29 de enero de 2007

Somos Zapping 28/01/2007

Bienvenidos. Yo era demasiado joven para el rocanrol, pero fue el primer disco que tuve. En realidad, ni siquiera era disco, sino una cassette naranja que me trajeron de regalo desde Madrid con perfume de movidón y carabanchelería. A mis doce años, aquel Rock & Ríos sonaba como un tren de dinamita y aplausos, y Miguel Ríos, jefe como de una caravana de músicos electricistas o cañoneros, se me hizo ídolo. Ha vuelto Miguel Ríos a la televisión, con la calavera viva de todos los roqueros, refundido con el metal negro de la chupa, y uno agradece el viejo magisterio de los profetas del rock, que ya parecen bibliotecarios, entre tanto niñateo de playa y tanta guitarrita lacia, entre los zapatones canis y los percheros de detective que en 1001 músicas nos sacaban Joaquín Petit, David de María, Las Niñas o el que colgara el abrigo. Buenas noches, bienvenidos (Canal 2 Andalucía) es un programa de concepto ambicioso, arriesgado, que baraja una música más cuidada que en otros espacios con un rato de humor de teatro, otro de oenegé, otro de ciencia, otro de poesía, otro de arte. Todo esto suma una enciclopedia a veces interesante y a veces no tanto, a la que se le pueden criticar ciertos guiños de etnocentrismo (“hijos de Al-Andalus”, nos saludó el roquero) y hasta un poco de propaganda autonómica que se atraviesa. Por ejemplo, para presentar la sección social de José Chamizo, Miguel Ríos se refirió a la “voz que mejor conoce el lado menos opulento y feliz de una comunidad que en los últimos años ha conocido avances sociales importantes”. Ni tanta opulencia ni tanta felicidad, diría yo. Hasta el reportaje elegido, sobre los sin techo, quedaba con aire como neoyorquino, un poco como si aquí la gente o viviera en los parques o fuera rica entre rascacielos, cosa que no ocurre en Andalucía. Fue algo infantil la sección de ciencia, explicando el ADN como en CSI; fue endeblón el humor y fue saludable para la televisión la poesía de Luis García Montero, que últimamente anda muy repetido por Canal Sur haciendo versos del Estatuto más que otra cosa (es un buen poeta y no vamos a pensar que le dan focos para sus poemas de verdad a cambio de los otros poemas que gustan al poder). Aun con estos peros, a los abuelazos del rock & roll, bienvenidos. Los echábamos de menos entre tonadillas, aserejés, raperos y babas de saxofón.

Qué arte. Hay en ver a los famosos en la pista de baile una curiosidad como de verlos en un cuarto de baño muy grande, por eso Mira quién baila agrada a cierto tipo de telespectadores que gustan de sentirse apabullados de culos y resbalones ajenos. Curiosamente, murcianos, aragoneses o extremeños pasan por el programa sin dejar más que su pierna o su lengua fuera, brillantísimas como el suelo, pero en cambio, los andaluces, ay, siempre añaden su flor y provocan la caricia racial del jurado o de la presentadora. Carmen Janeiro se excusó por sus torpes meneos ya que ella viene “del campo”, y provocó que Anne Igartiburu soltara un “¿por qué será que los andaluces tienen tanta gracia?”. El Linterna bailó hip-hop, se crucificó de catetismo al afirmar que él era de Alhaurín de la Torre, “el mejor pueblo del mundo”, y la rubia aplaudió rendida: “qué arte, qué arte, qué arte”. Sí, el arte nos persigue casi tanto como la vergüenza.

Lo mismo. Con lunas en su nombre o con ojos de un animalillo u otro, Quintero hace siempre el mismo programa. Entrevistas nariz con nariz que resultan reveladoras, sentidas o quirúrgicas, más esa insoportable manía de hacer una filosofía de insomne y de quijote, con literatura mala a pesar de la gravedad, que ya cansa por repetida o por posada. Llevó a un andaluz (Banderas) con guri y con tortilla, y a otro (Farruquito) que me sigue pareciendo un niñato aun en sus atormentadas contriciones. Decidí que me aburría.

Muy suyo. Tapabocas de la Junta Electoral a la campaña del referéndum del Estatuto. El lema “muy nuestro” les ha parecido muy suyo y Andy & Lucas y demás van a tener que buscarse otra coletilla, que podría ser “ojú, quillo”, cosa tan andaluza como sus otros empeños salvadores. Pero tampoco importa mucho. Sigue estando la radiotelevisión pública andaluza para hacerles la campaña con toda su trompetería.

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