9 de noviembre de 2010

Los días persiguiéndose: Política o arqueología (26/10/2010)

¿Será esto al final el neofelipismo contra el Tea Party español? Zapatero ha hecho un Gobierno dándoles la vuelta a los cuadros de la Moncloa como si fueran colchones, entre ujieres y muchachas, y desde entonces nos parece que hubiera nombrado vicepresidente al Conde-Duque de Olivares. Pero Rubalcaba ya estaba allí antes de esta remodelación, quizá fue la primera renuncia de Zapatero a su socialismo de estudiante con hojas secas en los libros, ese socialismo suyo que se diría que buscaba enamorar a una novia. Rubalcaba, el veterano factótum, con arboladura mefistofélica, con toda la germanía de la política en los ojos y en el ramaje de las manos, venía de otra edad para intercalarse en el zapaterismo de flores azules y sonrisa flotante. Los jóvenes y los laúdes de Zapatero no bastaban en esta política sucia que se hace en España con sabor a veneno. ZP quería jubilar barones pero a la vez acogía a la vieja guardia que conoce el poder, la intriga, las cloacas y las balas. Ahora ha terminado haciendo un Gobierno de resistencia en el que mamuts del felipismo se rozan en extraña promiscuidad con jóvenas que provocan a la caverna de la derecha. Un desconcertante enlosado de pretorianos y escaparatistas. Yo lo que me pregunto es si no existe un término medio entre el zapaterismo ñoño y la vuelta de los dragones del pasado. Y me refiero a un término medio que no consista simplemente en mezclarlos en un Gobierno con las fauces por un lado y la seda por otro. ¿Tan difícil era formar un Gobierno serio, competente y sin fantasmas de la Moncloa?

Y el PP, ¿qué hará? Aquí no tenemos a Sarah Palin, entre institutriz y cowboy, con su Jesús con horca y su capitalismo calvinista, sagrado y furioso. Los programas de Intereconomía no dan para un Tea Party a la española, aparte de que, a diferencia de Estados Unidos, aquí la derecha rancia y purísima no da para ganar unas elecciones, por mucho lobby que se puedan inventar. Mariano Rajoy ha aguantado bien lo de “Maricomplejines” y ha sabido distanciarse de la caverna aunque haya salido alguna vez vestido de monaguillo. En Andalucía, todavía más, Arenas es muy consciente de que la presidencia de la Junta no se la va a dar la derecha eternal, sino un centrismo cuidadosamente medido. Arenas no puede ganar sin trasvase directo de votos del PSOE al PP y por eso el espantajo de la derechona debería darle más miedo a él que a la izquierda. Rajoy ha estado dormitando porque Zapatero se mataba solo. Arenas no puede permitirse eso: enfrente tiene a un Goliat viejo y cansado, pero que todavía pesa demasiado. El Gobierno neofelipista de Zapatero y el de Griñán se parecerán mucho en la táctica y en la canas hasta que lleguen las elecciones. Prepárense porque veremos a las antiguas falanges usar los mismos prejuicios, tópicos, insultos y sandeces de hace 20 ó 100 años. De alguna manera, Zapatero y Griñán han renunciado los dos a gobernar para hacer trinchera y se han reencontrado en los viejos modos y los viejos soldados. Yo sólo espero que el resto de partidos no haga lo mismo. Quisiera ver una IU que encuentra su sitio en este siglo, una UPD que pueda aportar equilibrio, un PA que resucite sin morerías en Andalucía y un PP que no sea un Tea Party castizo, legionario o beatón. También me gustaría ver a un PSOE que pueda trascender el pestoso felipismo y el fracasado zapaterismo y establecerse en una socialdemocracia seria y decente. Y sobre todo, me gustaría verles a todos hacer política, no arqueología.

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