Hogueras. A Isabel Pantoja, copla viviente, torera de su pena, ya le rasga los vestidos el pueblo amante por deseo o por odio, que también el odio viene a veces del amor. A los héroes trágicos, vencedores o caídos al final, los besamos o los apedreamos con la misma pasión y veneración. Todos se preguntan, con ingenuidad, por qué no protegieron adecuadamente a la diva en el juzgado. Pues para que luego se llenaran los telediarios y las crónicas con esa imagen tremenda de virgen violada por mendigos, y así nos olvidáramos del poder aliado con la corrupción, de los culpables que están y de los que no están, y de la suciedad de una era que no terminará con este juicio, que llega más allá de Marbella y de unos cuantos listillos con los dedos apestando a marisco y puterío. Yo ni siquiera quería hablar de la Pantoja, personaje insignificante en este pudridero de ladrones de lo público. Me di cuenta de que sólo se trataba de arrojar a alguien al volcán para que el pueblo ciego y fanático tuviera al menos una ceremonia de revancha o expiación. En una sociedad enferma de democracia y corrompida por la televisión idiota, algunos sabían muy bien que ese viacrucis de la Pantoja apagaría otras hogueras. Y ha funcionado.
19 de octubre de 2010
Somos Zapping: Lampedusa y la virgen violada (18/10/2010)
Los días persiguiéndose: Andalucía virtual (12/10/2010)
Esa “comunidad virtual de Andalucía” es el mejor nombre para la Andalucía juntera, hecha de chiribitas. El PSOE y su Junta cayeron hace mucho en una especie de solipsismo metafísico extremo, negando la realidad de un mundo físico exterior a su mente y reduciendo todo lo que existe a simples emanaciones de su yo. Pero si en filosofía el solipsismo no nos dejaba más que la certeza del aburrimiento o del sentido del humor del filósofo que concebía esa ingeniosa trampa, en política sólo nos habla de la necesidad que tiene el poder de construirse su propia realidad para escapar del fracaso. Lo real y lo virtual son pues para la Junta lo mismo, por esa necesidad ontológica podríamos decir, si seguimos filosóficos, o por la necesidad de salvar el culo, dirían otros poniéndose menos etéreos. Así, sostener ante el pueblo ese avatar de Andalucía que aparece en los discursos o en la televisión pública, ese edén de progreso, prosperidad, sostenibilidad y caramelo, se convierte en su único objetivo, con lo que se abandona el gobierno de las cosas y de las gentes. Vean esas páginas web de la Junta en las que nos amamantan la luz y las estatuas, en las que nos curan los microscopios, en las que nos llevan las olas como una cometa, en las que los consejeros nos dan la mano como una monjita; vean Canal Sur donde la Junta patrocina la misma vida y Andalucía parece el paraíso de los testigos de Jehová; atiendan a los discursos del PSOE andaluz en los que hemos ganado y alcanzado todo y sólo nos queda regocijarnos en nuestra gloria. Y luego, miren a su alrededor, a la Andalucía de verdad, la del paro, la pobreza, la incultura y la desesperanza. La Andalucía virtual les cabe en una cajita y la real les trae sin cuidado. Cuentan que a Berkeley, filósofo solipsista, le rebatieron toda su teoría dando un puntapié a una piedra. Alguien tendrá que darle un puntapié a la realidad aquí, antes de que la Andalucía virtual nos deje ciegos y sin un mundo que tocar después.
Somos Zapping: Cenicientas, toreritos y chachas (11/10/2010)
Niño gladiador. Es otro de esos héroes de la raza de los que hablábamos, pero con sólo 14 años según he leído. No es un niño de Juan y Medio o de Mi primer olé, aprendiendo del Mani o de Manuel Orta la manera de estar orgulloso de su horterez. No cuenta chistes forzados ni se limita a fandanguear entre las babas de los mayores. Va mucho más allá porque este chiquillo ya roza la tragedia, ha aprendido a ponerle muecas a la muerte y con ellas levanta a la gente de sus asientos, quizá porque es como si vieran a un Niño Jesús queriendo ser crucificado pronto. Sí, porque el chaval torea, ya mata novillos a estocadas. Se llama José Antonio Lavado y lo vimos en una retransmisión de Canal Sur mientras Enrique Romero alababa su arrojo y su corta edad de una manera gloriosa y obscena, como si se felicitara de encontrar a un niño gladiador. Estuvo a punto de llevarse un par de revolcones, que sólo enardecieron más al público. Pues sí, hay gente que asiste a espectáculos en los que se juega la vida un niño de 14 años. No sé qué dice la ley, pero a mí esto me parece tremendo. Él va para figura, dicen. Y nosotros, de cabeza a la barbarie. Orgullosa barbarie, por supuesto, como es costumbre aquí.
Servicio. Le pegaba mucho al programa sacarnos a una chacha andaluza, aunque, claro, una chacha sublimada en la ternura, la abnegación y la alegría, el ser chacha como un gozoso sacerdocio. En 75 minutos sabemos que son capaces de convertir las miserias de las crisis en una oportunidad para los buenos corazones o la penosa emigración de andaluces a la vendimia francesa en una risueña excursión campestre con tortilla y vino. Por eso no me extrañó que nos trajeran la idílica historia de una mujer de nada menos que 77 años que, encorvada, frágil y consumida, todavía anda barriendo, comprando, planchando, cocinando y sirviendo a una estirpe de varias generaciones de pijos que, eso sí, la quieren mucho. 77 años y 65 trabajando para la familia, desde los 12. La mujer apenas puede cargar ya con el carro de la compra, pero ahí sigue, entregada, leal, digna, contenta, renunciando a su jubilación, a su vida entera. Qué pena, qué abuso, qué estampa casi esclavista. Pero qué haríamos sin el servicio, vino a decir luego Carmen Martínez Bordiú, oficio o monacato al que dedicó elogios delante de otras amigas pijas. ¿Quién iba a cuidar si no a sus dos perros, Moc y Com? Sí, ya sé, es encantador cuando esta gente menciona a sus perros a la vez que al servicio, aunque diga los nombres y cuente la historia de los chuchos pero no de los criados. Menos mal que está la sumisa y agradecida casta de las chachas andaluzas, fieles hasta la humillación y hasta la muerte si hace falta. Cenicientas tonadilleras, niños toreritos y chachas de señoronas, vaya artículo el de hoy. Para estar orgullosos de dónde ha llegado Andalucía.
Los días persiguiéndose: Waka Waka (5/10/2010)
Griñán es otra cosa, es el superviviente de una casta de poder sacerdotal, de un imperio casi más naviero que político, el de este PSOE andaluz que renquea entre los tópicos y las viejas trincheras porque la realidad y los números demuestran que 30 años de gobierno omnímodo no nos han sacado del subdesarrollo social y económico. Escuché el otro día a un Griñán engolado de épica y complacencia, agarrado al espantajo de la derecha al que necesita como un niño a su osito, porque no tiene más que ofrecer. ¿Pero qué izquierda es la suya que creó una estirpe de dueños, de nuevos señoritos mamando del presupuesto, y a la vez nos hacía campeones del paro y la incultura, arrasaba la educación pública, despilfarraba en propaganda, favores, enchufados y tapabocas, y además demostraba una y otra vez con sus modos que desconoce lo que es la democracia? Pues una izquierda fracasada y falsa que ya sólo puede ofrecerle al andaluz algún caramelito ideológico para que le siga votando por inercia, sentimentalidad, tradición o asco a otra cosa. Es una izquierda de nombre, con palacios y negocios y vividores; una izquierda que quiere tanto al pobre que nos mantiene pobres, que quiere tanto al andaluz “sencillo” que lo mantiene ignorante. Es como si siguieran vendiendo su virgo después de haberse emputecido tanto tiempo. Y ahí están, esperando que les voten porque sí, con este Griñán y sus ninis entre lo cuartelero, lo legendario, lo mohíno y lo chulesco.
Zapatero y Griñán, bailando el otro día su Waka Waka, eran dos fracasos con coro de tambores, a la orilla de un río de suicidas que pasaba por sus ojos como una navaja. La diferencia es que a Zapatero su fracaso se lo llevará por delante y aquí, en Andalucía, al PSOE el fracaso le funciona. Siempre le ha funcionado. Es su esperanza. Ese Waka Waka era su danza macabra, o quizá, de nuevo, sólo la nuestra.
Somos Zapping: Felices como pastores (4/10/2010)
Ovejas. Había banda de música formada como por monaguillos, había pasodobles, copla, tarta de la abuela y ese ambiente de becerrada que tienen a veces los pueblos en ciertas ocasiones, haya becerro o no. Pero lo que se celebraba eran los 3.000 programas de Andalucía directo, para lo que curiosamente se fueron a Jun, quizá por tener 3.000 habitantes, porque el alcalde es de la cuerda o porque allí le han puesto al programa hasta una calle, que inauguraron en el mismo momento con protocolo de fuente municipal. Modesto Barragán, que parecía que acababa de ser elegido Reina de la Verbena, cargaba con el éxito a pesar de ser un recién llegado y definía el secreto del programa en “seguir pegados a lo nuestro, a lo sencillo”. Se refería a la cobardía de mostrar una Andalucía festiva, despreocupada y complaciente, sólo atormentada por apuñalamientos y riadas. Ya al iniciar la temporada, Barragán nos saludó así: “Vamos a estar muy pendientes de lo que ocurre en Andalucía, de lo que preocupa a los andaluces, y a los andaluces les interesa saber en este 9 de septiembre qué está pasando en torno al caso del descuartizador de Sevilla”. El día anterior a la celebración, le dedicaron un reportaje a una escuela de pastores a la que iban hasta universitarios. Aquello no les daba pena ni les parecía un descorazonador fracaso. No, sólo era amable y “curiosa” la bucólica vuelta a la pureza de esos universitarios que habían terminado cuidando rebaños. Ésa es la sencillez de Andalucía que alaba Barragán, la de tener que recurrir al pastoreo en el siglo XXI, la de vivir gozosa e ignorantemente en una nueva Edad Media. Ser pobres y felices como pastores o como ovejas. Modesto Barragán terminó bailando con una señora para celebrar esa deprimente Andalucía suya.
Malaya. Qué podemos decir ya de Marbella y sus malayos... Ahora pasan por el banquillo a la vez que por los programas de cotilleo y se vuelve atronadora la infinita vergüenza por el saqueo que cometieron esos canallas, consentido por la torpeza, el silencio o quizá la complicidad de otros poderes públicos o políticos. Lo peor es que todos sentimos que en esa sala abarrotada falta mucha gente, de otras Marbellas, manejos y despachos; que en este país la corrupción no cabe ni en todos nuestros juzgados ni en todas nuestras televisiones.
Los días persiguiéndose: Fantasma de domingo (28/09/2010)
Aseguraba Ortega que el fin de los imperios y las civilizaciones se produce siempre por una crisis de legitimidad, y quizá es lo que padecen ahora, en su decadencia, los sindicatos. Su legitimidad se la otorgaba el trabajador por el que luchaba, pero el trabajador real, concreto, tiznado, explotado, no sublimado o instrumentalizado por teorías políticas y económicas o seguidismo partidista. Pero el sindicalismo se conchabó con la política, se sometió a ella, buscó su dinero, pactó esa gran estafa de la “paz social” y se hizo siervo de sus propios intereses. El resultado son estos sindicatos aburguesados que le comen la oreja a la política a la vez que montan una huelga general contra todo y contra nadie. Mañana no será un domingo ateo, ni una sentada del pueblo, ni una revolución prendida en los autobuses. Mañana veremos la sombra del sindicalismo intentado simplemente ser algo, pero algo muy alejado de aquella fuerza y dignidad que tuvieron los sindicatos antes de que se convirtieran en sucursales de partidos, en chantajistas del apaciguamiento o la agitación, en rebañadores de subvenciones, en azafatas de los políticos. Algo que ya sólo aspira a recibir dinero y a medio tapar la calle con su sordina un solo día, pidiendo a la vez perdón al Gobierno por tener que escenificar un novecento para que el pueblo no les queme las barbas por hipócritas. Los sindicatos saldrán a la calle a robarle a la historia algo que ya perdieron y a luchar contra el capitalismo espantando a los tenderos. Irán inflamados por toda su melancólica mitología del obreraje sin darse cuenta de que ellos mismos se encargaron de hacerla cenizas con su traición al trabajador. Recuérdenle esto al sindicalismo, si acaso mañana se cruzan con su fantasma vestido de domingo.
Somos Zapping: Peluquería y aceite de ricino (27/09/2010)
Adiós Canal 10 Andalucía. Nos preguntábamos las semana pasada cuándo volverían a Canal 10 Andalucía la tertulia de Paco Robles y los informativos (con o sin la quejumbre de Barbeito), y resulta que lo que ha ocurrido es que Canal 10 Andalucía ya no existe. Se acabó. Cerrojazo. Será por culpa de la crisis y de la atomización de las audiencias en esta TDT tan mal planificada y repartida, pero Vocento se ha cargado sus emisoras autonómicas para enfocar todo su esfuerzo en la nueva cadena nacional. Sólo unos meses, apenas un par de programas producidos entre la teletienda y el horóscopo, para terminar poniéndonos lo mismo que en ese canal nacional, aunque con unos segundos de diferencia y sin saber ajustar el formato panorámico. Me queda la duda de hasta qué punto se puede hacer esto, es decir, obtener una licencia para un canal autonómico y abandonarlo de esta mala manera, sin más. En fin, nos quedamos sin ese contrapeso a Canal Sur, tan necesario, y nos encontramos con otro extraño peso muerto en la TDT, cada vez más llena de agujeros, duplicidades y zurrapas.