21 de septiembre de 2010

Los días persiguiéndose: Pilar González (21/09/2010)

Me daba ternura, siempre con su pañuelo verde, su gorro verde, su algo verde, un verde más melancólico que reivindicativo, que a lo mejor el andalucismo es eso, una melancolía dejada en prenda allí en su pico del arcoiris. Pilar González, que parece que lleva a la vez el principado y la viudez del andalucismo, y que todavía habla cantando cuando los políticos ya sólo muerden, tomó el PA después de que Julián Álvarez fracasara quizá por mezclar siglas, morerías, soberanismo, romancero y corazón, y desde entonces vaga cargando con su hijo enfermito o muerto. No es fácil estatuarse en una piedad y hacer renacer desde esa postura un partido histórico pero castigado desde fuera y desde dentro. El andalucismo fue grito, sufrió personalismos, aceptó la sumisión al PSOE, divagó entre la sentimentalidad, el limosneo y la acuarela, y terminó fuera del Parlamento. Ahora, Pilar González llama al PSA, apenas una piscina que se hizo Pacheco, para recuperar unidad y horizonte. Pero le queda más que reunir a disidentes: le queda redefinir un andalucismo moderno que no se limite a vestir de aceituna, a subirse a los minaretes de la historia y a cantar la saudade de una raza.

Julián Álvarez era un político con ideas que se perdió en el exceso romántico. Pilar González tiene también propensión a la ensoñación y a hacer versos a las montañas, a las tumbas y a los símbolos. Recuerdo un discurso suyo que comenzaba así: “En un valle del Genil, en una encrucijada de caminos...”. Ya no se puede hacer política con literatura artúrica. A los poetas se los comen los lobos y los apedrea el pueblo que quiere cosas, hechos, y no que le hagan liras a cuenta de sus viejos torreones. Si acaso, la única literatura que sirve es la del insulto, el libelo, la destrucción del rival, la que pone cuernos y pezuñas al partido de enfrente. No queremos que Pilar González deje su mesura y su suavidad para convertirse en Rafael Velasco, pero sí necesita asentarse en la realidad. Un andalucismo realista, sin mitomanías, es posible y deseable. Frente a los demás partidos siempre rehenes de las estrategias, movimientos y equilibrios nacionales, otro que atienda a los intereses de Andalucía sin temer enfadar al que está en La Moncloa o al que prepara la mudanza para llegar allí. Frente a la ambigüedad, el doble juego, las contradicciones y la mudabilidad de los partidos que critican o defienden una misma cosa según gobiernen o no en el lugar, la claridad de un discurso coherente y sincero. Eso puede hacerse, y sin tener que imitar a los nacionalismos homogeneizantes, raciales, identitarios y ancestrales. En Andalucía el soberanismo no cala, el andaluz no se ve como un tarteso al que le han robado el reino. Así pues, atender a la realidad y a las necesidades de esta tierra, sin leyendas y sin nostalgias, y también saber distanciarse de los abrazos pactistas de los grandes partidos, cosa que tanto perjudicó al andalucismo, que se vendió por consejerías de segunda fila a costa de perder la confianza de tantos andaluces.

Pilar González, con su pañuelo verde, su algo siempre verde, me daba ternura pero también me irritaba. Sus ideas parecían disolverse en simple tinte. En su mano y en su palabra tiene todavía la posibilidad de armar un nuevo andalucismo, un andalucismo que necesitamos. No le faltan inteligencia ni ganas, seguro, y creo que Andalucía le guarda su sitio a su partido, con fidelidad y hasta cariño, diría yo. Pero quizá tenga que tirar ese pañuelo melancólico como se tiran las cartas y las fotos de los viejos amantes para volver a empezar.

20 de septiembre de 2010

Somos Zapping: Doraemon da más caña (20/09/2010)

Irma Soriano. Ya han vuelto a Canal Sur las mañanas de cocinillas y callistas, aunque con otra cara y otra temperatura. A mí, la verdad, me gustaba Mariló Maldonado, que a pesar de alguna tontada suya que hemos comentado aquí, me parecía una chica de gran viveza y naturalidad en su oficio, con una simpatía nada artificiosa y además monísima (no me lo he podido callar). Ahora nos han puesto en Mira la vida a Irma Soriano, que viene como de los últimos baúles guardados de la televisión, donde duermen desinfladas las viejas divas. Irma Soriano le da al programa otro aire marujón, lento, monjil, de madrecita arropadora, y ese otro estilo (tan de Ana Rosa Quintana) que es el de llevar el foco en el culo, pendiente de sus sentimentalidades o de su ánimo como de sus menstruos. Irma Soriano queda revenida, recauchutada, invadiendo una época que no le corresponde, como si regresaran Arévalo o Mari Carmen y sus muñecos. Se nota que ha vuelto de ese limbo de gloria decadente de anunciar colchones de látex o fregasuelos. Además, su personalismo espesa, empequeñece y entristece el programa, da sueño de recién levantado y cansa como si te hablara todo el tiempo la suegra o el párroco. Yo echaré de menos a Mariló Maldonado, que hasta cuando caía en la chorrada no podía evitar resultar encantadora.


Mañanas con azuquita. Regresan también las tertulias, los periodistas de partido, los sesgos disfrazados de pluralidad y la mala leche yendo por barrios. Aunque en Canal Sur, ciertamente, nos siguen sirviendo todo esto algodonado, como si trataran de no despertar demasiado a nadie. Volví a ver El meridiano y me encontré con los Airbuses salvadores de siempre abriendo el programa, con mucha política nacional y nada de aquí, y con esas polémicas facilonas de debatillo de La Noria o Crónicas marcianas, burkas o gitanos para que los buenos y los malos, los progres y los rancios, la izquierda y la derecha, vayan dejando sus estandartes y el andaluz no se confunda. Y para la entrevista, un poco de ambiente flamenquito, que no falte. Cómo les gusta la actualidad y la controversia política andaluza. Qué valientes los de El meridiano poniendo sobre la mesa a Sarkozy y entrevistando al hijo de Juanito Valderrama. Mañanas con azuquita y disimulo, ignorando o rodeando todo lo que sea incómodo para el poder en Andalucía. Creo que, a esa hora, debería cambar de canal y buscar a Doraemon, porque hay más probabilidades de que salga el gato cósmico dándole un martillazo a Griñán que de que en El Meridiano le den un disgusto a la Junta.


Zapping y teletienda. Seguimos esperando que vuelva Paco Robles en Canal 10 Andalucía, a ver si este año encuentra a alguien que defienda un poco al PSOE y así su tertulia, refrescante pero monocolor, no sea un pimpampún. Pero esta cadena, que se encogió en verano hasta reducirse al zapping y a la teletienda, parece que aún vive de rellenos a estas alturas de septiembre. Esperamos también sus informativos, y si es posible sin las soleares en que los convertía Barbeito. De momento, decepciona este contrapeso a Canal Sur. Sólo me encuentro con esos ridículos fraudes de pulseras bioenergéticas anunciadas lo menos cien veces seguidas, noches bobas de tarot y el agradable recuerdo de La hora chanante, brillante pero ya viejuna, que dirían ellos. O hacen algo, o acabarán en esas oscuridades de la TDT donde nunca llega el mando.


El paladín. Insisto en que nadie mejor que Rafael Velasco refleja la manera podrida de entender la política del PSOE andaluz. Lo demuestra frase tras frase: es de lo más bajo en política, en inteligencia, en decencia democrática, que uno pueda llegar a concebir. Esto dijo en los informativos de Canal Sur sobre el PP y Arenas: “No puede cambiar lo que tiene dentro de la cabeza, que es un sentimiento de odio a nuestra tierra y de desprecio a nuestra tierra”. Es un mensaje idiota y ruin, pero lo peor es que, si lo usa para llegar al electorado, significa que considera al votante andaluz igualmente idiota y ruin. Pues así es el paladín que eligió Griñán. Así es el PSOE andaluz en su decadencia.


Maquinaria. Comienza el curso escolar, otro nuevo año en este sistema educativo fallido y laxo al que nadie se atreve a devolver la dignidad. Pero para las noticias de Canal Sur, la cosa era muy diferente: “Está en marcha la gran maquinaria de la educación andaluza”, pregonaban. La gran maquinaria encargada de fabricar analfabetos funcionales, jóvenes fracasados y profesores quemados, será.

Los días persiguiéndose: Ad populum (14/09/2010)

No sé cuántas columnas maravillándose de que haya asistido tanta gente a la beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire llevo ya leídas. ¿Qué evento, qué convocatoria podría reunir a tantos andaluces? Ninguno que no tenga que ver con la fe nunca perdida de esta santa tierra, reserva moral de Occidente, y desde luego, ninguno de carácter político, vienen a decir. “60.000 personas desplazadas por sus propios medios, no les regalan ni el autobús ni el bocadillo”, escribe Paco Robles en ABC. “Esta buena noticia (...) va más allá del mundo católico”, opina Agapito Maestre en estas páginas, aumentando el número de fieles hasta 150.000. Siento desencantar al catolicismo andaluz, en ebullición ahora con sus montañas de gente y de santos, pero también fueron 60.000 personas las que acudieron al concierto de AC-DC en Sevilla. Y no sólo sin bocadillo regalado, sino pagando un buen dinero. Pero eso no significa (tomando las palabras de Maestre) ni que el “cuajo moral” de AC-DC sea equivalente al de la “fe religiosa” y superior al del PSOE, ni que los socialistas, que “quieren ocupar el puesto [de la fe cristiana]”, sean igualmente incapaces de luchar contra la adoración que siente la masa por Angus Young. Hay dos cosas que no entiendo en esto. Una es intentar, no sé por qué, contraponer el cristianismo o su peso en almas al PSOE andaluz, como si esa beatificación fuera una encuesta de intención de voto. Además, ya sabemos que nuestros socialistas son los que sacan más brillo a la vara procesional y hasta ponen locutores a catequizarnos en las romerías de Canal Sur. La otra, claro, es el siempre inelegante y falaz uso del argumento ad populum. Sí, es la mayoría del pueblo la que manda a la hora de elegir a sus gobernantes, pero, afortunadamente, ni las verdades ni las mentiras se deciden aún por sufragio universal ni por los amontonamientos en la calle. Es lo que no entendía Chaves cuando argumentaba que “si yo hubiera incumplido mis promesas, no me votarían los andaluces”. O sea: puesto que tiene mayoría, cualquier cosa que diga es verdad. Con esta perversión de la lógica y de la democracia salvaba sus incumplimientos, sus errores y hasta a su familia de enchufados.

Hay que tener cuidado con el argumento ad populum, y con las siguientes sensaciones de euforia, envalentonamiento y superioridad que acompañan a ciertos números muchas veces tan convenientes como azarosos. Se corre el peligro de ir un paso más allá y hacer equivalentes la mayoría y la totalidad, cosa que no sólo desautoriza al resto de opiniones o ideas no mayoritarias, sino que las anula, las extirpa, las proscribe. Y es aquí donde yo quería llegar, porque lo de Fray Leopoldo y el renacer católico como especie de reacción o demostración de fuerza de no sé qué espíritu religioso o popular contra el PSOE andaluz, ni me interesa ni veo cómo se puede sostener. Ese paso más allá, muy consecuente con la táctica no de superar al adversario político, sino de expulsarlo, lo ha dado esta vez el nini Mario Jiménez, diciendo de Arenas que “no lo quiere nadie en Andalucía” y que “a los andaluces les produce un rechazo absoluto”. Para Jiménez, “nadie” significa nadie fuera de su ideología, pues los demás no existen. Igualmente, lo de “los andaluces” significa los andaluces que votan al PSOE, puesto que los demás no pueden ser andaluces. Así manejan algunos tramposos o malvados los números y las mayorías en democracia. Pero no se preocupen. Aquí no nos van a hacer a todos beatos a fuerza de empujar, ni van a conseguir que la política andaluza se quede para siempre en el Dios único del PSOE.

Somos Zapping: Soles con carita (13/09/2010)

Niños. Vean al político rodeado de niños, sientan la impúdica obscenidad de esa estampa, la de la carne más débil e inocente usada para la propaganda partidista, tan cerca del estupro. De ser hijo mío uno de los que salió en las noticias de Canal Sur compartiendo lápices con Griñán y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, la cosa habría terminado en los tribunales, como si le hubieran tocado la pichita. Allí, sentados en unas sillitas bajas, como Peter Sellers en aquella escena de El guateque, esos hombretones no parecían ni tiernos ni ridículos: parecían ogros, brujas de la casita de chocolate, a punto de comerse a los chiquillos. Los niños, la inocencia más pura y barata, tan a mano para que los políticos laven su suciedad moral o escondan su ambición y su bajeza (recuerden la afición de los dictadores a rodearse de coros de niños, esas escenas como castristas tan similares a ésta). En el mejor de los casos, los niños son usados para que el adulto se apropie de su bondad y simpatía, para que éste aparezca como la conmovedora figura paternal que la comunidad valora tanto, aunque haya detrás otros feos intereses (estoy pensando no sólo en nuestros políticos, sino, por ejemplo, en Juan y Medio). Pero no es tierno, sino despreciable, utilizar y explotar a los niños, y eso me vale para Griñán y para Menuda noche. Mucha protección para el menor, pero los políticos los babosean para su propaganda y la televisión pública andaluza los tiene como monitos de circo. Comenzaba el curso escolar y Griñán y De la Torre no sé si tomaban un poco de cada obscenidad que he puesto aquí. Y encima, va Javier Arenas y reclama poder hacer lo mismo. No, hombre. Mejor vayan a hablar con los profesores desbordados y quemados, mejor resuciten la educación pública que asesinaron entre unos y otros. Y dejen, señores políticos, de sentarse con los chiquillos a dibujar soles con carita, porque dan ustedes asco.


Entourage. ¿Cuántos políticos y adláteres hacen falta para una inauguración? Un maravilloso plano picado que nos ofrecieron los informativos de Canal Sur durante la apertura de dos nuevas estaciones de cercanías en Málaga nos lo aclara: hacen falta por lo menos dos tramos de escalera mecánica llenos de secretarios generales, medio consejeros, alcaldes, ayudantes, asesores, quitapelusas y vicequitapelusas, muy apretujados. Así son los séquitos de la política, su entourage, como los de los roqueros. Entre los que hacen las cosas, los que sólo figuran, los que han sido invitados para el roneo, los jefes y los indios, los técnicos y los bardos, los enchufados y los pelotas, así toma su tamaño desmedido este transatlántico de lo público, en las inauguraciones o en los pasillos. Multipliquen administraciones, consejerías, ministerios, cargos, subcargos, fundaciones, observatorios y consejos por la longitud de dos tramos de escalera y empiecen a imaginar lo que nos cuesta esta fiesta. Piensen cuántos sobran en esas escaleras igual que en los despachos y tendrán un cálculo bastante fiable del número de vividores que nos saquean el presupuesto.


Prioridad del flamenco. No es el flamenco en sí, que a mí no me gusta pero ahí está como fenómeno cultural, social y también económico. No, es su prioridad, o mejor dicho, la descompensación entre la prioridad que se le puede asignar al flamenco dentro de toda la cultura y la que le otorga la administración andaluza, que parece que no conoce ni promueve otra cosa que quejidos y saraos. Entre las ciencias, las letras y las artes más elevadas, que nos abren el mundo, nos hacen pensar y evolucionar, nos enriquecen y humanizan, ¿qué es el flamenco? Después de oír cómo se expresa un cantaor (hagan la prueba, escuchen a los que entrevistan en ese documental que nos repiten tanto en Canal Sur HD), ¿de verdad lo pondrían a la altura de un científico, de un filósofo, de un gran escritor? ¿O más bien a la altura de un torero o un futbolista? Veo ahora en las noticias que el consejero de Cultura, Paulino Plata, firma un convenio con la RTVA para la promoción de la candidatura del flamenco como Patrimonio de la Humanidad. Muy bien, si no fuera porque aquí necesitamos mucho más esa otra cultura a la que ni la Junta ni Canal Sur atienden y, es más, que los dos demuestran despreciar. Más pensadores, más libros, más ciencia, más conocimiento, más Arte con mayúsculas y menos analfabetos por fandangos, eso es lo que habría que promocionar aquí con todos los dineros y convenios posibles. Pero alguien se dio cuenta del fácil truco de vender como máxima expresión de cultura el folclorismo inculto de esta tierra. Así ya lo tenían todo hecho. Así nos quedábamos igual. Y tan contentos.

Los días persiguiéndose: Fray Leopoldo contra Hawking (7/09/2010)

Siempre estaba allí, sobre la mesilla, durante las enfermedades de mi niñez, Fray Leopoldo de Alpandeire, con su barba amarillenta y su santidad un poco podrida u orinada, que quizá mi madre lo ponía allí para traspasarle mis calenturas y por eso el hombre tenía tan mala cara, de sorber todos los males de los niños. En realidad, creo que yo lo confundía con ese otro fraile que te decía si iba a llover o no colgado en la puerta de la casa, pero es que, de chiquillo, todo eso parece la misma magia. Ahora lo beatifican, colocando sillas mirando al cielo, cuando ya no sabemos si Dios y sus ayudantes tienen sitio en esta época, como ya no tiene sitio en mi mesilla un quinqué. Dicen que Fray Leopoldo se consagró a Dios después de que ver cómo un rayo mataba a uno que no rezó durante la tormenta. Mucho se podría decir sobre la teología y la moral que saldría de ese Dios churruscador, pero yo me fijo más en que, como siempre, hay quien mira al cielo y ve directamente la cocina de los dioses, y hay quien ve maravillas entendibles sin poner antes que nada un padre o un director de orquesta.

La que le está cayendo a Stephen Hawking, total, por actuar como un científico, por mirar al cielo sin prejuicios y ver que las estrellas brillan sin manos que las enrosquen. La polémica ni es nueva ni terminará aquí, lo que ocurre es que la ciencia ha llegado ya a los últimos misterios y cada vez tiene más ecuaciones que le cortan la barba al viejo Dios sentimental, necesario para muchos más como consuelo que como explicación. En realidad, todos los argumentos intelectuales a favor de la existencia de un Dios se los cargó Kant (sí, aunque todavía hoy algunos vuelvan a Aristóteles). Tras Kant, sólo quedó el argumento moral, aún más pobre creo yo. Lo que viene a decir Hawking es que todo indica que el Universo es una realidad autocontenida en la que nada exterior pudo influir nunca, ni siquiera para elegir sus leyes. Dios no habría tenido ni la oportunidad para meter el dedo y echar a andar la cosa. ¿Pero por qué estas leyes y no otras? ¿Y por qué hay Universo en vez de nada? Siguen siendo buenas preguntas, pero habrá que buscarles otra explicación porque Dios no sólo no aporta nada para entender el Universo, sino que parece que el mismo Universo le impide encajar en él. Quizá la respuesta esté en el Multiverso, la infinita espuma de los universos haciendo, ciegamente, que exista todo lo que es posible que exista. Que los creyentes no culpen a la ciencia, que sólo hace su trabajo. La idea de Dios ya se ha ido matando ella sola de contradicciones e inutilidad. De todas formas, cada cual seguirá eligiendo, con sus luces o su corazón, entre Hawking y Fray Leopoldo, entre lo que es y lo que le gustaría que fuera, entre la osadía y el miedo, entre su inteligencia y su niñez.

Somos Zapping: Si están parados, que construyan aviones (6/09/2010)

Parados retrospectivos. Nos han puesto todas las películas del céreo Steven Segal, han encabalgado telenovelas, han repetido batacazos y taconeos y paisajes, nos han azuzado con momias musicales, nos han demostrado que las bodas resultan horteras sean poligoneras o pijas, y Manu Sánchez ha llegado a parecer esa única casete de Arévalo que había antes en todas las casas... En fin, no sé si alegrarme de que por fin se acabe el verano televisivo de Canal Sur, porque lo que venga en la nueva temporada será igual o peor que estos rellenos y refritos. Al menos, este año hemos agradecido que el programa de videoteces, Vamos que nos vamos, haya prescindido de presentadores monicacos, y que la factoría Summers, de donde ha salido, le haya puesto oficio y hasta cierta gracia a los montajes. Los presentadores monicacos los han dejado, claro, para su madrugada enteramente de segunda mano, con ese Eduardo Banderas y esa Carmen Janeiro sacados del cajón pestoso del 2008 para hacer bulto. La repetición, ya lo hemos dicho alguna vez, es más que un recurso veraniego de Canal Sur, es toda una filosofía consecuente con esa eternidad, con ese estatismo casi medieval en que les interesa retratar a Andalucía. En algunos programas, como Tecnópolis, ni se distingue lo nuevo de lo ya emitido ni importa en realidad que sea una cosa u otra, pues siempre están los mismos efluvios de modernidad, las mismas innovaciones de pega y las mismas sostenibilidades borriqueras. En otros programas, sin embargo, ya no es tan irrelevante la cosa. Estaba viendo yo el otro día Emplea2, especie de parque de atracciones para parados, lleno, como siempre, de tremendas oportunidades de trabajo, estupendos cursos de formación y gloriosas y salvadoras iniciativas del Gobierno andaluz contra el desempleo, y nada parecía fuera de lo habitual. Nada, hasta que llegó la despedida: “Que disfruten de la Semana Santa”, dijeron. Espero que ningún parado andaluz se ilusionara con las ofertas de trabajo que pusieron ese día. En realidad, incluso tiene sentido, ahora que lo pienso. Aquí el paro crece y nos aplasta, pero nunca pasa nada, cambia nada ni se hace nada. Los datos siempre son “esperanzadores”, la evolución es “positiva”, así que qué más da que un programa dedicado al empleo sea actual o de hace seis meses. Así son las eternidades: los tomates siempre sostenibles y el paro siempre nuestra condena.


Griñán es María Antonieta. La cámara de las noticias de Canal Sur enfocó primero las lámparas de araña, los techos reventones de dorados y flores de lis, y luego bajó hasta la mesa donde se celebraba el primer Consejo de Gobierno, en el que más bien parecía que estaban trinchando faisanes. Bienvenidos al nuevo curso político en Andalucía, en el que nuestros gobernantes nos sacarán de la crisis bailando el minué en San Telmo. Sin duda no habían podido combatir la crisis hasta ahora porque no tenían un lugar acorde a la dignidad de ese menester. Ahora, con San Telmo, donde sus ideas rebotarán y se amplificarán en los espejos y serán aventadas por querubines de oro, verán cómo lo solucionan todo enseguida. Desde San Telmo parece que se puede gobernar toda la Rusia de los zares, así que una comunidad autónoma puntera y en racha como Andalucía es nada. Es que un palacio así cambia toda la perspectiva a un gobernante, cosa que no entiende la oposición. Ahora el optimismo de Griñán diría que tiene unos elegantísimos toques luisinos, aunque siga con el discurso de siempre, como el otro día: “Es un momento singular para creer en Andalucía, para creer en el buen hacer de los andaluces y las andaluzas que han situado a este tierra en la vanguardia de sectores pujantes, en ingeniería, en aeronáutica, en energías renovables...”. Fuera de San Telmo sólo se ven peones si curro y empresas cerradas, pero desde allí dentro, donde Andalucía se ha convertido en un jardín de luz y soperas de plata, es más fácil que nunca concluir que si los paletas y los camareros no trabajan es porque no quieren construir aviones. Falta poco para que Griñán nos diga aquello que se cuenta de María Antonieta, lo de que si el pueblo no tiene pan, que coma pasteles. Entonces sabremos que el espíritu del nuevo San Telmo ya se ha instalado en nuestro presidente.


Cambio radical. Por fin una revolución en el PSOE, por fin este viejo socialismo renovado, rejuvenecido, casi irreconocible. No podía creerlo cuando lo vi en las noticias de Canal Sur: Zarrías se ha quitado el bigote. Sí, ¿qué se pensaban? Esos son sus únicos cambios, los de peluquería y los de moqueta. Zarrías sin bigote y Griñán con peluca a juego con su palacio. Otras revoluciones, estén seguros, no les veremos.

Los días persiguiéndose: Metamorfosis (31/08/2010)

Viene la cosecha, y luego la podredumbre. Nos han distraído el fútbol y la ópera de los antitaurinos, pero ya, en el nuevo curso, volveremos a la política de la peste. Septiembre espera la molienda de Zapatero y pronto las hojas bailarán con los perros ante los ministerios, los parados, los huelguistas y los candidatos. Se va despidiendo el verano, en el que bastaba con estar mojado, y ahora hay que pensar de nuevo en sobrevivir a una siega, a una estampida, a una tuberculosis, a esta puta crisis de la que sólo nos queda saber si acabará antes con nosotros o con nuestros gobernantes. Auguro un Gobierno enrocado, aguantando la crisis como corresponde a la concepción meteorológica que siempre ha tenido de ella, haciendo de las elecciones municipales y autonómicas una cosa doméstica, fingiendo que el personal ha elegido solamente jardineros para su pueblo y no ha empezado una revolución de rabia o asco contra ellos. Sí, la palabra clave es sobrevivir, como intentará sobrevivir el PSOE andaluz confiando en los prejuicios históricos, en el coco de la derechona, en la majestad gotosa de la Junta, en el poder de su propaganda y sus negocios. Y aún diría más: aquí también confían en sobrevivir al propio zapaterismo, que se habrá derrumbado sin entrar en Andalucía, sin tocar los escalafones y las familias del último imperio del socialismo español. Sobrevivir ellos, y sobrevivir nosotros. Quizá sea incompatible, quizá sea nuestro cuello o su cuello, su vida o nuestro futuro.

Ya llega septiembre, huelan el aire que quiere cambiar, vean el último sol de plomo antes de que busque su capucha. Viene la cosecha, y luego la podredumbre, que pide sus esqueletos de todos los años. Alcanzará a la tierra y a la política, Zapatero se hará de barro, Griñán tomará el color de su pulpa, el cielo y el suelo serán un mendigo y no sé qué pasará con nosotros mientras se mueren o no, resucitan o no, nos matan o no. Pero no se preocupen, que así es la alquimia del mundo: para que lo viejo produzca lo nuevo tiene que pasar por la putrefacción y la purificación, hasta la metamorfosis. Veremos pasar esta larga decadencia de nuestros gobernantes con estertores o con últimos lujos, como esa cajita de música de San Telmo en la que la Junta se ha refugiado de la realidad con todas las armaduras de sus antepasados. Los veremos asaltados por insectos, anidados por raíces, comidos por la tierra, y lo malo será que los acompañaremos nosotros. Sólo deseo que tras la podredumbre llegue lo nuevo, esa metamorfosis, la mariposa que esperamos. Vendrá con otras siglas o quizá con las mismas, si aún son capaces de cambiar. Pero no podrá ser esto que ya fracasó, esto que se pudre ahora.

Somos Zapping: Yo soy Beethoven (30/08/2010)

Vuelta sostenible. Ay, a quién se le ocurre hacer alardes eléctricos en el agosto sevillano, donde toda la energía va al fresquito en el sofá... Pero a mí me parece que el apagón durante la presentación de la Vuelta se debió a otra cosa, y me explico. Me entero en los informativos de Canal Sur, por boca del mismo director de la ronda española, Javier Guillén, de que han conseguido “hilar tres patas (?) fundamentales: sostenibilidad, seguridad y espectáculo”. Conociendo cómo le gusta al ayuntamiento sevillano el pavoneo sostenible, seguro que Monteseirín se ofreció a proporcionar toda la energía necesaria para el evento pedaleando él mismo en una bicicleta con dinamo. Aquello era un espectáculo, como quería la organización, pero claro, no pudo aguantar mucho. En fin, bromas aparte, ellos han aprendido a tener cuidado al enchufar cosas en Sevilla y los demás hemos aprendido que en esta era de bobería progre una vuelta ciclista se puede hacer sostenible. Debía de ser que hasta este momento las bicicletas eran atómicas. No sé si los coches de los equipos irán ahora tirados por caballos y los guardias civiles en cestitas de las mismas bicicletas, como hermanitas pequeñas... Uno creía que la sostenibilidad de las bicicletas se debía más bien a la conservación del momento angular, pero ya ven. ¿Qué será eso de una Vuelta sostenible? Nos lo tendrían que explicar en Tecnópolis, donde ya lo hicieron con los bañistas o los tomates. En Tecnópolis, siempre que hablan de sostenibilidad sale una bici, un burro, un botijo, una siesta o una talega. A ver si con estas pistas logramos alguna vez entender el concepto...


Ombligos musicales. No me canso de admirar las madrugadas musicales de Canal Sur. Pocas veces puede uno encontrarse, como allí, a una violinista jovencita con gorrita, top y shorts, con el ombliguito al aire. Es que era una pieza para violín y piano, sin palmeros, sin quejidos folclóricos y sin caballos bailarines, así que supongo que pensaron que algo habría que hacer para animar al telespectador andaluz. Otro día le tocará salir vestida de jugadora de voleibol, de animadora o de majorette. Aquí no puede ponerse música seria sin más, que el andaluz se asusta o se aburre. Afortunadamente, el infrapianista Manolo Carrasco, que, cómo no, apareció luego, no exhibió el ombligo, aunque sí ombliguismo, o más bien una impresionante cara dura. “Manolo Carrasco: Sueños de España”, de esta manera rotularon la pieza que iba a tocar, así que me preparé para otra de sus horrorosas composiciones de escalitas y mordentes. Pero lo que sonó fue un recosido de Sevilla y de Asturias, de la Suite Española de Albéniz. Anda, qué chulo, apropiándose de la música de Albéniz... Y ni siquiera le puso batería, en plan Luis Cobos. Así también compongo yo. Este pianista con serón podría haber tocado la sonata Patética de Beethoven y rotular “Manolo Carrasco: Autorretrato”. Hay que tener morro. Sin duda asumió que, total, quién iba a reconocer a Albéniz entre la audiencia de Canal Sur, así que por qué no hacer suyas esas famosas piezas... ¿No cree la gente que la Novena de Beethoven es de Miguel Ríos? Claro que seguramente pronto creerán que es de Manolo Carrasco, de eso ya se encargará Canal Sur. Por si acaso, me adelanto y digo aquí que la compuse yo. Y me quedo tan ancho como él.


Overused. Nos animaba Tecnópolis a visitar Itálica (para “despertar nuestro espíritu imperial”, nada menos) y nos indicaba la página web que podíamos consultar para “propuestas de recorridos, historia, anécdotas y otras actividades”. ¿Saben cuál era la página? Pues ésta: www.juntadeandalucia.es. Eso se llama ser concretos. Busquen ustedes lo de Itálica allí, entre la morterada de consejerías, organismos y noticias autobombásticas, a ver si son capaces de encontrarlo. Pero claro, la intención era otra, decirnos que aquí todos los caminos conducen a la Junta o, entendido con más perspicacia, que Canal Sur siempre encuentra una excusa para llevarnos a los dominios de sus dueños y a su entorno de propaganda, en el que esta vez la palabra “web” (telaraña) define como nunca sus pretensiones. En cualquier caso, una publicidad forzada, babosa y ridícula. A propósito, como simpática curiosidad, si en vez de la dirección oficial tecleamos www.juntadeandalucia.com, veremos que el navegador nos muestra este mensaje sabio y profético: “This account has been suspended. Either the domain has been overused, or the reseller ran out of resources”. O sea, que la cuenta ha sido suspendida porque ese dominio se ha usado en exceso o se han quedado sin recursos. Creo que nunca había encontrado tan perfecta descripción, casi un bello epitafio, para la Junta de Andalucía.

Los días persiguiéndose: Cambio de equipo (24/08/2010)

Estaban los balones y los gatos, las niñas y el chocolate, y con eso íbamos aprendiendo la vida, el dolor, la sangre, la felicidad, la amistad y el fracaso, como grumetes. Me he recordado rematando de cabeza contra las casetas de la playa, con un sol metido en aceite como el de este verano, o con el picor en la cara de esos balones de curtis; me he acordado de esas explanadas en las que los golfillos te podían quitar la pelota o la novia, o en cómo se llevaban los tendederos y los tejados el primer balón de reglamento, con esa sensación de que uno había perdido para siempre un anillo hasta que la vecina o el más ágil de los amigos lo devolvía y lo recibíamos gritando como balleneros. Así aprendíamos la pérdida, la esperanza, la rabia, el compañerismo. Existía el fútbol en los cromos y la televisión en blanco y negro, pero aquel charco, aquella cartera que hacía de poste, aquellas macetas rotas, aquellos chiquillos churretosos y aquella chiquilla con trenca que miraba, eran el fútbol de verdad, la vida.

Ortega teorizó que el Estado tiene un origen deportivo y Manuel Vicent definió una vez a España como “un partido de fútbol”. Ay, el fútbol... Hace poco leí un largo y esdrujulísimo artículo de Sánchez Ferlosio en el que, a cuenta del triunfo mundialista, despreciaba el deporte con demasiados griegos y mala baba para lo que merecía la cosa. Me sorprendió que alguien tan culto ignorara sin más la importancia de la figura del héroe en la historia humana, y aún más, que sin el homo ludens nuestra cultura no habría sido posible. El juego y el deporte son seguramente nuestra primera socialización en unas reglas comunes, nos preparan nada menos que para aceptar una Ley. Quizá no tanto en Occidente, pero en Oriente, además, la dimensión iniciática de la actividad física (en sus artes marciales, por ejemplo) la convierten en un método de disciplinamiento cuya finalidad va más lejos, hacia lo mental y lo espiritual, hacia la moral y la filosofía. Claro que todo esto que es aprendizaje de vida, entrenamiento de la voluntad o vía de superación, también puede ser horda, negocio y vanidad. Es cierto, Cristiano Ronaldo no es un samurái, ni los ultras son monjes budistas. Pero el deporte no es despreciable ni embrutece por sí, sólo cuando se convierte en hinchada, fanatismo, proyección de glorias, frustraciones o esencias, y ese monstruo lo usurpa todo.

Creo que en política pasa lo mismo. También se ha hecho compraventa e hinchada. Parece que el intelectual de butaca tiene que odiar la política como el deporte, pero lo que hay que odiar es que su espíritu primigenio, que en un caso es gobernar el propio cuerpo y en el otro gobernar la sociedad, se ha pervertido. Sí, los partidos políticos son negocio, y sus votantes, fanáticos. Viendo estos enfrentamientos de pretemporada pensé que yo fui primero del Betis porque me parecía que tenía los colores de mi barrio, y luego del Real Madrid por mi padre o por aquella maravillosa Quinta del Buitre. Ya, después, me fue volviendo tibio la suciedad o la vulgaridad que rodeaban al fútbol. Ahora, me está reconquistando el Barcelona, que juega como en mis sueños de chiquillo. Me estoy planteando cambiar de equipo. Mi Madrid lleno de figurines vagos, vividores, cansados, opulentos e incapaces ya no me da belleza ni esperanza. ¿Se imaginan eso en política, aquí, en Andalucía? Cambiar de partido, de voto, sin tragedia, sólo porque el otro aburre, asquea, fracasa y encima presume. Ahora sé que me gusta el fútbol porque puedo cambiar de equipo, o mejor, porque no me importa el equipo, sino su juego. Quizá recuperemos la política cuando el ciudadano pueda hacer lo mismo ante las urnas sin sentir que traiciona a su dios o a su infancia.

Somos Zapping: Todos los pantalones del presidente (23/08/2010)

Acentos e insultos. Hablamos mucho del “nivelito” del PSOE andaluz (ya saben, Luis Pizarro, Rafael Velasco, Mario Jiménez...), pero anda que cuando a los de PP les da por ponerse chorras y bocazas, no les van a la zaga... Ahora ha sido Juan Soler, un tipo capaz de argumentar sobre la idoneidad de los candidatos según su acento, observen la idiotez. Por lo visto, Madrid requiere unos purismos muy específicos de sangre, raza y pronunciación, y esta idea enfermiza es la que me parece inaceptable, no el “insulto a Andalucía” que yo no aprecio (si Trinidad Jiménez tuviera acento gallego, el argumento de Soler habría sido el mismo). Curioso resultó, sin embargo, que los informativos de Canal Sur colocaran la noticia del resbalón de meninges de este Soler justo después de la de la polémica visita de Aznar a Melilla, tan “desleal”, con lo que conformaron todo un bloque acerca del PP metepatas, muy bien traído y conveniente. Un poquito del viejo tufo de las Azores con otro poquito del PP faltón con Andalucía, y la cosa quedó redonda. Lo malo es que una vez que uno se mete en un combate de estupideces, el asunto sólo puede ir a peor. Después de lo del “insulto a Andalucía” gritado a coro por todo el PSOE andaluz, nos enseñaron a Luis Pizarro para que exhibiera su contraargumento, más o menos del mismo nivel de indigencia intelectual que el de Soler: “El señor Arenas no sabe defender a Andalucía, nunca ha defendido a Andalucía”. Pues nada, ellos se quedan compitiendo por decir la mayor chorrada, y nosotros nos quedamos de nuevo abochornados ante unos políticos cuyos cerebros sólo eructan.


Esplendor en el barro. Si los políticos no nos dan argumentos ni ideas, sí, en cambio, nos suelen dejar de vez en cuando certeras metáforas e imágenes en las que se retratan mejor que en los discursos. Eso pensé al ver en las noticias de Canal Sur a Griñán, metido en el barro de las inundaciones de estos días con su pantaloncito claro y sus zapatos de vestir, como una marquesona visitando una inclusa. Podríamos teorizar mucho sobre el alejamiento de la política con la realidad, sobre la impostura de su mundo perfecto, sobre el endomingamiento de sus maneras o el lujo de sus burocracias, pero ese Griñán vestido con pantalón claro, de un tan elegante como inadecuado color crema, para pasear entre el cieno, lo dice todo mucho mejor. ¿Cómo va a enfrentarse a los verdaderos y duros problemas de esta tierra alguien con tan poca vista que va de claro para meterse en barro? Parecía Paris Hilton en ese programa que la ponía a trabajar en una granja para que nos riéramos de sus grititos, asquitos y melindres.


Artistas cotidianos. Esta semana hemos abundando en el conocimiento de ese singular Hijo de la Paquita, el que anunciaba su disco con la recia voz de un actor que intimaba con nosotros confesando que “sus letras hablan de ti y de mí” y nos aclaraba que “triunfó como autor y ahora triunfa como artista”. Por el programa Top Fiesta, nos enteramos de que a este prodigio le debemos, entre otras glorias, El baile del gorila de Melody. “Otro artista de aquí, de Andalucía”, pregonaban en el programa. Sí, qué artistazo... Ni los del Conservatorio de París. Pero seguro que en París no salen artistas que digan de sus canciones que son “historias que le pasan a cualquier persona cotidiana”, como éste. Eso de ser “persona cotidiana” es algo que valoramos mucho aquí. Por cierto, para cotidiano, Manolo Carrasco, ese pianista de pega al que me encuentro invariablemente una y otra vez en las madrugadas de Canal Sur, pellizcando su piano y nuestra sensibilidad musical con gran dolor para ambos. ¿Qué clase de enchufe tiene este hombre en Canal Sur? Seguro que le crearon una plaza a medida, de las que las administraciones de aquí saben tanto: “Pianista malo con pésimo gusto y que toque como un caballo o alrededor de caballos”. Será por eso que no vemos nunca en Canal Sur a pianistas de verdad, que los hay en Andalucía, auténticos concertistas y no mozos de cuadra de la música. Pero aquí cualquiera es artista, menos el que lo es realmente.


Super palmero. También lo vi en Top Fiesta, y es una pena que sea guiri, porque es el palmero más rápido del mundo, con record Guiness y todo. La carrera que haría en la Junta o en Canal Sur un palmero tan entusiasta, veloz y entregado a su tarea... Sería perfecto para ir acompañando a Griñán, o para rematar las crónicas desde la Casa Rosa o San Telmo en los informativos. O para sustituir a Pablo Carrasco, claro...

Los días persiguiéndose: Nuevo PSOE (17/08/2010)

No sé si la teoría de las generaciones de Ortega sirve para el PSOE andaluz, que es un partido parmenidiano, o sea lo Uno inamovible, inmutable, eterno y perfecto. Todos hemos visto venir a sucesivas juventudes con sus nuevos pelos, intereses o desintereses, rebeldías o incivilidades, tomando su lugar en el mundo, y nos dábamos cuenta de que ya no eran como nosotros. Mi generación (yo nací en 1970) es hija de un franquismo decadente que apenas nos rozó en el parvulito, una generación que vivió la transición sin entenderla, sólo por la agitación de los padres y los carteles de las calles, y ya se encontró creciendo en la Democracia. Yo no sabía muy bien con 9 ó 10 años qué era eso de la Democracia, pero sí me parecía que era algo que nos habían regalado, algo que habían conseguido para nosotros otros que lucharon durante aquella cosa que hubo antes y que para mí, entonces, sólo era un recuerdo de libros o tebeos con moros, banderas, alcázares y jesusitos. Quiero decir que la juventud ya me espanta con sus pantalones cagados, su música y su deseducación, como ocurre siempre a cierta edad, y tomo conciencia de mi generación, de mi diferencia con ellos. Sin embargo, ver en el PSOE andaluz a Luis Pizarro o ver a Rafael Velasco no nos deja diferencia alguna. Ese derrocamiento de modas y actitudes, esa conciencia de participar de otra herencia histórica, de otros presupuestos teóricos fabricados por reacción a los viejos, que es lo que hace que una generación sustituya a la anterior, no ha ocurrido en el PSOE andaluz. No ha habido en este PSOE ningún cambio generacional, sólo la llegada de unos cachorros que imitan en todo a los padres, en vez de matarlos freudianamente.

Desde el PP han pronosticado ya unas primarias entre Griñán y Moreno, aunque no sé los conocimientos que tiene el PP sobre elecciones primarias, ellos que nunca han celebrado unas. Pero no es ese vaticinio lo que me importa. Lo que yo pretendo negar es que esa lucha, que llegará o no, sea la de un viejo PSOE contra un nuevo PSOE. Ya con Chaves se hablaba de Moreno como futuro de un PSOE andaluz remodelado, refrescado, pero a mí me parecía sólo photoshop, una manera de buscar una nueva portada para el mismo libro. Que esté ahora Griñán por Chaves es lo de menos. La dicotomía entre el viejo padraco y la joven meritoria sigue siendo igual de falsa. Mar Moreno no ha demostrado ser diferente a sus mentores, usa sus mismas tácticas y argumentarios y, si llega a la cima, será otro interregno en un PSOE andaluz que aún no se da cuenta de que si no cambia en profundidad, en esencia y en método, contemplará su muerte entre orinales. ¿Dónde está el nuevo socialismo en Andalucía? Pues yo lo he visto a veces, en gente que ha salido triste y hasta avergonzada de sus congresos búlgaros, gente que aún me habla de una Democracia de ciudadanos críticos, informados y participativos, gente que no entiende que al partido rival se le intente expulsar sin más del sistema. Sí, algunos hay, todavía escondidos. Son el futuro de la socialdemocracia en Andalucía, pero seguramente no los veremos hasta que éstos de ahora se descalabren. Entonces puede que surja otro PSOE que no patrimonialice Andalucía, que se proponga como gobierno y no como dueño, que no se crea con el derecho eterno al poder, que acepte el juego democrático del debate de las ideas y las soluciones, que no trate al rival político como a un usurpador, que levante esta tierra en vez de amodorrarla, que haga cosas en vez de tapar bocas, que convenza al pueblo en vez de malcomprarlo. Esto no vendrá ni con Griñán ni con Moreno. No se crean ese pugilato que no existe. Al nuevo PSOE andaluz todavía no le hemos visto la cara.

Somos Zapping: Mentes brillantes, cultura de calamar (16/08/2010)

La capitalidad del pulpo. Ya sabíamos que aquí la cultura es un plato único de folclore y piedras morunas, y que no hay más. Se quejaba con razón el otro día Eva Díaz Pérez de la sistemática labor de demolición que está llevando a cabo Paulino Plata desde su Consejería, reducida a una agencia de animación turística para guiris. Pues todavía diría yo que la cosa puede ser peor. El viernes, sin ir más lejos, las noticias de Canal Sur nos presentaban la feria agosteña de Málaga dejando este soberano susto que aún estoy intentando procesar: la cámara enfocó un gran muñecote del pulpo Paul con los colores de España y Málaga y la Copa del Mundo entre sus tentáculos, colocado por lo visto en un lugar preeminente de la feria, mientras el locutor nos aclaraba que “un anfitrión muy especial, el pulpo Paul, promociona la candidatura de Málaga a la capitalidad cultural europea en 2016”. ¡La capitalidad cultural europea reclamada y promocionada mediante el pulpo Paul! Seguro que descartaron poner a una muñeca chochona por ser demasiado elitista. Nada, sin complejos, apostemos por la estupidez, que sin duda también es cultura, y así nadie nos ganará. Que luzcan otros orquestas y pinacotecas, porque aquí, donde hemos asumido como único tesoro las pasiones raciales de la masa y sus iconos callejeros, somos tan chulos que pedimos abanderar la cultura europea con este pulpo de marras, no sé si acompañado de Manolo el del bombo. Por el nivelito que estamos viendo, la oferta cultural de Málaga para esa capitalidad consistirá en futbolín, espectáculos de monster trucks, concentraciones de tuning y, como cumbre, a lo mejor Bisbal, que también tiene canción mundialista. Puede que en Europa nos tomen por imbéciles, pero eso será porque aún no han aceptado la decadencia de la cultura del Viejo Continente, rendida a los gustos y supersticiones de la plebe. En Málaga ya lo han asimilado e institucionalizado, poniendo al pulpo Paul a simbolizar con orgullo toda nuestra hambre de cultura y toda nuestra inteligencia de calamar.


Talento. Canal Sur sigue buscándole al andaluz su futuro como pequeño ruiseñor o guapa zarzamora, que es el futuro que le corresponde, claro. Se llama copla, Mi primer olé, todos esos programas para artistas sin escuela que salvan a camareros y a peluqueritas llevándolos al escenario, ese sueño andaluz que sigue igual que en las películas de los 50, época que aún nos deja su estética, su armario y su épica de pobre. Esta semana he descubierto que en La tarde aquí y ahora también tienen un concursito de éstos. Se busca talento se llama la sección, para la que han recuperado entrañables categorías musicales como “canción ligera” (¿se acuerdan de Gente joven?). Sé que, al menos, hay otra categoría, “fandango”, pero no sé si también tienen “bailes regionales”. Vi, en fin, a unos chavales de gusto bastante distraído cantar por Luis Miguel o Francisco con fondo de organillo, actuaciones de un patetismo sólo igualado por el hecho de que en el jurado estuvieran Las Seventies, esas mujeres unísonas que hacen que Las Grecas parezcan un dúo de Elisabeth Schwarzkopf y Christa Ludwig. La verdad, el talento no sé si lo buscan, pero no lo encuentran, o no saben qué es. Por eso me fascinó la simpatiquísima ironía de un anuncio que vi luego en Canal Sur, el de un curioso Primer Congreso de Mentes Brillantes (¡en la Málaga del pulpo Paul!) patrocinado, entre otros, por la Junta y la RTVA. Pensé que lo de la Junta y la RTVA buscando, promoviendo o evaluando “mentes brillantes” venía a ser como lo de Las Seventies en el concursito musical. A saber qué saldrá de ese congreso, si toman como patrones de mentes brillantes a Chaves o al Linterna, un poner.


Estrellas fugaces. Hablaban de las Perseidas en las noticias de Canal Sur y supe que alguna burrada o chorrada soltarían. “Que caen las estrellas”, así explicaba un chiquillo el fenómeno. Ciencia suficiente para Canal Sur, desde luego, pero aún quiso mejorarlo el reportero: “Hay que pedir un deseo cada vez que veamos una estrella fugaz. Imaginamos que este año los deseos serán que haya menos paro y menos crisis”. Ya que nuestros gobernantes no hacen nada, pidamos a las estrellas. Si es que el que no encuentra soluciones es porque no quiere. Luego pareció que iban a explicar de verdad qué son esas estrellas fugaces, pero la respuesta del astrónomo quedó cercenada al editarla, dejando esta tontería: “Lo que vamos a ver es esa arena ardiendo dentro de la atmósfera”. ¿Pero qué arena? ¿La de la playa? No, la que forman pequeñas partículas de un cometa, pero eso no salió. En fin, qué más da. Lo importante es que las estrellas nos salven de la crisis, como Canal Sur nos salva de la angustia y la ignorancia.