31 de mayo de 2011

Los días persiguiéndose: El espontáneo (31/05/2011)

Están esos jóvenes despertándonos a todos con sus jilgueros que llaman a la democracia cuando vuelve el PSOE con su aparatazo, queriendo hacer unas primarias de uno solo. Otra vez las aclamaciones, los partidos haciendo la ola como en los santos domingos de fútbol y chorizo, la masa de militantes sumisos y carguillos entregada a la política de la adoración. En las plazas se reparte algodón de azúcar de idealismo, ingenuidad, fuerza, cambio y esperanza, y la respuesta del PSOE ante el pueblo harto de estos partidos piramidales, orondos y sordos igual que los dioses, es un paripé de ventajista. No me vale la excusa de que están eligiendo en realidad sólo a una virgen sacrificial para ser arrojada al volcán de las generales, a las fauces de Dagón, antes de que el PSOE se replantee una nueva era, una limpieza con lejía, una refundación o lo que sea que los salve o resucite. Precisamente por haber perdido como han perdido las últimas elecciones, los cambios deberían empezar a notarse ya. Pero en vez de buscar su propia revolución, han decidido presentar a una reina madre, a un viejo soldado, a un sacristanejo del felipismo, un político como prusiano, fuera de época, no sé si para intentar salvar los muebles del PSOE o sólo para escenificar el enterramiento de toda su podrida majestad.

Menos mal que ha salido José Carlos Carmona, el espontáneo, el idealista sin miedo, fuera de las escalinatas del poder, que no está luchando por un reinado o una tumba gótica, sino simplemente por mostrar que hay otro PSOE, otras ideas, otro futuro para esta socialdemocracia desnortada, olvidada o corrompida. Me da algo de pudor hablar de José Carlos Carmona porque lo conozco, lo aprecio y lo admiro, y al final una columna llena de flores queda fatal. Yo me enteré el sábado de lo que iba a hacer y me quedé de piedra, como todos los que le oímos decir, así a bocajarro, que se presentaba a las primarias. Pero me pareció una locura maravillosa y uno de esos gestos valientes y desinteresados que ya no se estilan ni en la política ni en nada. Porque no sólo iba a presentarse a las primarias, como podrían presentarse otros muchos socialistas más cercanos al poder, al aparato o al comedero. No, él se presentaba de una manera definitivamente suicida, quijotesca, revolucionaria, con afán demoledor, incorporando las reivindicaciones del 15-M, proponiendo un cambio radical en esta democracia desacreditada, tramposa, venal, sucia. Como digo, me da cierto pudor hablar de José Carlos Carmona. Podría contar muchas cosa de él, destacar su altura intelectual (profesor de la Universidad de Sevilla, doctor en filosofía, escritor de éxito, director de orquesta y hasta actor), su capacidad de trabajo, su compromiso ético o su irrenunciable vocación de decir las verdades moleste a quien moleste. Pero los halagos de los amigos no deben tenerse en cuenta, así que sencillamente escuchen lo que dice, compárenlo con este PSOE que tenemos ahora y luego juzguen si no merece una oportunidad esa bella locura suya. Lo que daría por verlo debatir con Rubalcaba, idea contra idea, armado como se arma él de filosofía, erudición y un poco de guasa (“sin acritud”, diría antes de asestar el mazazo). Llegue lejos o se quede en el intento, por lo menos aparece algo diferente ante las unanimidades vaticanas de este decadente PSOE. Sigo creyendo que recordaremos mucho tiempo esta primavera de cambios y esperanzas. Mientras los partidos vuelven a desfilar con el paso de la oca, podremos contar que vimos héroes, locos, idealistas y valientes, y que todo eso fue maravilloso.

Somos Zapping: Remangados (30/05/2011)

Resaca. Ya hemos regresado de la “fiesta de la democracia”, de la conquista de los mapas, de los triunfos más o menos históricos, y resulta que, a pesar de las revoluciones en directo y de las urnas cabeza abajo, nos encontramos otra vez con el “dedazo” y el aparatismo brutal, o sea Rubalcaba y sus unanimidades, aunque Grinán lo niegue. Pero yo no quería dejar de mencionar algunos detalles canalsureños de la noche electoral y de su resaca. Primero: no comparto esa queja que algunos han manifestado por la tardanza o resistencia de Canal Sur en mostrar los resultados de Sevilla. A mí también se me quedaron congelados los gráficos en un 16-12-3-2 (PP-PSOE-IU-PA) durante mucho tiempo, en la web de EL MUNDO, hasta que la incontestable mayoría absoluta del PP apareció de repente como un abanicazo. Segundo: la tertulia que montó Canal Sur el domingo para ir comentando los resultados sí que fue un ejemplo de lo que es una “mayoría de progreso”: Javier Aroca, Román Orozco, Concha Caballero y Charo Fernández Cotta dejaban un poco descompensadas las opiniones hacia el lado que ya suponen ustedes. Claro que eso nos regaló simpáticas perlas de los dos tertulianos áulicos del PSOE. Javier Aroca, ya a las 21:55, aseguraba haciendo molinos con los brazos que “los datos no dan un cambio de ciclo en Andalucía en absoluto”. Más tarde, ante el descalabro del PSOE en todo el país, Román Orozco reconcentraba su esperanza en una encantadora mención a que Andalucía es o será o sería la reserva espiritual socialista de España, un templo o retaguardia desde donde iniciar la heroica reconquista que a él parecía emocionarle mucho, a lo Braveheart. Tercero: Mar Moreno, en las noticias del martes, aún decía que “estamos remangados en Andalucía”. Un poco tarde para remangarse, después de 30 años. Quizá el pueblo lo que ha dicho es que es hora de que se remanguen otros.


Programas muertos. Creí que Nacidas para cantar trataba de encontrar otra diva para llevar el clavel de Andalucía en la boca, con la figura de Rocío Jurado como mera inspiración. Pero se ha convertido en otro largo funeral de la chipionera. Imitadoras la lloran y cantan a dúo con su momia proyectada sus mismas canciones, pisando en el plató como una arena habitada por insectos y caracoles de cementerio. No sé cuantas veces seguidas se han escuchado ya Se nos rompió el amor, o Como una ola, en esa capilla oscura, tétrica y rendida a su fantasma que es el programa. Rociíto parece que está allí para recibir el pésame y se le nota mucho, cuando la enfoca la cámara de improviso, que quiere poner en ese momento cara de hija aún en el velatorio, pero sin conseguirlo convincentemente. Y sin embargo, aunque opten ya por el simple, continuo y morboso homenaje y desenterramiento de la Jurado, la audiencia cae. Otro programa de Canal Sur que fracasa, como está ocurriendo también con Saque bola, que no encuentra descerebrados suficientes que lo vean, o como La clase, que a pesar de sus tiernas estampas de profesores buenos con sus alumnos, aburre hasta a los empollones. Se están luciendo últimamente con las novedades Pablo Carrasco y Mario López, el Director de Antena. Sólo dan programas muertos, que a veces vienen hasta con el muerto puesto. Y que nos cuestan bastante más que un entierro.


Mozart con soniquete. No veía nada semejante desde que Luis Cobos le metió batería a los clásicos. En las madrugadas perdidas de Canal Sur 2, una chica, Miriam Méndez, se atrevía a añadir un palmero y un cajón a la Sonata para piano Nº 8 de Mozart, que ella creía que aflamencaba con ese singular acompañamiento, además de por tocar el piano a trompicones, con muchos parones y contratiempos forzados. “Mozart con soniquete”, se llamaba el ridículo engendro. Investigué por ahí y encontré que también ha destrozado a Bach y ha enfangado nada menos que la maravillosa Fantasía en re menor de Mozart, una pieza en la que el genio del salzburgués llega a rozar no ya a Beethoven, sino casi a Chopin. Es que para versionar o “fusionar” clásicos hace falta algo más que dar palmas mientras se arrima la banqueta. Hay que ser por lo menos Tete Montoliú, al que vi una vez jugar con Bach deliciosamente. Pero ella no es Tete Montoliú, ni siquiera Bobby McFerrin (aquello de swingin' Bach tenía su cosilla). Hasta a Lady Gaga la he visto encarar en sus conciertos la famosa Tocata y fuga en re menor con más pureza y originalidad, tocando con uñacas de bruja. Pues sí, Mozart con palmero y cajón. Quieren meter el flamenco en todas partes, pero sólo les salen blasfemias o chorradas arremangadas. Como a Mar Moreno.

25 de mayo de 2011

Los días persiguiéndose: Ecce Homo (24/05/2011)

La mayoría de los españoles, y también de los andaluces, ha dejado claro que no quiere al PSOE ni para encenderles las farolas, así que para que siga llevando el país, ya me dirán. Sin embargo, Zapatero ha asegurado que aguantará sin adelantar las elecciones. Terminará su faquirato en la inmolación, porque nadie puede pensar que van arreglar la crisis ni se les va a aparecer la Virgen de aquí a las generales. Quizá era posible resistir aún con un Zapatero cadáver, pero con un partido barrido del mapa, el Gobierno entero parece el corredor de la muerte. Si la han pagado los concejalillos, los alcaldes festivaleros y hasta los serenos que no hay, cuando la gente piense en los ministros que Zapatero ha ido poniendo para hacer pasarela o recolocar a los desahuciados del partido (Aído, Sinde, Chaves y tantos otros) mientras España agonizaba; cuando recuerden sus parches económicos, sus planes de abrir y tapar zanjas, sus ñoñerías y alucines, su guerracivilismo, su puritanismo verderón, todo eso en lo que se enfocaba mientras nos comían las moscas; cuando cuenten los parados, las familias en quiebra y los jóvenes sin futuro; cuando todo eso, digo, pase por la cabeza del pueblo con la gran urna delante, la definitiva, la del rejón de muerte, la de las generales, imaginen lo que puede quedar del PSOE. Creo que al PSOE de Zapatero sólo le resta el último gesto honorable de morir con dignidad. Y eso no lo logrará arrastrándose entre estertores hasta que toquen las elecciones. Una última concesión a la estética, beber la cicuta, para que además de fracasado no lo llamen cobarde... Pero creo que Zapatero no lo hará.

A estas elecciones le han puesto el nombre de todos los cataclismos: Diluvio Universal, tsunami, terremoto, tormenta perfecta, Día del Juicio. El PSOE se ha quedado con Extremadura por los pelos, con Cuenca y con poco más. Y en Andalucía ya se ha visto que el sol no se precipita al mar si gana el PP. Nos fascinan las grandes caídas, los escarmientos peliculeros, los 5 a 0 al equipo matón y sobrado. La paliza ha enterrado hasta el ambiente revolucionario de estos días, cuando volvía a seducirnos la juventud con flores en el pelo que abría las jaulas de los pájaros y daba sartenazos a la partitocracia. La imagen grogui del PSOE, su sangre de Ecce Homo, el morbo del ahorcado, han apartado del foco, de momento, a la spanish revolution, pero estoy seguro de que el 15-M no ha terminado aquí. Cuando la gente se canse de mirar al muerto, volverá a caer en la cuenta de que algo fundamental falla en este sistema. Y esos infiernillos de las plazas son lo único, ahora mismo, que puede empujar a los partidos, con el tiempo, a un cambio profundo y necesario de nuestra democracia. Los que saludan ahora en los balcones con cara de aviador regresado han triunfado, sí, pero aunque llamen histórica a esta tunda, sigo pensando que un día la Historia recordará más esas acampadas indignadas que esta vuelta de la tortilla partitocrática. Lo creo, o no sé si solamente lo deseo.

Entre el morbo, la revancha y la esperanza, las conclusiones que yo saco tras estas elecciones son que tenemos un Gobierno que las urnas han repudiado, que debería haber elecciones generales cuanto antes porque creo que así lo quiere el pueblo, que en Andalucía los votos le han dicho a Griñán que no es nadie y que su Imperio eterno está a punto de caer, que el PSOE (en toda España pero aquí sobre todo) necesita repensarse y que el país todavía pide algo más que un cambio de color en los mapas. Miremos al muerto sólo un poco más, recreándonos o lamentándonos, pero luego habrá que ponerse manos a la obra. Y a ver qué hacemos entonces...

18 de mayo de 2011

Los días persiguiéndose: Democracia real (17/05/2011)

Entre las caravanas de los partidos, con candidatos como Poseidón y discursos de vendedores de crecepelo, ha salido a la calle la gente normal, harta y primaveral para pedir otra democracia. No miren sólo a los musulmanes, con sus revoluciones con la alpargata en la mano, arrancándoles las barbas y los cojines del culo a sus sátrapas medievales. Aquí también hay personal para arrastrar un domingo por las aceras a la partitocracia corrupta, a los bancos que nunca pierden, a las oligarquías encamadas unas con otras. Y no son esos antisistema que enseñan las nalgas y al Che, puños entre espinas ni libros de Mao; no son anarcos perroflautas ni margaritos del amor en las caravanas ni ladrones de escaparates ni cojos Manteca. Son padres de familia y señoras de su casa y estudiantes sin futuro y licenciados sin trabajo ni un puto euro. Han salido desnudos de símbolos, sin el color de las sectas, hartos de los partidos mentirosos, de los saqueadores de lo público, de la invisibilidad y la pequeñez del ciudadano ante las tremebundas e inamovibles estructuras de poder que lo manejan todo. Atentos porque de la Red puede llegar otra revolución cuando, primero, creímos que las revoluciones no eran posibles y, luego, pensamos que sólo ocurren donde montan en camello y los dioses comen dátiles. El movimiento se llama Democracia Real Ya y ha salido de las redes sociales como los peinados de Lady Gaga, pero no hay que despreciarlo, sobre todo porque vienen con una bandera de unidad, pero no de unanimidad, y eso es muy prometedor. Llegan sin el sello de las ideologías de otro siglo (todas nuestras ideologías son aún de otro siglo), sin recitar viejas ortodoxias, sin un guión escrito por aparceros o monjas o maquinistas o lanceros muertos. Sólo piden una democracia más participativa y justa, y una libertad que se pueda tocar con la mano, no sólo en los papeles. Y éstas son palabras siempre poderosas y dulces.

Puede que ya no nos conformemos con domingos de procesión en los que votar eligiendo sólo entre carne o pescado, con las urnas como frigoríficos de pobre, y luego volver a casa para desaparecer como ciudadano hasta las próximas elecciones, mientras los partidos hacen negocio con nuestras papeletas. Existía la tesis de que la gente es feliz delegando, abandonándose, dejándolo todo en otras manos. Es una comodidad que entronca con Fromm y aquel miedo a la libertad o a la responsabilidad. Pero parece que algo está cambiando. La Democracia no es un punto, es más bien una curva asintótica, y quizá la gente se empieza a dar cuenta. Nuestra Democracia de partidos morrocotudos no es toda ni la mejor que puede haber. Su corrupción, su fracaso que esta crisis ha dejado en evidencia, su olvido de lo público, sus pesadas maquinarias orientadas a la consecución y al mantenimiento del poder; todas estas evidencias, digo, están calando en la gente, que empieza a reaccionar y se atreve a pedir algo mejor que puede que no sepan concretar, pero que intuyen que está ahí, avanzando un poco más en esa curva de la Democracia. Hemos visto, también en las calles de Andalucía, la primera señal de que hay hambre y necesidad de un cambio. No el cambio del que hablan siempre los políticos, que es traer su sillón donde estaba el del otro, sino una radical reforma de todo nuestro sistema. Pero, ¿cómo pedirles a los propios partidos que entreguen su poder y su monopolio a estas manos desnudas y sangrantes del pueblo vivo? Y además, ¿qué hacer? ¿Listas abiertas o mixtas, cambios en la Ley Electoral, atreverse incluso con la democracia directa? Aún no sabemos qué se haría y sobre todo quién, quizá algún partido valiente o suicida como UPyD. Pero que tomen nota los políticos: algo se mueve y hay palabras poderosas y dulces tomando la calle.

Somos Zapping: Voten al de Bricomanía (16/05/2011)

Fontanería. Que hagan de esto un plebiscito puerta por puerta, una reconquista de España que empieza por los badenes; que vuelvan a la política de trinchera, que saquen el pimpampún de Zapatero y el espantajo de la derechona, que usen estas elecciones para promocionarse para sus primarias... Yo no sé si todo eso es mejor que esos debatillos provinciales que pone Canal Sur en los que terminan hablando de fontanería. Debe de ser que la política municipal es eso al final, una cosa de tuberías y repellados sin lugar para la ideología. Rotondas contra desconchados, desagües contra basuras y el intento forzado de poner la marca del partido en las hormigoneras. Hay un candidato, el del PP de Sanlúcar de Barrameda, que hasta admite en su publicidad que “no es político, es gestor”, cosa que también da un poco de miedo: fueron “gestores” apolíticos los que trajeron las modas gilistas y el saqueo disimulado con parterres. Pero en realidad los ayuntamientos son posesiones estratégicas para unos partidos que piensan siempre a otro nivel superior, en la distribución estratificada de su poder, y por eso no sé si resulta ridículo o simplemente revelador verlos discutir de repente tan afanosamente asuntos de albañil. Ni ellos ni nadie se creen que esto consista sólo en acerados, canalizaciones, podas, depuradoras y autobuseros. Viendo la política así en pequeño, atendiendo a sus vereditas, casi prefiere uno las grandes mentiras. Los salvadores universales aún parecen trágicos locos bíblicos. Estos salvadores de barrio con llave inglesa lo que dan son ganas de votar al de Bricomanía.


Chaves vive. A Zapatero no tienen más remedio que sacarlo, aunque antes el PSOE tenga que hacer conjuros contra el gafe. Con Chaves sí es verdad que se les nota más las pocas ganas de exhibirlo. Le asignan plazas pequeñitas y yo he tenido que rebuscar por las profundidades locales de la TDT para verlo en el esplendor de sus pamplinas. Observen su análisis de la crisis, en El Puerto de Santa María, ante las cámaras de Onda Luz: “Hay que ganarle la batalla a la crisis, y estas elecciones son importantes, porque, lo digo por todos pueblos por los que voy, porque la gente lo pasa mal”. Así que hay que ganarle la batalla a la crisis porque la gente lo pasa mal. Brillante diagnóstico con el que, además, parece que sobran remedios: basta por lo visto la actitud conmiserativa del PSOE. No hace falta ni sacar a su familia, sólo atender al nivel de sus tontadas, para darse cuenta de lo dañino que es ya Chaves para su partido. Chochea, pero aún vive.


Teletienda. A IU le he visto anuncios con botijo, al PA anuncios de enamorado, al PSOE anuncios panaderos, al PP anuncios mesiánicos, pero creo que lo que más gracia me ha hecho hasta ahora ha sido la teletienda de Teófila Martínez, que vi también en una tele local. Ha dispuesto fotografías en blanco y negro del Cádiz de la etapa socialista al lado de bonitas fotos en color de lo que ha hecho ella con la Tacita. Sí, igual que en esos anuncios de máquinas de abdominales o pegamentos universales de las madrugadas, donde en las secuencias en blanco y negro se rompen las cosas o las espaldas pero en las de color el actor sonríe con su tipito cachas o la puerta por fin arreglada que le deja el producto. Es más que una ocurrencia, es toda una metáfora porque en ese espíritu de la teletienda se mueve la política estos días, o quizá siempre.


Corrupción objetiva. Ya no pueden decir que el escandalazo de los ERE es cosa de la prensa derechista o del Tea Party de la TDT. El programa de Jordi Évole, Salvados, de La Sexta, cadena poco sospechosa de arropar al PP, hacía un recorrido por los más apestosos casos de corrupción en España y no pudo dejar de visitar Sevilla. Un periodista de Abc explicó los detalles de la trama de los ERE y hasta escuchamos las famosas grabaciones del caso Mercasevilla, además de los apelativos charcuteros que le dedicaban los propios trabajadores de allí a toda esta raza de trincones institucionalizados. Con la guasa y la pachorra del Follonero, el asunto quedaba aún más sucio, descarado y sonrojante. Ya estamos objetivamente situados en ese mapa de las corrupciones que no se pueden negar ni disimular.


Gente de orden. A Jordi Évole, por cierto, lo invitó esta semana Manu Sánchez y, aunque no hablaron de los ERE, sí mencionaron otra reciente vergüenza nuestra: el caso de unos chicos gays expulsados de una caseta en Sevilla por bailar juntos. Los de la caseta les dijeron que allí eran “gente de orden”. ¿Pero todavía hay quien habla así? Feria, caseta y “gente de orden”... Ay, ese olorcillo casi fluvial de la Sevilla rancia...

Los días persiguiéndose: Arreglar el mundo (10/05/2011)


“No se trata de arreglar el mundo”, dice el PSOE en su anuncio electoral. Yo creo que el mundo le viene grande hasta al PSOE, a pesar de la vocación internacionalista de la izquierda, o al menos de aquella izquierda de la historia que ya no sabemos dónde está, acaso perdida por sus herrerías melancólicas. El PSOE, en Andalucía, es en realidad un partido de comarquitas y ranchos un poco salvajes, cada uno con sus capataces y sus vacas. Bastante tiene con atender a ese movimiento ganadero, siempre con esos conflictos de lindes, hambre de pasto, cuotas de poder y reses muertas en los ríos que dan los clanes. El clan sevillano (con sus familias), el clan jienense, el clan alcalaíno y así los demás, lo que dan es un partido del prorrateo en un ambiente de polluelos piando por lo suyo. En que no se rocen, en que no se maten, en que todos duerman comidos, se va la energía del PSOE andaluz que luego no tiene tiempo, fuerzas ni recursos para ocuparse de lo público, para gobernar en fin. Por eso, todo lo fían a dos estrategias: por un lado, propaganda de atontamiento y autobombo, y por otro, sumisión absoluta de todo el tejido económico y social a su burocracia orgánica, otorgando favores a cambio de fidelidad, que es lo que se suele llamar clientelismo. Claro que no se trata de arreglar el mundo, que nunca tuvo arreglo. Pero es que el PSOE andaluz sólo trata de mantenerse a sí mismo, de manera que lo público no es un fin, sino un medio. Y esto no ha llegado a ser así por ninguna maldad intrínseca del Partido Socialista (no hablemos como Mario Jiménez), sino por la manera en que ha ido creciendo y asentándose en Andalucía, por tantos años de poder omnímodo que iban creado una bestia cada vez más gorda y difícil de alimentar y satisfacer.

El mundo es muy grande y quizá hasta es demasiado tarde para arreglarlo. Ya no lo intentan ni los héroes, ni los filósofos, ni los políticos, ni los economistas. Ni siquiera los poetas, que son los primeros que se venden a una diputación para que les publiquen sus suspiros. Bastante hay con atender a la propia barriga, que no tiene ideales. Este PSOE no vería el mundo, o sea la globalidad, la totalidad de las cosas, que es la única manera de alcanzar algo de sabiduría, ni con un telescopio pegado a las narices. La política es pequeña y mezquina. Es incapaz de verse a sí misma y ver los asuntos públicos con perspectiva, es decir con distancia. La política es un gran armatoste erigido sobre pequeñas ruindades que empiezan en el último concejal que llega al comedero y terminan en los señores presidentes. Y este armatoste mira siempre hacia abajo, a sus pies tambaleantes, y hacia dentro, a su propia arboladura, pero no hacia el mundo, la realidad, la gente. Los partidos, en general, se han hecho demasiado grandes, demasiado piramidales, demasiado iglesia, y, como digo, ese desmesurado metabolismo basal que necesitan para su propio funcionamiento lo absorbe todo y lo que queda para ocuparse de los asuntos públicos es una cantidad de energía y tiempo residual, apenas para ir disimulando ante los votantes. Esto, que es un mal común a todos los partidos, ha alcanzado el máximo grado en el PSOE andaluz, paradigma del partido atrofiado, con tantos mantenidos y arrimados que no dejan sitio para nada más. “No se trata de arreglar el mundo, se trata de arreglar tu mundo”, dice el anuncio, olvidando que quizá es lo mismo. Las dos cosas requieren mirar a la realidad exterior y ocuparse de ella. El PSOE andaluz, menos que ninguno, puede hacer esto. Sus clanes, sus equilibrios, sus vividores, se lo llevan todo. Es como una gran ballena encerrada en una habitación, intentando seguir respirando y que no la aplaste su propio peso mientras mira por una ventana esmerilada. Lo que hubiera sido de Andalucía si hubiese llegado al pueblo todo lo que se comió ese monstruo...

Somos Zapping: Ingeniero o chuloplaya (9/05/2011)

Norte y sur. Debe de haber una patria de la cerveza, una especie de país de la vejiga llena en cuya espumita ven algunos raza, carácter y destino. En esta concepción de la caña patriótica, identitaria y definitoria están empeñados desde hace un tiempo los de Cruzcampo. Primero fue aquel anuncio que parecía hecho por Las Carlotas, retratando a la vez a Andalucía y a su cerveza en un amontonamiento de caballos sobre flamencas, soles sobre lunares y risas sobre palmas, todos allí en la barra del bar en una borrachera promiscua de topicazos. Ahora, nos traen otro anuncio que dice que el cerebro está dividido en una parte “norte”, con traje, y una parte “sur”, con chanclas. La parte “sur”, o sea la nuestra, con la que la marca se identifica, es la guay, la golfa, la que nos arrastra y convence para que dejemos a la parte “norte”, tan seria, ocupada y aburrida. Vean ustedes lo que significa para Cruzcampo pertenecer a este sur geográfico o sociológico: la parte norte es “la que te lleva al trabajo todos los días”, y la parte sur la que dice “oye, ¿nos tomamos unas cañas después?”. Esta parte sur puede hasta cambiarte la vida: “Yo iba para ingeniero”, dice un tipo sonriente que bracea sobre una tabla de surf, contento de que su parte sureña lo haya convertido al final, menos mal, en algo mucho mejor que un ingeniero: un chuloplaya. Así que el norte va a la oficina o incluso termina de ingeniero, mientras que el sur monta la juerga, se pone bañador y deja la carrera para gandulear al sol. Al norte le corresponde el trabajo, el estudio y la responsabilidad. Al sur, a nosotros, nos corresponde el jolgorio y la despreocupación. En Andalucía, este anuncio significa que es en la fiesta y la borrachera donde somos nosotros de verdad, purificados de esa parte norte extraña y como protésica; que si no estamos con la cervecita no somos sur del todo, sino que nos han raptado los hiperbóreos. Y para la gente del norte, este anuncio ofrece la escapatoria de ser un rato como los de aquí, volver al sur como a un primigenio estado de pureza y descanso del hombre, antes de que fuera civilizado y se inventaran el sudor y la inteligencia. Pues a quien le guste ese sur, que lo compre. A mí me sigue dando pena y rabia que siempre dibujen un ecuador en el mundo y nos pongan bajo él, en ese hemisferio en el que sólo hay zambras y risas, en el que el mero hecho de trabajar, esforzarse, estudiar o no estar eructando en el chiringuito te convierte ya en forastero, antípoda o traidor. Aunque más traición me parece querer vender cervezas de aquí haciendo de nuestro sur un paraíso de monos y chuloplayas.


Optimismo. En Salud al día hay una salud tomatera y otra que viene de una especie de clima exterior e interior del andaluz. Ya le dijo Roberto Sánchez Benítez una vez a Juan y Medio que lo veía “con muy buen aspecto, aspecto andaluz dicho sea de paso, un aspecto lozano”. Estar lozano es lo propio y lo fácil para el andaluz, igual que conseguir una vida más larga y un envejecimiento saludable. Es sencillo, según nos explicaban esta semana: “Mirar nuestro día a día con optimismo y enfrentarnos a nuestros problemas de forma relajada puede ayudarnos a cumplir años con mucha salud”. Y aún más: “Al optimismo podemos sumar una gran ventaja de nuestra tierra: el sol”. Así que el optimismo y el sol, ésas son las ventajas de nuestra tierra, que así da gentes felices, longevas y despreocupadas. Miren pues con optimismo el paro, la pobreza, la incultura y la corrupción política de Andalucía, no se vaya a resentir su salud. No se preocupen, no se amarguen, no se sulfuren, no protesten ustedes, que se les fastidiarán los próximos análisis de orina. Hagan igual que un coro de Jabugo que nos mostraba el programa: “Risas, buen humor y estado de ánimo positivo, así respiran en este coro”. O como otro grupo de mujeres del pueblo: “Hacen labores, cosen, se ríen y tienen un estado de ánimo envidiable, y por si fuera poco, también se atreven a darle ritmo a su vida tocando los palillos”. Ah, qué ideal del andaluz, ¿verdad? Canten, toquen los palillos, rían, sean optimistas y sobre todo olviden la realidad y la política, que eso agria el carácter y las vísceras una barbaridad. Hagan esto, así serán felices y vivirán mucho. No se preocupen, no se indignen y no piensen. La ignorancia es la felicidad, aplíquense el cuento. No vayan a terminar como la derecha, que parece que tiene siempre úlcera.


Sin comentarios. 1. Titular de las noticias de Canal Sur, con la que está cayendo: “Crece la confianza de los españoles en la economía”. 2. Griñán abriendo la campaña: “[Mirad] la limpieza de nuestro programa y de nuestro comportamiento y a partir de ahí votaréis al Partido Socialista”.

Los días persiguiéndose: Las bodas tristes (3/05/2011)

Huyen pequeñas novias por la calle, pero no son novias. Una novia que huye por la calle es como un ala que vuela sin pájaro o un pájaro que se va poniendo o quitando las alas, no sabemos. La novia es la última ala de niña que queda en la mujer, así que ninguna novia está tan hermosa como cuando sale corriendo del novio, del matrimionio, del organista, de los suegros, quitándose o recuperando la niñez para ser libre, mujer lanzando su jaula abierta por las ventanas de las catedrales y los juzgados. Pero me lo he imaginado todo: no son novias que se salvan, sino niñas de comunión, porque antes de que se casen con un guardiamarina o con un oficinista se tienen que casar con Dios, que colecciona novias chiquitas como tirabuzones. Son sólo niñas, y tampoco huyen, sino que van dóciles como a su matrimonio de merengue, con otros niños que ensayan su primer casamiento con las nubes.

Día del trabajo, día de los parados, día en que el desempleo desbordó sus tazones, pero yo sólo veía niños que se casaban con las flores de las iglesias y las abejas del cielo y le daban un beso de nácar a Jesusito. El país no está para nada, salvo para bodas o sus miniaturas; el país está parado salvo para matrimoniar por las calles o por la imaginación. Lo que parecen estas comuniones es una gran boda hindú, lo que parece mayo es una novia que se ata cintas en un prado, lo que parece España es una pareja que se tira la vajilla a la cabeza en un barullo de parientes y gorrones y muertos de hambre. No sé si los parados se casan o se suicidan directamente en la cama con sopa de pollo. Pero por la calle los sindicatos no han hecho estos días más ruido que los lirios sobre los regazos y que los guantes blanquísimos entrando en las melenas como en un arpa destensada. Se casan los niños sin saber qué es eso, se casan por ahí las princesas con jinetes descabalgados o muñequitos de tarta, dándose en los balcones los besos de los chiquillos o de los jilgueros, besos sin pecado, porque la monarquía tiene mucho de infantilismo, es un mundo donde no existen el sexo ni el mal, como en Barrio Sésamo. También Juan Pablo II llega a beato y sólo parece que se casó con sus cardenales después de muerto, muy maquillado. Hasta en Andalucía nos casamos ahora con nuestro vino y nuestros ídolos, ferias y romerías como bodas de Caná, en las que los dioses cristianos y los faunos se ayudan para llenar las copas y mojar los labios y los pies de las muchachas. En este mayo, altar de juncos, traen anillos los pájaros y coronas las fuentes, el sol se baja de su bicicleta como de una carroza para santificar brazos desnudos y frentes vírgenes, los curas anudan amantes o novicios de la primavera y la fiesta machaca margaritas para beberlas. Pero son bodas tristes, como en aquella novela de Marcelo Soto.

Bodas tristes, gente vestida de papel y el día como una campana rajada mientras los parados se comulgan su mano seca y vacía y sus colchones matrimoniales se dan la vuelta para que los empape por la noche una nueva miseria fresca. Los parados ya no caben en las cestas de esta primavera maldita, primavera de espinas y ardillas muertas, contra la que no pueden ni estas ceremonias de luz, de carne, de seda y de mentiras. Huyen o se atrapan pequeñas novias por la calle, soldaditos llevan a sus esposas al tálamo empujadas por lanceros, mayo se quita lascivamente las medias y corre el vino por las papadas. Pero esta primavera sin gozo sangra en silencio negando la fiesta inventada y obscena del mundo.

Somos Zapping: Cantar como los muertos (2/05/2011)

Nacidas para cantar. María Teresa Campos y Rocío Carrasco también son ya folclóricas por ósmosis o por delegación. Rocío Carrasco, de profesión hija, me interesa menos, pero María Teresa Campos fue una gran periodista y por eso esta decadencia suya a lo Carmen Sevilla me entristece. Las dos, en fin, se encargan ahora de presentar un poco a codazos y un poco pisándose la cola esta cosa de Nacidas para cantar, que viene a sustituir a la copla pero como cambiando sólo el piano por un ataúd. Eso de hacer un programa con un mito de cuerpo presente le da un aire estancado de velatorio o cripta que dan ganas de abrir una gran ventana en el plató. No importa mucho quién cante, sino estar siempre entre la lágrima y el vahído, mientras el espíritu de Rocío Jurado flota por allí perdiendo horquillas desde el más allá. Aquello comenzó con unas imágenes de la Jurado cantando el himno de Andalucía, con lo que nos querían decir que buscan otro Mesías del pueblo, esta vez entre mujeres de pecho volcánico: la nueva Rocío Jurado, la gran artista que nos dirija otra vez hacia lo de siempre, hacia la contemplación de nuestros quejidos, pues sin eso creen que estamos perdidos y sin madre. Pero yo diría que más bien están buscando a otro Falete. No se ven más que imitadoras y arañadoras del micrófono, y el intento de este programa por llenar un altar vacío sólo resulta patético. Es como si la la eternidad de Andalucía necesitara que un vivo sustituyera a un muerto en el mismo oficio antiguo que tenía, como si buscaran heredero para el último sereno cuando ya no tienen sentido los serenos. Ya no es posible una Rocío Jurado, igual que no es posible una Lola Flores y ni siquiera una simple cerillera. Pero aquí seguimos muy enmadrados con el pasado, quizá porque sin eso nos quedaríamos sin saber qué hacer. Es lo que hace cementerial a este programa y a toda esta Andalucía folclórica que se llena de jóvenes envejecidos adoradores de tumbas, con sus vestidos como harapos arrancados a los cadáveres, con sus formas y cantes muertos levantando un tétrico polvo de ceniza y menesterosidad antiguas. Nacidas para cantar... como los muertos. No hay más propósito ni esperanza en esta Andalucía toda duelos y mortajas.


Saque bola. Este Saque bola de ahora no tiene nada que ver con el de Emilio Aragón, cuando Canal Sur comenzaba. Recuerdo que en mi primer piso de estudiante en Cádiz todos lo veíamos, aunque en verde, porque a aquel televisor nuestro se le había ido un color como para hacer juego con la escasez, la provisionalidad y las patas cojas de todas las cosas entonces, cuando iniciábamos la vida universitaria o la vida sin más. Este Saque bola es todavía peor y aún menos original. Tanto anuncio (hasta en los informativos) para que nos traigan al final un bingo, el bingo cartonero de siempre, el de las viejas, el de las películas de Esteso, que era el Torrente de la época. Menuda inventiva. Cantar línea o bingo mientras los concursantes, bastante animalescos, realizan pruebas como llenar globos hasta que exploten o cascarse huevos en la cabeza. Vamos, ni en lo de Torrebruno, ese concurso de los tigres contra los leones que parece hasta sofisticado en comparación con esto que Manu Sánchez presenta haciendo bastante más el payaso que Milikito. Y los premios, qué cutrez: frigoríficos, lavadoras, 500 euros en productos ibéricos, compras gratis en Covirán... Hasta los grandes, un crucero por cantar línea y un viaje al Caribe para el bingo, tienen la altura del sueño de una pareja poligonera de novios o de jubilados que bailan Los pajaritos en las discotecas. Pero además de las pruebas de Torrebruno y los premios como patrocinados por una ferretería de pueblo, hay que soportar a los concursantes mostrando sus habilidades idiotas: aplaudir con los pies, tener una cicatriz en el culo o tocarse la lengua con la nariz. Y, por supuesto, la molesta e incontinente presencia de Manu Sánchez, que va cargado de gracietas chuscas como el que va cargado de gases por un potaje. Manu superó a todos sus concursantes cafres metiéndose orgullosa, profunda y golosamente la lengua en ambos agujeros de la nariz. Vaya el del humor inteligente... Qué espantoso, inoriginal, cutre, ridículo, simiesco y larguísimo engendro. Casi prefiero volver a ver a Milikito. Incluso en verde, como en mi piso de estudiante.


Innovaciones del año pasado. A Tecnópolis se le han acabado hasta los sombrajos para inventarse innovaciones, así que tiene que repetirlas. Esta semana nos pusieron, tal cual, el mismo reportaje del año pasado sobre las flamencas llegando en metro a la feria de Sevilla y el taller de costura en pleno Real. ¿O el programa entero era repetido? Poder repetir un año después un programa sobre innovación lo dice todo.

Los días persiguiéndose: Encantamiento del Viernes Santo (26/04/2011)












No fue el Encantamiento del Viernes Santo, la primavera sobre la pradera y las lágrimas de rocío de los pecadores en las flores, como en el tercer acto del Parsifal de Wagner. En Andalucía sólo llovió, no como si brindaran los ángeles, sino simplemente como si lloraran las farolas y los toldos; sólo llovió como llueve para los taxis, no porque las almas estuvieran recién tendidas allá en lo alto. Wagner puso en esta parte de su grandiosa ópera una música de belleza y esperanza, la de la salvación, la de la paz que encuentra Parsifal al final de su largo camino, que es el camino errante del hombre. Wagner es toda una religión, aún más en Parsifal, pero tampoco se ponen de acuerdo los estudiosos sobre si ese furor crístico de Wagner es cristianismo o algo diferente o incluso contrario. El oficio sagrado con el Santo Grial que aparece en esa ópera es en cierta manera una antieucaristía: en Montsalvat, el Cáliz convierte la sangre de Cristo en alimento para los Caballeros del Grial, mientras que en la Eucaristía ocurre al revés. Quizá nos quería decir Wagner que el cristianismo se había entendido también al revés, no sé. Yo vi esta ópera hace poco, en el Liceo de Barcelona, con un elenco notable aunque un tenor un poco justito y una escenografía brillante y atrevida. Toda la ópera transcurría como en un sanatorio de entreguerras que giraba de escena en escena, y así parecía que aquello era una locura circular vivida por mentes atormentadas. Y si la salvación fuera una alucinación, y si la esperanza fuera una enfermedad...

El Encantamiento del Viernes Santo, la salvación en una acuarela con música que esperamos y no llega... Aquí llovió, fue un paréntesis para los dioses y para los políticos, que se quedaron ateridos en sus cuevas mientras el pueblo miraba apagarse todas las velas del mundo. La maldición que Kundry le lanza a Parsifal para que no encuentre su camino y vague perdido me parece semejante a la que sufre Andalucía, igual de perdida, agotada y burlada. Parsifal consigue la salvación a través de la compasión, su compasión por Amfortas, por su sufrimiento, ése es el tema de toda la ópera. Amfortas sufre por una herida que sólo la lanza sagrada que la produjo puede curar. Igual, Andalucía sufre por una herida que sólo ella misma puede sanar, volviendo a recuperar su voluntad, su fe, que es como la lanza sagrada que también le arrebató un malvado hace mucho. Es el inocente que llega a conocer la compasión, Parsifal, el héroe que consigue devolver esa lanza, esa fe. Pero aquí, ¿qué héroe tenemos? ¿Siente el andaluz compasión por el sufrimiento de Andalucía, o sigue negándolo, diciendo incluso que es nuestra manera enferma de ser felices?
La primavera de la Salvación, por algo la Semana Santa se pone en esta época, donde la naturaleza huele como a Espíritu Santo recién lavado. Pero a veces la pradera se enfanga y el héroe sigue perdido. A veces no llega ese tercer acto y sólo llueve como llueve en los cementerios, como llueve en las batallas, como llueve en los huesos. Parsifal no conseguía regresar a Montsalvat, se enredaba en querellas que le desviaban cada vez más de su destino. Aquí andamos igual con luchas ideológicas de izquierdas y derechas mientras Andalucía decae y sus héroes se desperdigan o renuncian, mientras los andaluces decaemos y renunciamos. Pero los héroes sólo cantan en las óperas y aun así no dejan de parecer locos, como en esa escenografía del Liceo. Esperamos el Encantamiento del Viernes Santo cuando los dioses, los héroes y los políticos se esconden bajo sus capotes de lluvia. Hay un libro maldito en el que se dice esta gran osadía: “Sé tu propio Redentor”.

Somos Zapping: Semana Santa soviética (25/04/2011)

Ironía. Canal Sur nos ha dado una Semana Santa como soviética. Claro, a ver qué se puede esperar de esta televisión de socialistas volterianos, progres anticatólicos y fanáticos laicistas. En nuestra Semana Grande, en la que el fervoroso pueblo andaluz recuerda el Calvario de Nuestro Señor Jesucristo, su Muerte y Resurrección y la Salvación por ellas de toda la Humanidad (sí, de toda, hasta de los infieles, hasta la de esos ateos con el alma vacía, sin moral y sin Padre); sí, en esta Semana de devoción y recogimiento, Canal Sur ha estado ciego y sordo a la Verdadera Religión, la Religión de nuestros Ancestros, la Religión Fundacional de Occidente, ésa que lo es aunque estos hippies intenten, en vano, negarla y ocultarla (¡ah, traidores y blasfemos!). Nada, ni una procesión, ni una liturgia, ni una pequeña catequesis entremetida en una retransmisión, nada. A ver qué costaba, señores de Canal Sur, mostrar un poco de respeto... Sólo con que hubieran dedicado 15 ó 20 minutos de cada informativo a dar cuenta de cómo se vive esa semana en esta Santa Tierra, o que Andalucía directo hubiera aprovechado su tiempo y sus recursos para hacer llegar a los andaluces sus bellas procesiones, o realizar un especial de la Madrugá aunque lloviera (llovió porque Dios quiso, y hasta ahí nos dejo Nuestro Señor una enseñanza sobre el sacrificio cristiano). Se me ocurre que hubiera quedado también muy tierno un programa de Menuda noche con chiquillos costaleros, saeteros, cofrades, la nueva semilla de la fe que nuestra televisión debería alimentar. Nada, con estos laicistas comecuras es imposible. Así que nos perdimos bonitas estampas, hondas enseñanzas y emotivas escenas, como la de legionarios desfilando para su Dios (porque también es el Dios que protege a España) o alcaldes cediendo su vara de mando a Nuestro Señor, reconociendo que no hay legitimidad del poder si no viene avalado por el Altísimo y su Iglesia. Nada de esto vimos en Canal Sur, ¿verdad? Pero quizá capten en este párrafo mío demasiada ironía chirriando... En ese caso, piensen si lo que chirría es mi ironía o es la realidad.


Teología de la lluvia. Llovía con los ángeles convertidos en gárgolas y las imágenes en su templo como hijos en el hospital. Ante esto, se puede decir una chorrada o hacer elevadísima teología. La chorrada fue la de Fran Rivera, que comentó a los cámaras del informativo de Canal Sur que “debería estar prohibido llover en Semana Santa”. Sí, que lo prohíban. O que él rece al Meteosat. La lección de teología la dio una señora que pedía explicaciones a su Cristo: “¿Por qué, Señor?”, le gritaba. Ahí estaba toda la humanidad con la pregunta inmemorial a los dioses por su silencio y quietud. ¿Por qué llueve hoy, o por qué sufren los inocentes? La cuestión fundamental acerca de los dioses quizá no es tanto si puede haberlos como la evidencia de que, si los hubiese, no se preocupan en absoluto por nosotros. Qué gran lección de teología la de esta señora.


Del chiste a la procesión. Me sonó el nombre cuando lo rotularon, pero al principio no caí. Uno de los comentaristas de la desfallecida Madrugá sin procesiones de Canal Sur era Eloy Botello. Hasta que lo recordé. Sí, es el mismo nombre que solía firmar esos guiones criminales de los teatrillos de Nochevieja en Canal Sur. Había pasado de los chistes de pichas y los rozones y dobles sentidos rijosillos de estilo Jaimito a la piedad más santurrona. Quizá todo forma parte de nuestra misma idiosincrasia.


Coda del ateo. Los Cristos y los legionarios, Canal Sur y sus homilías, la lluvia y las lágrimas... En la televisión andaluza se mojaban las catedrales por dentro, en las calles se esperó a los dioses como paracaidistas que no bajaron, y este ateo contempló la ausencia y el silencio de los dioses y se dio cuenta de que nada había cambiado en el mundo, en realidad. La televisión se llenaba de duras perlas en el cielo, en los mantos y en los huesos, y en los artículos del periódico muchos se empeñaban en convencernos de que sin la religión (su religión) sólo hay vacío. Ése es el problema, tan humano, el vacío... Y una respuesta, también muy humana, es llenar ese vacío con mentiras, las primeras que se encuentran además, alrededor de la choza de la tribu. Para el que se conforme con eso, claro. Es una respuesta, pero no la única y desde luego no la mejor. Yo sigo pensando que si el ser humano no encuentra otra cosa para llenarse que la mentira, sea bella o cobarde, es que esperamos muy poco de nosotros mismos. O no esperamos nada. Y ése sí que es un vacío doloroso, descorazonador y terrible.

Los días persiguiéndose: Guerra total (19/04/2011)

En Sevilla se van a juntar las rotondas de Lego, las Setas, la Semana Santa, la Feria y las elecciones municipales en un glorioso polverío. No hay pueblo que no esté levantado, con las cañerías en tendederos, ni en el que no haya inauguraciones de palmos de cemento, con las hormigoneras como tubas de banda municipal y más políticos que albañiles. Hasta he visto a concejalas vestidas de pasarela supervisando alcantarillas con un séquito de recogecolas y timbaleros. Pero hay casi tantos alcaldes bautizando autobuses y poniendo cintas a las farolas como concejales sospechosos, punzados por las corruptelas. Los ayuntamientos duermen cuatro años con los mecanógrafos en sus fuentes y el dinero en oscuras valijas hasta que llegan las elecciones y todo se despierta y se menea como en el ataque a un submarino. Entonces se pone la grifería nueva y sale el fango antiguo, los ediles besan a los ancianos y a los semáforos y la oposición busca un trinque con nombre, que siempre lo hay. Por los ayuntamientos vinieron la especulación y el reinado de los ferrallistas y los conseguidores, pero no sé si creerme eso de que la corrupción municipal empezó para que los ayuntamientos pagaran la factura de la luz. Lo que ocurrió fue que el dinero siempre llegó sin vigilantes, que la policía no tenía costumbre todavía de mirar entre tanta burocracia y que desde la primera mordida, la primera comisión, se envalentonaron porque vieron que no pasaba nada. Florecieron los giles y se alicataron las costas con millones y cáscaras de marisco, pero ésos fueron los grandes castillos de la corrupción. Ahora, cualquier pueblucho tiene sus chanchullos y sus comederos de vividores, y en todas las concejalías huele a gallera sin necesidad de que se vean por el pueblo trasatlánticos aparcados en las esquinas.

En las ciudades unos repellan e inauguran y otros buscan presuntos. En realidad no sabemos de qué van estas municipales, cuando la guerra en la política es total. Han empezado en las escalinatas de los ayuntamientos la conquista o la defensa de autonomías enteras y hasta de la propia Moncloa, donde todos quieren llegar a pesar de saber que allí se termina siempre loco, triste y abucheado. Pero no menospreciemos estas elecciones que parecen sólo rotonderas, que ya algún rey tuvo que salir de aquí espantado como todos sus caballos por culpa de unas municipales. Al pueblo se le va a ir preguntando por su asco a los políticos en varias convocatorias sucesivas y creo que la venganza la pagarían hasta los carteros si también se pidiera opinión sobre ellos. Los concejales pringados y los alcaldes quemados se mezclarán con la crisis y el paro, Gürtel y la familia Chaves, los ERE y los funcionarios. En todas las bocas veremos mierda y baba, tantas verdades como insidias cruzarán España por todas sus siglas, se buscarán las tripas del enemigo donde se pueda, aquí o en Valencia, en Euskadi o en Aguirrelandia... Ojalá sepamos ver a los mentirosos desde igual de lejos, ojalá a los mangantes no les sirva el truco de diluir su corrupción en la de los otros, ojalá la culpa se quede donde está y no quiera cruzar las fronteras como los cuatreros.

Los pueblos están levantados, los alcaldes parecen topillos. Me dan cierta ternura porque se diría que desconocen que ésta es una guerra total en la que poco influyen sus nuevos merenderos. Las grandes corruptelas y las largas revanchas arrasarán sus pérgolas. Si sólo fuéramos capaces de ver el justo lugar de cada hecho y mentira, quizá estas municipales no parecerían el intento de empezar esa guerra total por el cuarto de las escobas.

Somos Zapping: Sevillanas de Gagarin (18/04/2011)

De la luna a la Giralda. Se puede despegar de la Unión Soviética, llegar al espacio el primero para pintar las estrellas de rojo y luego aterrizar en las sevillanas. Esta hazaña, más allá de la tecnología y del absurdo, sólo la pudo conseguir Yuri Gagarin con la ayuda del informativo de Canal Sur, eso sí. “Hoy, que se cumple medio siglo de la conquista del hombre al espacio (sic) por Yuri Gagarin, hemos conocido cómo serán las Sevillanas de la Vuelta al Mundo”, decían. De Yuri Gagarin a las “sevillanas de la vuelta al mundo”, que suena a canción de los dibujitos de Willy Fog... Es como llegar a la Giralda pasando por la luna, cosa que no conseguirá ni la línea 2 del Metro. Los rusos pueden estar orgullosos de haber puesto el primer hombre, la primera cafetera, la primera hoz o el primer ballet en órbita; aquí podemos estar orgullosos de que cualquier hito presente o remoto lo convertimos en un zapateado. De aquella vuelta al mundo por arriba de los rusos al menos queda mucha chatarra más algún camino abierto hacia el futuro. De la vuelta al mundo por abajo que comenzó aquí hace demasiado ya no nos queda nada, pero se puede hacer una sevillana de ello 500 años después y volver a sentirnos casi igual de heroicos que los rusos, con una heroicidad como de propulsión a chorro a pesar de que Magallanes y Elcano fueran a vela, un poco también igual que nuestros eternos carromatos folclóricos. “Sevillanas de la vuelta al mundo”, y encima emparentadas con Gagarin por Canal Sur... Es como celebrar que aquí seguimos dando palmas igual en el siglo XVI que ahora. O que nuestra alma cantora llegó a la luna con puñales, espejos y quejidos antes que la ciencia con sus catapultas. No hay en Andalucía para más orgullo pionero, para más banderas en las estrellas.


Gran final. La copla se termina y se lleva a Pive Amador disfrazado de Martirio, un montón de culos con visillos, unas peleas como de lavanderas y toda esa zarzuela de ser andaluz que recuperaron del ataúd de la abuela. El sábado fue la gran final, llena de histerismo y gloria cateta. Lo malo no es la copla en sí, sino que un pueblo encerrado en el sarcófago de su folclorismo no ve ni busca ni aspira a más. Y esta satisfacción de un pueblo en su eternidad y su estatismo no se limita a esa musiquilla que es la copla, sino que lo impregna y lo estanca todo. Esa contemplación casi medieval, teológica, inamovible de lo que somos, y que podría reivindicar aquel venerable Jorge de El nombre de la rosa, no se queda en la copla ni en el flamenquito, ni en las juergas ni en la Semana Santa, se convierte en carácter ante la vida, en una pereza y en una renuncia a todo lo demás, a lo grande, lo maravilloso, lo prometedor que hay más allá de nuestras pequeñeces y chovinismos. Lo malo de este programa, de tantos otros de Canal Sur y de todo ese guión que alguien escribió ya para el andaluz, no es que haga daño a los oídos o a los ojos, sino que nos deje un alma tan pequeña, tan contrahecha, tan limitada, tan ya establecida y obligatoria. Al programa le han querido meter puñaladas y ternura, juventud y plazoleta, han puesto de animadores a personajes algo ridículos como Pive Amador, que es como un duro de cocinilla, o Eva González, que hace como de hada madrina o Julie Andrews de toda esa pobreza de espíritu y esa alegría de hacer la cama canturreando. Pero tras esa pretendida competición por la gloria y las raíces lo que yo veo es la decadencia y la derrota de un pueblo contemplativo, parado, empequeñecido, que vive como en la isla de su propia peana, al que han atado a una noria de siglos, incapaz de más héroes, esperanzas, objetivos y éxitos que el hacer de sus limpiabotas cantantes llevados a hombros por la verbena de los pueblos. Tras varias ediciones de Se llama copla, yo sigo pensando, cada vez que lo veo, que es algo así como si siguiéramos cantando felices y orgullosos después de que alguien nos hubiera sacado, hace mucho tiempo, los ojos.


Barroco. Nos van a sobredorar de barroco esta semana... Esos amantes de las cantatas de Bach llenando las calles, esas cofradías que se pelean por si es mejor Vivaldi o Telemann... ¿Será el barroco, o será otra cosa? De momento, en 75 minutos vimos a Toñi Moreno metida a costalera, pasos de juguete con un caja vacía en lo alto sacados por ancianos y hasta horripilantes altares caseros a los que habían añadido una muñeca Nancy gigante, como el exvoto de un loco... El barroco, nos dirá Canal Sur entre sus catequesis (son tan piadosos estos progres laicos de aquí). O quizá sólo paseíllos de vanidades, religión de la sangre sobre el oro, y todo el jaleo que forma una gente que en realidad no tiene dios por hacerse uno con tablones, cortinas y coágulos.

Los días persiguiéndose: Orgullo de padre (12/04/2011)

Ahora los niños salen comisionistas como antes salían aparejadores. Lo del hijo aparejador vestía mucho en las casas humildes porque era una aristocratización del albañil sin llegar al engolamiento del arquitecto, que siempre parece más un pianista de los puentes y las fachadas que el técnico que los dibuja y levanta. El aparejador no dejaba de ser un obrero con instrumentos más delicados, que cogía las vigas así como con pinzas, y eso gustaba al padre currante porque el hijo lo había superado y seguido a la vez. En esas familias humildes también vestía mucho el hijo abogado laboralista, con conciencia de clase y un poco de olor a los tipógrafos que representaba. Antes había oficios que aún tenían que ver con las cosas que tocaban, el cemento o el obreraje o hasta la injusticia. Ahora lo que se lleva es el oficio del negocio, que no es lo mismo que el negocio de un oficio. O sea, el oficio del dinero puro, del dinero como único material. El dinero se saca de otro dinero, se vende y se compra con otro dinero, se acuerda con otros dineros y se mueve sin carbonilla ni peso que diga de qué mina ni almacén viene. Ésos son los oficios que triunfan ahora, brokers, intermediarios, comisionistas, conseguidores, celestinos del dinero que se dedican a encamar unos millones con otros llevándose un pico en ese momento en que están en mitad de su salto del tigre. Toda esta crisis financiera vino de olvidar que el dinero tenía su comienzo en las cosas, en los productos, en manos que extraen o fabrican y en cacharros apilados en algún sitio. El capitalismo se cegó creyendo que el dinero bastaba para hacer más dinero, sin más que papel por el medio. Eso es especular, apostar al dinero vacío. Hasta que esa bola de papel nos aplastó.

Ahora los niños salen comisionistas, que así es cómo se llega más pronto al dinero, sin tener que levantar ninguna piedra ni hacerle un plano o una siembra. Hasta hijos de supuestos socialistas pueden decantarse por ese oficio que no produce ni cosecha nada, sólo rebaña, y que es la sublimación del capitalismo. ¿Y de dónde se puede rebañar ahora, mejor que de ninguna otra parte? Pues de ese dinero que no termina de ser de nadie, del que siempre hay, que no duele si se malgasta y que aún se puede repartir con suficiente arbitrariedad, o sea, el dinero público. La Administración, ahí es donde están los negocios. Ahí todos acaban contentos, unos con su contrato y otros con su mordida, su comisión a cuenta de un dinero que el dueño (el pueblo) no va a mirar, por el que no va a protestar porque, sencillamente, el pueblo no se entera de qué se hace con él. Es facilísimo. Sólo hace falta pillería, estómago y conocer a la gente y los conductos adecuados para que el dinero venga solo. En este honrado oficio anda el hijo de Chaves, apañando negocios con una Administración en la que su padre era poco menos que Dios. El hijo de Chaves tiene el oficio de su apellido y eso le hacía infalible, dicen. Siempre conseguía su objetivo. Siempre llegaba el contrato. Y siempre rebañaba dinero. Me imagino a esos padres currantes con hijo aparejador o abogadillo, y esa orla de su promoción en el salón para enseñar a las visitas, esa orla a la que en las casas humildes casi se le reza. Intento ver a Chaves en ese papel: “Mira mi hijo, mira dónde ha llegado. No me arrepiento de los sacrificios que hicimos durante la universidad, ni del tiempo que lo pasó mal, aquí en casa hasta los 30, mientras encontraba trabajo. Míralo ahora: es conseguidor, comisionista de negocios con la Administración en la que yo mandaba o todavía mando”. Qué orgullo de padre debe de sentir.

Somos Zapping: Otro perrito piloto (11/04/2011)

Dimisión. Ellos ya no hacen política. Nada de lo que les ocupa tiene que ver con el bien público. Pizarro no dimitió por convicciones o por desacuerdos con la estrategia del Gobierno andaluz respecto al paro o las ratas de la crisis. No, dimitió porque a un amiguete le quitaron un sillón provincial. ¿Crisis de Gobierno, de partido? Más: la prueba del concepto podrido de la política que tiene esta gente. Ellos llegan y se van sólo según los equilibrios o las puñaladas entre los viejos clanes. Andalucía y su buen gobierno les importan un pimiento. El Ejecutivo andaluz está ahí sólo para que ellos jueguen a las sillas musicales, es un sitio en el que repartir la comodidad de sus culos entre las familias. Hasta el nuevo consejero, Francisco Menacho, ha sido elegido para templar humores en Cádiz, sin pensar en nada más, en que su labor será (¿se nos olvida?) gobernar. Quizá por eso Canal Sur lo anunciaba todo como “la nueva imagen del Consejo de Gobierno”, como si alguien se hubiera teñido. Es muy grave que el Gobierno de Andalucía no se diseñe pensando en su eficacia, sino en sus sectas de pueblo. ¿Crisis de Gobierno, de partido? Sí, ¡y de qué calibre! ¿Por qué salía González Cabaña haciendo la uve de la victoria? Encima, va Pizarro y dice que, para él, Chaves sigue siendo el Presidente de la Junta. No, ya no hacen política. Lo suyo son las guerras sicilianas de lealtades y venganzas a cuenta de intereses particulares. Y esta basura no hay manera de esconderla. Pongo aquí, sin más comentarios, las declaraciones de los prebostes del PSOE el martes en Canal Sur. Atiendan a las tonterías, a las obviedades y al torpe disimulo. Mar Moreno: “Un Gobierno gobierna, y tras un cese, siempre viene un nombramiento, eso es la normalidad de los gobiernos. El cese se produjo ayer y hoy lo que toca es dar la bienvenida al nuevo consejero”. Mario Jiménez: “El presidente de la Junta tiene la capacidad que le otorga la ley para elegir a los delegados de la Junta de Andalucía en todo el territorio. Dimitió un consejero y a los 10 minutos estaba sustituido por otro consejero. No hay crisis, hay un cambio de consejero”. Chaves: “Si alguien quiere ver a raíz de esta sustitución un enfrentamiento entre Manuel Chaves y José Antonio Griñán, pues tengo que decir que me parece un disparate, que pincha en hueso”. Rubalcaba: “El Partido Socialista de Andalucía es un “peazo” partido (sic), bien dirigido, y por tanto hablar de crisis de Gobierno no es cierto, porque es un consejero, y hablar de crisis de partido me parece una exageración. Por tanto, es un incidente que se produce en los gobiernos con relativa frecuencia”. Pero sí, es una crisis de Gobierno, de partido y, sobre todo, de su modelo de política que consiste en repartirse Andalucía en sacas. Y mientras ellos pelean por los sillones y el Gobierno se convierte en una mesa para el prorrateo y la timba de sus clanes, ¿quién se ocupa de Andalucía?


Capital aeronáutica. Seguro que lo han sentido llegar poderosamente, con sus alas de ángel providente, ocupando todo el cielo de Andalucía. Se acabaron nuestras miserias, porque, como decían las noticias de Canal Sur, “Andalucía se consolida como potencia de vanguardia en el sector aeronáutico”. Aún más, según nos explicaba un rótulo, Andalucía es la “capital de la aeronáutica”. Cada parado tendrá un avión, cada pobre un azafato, cada currito una gorra de comandante. Otra vez el Airbus, el A400M, del que han anunciado cada tornillo como nuestra salvación, se presentaba por enésima vez, en Sevilla. Ahora ya hay contratos, ahora el cuento de la lechera avanza por fin. Los andaluces volaremos con las orejas ahora que somos vanguardia y capitalidad de la aviación. ¿No sienten ya la potencia de sus hélices impulsando nuestra indigente economía? Casi a la vez, nos enteramos de que Alestis Aerospace, otra empresa que se suponía que iba a traer todo el dinero que hay congelado en las estrellas, va a presentar un ERE que curiosamente afectará a los ex trabajadores de Delphi. De ERE en ERE van éstos, ellos sí que están en el aire... Sí, de la “industria aeroespacial” que les gustaba decir, queda un ERE y una turbina desmontada y lejanos planetas con forma de dónut, sin comer. Pero los airbuses llegan otra vez volando todos los sombreros y todos los billetes, con alas de dulce para cada andaluz. Noten el vientecillo de felicidad y abundancia que ya nos traen. Otro perrito piloto en la tómbola pobre de Andalucía.


Preciosa relación. Por fin salió el hijo de Chaves en las noticias de Canal Sur. Fue el viernes. “El PP pide la reprobación de Chaves por las relaciones profesionales de su hijo con la administración”, contaban. Relaciones, sí. El padre, presidente de la Junta; el niño, comisionista de negocios con la propia Junta. Preciosa relación. “Una cacería política contra Chaves y su familia”, dice el PSOE. Bueno, en esta cacería seguro que no entran los familiares de Chaves que tienen una mercería (¿los habrá?). Javier Barrero lo llama “canallada” y le preocupa que “el PP esté trasladando una mala imagen de Andalucía”. ¿El PP? El padre, presidente omnímodo; el niño, conseguidor a su sombra. Ejemplar.

Los días persiguiéndose: Los adioses (5/04/2011)

Zapatero no se ha ido, le queda un año de presidente melancólico. Ese año de despedirse de los palacios y de los chóferes en que el gobierno del país lo llevarán de verdad las ayas de la casa, los segundones aspirantes, los pretendientes homéricos del PSOE. En política, un muerto no manda nada. Y en el PSOE no respetan ni el luto. A Rubalcaba y a Chacón ya los llaman presidentes en los mítines. Un año de guardar retratos y cerrar los pianos de la Moncloa, mientras va ahogándose en sus pasos, que ya suenan intrusos por las habitaciones y los pasillos... No sé si me gustan estos presidentes descabezados que dejan al país como un tren parado entre dos estaciones o entre dos días. No hemos sabido resolver bien aquí este asunto de las despedidas o las sucesiones de los presidentes. A Aznar le salió una abdicación, con toda la arbitrariedad y los susurros de las decisiones mayestáticas. Quizá el adiós más decente y guerrero es caer en las urnas. También es valiente y elegante el suicidio político, una dimisión vestido de duque o de samurái como la de Suárez. O anunciar que uno ya no va a ser candidato pero convocando sin dilación elecciones, para que el interregno sea más corto y las luchas de partido tengan lugar sin el presidente de cuerpo presente tanto tiempo, ahí estorbando como un gran saco con la vajilla rota. Si la limitación de mandatos estuviera establecida por ley, sería diferente: todo este adiós se asumiría mucho antes y se disolvería sin tanta teatralidad y llorera, que ahora parece que se nos retira un torero. Pero Zapatero se marchará como una novia que tarda mucho en hacer las maletas y el país no sabe ahora si está soltero o viudo, viviendo en pecado o solo como únicamente se puede estar en una cama solo.

Y aquí, en Andalucía, ¿qué decir? Chaves llegó obligado y se fue abducido, otros fueron defenestrados como tras una pelea de saloon, Griñán nos fue enviado como el Hijo de Dios y puede que se marche también igual, crucificado por los votos o los escándalos o las dos cosas. Zapatero anuncia primarias como el mecanismo natural del PSOE, pero aquí nunca hemos tenido de eso: los jefes del socialismo andaluz salían como tras un parto muy privado, con la corona ya puesta y el sillón caliente. Aquí ellos vienen y van por puertas secretas, por conversaciones vaticanas, por oscuridades de prestidigitador, sin que el pueblo vea ni oiga ni diga nada. No sé qué viento traerá a Andalucía el adiós de Zapatero, aquí donde nunca entró el zapaterismo, donde ha sido una moda así como afrancesada que sólo provocaba recelo y extrañeza en esta casta vieja que entiende la política como su particular equilibrio de familias de poder, clanes de pueblo y ganancias a repartir. Ya ven ahora la dimisión de Pizarro, por peleas de provincia... Sí, me pregunto qué será del zapaterismo, si morirá con su poeta, o si sólo sobrevivirá en Chacón el tiempo justo para el sacrificio en sus primarias o en las generales, o si Rubalcaba lo convertirá en neofelipismo, o si al perder las elecciones surgirá otro PSOE que nada tenga que ver con el flautismo de estos últimos años ni con su pasado anterior de pana gruesa y corrupción. Zapatero dice adiós sin irse, y a mí me gustaría que fuera un adiós no a su persona ni a su ceja, sino a esa manera ñoña, torpe, fracasada, infantil y espiritista de gobernar. En Andalucía lo que ocurre es que estamos en otro mundo y tenemos otro partido socialista. El PSOE andaluz dirá adiós a su manera, y me da que será más como un cataclismo o un hundimiento, y no como este melancólico adiós de Zapatero, adiós de actriz o futbolista.