24 de abril de 2009

Los días persiguiéndose: Viejos odres (23/04/2009)

A ver si ahora nos vamos a enamorar de Griñán porque haga un discurso de fallera, porque se parezca a Juan Pardo o porque lo llamen Pepe como al camarero. Uno creía que habíamos aprendido que el talantismo, la posturita, el verbo apetalado y esa concordia de brindis de sobremesa, pero sin sustancia, sin contenido, sin intención, eran aún más peligrosos que la marrullería (el decepcionante zapaterismo nos lo ha demostrado). Sin embargo, se diría que han bastado cuatro rimas y revoleras de Griñán para que hasta en este periódico los editoriales y los columnistas se destiñan o arrebolen. Parece que se olvida que Pepe Griñán, especie de tito después del padre (ese padre “que no se ha muerto ni se ha ido”, dijo Zarrías), ha sido el cerebro económico de esta Andalucía que va hacia el millón de parados, que se ha llevado tantos años como Chaves engrasando la máquina del Régimen, que está puesto ahí por las mismas manos de siempre que amontonaban nuestras nubes y que ha llegado al balcón sin que nada fundamental en el PSOE andaluz haya cambiado, ni aún temblado levemente. Vamos a tener un presidente, dicen, más leído y más operístico, pero eso sólo significa que seguirá cantando mientras nos apuñalan. En ese duelo o dúo parlamentario entre el tenor y el bajo (en las óperas, el bajo suele ser el malo), a Griñán lo acompañarán los violines y a Arenas el fagot o la tuba. Pero ni Griñán ha llegado como Lohengrin ni ha caído el Valhalla de este PSOE morrocotudo, que debe su poder a antiguas runas.

Griñán hizo un discurso de investidura lleno de pajarillos y pífanos, pero ayer vimos, en sus réplicas a Arenas, que todo fue una pose: siguió acusándole de estar “obsesionado con Chaves”, de “perder elecciones” y de “estar instalado en el pasado”; se dedicó a feos ataques personales (lo que Arenas llamó “picotazos”) en lugar de contestar a las preguntas y, en fin, el que Arenas se equivocara constantemente llamándole “señor Chaves” pareció cada vez más justificado, pues en verdad era otro Chaves sin afeitar y sin dislalia. De repente todo el talante se transformaba en chulería, resucitaba esa “superioridad moral” que el día anterior había criticado y, así, su primer discurso quedó ya comido por los ratoncitos apenas veinticuatro horas después. Quizá le llamaron al orden, quizá despidió pronto a las hadas que le inspiraron, quizá han sido muchos años de boxeo para pasar sin transición a los madrigales.

El cambio es una palabra barata, suelo decir yo. Cambio pretendió ser el mismo Chaves sin más que mudarse de corbata de lustro en lustro. Griñán subió a la tribuna como una novia demasiado vieja para ser virgen y aun así querían (queríamos) creerlo. Pero el cambio en este PSOE andaluz no puede venir de que Madrid se lleve a una gárgola ni de que un padrino de las mismas batallitas sustituya al padre y se limite a poner su acento a antiguas mentiras y abusos. Sigo pensando que sólo una derrota podría purificarlos, sólo dejar el poder podría salvar a la socialdemocracia en Andalucía, tan agusanada. Entonces otra generación y otros modos tomarían su lugar, y hasta podrían ser verdad sus discursos floreales. Con Griñán, no lo creo. Demasiado pronto algunos se enamoraron de Griñán y demasiado pronto llegó el desengaño. El vino nuevo y los viejos odres, o al revés... No me digan que no queda rancio que nos traigan ahora a Juan Pardo cantando al amor achampanado.

20 de abril de 2009

Somos Zapping 19/04/2009

Aquí estamos. Cuando a Roberto Sánchez Benítez le cortan los hilos de marioneta, sale de ese frigorífico de la propaganda en el que vive, deja el sol hidroeléctrico de las falsas modernizaciones y se va a la calle, lo que parece es un cochecito de cuerda. Montado en ese cochecito nos van a enseñar por lo visto ahora los pueblos de Andalucía en una especie de programa almanaque que se llama Aquí estamos. De nuevo nuestros pueblos, esta vez estampados en sus tópicos y torrijerismos, de manera diferente a aquella otra cosa que nos estuvieron poniendo, ese subir a tender con pretensiones de la Andalucía de cine de Juan Lebrón, con sus avionetas de playa. Han elegido un logo con silueta a lo caminante solitario, a lo peregrino o a lo sherpa, como Jesús Quintero, pero el programa sólo es una glorificación de los vecindarios y un como intento de que lo conviden en los bares. Me recordó a las mañanas alfareras y panificadoras de Rafael Cremades, pero in situ. Eligieron para el estreno Sanlúcar de Barrameda y nos sacaron postales con mar, caballos, manzanilla y chocos; paisanos con cestillo, un desfile de frikis o fareros locos, una chica que se casaba, otro chaval que se mató en moto, skaters y grafiteros como cumbre de nuestra juventud, famosillos de la altura de Canal Sur (la vocinglería de Las Carlotas, la racialidad orgullosa y sin más talento de Gala Évora, el exotismo de tetería de Hakim)... El objetivo parece ser el mismo que el de sus otros programas flipados y anfetamínicos: convencernos de la felicidad y la satisfacción de una Andalucía contenta de sí misma hasta el delirio. “Como se vive aquí no se vive en ningún lado”, decía un lugareño prototípico. Y si le hablaban de la crisis, Sánchez Benítez enseguida les recordaba “el sol” y “la alegría” de aquella tierra, abriendo los brazos y sonriendo bobamente como un querubín borracho de chovinismo. Un pueblo como Sanlúcar, siempre entre los más pobres de España, pretendió que por un momento fuera como Detroit, simplemente por enseñarnos que aquí tiene su sede una escudería de GP2, capricho de rimbombantes apellidos que se limita a un garaje. Verdes de Doñana, bigotes de gambas, morenos que da la sal, zarcillos del folclore y tibieza de las plazoletas... Nos dirán otra vez que Andalucía es ese paraíso que no hay que tocar para que no se rompan sus cántaros de autenticidad y belleza, y la realidad volverá a ser el cadáver al que se aplaude con alegría en nuestra televisión. Aquí estamos, tan felices.


Ortografía. Paz Padilla tortura al Risitas, tropieza con el alambre de ella misma, hace chiste de los enredos de su lengua y su late show me sigue pareciendo algo que ocurre en un lavadero. El otro día invitaron a Eva Hache (espejo demasiado alto para Paz Padilla) y temblé cuando vi que, en el colmo de la originalidad y el riesgo, la entrevista estaba amenizada por un teatrillo en el que alguien, haciendo de maestra, mandaba a Paz y a Eva escribir en una pizarra palabras con hache... Qué peligro... A Paz Padilla le tocó escribir “hortofrutícola” y después de decir “hortofrutícula” y creer que eso era algo de las uñas, dejó en la pizarra el curioso neologismo “hortofrulita”, especie de término medio, y encima con algún tachón. No sé si es peor que no sepa escribir o que la gracia consista en parecer analfabeta, en plan Andy & Lucas. Somos la risotada sin cultura como somos la fiesta sin pan. Eso de escribir debe de ser cosa de forasteros lacios o traidores a nuestra esencia, porque el andaluz puro se come los rotuladores o hace pintadas de mono. Así somos, así nos gustamos, así nos reímos. Sánchez Benítez hubiera dicho que con este sol y esta alegría, a quién le importa la ortografía.

14 de abril de 2009

Los días persiguiéndose: El chiringuito (14/04/2009)

El mar empieza a ser todas las lenguas y todos los pies de las muchachas, cuando ya se presiente el calor como algo que se derrama por el cuello. Nos alimentamos de monedas de sal y de luz, respiramos de las grutas, nuestra economía tiene el peinado exótico y pobre de las palmeras. El turismo es esa servidumbre en la que seguimos vendiendo nuestra piel y nuestras acuarelas, la industria de los que no tienen industria. Cazamos los pájaros que trae el verano, con billetes forasteros en el pico. Si nos quitan los guiris, los domingueros, las rubias de hamaca y los bigotes de la cerveza, tendríamos que masticar conchas. Ahora parece que el Gobierno quiere desmantelar los chiringuitos de playa, no sé si para que aparquen las ballenas o se tienda sólo el cielo boca arriba. No deja de resultar chocante que aquí, donde se ha permitido que el urbanismo salvaje alicate las nubes y meta griferías en el mar, donde entre los golfos del ladrillo y los de los ayuntamientos se ha acementado el aire y se han vuelto escalinatas las cascadas, los políticos se empeñen ahora en quitarnos la sombra inocente de los chiringuitos para que se nos quemen los pies y el gañote. Hay algo, por lo visto, que hace incompatibles a las sandías y al planeta, a los chamizos y la atmósfera, a los ombligos y a la ecología. Será que las frituras aceleran el cambio climático, que la sangría envenena a los delfines, que los muslos rozándose espantan la salud del mundo. Esta moda verderona y desinfectante que pretende salvar la biosfera a manguerazos ya me está cargando. Desde los ministerios de la progresía puritana nos quieren dejar sin tabaco, sin güiscazo, sin barbacoa, sin pecado, además de sin trabajo. 40.000 familias afirma el PP que dependen en Andalucía del cervezón y la calima de los chiringuitos. Demasiadas víctimas para conseguir sólo una inútil transparencia de nuestras costas y la incómoda victoria del resol.

Sin duda, estos socialistas no lo han pensado bien. Sin chiringuitos, a ver dónde iba a ir el vicepresidente tercero Chaves para escapar de su ministerio y enjuagarse de la crisis. Es más, el equilibrio de las autonomías, el sudoku de la financiación, el apaciguamiento de las tribus periféricas, todo ello puede depender de esa paz, esa inspiración y esa tortilla de Chaves en su playa entoldada, ya con la corona enterrada en arena, ya con el horizonte velero de la jubilación. Y qué decir si, acaso, un exceso de celo del zapaterismo les hace derribar esos otros chiringuitos que son los que la Junta tiene montados por toda Andalucía para solaz y engorde de sus políticos y arrimados... Muy mal han medido los socialistas las consecuencias de esta loca iniciativa. Los chiringuitos no atufan al planeta, las chanclas no se comen el plancton, los sombrajos no tapan la vida. Ese fanatismo suyo no salva nada y va a dejar más paro, más hambre y más sed en Andalucía. Además del riesgo de que un Chaves playero con insolación desbarajuste todo el Estado de las Autonomías.

12 de abril de 2009

Somos Zapping 12/04/2009

Una etapa. Chaves se iba y en las noticias de Canal Sur aquello era como un Domingo de Ramos rebobinado. No sobre un pollino, sino empujado por ese otro profético dedazo de Madrid, como dicta la tradición de esta autonomía, Chaves desandaba sus flores, glorias, milagros y cenáculos, mientras la palabra más repetida era “emotivo”. Tuvo gracia que empezaran rotulando “nuevas caras en el Gobierno” sobre el primer plano de un Chaves que es la eternidad marmolizada. Al fin y al cabo, el tiempo es relativo y al portavoz Enrique Cervera los 19 años de reinado de Chaves sólo le parecían “una etapa”. Hasta el presentador se atascó la primera vez que tuvo que decir “ex presidente Chaves”. Con un fondo de paseos en bicicletas y juegos de petanca, la historia de Chaves tuvo luego tintes de biografía norcoreana: “Prudente, tímido, deportista, amante de la lectura, gran cinéfilo y algo despistado, Manuel Chaves, padre de dos hijos, es un hombre familiar que siente verdadera pasión por sus nietas...”. Sí, y tan familiar, sólo hay que recordar a sus hermanísimos... También en Canal Sur parecían huérfanos. A mí me gustaría celebrar que Andalucía ya no tiene padrecitos sino gobernantes, pero aún no es hora. Chaves se fue pero queda su herencia como el olor a tabaco y cuero que deja el padre en la casa. Todavía faltan muchos adioses.


Alegorías. En Semana Santa, ese roce de perlas y clavos, de sangre y borlas, siempre me suelo acordar de unas viejas e ingenuas láminas alegóricas de las dos Españas, de la época republicana, que vi hace mucho. Procesiones, flagelantes y hogueras de libros por un lado; minervas, mapas, compases y pergaminos extendidos por el otro. Como digo, división ingenua y exagerada, pero es cierto que en estos días me turban estampas de la España negra, supersticiosa y medieval, sobre todo en Andalucía. Me espeluznan esa lascivia del sufrimiento, esa estética de las llagas, esa religión de la madera, esos rezos a las amputaciones y tanta gente como con los ojos arrancados. Lo veo por televisión, en las pías retransmisiones de Canal Sur que hacen triunfo, folclore y pastelería de todo ello, y siento que nos atraparon en las mazmorras de los siglos. Esos legionarios con Cristo, esas cruces en llamas, esas viudas de Dios, esas espinas en nuestras manos, esa fe de los palitroques, esas noches de santos aquelarres por el pueblo... En Mira la vida veo que montan hasta un pase de modelos de mantillas y peinas. Las mujeres llevan vara de plata y los encajes de la muerte por el pelo. Son la alegoría de lo sombrío con su coquetería. Quizá, en el fondo, aquellas viejas láminas tenían algo de razón.


Agasajo. Parece que no podemos hacer nada aquí sin dejar claro nuestro catetismo tribal, ni siquiera un torneo de tenis. Con gran vergüenza, pude ver cómo en las noticias deportivas de Antena 3 nos ofrecían las imágenes de una cena con tablao flamenco a la que habían llevado a las participantes en el torneo de Andalucía de tenis femenino. Nuestras gitanillas de tapete sacaban a bailar a las tenistas rusas o americanas y era como esos agasajos de países exóticos, con collares de cocos y sesos de mono para los invitados. Aquí las modernidades siguen siendo excusa para terminar emborrachando y embrujando al guiri de muslos y crótalos. Tablaíllo y guitarreo, que no piensen las estrellas del tenis que han venido a cualquier sitio, sino al último refugio de las tribus descalzas y las manos que roban lunas. Recordarán ya siempre que Andalucía es ese lugar en el que después de jugar al tenis te raptan cíngaros o camelleros.

9 de abril de 2009

Los días persiguiéndose: Muerte de ZP (9/04/2009)


No es Chaves. Es un estilo de autonomía, un manual de política, un modelo de partitocracia. Si esto les funcionaba, no era porque su cabeza de león reinante se enmarcara en el sol, sino por la estructura de un partido omnipresente, todopoderoso, proveyente, con todos los atributos divinos, instalado y vigilante de cada pequeño aspecto de la vida andaluza, premiando a sumisos, castigando a rebeldes, otorgando prebendas, hipotecando favores... La burocracia infinita, el clientelismo bien cebado, el nepotismo orondo, la propaganda folclórica, la guardarropía de todas las mentiras, la estrategia de la estupidización, la velocidad de lo parado, el cortijerismo de Andalucía en su provecho mientras aquí permanecíamos pobres, incultos y rientes. No es Chaves, al que se pueden llevar a lujosas horcas, retiros austrinos, pudrideros de Madrid, a esa manera de morir de gala que ofrecen los ministerios. Lo que queda aquí es lo mismo con otro nombre, otro mayoral. Nunca pensé que el día en que Chaves fuera ex presidente Andalucía seguiría igual de quieta. Pero sólo he visto fantasmas relevándose y un dormir siguiendo a otro dormir. Ni revoluciones ni cataclismos. Aquí continúan Griñán y Pizarro, los dioscuros del mismo sociatismo; aquí continúa Andalucía con sus harapos y sus dueños.

Se llevaron a Chaves como al lorito de la casa, sin que nada más haya cambiado, y me sorprendí indiferente ante la caída de su estatua. Chaves se iba pero no oí las campanas que imaginaba, el derrumbe de los palacios ni la primavera brotando. Sólo podía fijarme en Zapatero, verdadero muerto del día, más que el propio Chaves. Chaves defenestrado no era más que una anécdota al lado del espectáculo terrible de Zapatero haciéndose cenizas o condenándonos a las cenizas a todos. Zapatero ha formado un Gobierno de cáscaras del PSOE. En esta época de crisis, angustia y desesperanza, veía cómo un presidente era capaz de diseñar un Gobierno no con la intención de salvar al país, sino de enterrar cadáveres socialistas, mover sus fichas de partido, colocar a sus fieles, reordenar trincheras, pagar favores. Todo un ministerio para dar salida a Chaves, otro regalado al lobby de los actores, que ya serán juez y parte; nada menos que el de Economía entregado a poco más que un ujier, a una burócrata sin perfil ni altura; otros dos más de agradecimiento coleguil: el juego de médicos para Trini y la monumental cartera de Fomento para Blanco, con inquietantes lindes entre el dinero y la organización del partido... Fue más que una decepción para un socialdemócrata como yo, fue casi sentir una traición. Si aún podía quedarme un leve residuo de simpatía por el Buda del talante, por el ingenuo flautista de la paz y el diálogo, acabó con esa sumisión del Ejecutivo a prioridades de partido, con ese desprecio a la situación de emergencia que vivimos para limitarse a arreglar su jardín privado. Zapatero ha desperdiciado la última oportunidad de afrontar la crisis con rigor y valentía para enrocarse entre su guardia pretoriana y la dignificación de las agonizantes pestosidades del felipismo. Es un nuevo Gobierno nefasto, incomprensible, desengañador. Pensé que en un día como éste tendría que hacer un artículo de despedida a Chaves y de bienvenida a una nueva era para Andalucía. Pero al que puedo declarar muerto, suicida en su ópera, es a Zapatero. Por mí, acabaron su tiempo de las flores y su música de las sonrisas. Incluso sin Chaves, en Andalucía queda lo de siempre. En España, gracias a Zapatero, esta Semana Santa parece que pasea más que nunca sus cementerios.

Somos Zapping 5/04/2009

Fatwa. No soy de los creyentes en los puñales, ni de los cristianos de Osiris, ni de los de la arborescencia antropológica, ni de los del barroco de su alcoba (me creeré tanta admiración por el barroco cuando saquemos cantatas de Bach a pasear por las calles). En la Semana Santa, sobre todo la andaluza, sólo veo un espectáculo de gente enrejada aún tras un torreón amorterado de medievo y paganismo. Pero aunque uno opine que es un primitivismo supersticioso y feo de dioses, pústulas, látigos y horcas, lo malo es cuando se hace explosión fanática. El otro día, en El intermedio de Wyoming, contaron que desde el mundillo cofrade sevillano se había impulsado un boicot a La Sexta. Este programa satírico realizó el año pasado un reportaje que no los trató con la debida reverencia, así que pedían las correspondientes hogueras desde unas fatwas escritas como en el idioma de Lopera. Los de El intermedio dejaron que ese capillismo talibán se retratara solo y mostraron los mensajes que habían recibido de los cofrades sevillanos, llenos de insultos y amenazas de violencia física. Aquí pongo alguno, tal cual, con su excelencia moral, sintáctica y ortográfica: “Cabrones de mierda hijos de puta los asquerozos cabrones de mierdas estos dejar a Sevilla en paz cabrones e iros a meteros con la puta de buestra madre hijos de puta”. O éste dedicado a la reportera: “Thais hija de puta, como tengan el valor de mandarte pa feria prepárate porke te voy a dar poca, te voy a arrastrar de los pelos y te voy a revolear, te daré la paliza de tu vida y te tiraré al río después de darte con una catana”. Ya ven qué barroco, cristiano y piadoso todo. Éste es el bello azahar que los cofrades andaluces esparcen por la televisión. Luego nos quejamos de que nos miren como a la última tribu con taparrabos de España.


Metro. Otro día histórico, otro hito. Canal Sur no dejaba de repetirlo en las cocinillas de la mañana, en las mesas de los asesinados y en los informativos de la propaganda. El Metro de Sevilla, maravilla de la técnica y la paciencia, llegó, aunque tarde, para demostrar que aquí también sabemos hacer agujeros. El Metro de Madrid lo inauguró Alfonso XIII en 1919, eso lo dice todo. Después de retrasos y socavones, y todavía con desnudeces, acarreará a pobres y a violinistas y será el gusiluz que nos regale el poder este año, a falta de otra cosa. Con qué poco nos conformamos o nos conforman.


Sueño andaluz. Era más que una entrevista: estatuaban tristemente a Andalucía. Andy & Lucas frente a Joaquín Petit. Un agente sumiso del poder ensalzando el sueño andaluz, el de los maletillas sin escuela que llegan al estrellato y ya son modelos de vida y triunfo para la juventud, para la sociedad. No tengo nada contra estos chaveas, sólo resulta penoso comprobar qué bien representan a esta generación que los políticos y sus adláteres han hecho crecer en la incultura y el botellonismo, y a la que además aplauden mucho cuando pinta grafitis o canta encima de la motillo como cumbre de la cultura. Andy fue el que dijo aquello de que, si había crisis, por qué no se fabricaba más dinero. Aprovechó el altarcito que le hacía Petit para justificarse y lo arregló del todo: no debe de ser tan sencilla la cosa porque nadie le había sabido contestar aún. Sí, que se lo expliquen, porque el chaval todavía no lo ve y sigue desasosegado esperando respuesta. Entre la estulticia y su aplauso, qué perfecto retrato de lo que somos hacían los tres.


Innovación de la semana. 29 de marzo de 2009. En Tecnópolis guisan un potaje de garbanzos. Pero no es un simple cocido, porque, para hacer patente la audacia modernizadora de Andalucía, le echan tocino y papada de cerdo, ternera y costillar ibérico, morcilla y chorizo. Otro día histórico para esta tierra.

Los días persiguiéndose: Aborto y despiste (2/04/2009)

Que salgan a la calle las monjas con Jesusitos, los capillitas con moñas, los agricultores con calabacines y todas las bicicletas veraniegas y carretas volcadas de la crisis y las ideologías. Que salgan, que es éste un país de mercado y plazoleta, pero ojalá sepamos distinguir los debates morales de las adscripciones partidistas y las opiniones particulares del manejo interesado de las multitudes pisoteantes. Es un recurso muy pillo, pero está funcionando: en medio del desastre económico, volver a despertar a las dos Españas, las antorchas de cruces, Dios contra las hoces y el progre contra el confesor. Resulta conmovedora la ingenuidad con la que está cayendo en la trampa la derecha sociológica y política, pues cuanto más se retratan más llaman a la resistencia de esa mayoría que no va tras el Papa que consagra las pichas, la Sagrada Familia aturronada en su almanaque ni los cielos por cojones de esos curas a lo Agustín González. Ese cuadro de los que quieren convertir o condenar al infierno de aceite hirviendo a los demás le viene de perlas al Gobierno debilitado y acosado. Las cajas de ahorros hundidas por su sumisión al clientelismo de partido no asustan aquí tanto como los bibliazos en la cabeza y los guantazos de párroco. Esa derecha con sus condones pinchados, sus mariquitas contra natura y sus matanzas herodianas hace muy feliz a la progresía que luego barre todos esos votos del asquito y la trinchera. A mí, también progre aunque sin adscripción partidista, me parece una buena terapia de choque que se muestren en su ranciedumbre ciertas morales dogmáticas. La lástima es que estas polémicas terminen por servir de ganancia y despiste a los clanes de la partitocracia.

Me cuentan que el otro día, en esas madrugadas de la radio en las que se rozan las almohadas y los pañuelos, una mujer sevillana denunció del acoso que había sufrido en una mesa “pro vida”. Cuando la mujer les dijo que no estaba segura y que se iba a pensar firmar o no, la llamaron por detrás, le recriminaron rudamente su actitud y le mostraron el sangriento catálogo que tenían preparado con fetos desmembrados y almas descuajadas. La mujer quedó tan horrorizada que, entonces sí, decidió no firmar. Vean cómo el fanatismo y la imposición de una opinión pueden bastar para tomar partido en contra. Yo, por mojarme en la polémica, diré que pienso que la moral se aplica a los seres sensibles, no a los líquidos santificados; que hasta Santo Tomás diría que el embrión sólo tiene “alma vegetativa”, que con la moral católica la superpoblación, la hambruna y la enfermedad traerían su infierno a la tierra; que no es un debate científico sino ético y que, siendo por tanto discutible moralmente qué se considera persona o no-persona antes de esa frontera del “sentir”, nadie tiene derecho a imponer a los demás su particular concepto del comienzo de la vida humana. Pongo por encima de los derechos de las almas inventadas de las células el sufrimiento real, sintiente, innegablemente humano; rechazo que la mujer deba ser una esclava de los embarazos “que Dios le mande”, nunca vería justo que una mujer o un médico fueran encarcelados por practicar el aborto y, en fin, creo que en tan delicada y penosa situación, cada cual debe apelar a su conciencia para decidir. Por ello, una ley de plazos me parece lo más razonable. Ya con lo de las niñas de 16 años, albergo mis dudas, aunque no sé hasta qué punto los padres tendrían derecho a obligar a esa hija a seguir con un embarazo no deseado. Ésta es mi opinión. Otra cosa es que el Gobierno haga humo, caja y distracción con el asunto. Que la calle se llene ahora de puritanos dando “con la tea de churruscar Sodoma” (Javier Crahe dixit) es de lo mejor que les podía pasar.

Somos Zapping 29/03/2009

El meridiano. Ay, las tertulias, esa mala leche de las mañanas o ese mal vino de las noches, con destripaderos, siervos de partido, manojitos de sabios de Grecia, asientos para el pimpampum (esa figura tan tierna del tertuliano de los guantazos)... No se engañen, todas tienen trampa, pendiente, olor propio e intención de llevarse al escuchante a la cama. Sus filípicas no son las de Demóstenes y se turnan la demagogia y el maniqueísmo en un ambiente de salón de fumar y de campeonato de pellizcos y orejas de burro. Pero donde la tertulia tendenciosa deja de ser sólo fea para convertirse en pecado es en las cadenas públicas. He observado con paciencia y escepticismo ese intento de tertulia “plural” en Canal Sur que es El meridiano, para concluir en una decepción sin sorpresa. Los cuatro asientos parecen estar repartidos, pero hay todavía muchos lugares donde meter el truco, la parcialidad. Lo más sangrante es que se hurta con descaro el debate político específicamente andaluz. Así, la actualidad manda abrir con tiroteos de locos por ahí lejos, cosas que se urden en Europa, broncas entre Zapatero y Rajoy y, en general, las polémicas nacionales e internacionales más llamativas y menos incómodas para el poder de aquí. Fue significativo que ni se mencionara el último rifirrafe en el Parlamento andaluz entre Chaves y Arenas, mientras sí se discutían (varios días) el juicio del Yak 42, las guerras de los fetos, Carme Chacón y Kosovo o el botellón. Ésta es otra: cuando los temas no son forasteros, son ésos de polémica facilona al estilo de Mejor lo hablamos: los niñatos con el alcohol, el aborto, la Iglesia, los pobres muertos de las pateras... Y si acaso se toca algún asunto andaluz, pasan de puntillas o tienen culpables también lejanos: vi despachar la deuda histórica en dos minutos, los mineros de Bolidén acampados dieron para un debate de tres minutos y los problemas del sector olivarero parecían una podredumbre que nos contagiaban entre el clima y Bruselas. Además, de vez en cuando, el guión dejaba sus ayuditas a la Junta y sus sopapos al PP. Así, remascando el Yak 42, Mariló Montero (no le queda otra, supongo) preguntó si “falta en el juicio Aznar”, o, entrevistando a un profesor sobre la violencia escolar, dejó antes claro que “el Gobierno andaluz, por supuesto, también ha elaborado diferentes medidas para que haya seguridad dentro de las aulas”... Para constatar lo tramposo de esta tertulia, baste como ejemplo que mi admirado Paco Robles, tan incisivo siempre, vio pasar la hora sin que apenas tuviera oportunidad de dar algo de caña a la Junta, así de atravesados le ponían los temas. Otra tomadura de pelo, pues. Siguen mandando los que mandaban.


Expediente para nada. Cómo será de escandaloso el asunto que hasta la sección comeostras del Consejo Audiovisual andaluz que forman los arrimados al PSOE ha terminado consintiendo abrir un “expediente” a Andalucía Directo y a La tarde con María por su repugnante tratamiento del caso de Marta del Castillo. Pues en nada ha turbado eso la felicidad mofletuda y satisfecha que muestran estos programas perfumándose de olor cadavérico. Han seguido adornando la tarde con intentos de suicidio, lentos ahorcados que duran toda la sobremesa y directos humeando sobre la basura de los muertos. Los rebeldes del Consejo han pedido un “requerimiento de cese” de estas informaciones, pero el pleno ha dicho que nanai. Parece que el morbo buitrero entretiene a los andaluces casi más que los chistes de culos y la vocación de servicio público de la RTVA no puede renunciar a eso. Para María del Monte, los muertos son otra morcilla que comer. Para Canal Sur, otra apestosa churrería que tienen abierta. Seguiremos abundando en este tema.