19 de septiembre de 2012

Que caiga ya el meteorito (09/09/2012)



En Youtube triunfan mininos, culos, gamberradas y monerías; de vez en cuando sale un marciano con rayador de queso, un político con micrófono abierto o un ciudadano cabreado o simplemente fundido, con escopeta, con sorna o arrebatado por el espíritu de Hamlet y su calavera que era un espejo. Abelencastores, que así se llama el usuario de Youtube al que nos referirnos, tiene ya hasta publicidad antes de sus vídeos. El más visto, con casi 51.400 visitas, es “Que caiga ya el meteorito”. También tiene éxito “Ni un euro más sin una auditoría”. Abelencastores es en realidad Eduardo Maestre, “agitador, músico y lector espesísimo”, según se define en Twitter. Y lo suyo en Youtube, denunciando oscuridades, despilfarros y bobadas de la administración, no entra en la moda de guasas, caricaturas o cortes de manga. Es sólo la fuerza de los hechos y la risa que da la simple visión de la realidad desnuda, como ver a un guardia de tráfico en calzones.

Sin parafernalia o con la parafernalia de una maceta, Eduardo Maestre hace poco más que leer los propios papeles, organigramas y BOJAS que se encuentra, pero así nos enseña la obscenidad y el descaro de estos gestores de lo público en su propio lenguaje. “Que caiga ya el meteorito” se diría, por el nombre, que va a ser algo de Carlos Jesús, un fin del mundo con unos extraterrestres vestidos de licra y toallas portuguesas. Pero no. El meteorito es el que dice él que debería caer en ciertas estructuras de la administración por inútiles, pródigas y chupópteras. El vídeo es una vivisección de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Maestre nos lleva, con poco más que leer y apuntar o subrayar con las cejas, hacia el universo como tolkiano de la administración paralela de la Junta. Sólo el organigrama de esa agencia parece el árbol genealógico de las Casas de Juego de Tronos: Dirección, subdirección, secretaría general, 6 unidades, 13 departamentos, 8 áreas y las oficinas en el exterior. El cuadro que nos enseña es como el de Roland Garros y contiene, por ejemplo, áreas de “equidad de género”, de “fortalecimiento institucional” o un “departamento de acción humanitaria y emergencia” como si fueran los bomberos del mundo. “Y en cada uno de estos departamentos hay un montón de gente cobrando”, apostilla.


Pero es BOJA en mano, comprobando a qué se dedica tan arborescente agencia, cuando la retahíla de subvenciones para tareas loables o extrañas (en cualquier caso de dudosa competencia autonómica) se ensartan como una gran fuga de estupor burocrático: necesidades alimenticias en Somalia o campos palestinos se unen a alcantarillados en Mauritania, fomento del sindicalismo andino o marroquí, compostaje de basura en las islas Galápagos y otros epígrafes que en la neolengua administrativa parecen arte conceptual y, con sus euros al lado, su precio ya en Sotheby’s. Aprecien la belleza de esto: “Transversalización e institucionalización de la equidad de género en la municipalidad de Ayutuxtepeque, El Salvador: 38.970 euros”. Otras ayudas son minimalistas y carísimas joyas, como la que, bajo el epígrafe “Hábitat”, en Marruecos, se lleva 189.000 euros. O “pedazos de cursos” como el de “Experto en salud sexual y reproductiva en Senegal”, con 206.492 eurazos. En total, 10.622.624 euros, “sin contar las oficinas, los secretarios, las reuniones, las cenas, las copas, los viajes a estos países”. Resumiendo: “Un dineral… Una cosa…”. Y sólo es una agencia.

Es en otro vídeo, “Ni un euro más sin una auditoría” donde nos revela que esta agencia maravillosa aún cuenta en su presupuesto con 59 millones más. Y nos explica el extraño caso de otra de las agencias estrella de la Junta, la Agencia Andaluza para el Conocimiento, con casi 100 millones de euros de presupuesto, y cuya creación a partir de otras agencias ha sido invalidada por el TSJA por convertir en funcionarios a simples trabajadores. Pues ahí sigue la agencia, con sus cosas del conocimiento…

“No nos estamos dando cuenta de la cantidad de pasta que se está quedando esta gente”, dice Eduardo Maestre desde su terraza. Por eso pide una auditoría de las cuentas públicas, “de todo lo que se ha estado haciendo en Andalucía 30 años”. Pero mientras, también pide a las musas y los dioses “que venga ya el meteorito y caiga encima de la agencia, que caiga el meteorito en to'l patio”.



Las máquinas y las bananeras

A Eduardo Maestre no le salen sus vídeos como un chiste, sino como un gregoriano de verdades sonrojantes. Serio, lento, no pretende hacerse el gracioso, pero sin embargo tiene la gracia directísima del asombro, de la incredulidad, del esperpento. Cuando él lee el concepto de una subvención o la estructura de una agencia de la Junta, parece algo de Les Luthiers. Pero porque merecería serlo. Algunas muestras de ese surrealismo exótico, del imaginativo churriguerismo burocrático que se puede sacar del BOJA, y son sin embargo reales, y cuestan dinero público real, son éstas: Transversalización e institucionalización de la equidad de género en la municipalidad de Ayutuxtepeque, El Salvador, 38.970 €; estrategias para el fomento del diálogo social, la prevención y solución pacífica de conflictos laborales en Perú, 120.800 €; incorporación de la equidad sindical en salud laboral en Centroamérica: el caso de las máquinas y las bananeras, 229.154 €; información y capacitación en la Coordinadora de Centrales Sindicales Andinas, Bolivia, 400.000 €; investigación aplicada al desarrollo y formación sobre visiones del desarrollo y educación para un ciudadanía crítica y transformadora: Andalucía, 139.800 €; puesta en marcha de un proceso de compostaje de la materia orgánica procedente de los residuos sólidos urbanos en el cantón de Santa Cruz, Galápagos, 148.000 €. “Lo que me fastidia –afirma-- es que no nos estemos enterando de nada de esto. Ya está bien de tomarnos el pelo, ya estamos hasta aquí de sinvergüenzas, chorizos y malandrines”.

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