
'Llamarme' a hotmail. Sumemos el analfabetismo tecnológico de aquí al otro de siempre, añadamos la cutrez televisiva propia de la tierra y la postal del paisano acodado en la barra del bar, ahíto de vinazo, dominó y fútbol, y tendremos el personaje del que se cachondearon largamente en Noche Hache para nuestra vergüenza. Se llama José Ramón, parece el panadero y tiene en Televisión Costa de la Luz, cadena roteña, un programa sostenido por sus delirios solitarios, ingenuos y camperos sobre el mundo del corazón, o eso pretende. En principio surge la duda de si el programa se ha planeado en serio o de cachondeo, pero luego concluyo que esa capacidad para resultar ridículo de una manera tan natural es imposible de fingir. Las televisiones locales son, ciertamente, el museo antropológico de lo que somos. Baste este ejemplo del tal José Ramón informando a la audiencia de su correo electrónico (me he ahorrado poner todos los sic): “Pa que la gente me quieran escribir o quieran saber algo mío, nada menos que tienen que hacer, llamar o escribir a joseramonconcorazon@hotmail.com, es mi..., mi... lo de Internet, mi número de esto para Internet, y quien quiera llamarme, aquí estáis...” . Y la gente lo “llamó” a hotmail, concretamente un tal Maguila, a quien le dijo esto: “Ahora no caigo quien es, pero me gustaría, a ver si un día quedo contigo... Yo paro en el bar Los Siete, allí puedes verme todos los días cuando tú quieras”. Ni “llamar” a hotmail ni messenger ni nada: que vaya al bar donde para. Maravilloso cómo ha cambiado la segunda o tercera modernización esta Andalucía.
Caballos. Los caballos, guapos animales guardiamarinas, y ese mundo alrededor suyo como de peluqueros o lanceros de una raza. Me pregunto, viendo en Espejo público (Antena 3) un reportaje sobre un espectáculo de la Escuela Andaluza de Arte Ecuestre en la Plaza Mayor de Madrid, por qué no los soporto. “Caballo y caballero, tándem inseparable, una comunión que se pierde en el tiempo, en las faenas del campo, en el apartado de las reses”, dice la voz en off. Y creo que ya lo sé. Dehesas y garrochas, caballos y jinetes, los señoritos que dejaron pudrirse a Andalucía, que la apartaron de la industrialización para tener mano de obra barata y seguir montando jacas. Sí, por eso no los soporto.
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