19 de septiembre de 2012

Los días persiguiéndose: Autocrítica del otro (10/09/2012)


Lo estamos haciendo todo mal. O lo están haciendo todo mal por ahí los dueños del dinero, los que se hacen bufandas y mocasines con él, los del Monopoly de Bruselas, la Cruella de Vil alemana con la faja de pinchos, el BCE lleno de mayordomos ancianos y candados de pirata. Lo están haciendo todo mal por ahí los políticos extranjeros tan reverendones, la Troika que parece un misil soviético, los hombres de negro que vienen a colgar sus sombras en las esquinas, Rajoy que cree que la economía es una piñata, sus ministros que se pelean, duermen con el relicario de una Virgen en el palanganero o van de menesterosos a la UE… Todo mal, en Europa y en España, con la política de déficit, con la estrategia de salvar el euro, con el garrote a los países rescatados. Tan mal lo estamos enfocando que Griñán, en la interparlamentaria socialista, ha llamado a hacer autocrítica de la política económica... a los demás.

Eso de la autocrítica no lo tenemos en Andalucía. Bueno, es que no hace falta. La política económica de la Junta ha sido gloriosa, vamos. Mientras toda esta gente de por ahí, tan entendida, finolis y economistilla, torpeaba y se cargaba el estado del bienestar de los amables países del sur, con este sol y esta alegría, aquí éramos la leche porque hacíamos airbuses, teníamos la Andalucía sostenible y seguíamos hablando de abrir zanjas para taparlas, ya saben, ese Ícaro que se inventó Keynes. Y no sé por qué hablo en pasado. Griñán sigue diciendo que somos la leche porque hacemos las tapas de los váteres o medio cachito de alerón del Airbus… Hacer autocrítica del otro debería considerarse desde ahora solecismo griñanesco. Si en estos cinco años de crisis nada se ha solucionado, vino a decir, “tendremos que analizar qué estamos haciendo mal”. Y yo me imagino un silencio hijo de Hitchcock sobre la reunión de la interparlamentaria, como un péndulo parado, como el grito sin voz de un ahogado, esperando si acaso se atrevería a mencionar las economías sostenibles y las nubes de azúcar zapateristas, los planes E, el gasto babilónico de su querida Junta, el historial de parados, pobres y analfabetos que orlan 30 años de PSOE en Andalucía, e incluso los mangazos con mordida desde Mercasevilla hasta más allá… Pero no. Su discurso prefirió tirarle de la chaqueta a Merkel, que todo el mundo sabe que es la que tiene la culpa de que aquí tengamos cifras tercermundistas de desempleo desde que se inventó el hilo; y darle el repasito de enterao a todos los de Bruselas, a la liga prusiana y otra vez a la Troika, que es muy resultona porque tienen nombre de perra grande y coñona que muerde sin avisar.

Griñán puede que tenga razón, quizá se están equivocando los sastres y sacamuelas de nuestra crisis. Pero que alguien con semejante currículum de desastres y fracasos, presidente de una comunidad que por sus números sigue pareciendo algo así como un palafito amarrado a España; él, en la interparlamentaria de un partido que lleva treinta años viviendo de defender a los pobrecitos, desvalidos y menesterosos que se encarga sistemáticamente de crear, haga el discurso de la autocrítica con tirachinas… Para eso hay que servir…

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