30 de junio de 2011

Hoy viernes: La podadera y la austeridad (24/06/2010)

Al PP le han puesto la podadera en la mano, para muchos una guillotina. Aunque empiecen recortando encajes, giraldillos de las administraciones, chambelanes y validos, altos cargos y enchufados, consejillos y agencias con una tropa de jefazos, asesores y secretarios para cada menudencia autonómica, para el timbre de cada puerta, el PSOE tirará de las metáforas de cuchillos como Lorca. Nos insistirán en que lo que quiere recortar el PP son los derechos, las patitas de lo público, la Democracia misma, y apagar las luces que vigilan a los gobernantes y cuidan al pueblo. Ya dijo Griñán que no era partidario de “adelgazar lo público”, lo que ocurre es que lo que ellos llaman “lo público” incluye los palacios, las moñas, los camarines, los comités decorativos o propagandísticos, toda esa excrecencia administrativa que cuesta tanto dinero pero no desemboca en lo público, sino más bien en lo propio, pues les sirve para colocar a afines, adeptos, políticos defenestrados o quemados, y, en fin, para dar de comer a la larga familia del partido y mantener el desmesurado aparataje del sistema clientelar. Menos gasto en cera, en adornar solapas y en alargar pasillos, y más inversión pública, eso es lo que hace falta. Pero siempre salta alguien que menciona la “demagogia”, la venganza del populacho que quiere ver a los políticos en alpargatas y viajando en bus. No, acabar con el despilfarro es una necesidad: debe llegar a la ciudadanía lo que ahora termina en salones de té, lujos de zarina y duplicidades administrativas. Claro que es lógico que la podadera dé miedo: les puede cortar el cuello y los dobles puños a los vividores de lo público, que hacen poco o nada por la sociedad, aunque sí por el partido y sus amigotes.

Ayer me sorprendió mucho que alguien tan lúcido como Arcadi Espada cayera en la simplicidad de argumentar que sueldazos y ciertos lujos o privilegios para los políticos son necesarios para “dignificar la política” y que sin eso sería “altamente improbable que algún joven seriamente formado quiera dedicarse al oficio de lo público”. Primero, porque la mayoría de los jóvenes “seriamente formados” son hoy mileuristas, están en las hamburgueserías o explotados como becarios, y matarían por el sueldo de un simple concejal de pueblo. Pero, sobre todo, porque lo que impide que la gente “seriamente formada” llegue al gobierno de lo público es la propia estructura de los partidos, que no atiende a la valía ni al currículum, sino que escoge y promociona a los sumisos con su poder piramidal, a los aduladores, a los tibios mediocres que saben moverse entre sus engaños, chanchullos y componendas, cualidades todas éstas sin las que no se llega a nada en política. La podadera es necesaria. Ya es hora de que lo público deje de ser la fiesta de unos pocos, y más entre la miseria general. Austeridad, control del gasto, optimización de recursos. Y eso no es demagogia. Es supervivencia.

No hay comentarios: