9 de noviembre de 2010

Los días persiguiéndose: Preciosa coincidencia (9/11/2010)

Se va un Papa con todos sus ángeles de papel y plomo y comienza la Semana de la Ciencia. Preciosa coincidencia. Creo que el Papa, en su visita, no ha criticado a Hawking por echar a Dios de las cocinillas del Universo, aunque sí el feroz laicismo español. ¿Pero qué laicismo?, me pregunto. Tendría que haber venido a Andalucía, a ver ediles con varita, Vírgenes nombradas alcaldesas perpetuas, legionarios cargando Cristos, romerías de Canal Sur... Laicismo, dice... El Papa ha visitado Santiago y Barcelona para hacer parroquia y llamar a campanazos a Dios, tan sordo, pero yo también he estado en la Catedral de Santiago, pasando la mano por las marcas de los antiguos canteros, y en el interior de la Sagrada Familia, sobrecogido de pura belleza entre la arborescencia de la luz y del prodigio del ingenio humano, y en los dos sitios me pareció que Dios sólo era uno de los muchos visitantes y de las muchas emociones posibles. Quizá el Papa no ve que en un país ocurre igual, que tiene que ocurrir igual.

Pero no era de esto de lo que yo quería hablar, que se me va la olla, sino de la ciencia, bastante más olvidada que la religión. La intelectualidad y la cultura han despreciado siempre a la ciencia, que les parece cosa de simples operarios y fontaneros, no sé si por complejo de inferioridad. De la persona culta, ese prototipo de cena y cóctel, se espera que hable, un poner, de Camus, Goethe, Lucien Freud, Bruckner, Spinoza, la Europa carolingia o el Primer Triunvirato. Pero no de la Teoría M, la Relatividad, el plegamiento de proteínas, los microprocesadores RISC, los teoremas de Gauss o las Leyes de Maxwell. Es que entonces ya no sería culto, sino simplemente friki. A la física, a la química, a la matemática, a las ingenierías, no se las cuenta entre lo que llaman Humanidades, como si la curiosidad por saber cómo funcionan las cosas y además echarlas a andar no constituyeran una necesidad y un anhelo fundamentales en el hombre. La ciencia es, simplemente, la mejor manera de explicar la realidad a la que hemos llegado en cada punto concreto de nuestra historia. Se autoevalúa y se autocorrige como parte de su propio método, y quizá es lo que la hace despreciable para muchos. En un mundo donde las verdades fanáticas, las ideologías interesadas y los negocios del alma se intentan imponer con trampa, fuerza, muchedumbre o propaganda, este método de observar, pensar, proponer y evaluar sin prejuicios explicaciones para lo existente es un gran enemigo. Sólo interesa si después de sus ecuaciones sale un cacharro o una medicina, o incluso un voto, y aun así el científico es colocado en la escalinata de la cultura en un estatus inferior al de un poeta o un bailarín. Con este desprecio, no es de extrañar el analfabetismo científico de la sociedad, que además nuestro fracasado sistema educativo agiganta hasta el desastre.

Ahora empieza la Semana de la Ciencia, que en Andalucía, con intenciones políticas, van a dedicar a la “biodiversidad”, muy en el tono del discurso verderón de Zapatero y Griñán. La usarán para el autobombo y nos recordarán los linces de Doñana, las nubecillas sostenibles y las células madre en pañales, mientras los investigadores son mileuristas y nuestra ciencia real se asfixia en la precariedad cuando no en la indigencia. Se va el Papa, traído y llevado por sus ángeles inventados, y empieza la Semana de la Ciencia, que parece que lo ha espantado con su azufre. Y yo no sé si deja más agonía ese catolicismo de picnic, que sólo sabe explicarse con torreones y pérgolas, o esa artificial celebración de una ciencia desahuciada por la triunfante estupidez general y el criminal olvido de los poderes públicos.

Somos Zapping: Los Santos Sindicatos y la Virgen torera (8/11/2010)

Maruja con enanos. Irma Soriano cada vez se parece más a María del Monte, con los moños de mi tía abuela, los concursitos en los que se abanica el dinero y, sobre todo, los mismos chistosos de cagalera. Según se ve, su matronazgo, las cocinillas, los sucesos, los cotilleos y el sellamacoplismo no bastan para ir manteniendo la cosa. Ya recurre a refregar por la cámara billetes de 100 euros, que hacen salivar al andaluz igual que los jamones, y a los graciosillos cuentapichas que, junto a Ismael Beiro, caótico muñecote, y el penoso intento de Irma Soriano por encajar en el ambiente chistoso, convierten al plató en una especie de borrachera de boda. Todo eso, más la desasosegante sensación de que ella se lleva todo el tiempo perdida en su propio programa, hacen de Mira la vida, que antes sólo era un espacio tontón, un insoportable bodrio. Yo sigo añorando a Mariló Maldonado, que al menos ponía algo de dulce con su sonrisa. Con Irma Soriano, Canal Sur apostó por dejar a su marujismo llevar todo el peso de la mañana. Ahora que vemos que no puede, es una maruja como acompañada de enanitos, y eso es aún peor.


Aleluya sindical. Los tachan de antiguallas, de simples comederos o mafias; algunos desean incluso su desaparición, mientras otros los ven instalados históricamente en el heroísmo y el martirio. Hablo de los sindicatos, que seguramente no serán nada de esto puramente, pero que puede que participen un poco de todas estas glorias y miserias a la vez. No seré yo quien diga que los sindicatos no tienen ya sentido ni misión, ni negaré que sin la lucha obrera los trabajadores seguirían siendo semiesclavos (basta recordar a los jornaleros andaluces no hace tantas décadas). Sin embargo, tampoco puedo olvidar cómo nuestros sindicatos se han conchabado con la política y se han hecho ellos mismos empresa con intereses y vividores. No, no iré yo a la caza fachosa de los sindicatos como la derechona de la TDT. Pero otra cosa es que nos los vendan como en el programa Emplea2, de Canal Sur 2, donde dedicaron todo un publirreportaje a los “sindicatos de clase” en el que parecían misioneros, apóstoles, redentores. Bueno, habrá que decir que la propaganda se limitó a UGT y CC.OO. Llegaron a rotular que “CC.OO. y UGT defienden los intereses profesionales, económicos y sociales de los trabajadores/as”. Ah, ¿es que los otros sindicatos no? Para que se hagan una idea de lo baboso que fue este auténtico anuncio publicitario, nada mejor que las palabras con que lo remataron, recordando a los espectadores (en segunda persona) que habían escuchado “testimonios de personas como tú pero que en un momento determinado han decidido confiar en UGT o en CC.OO. y eso les ha cambiado la vida”. No me digan que no parece lenguaje de telepredicador o de folleto de los testigos de Jehová. Creamos en los Santos Sindicatos Mayoritarios, como nos enseña Canal Sur. Aleluya.


Pastiche. Andalucía es especialista en los pastiches etnocéntricos, y así nuestra tradición hace curiosos nudos con sus iconos hasta el más exuberante delirio. Es posible casi cualquier combinación que conjugue raza, folclore, costumbre y localismos. Jueguen un poco, y verán qué pronto les salen Cristos futbolistas, tonadilleras con toreros, toreros con Cristo, futbolistas con Virgen, tonadilleras con caballo, caballos con vino, vino con Vírgenes, toros con caballos, caballos con Vírgenes, y así. Y eso con sólo dos niveles, que también podrían ser caballos con vino y Virgen, o toros con fútbol y Cristo... Precisamente, en Andalucía directo nos contaban, henchidos de este orgullo por el rebujo chovinista, que el Litri hijo ha donado varios trajes de luces para hacerle un vestido a la Virgen del Rocío. La verdad es que funcionarían igual de bien un caballo vestido de luces, una tonadillera vestida de torero, un torero vestido de Virgen o una Virgen vestida de tonadillera. Como ven, la rica cultura de esta tierra da para mucho. Es cuestión de buscar la combinación más cateta.


Cabañuelas. Tierra y mar ya tenía cierto aire zahorí, algo del espíritu mágico del cereal verdeando en sus reportajes y una literatura un poco maya alrededor de los asuntos del campo. Pero ahora veo que le dedica un espacio, con sus gráficos de previsión y todo, a las cabañuelas, esa tontería sin fundamento, antigua y supersticiosa, hecha a base de intuición, conocimiento del clima local y vaguedades dichas con una yerba en la boca. Habrá que tirar el Meteosat y poner a alguien con gorra de pana a darnos el tiempo según sus sabañones. Será la aportación andaluza a la complicada ciencia del clima.

Los días persiguiéndose: Difuntos (2/11/2010)

Días de difuntos, con los esqueletos vestidos de novia, con las flores de dulce de la muerte, con los cementerios abiertos al cielo, con una pagoda para cada calavera. Qué quieren que les diga, a mí me sigue gustando más el espíritu de Halloween, aunque me tachen de antipatriota. En los países anglosajones se exorciza la muerte con la risa y la parodia, que es mucho más sano, pero, además, con sus juegos de miedos y fantasmas, se invoca ese umbral simbólico entre dos mundos que no tienen por qué ser literalmente el de los vivos y el de los muertos, sino el de lo material y lo espiritual, el de la luz y la oscuridad, o cualquiera de las otras dualidades eternas a las que se les pide en un día especial -ése es el sentido ancestral de esta celebración- simplemente comunicación, diálogo, síntesis entre contrarios. Aquí, sin embargo, la cosa se reduce a hacerles la colada a los difuntos, que tienen nombre, retrato y huesos reales, sin simbolismo, o a comérnoslos en pasteles, todo de una manera bastante macabra y fetichista. Y no crean que Halloween es lo moderno y lo nuestro lo tradicional. Como el resto de fiestas cristianas, el Día de los Difuntos y el de Todos los Santos son apropiaciones de celebraciones paganas preexistentes, a las que, lo que son las cosas, esto que hacen los americanos se parece bastante más. A mí me maravillan estos cristianos que creen que lo inventaron todo y no inventaron nada, y menos los muertos con su joyería, su insomnio y su insistencia.
Sí, han llegado los días de difuntos, muertos en carrozas paradas, espejo en que se miran ellos y nos miramos nosotros, tierra removida en los corazones, quinqués con los que nos visitan los espíritus. Han llegado con sus calabazas o sus arados, con sus velos o sus raíces, y quizá no han terminado de pasar. Quizá nos anuncian un tiempo en que los muertos caminarán por su reino, en que los zombis manejarán la política, en que comeremos tubérculos y gusaneras sin esperanza ni descanso. Un muerto de la mano parece Zapatero, un osario de parados parece la economía, un cementerio hallado bajo una cascada, como el de los elefantes, parece la Junta de Griñán. Hasta se nos suicidan los políticos con poema final, como Rafael Velasco. No terminan de pasar los difuntos con la cuchilla a ras de suelo, entre la fiesta de nuestros gobiernos con las cuencas vacías y los dedos secos. Los ministerios parecen habitados por calaveras de vacas, mugiendo su muerte al desierto, donando su lengua al polvo. No traerán nuestros gobernantes vida ni consuelo, ahí seguirán peinándose la muerte largamente como hacen las viudas y los huérfanos estos días llenos de cal en los ojos. Este Halloween, este puente de difuntos con la vida fingida y la muerte adornada, quizá nos anuncia que los muertos, esta vez, han traspasado ese umbral que decíamos para quedarse. Están cómodos en el lecho que les hemos preparado, entre la estupidez y la desidia de esta sociedad amusgada. Muertos en política, en ideas, en inteligencia; muertos contentos de estar muertos, aparentando un hálito que no tienen. Tantos muertos... Les podremos poner candiles, les podremos rezar, nos los podremos comer, los podremos intentar asustar disfrazándonos de ellos, pero creo que seguirán aquí mucho tiempo. A mí sólo me salen artículos de muertos, pero es que creo que ya han llegado a mi casa y me seducen con su lascivia sin carne y sin culpa. Y miro fuera y veo que lo han invadido todo.

Somos Zapping: Ardores hasta el segundo grado de parentesco (1/11/2010)

Cacería. No, no quiero provocar ardores ni pálpitos en Rafael Velasco o cualquier pariente suyo hasta el segundo grado de consanguinidad por lo menos. Así que protesto por la despiadada cacería política y mediática contra su persona, su familia y en general contra la honradez y la dignidad de los políticos del PSOE, del aparato subvencionador de la Junta, de las academias de enseñanza y de las embarazadas todas, orquestada por... Canal Sur. Mira que sacar en las noticias sus sucesivos martirios y dimisiones... ¡Pero si hasta en El meridiano hablaron del tema! Qué ensañamiento. Por lo visto ese día no había noticias por Cataluña o por Bruselas, no llegaban airbuses para darnos trabajo, no era el Día Mundial del Oso Panda ni ocurrieron apuñalamientos o inundaciones suficientes para llenar las tertulias y los informativos. No, tenían que hablar de política andaluza y de escándalos de nuestra intachable clase gobernante, sin mirar el sufrimiento y el dolor que causaban a esos abnegados próceres, servidores de lo público. Cuánta insensibilidad y ferocidad hacia el político de mayor altura que hayamos conocido aquí, tan brillante, cerebral, modesto, considerado y respetuoso. Pues eso, espero que este párrafo no cause ningún disgusto a la casa Velasco. Aunque siempre, claro, habrá algún malintencionado que sólo vea ironía.


El espíritu del 'nivelito'. Velasco se ha ido, pero queda su espíritu. Un espíritu que aún vemos en Mario Jiménez, el portavoz parlamentario del PSOE, que tiene menos ricitos y más pachorra, pero la misma profundidad y enjundia que el defenestrado protomártir del socialismo logse, de la tocología y de la libre enseñanza de las aplicaciones informáticas de gestión. En realidad, es un espíritu que no es ni de Velasco ni de Jiménez, sino una emanación de Griñán, alguien que puede dar discursos atenienses y a la vez diseñar esta corte de ninis e insultadores de la inteligencia, fundando así en esa doblez su política o más bien su ausencia de política. Esto dijo Jiménez en las noticias, a cuenta de los nuevos presupuestos andaluces, tal cual, con toda la sobreabundancia de apoyaturas que pueden observar: “Apoyarlos significa apoyar la salida de la crisis económica, apoyar este presupuesto significa apoyar la creación de empleo en Andalucía, apoyar estos presupuestos significa apoyar la recuperación económica. Por lo tanto, quien se ponga enfrente de estos presupuestos se está poniendo enfrente de Andalucía, enfrente de la recuperación económica y enfrente de la generación de empleo y de riqueza en Andalucía”. ¿No es brillante? Sobre todo ese “por lo tanto” que tan bien nos muestra la lógica torcida y burda que manejan. O sea, ellos hacen unos presupuestos y, “por lo tanto”, el que no esté de acuerdo con ellos está contra Andalucía, contra el empleo y contra la recuperación económica... Y contra Dios nuestro Señor, le faltó decir. Yo no sé si estos políticos que nos han tocado son así de torpes de verdad o, aún peor, es que nos toman por tontos. Velasco se fue pero sigue el mismo 'nivelito' entre sus compis. Así es la tropa de Griñán.


Miedo de ministerio. Yo no sabía si reír o llorar cuando, hace poco, en Testigos hoy, piadoso programa católico que la televisión andaluza emite en esas madrugadas de Dios, vi una entrevista nada menos que a un misionero homeópata. Imagínense una misión por duras tierras de pobreza y enfermedad, y a uno de estos farsantes queriendo curar a la gente con la patraña de la homeopatía, o sea, con agua (no sé si también bendita, porque era muy beatón él). “La medicina homeopática es muy barata”, tenía el descaro de decir encima el tío. Espero que en esas misiones también hubiera médicos de verdad, pobrecillos... Sin embargo, esto no es nada al lado de lo de la nueva ministra de Sanidad. Esta semana, todos los medios han mencionado la lucha de las asociaciones de consumidores para que el Ministerio de Sanidad acabe de una vez con esa estafa de las pulseritas milagrosas bioenergéticas o magnetochorras, tan de moda. Bueno, sería sólo una de las muchas tonterías que el personal se cree, junto con el tarot o los horóscopos, y como tal quedaba en el informativo de Canal Sur, si no fuera porque La Nuestra evitó mencionar un pequeño y espeluznante detalle, que sí nos ofreció por ejemplo Antena 3: la nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín, lleva o ha llevado la dichosa pulserita mágica. Ya ven en qué manos estamos. Lo que ignoramos es si Pajín le dará una Secretaría General al misionero homeópata, o a la bruja Lola. Qué miedo de ministerio.

Los días persiguiéndose: Política o arqueología (26/10/2010)

¿Será esto al final el neofelipismo contra el Tea Party español? Zapatero ha hecho un Gobierno dándoles la vuelta a los cuadros de la Moncloa como si fueran colchones, entre ujieres y muchachas, y desde entonces nos parece que hubiera nombrado vicepresidente al Conde-Duque de Olivares. Pero Rubalcaba ya estaba allí antes de esta remodelación, quizá fue la primera renuncia de Zapatero a su socialismo de estudiante con hojas secas en los libros, ese socialismo suyo que se diría que buscaba enamorar a una novia. Rubalcaba, el veterano factótum, con arboladura mefistofélica, con toda la germanía de la política en los ojos y en el ramaje de las manos, venía de otra edad para intercalarse en el zapaterismo de flores azules y sonrisa flotante. Los jóvenes y los laúdes de Zapatero no bastaban en esta política sucia que se hace en España con sabor a veneno. ZP quería jubilar barones pero a la vez acogía a la vieja guardia que conoce el poder, la intriga, las cloacas y las balas. Ahora ha terminado haciendo un Gobierno de resistencia en el que mamuts del felipismo se rozan en extraña promiscuidad con jóvenas que provocan a la caverna de la derecha. Un desconcertante enlosado de pretorianos y escaparatistas. Yo lo que me pregunto es si no existe un término medio entre el zapaterismo ñoño y la vuelta de los dragones del pasado. Y me refiero a un término medio que no consista simplemente en mezclarlos en un Gobierno con las fauces por un lado y la seda por otro. ¿Tan difícil era formar un Gobierno serio, competente y sin fantasmas de la Moncloa?

Y el PP, ¿qué hará? Aquí no tenemos a Sarah Palin, entre institutriz y cowboy, con su Jesús con horca y su capitalismo calvinista, sagrado y furioso. Los programas de Intereconomía no dan para un Tea Party a la española, aparte de que, a diferencia de Estados Unidos, aquí la derecha rancia y purísima no da para ganar unas elecciones, por mucho lobby que se puedan inventar. Mariano Rajoy ha aguantado bien lo de “Maricomplejines” y ha sabido distanciarse de la caverna aunque haya salido alguna vez vestido de monaguillo. En Andalucía, todavía más, Arenas es muy consciente de que la presidencia de la Junta no se la va a dar la derecha eternal, sino un centrismo cuidadosamente medido. Arenas no puede ganar sin trasvase directo de votos del PSOE al PP y por eso el espantajo de la derechona debería darle más miedo a él que a la izquierda. Rajoy ha estado dormitando porque Zapatero se mataba solo. Arenas no puede permitirse eso: enfrente tiene a un Goliat viejo y cansado, pero que todavía pesa demasiado. El Gobierno neofelipista de Zapatero y el de Griñán se parecerán mucho en la táctica y en la canas hasta que lleguen las elecciones. Prepárense porque veremos a las antiguas falanges usar los mismos prejuicios, tópicos, insultos y sandeces de hace 20 ó 100 años. De alguna manera, Zapatero y Griñán han renunciado los dos a gobernar para hacer trinchera y se han reencontrado en los viejos modos y los viejos soldados. Yo sólo espero que el resto de partidos no haga lo mismo. Quisiera ver una IU que encuentra su sitio en este siglo, una UPD que pueda aportar equilibrio, un PA que resucite sin morerías en Andalucía y un PP que no sea un Tea Party castizo, legionario o beatón. También me gustaría ver a un PSOE que pueda trascender el pestoso felipismo y el fracasado zapaterismo y establecerse en una socialdemocracia seria y decente. Y sobre todo, me gustaría verles a todos hacer política, no arqueología.

Somos Zapping: Los progres que miraban a las cabras (25/10/2010)

Gobierno de qué. ¿Para qué sirve un Gobierno? ¿Para llevar un país o para repellar un partido? Pues vean el último pelotón de Zapatero para afrontar la peor crisis de nuestro tiempo y piensen. ¿Salvarán a España una nueva ministra de Medio Ambiente, de Sanidad o de Exteriores? ¿Un portavoz factótum? ¿Un Ministerio de la Presidencia, especie de mayordomía? ¿Un ministro de Trabajo que se manifestó en contra de las propias medidas del Gobierno y que ha sido colocado ahí con la sola misión de volver a ganarse el silencio de los sindicatos? No, Zapatero piensa que ya todo está hecho o que ya nada se puede hacer, así que, aparte de recolocar a los perdedores de otras guerras (Trinidad Jiménez), se trata de disponer desesperadamente un escaparate que venda mejor su fracaso, al mando de un Rubalcaba hábil en ese principal ministerio que es el de dar caña a la oposición. Pues para eso podría haber puesto a Alfonso Guerra, la verdad... Esto se llama un Gobierno para un partido, no para un país, con lo que, para mí, Zapatero ha terminado de morir como estadista, si alguna vez aspiró a tanto, que tampoco lo creo. Y mientras, en Canal Sur, Griñán se felicitaba de un Gobierno que “tiene un acento andaluz muy marcado” y Rosa Aguilar parecía haber sido ascendida a diosa Ceres. No sé qué orgullo puede ver Griñán en los andaluces cuneros o de verdad que participan en este último gobierno de paripé y de búnker de la decadencia zapaterista. Han olvidado al país para concentrarse ya únicamente en la propaganda que les salve a ellos del desastre, pero no a nosotros de la asfixia. Para mí, es una traición. Y con “marcado acento andaluz”, esta traición me duele todavía más.


Medievalismo sostenible. Lo que se suponía que tenía que ser sostenible era el desarrollo, o sea, crecer en economía, en infraestructuras, en industria, en innovación, en modernización, pero teniendo cuidado de no cargarse el medio ambiente. Sin embargo, el margaritismo progre pronto se olvidó de la parte más importante de este concepto, la del “desarrollo”. Sí, siguen utilizando la palabra, pero sin significado, sin sustancia, y usualmente de manera ridícula. Por eso, “desarrollo sostenible” es ya ir a la playa sin echar basura o montarse en bicicleta o asomarse a los riscos para mirar a los ojos al cielo o a la cabras. En ningún sitio nos han enseñado tan bien la idiotización de este término como en la hilarante Tecnópolis de Canal Sur. El otro día, Roberto Sánchez Benítez volvió a adoptar su postura de Súper Ratón para presentarnos nuevos ejemplos de “desarrollo sostenible en Andalucía” y nos llevó a Alfacar para ver cómo hacían allí pan en hornos de leña y sacaban a pastar a ovejas y cabras. El pan calentito al estilo morisco y los rebaños con cierta pureza veterotestamentaria no sé si son “sostenibles”, pero desde luego son poco “desarrollo”. Como son poco desarrollo pasear en burro, cocer botijos, servir tostadas en casa rurales y todas esas actividades como de belén que el programa nos ofrece con singular e increíble satisfacción ¡de modernidad! Así es la tecnópolis andaluza, un especie de siglo XIX anunciado en pantallones. Pastores con vara, hogazas como para bandoleros o mosqueteros, agua de pozo y no sabemos si el horizonte de una tierra plana para rematar este medievalismo orondo de la “sostenibilidad” progre. Sólo quedarán contentos cuando a nuestro desarrollo sólo le quede el último objetivo de retroceder al sílex. Qué precioso reportaje le saldría a Tecnópolis con eso...


Migajas. Si en esta época de imbecilidad política y televisiva una rueca o un queso pueden ser “desarrollo sostenible”, una casa de empeños, trueque y segunda mano se convierte aún más sencilla y jocosamente en una maravillosa “tienda anticrisis”. Así la llamaba Andalucía directo, colaborando en ese esfuerzo de Canal Sur por hacer de nuestra penuria un parque de atracciones. Allí donde lloran las guitarras, las bicis, las cafeteras o los bragueros de los andaluces que no pueden sobrevivir sin desmantelar su vida a trozos, el fracaso volvía a convertirse en solución y la pobreza en oportunidad. Una “perfecta simbiosis” donde “todos ganan”, decía el presentador. Una “tienda anticrisis” en la que los andaluces con menos recursos pueden conseguir por pocos euros las pertenencias a las que otros andaluces todavía más menesterosos han tenido que renunciar y que parecen, allí en los estantes, que tienen siempre una lágrima colgada junto al precio. Bonito y esperanzador nombre, “tienda anticrisis”, para este otro ejemplo de la cadena de migajas sucesivas con la que quieren conformarnos a los andaluces.

Los días persiguiéndose: El cine del PSOE (19/10/2010)

Leyendo el obituario del gran Manuel Alexandre recordé que él ya se nos moría de viejo en las películas de Parchís. Eso sí que es llevar años en la profesión. Es curioso, pero en casi todas las películas hay alguien que se va a morir y enseguida lo sabemos porque tose o porque le quieren demasiado, hasta para una película. No sé si en política ocurre lo mismo, pero yo diría que no. Hay un interesante ensayo de Edgar Morin, El cine o el hombre imaginario, en el que afirma que el primer milagro del cine reside en la evidencia de lo cotidiano, y en esta idea, emparentada con la máxima de Bertolt Brecht de “que pueda inquietarnos toda cosa llamada habitual”, Morin ve el comienzo no sólo de la ciencia del cine, sino también de la ciencia del hombre. Morin habla de la “realidad semiimaginaria del hombre” y acierta al notar el parentesco del lenguaje del cine con el de la psicología. En el cine están nuestros arquetipos, nuestros héroes, nuestros villanos, nuestra justicia, nuestra recompensa, proyectados por un “ojo mágico”. Sabemos que el que tose en la película morirá y eso no será gratuito, sino que simbolizará un sacrificio o servirá de revulsivo para otro personaje. Es lo que esperamos, es lo que deseamos.

La política no sigue estos guiones y Zapatero lleva tosiendo una legislatura entera sin que eso lance a otro héroe o nos deje una enseñanza. En el cine, el muerto y los espectadores saben el porqué de ese papel y asumen el giro de la trama o el final con lágrimas y moraleja. Pero un muerto que no se muere, que esperan todos que se muera pero sigue en pie aburriéndote de la película, eso no hay quien lo aguante. Zapatero podría ser ese primer amigo tiroteado del vaquero de una nueva socialdemocracia, o podría ser una dama de las camelias muriendo para la expiación, pero sólo es un zombi alargando su agonía y alargándonos a nosotros una interminable sesión de invierno. Al régimen andaluz le pasa lo mismo. Lleva años sonando a crepúsculo de los dioses y durando en su caída casi tanto como lo de Wagner o la Norma Desmond de Wilder. Oímos a Griñán hablar de “ilusión” y de “honestidad” con el pecho atravesado de flechas de realidad y vemos que no cuadra, que lo que debería ocurrir es que cayera sobre un saco o sobre el techo de una diligencia. Sabemos cuándo un personaje no da para más, cuando ya ha tenido su plano, su frase, cuando ha recitado un largo monólogo o sólo ha sacado una lanza como dicen en el teatro, pero se ve que ya está cumplido y a partir de ahí estorba. Se nota porque la trama ya no le necesita más que para que el protagonista le cierre los ojos y siga adelante. En esta película de España o Andalucía deberíamos asumir que los protagonistas somos los ciudadanos y que el secundario que hacía de padre, de maestro, de esbirro o de bufón a veces tiene que morir para que consigamos a la chica o nos encontremos cara a cara con el malo. El personaje nos sostuvo, nos alentó, nos maltrató o nos engañó, pero lo importante es que ya no aportaba ni conseguía nada, y ya no puede formar parte del objetivo, del destino, ya no puede acompañarnos por las colinas así, muriéndose sin morir hasta el final de la película. Jean Tédesco dijo que “parece que las imágenes que se mueven han sido especialmente inventadas para permitirnos visualizar nuestros sueños”. Hay quien ya no tiene sitio en este sueño, en este guión: todos estos personajes que salen tosiendo porque la trama, la realidad, les dice que tienen que desaparecer. Pero ellos siguen, quizá sólo para no dejar que la película termine, ya sea en disparo o en beso.