7 de abril de 2012

Hoy viernes: Dolorosas (6/04/2012)

En esta Andalucía de izquierdas, llueve sobre las llagas de terciopelo de los cristos y los lloran familias enteras con el capirote en la mano como un helado derretido. Pero mejor lloremos por nosotros mismos que por los dioses que se quedan encerrados en su caja de música. Se puede vivir sin dioses, pero no sin dinero; no podemos imitar a las dolorosas que se alimentan de sus lágrimas servidas sobre encajes como dulces de hojaldre. Europa y los mercados o mercadotes, que son así de malos, van a exigirle a Rajoy bastante más que esa primera sangre de los presupuestos (reforma de este Estado con 17 religiones y millones de obispos y sacristanes de lo público, seguro). Mientras, en Andalucía, se intentarán poner de acuerdo los restos imperiales de un socialismo demagogo y clientelista y la izquierda utópica de la lucha de clases y los poemas a la alpargata y a la hoz, que aún piensa que un país se puede gobernar como un huertecillo en casa, sin bancos ni prestamistas ni amas de llaves del dinero. Pero pronto verán qué poco queda de las utopías y del señor notario de Valderas. Se impondrá el pragmatismo, el de los estómagos llenos de unos y el de los estómagos vacíos de los otros, y se llegará a un compromiso para repartirse sillones y hacer juntos lo que antes hizo el PSOE solo: administrar el usufructo de nuestra miseria a la vez que echan la culpa de todo lo malo a otros (PP, mercados, capital) e inventan o agrandan con propaganda lo poco bueno. En ese aprovechamiento de la ruina son especialistas en el PSOE, e IU aprenderá pronto. Les dejarán algún rincón poco importante del cortijo para que coloquen decorados sovietistas y practiquen la izquierda agraviada y partisana entre las coles, y el PSOE andaluz seguirá haciendo lo suyo: llorar y mamar.

Vayan aprendiendo porque haremos claveles de nuestra sangre, como ahora en las calles. Ya han empezado con la confrontación, con las venganzas contra la Andalucía que ha dicho no a la derecha, con el desprecio a su Estatuto, cosas así, tan infantiles y necias como siempre. No les hará falta solucionar nada, pues nunca lo han hecho. Tienen a un pueblo y tienen a un enemigo. Es más que suficiente. Lloraremos y supuraremos pero nuestras llagas serán por latigazos de otros. Resistir con harapos, pedir lo imposible para que se nos niegue, hacer que la menesterosidad a la que nos condenaron ellos mismos se convierta en furia contra el adversario. Es decir, su política. Les ha vuelto a funcionar, para qué iban a cambiar. Ahora que besamos cuajarones de sangre y Andalucía es una silla mojada esperando dioses de pan y miel, preparémonos para llorar la lluvia y reconocernos bellamente en el sufrimiento y la desdicha. Es lo que hacemos aquí para sentirnos vivos. Al final, sí nos alimentaremos como las dolorosas.

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