30 de junio de 2011

Somos Zapping: Nuevo sistema métrico (27/06/2010)

Ancha es Castilla. Cospedal triunfa en el PSOE de Andalucía, la ponen de generala con el mantillón, el relicario y la fusta de la derechona. Pronto salió Mar Moreno al balcón de las noticas de Canal Sur para augurar que aquí también nos dejarían sin Defensor del Pueblo, sin Consejo Económico y Social, sin Cámara de Cuentas y no sé si sin Juan y Medio. La verdad, Chamizo sólo parece el cuadro del Greco de la tristeza de Andalucía y su institución es la buena voluntad impotente, elevando quejas que van de los mecanógrafos a la papelera directamente, tras ponerles un sellazo. En cuanto al Consejo Económico y Social, sólo hay que fijarse en el estado de nuestra economía y nuestra sociedad para ver la utilidad de sus recomendaciones. Y la Cámara de Cuentas... ¿quién le hace caso a la Cámara de Cuentas? Pero en fin, eso de los recortes le gusta mencionarlo mucho al PSOE de aquí porque al andaluz que han ido amaestrando ellos en la ignorancia enseguida le suena a que le van a quitar la paguita. Arenas ya ha dicho que los organismos que recoge el Estatuto son intocables, pero la derecha rondando con cuchillas y peinetas es una estampa demasiado atractiva para no usarla. De todas formas, hubo algo más curioso en esa intervención de Mar Moreno. Ya conocemos al comando de demolición del PSOE andaluz dedicado a destrozar la sintaxis y la lógica (Mario Jiménez y Susana Díaz parecen aquel demonio de Tasmania de los dibujitos arrasando el lenguaje y la razón, aunque Moreno y el jefe Griñán también se dejan caer a menudo). Pero un político que se equivoca en los números a nivel casi astronómico y no se da cuenta, que desconoce la medida de los millones, la escala de la realidad, imaginen lo que puede hacer con los dineros, cantidades y tamaños de lo público. El dato debía de estar muy preparado y buscado, era ese tan típico que se coloca para dar peso y tangibilidad a la frase, el cañonazo de ceros que remata dramáticamente de certeza e inminencia el argumento frágil del político. Pues ni estando tan preparado, supo Mar Moreno leer o medir el número. Refiriéndose a lo de Cospedal en Castilla-La Mancha, dijo esto: “La opacidad con la que suele trabajar el Partido Popular se extiende por 80.000 metros cuadrados más de nuestro país, y eso, la verdad, me parece un dato preocupante”. Pues sí que es preocupante que con el PP Castilla-La Mancha no sólo sufra recortes, sino que además encoja de esa brutal manera. 80.000 metros cuadrados están bien para una finquita, pero para la ancha Castilla son pocos. Ella querría decir 80.000 kilómetros cuadrados, pero ni se coscó de la metedura de pata. A mí lo que me parece preocupante es tener a unos políticos que miden todo a palmos y a los que les bailan y se les encogen, resbalan o pierden los números y los millones de esta manera. Imagínenlos haciendo operaciones con decimales, la que liarán. Cospedal hace recortes, sí, pero por lo menos no en el sistema métrico. Eso, para las lumbreras del PSOE andaluz que cuentan con los dedos.


La mantilla. Menos mal que la derecha aún no ha llegado aquí poniéndose mantilla. Sí, la mantilla de Cospedal, sólo eso ha superado en comentarios a su tijera. La derecha con peineta, las hostias con bordado... Miren cómo están ya en Castilla-La Mancha, y eso que el PP acaba de llegar. Qué diferencia con Andalucía, último reducto de la pureza izquierdista donde nunca hemos visto alcaldes bajo los encajes ni los merengues de Dios, donde no salen procesiones de copón y maceros, civilones ante los pasos, representantes de instituciones públicas llevando varita en la mano e incensarios al cuello... Es que todavía hay diferencias entre derecha e izquierda, no se equivoquen. A ver si aquí Canal Sur retransmitió acaso mañanas de Corpus en Granada o Sevilla con su religión de costurero empujada por políticos y funcionarios, a ver si aquí son capaces de recordar a algún socialista ahuecándoles las faldas a los curas o llevándole las bandejas a Dios como una mucamita... Pues ésas son las cosas que nos esperaran si alguna vez triunfa la derecha en Andalucía, no lo quiera el Hado...


Antiperiodismo. Es el antiperiodismo, el reportero que quiere ser la historia, la historia que se pervierte por la empatía y la implicación del reportero. Me refiero, claro, a 75 minutos. El otro día hacían un reportaje sobre la costa y en el chiringuito el periodista parecía otra maruja y en las decadentes fiestas pijas, otro pijo. Eso no es periodismo, sino peloteo. Despintan, ternurizan y adaptan la realidad para que parezca que el pueblo se hace el reportaje a sí mismo dándose besos, pero son los reporteros los que se dan besos por parecer tan pueblo. “La tierra más privilegiada del mundo”, llamó Toñi Moreno a esta sufrida Andalucía tras el reportaje playero. Hablan, adulan y hasta se guapean como nuestros gobernantes. Por eso el programa durará mucho...

Hoy viernes: La podadera y la austeridad (24/06/2010)

Al PP le han puesto la podadera en la mano, para muchos una guillotina. Aunque empiecen recortando encajes, giraldillos de las administraciones, chambelanes y validos, altos cargos y enchufados, consejillos y agencias con una tropa de jefazos, asesores y secretarios para cada menudencia autonómica, para el timbre de cada puerta, el PSOE tirará de las metáforas de cuchillos como Lorca. Nos insistirán en que lo que quiere recortar el PP son los derechos, las patitas de lo público, la Democracia misma, y apagar las luces que vigilan a los gobernantes y cuidan al pueblo. Ya dijo Griñán que no era partidario de “adelgazar lo público”, lo que ocurre es que lo que ellos llaman “lo público” incluye los palacios, las moñas, los camarines, los comités decorativos o propagandísticos, toda esa excrecencia administrativa que cuesta tanto dinero pero no desemboca en lo público, sino más bien en lo propio, pues les sirve para colocar a afines, adeptos, políticos defenestrados o quemados, y, en fin, para dar de comer a la larga familia del partido y mantener el desmesurado aparataje del sistema clientelar. Menos gasto en cera, en adornar solapas y en alargar pasillos, y más inversión pública, eso es lo que hace falta. Pero siempre salta alguien que menciona la “demagogia”, la venganza del populacho que quiere ver a los políticos en alpargatas y viajando en bus. No, acabar con el despilfarro es una necesidad: debe llegar a la ciudadanía lo que ahora termina en salones de té, lujos de zarina y duplicidades administrativas. Claro que es lógico que la podadera dé miedo: les puede cortar el cuello y los dobles puños a los vividores de lo público, que hacen poco o nada por la sociedad, aunque sí por el partido y sus amigotes.

Ayer me sorprendió mucho que alguien tan lúcido como Arcadi Espada cayera en la simplicidad de argumentar que sueldazos y ciertos lujos o privilegios para los políticos son necesarios para “dignificar la política” y que sin eso sería “altamente improbable que algún joven seriamente formado quiera dedicarse al oficio de lo público”. Primero, porque la mayoría de los jóvenes “seriamente formados” son hoy mileuristas, están en las hamburgueserías o explotados como becarios, y matarían por el sueldo de un simple concejal de pueblo. Pero, sobre todo, porque lo que impide que la gente “seriamente formada” llegue al gobierno de lo público es la propia estructura de los partidos, que no atiende a la valía ni al currículum, sino que escoge y promociona a los sumisos con su poder piramidal, a los aduladores, a los tibios mediocres que saben moverse entre sus engaños, chanchullos y componendas, cualidades todas éstas sin las que no se llega a nada en política. La podadera es necesaria. Ya es hora de que lo público deje de ser la fiesta de unos pocos, y más entre la miseria general. Austeridad, control del gasto, optimización de recursos. Y eso no es demagogia. Es supervivencia.

Somos Zapping: Todo el día cantando (20/06/2011)

La musa. Vuelve mi musa, que no es sólo que la lanzaran un día al Rocío en el paracaídas de sus volantes para hacer catequesis de la bisutería, los zahones y el patillaje cantarín. María del Monte, especie de cigarrera de todos los tópicos, mujer orquesta, mujer capilla o mujer chiringuito de todos los abalorios, santerías, catetismos, horteradas, gazpachadas, tribalismos, palanganerías y palmeteos de lo andaluz, regresa con un gran plató en el que hacer trotar su casticismo, que es algo que en ella suena a jaca. El nombre del programa tiene estructura de amenaza. Se llama La noche de y luego, tras dos puntos (dos puntos que acojonan), cada semana pondrán a alguien de esa abundante tropa nuestra de artistillas de la raza, rancios sevillanistas, viejas glorias con chepa y catálogo de gasolinera y otros andaluces profesionales del sandungueo y la musiquilla rastrojera a la que nos tienen condenados. Allí María del Monte les cantará las alabanzas, les entrevistará de esa manera suya en la que los palmeros parecen premios Nobel, repasará la historia de sus éxitos verbeneros y la tortura se completará durante horas con todos los de la copla y el relleno de otros chorricantantes patrios de los que hay a patadas aquí. No faltará ni el apadrinamiento por parte de las estrellas invitadas de un “nuevo valor”, no se quede Andalucía sin alevines de la música basura. Empezaron nada menos que con Los del Río, que junto con María del Monte forman algo así como el trío del escalofrío andaluceante o los jinetes de un Apocalipsis del buen gusto artístico con un caballo de menos (van sobrados). Al principio pensé que era algo repetido que habían metido. Pero no, va en serio, María del Monte tiene nuevo programa (nuevo o viejo o eterno o igual), otro programa espejo de la Andalucía canticontenta, un programa con un gran tamaño de establo para la estampida de una racial vacada musical cada semana. Sí, ha vuelto mi musa. Pero quién la echaba de menos...


El forastero. Alguna vez tendré que cronometrar cuánto tiempo al día se lleva Canal Sur dando palmas. La copla se entremete con las tostadas desde por la mañana, la tarde de los viejitos tampoco se puede quedar sin fandanguear y la noche de los niños es una escuela de bufones andaluces en sus especialidades de chistes y guitarritas (cada vez que veo Menuda noche, pienso que es como si corrompieran a inocentes monaguillos). Luego, de vez en cuando, nos cae algún especial sobre alguna folclórica muerta o medio muerta (la cosa está en que rezume ya un poco), con los chavales de Se llama copla como visitando un museo de cera. Hace poco tuvimos un nuevo velatorio de Rocío Jurado y el sábado nos colocaron un homenaje a Miguel Molina, como antes les había tocado a otros (creo que van siguiendo la filmografía de Cifesa y ahí hay un filón). Eso cuando no hay una feria o una romería... Y ahora, encima, lo de María del Monte. Cualquier forastero que vea Canal Sur dirá que aquí no hacemos otra cosa que cantar y bailar todo el día. Y puede que el forastero insistiera en ridiculizarnos, en crucificarnos sin piedad en los tópicos, en remarcar nuestra ranciedumbre y en pintarnos en la indolencia, el jolgorio y la ignorancia satisfecha. Pero al forastero le tendríamos que decir que todo eso ya lo hace, y mucho mejor, la propia televisión pública andaluza.


Ingenuidad. Tuvo que ser una niña, con su ingenuidad, la que desnudara en Menuda noche toda la vergüenza, la perversión, el abuso que representa convertir a inocentes chiquillos en monitos de circo para los mayores. Aun así, el comentario sólo provocó tierna risa y comprensiva complicidad. La niña simplemente explicó lo que le decían sus padres antes de exhibirla en la televisión para satisfacer sus propias ambiciones o vanidades: “Te imaginas que estás en tu casa, cantas, y te dan dinero”. Luego, enfocaron a los padres, sonrientes, orgullosos. Todos aplaudían. Juan y Medio babeaba. Qué rica la niña. Qué buenos los padres. Qué buenos todos. Y qué bonito el programa.


Tabú. Oído en la retransmisión de Canal Sur del Rocío, de boca de una (supongo) responsable del asunto rociero: “En Almonte no somos violentos (...) pero la Virgen es tabú”. O sea, que en caso de tocar ese tabú, se sienten con el derecho a ser violentos. Y eso les parece evidente en sí mismo. Pavoroso. Ya ven, es fácil: escojan un tabú (una estatua, Mahoma, una mujer no convenientemente tapada, un equipo de fútbol...) y podrán desatar su violencia sin culpa, con razón y hasta orgullo. Es decir: En Almonte no son violentos, salvo en lo que los hace fanáticos.

Hoy viernes: Chimpún (17/06/2010)

Felipe González fue el que empezó a dejar el obrerismo, el socialismo de linotipia y fiambrera, por una socialdemocracia que quizá quería mirar un poco a Alemania, pero luego sólo miró a los bancos, a esos dineros de Solchaga que olían a estanco y a casino y, claro, a la OTAN, que le parecía esa película de Un día en Nueva York, con los cañones para sentar a señoritas que cantaban con los marineros. Había que modernizar al PSOE y a España, europeizarlos como se europeizaba todo entonces, porque aún nos sentíamos un poco africanos o filipinos. Era el socialismo con forro capitalista, un socialismo posibilista, mezcla de negocio (fue la época de los grandes tiburones), buen rollito de la Movida, un poco de destape, primeros bailes de embajada en Europa y algo todavía de retórica añeja para dar muchos sopapos a la derecha eterna, que aún lo era. Luego llegaron la corrupción, la caída de González, el pucherazo de Borrell, el fracaso de Almunia y la derechita pulcra y sosona de Aznar. Lo de Zapatero fue el segundo intento de modernización del PSOE. Quiso hacerlo esta vez femenino y como orientalista, pero manejar el dinero con mariposas y poner corazoncitos en el lenguaje y los ministerios no bastó para conducir un país al que le venían dos crisis aupadas una sobre otra: la nuestra, la de un sistema productivo atrasado basado en el ladrillo, y la internacional, la financiera. Zapatero empezó a ñoñear, a torpear y a hacer ideología del espiritismo. Todo le salía como un anuncio de compresas y así es imposible llevar con seriedad nada, ni un partido ni un país. Es decir, que el socialismo se hizo primero posibilista y luego iluso, acabando la era de González en corrupción y la de Zapatero en memez y hambre. Ahora están en un interregno en el que Rubalcaba es sólo una coda triste, que terminará en chimpún como todas las codas.

En el PSOE sólo piensan en qué hacer tras ese chimpún. No dudo de que hay gente en el PSOE que desea un partido socialdemócrata moderno y diferente, sin dinosaurios ni majorettes. Pero no creo que eso se pueda conseguir con los que lo dirigen ahora. En Andalucía, esto es aún más evidente. Aquí ni siquiera pasaron por la purificación de la derrota. En Andalucía, por conveniencia, se ha superpuesto el felipismo tardío, superviviente y acomodado con el zapaterismo verderón y flautista, así que se fundían las viejas herencias de los unos y el maquillaje buenista de los otros en un caos que sólo se ha ido sosteniendo por la inercia del poder. Aquí el PSOE siempre ha sido otra cosa, ese reinado, esa gran cosechadora, esa costumbre, viviendo de lo vivido. Pero eso ya ha dejado de funcionar. Todos esperamos el chimpún final. Luego, veremos si nos traen una nueva socialdemocracia, un nuevo disimulo o un nuevo fracaso.

Somos Zapping: Bendito y santo lugar (13/06/2010)

Religión oficial. Después de un tiempo por los platós de la telebasura o la telebraga haciendo de tertuliana, de testigo, de cotilla, de misteriosa o de digna según los días, hemos vuelto a ver a María del Monte en Canal Sur. Y la hemos visto en lo suyo, o sea, empalada en el nacional-catolicismo-folclorismo, o eso se me figuró al verla en el Rocío con una flor tiesa en la cabeza, con la que parecía que la habían clavado a la silla, atravesándola. Ella es una papisa que hace eucaristías con lunares, panderetas, esencias patrias y virgencitas poniendo todo eso al mismo nivel, y por eso lo llamo nacional-catolicismo-folclorismo, especie de talega en la que ella y Canal Sur, en esta época, meten todos esos hatillos de racialidades, santiguamientos, cantes, purismos, fe, botijos, histerias, fiambreras y yeguadas. No me malinterpreten, no quiero hacer ahora la típica crítica furibunda del ateo hacia esas manifestaciones romeras. Es cierto que siento extrañeza ante la religión en general, ante la católica en particular y, sobre todo, ante estos modos lúdico-paganos con que se adorna aquí esa religiosidad. Pero no voy por ahí. Lo que me parece primitivo, preocupante, grave, incívico, no tiene que ver tanto con esas creencias en sí sino con la actitud que toman algunos desde ellas, sobre todo en una televisión pública. Me refiero al hecho de que no conciban que esa creencia sea algo particular, de pocos o de muchos pero nunca de todos, nunca algo general ni obligatorio. María del Monte y Canal Sur se comportan como si esa religión fuera la religión única y “natural” de Andalucía, la que “hay” que profesar. Por eso ella hablaba de “la fe”, de “la Señora”, de “este bendito y santo lugar”, y lo hacía como un fiel, un devoto, un pregonero, y, estoy seguro, sin darse cuenta de lo que supone. Ése es nuestro atraso, no tanto la religión de las piedras sino asociar una creencia a la totalidad de una ciudadanía, ignorar que sólo es una opción entre muchas, despreciar la libertad de conciencia que debe regir una sociedad civilizada y, de alguna manera, decirnos que el andaluz bueno o puro o verdadero sólo lo es si participa de esa opinión. No es únicamente en el Rocío y no sólo es María del Monte; les pasa a los sevillanistas, le pasa a Toñi Moreno (el otro día cantaba ella “yo soy de Andalucía, soy rociero...”) y pasa en Menuda noche o Andalucía directo: esa religión se vuelve “religión oficial”. Propongo un experimento mental: imaginen que Canal Sur dedicara programas al Real Madrid en los que sus presentadores hablaran de “nuestro equipo”, de “nuestro ídolo Cristiano Ronaldo” o de “nuestro líder Mourinho”, ensalzando devota y sentimentalmente “la afición de esta tierra” por el club blanco. Incluso si argumentaran que el Real Madrid es el equipo favorito de la mayoría de los andaluces, ya ven lo injusto y chirriante que resultaría. Pues eso mismo hacen con el catolicismo, pero a ellos no les chirría. Ése es el síntoma que me preocupa: que ni siquiera conciban que hay opiniones diferentes a las suyas y hablen de sus creencias personales como si fueran (más, como si debieran ser) las de todos. Y desde una televisión pública. Eso es lo que nos hace primitivos, incivilizados y fanáticos. Otro ejemplo de nuestro tercermundismo social, intelectual e incluso moral.


Paquirrín. Lo han convertido en una especie de mono mascota, las televisiones se cachondean de él, los realities disfrutan enfocando su panza y su calva, y le han dedicado especiales que empezaban la burla ya por el título (El pequeño del alma, Telecinco). Hablo de Kiko Rivera, Paquirrín todavía para muchos, un chaval que desde hace tiempo alimenta el morbo y la mala leche de la televisión. Lo que le faltaba al pobre era salir en taparrabos cazando moscas, en lo de Supervivientes, esa intragable mezcla de Gran Hermano y Orzowei. Ahora que se ha ido del programa, me doy cuenta de que ha llegado a darme pena la saña y la mala baba que han desplegado a su costa siempre. Sí, es un chaval simplón y sin oficio, pero vamos, tampoco es que en el resto de la familia o del gremio famosil brillen la inteligencia y la laboriosidad. No, su pecado ha sido ser feote. Otra cosa son los tontos, vagos y vividores que salen guapos y chulitos, de ésos no se ríen los programas de la basura. Pero el chaval es calvo y algo fondón, no queda bien en las posturitas de torerito ni en las fotos con rubiazas, y lo han machacado. Lo tienen por vago pero hay otros que hacen menos trabajando con la sonrisa y el pectoral. Puede que no parezca muy espabilado, pero al menos no hace oficio y orgullo de la ignorancia y la patanería, como tantos andaluces. Dicen que es buena gente, pero eso aquí no importa. En Andalucía hay imbéciles de pasarela, chistosos con tamboril, inútiles al sol y chulazos encoloniados que son ídolos. A él le dedican sólo pitorreos y cacahuetes. Qué miserables somos a veces.

Los días persiguiéndose: Queremos más (10/06/2010)

Muchos siguen despreciando a los del 15-M, dicen que sólo han hecho ramblas de mimos y diábolos, que son asambleas indias, puestos de tatuadores, una revolución de pelusas, que representan la política o la apolítica de hacerse trenzas y que se irán cuando se les termine el papel de fumar. Yo espero que no. Los de mi edad no vivimos revoluciones de margaritas ni de muslos, sólo vimos pasar de niños la Transición como una época veloz en la que de repente se inventaban los megáfonos y las imprentas. Luego, mi generación se dejó llevar. Crecimos en un país que era herencia de la lucha de otros. Estaba la Democracia, con su gran mayúscula, en contraposición al referente oscuro pero no lejano de una dictadura como de guardias y toreros. Mi generación no tuvo guerras ni rebeldías, estábamos todavía como dando gracias. Pero esa Democracia, tan nueva, empezó a ensuciarse, a pudrirse, y las historietas de la dictadura con sus guantazos cuarteleros ya no servían para legitimar, sin más, a esta partitocracia en la que la división de poderes moría, la corrupción se institucionalizaba y el ciudadano desaparecía entre los intereses casi empresariales de los partidos. Las nuevas generaciones ya no sienten que tengan que dar gracias por que no los manden a presentarse en el cuartelillo bien pelados. Quieren más de la Democracia. Y, de momento, los únicos que han dicho esto, con más o menos ruido, ingenuidad, caos o greñas, son los de este movimiento.

No es tanto lo que puedan decidir levantando sus cartones, sino lo que pueden inspirar a todos los demás: la necesidad de un cambio radical y valiente en esta partitocracia cada vez más alejada del ciudadano, cada vez más negocio propio y menos gobierno de lo público. ¿Quién dice que no hay propuestas? Listas abiertas, reforma de la Ley Electoral, verdadera separación de poderes... Si están ahora ellos en las plazas sin cambiarse de calzones, con sus perros y sus flautas, con sus narices de payaso y su amor de esquimal, es porque los intelectuales aburguesados, los poderes mediáticos y por supuesto los políticos con sus privilegios y chanchullos no han hecho nada. Yo vi toda la política retratada el otro día, como en la radiografía de una tumoración, en una foto que publicó este periódico, la de Rubalcaba y Griñán en el 93. Las mismas barbas, la misma calva, la misma política. ¿Qué cambio se puede esperar con esa foto fija? Sí, que sigan estos indignados, en las plazas o donde sea. No están ahí para ser ellos la Democracia, sino para despertarnos a los demás a cacerolazos. Yo seguramente no iré a sentar mi culo en las aceras. Pero puedo escribir. Y protestar. Todos podemos protestar. Hasta que nos hagan caso. Esta Democracia no nos basta. Queremos más. Y no nos iremos cuando nos quedemos sin tabaco.

29 de junio de 2011

Somos Zapping: El gigante verde en Bruselas (6/06/2011)

La fuerza del sur. Vino a Andalucía para atender a sus primarias a la vez que a lo de los pepinos, y es que yo creo que Rubalcaba, sobre todo, sabe vender y venderse muy bien, especialmente en medio de las catástrofes, a las que él siempre ofrece su sonrisa y la aureola de fe de su calva, a falta de mejores soluciones. En las noticias, Rubalcaba parecía que llegaba de gira con Operación Triunfo o Se llama copla: se puso en plan folclórica esperando “la fuerza del sur” y dio gracias por el cariño del público igual que Bisbal. En realidad, él lo que dijo al principio en sus declaraciones fue que esperaba “fuerza”, pero Griñán, a su lado, le sopló de inmediato lo de “la fuerza del sur”, regalándole ese eslogan como de marca de cerveza o programa de Quintero. La fuerza del sur se supone que es esa ventolera que hasta ahora llevaba al PSOE a ganar aquí siempre aunque siguiera manteniéndonos en la miseria. Ese talento para el disimulo, el adormecimiento y la propaganda; esa flotabilidad política que hace victoriosos a los indolentes, a los incapaces y a los corruptos, ésa es la magia lunera que ha venido a buscar Rubalcaba al sur. Rubalcaba llegó para que los maestros le enseñaran a ganar desde el fracaso, que es lo que él necesita. Pero en Andalucía se ha acabado esa magia del PSOE y la fuerza del sur creo que ahora se dirige más a expulsar a ese partido de sus confortables y somnolientos palacios de no hacer nada. Rubalcaba y Griñán, dos hombres dedazo, dos herederos y dos espectros del pasado, ya traslúcidos de agotamiento y erosión, seguramente sólo se consolaban acompañándose en su ahogamiento, cantando los últimos versos de un PSOE eterno que se va a pique. Este sur nuestro es bonito para los amaneceres y también para los entierros.


Comulgar pepinos. Rápida ha sido la reacción española y andaluza ante la crisis de los pepinos. Y no me refiero a que nuestros ministros se partan la cara con Alemania en la UE (a Alemania no le costa ninguna “exigencia” española, decían hace poco), sino a que Ezequiel Martínez, el de Tierra y mar, ya sale en Canal Sur en un anuncio floreado de hortalizas y fuentes vegetales, pidiéndonos confianza en lo nuestro. Nada más vean en Bruselas a Ezequiel Martínez con su sombrerito y su regadera, seguro que los convencemos de nuestras justas reivindicaciones. Aquí nadie ha dejado el gazpacho, pero Canal Sur siente que sus santones agropecuarios deben salir a comulgar pepinos. Sin embargo, no es aquí donde tienen que presentarnos a los tomates y a los pimientos con todo su rocío de salud, que ya los conocemos, sino que es en Europa donde nuestros gobernantes deben poner los melones en la mesa. Pero aquí ya tenemos un anuncio que va a triunfar más que el de George Clooney con el café. Basta que salga Ezequiel Martínez con faldón de lechugas para que nos tranquilicemos y se tranquilicen. El padrecito de todo el relente campero andaluz, figura internacional donde las haya, va a rendir a Merkel, como si fuera a ver a la canciller la misma diosa Ceres con una yerba en la boca. Por cierto, me he fijado en que alguna vez, en Tierra y mar, sale otro señor que se parece a Ezequiel Martínez y hasta habla igual, y no sé si acaso será un hijo suyo. ¿Tenemos ya en Canal Sur el caso de un programa heredado? Con esos poderes, con ese mayorazgo que tiene este hombre en el campo andaluz, cómo no elegirlo para defender la frescura de esta tierra, aquí o en Pekín. Que se venga Rosa Aguilar y vaya Ezequiel Martínez a la UE. Él no sólo sabe enseñar capachos, sino que ya lo conocemos soltando discursos políticos en los huertos, muy evangélicamente. Sí, que vaya Ezequiel Martínez. Será como si fuera a Bruselas el gigante verde de los anuncios de maíz, que eso tiene que imponer mucho. Más que nuestros gobernantes, seguro.


Colocón. Las comidas camperas deben de dar unos colocones tremendos. O será el aliño especial que le ponen los de Hace falta valor, o quizá simplemente el contagio de la vibración espídica que transmite Enrique Romero. El caso es que el otro día, en el programa, terminaron toreando... ¡cocodrilos! Yo conocía lo de Paco Ojeda toreando caballos, pero para enseñarle la muleta a un cocodrilo creo que los efluvios de la manzanilla no son suficientes. Hace falta algo bastante más fuerte o reconocer que en este programa se les ha ido la olla, no sé si de tanto pisar amapolas o acurrucar vacas locas. Menudo espectáculo, unos tíos medio zumbados o medio puestos intentando torear entre olés a un cocodrilo que les mordía la muleta. Parecía una gamberrada de botellón. La tauromaquia grillada, friki o fumada que ha conseguido Enrique Romero ya ha traspasado lo ridículo para convertirse en morbidez, en caso clínico. Que le den ya a este hombre su medicación o el finiquito, por la salud mental de todos.