31 de diciembre de 2010

Los días persiguiéndose: Ganar la Navidad (28/12/2010)

Los árboles de Navidad ponen sombrero a las calles y a las casas. Me gusta ese símbolo, que evoca a la naturaleza cargada de sus frutos, la que renacerá después del solsticio de invierno. Por eso comemos pasteles, hacemos regalos y nos felicitamos con alegría ahora, como preludio o invitación a esa abundancia que esperamos recibir de la tierra. No es que quiera ponerme pagano para espantar a los pastorcitos de los belenes, pero me desconcierta la anual reivindicación o apropiación de esta época por parte de los cristianos, un poco encorajinados porque desearían que todas las luces y dulces se refirieran a su niño Dios. Pero su niño Dios sólo se colgó los adornos del sol (y su calendario y biografía, con muertes y resurrecciones), que también son los de Mitra y Osiris, por ejemplo. Yo suelo decir que el cristianismo no inventó nada, pero supo conquistarlo todo. Su moral “nueva” ya estaba en la filosofía griega y en Buda, sus cimientos y manías son los del judaísmo, y sus mitos y fiestas (también la Navidad) son adaptaciones de un paganismo preexistente. Jesús es el Dios Sol que ahora nace y María sustituye a otras diosas madres. Ni siquiera los sacramentos son originales, incluida la Eucaristía, el “comerse al dios”, cosa tan vieja como el cereal. Los cristianos pueden, sí, reivindicar su Navidad como botín de conquista, pero no como pureza de nada, esa pureza que piensan que se pervierte por los papanoeles, los arbolitos y las luces sin forma de ángel. En realidad, eso se acerca mucho más al primigenio sentido de esta época que su establo: triunfo de la luz sobre la oscuridad, renovación de los ciclos vitales y promesas de abundancia para la tierra y también para el espíritu humano, entendiendo por espíritu humano lo que cada uno buenamente entienda.

Lo que no comprendo es que haya que ganar la Navidad. Me refiero a que haya que pelear por la supremacía de una Navidad verdadera sobre otra falsa, decadente o, como decíamos, pervertida. Es un problema de las religiones en general, que sienten que siempre tienen que salir de alguna manera ganadoras, en multitud o en adornos, en presencia o en fuerza. Al cristianismo le obsesiona que quede claro, en toda ocasión, que porta no sé qué estandarte de autoridad o legitimidad que se le debe reconocer por encima de otras opiniones. Así, la Navidad debe ser puramente cristiana, Europa debe aceptar que sus raíces son cristianas, y en ese plan... Pero Europa es cristiana y griega y romana y pagana e ilustrada y atea y revolucionaria, y fue la dialéctica entre todo esto, aunque es cierto que teniendo como muro de contención en sus avances precisamente a la ortodoxia religiosa, lo que ha desembocado en nuestro sistema de libertades, en nuestra civilización. Demasiado complicado esto para asignarle un solo padre, un solo abanderado, una sola estrella que nos haya guiado en la historia.

Esta Navidad es la Natividad de un niño Dios, y del sol, y de la luz toda, y de la naturaleza, y del mismo ser humano que vence a la oscuridad exterior o interior; es de los cristianos y de los ateos y de los pasotas; es el impulso de renacer y crecer, es la esperanza representada por ese sol que se para en el cielo como pensando en morirse en las sombras y luego decide que no, que todavía merece la pena otra vuelta por la vida. Esta Navidad con pastores y bombillas, con renos y melaza, con Jesús y Osiris, con los Reyes Magos y Papá Noel, con árboles y canciones, con rezos apagados y ojos abiertos, con alegría y melancolía, con fe y duda. Esta Navidad ya es pura. Esta Navidad ya está ganada. Por todos. Feliz Navidad.

Somos Zapping: Pana hasta en los calcetines (27/12/2010)

Nochebuena andaluza. Canal Sur nos trajo otra vez la carbonería de su Nochebuena y los villancicos se tocaban con cántaros y los rizos de la Navidad llegaban hasta el culo en sus chistes. Tuvo gracia que Esther Martín, durante el habitual y cansino refrito de villancicos de la tarde, hablara de “momentos irrepetibles de Canal Sur televisión”. Sí, serían irrepetibles si no los repitieran todos los años. La misma candelá, el mismo frío eterno de nuestra raza de descalzos, los mismos campanilleros mordidos por jaurías, el mismo niño Manué hecho gitanito por el ridículo chovinismo, la misma señora de Triana pura como la abuela de Dios... El día venía forrajero ya desde por la mañana, cuando vi tocando zambombas en Mira la vida a un grupo revestido de pana hasta en los calcetines, como si hubieran salido a cazar conejos. Luego ardieron nuestros potes y hierros como caravanas del oeste y la Navidad fue esa religión de relente y migotes recordada por arrieros. La Nochebuena andaluza continuó el reúma folclórico en los patios y le añadió el teatrillo idiota de siempre más unas escenas como de piano bar hortera con los de Se llama copla. De nuevo Manolo Sarria, Eduardo Banderas, Carmen Janeiro, Chiquito de la Calzada y una de las chistosas de aquéllas de María del Monte, Pilar Sánchez, hacían de monicacos siguiendo el guión absolutamente estúpido de Javier Ortuño, que los ponía a tocarle el culo a un pavo o a tocárselo entre ellos, y a cacarear unas gracias sin gracia, despatarradas y mentalmente indigentes, que daban vergüenza ajena. Puedo entender los villancicos de herrería, e incluso que aprovechen a los de Se llama copla, los vistan de fiesta de crucero barato y los pongan a cantar lo de El guardaespaldas de Whitney Houston o el Without you de Harry Nilsson... Pero ese teatrillo subnormal que año tras año asume la imbecilidad de su audiencia, la incapacidad del andaluz para un humor siquiera levemente inteligente, y que se complace no ya en la grosería, sino en la bajeza aún peor de la simple memez, me subleva. Sí, yo también siento que me repito. Y seguiré repitiéndome hasta que Canal Sur deje de tratarnos, en Nochebuena o no, como a una cabila de descerebrados.


La sombra de los ángeles. Entre las pavesas y la mulería, faltaba el toque dickensiano, aunque sin el talento de Dickens. Algo como un huerfanito con muletas o tisis al que pudiera acudir, cámara en mano, ese espíritu de la Navidad que besa a los dolientes y a los pobres en la escarcha de su frente. En 75 minutos lo tuvieron claro: nada mejor que un bebé enfermito, padeciendo entre tubos y máquinas. ¿Qué podría ganar a eso? Pues quizá sólo añadirle al caso la madre que dona su riñón para salvar al niño, y envolverlo todo como regalo de Navidad para un reportaje de lágrimas y babas por la pata abajo. Así lo hicieron. ¿Exceso melodramático, sentimentalismo facilón, recurso abyecto? Nada que pueda frenar desde luego a Toñi Moreno, y menos si eso le permite aparecer como un ángel que acaricia barriguitas. Luego, creo que siguieron con escenas de mendigos o perrillos famélicos, o las dos cosas. Y yo pensé que a veces los ángeles se parecen a los buitres en la sombra y la intención.


El salto del tigre. A los viejitos calentorros de Juan y Medio los habíamos visto meterse ya un poco mano aun sin conocerse, separados por una mampara que apenas podía contener sus ansias. Pero otra cosa, y de bastante más repelús, es ver cómo se preparan para hacer el salto del tigre. Pues eso hizo una señora, que enseñó a la cámara el camisón y las bragas con talla de colcha que tenía preparados para ese momento de pasión e intercambio de fijadores dentales. Entre ayudar a las personas a acabar con su soledad, como suele describirlo Juan y Medio, y proyectarnos en la imaginación la estampa del roce de sus carnes sabias y hambrientas, creo que hay una sutil diferencia de gusto y de pudor. ¿Llegarán a sacar a los viejitos haciendo edredoning?


Normal. Las encuestas escuecen y Mar Moreno se defiende ya azuzando el viejo dóberman. “Consideramos que protegemos mejor a la gente normal”, dijo en los informativos. ¿La gente “normal”? ¿Y quiénes son los otros “no normales”? ¿Y significa eso que el PP vela por los andaluces “anormales”? Curiosamente, es un adjetivo éste, “normal”, que también ha empleado alguna vez Javier Arenas. Yo recomiendo no caer en estas cosas que suenan una mijita nazi. Lo que hay que hacer es gobernar bien, con justicia y para todos. Nadie es o deja de ser normal por votarla o no, señora Moreno, ni por merecer o no la atención de su partido.

Los días persiguiéndose: Cerdos y ofensas (21/12/2010)

Sobre vacas, cerdos, guerras y brujas, hay que leer por supuesto a Marvin Harris, que armó con todo ello no sólo un título simpático, sino un libro coherente que además no es de humor ni de cocina, sino de antropología. El origen de los tabús puede parecer a veces oscuro, pero tirando del hilo se ve que los dioses participan menos en ellos que la economía, la higiene y hasta los malentendidos. Recuerdo que Bertrand Russell ponía como ejemplo de tabú chocante el rechazo de los pitagóricos a las habas (Diógenes Laercio también dejó constancia de su estupefacción al respecto), pero hasta para eso se han dado explicaciones, desde los simples gases hasta que su forma recuerda a los testículos. En el caso del cerdo, Harris concluye que, más allá de repugnancias materiales o simbólicas, su tabú proviene sobre todo de la necesidad de adaptación de ciertos pueblos a su clima y a los delicados ecosistemas de competencia entre los animales y el propio hombre. Pero todo resulta mucho más efectivo y levítico si unas recomendaciones sobre economía o salud se ponen en boca de unos dioses dedicados a mirar las pezuñas del ganado. A partir de ese momento, se convierten en asunto sagrado y cualquier explicación sobra: sólo quedan la norma y el rayo.

Ahora, en La Línea, una familia musulmana ha denunciado a un profesor por mencionar el jamón en una clase de geografía. Si dicen que los pitagóricos preferían morir antes que pisar un campo de habas, nos damos cuenta de que los musulmanes tampoco pueden soportar siquiera que se les miente a la bicha, o sea al cerdo, y hasta llaman a la policía (policía que, por cierto, acude e interroga al profesor). Pero no se trata de entender la charcutería de los dioses, cosa a la que yo renuncio, sino de cómo debe manejarse una ley civilizada en un Estado en el que la religión es una opinión, y cómo deben comportarse las religiones aceptando que son sólo una opinión. Sin embargo, nuestra ley es peligrosamente ambigua en este aspecto, de tal forma que el artículo 525 del Código Penal aún establece una pena de multa de ocho a doce meses por “ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa". Teniendo en cuenta lo fácilmente que la gente se “ofende” por estas cuestiones, aquí estaríamos multados casi todos si no fuera porque la jurisprudencia ha ido dejando claro que el ámbito de este artículo está limitado por ese otro derecho fundamental a la libertad de opinión y expresión. De todas formas, esto no está resuelto todavía clara ni satisfactoriamente en nuestra legislación, de ahí que nos encontremos con casos como éste, que puede acabar con un profesor en el calabozo como en aquel “juicio del mono” de Tennessee, el que retrató la célebre película La herencia del viento.

Entender que la religión es simplemente una opinión supone que tiene derecho a ser mantenida, practicada y divulgada sin discriminación, coacción ni violencia en contra. Pero, igualmente, implica que no se puede exigir que la mera existencia o manifestación de otra opinión diferente resulte una ofensa y menos un delito, porque estaría amparada por el mismo derecho. Ésta, me parece a mí, es la cuestión clave. Sin embargo, por alguna razón que se me escapa, la religión no se considera una opinión más. En este ridículo suceso de La Línea, ni siquiera se manifestaban opiniones, sino hechos científicos. Claro que los hechos son seguramente lo que más ofende a las religiones. A mí no me ofende que el cerdo sea jugoso o maldito para unos u otros. Que los dioses y los hombres se peleen por estas cosas, quizá sí. Pero no voy a poner una denuncia.

Somos Zapping: Belenes de pobres y casitas de Pin y Pon (20/12/2010)

Plácido. Ya es Navidad, con los ángeles de Frank Capra y las damas de la caridad en Canal Sur. Pero la caridad es lo que queda cuando no se puede hacer justicia, así que siempre es un fracaso. Y si es necesaria, debe ejercerse con discreción, para que el gesto solidario no sea un acto de vanidad y ostentación para el que da y de humillación para el que recibe. Por eso cuando se unen televisión y buenas obras yo suelo ponerme en guardia. Hay tantos a los que les gusta ir de buenazos, que se acaramelan hablando de niños y pobres, figurando en galas, colectas, telemaratones... Gente que incluso dedica programas y finge concursos en beneficio de Unicef, a la vez que se forra con el dinero público de una televisión derrochadora, ese dinero que se está quitando de la educación o de la sanidad o de las ayudas sociales... Pero ahí están con la sonrisa alta y la lágrima azucarada, con sus estampas de chiquillos y sus abracitos de muñeco de trapo. Sí, esa santidad por la que se cobra... No hace falta dar nombres, ¿verdad? Pero es Navidad y hay portalitos de pobres en Canal Sur para conseguir audiencia. Es peor que el pobre decorativo, como en el Plácido de Berlanga. Es el pobre como gancho mediático, casi más perverso aún que lo de Telecinco con Rodríguez Menéndez. Yo no terminaba de creérmelo cuando vi en Andalucía directo a un matrimonio sin casa donde vivir, él en paro, ella recién parida; un matrimonio con bebé que, buscando tiernos paralelismos evangélicos, habían puesto haciendo de San José, de Virgen y de Niño Jesús en un belén viviente. Así los habían preparado para que, ante las cámaras del programa, y con la publicidad entremetida, recibieran la noticia, el milagro: dos buenas almas se habían conmovido con su desgracia y una les regalaba una casa y otra le daba trabajo al marido. ¡Una casa y un trabajo, nada menos! Pero si usted es uno de los miles de andaluces sin casa ni trabajo, no llame a Andalucía directo, que el milagro no se repetirá. Éstos eran pobres de exhibición y con ellos los cupos de la culpa, la caridad y la audiencia quedaban satisfechos. Andalucía directo parecía que se ganaba sus alas, como el ángel de aquella película, pero a mí me daba pena y un poco de asco.


¿Andalucía 10? Se presentó la Andalucía 10 de Griñán sin salir de su pecera, que es eso lo que parece la iniciativa, una pecera de Andalucía puesta y adornada en Madrid para que, como decía yo el jueves, la vean los invitados. Una Andalucía para las visitas en la que han cogido las cuatro bombillas, microscopios y cartones de modernidad que han levantado sin nada detrás, todo eso tapando, que no descubriendo, la realidad de una tierra que estos gobernantes eternos nuestros no han sabido sacar de la pobreza, el paro, la incultura y el folclorismo, como se empeña en demostrarnos el propio Canal Sur con cada arremangamiento, risotada y taconeo. “La sociedad del conocimiento que existe ya”, decía en las noticias un empresario. ¿Con nuestra tasa de fracaso escolar, con las vergüenzas del informe PISA a pesar de la ridiculez de sus pruebas para tontos? Que nos pongan todos los soles y vientos con manivela que se pueda inventar su propaganda, pero la verdad es que Andalucía aún no tiene tejido educativo, económico, industrial y productivo para dar trabajo a sus ciudadanos, y no ya de ingenieros aeronáuticos, sino siquiera de camareros o fregasuelos. Y mientras eso siga así, es como si Griñán hubiera presentado en Madrid la casita de Pin y Pon.


Poner la manita. Iremos dosificando lo que decimos sobre la ventolera flamenquista que nos ha traído la Unesco, no vaya a ser que los guardianes de las esencias de la raza se solivianten. Esto pedía la bailaora Carmen Ledesma en El sol, la sal, el son de Jesús Quintero: “Que nos ayuden, ya no solamente como espectáculo y como eso, sino que los artistas cuando terminamos y tenemos una edad, hay mucha gente que no tiene nada, y las instituciones se tienen que acordar un poco de este tipo de cosas”. Poner la manita, se llama eso. Y lo que nos queda...


El malo de los Pitufos. Susana Díaz, Secretaria de Organización del PSOE-A, se va uniendo con honores a ese club de ninis entontecedores de la política, tanto que ya ni echamos de menos a Velasco. Como Mario Jiménez, todo lo reduce a que la oposición es mala como el malo de los Pitufos. Lean esta brillante frase, otra vez sobre el decretazo de la función pública: “[El PP sigue] intentando crispar, enfrentar y no arrimar el hombro en algo que esperan el conjunto de los andaluces y de las andaluzas”. ¿“El conjunto”? Para enmarcar, vamos. ¿Cuándo acabará esta generación de políticos imbecilizantes?

Andalucía para invitados (16/12/2010)

Griñán se fue a Madrid con sus molinillos y escafandras a sacudirse los lunares, el bostezo y el vinazo de nuestra tierra, a hacer iconoclasia de los topicazos andaluces y a presentar su “realidad” diseñada para el pantallón por una empresa catalana. Esta Andalucía como para invitados se llama “Andalucía 10”, una Andalucía “alejada de los tópicos, pujante, moderna e innovadora”. Quizá porque esta Andalucía se la llevó toda maqueada Griñán al Museo Reina Sofía, aquí nos dejó la otra, la de siempre, que nuestra televisión pública nos mostró con su vocación de espejito mágico.

2:18h. Noticias. Primera referencia a la presentación del proyecto Andalucía 10. Quirófanos donde parece que están operando a E.T, laboratorios relucientes, placas solares con el cielo trabajando dentro, aerogeneradores, edificios acristalados, aulas informatizadas… Una lástima que no le hayan puesto de fondo alguna canción de El Arrebato, la de “háblame del sur” y “dame cervecita y caracoles”, por ejemplo.

2:38h. Destino Andalucía. Quizá para compensar tanta tecnología, vemos en un reportaje a gente echando de comer a unos cerdos. A cubazos, eso sí. Aún no han llegado los brazos robóticos, parece. También enseñan ermitas de patronas, norias para regadío y patios con macetas. Tanta innovación me marea.

8:58 Buenos días Andalucía. La noticia de Andalucía 10 se acompaña esta vez con fragmentos de la entrevista que le hizo Gabilondo a Griñán en CNN+. “En Andalucía se vive en la calle, se convive, Andalucía es una región alegre, pero alegre es lo contrario de triste, no de serio; Andalucía es alegre y seria”, decía el presidente. Parecía el anuncio de Cruzcampo. Pues vámonos de cervecitas para acabar con el tópico, sí señor. Bien comienza Griñán la defensa del proyecto. Mientras, en Canal Sur 2, en Fiesta TV, Los Rebujitos, un tal El Pescao, El Arrebato y otros perroflautas de por aquí nos enseñaban en su top 20 de música harapienta lo alegre pero seria que es Andalucía.

9:09h. Fiesta TV. Entrevista chorra a Andy y Lucas. Algunas de sus respuestas: “Yo [me voy a levantar] muy tarde” y “fui feriante de caseta”. La entrevista termina con ellos dos y el reportero canturrenado un “leireireire”. En Andy y Lucas se refleja como en nadie el espíritu de esta Andalucía10: pujanza, innovación, conocimiento… Deberían haber acompañado a Griñán para que vieran los forasteros cómo es la generación de andaluces que nuestros gobernantes han preparado para llevarnos a lo más alto.

9:36h. Canal Sur 2. Una promo del programa de Manu Sánchez nos saca un chiste suyo totalmente de Andalucía 10: “Trabajan el doble, son cosas de japoneses, catalanes, gente extraña”. Otro tópico que nos duele mucho y con el que no nos reímos nada, éste del andaluz vago. Menos mal que Canal Sur no cae en ello apenas.

10:53h. Mira la vida. Comienza el patético circo de los chistosos oligofrénicos, pero antes Ismael Beiro nos aclara que “el humor es un referente andaluz como la copla”. El primer chiste mejora el anterior de Manu Sánchez: Un compadre lee una noticia sobre un barco que ha llegado cargado de picos y palas y el otro le dice que lea para él solo. Le sigue otro de gitanos mangantes y guardias civiles. Y otro en el que la gracia está en que el tipo se guarda la picha después de mear usando las cucharas con las que estaba haciendo albóndigas. Mientras Irma Soriano decía “qué asco”, pero sonreía, las carcajadas complacidas del público, muy identificado con los cuentachistes, creo que llegaban hasta Madrid, donde Griñán quería espantar los tópicos. Menos mal que ése del andaluz chistoso, monicaco, harón y cochambroso va siendo desterrado de Andalucía gracias a Canal Sur. Sí, menos mal…

11:25h. Mira la vida. Un coro con gorras, panderetas y flecos canta villancicos o algo similar. Alguien menciona a un Cristo, el Cautivo, que por lo visto es “Señor de Málaga”, pero además “de todos los andaluces”, según remata Irma Soriano. Ésta es la parte en la que la Andalucía 10 se fusiona grácilmente con el franquismo sociológico en coros y danzas y en nacionalcatolicismo.

12:34h. Mira la vida. Empieza, después de un recuerdo a Enrique Morente, la sección dedicada a Se llama copla. Repaso a las galas, a las actuaciones, a los hipidos y entrañas por la boca de sus cantantes, mártires o muñequitas. Todo lo tratan con aire grandioso o trágico pero sólo es ridículo. Coplillas, trajes, poses, traiciones, cotilleos… Son otro siglo desfilando, son las lavanderas con cancioncita que no hemos dejado de ser, son un refajeo de la raza, son un guantazo de blanco y negro en la televisión de hoy. Casi siento alivio cuando llega la serie de Chuck Norris y lo rancio, lo cutre y lo facha se va por un rato hasta Texas.

14:03h. Noticias. Conectan con Madrid, por fin, para ponerle cara a ese evento en el que Andalucía iba a parecer Japón. Vuelven a repetir lo de la “nueva realidad de nuestra Comunidad alejada de tópicos” (dos veces en 5 segundos lo de “alejada de tópicos”). Después de lo que llevamos visto, y mientras aún revolotean los culos llenos de volantes, los chistes de pichas y flojos o el verbo analfabeto de Andy y Lucas, lo de los tópicos o lo de “tercera potencia investigadora” suena a cachondeo. Y más estando allí el mismo Pablo Carrasco, el que mantiene a nuestra televisión en el rengue, el cingarismo y el regodeo en las ventosidades. ¿Qué pensaría el director de la RTVA cuando Griñán pidió a todos que “proyecten una imagen de Andalucía que se aleje de los tópicos [¡otra vez!] y que se ajuste más a la realidad”? Quizá, cínicamente, Carrasco pensó que los dos saben que la realidad son los tópicos y la Andalucía 10 es la mentira. O quizá que hay que llenar Canal Sur de esos tópicos precisamente para que la audiencia que han ido formando y fidelizando a base de adular sus catetadas, pueblerinismos y vulgaridades llegue luego a los informativos y se trague lo de la Andalucía 10… Seguro que ni Carrasco ni Griñán ven en esta táctica contradicción, sino sólo astucia.

17:05h La tarde aquí y ahora. Es el cumpleaños de Juan y Medio y lo reciben con fanfarrias. Él presenta a una mujer que se hizo famosa por sus carcajadas y un señor lo nombra luego Doctor Honoris Causa en Virtudes Humanas. Sí, Juan y Medio es el prócer de esa buena gente a la que se le dice que está bien ser ignorantes pero auténticos. Es de ésos que confunde la bondad o la sencillez con el conformismo y la docilidad. También es el que se recrea en los nuevos cachorros de la raza que imitan el casticismo y el graciosismo por la pata abajo de sus mayores. No sé si eso son virtudes humanas, puede que sí, pero creo que esa actitud tiene mucho que ver con los males de Andalucía. Al menos, el cumpleaños de Juan y Medio nos dejó sin la otra tertulia diaria sobre esa copla que Canal Sur recopia, regurgita y alarga durante toda la semana.

20:33h. Noticias. Se cierra el círculo. Otra vez “Andalucía alejada de los tópicos”, bla, bla. Y yo pienso que, para que eso fuera cierto, lo primero que tendría que hacer este plan Andalucía 10 sería desmantelar Canal Sur por completo. O toda esta política del cinismo que incluye a nuestra televisión pública.

14 de diciembre de 2010

Los días persiguiéndose: Al abordaje (14/12/2010)

Los libros respiran su silencio como cajas de música. Guardan las sombras de la habitación encerradas en ellos, junto con el humo con el que he ido enfermando mi mundo, junto con los otoños superpuestos que se hacen papel, junto con mis manos o mi lengua aplastadas que leyeron sus historias, sus crímenes, sus pasiones o sus teoremas. Duermen como párpados, los libros, cajas de arena que sostienen la casa hasta la azotea, los libros donde está mi niñez de bolas de colores y galaxias de coral y mosqueteros como naipes, donde está mi orgullo intelectual hecho de filósofos desde la tumba y de científicos a los que les estalló el Universo en los ojos, donde está mi vida acostada sobre ellos como una novia o un convaleciente. Los libros alacenan besos guillotinados y una piel pospuesta, y suben quietos hasta las grietas, y doblan los calendarios por la mitad del tiempo, y esconden nidos de paja y arañas, y asienten callados en días como éste. A veces, cuando se oye el viento, que parece un barco que suena y cae puntual desde el cielo, creo que también la casa se deja navegar o ser navegada en la noche o la mañana fluvial, la casa escorada de libros, la casa como un faro arrancado, como un castillo de popa a la deriva con un candil en la ventana.

Yo tenía libros y una calculadora llena de ochos verdes, yo tenía una profesora dulce de la España húmeda, yo tenía mapas del tesoro en los cajones, yo tenía a los dioses griegos peleando con mis indios de plástico, yo tenía a Mortadelo dándose golpes en el colodrillo, yo tenía un colegio con pasadizos para poetas y para baloncestistas. Yo empezaba a juntar libros que parecían cada uno un violín, libros de Verne y de Dumas, de Stevenson y de Delibes, una historia coloreada de Persia, el Cosmos de Carl Sagan que mi madre me compró quitándoselo de lo que había para comer, las aventuras de Guillermo o de Aquiles, aquella enciclopedia de lomos negros que llenaba todo el salón como un tren de vapor... Era cuando los libros no eran ceniza y los niños aún soñaban, cuando los gusanos de seda eran mandarines y las poesías todavía enamoraban a las niñas con comba y calcetines caídos y lápices enredados en el pelo, cuando quedaba tanto por saber que nos abrumaba y septiembre olía a árbol recién plantado en los textos de naturales o matemáticas. Pero ya los niños no tienen pájaros ni piratas, ni los jóvenes laúdes ni versos ni historia. Se han quedado ciegos y huérfanos de mundo y no leen ni entienden. Ahora, los evalúan con textos sobre cómo lavarse los dientes, y ni así.

Miro mis libros como restos de una Navidad pasada, envueltos en periódicos, escoltados por mis pipas, por mis granadas y herramientas masónicas, por mis antiguos premios como juegos de té. En estos libros están todos los grumetes que fui y todos los escritores que quiero ser, todo el mundo que me fue dado y todas las cometas que se me escaparon hacia el cielo. Pero siento como si alguien poderoso y salvaje, fuera, conspirara para quemarlos o enterrarlos: nuevos pedagogos, políticos obtusos, padres embrutecidos. Me siento viejo y monje, escribo acuciado por gigantes que agonizan a mi espalda. Todos estos libros que llevaban a túneles y a jardines, a estrellas y a utopías, parecen derrumbarse sobre sí mismos como una tapia podrida, aplastando a sus balleneros, a sus enamorados y a sus geómetras. Estos libros que crujen, este terciopelo de la inteligencia, esta pared que susurra... Estos libros aún me recuerdan, aún me dan abrigo y aún pueden guiar otras vidas antes de sucumbir. Apenas otro niño los oiga, apenas se aparten los necios burócratas o los expulsemos nosotros, al abordaje.

Somos Zapping: Felicidad Interna Bruta (13/12/2010)

Ecología alucinógena. Yo no sé si las burocracias salvarán al planeta en Cancún o aquí, pero a veces da la impresión de que el medio ambiente se ha convertido básicamente en un negocio bajo techo. Creo que ya hay más dinero para congresos, conferencias, ponentes, azafatas, folletos, stands y pantallones con cascadas que para la dolorida Madre Tierra en sí misma. Y eso que muchos de estos concilios se limitan a ser un mero alucinógeno (recuerden lo del “ecofeminismo” en Sevilla). En esto pensaba yo mientras Ezequiel Martínez, nuestro hombre de la intemperie de Tierra y mar, nos hablaba del Congreso Nacional de Medio Ambiente celebrado en Madrid. A pesar de que este hombre ya nos tiene acostumbrados a que, cuando no está soltando soflamas políticas, levita en efluvios de misticismo verde, lo que destacó del congreso me dejó completamente anonadado. Atentos a la “filosofía que viene pegando fuerte”, perla de este evento según nos contaba: la “Felicidad Interna Bruta”. ¿Que qué es eso? Pues así lo definían: “La Felicidad Interna Bruta, frente al Producto Interior Bruto, (...) pretende hacer más feliz a la gente fomentando las relaciones humanas y el respeto al hombre y a la naturaleza en contraposición a la tiranía de los mercados”. La cosa es para preguntarse si de verdad queda alguien que se preocupa del medio ambiente o sólo se dedican a esnifarlo. Por cierto, ¿será la misma felicidad interna bruta con la que nos conforman en Andalucía para que no atendamos a la pobreza, al paro o a la incultura? En esto ha devenido el ecologismo, en negocio de conferenciantes mezclado con religión sioux y consuelo para subdesarrollados a los que hacen creer que su miseria cura el planeta. ¿Serían capaces de defender ese paradigma en Haití o en el África de las moscas? Bueno, en Andalucía ya lo hacen la Junta y Canal Sur. Pobres, felices y en cueros al sol... Demasiado nos suena eso aquí como para no ver la trampa.


Burrada lunera. No dejamos Tierra y mar, que une la chorrada con la magufería sin solución de continuidad gracias a su habitual cabañuelista, especie de hechicero del relente. Al buen señor le dio por decir esta semana que la luna, igual que provoca las mareas en el mar, y ya que somos en gran parte líquido, también provoca “mareas internas” en el cuerpo humano, y eso son los “biorritmos”. Esta vez, ante semejante barbaridad, mi espanto pudo con la risa. Hombre, la gravedad de la luna (y del sol) afecta visiblemente a los océanos por la gran masa de éstos, pero en el caso del cuerpo humano, dada su poca masa, esta influencia gravitatoria (en nuestros líquidos o en nuestro huesos) es despreciable. La atracción gravitatoria de una persona sentada a nuestro lado ya es millones de veces mayor que la de la luna. Además, las mareas se producen por la diferencia del efecto gravitatorio del sol y la luna sobre los océanos en distintos puntos del planeta, pero, evidentemente, no hay diferencia medible de esa atracción en un lado de nuestro cuerpo respecto al otro. ¡Pero si hasta en mares como el Caspio las mareas son inapreciables! Sí, un mito ridículo, pero aquí estamos acostumbrados a la avilantez de la ignorancia, exhibida con normalidad y hasta con orgullo, y más cuando viene etiquetada como “sabiduría popular”. Pues ahí quedó la burrada lunera y ahí sigue el cabañuelista o brujo con un espacio fijo para su oscurantismo y sus ventoleras mentales, patrocinado por la televisión pública.


Veredas y estiércol. No daríamos tanto la lata con Tecnópolis si se llamara, un poner, Veredas y estiércol. Se entenderían entonces los reportajes sobre huertas de rábanos o ciclistas hablando de yerbas, y los largos minutos de gente cogiendo pimientos o enseñando molinos de agua, mientras una noticia sobre biología sintética la despachan en 10 segundos. Pero en el fondo yo creo que lo suyo es el humor. Nos hablaban sobre el caviar ecológico que producen en una piscifactoría y, después de decirnos su precio, 2.000 euros el kilo, la reportera remató que es “un manjar que podemos disfrutar estas Navidades en nuestra mesa”. ¿Quién dijo crisis? Veredas, estiércol y risa, eso es.


Positivismo flamenco. El flamenco universal ya nos ha traído su programa, con Jesús Quintero flotando en una ingravidez de sillas de enea. Pero para que no digan que me ensaño con el arte jondo, sólo citaré una frase de Curro Carrasco, de Navajita plateá, que salía felicitándose por la distinción de la Unesco: “Esto es un positivismo (sic) para la etnia gitana y para el flamenco y para todo el mundo”. Pues ea, filosofía positivista y cultura para estar orgullosos. ¿Será esto también parte de la felicidad interna bruta?

Los días persiguiéndose: Pacto con el diablo (7/12/2010)

Otra vez vendrá el Niño Jesús a pedirnos calderilla como con madre rumana, pero Herodes o el Diablo serán Europa, los mercados y los golpistas de los bonos, con máquinas de triturar países. El zapaterismo, quién lo diría, les ha dado un pellizco a los funcionarios, va a dejar sin aguinaldo y en el frío a los parados, va a privatizar la lotería y a Dickens, y ya ha sacado al ejército a hacer de ferroviario. Aquí se puede hacer ideología y hasta utopía mientras no se toque el dinero, que en este mundo, que es una pecera, es uno sólo y vive aparte de las naciones, con sus propias leyes y sacerdotes. Hasta Zapatero, con margaritas en el pelo, tiene que abandonar sus libros rojos y su pax boviscum porque ningún estado puede vivir sin los prestamistas, ésos que están todos los días vigilando la afiladura de nuestros huesos por si morimos antes de pagar. Y ellos, los mercados, el dinero sin cara, los bancos de los propios bancos, levantados con mierda y petróleo, exigen su sacrificio. La palabra sacrificio viene de “hacer sagrado”, de los actos sagrados, cumplir con los dioses, hablarles y que nos hablen, apaciguarlos y que nos consuelen. Y los dioses unas veces se contentan con rituales y otras con sangre.

Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, decían en los Evangelios, esos libros que son tan bellos precisamente por mezclar sabiduría, crueldad y sueños. Los dioses del dinero nos dieron mercado global, moneda única, libre tránsito de mercancías y personas (otra mercancía) y otros regalos preciosos o envenenados; a cambio quieren estabilidad, control presupuestario, de déficit y de inflación, y la última palabra sobre las cabezas a cortar. A la política lo que es de la política y al dinero lo que es del dinero, dirán algunos todavía. Pero el dinero deja poco espacio para la política (ahora lo ve Zapatero), o es que la política y el dinero ya son lo mismo. O sea, que César es Dios y quizá también el Diablo, y contra eso ya sólo nos queda hacernos ácratas o ermitaños. Es lo que intentó Zapatero, vivir como si el dinero no existiera. Es cierto que recibió un país que vivía por encima de sus posibilidades, corrompido por la mentira de que la especulación puede sustituir a la producción, de que la riqueza puede ser virtual, salir de la nada. Quizá el mundo entero dormía en ese sueño, aunque no tan profundamente como nosotros. Hasta el gran estallido. Pero el error de Zapatero ha sido no darse cuenta de que ni siquiera el dinero podrido anula su religión. Tras el gran cataclismo, siguió haciendo su socialismo de perroflauta como si el dinero no existiera. Ahora, hasta se viste de caqui si el dinero se lo pide, cuando ya es muy tarde y el dinero, como los dioses, pide la sangre del inocente o del débil para purificarse.

Lo próximo serán las pensiones y estas autonomías nuestras, estas burocracias redundantes, superpuestas, ineficaces, gigantescas y derrochonas. Ha dicho Griñán que los mercados no pueden acabar con el consenso constitucional de las autonomías, pero creo que nadie en el 78 podía imaginar que aquella fórmula de compromiso acabaría en estas taifas con caciques, arrimados, gorrones y despilfarradores. Si esto sigue así, veremos tocar la Santa Constitución, ni tan perfecta ni tan de piedra. Mientras, si les place, pueden ustedes culpar a los mercados, dedicarles cortes de manga, irse a vivir a una ruló con la pintada “ni Dios ni Patria ni amo” y hacerse trenzas con los sueños y la mugre. Pero el Diablo del dinero nos encontrará para pedirnos lo que le debemos, lo que es suyo, enseñándonos aquel contrato que firmamos con sangre gótica, hace tanto que ni nos acordamos.

Somos Zapping: Nuevos cauces de investigación en botijos (6/12/2010)

Alarma. Los aviones parecían corcheas en los aeropuertos parados, los pasajeros penaban entre cintas transportadoras, el Gobierno se ponía como un guardia civil (Rubalcaba tiene cierto aire de civilón) y a los controladores rebeldes los amenazaban con calabozos turcos. Pero, mientras veía los informativos monotemáticos, yo no dejaba de pensar que, pese a la gravedad de la situación y el intolerable chantaje de un colectivo capaz de paralizar un país por sus reverendos cojones, en España se había declarado por primera vez en Democracia el estado de alarma... ¡porque la gente no se podía ir de puente! Esto sólo podía pasar aquí. Fastidiarnos un puente nos lleva enseguida al motín, al linchamiento de operarios y dulces azafatas, y a que el ejército patrulle por los pasillos civiles. Pero esta política del desastre, esta economía en coma, este paro que es una peste, el verdadero estado de alarma que vivimos, todavía no hace que persigamos a nuestros gobernantes con el bolso ni nos subamos con ira a sus mostradores. En las noticias de Canal Sur, Manuel Recio, consejero de Empleo, decía esto tras la nueva subida del paro en noviembre (8.517 andaluces más sin trabajo): “Todavía no se pueden lanzar las campanas al vuelo, en el sentido de decir que nos estamos recuperando a un ritmo fuerte, pero soy profundamente optimista sobre la evolución de la economía y del mercado de empleo”. Y nada ocurrió tras esto, no oímos sirenas de emergencia ni vimos a ciudadanos mosqueados por la tomadura de pelo amenazar siquiera con el botellín de agua. A ver quién pone, en esta alarma que es la que de verdad importa, la rebeldía, la hartura, la determinación y los cojones.


El desarrollo de las cabritas. La nueva economía que nos va a salvar sigue siendo, por lo que parece, algo rodeado de moscas. Paseándonos por “lugares que tienen el sello del desarrollo sostenible”, Tecnópolis nos lleva por rutas a caballo en el Parque Natural de Sierra Nevada, nos invita a contemplar casas de piedra y barro y nos pone de remate y resumen del concepto a un viejo acariciando cabritas. Habrá que cabalgar mucho y acariciar muchas cabritas para salir de la crisis, supongo, y entonces viviremos en la tecnópolis de la Edad Media, que es adonde se dirigen, como hemos dicho ya tantas veces. Veo luego en Destino Andalucía a un “técnico de desarrollo” que, curiosamente, lo que nos muestra son sólo antiguas covachas, molinos y tinajas como morunas en San Sebastián de los Ballesteros. Es toda una hazaña que nuestro “desarrollo” haya llegado ya a contemplar pozas, aljibes, ruecas y graneros, y que un técnico en ello se maraville ante una como herrería. Cazo al vuelo, también, que en Parlamento Andaluz mencionan ciertos “nuevos cauces de investigación y experimentos en técnicas y métodos nuevos”, pero se refieren a los más recientes cursos de... ¡alfarería! Ya era hora de que llegaran tan novedosos avances para hacer botijos. Con este panorama, con este orgulloso medievalismo, con este “desarrollo sostenible” que consiste en mirarnos en postales, desevolucionar hasta la era preindustrial y volver a las matanzas de pueblo, es normal que me entre la risa floja al ver a Griñán celebrando el quinto aniversario de la Corporación Tecnológica de Andalucía, y más estando entre el público del evento Pablo Carrasco, el director de esa RTVA en la que el desarrollo de nuestra tierra huele a choto. “Andalucía avanza hacia un nuevo modelo de producción en el que el conocimiento tecnológico y la innovación son los pilares fundamentales”, decía Griñán en el informativo. Y yo me pregunto si, visto cómo nos enseñan el “desarrollo sostenible”, esa rimbombante Corporación Tecnológica se dedicará a hacer tejas o quesos o albardonería. O a acariciar cabritas, claro.


Copla cinco estrellas. He descubierto que la borrachera andaluza del otro día en el programa de María Teresa Campos no fue casualidad. La presentadora ha tomado el cetro del floclorismo macetero andaluz en la televisión nacional y tiene una sección de copla (“copla cinco estrellas”, creo que la llama) que cuela de vez en cuando para mayor gloria del jaqueteo de nuestras esencias. Lo de que ya parece Carmen Sevilla en pantuflas deja de ser broma para convertirse en verdad empírica. María Teresa Campos ha asumido ese viejo y sublime arte de aquí, el de la chochera folclórica.


Dentro y fuera. Lo ha dicho Pablo Carrasco, consejero in péctore de Atontamiento y Propaganda: “Por cada euro que entra en la RTVA, la RTVA devuelve a la sociedad una cantidad superior”. Ríanse con ganas, que la frasecita lo merece.

Los días persiguiéndose: La enterpierna (30/11/2010)

El sexo no se convirtió en género para conseguir ninguna igualdad, lo hizo para convertirse en política. La igualdad consiste en darnos cuenta de que el sexo de una persona sólo es relevante para la biología, para la reproducción, pero para el resto de su vida, de su actividad, de su humanidad, es un dato tan superfluo como el color del pelo. El día en que miremos y valoremos a una persona (aparte la atracción física o romántica) sin atender a su sexo, habrá llegado la verdadera igualdad. Pero ahora, lo que son las cosas, ocurre precisamente lo contrario. Esta política le otorga a todo su “perspectiva de género”, con lo que debemos concluir que se defiende que hay una diferente mirada o concepción de los asuntos simplemente por pertenecer a un sexo u otro. Paradójico, ¿no? Lo de las mujeres reuniéndose para hablar cosas de mujeres me resulta tan rancio como los hombres reuniéndose para hablar cosas de hombres. Eso sí que es desprecio a la igualdad, eso sí que es como volver a los clubes de fumadores o de costura. Les propongo un experimento: tomen la expresión “perspectiva de género” y sustituyan “género” por “raza”. “Perspectiva de raza”. ¿Qué tal les suena?

Pero, como digo, la intención es que la cuestión de género, de sexo, se convierta en política, se use en política como armamento de partido. Me explico. Una ideología asume una especie de defensa colegiada de las mujeres frente a los hombres y la llama igualdad. Luego, esa igualdad se convierte en una coletilla que sirve para condecorar de bondad y decencia el resto de sus acciones y opiniones políticas, como ocurre con otros términos como “sostenible”, “solidario” o “progresista”. Lo siguiente es lanzar sus acusaciones de sexismo, machismo, discriminación o misoginia, pero no a los que no creen en la igualdad entre hombres y mujeres, sino a los que no están de acuerdo con su ideología, incluidos los que no entienden que el sexo mismo sea una ideología. “Igualdad sostenible”, por ejemplo, en realidad no significa nada, pero si uno critica la vacuidad del invento, te tacharán de machista y de asesino del planeta de una tacada.

Estos días se ha celebrado un encuentro sobre “ecofeminismo” que además ha servido para que la Junta presente una “Guía sobre comunicación ambiental con perspectiva de género”. Supongo que el ecofeminismo tiene el mismo sentido que el ecomachismo, o que el ecologismo desde la perspectiva de los pelirrojos, o sea, ninguno. Armarían con igual facilidad un encuentro sobre física teórica o agrimensura o cultivos hidropónicos con perspectiva de género. Leo que una de las finalidades de ese encuentro es evitar “el androcentrismo”, es decir, la “estructura social conformada a partir de valores masculinos”. Por lo tanto, asumen que hay “valores masculinos” y “valores femeninos”. ¿No es eso sexismo? ¿Qué hay de los valores simplemente “humanos”? ¿Quién se ocupa de ellos? Forzada, pues, toda esta “perspectiva de género” a servir de adorno e hinchamiento a su ideología política particular, no puede terminar sino en la exageración y el ridículo. En esa guía que ha editado la Junta, agárrense, se recomienda que no se use la palabra “futbolista” (¡de género común!) por sexista, sino que se diga “quienes juegan al fútbol” (¿sosteniblemente?). Es de suponer que tampoco deben usarse dentista, flautista, periodista o funambulista... Y aún hay otras muchas palabras proscritas por la Junta, como “actor” o “parado” (!?). Pero cuídense de llamar a esto estupidez, que serán unos machistas furibundos. A mí, la verdad, me sigue pareciendo que, para alcanzar la igualdad, lo primero sería dejar de hablar con y desde la propia entrepierna.

Somos Zapping: Bailones de cortijo y marqueses con escopeta (29/11/2010)

Elecciones. ¿Se imaginan unas elecciones andaluzas con la cobertura, el papel y la munición que le han dedicado en toda España a las catalanas? ¿Se imaginan a las televisiones nacionales abriendo con la imagen de Griñán, Arenas y Valderas depositando su voto? ¿Se imaginan a las tertulias sopesando los nuevos equilibrios de poder y las marejadas que llegan hasta la Moncloa según la distribución de colorines que queda en nuestro Parlamento? No, claro que no. Aquí parece que en las autonómicas sólo elegimos a un alcalde que no le importa a nadie fuera. Primero, porque nos las hacen coincidir con las venganzas o los ajustes de cuentas de las generales, invisibilizándonos, convirtiendo lo nuestro en una especie de elecciones de juguete en las que parece que sólo imitamos la política que hacen los mayores, como esos chiquillos vestidos de futbolistas que posan junto al equipo de verdad antes del partido. Luego, porque Andalucía, hasta ahora, sólo es la aburrida cosecha de cada cuatro años que recuenta el mismo cacique, el PSOE, con unas pocas arrobas de más o de menos. Y, sobre todo, porque, siendo así, por ahí saben muy bien que Andalucía no aporta a la política nacional una voz ni un puño propios. Sólo es una ayudantía del Partido, y un papagayo político no tiene personalidad ni peso para que la nación esté atenta a nosotros. Sí, somos como una constante política que se tacha de los dos miembros de una ecuación. La mayor Autonomía de España cuenta políticamente sólo como un escobero de otra cosa. El día en que unos comicios andaluces abran los informativos como ayer los catalanes, ese día habrá ocurrido algo importante, esperanzador y merecido. ¿Llegaremos a vivirlo?


Borrachera andaluza. No me extrañó ver a los Cantores de Híspalis haciendo como un museo de cera de ellos mismos junto a Juan y Medio y su “escuela de artistas” llena de coplistas repollo y pequeños ruiseñores de la raza. Al fin y al cabo, es Canal Sur. Mucha más vergüenza da ver cómo montan un rengue o borrachera andaluza en una televisión nacional, en este caso Telecinco. Juntaron a estos mismos sevillanistas amojamados, que parecían recién salidos de su casete de la gasolinera, a El Arrebato, icono de todas esas guitarritas flojas de aquí, a Rosa, juguete roto de voz tan bella como desperdiciada, y a otros secundarios medio copleros o medio palmeros que ponía el programa, todo bajo la dirección o matronzago de María Teresa Campos, que parecía Carmen Sevilla en zapatillas. Qué tiempo tan feliz se llama la cosa, y no sé si la felicidad la pone alguna sustancia química especial, porque allí bailaron, cantaron, manotearon, se arremangaron y taconearon en rebujón artistas, colaboradores y tertulianos en medio de un ambiente avinado y casetero, con todo el pestazo de los tópicos andaluceantes en gozosa y orgiástica efervescencia. Ni preparado como caricatura o mofa (quizá lo estaba) hubiera resultado tan bochornoso. Ante ese elenco de invitados, no se resistieron a que un gracioso del programa contara un chiste con acento andaluz, ni a pedir a Pascual González que él también contara un chistecito, como manda la tierra. Hubo otros muchos momentos brillantes, como el recuerdo de esas sevillanas de las “bragas de agujeritos” o cuando María Teresa Campos, después de bailar, dijo: “ Por favor, dadme los tacones”. Pero yo me quedo con el llamamiento de El Arrebato pidiendo un empujoncito para las sevillanas “aprovechando de que el flamenco lo han hecho patrimonio de la Humanidad (sic)”. Lo avisábamos y ya lo estamos viendo: esta distinción de la Unesco va a servir para que se metan en la fiesta y pongan la manita no sólo El Arrebato, sino hasta los fabricantes de peinetas o los chinos que venden antenitas con luces en las ferias. Habrá que estar atentos a este programa de María Teresa Campos, para comprobar si también bailan allí la jota, o si ella termina por convertirse en Carmen Sevilla con una copita de más.


Cazadores. Primero lo sentí en Lances, el programa de Canal Sur 2 sobre caza y otros camperismos azahonados. Luego, en 75 minutos, dedicado esta semana a diversiones domingueras varias. Sí, sentí esa estomacal repugnancia hacia las monterías, al comprobar el placer que les proporciona a algunos matar a bellos animales, al ver a familias enteras de pijos posar sonrientes ante las cornamentas de los venados abatidos. “Enhorabuena, lo has matado, macho”, le decían a un cazador que se fumaba después un cigarrillo como tras un polvo. Andalucía sigue siendo esa tierra de bailones de cortijo y marqueses con escopeta.


Los días persiguiéndose: Los propios dioses (23/11/2010)

Hace poco, el gran Shakille O`Neal, que ahora sestea sus kilos, su edad y su leyenda por la zona de los Celtics, declaró que quería viajar a Transilvania, ese lugar que parece que produce su propia noche sólo con el nombre. Acababa de descubrir el hombre, en un documental de la tele, que el Conde Drácula está basado en un personaje real, Vlad el Empalador, y quería visitar su castillo. Cándida ignorancia la del mítico center, tan americana. Por cierto, Shakille O’Neal lleva en su muñeca una de estas pulseritas mágicas de moda… Será que la ignorancia se busca a sí misma, como el dinero.

La Junta de Andalucía ha multado con sólo 15.000 euros a la empresa de Marbella que distribuye aquí esas pulseritas chorras cuyo “poder” reside en un misterioso “holograma” que, afirman, aporta salud, equilibrio, flexibilidad, fuerza y no sé cuántas cosas más al “encajar con las frecuencias que reaccionan positivamente con el campo de la energía natural del cuerpo”, según leo en su delirante publicidad. De momento, a Shakille no le ha servido para aprender a lanzar tiros libres, pero, claro, eso sí que sería un milagro.

Por supuesto, la pulsera es una auténtica estafa, charlatanería sin pies ni cabeza, como ya han denunciado científicos y asociaciones de consumidores. La pulsera ayuda tanto como una calcomanía, pero parece que no podemos desembarazarnos de la magia. He comentado alguna vez ya los principios de la magia simpatética, imitativa o contaminante, o sea: lo semejante produce lo semejante, los efectos se parecen a sus causas y lo que ha estado en contacto con algo mantiene su conexión incluso a distancia. Son relaciones causales sólo aparentes, inferidas o imaginadas por una mente infantil, precientífica. Como bien nos explicaba James Frazer, la magia es una especie de “tecnología ficción”, aunque no recuerdo si esta expresión es suya. Antes, todo eso se hacía con palitroques, huesecillos o trapos, pero nuestra ciencia, la ciencia verdadera, lejos de acabar con la superchería, encima le ha suministrado a ésta un abundante catálogo de términos que ahora, tras retorcerlos y vaciarlos, estos nuevos brujos usan para engatusar a las mentes simples de este tiempo tan tecnológico. “Vibración”, “energía”, “campo” o “magnetismo” son de los más populares. Ahora, su vudú se presenta hasta en aparatitos, o, como en el caso de la homeopatía -otra engañifa- pretende una apariencia científica rodeándose de matraces y disoluciones a la vez que ignora la discontinuidad de la materia y hasta el número de Avogadro (los preparados homeopáticos pueden llegar a no contener siquiera una molécula del principio original, o sea, ser sólo agua destilada). Así, pulseritas mágicas, agua imantada (¡pero si el agua no puede imantarse!) u homeopatía se han ido sumando a otros timos de mancias, tarotistas, astrólogos y videntes, sin que nadie haga nada, ni siquiera protestar.

15.000 euros le pone de multa la Junta a esta millonaria estafa… ¿Será porque Leire Pajín, Ministra de Sanidad y Brujería como la llaman ya, usa esa pulserita? ¿Están nuestros ministros al nivel intelectual de Shakille O’Neal? Todavía recuerdo a Chaves, en Tengo una pregunta para usted, prometiendo incluir la homeopatía en el Servicio Andaluz de Salud. Sí, la consulta estaría justo al lado de la de magia negra de familia. En el fondo, el pobre Shakille O’Neal no tiene culpa de nada. Así es la sociedad ignorante, crédula, supersticiosa y científicamente analfabeta que hemos conseguido. Ya lo dijo Schiller: “Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano”.

Somos Zapping: Flamenco africano (22/11/2010)

Flamencos nairobitas.Yo no quería volver al tema, de verdad. Había guardado ya las cerbatanas, las patas de oso, las marmitas, todo ese exótico atalaje tribal que había dejado la candidatura del flamenco como patrimonio de la Humanidad… Hasta que vi la celebración de la cosa en la Junta y Canal Sur. Las consejeras Mar Moreno y Micaela Navarro, y hasta los locutores y reporteros de La Nuestra, lucían en la solapa una chapita conmemorativa; los programas montaban rengues y una inmensa boda gitana se preparaba en la cultura de Andalucía para ahogar a todo lo demás. Nos vendían aquello como si nos hubiesen concedido unos Juegos Olímpicos y una alegría jamonera culminaba los pináculos de un catetismo delirante y ridículo… En Andalucía directo, por ejemplo, Paz Santana se empeñaba en encontrar flamenco por Kenia: “Nos hemos recorrido medio Nairobi buscando algún símbolo, algo que nos diga que aquí se vive el flamenco de alguna manera”. ¿Pero por qué se iba a tener que vivir el flamenco en Nairobi? Era la misma pulsión cateta de buscar en África un salchichón de su pueblo. Por supuesto, Paz Santana sólo encontraba bongos, marimbas, maracas, arpas como de guita y, sí, guitarras, pero nada flamencas, guitarras cutaway, con ese mordisco que facilita el punteo en las notas más agudas, poco aplicables en el arte jondo. “No consiguió mucho flamenco –admitía Modesto Barragán-, pero por lo menos encuentra instrumentos que se pueden parecer en algo…”. Ya ven la tierna chorrada. Pero no importaba, ellos rotulaban “el flamenco más africano” y los pobres lugareños tocaban su música con esa asumida conmiseración de intentar contentar a los guiris alelados, la misma que usamos nosotros aquí, por cierto. “Quién nos iba a decir que en Nairobi íbamos a escuchar algo que suena a flamenquito”, insistían. A flamenquito o a fiesta en una tetería, vamos…“Flamencos keniatas nairobitas”, llamaba Barragán a ésos que tocaban algo entre africano e hindú con instrumentos de cestería. Paz Santana hasta se emocionó al encontrar allí un sombrero que a ella le pareció el de Finidi. Pero este orgulloso palurdismo, tan ingenuo y risible, nos dice mucho sobre lo que nos espera: flamenco donde lo hay y donde no lo hay, flamenco de verdad o inventado, flamenco omnipresente pero forzado, falso, barato, postizo, interesado; flamenco con una cola de cazos detrás, esperando la subvención y la prebenda oficial… Sí, todo será ya flamenco, o pseudoflamenco. No busquen desde ahora más cultura aquí. Enhorabuena.

Cultura textil. Antes de que en Nairobi hicieran al flamenco arte universal (a la vez que a los castellers, noten el rango de la distinción), Paulino Plata compareció en el plató de El meridiano para vender el “histórico” acontecimiento. Lo que le pasa a Paulino Plata es que parece que sigue en Turismo, no en Cultura. Hacer equivalente lo uno y lo otro ha sido su aportación a esta Consejería siempre maltratada u olvidada pero ahora, definitivamente, emputecida. Con pinta de feriante casetero, como si su cometido consistiera en dejarse impregnar por vapores de gambas, insistió mucho en la “dimensión económica” de la cultura. “La cultura es un pilar fundamental de esta política de desarrollo sostenible”, defendió. Según él, las empresas culturales se tienen que dar cuenta de que “las cosas tienen que ser rentables”. Me estremecí. Adiós en Andalucía, pues, a la ópera, adiós a la música de Wagner, Berg o Ives, adiós a las exquisiteces elitistas que cuestan tanto dinero sin dar nada. Pues eso, que el Teatro de la Maestranza se contente con Camela, Andy y Lucas o los de la copla. Sí, o que aprendan de los millones que factura “la industria textil del flamenco en Sevilla”, de lo que se mostró orgulloso. O del sector más prometedor de nuestra cultura, “el audiovisual”, porque “cada vez hay más televisiones”. Claro, ahí están los programas de Juan y Medio como ejemplo perfecto de cultismo rentable. Llamarle nefasto es poco ya para Plata. Consejero criminal para la cultura es lo único que se puede decir ya de él.

El rincón de Mario Jiménez. Esta semana, el lucimiento del nivelito del portavoz socialista en las noticias nos llega a cuenta de “la reordenación del sector público” que tiene rebelados a los funcionarios. Vean qué fácil es rebatir los argumentos de la oposición: “El Partido Popular no quiere que salga adelante el sector público, no quiere que se ponga… que entre en vigor… que se desplieguen los efectos positivos que tiene el sector público… que tiene este decreto para el sector público, porque significa fortalecer el sector público andaluz”. Él sí que fortalece, día a día, la política de la memez.

Los días persiguiéndose: La mesa camilla (16/11/2010)

Pronto han visto algunos la revolución social, el jaleo de las horcas en Andalucía, sólo porque los funcionarios han salido a la calle con pito. Pero entre el funcionario, que vive tras mamparas y protocolos de cancillería, y el resto de la gente, todavía hay mucha distancia para que estos ajustes de cuentas privados enciendan alguna chispa en la ciudadanía. Para los demás, la razón por la que los funcionarios se mueven, se paran, se ensimisman, se ausentan o te dejan con la palabra en la boca para hacer una fotocopia o llamar a su madre sigue siendo un misterio. Cuando mis amigos funcionarios me hablan de su trabajo parece que vienen de una burocracia china o zarista en la que hay cargos, fórmulas, ceremonias, tiempos, mecanismos y germanías impenetrables y esotéricos. Lo suyo es otro mundo, y desde que empiezan a prepararse oposiciones uno los nota abducidos y un poco sordomudos para todo lo demás. Luego sus bolsas, tribunales, baremos, traslados, informes, plazas, seguros o trienios te llenan la conversación de asteriscos. Otros asteriscos o misterios serán para muchos estas movilizaciones suyas de ahora, tirándole de la chaqueta a Griñán. El pueblo se preguntará si piden otra cafetera para la oficina o qué.

No, no veo yo a los funcionarios, esa raza apartada, ombliguista y como welsunga, guiándonos en la revolución o en la simple rabia. Eso tendría que hacerlo la sociedad civil, de la que se habla tanto. Pero me parece que la sociedad civil, hoy y aquí, sólo es esa gente que ve la tele. Para sacar al funcionario de ese aroma de cafetera donde los demás lo colocan (seguro que injustamente), basta que le toquen el dinero o le meneen el sitio, pero para sacar al andaluz de la mesa camilla, del fútbol, de Canal Sur y de su rejoneo de fiestas, haría falta un terremoto. Tengo que darle toda la razón a Ramón Vargas Machuca, sabio un poco estilita en su sabiduría, cuando hablaba en la entrevista que le hizo el otro día en este periódico de la “renuncia a cualquier papel activo o implicación en lo público” de los ciudadanos. Yo recuerdo oírle hace años la acertadísima expresión “demasía delegativa”, o sea, ese pasotismo del personal que va a votar en chándal cada cuatro años y luego se olvida de la política y de lo público, salvo quizá para pedir lo suyo. Sólo hay que escuchar a nuestros gobernantes autonómicos para darnos cuenta de que han asumido la ignorancia y el desinterés de sus gobernados, a los que se dirigen como a niños, con cuentos y caramelitos. Su tremebundo aparato de propaganda y atontamiento (ahí está la RTVA) nos ha amputado lo más valioso que tiene una sociedad: el sentido crítico. Atrapados en simplicidades de buenos y malos, sentimentalismos de cartelón, trincheras ideológicas llenas de telarañas como austrohúngaras (ay, Berlanga), este pueblo al que mantienen desinformado y distraído en banalidades y folclorismos sigue funcionando en política como mera hinchada, ciega y dominguera. Sí, también tiene razón Vargas Machuca en que los partidos deben cambiar, pero para que cambien va a haber que darles muchos y duros empujones. Aquí pueden salir miles a la calle por el honor del Betis como el de una virgen, pero no por el insoportable desempleo. Pueden salir igual los funcionarios, pero sabemos que van a lo suyo y eso no prende ninguna hoguera. No hacen faltan crucifixiones en las plazas, bastaría con que el andaluz se informara y pensara, dudara y criticara, exigiera y se implicara. Pero eso parece que le da agujetas. Está más cómodo dejándose columpiar y adormecer. Como mucho, se queja en la tasca de cómo está la cosa, igual que del tiempo, y vuelve a la mesa camilla.

Somos Zapping: Nuestro sitio con los wajapi y los garifunas (15/11/2010)

Esencias tribales. Pronto estará con la isopolifonía albanesa, las expresiones orales y gráficas de los wajapi, los recortables chinos, las tradiciones y prácticas de los kayas en el bosque sagrado de Mijikenda, la música de los garifunas, las danzas de Zimbabue y hasta con el silbo gomero. O sea, que pronto el flamenco será Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y a lo mejor nos dejan de dar ya la vara con este temita al que la Andalucía institucional le pone tanta pasión y desmesura como las que le ponía el franquismo a Eurovisión. Canal Sur coloca una cuenta atrás junto a la mosca y nos saca anuncios con gitana a contraluz, Se llama copla hace invocaciones y nos avisa de una gala desde el Teatro Quintero, Menuda noche empieza con un pasacalle de apoyo a la candidatura... Pues eso, a ver si se quedan tranquilos cuando estemos por fin donde nos corresponde, con los wajapi. Aunque me temo que no. Luego se crearán aún más agencias, comisiones, patronazgos, centros de interpretación, guías, fundaciones, comederos y subvenciones, y la cultura en Andalucía, ya de por sí reducida al casticismo racial, se quedará en ese único y orgulloso lunarito del flamenco, con una gran tropa de palmeros esperando algo para el buche. No hay más programa ni ambición en la Consejería que esta distinción un poco arqueológica que compartiríamos con indígenas vestidos con cocos. No habrá más política cultural que la eterna contemplación de éstas nuestras tribales esencias. El resto del arte y la cultura es anatema y extranjería para ellos. Seguiremos siendo bailones incultos hasta con medallita de la Unesco. Con los wajapi y los garifunas está seguramente nuestro sitio.


Pastiche II. En Córdoba ya preparan su candidatura a la Capitalidad Cultural atendiendo a ese modelo de Paulino Plata, el de la cultura como parque temático para guiris. La semana pasada yo hacía ironías con los iconos chovinistas de nuestra tierra (recuerden, mezclando toreo, Vírgenes o caballos), pero resulta que esos pastiches se materializan aquí realmente con mucha seriedad, empaque y trascendencia cultural. En las noticias de Canal Sur me encontré, a cuenta de la promoción de esta candidatura de Córdoba, con el tremendo espectáculo de una bailaora danzando con un señor a caballo como si fuera a clavarle rejones, y mi imaginación volvió a volar: bailaoras con caballo, bailaoras con toro, bailaoras con Virgen, jinetes nazarenos, matadores toreando caballos (creo que eso ya lo hizo Paco Ojeda) o toreando bailaoras... Todas estas ideas se las regalo a la candidatura de Córdoba. Así podrían hacer su promoción entera sin tocar siquiera la cultura de verdad.


Berlanguiana. Seguro que Griñán no tenía intención de homenajear a Berlanga, que todavía no se había muerto. Pero esa imagen del Presidente de la Junta hablando desde un balcón en Alhama (Almería) era la de de Pepe Isbert en Bienvenido Mister Marshall. En las noticias de Canal Sur no se oyó lo que dijo, pero podría haber sido perfectamente eso de "como presidente vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación os la voy a pagar". Así una y otra vez, repitiéndose como el alcalde de la película sin decir nada más, lo cual sería un resumen perfecto de su presidencia y su política. En realidad, él estaba allí para otra cosa, para recoger el Premio Salmerón que el ayuntamiento de la localidad le otorgaba a la Junta por los “30 años de Autonomía”. Son así, ya ven, se dan los premios entre ellos, de sociata a sociata, sin ningún pudor. Viéndolo, pensé que Berlanga hubiera bordado una película sobre esta casta política regional nuestra, ridícula, cortijera, rebañadora y vulgar. Podría haber comenzado con una escena como ésa, un premio de un alcalde a su jefe autonómico. Ay, lo que hubiese hecho Berlanga junto a Bardem o Azcona con algo así... De momento, para no tener el talento de estos genios, nuestros políticos ya hacen su propia parodia con considerable gracia.


El rincón de Jiménez. Deberíamos dedicarle a Mario Jiménez un espacio fijo en esta columna, “El rincón de Jiménez”, donde el portavoz socialista nos retratara cada semana, a través de sus frases en Canal Sur, su nivelito político e intelectual. Atiendan a la de esta semana: “Si el PP gobernara (...), se privatizaría la salud pública, la educación pública, el sistema de dependencia, las pensiones públicas, y el 20% de los empleados públicos terminarían en la calle”. Se le olvidó decir que semejante ogro también se comería a los niños, incendiaría las cosechas y exigiría el sacrificio de vírgenes. Este hombre es un auténtico esperpento político.