30 de marzo de 2008

Somos Zapping 30/03/2008

El monstruo. Hay fascinación en los monstruos. Son la manifestación alegórica del mal que queremos exorcizar en nosotros y, a la vez, de la oscura seducción que ese mismo mal puede ejercer. Matando al monstruo acallamos nuestro propio mal, matamos nuestro lado perverso, es un sacrificio ritual por el que la comunidad entera se purifica y se redime. Apolo matando a Pitón, Teseo y el Minotauro, San Jorge y el Dragón... Pienso todo esto viendo, de nuevo, las imágenes de ese Santiago del Valle, monstruo, loco, enfermo, estúpido, asesino despreciable en todo caso. En televisión, un monstruo es un filón. Saben que la gente necesita sentir ese asco y ese odio que les limpia, que les salva. Es más que justicia o venganza, es todo un ejercicio de expiación colectiva. Y Canal Sur, que además sabe que eso distrae de otros problemas, se ha regodeado en ello hasta la repugnancia. Ya nos retransmitieron la batida en busca del cuerpo de la joven Amy, esperando ofrecer un desenterramiento. Esta vez, lo que esperaban ver era un linchamiento, el pueblo con antorchas acorralando al monstruo. Lo vimos en el programa de María del Monte, que aparcó su yincana de viejitos para gustarse manejando el morbo como pringosos ovillos en su tarde. Ante los juzgados de Huelva, había nudos de horca preparándose como para un cuatrero y la reportera decía “éste es el ambiente que estamos viviendo”, igual que si fuera un partido de fútbol. María del Monte y luego Andalucía directo, exprimiendo la repulsión, regurgitando una y otra vez la misma náusea, horas y horas de televisión recreándose en cada detalle truculento, como un pajarraco que picotea despacio una víscera. El monstruo, describir al monstruo, explicar al monstruo, mostrarlo en su cueva y luego exhibirlo en una red, cazado por cerbatanas. Yo también siento asco, aunque no odio. Asco de tipos así que nuestro sistema (bien se ha demostrado en este caso) no sabe controlar, y asco del usufructo que la tragedia, el desgarro y la tripería de estos sucesos reporta a la televisión. La tarde de Canal Sur era una máquina de picar carne con lágrimas que daba monedas. El monstruo sólo era una excusa.


Teoría del fútbol. Alguien dijo que el deporte funciona como sustituto de la guerra, es la guerra constreñida en unas reglas de ajedrez. Pero llega un momento en que nuestro cerebro reptiliano, sobre todo si es convenientemente azuzado, salta estas ingenuas barreras civilizatorias. El mono desnudo puede ser fácilmente despertado hasta que sólo vuelve a haber defensa del territorio, hostilidad ante el Otro (primordial mecanismo de defensa) y muelles que nos impulsan desde la frustración a la agresión. La violencia está ahí, tan nuestra como pueda serlo la glucólisis en las células. Pero luego están la capa racional y la capa cultural, que en algunos casos frenan la violencia pero en otras la justifican (así lo hacen todos los fanatismos). Lo que ocurre en el fútbol es que ese hombre reptiliano que nos habita es ayudado o animado por toda una cultura de tribu y enemiguismo fomentada por el gran negocio que lo sostiene. En un corto espacio de tiempo, hemos asistido aquí a dos penosos sucesos de violencia en el fútbol, muy difundidos en todas las televisiones: la agresión al portero del Athletic de Bilbao en el campo del Betis y la paliza de unos hooligans sevillistas a otro aficionado del Atlético de Madrid (“para que te acuerdes de nosotros, so cabrón”, se oía en el vídeo). Ante la sanción al Betis, hemos tenido que escuchar protestas y curiosas interpretaciones, como una que pude leer en la web de Canal Sur quejándose de que la sanción castigaba “la puntería”. Pero a mí me parece bien que se castigue al club, y con dureza. Son las actitudes tan a menudo engreídas y rufianescas de personajes como Lopera o Del Nido las que alimentan todo este odio. La violencia en el fútbol forma parte de su negocio, engorda su negocio. Así pues, son los que ganan con ese negocio los responsables y los que tienen que pagar las consecuencias si no logran controlarla. El fútbol es otra guerra con sangre y dinero. O en eso lo han convertido estos chulánganos malmetedores, infantiloides, tontitribales y zafios.

27 de marzo de 2008

Los días persiguiéndose: Las cuatro letras (27/03/2008)

Hace tiempo que los malvados comentan que esas cuatro letras que dijo Alfonso Guerra se han ido cayendo como camisas en el viejo tendedero de España, esta España pasada por tantas manos y capachos, tan venteada y tan sudada de historia. El PSOE, ya ni socialista, ni obrero, ni tampoco español según la derecha que estudió en sus mapas de cartón, se habría quedado sólo en Partido, y eso que aquí el Partido sin apellidos fue siempre el Partido Comunista, del que solamente persisten sus herraduras enterradas. El PSOE nació como movimiento obrero en nuestra tardía revolución industrial, tuvo pandillas de todo pelaje en la Segunda República, durmió más que otros (se quejan los luchadores) durante el franquismo, fue marxista hasta 1979, hizo acomodo (para algunos, traición) en la Constitución de 1978, venció contemplando el ahorcamiento de Suárez, dijo que a España no la iba a conocer “ni la madre que la parió”, nos metió en la OTAN, en la Comunidad Europea, vinieron aquellos ricos de Solchaga, el golpe de cojones de Rumasa, y ya luego la corrupción, los cafelitos, los fondos reservados, los GAL, el hundimiento, el martirologio de Borell, los ojos bolsones de Almunia, el barbecho y, de manera casi milenarista, el advenimiento Zapatero. Tiempo suficiente para que se le caigan letras y para dar muchas veces la vuelta a los abrigos, en busca de una socialdemocracia moderna y europea que no sabemos si ha llegado con ZP, el de la linda mirada, el político con sitar, como un gurú de los Beatles, el que ha hipnotizado con crótalos a los rojiverdes, a las minorías, a los nacionalistas, a los jóvenes y a los poetas de la libertad y el cubata.

El PSOE, con sus cuatro letras en ramo, flores secas o cogollos de socialdemocracia, ha pasado en España por un purgatorio o una cura lavativa, cosa que no ha sucedido en Andalucía, y ahí está toda la diferencia. Andalucía es una isla en el PSOE. Me lo dice un amigo socialista, uno que no es forofo de la marca, sino que aún sabe conjugar sus principios con el espíritu crítico. Andalucía es una isla, Zapatero no ha pasado de Despeñaperros, hay pactos para que no se salten ciertas verjas y no se cambien los capataces ni de zamarra. Mientras el PSOE nacional vomitaba sus demonios, se descontaminaba como tras una catástrofe nuclear, se inventaba lo del talante, promocionaba a jóvenes empollones, encontraba dentro de un tronco a una virgen zen para el pueblo, el PSOE andaluz iba acumulando barreduras, un poder de oro sucio, viejos políticos como inviernos sobre inviernos, la política como la misma dentadura en el vaso de la mesilla. No sé si a Zapatero, durmiendo en ese reino de escopeteros y hadas acuáticas de Doñana, se le habrán aparecido delfines atlantes y habrá reflexionado sobre esta Andalucía donde su proyecto está lastrado, escorado, como si fuera la pata de palo del partido. Ganan por inercia, pero Chaves saca 164.000 votos menos que el pequeño Buda y en tanto hartazgo y parálisis no hay sitio para lo nuevo, que es de lo que come la política. Chaves ha zanjado rápido ese debate sucesorio que seguramente sólo fue un lapsus. Ya se ha postulado como candidato para 2012, aunque me cuentan que en es probable que en el próximo congreso regional se vaya desprendiendo de algunos collares. Pero cambiar la secretaría general por la presidencia apenas sería nada, sólo como si la edad le hiciera mudarse a una alcoba más cerca del baño. Esas cuatro letras han cambiado mucho. En Andalucía, donde vive todo lo eterno, no ha servido de nada.

23 de marzo de 2008

Somos Zapping 23/03/2008

Extraterrestres. Vienen a vernos como extraterrestres, mandan reporteros con escafandra, aquí donde vive la religión de los jarrones y de la lencería bajo el cilicio. En la televisión nacional, Andalucía era la boda gitana de los dioses y su Semana Santa dejaba crónicas de antropología comparada. El andaluz es tan chovinista que cree que Jesús nació en su barrio y que la Virgen dirige su equipo de fútbol, mientras fuera nos miran como una rara colmena de idólatras, presumidos y llorones. En un programa de cotilleo, una colaboradora se despistó y dijo que todos los famosos estaban ya en la Feria de Sevilla. No fue sin embargo una equivocación, sino gracia del guión, el que Thais Villas, de El intermedio, comenzara su crónica semanasantera sevillana en un coche de caballos, con una botella de manzanilla y un clavel. Andalucía es una sopa folclórica y el resto de España nos junta los muslos de los Cristos con los de las bailaoras igual que aquella película de Tom Cruise mezclaba la Semana Santa y las Fallas (nos lo recordaron en Los reporteros). Vienen como extraterrestres, a mirar nuestras chocantes rarezas. Con eso, aquí se hace orgullo e idiosincrasia.


Inexplicable. En una Sevilla pía de toreritos en La Campana, como hombres muy madreros, veo que la tele rosa invita a César Cadaval a que opine sobre un curioso incidente en el que se vieron envueltos Kiko (Paquirrín, vamos) y su novieta. Parece ser que se dieron besitos mientras pasaba una procesión y eso disgustó mucho a la gente, que se lo recriminó. César Cadaval hablaba de respeto y seriedad y me di cuenta de que los puritanos pueden abroncar a enamorados a la vez que admiran la terrible obscenidad que representa la glorificación del sufrimiento como tributo a los dioses. Para mí, es inexplicable. Tanto como la manera en que los creyentes racionalizan la lluvia que les deja sin procesión. Parecería obvio pensar que, o bien su dios no se preocupa en absoluto por esas vanidades, con lo que se las tendrían que replantear, o bien les está castigando por ellas, con lo que se las tendrían que replantear con más razón aún. Veo en televisión a toda esa gente llorando y creyendo con la misma fuerza de sus hipidos, y sé que hay a quien le resulta tierno. Para mí, sencillamente, sólo es inexplicable.


Postal franquista. Hablábamos la semana pasada de la televisión como franquista que hace Canal Sur y creo que he encontrado su icono definitivo, que no ha resultado ser ni María del Monte ni Juan y Medio, sino Enrique Romero, el de los toros. Esta certeza me sobrevino al comprobar que era él el que retransmitía también las procesiones de Sevilla para La Nuestra. Me pareció un maridaje perfecto: capotes y mantos, sangre y espinas, gloria patria en esa cultura como de relicario, el vestidor de todo lo rancio que lleva con él y que le hace contar de la misma manera curil las corridas y los pasos de misterio. Entre mucha voluta del barroco (me tuve que reír cuando luego dijo que una talla era de 1924), su narración llegaba hasta la catequesis, explicándonos que el tamaño mayor de la figura de cierto Cristo “destacaba su grandeza y su divinidad”. Toreros santiguándose y contándonos las procesiones. Toda una postal franquista la de esta tele progre.


Música seria. A veces nuestros artistillas pretenden ponerse serios y resultan más ridículos que si se quedaran en el folclorismo chusco de siempre. En TVE es música anuncian una pieza titulada “La Tacita de Plata”, un intermezzo perpetrado por Manolo Carrasco, ese pianista de posturitas que parece que se casa con jacas en los escenarios, y me preparo para el previsible bodrio. No me equivoco. Se trata una pieza para violín y piano, hecha sólo de escalas horripilantes y como de trozos cogidos a mordiscos del concierto para violín de Chaikovsky. Toda la pieza, espantosa, era como si al violinista le estuviera quemando los dedos la música tan mala. Creo que prefiero a las lavanderas cantantes antes que a los que van de compositores y sólo hacen gazpachos y puñetas con pedorretas de semicorcheas.

20 de marzo de 2008

Los días persiguiéndose: La derecha (20/03/2008)

Parece que la derecha se va a quedar a trabajar en este jardín andaluz, el jardín que es Andalucía en estas fechas, un jardín de convento, hecho de flores eucarísticas, de mujeres que miran desde las sombras de las ventanas y de hombres o dioses santificados por una desnudez sin pecado, un poco como el jardinero del convento que se quita la camisa, aunque creo que en realidad los conventos no tienen jardinero. La derecha, digo, o sea Javier Arenas, que tiene el peinado de mármol de la derecha pero ya va sin corbata y eso significa que empieza a ser menos derecha o que se ha acabado esa primera comunión en la que parecieron vivir tanto tiempo, con sus cuadernos de nácar y su saquito de monedas como lenguas de santo. Rajoy está en su entierro, su entierro de Conde Orgaz, por un Madrid donde están fúnebres los bancos, que siempre han tenido fachada de tumba de ricos, y todos los taxistas de la Cope, viudos y un poco urracos. Cuando el PP nacional está entre matarse y heredarse, alguien quiso poner ya a Arenas fuera de Andalucía, a recomponer los jarrones y testamentos del partido, pero éste ha dicho que se va a quedar, a esperar otras primaveras, a esperar a cazar al gran oso del jardín andaluz, a esperar que se mueran los señoritos de aquí como una yegua coja, a conducir el cambio, la alternancia, y a hacer crecer sus escaños que van formando pavimento o escalera.

Todo esto de la izquierda y la derecha suena a brújulas que nadie usa, a cosa de viejos marinos, a batalla de soldaditos de plomo que el pueblo sólo entiende desde su purísima superstición. Hay por las calles una superstición de dioses que caminan con ruedas y hacen milagros de madera y vinazo, y hay otra superstición de un pueblo que cree que hay izquierdas que reinan para los pobres y derechas con su casta de espadones y curas, que es algo así como la derecha convertida en un naipe. Pero uno ha visto que la economía la manejan más o menos igual, que hay más beatones y acuñadores y hacendados en el sociatismo andaluz que en la derecha con saco que todavía pintan, que los dueños son dueños y hacen de dueños tengan o no genealogía en las chimeneas, y que la democracia ya está en otro sitio que no es un cuadro de ésos de los Estados Generales. Arenas se queda, pero tiene por delante esa superstición y uno no sabe muy bien cómo se pueden vencer las supersticiones. Las supersticiones son algo en que la gente nace ya enlechada, como ésta que en Semana Santa viste a los niños de cesto de nardos y a los mayores de pantaloncito corto, sólo porque se hace desde siempre. La derecha que fue un día ya no puede serlo, lo impiden la época, las reglas que han cambiado, unos derechos que son irrenunciables y el pragmatismo de que nunca sumarían una mayoría sólo con esas armaduras que acarrearon en el siglo XX. O la derecha se da cuenta, o fracasará. Javier Arenas creo que va por el buen camino y se va desvendando de esas supersticiones y perfumes de muerto. La mitología de la derecha no está tanto ya en ella como en la supuesta izquierda de aquí que la usa de espantajo pero exhibe a sus hermanos como Borgias. Pero ésta es tierra de supersticiones, con dioses barberos y magia de candeladas rodando por las cuestas. Habrá que ir refutando la superstición con hechos, y ésa es la tarea que le queda a Arenas, que hace bien en quedarse aunque se quede entre lanzas. Esta democracia debería representar ya algo más que la manera de disponer las sillas que quizá es ese distingo entre derecha e izquierda. Pero aún hay mitos que encienden la calle y encatacumban los pueblos.

16 de marzo de 2008

Somos Zapping 16/03/2008

Locos por el fútbol. Me gustaba el fútbol, pero Zidane se fue, Ronaldo se hizo bollería y Raúl sólo tropieza. Para qué hablar de los ídolos de mi juventud, aquella selección brasileña de los 80, formada como por filósofos o aqueos. Me gustaba el fútbol, quizá aún me gusta, cuando las piernas son compases dibujando sobre la hierba, cuando en el campo hay arquitectos que mueven triángulos con música. Pero lo he ido aborreciendo. El fútbol se ha convertido en la capilla de los fanáticos, en la religión de los tenderos, en la freiduría de los domingos, en chovinismo de plazoleta y en feudo de proxenetas y gurús. Unas hordas infantiloides, una plebe embrutecida proyecta sus esperanzas y frustraciones cada fin de semana en un deporte que quiso ser arte y ya es matanza de barbería, taberna de pendencieros, meadero de borrachos. A toda esta épica zafia, a toda esta renuncia del mundo por una gallera, a todo este pueblo rezando a unos pies, alimentado de bajas pulsiones, constreñido a la secta de su equipo, es a lo que Canal Sur le rinde ahora homenaje. El programa se llama Locos por el fútbol y es la última glorificación de la simplicidad y la vulgaridad de la masa en la que se enfoca la televisión pública andaluza. Es una constante en Canal Sur, esa exaltación del pueblo que abdica de todo lo verdaderamente importante para empequeñecerse en su circo, su folclore y su necio orgullo de barrio. No podían dejar de hacerlo tampoco con la santería del fútbol, y ahora quieren transmitirnos la simpatía hacia el fanatismo, la supuesta ternura de unos locos o de unos idiotas ciegos por las banderas de colores, que mueren por un penalty, que nacen con un gol. El programa acompaña a un hincha del Poli Ejido que no se pierde un partido (más de 8.000 euros le cuesta al año), que se traga madrugadas de autobús como si verdaderamente peregrinara por su alma, y lo veo sufrir y gozar de una manera hiperbólica y enfermiza por algo que en realidad no significa nada. Luego muestran a una abuela que ha hecho una catedral sevillista en su casa, que habla de los jugadores como de santos, que parece una pitonisa mecida por sus espíritus, entre la devoción y la demencia. Forofos, frikis, exaltados, idólatras, niños que crecen en la religión fondona de sus padres: rebaño. Nos los retratan como símbolos o mártires de una fe hermosa y digna. Pero son el pueblo conducido hacia la estupidez, satisfechos de su estupidez, y condecorados por la televisión autonómica que, como tentáculo del poder que es, sabe que todo eso los hace más ignorantes, inofensivos, manejables, convenientes. “Es el momento de apuntarse a la locura”, dicen en el programa. Pero ver al pueblo ebrio de fútbol, enamorado de sus escudos, adorando tendederos sudados, a mí lo que me parece es un bochornoso fracaso.


Televisión franquista. Sumemos el fútbol convertido en gloria patria, las corridas de toros, los certámenes de rejoneo igual que algo de Lladró y ese bodrio de Se llama copla con sus planchadoras cantantes y sus tonadilleras con altar, y nos daremos cuenta de que Canal Sur forma una televisión como franquista. Sí, la progresía andaluza manejando la televisión pública lo que da, paradójicamente, es un franquismo populachero, rancio, folclórico, etnocentrista, santurrón. Es cierto que Se llama copla terminó por fin entre llantos o bodas gitanas, pero no sé si es peor lo que nos queda ahora en la tarde noche, otra vez María del Monte, a la que veo con más sevillanas de silla de enea junto a Las Carlotas, a las que casi prefiero ver cantar (cantan como fregando) que hablar (hablan como vendiendo bragas). El caso es que cambian los programas, pero se mantiene esa temperatura antigua, pestosa, como de una vieja y cerrada mercería de todos nuestros tópicos y caricaturas. Y aún nos queda la Semana Santa... El viernes, el informativo nos ofrecía, como una gracia, a chiquillos jugando a los capillitas; y luego, Andalucía Directo nos mostraba vía crucis, colas para una Virgen, dulces con forma de pasopalio y hasta un tipo que tiene que ir con un capuchón en la cabeza porque por lo visto un Cristo lo ha indultado. Sí, esa vetustez, como si aún fuéramos una plaza con garrote vil. Somos así, o quizá no, sólo es esta televisión nuestra, castiza, agusanada, arcaica, tridentina y, sí, estéticamente franquista.

13 de marzo de 2008

Los días persiguiéndose: Profecías (13/03/2008)

La política no es del todo una religión, pero también se basa en la fe de las masas y en las zarzas ardiendo que han visto los líderes. Por eso, a veces, sigue sus mismos movimientos y leyes. Contemplando aquel balcón de la calle Génova, que se iba a pique por la proa, se podía pensar que la sonrisa de Acebes tenía forma de degüello y que Rajoy fumaba su última pipa en el puente, esperando la tumba de las olas como la última dignidad de un mercante o un vikingo. Y sin embargo nunca dudé de que Rajoy seguiría. Recordé lo que escribió una vez Gonzalo Puente Ojea sobre las profecías incumplidas: “el fracaso de las predicciones de carácter religioso puede tender paradójicamente a incrementar la fe y extender su difusión”. Así es. El fracaso se racionalizará como prueba de fe y un mecanismo de compensación buscará la reafirmación en el apoyo incondicional al líder y en la sanción social. Aquel gentío que pedía a Rajoy que saltara no me pareció muy diferente a los adventistas a los que les ha fallado el fin del mundo de aquella tarde y pronto buscan otra fecha y aún más gente para esperarlo. Imposibilitados para aceptar la negativa que les muestran los hechos, como ocurre con toda creencia, el fracaso se borrará de la memoria y todo empezará de nuevo, de una manera limpia y ciega. “Y esto es lo que hay”, como dijo Rajoy.

En Andalucía también ha habido fracasos y ahora empieza una época en que los políticos tendrán que decidir si les sirve este refugio en el fanatismo, que consuela momentáneamente pero sólo les instala en la espera del siguiente golpe, o en cambio renuncian a la superstición y corrigen sus errores, aunque eso signifique quemar sus dogmas. Para el andalucismo con chorreras que las urnas han rechazado, el martirologio o la gloria del que pierde a pesar de tener razón resultan ahora una tentación peligrosa. Pueden sacudirse el polvo de las sandalias en una Andalucía que les ha dado la espalda (por el voto útil, por la mirada de cobra de Zapatero, por el miedo a una derecha fantasmagórica, por el ninguneo de los medios o lo que sea en que ellos se justifiquen) y continuar predicando por los desiertos su fe inamovible y llagada. O bien, haciendo un ejercicio crítico, eliminar sus amaneramientos, sus nostalgias, sus morerías, su soberanismo identitario, para presentar un andalucismo realista y reinvidicativo que no se limite al verde limón. Otra cosa es el PSOE de aquí. Sí, porque ha sido un fracaso que en unas elecciones en las que, además de con su bien instalada máquina de propaganda y clientelismo, han contado con el tirón de Zapatero, con enemigos beatones y con la mala baba de la derecha nacional, hayan bajado cinco escaños y promovido a Arenas hasta resultados históricos. Sí, un fracaso, aunque no lo admitan. Pero el PSOE andaluz, incapaz de autocrítica, no se dará cuenta. Aprisionados en la propia secta que han formado, seguirán creyéndose sus mentiras y su Reino de los Cielos. En el camastro de otra mayoría absoluta, se abandonarán a la autodestrucción. Seguramente, celebran la última fiesta de los que van a beber luego veneno. No tanto por las leyes divinas como por las de los hombres, Rajoy se empecinará y se estrellará. El andalucismo quizá tenga otra oportunidad, si son inteligentes. Y en el PSOE de aquí, la imparable decadencia ha comenzado. Que canten aleluyas y nieguen la realidad. Nunca las profecías incumplidas tumbaron a los dioses, nunca los hechos pudieron con la fe.

11 de marzo de 2008

Somos Zapping 11/03/2008 (Especial campaña)

El cheque. En España había ganado un icono, el flautista de la paz, el Buda flaco que la derecha todavía no se cree, pero en Andalucía había ganado otra cosa, algo como una antigua cosechadora. Cuando en la noche larga, con colores nazarenos y los partidos haciendo caja o contando sus colillas, salió por fin Chaves, no transmitió alegría ni venganza, sino sólo cansancio y sueño del oficio, como un sereno o un taxista. Si en Ferraz saltaban los de las golondrinas en el pelo, en Sevilla sólo recogían la mesa. Hubo momentos en que la mayoría absoluta tembló como un párpado. Los porcentajes bajaban cada minuto y cayeron dos escaños en el tiempo que duraba un café. Les ha salvado la vaporización de CA o el silbido de Zapatero, pero han visto los precipicios. Chaves, sin sonrisa, se metía una nueva mayoría absoluta en el bolsillo, pero de otra forma, como la última moneda. Esa cosechadora que es el PSOE aquí da síntomas de ahogo, pero aún tiene su tamaño de monstruo. “Hace cuatro años señalé que la mayoría absoluta no iba a representar un cheque en blanco -dijo Chaves- . Sigo pensando exactamente lo mismo”. Y sin embargo, esa mayoría con la que justificaba todo, ese engreimiento de creer que los votos le daban la razón, que lo hacían uno con Andalucía, que le permitían cualquier cosa hasta confundir la democracia con una encomienda, eso es precisamente tomar la victoria como un cheque en blanco. Y en la campaña lo demostró muchas veces. Después de perder cinco escaños, ahora, cuando haya votaciones, el PSOE tendrá que ir a buscar a los parlamentarios que estén meando. No es ni de lejos una derrota, pero puede que les haga reflexionar. Quizá su crédito se esté acabando y no tengan más cheques en blanco.


El paso de gigante. El PP ha roto su techo en Andalucía, ha conseguido más escaños que Teófila cuando vino empujada por el levantazo de Cádiz por un lado y el cansancio del felipismo por otro. Gran parte de este éxito, sin duda, se debe a Arenas. Arenas apareció en la televisión también tarde, como húmedo de palanganazos de madrugada, y mostró una satisfacción contenida y discreta. Ha hecho una buena campaña, ha demostrado capacidad y equilibrio y ha conseguido desprenderse un poco de los tics de la derechona. Era mucho PSOE contra el que luchar para aspirar a gobernar, pero diez escaños más (un “paso de gigante”) ya le convierten en alternativa, aunque mirando otros plazos. Deberá hacer una oposición firme, responsable y meticulosa, y no olvidarse de que no le ha llevado ahí la sillería eternal de la derecha, sino la Andalucía de centro, inconformista, moderada y harta del PSOE.


Hundimientos. Valderas ha mantenido sus escaños y sin embargo parecía enfadado, casi más que Jiménez Losantos el lunes, cuando les echaba la culpa de la victoria de Zapatero a Buenafuente y al chiki-chiki. IU se ha hundido en España, pero es una buena noticia que resista en Andalucía, donde necesitamos esa izquierda que aún sueña con utopías, aunque no estaría mal que se fueran deshaciendo de la herrería novecentista. También necesitábamos la presencia de un andalucismo realista, pero se ha desfondado. Cuando vi en el debatillo de Canal Sur, lleno de arrimados, a Pilar Gónzalez, su pañuelo verde me dio ternura. Se han equivocado porque en Andalucía no cala el soberanismo. Álvarez es un político con ideas y ganas. Ojalá aprendan, ojalá vuelvan.

10 de marzo de 2008

Somos Zapping 10/03/2008 (Especial campaña)

Sin descanso. Desperté como entre campanas que no había y la televisión andaluza ya me regalaba metáforas y espejos. A la hora en que abrían los colegios electorales, en Canal Sur, Doraemon, que se parece a Zarrías, se sacaba rayos de los bolsillos igual que hace él. Después de los dibujitos (¿no es la Andalucía de esta gente un dibujito?), tomó el relevo Juan y Medio con sus niños que remedan un pueblo, ese pueblo aboinado que también somos. Cada niño llevaba la pancarta de una provincia y creo que celebraban a destiempo, o en oportuna repetición, el 28-F. Me preguntaba yo luego, por la tarde, un poco envenenado de sorna, hasta qué punto sería legal que en un día de elecciones pusieran Tecnópolis. El primer reportaje fue propaganda del AVE a Málaga, “al servicio del turismo y la calidad de vida en Andalucía”. Ni en ese domingo descansaban. Ellos lo seguían llenando todo, empapando todo en esta Andalucía tomada, con su atontamiento y su impostura de felicidad desde temprano.


La cara del día. Creo que fui adivinando los resultados de las elecciones andaluzas al ver a los candidatos votar, con la cara de pragmatismo que dejaba el día. Se les transparentaba en el ánimo lo que ya decían las encuestas y por eso Chaves votó con suficiencia, Arenas lo hizo con esperanza o lejanía, pensando en otros plazos, y los demás, quizá, sólo como conjuro. Parecía que recurrían a la magia Valderas, que besó su papeleta como un relicario, y Julián Álvarez, con el amuleto de ese jersey verde que le ha convertido durante toda la campaña en una especie de Evo Morales o ardillita parlante de nuestras esencias, aunque con vocación más de gamusino que de alternativa. Ver echar mano de esa pequeña brujería contra el poder asfixiante del PSOE me dio tristeza. Cuando en Telecinco, a mediodía, subrayaron que los socialistas gobernaban en Andalucía desde 1982, se diría que hablaban de los Austrias, y eso son muchos lanceros contra los que luchar. Sí, era como si fueran todos con pereza a la misma foto de siempre. Excepto Álvarez, claro, que sólo iba a su entierro, después de haber ido tomando a lo largo de la campaña, cada vez más, una postura de cadáver decapitado y pisoteado por sus zapatos de colores.


La realidad. Escuchando a los partidos andaluces a medida que se conocían los resultados, estaba claro que nadie esperaba la sorpresa, el milagro, sino más bien sólo una confirmación, como para irse ya a casa tranquilos y con la tarea hecha. Bueno, nadie o casi nadie. El PSOE contaba su mayoría como el parte meteorológico o una carta a los corintios. El PP hizo el discurso previsible de su subida, un poco consolador y un poco ensayado, y la verdad es que no creo que aspirara a más. IU se felicitó por aguantar “el vendaval del bipartidismo” y sólo CA daba pena agarrándose todavía a sus sondeos, que le daban incluso grupo propio en el parlamento, hasta que los hechos los hundieron. Todo ha quedado igual o quizá aplazado, y era esta realidad estancada de Andalucía la que se apoderaba de la noche como sargazos.

9 de marzo de 2008

Somos Zapping 09/03/2008 (Especial campaña)

Este domingo. Los reporteros hablaban desde pabellones vacíos, como con todo volcado, y en la televisión de la medianoche el triste fin de campaña parecía una tela por la cara. Una vez soñé que me mataban de un tiro y era el sonido de sólo medio disparo y luego una oscuridad de haberme quedado en un ascensor sin luz. Estuve todo el viernes acordándome de ese sueño, mientras veía cómo la campaña se paraba con un gran crujido y los candidatos condenaban el asesinato de Isaías Carrasco con ojeras en las solapas, como médicos con la mala noticia. Después de tantos días de propaganda y dentelladas, se me aparecieron al fin dignos. Ayer, la hija de Isaías, con entereza y rabia, llamó cobardes a los asesinos y pidió que nadie utilizara la muerte de su padre. Ojalá le hagan caso. Algo tan horrible quizá nos ha puesto por delante, sin embargo, el valor de todo esto que tenemos, esta Democracia fallona pero que a veces se hace grande o al menos nos entran ganas de hacerla grande. Creo que este domingo, como con aves de incienso escapadas, llama a eso.


Campaña televisiva. La campaña, larga, faltona, plasticosa, ha tenido en la televisión su estrella y su emboscada. La televisión ha agrandado o quizá incluso a veces ha tapado la saliva, el hierro, la farsa y la verdad de este gran zafarrancho, pero nos ha transmitido la electricidad de las elecciones como hacía tiempo que no ocurría. Después de esta legislatura de la revancha y del odio, tuvimos el clímax de las películas, con los espadachines en la escalera. Recordaremos esta campaña tan televisiva por mostrarnos de nuevo a unos candidatos por fin vivos, hablándose cara a cara. En Andalucía, sin embargo, hay dos cosas que lamentar. La primera, que el debate nacional ha aplastado o empequeñecido el autonómico, que en ocasiones sólo parecía acarrear los votos hacia Madrid. En los informativos de Canal Sur, compartiendo el plano y el postre, la izquierda de Zapatero y la de Chaves se fundían en la misma, sin serlo, tanto como en sus palabras se hacían equivalentes la derecha de Rajoy y Arenas, de lo cual también tengo mis dudas. Demasiadas veces, la suciedad de la legislatura, ajena a nuestros problemas, se ha mezclado con la munición de aquí. Además, hemos sido invisibles para el resto de España. Lo segundo a lamentar es que Canal Sur ha demostrado, nada menos que con cuatro sanciones de la Junta Electoral, la parcialidad y el sometimiento al PSOE que ya nadie dudaba. Aún tuvimos que ver, en la última entrevista a Chaves, cómo la misma Marta Paneque que intentó acorralar a Arenas con todos los tópicos de la derechona, le hacía al presidente andaluz las preguntas exactas para su lucimiento o para su justificación, utilizando hasta sus mismos términos (“desaceleración económica”, por ejemplo). Casi lo puso de tío bueno cuando le preguntó si “necesitaba sentirse en forma”. Ahí ha estado, espejado en su televisión, el régimen que tanto niegan ellos.


Mi voto. Mientras veo el informativo del mediodía en Canal Sur, donde las elecciones parecen ya dispuestas en su tapete, me llama mi madre y me pregunta, tal cual, a quién hay que votar. Me enternece su ingenuidad y pienso cuántos en Andalucía estarán así. Le contesto que vote a quien le parezca, pero ella quiere saber qué voy a votar yo, y se lo digo. “¿Eso cómo va a ser?”, se sorprende. Sonrío, le mando un beso y cuelgo.

8 de marzo de 2008

Somos Zapping 08/03/2008 (Especial campaña)

El adversario. No hay ya sino un único adversario, el mayor: la locura, el fanatismo bañado en la muerte, el que le ha quitado la vida a Isaías Carrasco. Todo se ha apagado como apago yo la televisión, asqueado, triste, furioso. Queda un silencio escombrado, pero la Democracia tiene que continuar. Pongo esta mayúscula con fuerza y esperanza, como hacía mucho que no la ponía.


Mujeres. Esta jornada de reflexión y luto, con luz dañina de dolor, también es el Día de la Mujer, mujer a la que han traído y llevado estatuada los políticos, Isis de los mítines, el eterno femenino que preña el planeta adornando ahora de guirnaldas a los burócratas. La igualdad plena de la mujer es una dignidad ya inaplazable. Pero aún no hemos sabido conseguirla o pelear fuerte por ella. Otra cosa, sin embargo, es que las algaradas de los políticos, en estos días que son su estación más mentirosa, traigan algo más que manojos de flores. Hace poco, en Martos, Jaén, Chaves congregó a las mujeres para hablarles como de amazona a amazona, o así parecía en los informativos de Canal Sur. Chaves afirmó que creía en la mujer “porque no soy tonto”, como si se tratara de comprar algo en Media Markt. Pero yo me acordaba de las mujeres embarazadas despedidas por la Junta, y me di cuenta de que eran esos actos de la dura realidad, y no esos discursos como de macho que se pone un día a planchar, los que medían la altura verdadera de estos políticos, hipócritas, interesados, carantoñeros, falsos paladines de lo que toque.


Dedicatorias. De nuevo Zapatero y Chaves estuvieron juntos, en Córdoba, rodeados de mayores, a los que, según recalcaba Canal Sur, les van a dar dentaduras y ordenadores, además, supongo, de más María del Monte cada día. Llevan toda la campaña pidiéndonos el voto por nuestros padres, abuelos, hijos o nietos, y este sacarnos la cartilla de familia de la casa de la pradera me parece un recurso baboso y casi indigno. No, estas elecciones no son homenajes. Los políticos se juegan el poder y los negocios, no el álbum de fotos, y nosotros quizá nos jugamos la propia dignidad de nuestro sistema, cuando lo público en Andalucía está podrido por culpa de una casta de partido que se ha adueñado de todo. Las dedicatorias a los viejos o a las mujeres guerrilleras me parecen tan falsas como la extraña pareja que hacen Chaves y Zapatero, igual que una artistona con un cubano, dos socialismos de diferente edad, modos, escuela, unidos con cierto asco por un matrimonio de conveniencia. No, no nos engañan. Esto no es el cumpleaños del abuelo, sino el festín de nuestros dueños.


Vivir bien. Lo dijo Concha Velasco, también en el mitin de Córdoba, donde hizo de bailona o vecinita o sirvienta, como en sus tiempos yeyés: “Después de escuchar a Manolo Chaves, me dan ganas de quedarme a vivir en Andalucía”. Y con razón. Aquí se vive muy bien si eres artista del régimen. Enseguida caen encarguitos, premios, festivales; enseguida se entra en los circuitos culturales y en los programas de Canal Sur. Sí, aquí se vive bien si sabes arrimarte y aplaudir y callar. Aquí se puede vivir muy bien y todos sabemos quiénes y cómo. Concha Velasco acababa de pisar Andalucía y ya se dio cuenta.

7 de marzo de 2008

Somos Zapping 07/03/2008 (Especial campaña)

Trampas. A Javier Arenas, en la entrevista que le hizo Marta Paneque, le pusieron todos los cepos que tienen en las tramperías de aquí para la derechona y los fue saltando todos o casi todos. Arenas mejora cuando deja esa cosa tan fea y sospechosa de las “personas normales” y se enfoca en la política de los hechos, más que en las cruzadas que tanto le suenan a latón al PP. Quizá ha decidido con inteligencia que el PP andaluz no puede ser el de Madrid, que parece la cola de Medinaceli. Aquí las llagas de la patria y los domingos de relicarios ni sirven ni son lo fundamental. En cambio, economía, regeneración democrática y eficacia pública, sí. No vino, pues, con el cayado, a abroncar a los sodomitas y a los del becerro de oro, sino con pragmatismo y propuestas, insinuando por fin ese centro que tanto se echa de menos a veces en los populares. Y eso que en Canal Sur tenían bien tensado el alambre de estrangular. Marta Paneque le preguntó si su lema, “cambiar a mejor es posible”, significaba un “reconocimiento de que Andalucía ha ido cambiando para bien”; le recordó las salidas de tono de Ana Mato o Manuel Pizarro y le puso por delante la posibilidad de que se le casara un hijo homosexual y hasta un escenario para la eutanasia. Las preguntas tenían todo el sesgo y todo el veneno que ya se les suponen, pero Arenas respondió bien. Apostó por una Andalucía ambiciosa y se desmarcó de los bocazas a la vez que dejaba claro que fueron críticas a la gestión del PSOE, no a los andaluces. No se puso puritano, dijo que apoyaría siempre a sus hijos y que ante la muerte tendría en cuenta tanto sus convicciones como la dignidad del que está sufriendo. Eso sí, no pudo evitar mencionar, aunque de pasada, que eliminaría la asignatura de Educación para la Ciudadanía, cosa que le volvió a acercar a la derecha de primera comunión. Pero no es sitio éste para que yo vuelva a defender esa asignatura (tampoco evita esto que me espante la actitud de Chaves abofeteando a la Justicia y a la división de poderes). En resumen, vi a un Arenas más centrista y convincente, que no cayó en las trampas de su lado oscuro, o sólo en una pequeña. Puede que Arenas esté ya enterrando a la derechona aquí, y eso es una buena noticia para Andalucía.


Anuncios. En esta democracia nuestra, corta en palabras, suenan los himnos más que los programas y los eslóganes más que los argumentos. Pero viendo la publicidad televisiva de los partidos andaluces, me he dado cuenta de que, más que de votarlos, me entran ganas de irme a Merkamueble o algo así. El PP ha hecho un anuncio de cola del pan, el de IU es el de una ferretería de pueblo, y el de CA, con gente un poco fumada cantando estribillos de guardería (“yo voy, yo voy” y “anda, lucista”), es una rara conga de raperos soberanistas. Bastante cutres los tres, aunque no sé si es peor esta cutrez o la pretendida sofisticación de los del PSOE, copiando la estética juntera, ya saben, entre la acuarela y el salvaslip. Veo uno como narrado por mimos alucinados, lenguaje de signos para versos marineritos, que me deja algodonoso de ñoñería: “Quiero árboles, ríos y mares; vivir bien; si estuviera en mi mano curar enfermedades, lo haría; no quiero que me regalen la luna, pero sí Internet...”. Creo que faltó, antes del “Andalucía suma y sigue”, un cachorrito haciendo rodar papel higiénico. Tengan cuidado, pues, no vayan votar por error a Leroy Merlin, a Fanta limón o a Ausonia.

6 de marzo de 2008

Somos Zapping 06/03/2008 (Especial campaña)

La pianola. Todavía quedaba un debate sectorial, escondido en Canal 2 Andalucía y anulado aún más por el partido del Sevilla (la Hispalisnopla de Del Nido quedó por fundar). Pero si hay algo que hemos comprobado en esta campaña es que la palabra pesa poco, que nuestra inmadurez democrática se refleja en una política que sustituye la dialéctica por el forofismo. Por eso en este debate parecía que los segundones se limitaban ya a terminar el largo acarreo de estas elecciones, arrastrando los pies. Infraestructuras, vivienda y medio ambiente dieron para sacar los escombros de Andalucía, magnificados por los socialistas en pirámides, entre discursos tan repetidos y sabidos que sonaban a pianola. Por el PSOE, Luciano Alonso, que parecía Miliki, todavía nos intentó vender “la esperanza transformadora” después de un cuarto de siglo de mando. Por el PP, Esperanza Oña (imposible ser más pija) sacó la radiografía de huesos de las infraestructuras andaluzas con agresividad y golpes de melena y amartilló una buena frase: “Si Andalucía es la última en todo, o es culpa del PSOE, o de los andaluces”. Ay, mira que utilizar la lógica en un debate, a quién se le ocurre. Hilario Aranda, de CA, hacía como de perito soso, y por IU, Sánchez Gordillo, con un paño de cocina por los hombros y como con las barbas llenas o hechas de mondas, colectivizaba todo y sacaba revoluciones, multinacionales malvadas, transgénicos venenosos, anticapitalismo verderón y todos los tópicos de fiambrera de la izquierda novecentista, entre algunas gracias camperillas y coces al PSOE. “Si el PSOE es de izquierdas, yo soy el obispo de Roma”, dijo. Cuando se paró la pianola, nada parecía haber cambiado.


De progre a progre. En Granada, Chaves fue a hablar de su “desarrollo tecnológico” y de su “I+D+i”, que nunca dejan de resultar irónicos en esta Andalucía que va a manivela. Pero se encontró con los trabajadores de Andalucía directo, de huelga y de luto por culpa de los verdaderos engranajes del poder, que en esta tierra no se dedican a ninguna hipervelocidad, sino a su propio mantenimiento y engorde. Andalucía Digital Multimedia (ADM), la productora del programa, tiene en las siglas las bombillitas modernizadoras de Chaves, pero el fondo real que tiene todo aquí, o sea, los amigotes del poder, reunidos en este caso en productora pata negra para chupar del dinero público, mientras obliga a otro negro de luto o de esclavitud a sus currantes. Según Canal Sur, “Chaves apoyó sus reivindicaciones”. ¿Hablará con los de ADM? Quizá son cosas que se arreglan entre colegas, de progre a progre.


Ternura. Canal Sur quiere mostrarnos la cercanía de los candidatos en un nuevo microespacio de los informativos que llaman Un día con. Veo a Julián Álvarez haciendo jogging y cocinando un arrocito; a Valderas jugando con niños y hablando de su nieta, que ya es como su propia niña de Rajoy. Sí, mueven a la ternura como todos los descalzos o despeinados, y en los partidos minoritarios, que se diría que van al súper en vez de a mítines, todavía más. Lástima que luego esa ternura se pierda, cuando escucho a Álvarez discursear sobre los que “pretenden negar la existencia del pueblo andaluz” o me encuentro con esa IU de Sánchez Gordillo y su agricultismo rastafari. Creo que pillarlos en calzoncillos por casa no evita que me parezcan antiguos y decepcionantes.

5 de marzo de 2008

Somos Zapping 05/03/2008 (Especial campaña)

Dos formas. Los debates han pasado y quizá han dejado ataúdes dispuestos. A estas alturas, hay ya quien se sospecha muerto, con más justicia o con más trampa. El 9-M habrá funerales como el de Héctor. Sin duda, los cara a cara han dejado temperatura y modos diferentes en la nación y en Andalucía. Aquí ya hemos dicho que tuvo ambiente de apostasía ante la religión oficial. No fue, como con Zapatero y Rajoy, un duelo de vizcondes tras un baile, sino el intento de incendiar un viejo altar. Arenas todavía no es el enciclopedista que trae las luces ni su partido parece que pueda competir con la superstición política, con la historia sagrada del PSOE, al que ayudan la apisonadora de la propaganda, la servidumbre de Canal Sur (otra sanción más han acumulado por la entrevista a Chaves el 28-F) y una sociedad construida desde el poder para vivir dependiente y controlada por la burocracia y el clientelismo, pero también los propios tics de la derecha. “Dos formas diferentes de entender la política”, decían en Canal Sur. Y tanto. La televisión nos ha demostrado que aquí todavía el monje vence al geómetra. Fue intenso y aleccionador ver esta batalla. Pero también triste constatar que aún la palabra no puede con el icono, ni la verdad con el prejuicio. La gente votará con las tripas, como siempre.


Los pequeños. A los partidos pequeños, sin pistolas de oro ni minutos de púlpito, los informativos sólo les dejan asomar la cabeza, como para que respiren. Después del debate a cuatro, IU y CA en televisión parecen que se limitan a barrer lo que queda de los grandes mítines del bipartidismo. Es una pena. Hace falta más pluralidad en esta sociedad que se empeñan en mostrarnos dividida en dos hinchadas. Por eso tenía interés en ver esas entrevistas que hace a los candidatos andaluces Marta Paneque, y en las que han estado ya Julián Álvarez y Diego Valderas. En lo político, ninguno de los dos trajo nada nuevo. Álvarez sigue teniendo buen discurso, pero volvió a ponerse el jersey verde para su cántico a la nación andaluza, su identidad y sus pamplinas. Valderas recalcó de nuevo su intención de “intervenir”, de “determinar” el rumbo político de Andalucía girándola hacia la izquierda (que pudieran sobrevivir al abrazo del oso del PSOE es otra cuestión). Pero es cierto que al poder no le interesan estas alternativas entremetidas y no pude evitar un gesto de disgusto al comprobar que la entrevistadora los trataba con prisa y les planteaba un cuestionario de Súper Pop, lleno de idioteces. A Valderas le preguntaron por su nieta, si se acordaba de aquel ataque de risa en el Parlamento e incluso si había estado en el Rocío. Sólo faltó preguntarle su color favorito para que aquello quedara en recochineo. Necesitamos aquí a esos partidos. Pero cuando no se van ahorcando ellos solos, Canal Sur se encarga de hacerlos invisibles o ridículos.


Cara a cara con El Risitas. La boquita de Ana Mato, no precisamente de piñón, ha seguido generando momentos televisivos. Wyoming utilizó sus torpes declaraciones como percha para una maldad genial: imágenes de Chaves en su debate con Arenas, montadas con otras de El Risitas. Fue como ver a Chaves ante la realidad mellada de Andalucía. Por fin cara a cara con lo que somos, con lo que él ha hecho de esta tierra.

Somos Zapping 04/03/2008 (Especial campaña)

El Trivium. En el cara a cara, jugando en casa ante la moderación de una vestal afónica, Chaves destrozó el Trivium de los antiguos. La política ya no se funda en las academias, en las escuelas de barbudos, en la armonía de las columnas, en la filosofía de lo humano. Ahora, el argumento, un poco como para Stalin, son las divisiones, en este caso los batallones de votos. Pero ya lo decía Santo Tomás: ni siquiera Dios puede hacer que una contradicción lógica no lo sea. De la gramática, la retórica y la lógica nos enseñaron que es ésta última la que lo sostiene todo. Chaves no es que retorciera la lógica, como los escolásticos, sino que la sustituyó por legiones. Ya saben, los votos lo legitiman, según él, para todo; le dan la razón en lo que diga, santifican sus actos y hasta sus abusos y le permiten reordenar la realidad y la verdad a su voluntad. Un político que ha llegado a este nivel de miseria intelectual sólo puede mover a la lástima, a la risa y al miedo. “Si yo hubiera incumplido mis promesas, no me votarían los andaluces”. Pero ni siquiera un político con la desfachatez de usar la antilógica como argumento, que también significa tomar por idiotas a los que lo escuchan, resulta tan peligroso como uno que desconoce lo que es la democracia. “El poder que yo tengo es el que me han dado los ciudadanos democráticamente”, dijo. Pues sí y no y depende de para qué. Porque la democracia no es que las urnas nombren a un Dios. Las mayorías otorgan la potestad de gobernar, pero no de tener la razón. Tampoco de adueñarse de lo público como han hecho ellos. Y la democracia no es sólo el voto, sino sobre todo el Estado de Derecho, el imperio de la Ley, sus valores de libertad y justicia. Los votos no dan impunidad ni regalan un feudo ni dan permiso para el nepotismo. Existe también la tiranía de las mayorías. Nada tan grave, pues, como este desconocimiento o desprecio de qué es la democracia. Más obsceno que destrozar la lógica fue destrozar la ética. Con el Trivium de los antiguos, cayó también la dignidad política de Chaves, autoproclamado César.


Política contra religión. Arenas no se enfrentó a un político, sino a un papa. Cuando una de las partes ha renunciado a la lógica para refugiarse en el chamanismo, todo queda disonante, y fue lo más extraño del cara a cara. Las maneras políticas del PSOE andaluz están en otro registro. Me recordaron a aquella película, La herencia del viento, con el iluminado apoyado por aleluyas de la calle frente al racionalista solitario. En la película, las incongruencias que le sacaba al pastor el abogado que interpretaba Spencer Tracy sólo servían para afianzar la fe fanática de aquél: credo quia absurdum. Chaves se mantuvo en ese registro de su santería y Arenas, arrojándole las cifras y vergüenzas de la realidad, quizá se dio cuenta de que el hierro no toca a los espíritus y que delante tenía eso, un dogma, una aparición en su domingo: noli me tangere. Ante una Andalucía colista, otra vez los “señoritos de la derecha”, cuando aquí los señoritos son ellos; ante los incumplimientos de Chaves, el coro que canta en las urnas sus alabanzas; ante la crítica a su gestión, el insulto a toda Andalucía o la blasfemia en que la convertía Chaves. Esto es política contra religión, esto es la dialéctica contra el rezo. Un triste medievalismo que oscurece Andalucía, como si fuéramos el último lugar donde aún vence el modelo geocéntrico. E pur si muove. Aunque ellos lo crean, ganar no les dará la razón en nada.

3 de marzo de 2008

Somos Zapping 03/03/2008 (Especial campaña)

El insulto. Nos lo anunciaba el presentador del informativo de Canal Sur como marcando la presa: el tema del día había sido Ana Mato y sus declaraciones afirmando que los niños andaluces eran “prácticamente analfabetos”. Luego, un Chaves en vaqueros, para que nadie lo confundiera con los señoritos a caballo de la derecha que “llevan en el ADN el desprecio hacia Andalucía y los andaluces”, defendía a sus hijos y nietos humillados, “insultados” y “vilipendiados”. Ah, ¿pero analfabeto es un insulto? Yo creía que era más bien una desgracia o un fracaso. Es más, dado el orgullo y el empeño que muestra Canal Sur a diario en sacar la incultura de nuestro pueblo como identidad o como gracia, yo pensé que para ellos era incluso sinónimo de buena gente, del pueblo llano y humilde de aquí, el que llena los sillones de María del Monte o de Jesús Quintero. No, el insulto es que una supuesta izquierda haya destrozado la educación pública y que sólo las élites económicas tengan acceso a una enseñanza de calidad. El insulto es que el informe PISA nos descubra nuestra altura africana. Insulto es cada vez que sentimos vergüenza al oír a un andaluz hablar en televisión. Insulto es que Andy y Lucas sean materia de examen y el referente de nuestra juventud junto con el niño del tambor de Juan y Medio. Insulto es ver el Día de Andalucía a Los del Río afirmar que ellos llevan por el mundo la esencia de esta tierra. Insulto es que el poder político alimente la ignorancia y la chabacanería desde su televisión de partido, alabándola como autenticidad. Insulto es comprobar cuánto les interesa una sociedad desinformada, iletrada, folclórica, cantarera y complaciente. Eso sí son insultos. Lo otro sólo es una triste verdad, la que ellos han construido y en la que secretamente se regocijan.


El séquito. Vino de fuera y cuando descubrió desde dentro la realidad de Canal Sur, que es la de toda Andalucía, alucinó. “Ni en la Cataluña de Pujol he visto este poder omnímodo, este absoluto control de todo, esta manipulación sin pudor, este cortijerismo del PSOE de aquí”. Recordé las palabras de este amigo cuando vi la crónica de la visita de Chaves a La Carolina. De repente, una metáfora visual pareció retratar todo lo que han hecho de esta tierra, estatuándola en alegoría. La cámara tomó el plano desde lejos, haciendo espejismos en el asfalto, y como si enfocara una larga ola acercándose. Allí estaban, llenando la anchura de la calle, orillada de pueblo miradizo; Chaves, Zarrías, consejeros, alcaldes, asesores, cortesanos, sastrecillos, pelotas, arrimados; decenas de dueños, jefes, esbirros, pajes o mindundis en sus diferentes estamentos; un séquito luisino que caminaba como tomando posesión de todo, midiendo a pasos sus dominios, después de hacer que pararan los coches y esperaran los pájaros. Una gran escalinata de lo que somos, el poder desenrollándose en su alfombra, como un rey entrando a una ópera. Así se muestran, así se mueven, así nos tienen.


Quizás. Del cara a cara entre Chaves y Arenas nos ocuparemos mañana. Ahora, cuando escribo, sólo me pregunto si acaso la política podrá con el fútbol, las ideas con la demagogia y la realidad con la propaganda. Quizás, sólo quizás...

2 de marzo de 2008

Somos Zapping 02/03/2008 (Especial campaña)

Los viejos rockeros. A los viejos rockeros, que van como en la moto o en el cadillac de su nostalgia, se les va acumulando la edad en los tatuajes, en las venas y en las guitarras que parecen su gato jubilado. Aun así, les queda la calavera intacta, la piel de cuero y los ojos cicatrizados por las noches y las malas mujeres, que suelen ser las mejores. La política también tiene sus épocas como la música, generaciones que se distinguen por el pelo o el patillaje. Pero yo no diría que Felipe González es un viejo rockero, sino más bien un Gardel con aquella rosa que traía en la boca ya putrefacta. El rock no muere, pero hay una política como un baile agarrado, un foxtrot o ese ambiente que hubo una vez en los cabarés, que está definitivamente pasada de moda. Felipe González es eso, un político ya de entreguerras, una cabeza prusiana, un piloto de biplano, una vieja metralleta de fortín. En Málaga, recurrió al insulto camuflado, que por cierto no salió en Canal Sur, pero no traía la España gongorina-quevedesca, sino el garrotazo que pintó Goya eternizando a este país. Sin embargo, no le adjudiquemos a González la paternidad de la mala baba en esta campaña, estas elecciones a las que hasta la abreviatura de 9-M parece poner munición, calibre de pistola. El PP también lleva haciendo una legislatura de insultos y lo que se le ha dicho a Zapatero en el mismo Congreso ha ido bastante más allá de lo de “imbécil”.

Felipe González ya se ha disculpado o medio disculpado entre sornas, pero su presencia en campaña no trae pellejos y chirridos por sus adjetivos gruesos, sino por una Edad de Piedra de la política que él representa, y con la que parece que se refiere a otros enemigos y a otro tiempo, como si se metiera con Fraga o hasta con Gil Robles. En televisión, González suena como Jarcha, Rosa León o el acordeón de Chanquete. A mí me pareció más significativo que el insulto a Rajoy otra cosa que dijo en Málaga, y que sí sacaron en Canal Sur: “Llevamos 25 años en Andalucía, sí, hombre; y la derecha 250 años olvidando a Andalucía, así que entre 250 años y 25 todavía queda tramo por recorrer”. Que hoy en día la izquierda pretenda enfrentarse a la derecha como si estuvieran en los Estados Generales es un anacronismo que le descalifica más que las bravuconadas de taberna que puedan salirle con el mal vino o el ácido úrico. Pero no es sólo Felipe González. Hay que hacer notar que, al fin y al cabo, es su misma generación de socialismo la que sigue establecida en Andalucía, que Chaves no es ningún meritorio que haya llegado ahora, sino un compañero de aquellas legiones que vivieron desde aquel Suresnes a los cafelitos de Juan Guerra y otros movidones incluso más feos. Felipe González nos parece antiguo como un templario, pero no nos damos cuenta de que ese mismo socialismo antañón, que aún parece enfrentarse a una derecha fernandina, es el que sigue aquí con su edad de árbol y sus trabucos y sus batallitas y sus mecedoras. Felipe González como con tricornio socialista, o Alfonso Guerra, que aún sirve para hacer gracias (eso sí, antológico, hay que reconocerlo, su comentario de la “niña con bonobús” y con abuelo jubilado de Endesa), ellos son el pasado, hablan por sus gramófonos, remiten al cine mudo. Pero lo grave es que todo el socialismo andaluz tiene su misma edad. No es que tengamos viejos rockeros, sino museos de cera, momias monumentales, muertos del Titanic gobernando. González puede tener derecho al chocheo, pero, ¿y Chaves?

1 de marzo de 2008

Somos Zapping 01/03/2008 (Especial campaña)

Credo institucional. Cómo no va a ser un discurso institucional todo lo que dice Chaves, si él, el PSOE, la Junta, la Autonomía y hasta la máquina de confeti que es Canal Sur, llena de retratistas y maestros de banquetes, están fundidos en una misma estatua ecuestre (“cuestre lo que cuestre”, dirían Les Luthiers). Es lo que da esa “alianza estratégica” que dicen que sellaron un día con el alma de cántaro de Andalucía, estableciendo una religión del pueblo. El Día de Andalucía, con pestazo a celebración norcoreana, nos demostró esa imbricación de lo partidista y lo institucional, dejando en el aire pagodas o grandes ídolos babilónicos. En Canal Sur, el día era un Credo niceno, con trinidad de Chaves, Zarrías y Rafael Camacho. Cómo no va a ser un discurso institucional todo lo que dice Chaves, si habla siempre por Andalucía como el Papa habla por Dios. Y en Canal Sur, eso tiene el eco de las bóvedas y del gregoriano, sonando a lo que suenan la Verdad Revelada y los pasos de los comulgantes. Canal Sur se pasó todo el 28-F felicitándonos a nosotros y felicitándose ellos. La misma gala del miércoles fue un desfile de sus presentadores y concursos como la procesión de sus apóstoles. La Autonomía tiene un espíritu que es el PSOE y una voz entre nubes que es Canal Sur, y entre ellos se prestan las tarimas y los vestidos. Por eso cuando Keka Conesa entrevistó a Chaves, al que el Real Alcázar de Sevilla ponía arabescos en la calva, parecían dos amigas de tiendas. Miguel Ángel Vázquez, secretario de comunicación del PSOE, ha rechazado que esta entrevista tuviera nada que ver con las elecciones, pero ahí están las palabras del presidente: “Lo importante que tenemos ahora son las elecciones del 9-M. Que la gente me da el respaldo para seguir gobernando, bueno, pues tendré cuatro años para seguir haciendo progresar a esta tierra, para resolver los problemas de Andalucía”. Esto huele a otro expediente de la Junta Electoral, con los que Canal Sur va a completar un álbum. Primero hicieron desaparecer al PP y a CA en el arranque de campaña; luego emparejaron al PP con obispazos y militronchos (aunque hay que decir que los obispos y la derecha ya se arriman ellos solitos sin que Canal Sur haga de celestina); y ahora, en el jardín de su día, con tocado de banderas, le dan el micrófono perfumado a Chaves para que enlace su propaganda con los cumpleaños de la Patria. Todo tan institucional que por eso mismo resulta abominable, peligroso y repugnante.


Sucesiones y ascensos. Que esto es como una monarquía, ya se sabía. El PSOE andaluz está fundado por los dioses y no hay políticos ni candidaturas, sino dinastías y delfinatos. Keka Conesa le preguntó a Chaves por su sucesión, porque ha dejado caer que le gustaría que una mujer fuera presidenta de la Junta, quizá en algún futuro en el que la gota o un percance de caza le aparten del trono. Van sobrados y por eso se entretienen en quién heredará su sello y su espada, en quién llegará a príncipe o a valido o a embajador. Si creen ustedes que están preocupados por si ganarán o conseguirán la mayoría absoluta que corresponde a su monarquía tedesca, se equivocan. Lo que está generando más corrillos en el PSOE-A es quién formará parte de la cuota andaluza en el próximo gobierno de Zapatero. Suenan María del Mar Moreno, Evangelina Naranjo, José Antonio Griñán y, con más reservas, hasta Monteseirín. Qué simpático ambiente cortesano da esto.