta palomas y a la siguiente las tirotea. He visto a Griñán, en el púlpito de Canal Sur, defender ahora la disciplina en la educación, prometer un Decreto de Centros que va a acabar con los gallineros de gamberros en las aulas que ellos mismos fundaron sobre bases inequívoca y orgullosamente ideológicas. Días antes, Mar Moreno hablaba con cara de regletazo y quería “poner de moda los deberes”, pero a la vez sacaba un ordenador como una bicicleta voladora, confundiendo los fines con las herramientas. Para cambiar este nefasto sistema educativo basta una tiza, y sin embargo el cuento de las tecnologías, la propaganda de las bombillitas, volvía a dejarlos retratados en el adorno de lo accesorio. ¿Qué quiere el PSOE andaluz de verdad? ¿Una educación de calidad o los mismos analfabetos de siempre con conexión inalámbrica a su estupidez? ¿Se dan cuenta o no de que un ordenador no estudia por los chiquillos, como tampoco lo hace una simple libreta? ¿Se dan cuenta o no de que el hecho de escribir con plumín o con electrones no hace inteligencia ni cultura ni excelencia per se?

Griñán está entre la inercia y el amago, entre el intento y el empecinamiento. Por eso, las cosas a medias, las ocurrencias que se contradicen, parecen ser su única tarea. Se diría que Griñán, si de verdad pretende traer su nuevo evangelio, lo quiere hacer sin soltar la feroz tradición como veterotestamentaria del PSOE andaluz. Por eso sigue con su Andalucía de adjetivos vertiginosos a la vez que trabaja su pose de profeta del cambio, por eso mezcla las etéreas y mentirosas modernidades heredadas del chavismo con pequeños desmarques, por eso conlleva la elefantiasis del brutal aparato burocrático y clientelar que maneja a Andalucía con la flauta de una nueva música que en realidad todavía no hemos escuchado. ¿Qué revolución esperar de un Griñán que le pide a su PSOE que “el partido sea la gente”? Otra vez la identificación del partido con toda la sociedad, con Andalucía misma, de nuevo el conocido tufo totalitario que debería espantarnos a nosotros y descalificarlos a ellos. Si el partido es “la gente”, los que no simpaticen con el PSOE, ¿qué serán? Tan buen lector que es, yo le recomendaría a John Stuart Mill, “Sobre la libertad”, y también un poquito de Aristóteles para que se diera cuenta de cómo la democracia se pudre en demagogia. Su supuesto cambio sólo trae una aporía que desemboca en caos y esquizofrenia. Yo sigo sin creerme a Griñán.

Zapatero se encastilla y hasta se inmola en su obcecación. Al menos es coherente, se ve claramente adónde va. Griñán tiene días de dócil y ortodoxo sociata orgánico y otros de fugaz rebelde de salón. Nos marea, nos confunde, nos decepciona. Que siga en el caballo o se tire de él de una vez. Ahora, sólo parece que va gobernando medio caído o medio borracho.

Somos Zapping: El aerogenerador enamorado de la luna (13/09/2009)

Andalucía 10. Se están quedando ya sin adjetivos, afijos, pináculos, lupas y zepelines para sus eslóganes. Ese intento de acelerar Andalucía sólo con la propaganda, como tirándose ellos mismos de sus cordones, ha roto todos los techos, ha adelantado a todos los rayos, ha fundido todas las calculadoras, se ha llevado todas las escaleras, columpios y alfombras mágicas. Andalucía “imparable”, “al máximo”, “de más a más”, “sostenible” y, ahora, “Andalucía 10”. No sé cómo no nos hemos desintegrado ya en nuestra propia velocidad, cómo no nos hemos tronchado de nuestra imposible altura, cómo no nos ha aplastado el peso de nuestra excelencia. Esta “Andalucía 10” es “una apuesta personal” de Griñán que “quiere acabar con los tópicos y la imagen distorsionada de Andalucía”. Así lo contaba en las noticias de Canal Sur una de esas reporteras vaticanas desde la Casa Rosa, con el adecuado acompañamiento de airbuses, de esos aerogeneradores que son como la acromegalia del ventazo y de vistas de La Cartuja que parecía una feria de piruletas. Loable intención la de Griñán, aunque me deje sin trabajo. Sí, porque supongo que la primera medida será desmantelar Canal Sur. No habría otro remedio tras sacar por el moño a sus folclóricas y toreritos, enviar a casa a sus feriantes borrachuzos, cerrarles la boca a sus chistosos, darles un manguerazo a las romerías, tirar a la basura sus tapitas de sol adobado, romperles sus botijos a los pueblos, encerrar a los caballitos junto con sus lunares y negarles el micrófono a los catetos. Sería el fin de Canal Sur tal como lo conocemos, aunque más bien pienso que esto es sólo el comienzo de otra hipocresía, de otra mentira, la de esa Andalucía que el poder mantendrá enrejada tras la copla, el tipismo, la ignorancia, la pobreza y el chiste, mientras Paulino Plata, desenterrado para este menester, enseña fuera el disimulo y el ensueño de pósteres de aviones, células fluorescentes y enchufes y vapores que nos salen de las nubes y las orejas. Creo que ni yo me quedaré sin trabajo ni esta Andalucía que bracea de hambre y pena como sus molinillos se ganará un 10. Pero ya tenemos otra cometa de chiquillo, otro vértigo inventado, otra cima donde sólo llegarán los altavoces.


Tarde original. No me extraña que Juan y Medio se lleve 60.000 eurazos al mes, o al menos eso decía este periódico. Su originalidad lo merece. Nunca había conocido la televisión lo que este hombre nos trae ahora en las tardes. Creíamos que todo lo basaba en su postura de paraguas, en sacar gracietas de larguirucho, pero concebir este formato, discurrir esta osadía, lo hace ya uno de los grandes. Mira que empezar con una “mesa de actualidad” tratando de mujeres maltratadas, pleitos por custodias de niños y demás temas sin ningún morbo, como la muerte súbita de jóvenes deportistas con la familia allí mismo, secándose las lágrimas con el pañuelo mientras Juan y Medio le pregunta al padre si le cuesta conciliar el sueño... Hizo llorar a todos sus invitados sin que se le moviera el bigote. ¡Qué diferencia con María del Monte! Pero no queda ahí la cosa: conexiones con la romería de Regla en Chipiona, un reportaje de otro pueblito andaluz, toda una sección dedicada a los castings, meritorios y corazones encogidos de Se llama copla, y, lo nunca visto, viejitos que buscan pareja, que reciben llamadas y se cuentan como andan de la vejiga y la paguita... Cómo no va soltarle la pasta que le suelta una cadena pública endeudada y deficitaria como Canal Sur, si ha reinventado toda la televisión y además se ha sacudido todas las moscas de la tarde. Qué genio. Caro, pero genio.


Psicoanálisis. Pertenece a ese amor de las Vírgenes por los puñales, las hembras por los crucifijos o los toros por la luna. Andalucía es fetichista y aquí se encaman todos los símbolos de la sangre, el poder, el sexo, la muerte, la patria, la violencia, la eternidad... Es digna de la psiquiatría, ya lo hemos mencionado, la obsesión andaluza por los caballos o los toros, que no es más que la fijación de una cultura aún primitiva y agraria por el falo, la fuerza sometedora, la potencia reproductora, la viril animalidad, aquí además asociado ello al poder y al estatus social. Para tratado de psicoanálisis, pues, dejaría yo lo de Enrique Romero dedicándole un reportaje entero a la supuesta “amistad” entre un toro y una yegua que se reunían solos bajo un árbol. “Imágenes muy tiernas”, decía. El toro y la yegua no sé si se quieren, pero desde luego el presentador fantasea con que se quieren, en una apoteosis freudiana que me niego a evaluar. Como decía Javier Krahe, yo que tú consultaba al doctor López Ibor.

Los días persiguiéndose: Magia ambulante (10/09/2009)

Chaves, que ya es como el último melocotón político de su cesto, quiere traerse a Sevilla un Consejo de Ministros igual que toda una antigua Persia. La política de este Gobierno se ha quedado en una magia ambulante, en una pagoda con ruedas, en la barraca de los milagros. Zapatero vendrá con su divinidad oriental, con su silla de elefante, y levantará con las manos o el verbo las montañas de oro y los espejos del viento, destapará todos esos cofres que hay en las nubes de su “Andalucía sostenible”, echará a andar la economía como una rueca y curará a los llagados eternos de esta tierra. La magia por contacto, la magia por presencia, las flores que nacen a su paso, los oasis que surgen de su meada... Zapatero y su gobierno son ya sólo superstición. Lo que llamamos realidad performativa, eso que adquiere existencia sólo por nombrarlo, tiene un nuevo grado en este fetichismo de Zapatero y su corte creando o transmutando las cosas con los rayos de sus ojos y la hechicería de sus huellas, política mesmeriana que nos habla de la decadencia del olvidado arte de gobernar, que ha desembocado en estupidez. En eso confía Chaves cuando la realidad nos apalea fuerte los costados: en las divinas palabras y en el santón cuyos crótalos llamarán a los buenos espíritus, a la fertilidad y a la abundancia.

Chaves debería ir a ese Consejo de Ministros de Sevilla en taparrabos. Si lo que nos queda es que el jefe con lanza y sus chamanes vengan a aullar y pinchar a la luna, a esparcir huesecillos en la tierra cementerial de Andalucía, mejor que vayamos bebiendo en calaveras. Chaves sabe que aquí rezamos a las llamas, adoramos a las piedras y atinajamos a los muertos, así que ha calculado que basta el espiritismo para conformarnos. Él mismo y todos sus sucesivos gobiernos han sido santería y pasar anillos por nuestra cara y nuestra hambre, soplándonos fantasmas en los ojos. Las modernizaciones y las imparabilidades de Andalucía eran candelabros paseados como por bonzos y encajes colocados sobre nuestra triste ceniza. No más nos trae Griñán, que, después de un momento levemente filípico, se ha dado cuenta de que aquí son suficientes la magia de perol, el incienso de la propaganda y el miedo que deja el aleteo membranoso de históricos demonios. Sobra la realidad cuando creemos que la noche tiene hadas, unicornios y dientes.

Esa “Andalucía sostenible” que pretende venir a invocar o a acarrear el mismo Zapatero a Sevilla es un botafumeiro alucinógeno, un emporramiento mental. Antes de imaginar casitas de chocolate y lagos de cisnes, aquí tenemos que solucionar el tercermundismo económico, laboral, educativo, cultural, político. Trasplantar aquí directamente lo verde como la lechuga que se imaginan, obligar a que la tecnología brote sin más de sus ecuaciones, cambiar la pobreza por prosperidad y el analfabetismo por cultura no es algo que se haga moviendo sombreros, metiendo cuchillos en el fuego ni trayendo a Sevilla el circo del sol de Zapatero, cada vez más arlequín, cada vez más Papá Pitufo. Para hacer todo eso tendríamos, primero, que cambiar la magia por la política, los conjuros por el trabajo y nuestros aprendices de brujo por gobernantes de verdad. Pero Chaves traerá a Sevilla un Consejo de Ministros y en el ceremonial veremos elevarse la “Andalucía sostenible” a partir de sus consagraciones y marmitas. Será mentira como toda la magia y despreciable como todo ardid de tramposos.

Somos Zapping: El marisco me relaja (6/09/2009)

Fuente de salud. Salud al día, ese programa que parece un anuncio de potitos, lo que me da son ganas de hartarme de burbon y tabaco. Roberto Sánchez Benítez obtiene su sonrisa como de una lavativa y pienso que antes de que eso me diera felicidad preferiría destruir golosamente mi cuerpo en el exceso. Aborrezco todos los puritanismos, y éste del cuerpo, de la salud, ese vivir de mantenerse vivo y seco, como si fuéramos un cactus, sólo llama a mis ganas de pecar con chocolate, carne, humo y alcohol, por resistir a la estupidez que dejan esos ojos clorofílicos, esas tripas vacías, esa religión astringente que además enseguida te acusa de hereje, infractor o suicida y quiere condenarte, con satisfacción sádica, al apio y a la bici. En esto estaba pensando yo, en cómo pecar para salvarme, cuando el programa ofreció la receta definitiva para la salud y el contento, excesiva y sospechosamente apetecible para su tono lechuguino. ¿Cómo podemos estar en Andalucía enfermos, mustios o desvitaminados, teniendo aquí la inmediata solución, la propia salud en vena? Y no ya la salud, sino la tranquilidad, la paz, el nirvana. Con su omega 3, sus proteínas, su yodo y su extatismo contemplativo... Aquí nosotros languideciendo, ahuesándonos, descarnándonos, cuando no teníamos más que hincharnos de ¡marisco! Gambas de Huelva, cigalas como centuriones, esos bichos almirantes de marina que se nos echaban encima en un reportaje por Punta Umbría. Todo lo que nos pasa es que no comemos suficiente marisco. La gente es que es muy dejada en Andalucía, se empeña en las papas, los potajes y las gachas, o se tira a la comida basura, la hamburguesa, la salchicha, la pizza, pudiendo hartarse de marisco. Nos falta sin duda educación alimentaria, tomar conciencia de la importancia de una buena dieta, y a esa madre que aprovecha la carne del puchero para las croquetas del día siguiente lo que le ocurre es que no entiende la calidad de vida que ofrece Andalucía y sus saludables productos. No ponga usted albóndigas, no se quede en el filete empanado, llene la mesa de buenas fuentes de gambas y langostinos; que las cigalas y los bogavantes destronen por fin a la triste tortilla con cebolla que preside evangélicamente la cena. Si hiciéramos caso a Salud al día, verían ustedes como aumentaba nuestra vitalidad, nuestro bienestar, nuestra alegría. Lo decía un hombre por Punta Umbría: “El pescado, el marisco, me encanta eso, me relaja”. ¿Por qué esa manía de la prisa, de lo inmediato, de lo fácil? Coman más marisco y relájense por fin. Creo que la gente que no come suficiente marisco es la misma que no recicla o no va a la playa “sosteniblemente”, salvajes insolidarios y dañinos. Bueno, es cierto, el marisco tiene una pequeña pega, el colesterol, pero nada es perfecto. Sigan el ejemplo de nuestros políticos o de esos miembros del Consejo Audiovisual tan concienciados por su ideología progresista: hártense de marisco para que la salud vaya de la mano con la ecología, la paz interior y nuestra idiosincrasia. Relájense, qué les cuesta...


Bigotes y dedos. El nuevo programa de la tarde en Canal Sur será sólo cambiar un bigote por otro, o recuperar la auténtica capitanía del bigote, la de Juan y Medio, usurpada por María del Monte. No es exageración, sino que creo recordar que hicieron una primera promo centrada de verdad en su bigote, quizá porque en él Juan y Medio tiene ya acumuladas todas las barreduras de Andalucía, más un poquito de baba. Con el beso de babas, roña y bigotes de este padrecito de lo andaluz se puede explicar ciertamente toda su carrera en Canal Sur. La segunda promo que he visto ha sido aún más certera. Tras enumerar una voz en off las cualidades que tendría que tener el presentador del programa (“gran profesional, apuesto, divertido”), le terminaban preguntando a Juan y Medio: “Entonces, ¿por qué te han elegido a ti?”. Y él respondía: “Parece ser que el tío que venía se ha liao, que se ha entretenido, que no puede, que lo hago yo...”. Tiene gracia, porque él no ha sido elegido por un accidente ni por un bigote, sino por el dedazo más gordo de la RTVA, tanto que ya tenía el chiringuito montado y la rauda productora ad hoc lista desde hace tiempo. Así, con el dedo y con el morro, es como se distribuye en Canal Sur el dinero público, para que se lo lleven los arrimados de siempre. “El tío que venía se ha liao...”, qué bueno. El tío que venía se sabía que era él, y con la saca bien preparada. Y luego va de redentor de la “buena gente”, viviendo sólo de la felicidad que dan sus programa. Toda una ONG. Eso sí, con los bolsillos llenos de nuestro dinero y la misión de idiotizar encomendada directamente por el poder.