
Las rocieras innovadoras. Y seguimos con más innovación desarrollada aquí, en Andalucía. Sí, cierto, algo así es lo que suele decir en Tecnópolis, con sonrisa teleñeca y gesto de Súper Ratón, Roberto Sánchez Benítez, ese presentador marioneta de sí mismo. En este programa hemos visto llamar innovación hasta a la compota de castañas, pero lo de esta semana ha sido un hito insuperable. Y es que la innovación era... ¡el Rocío! Diga usted “innovación” y ponga seguidamente imágenes de caballos, bueyes y gente como emigrada de la Edad Media de su mentalidad y sus sandalias, y tendrá toda la macabra ironía de lo que somos. Era el diseño, el diseño de los trajes para el Rocío concretamente, lo que para el programa aumentaba la modernidad de Andalucía hasta niveles radiactivos de autocomplacencia. Trajes como ensaladas, trajes como todo el costurero encima, zarcillos que nos enseñaban cual sonajeros atómicos... Como sigan así, el siguiente salto tecnológico les llevará un día al botijo.
Rocío. A una edad de palitroques, de salamandras sagradas, de calendarios de piedra, de dioses en las vísceras, de altares como colmillos; a un mundo de tribu ante el fuego, de bebedizo en la sangre, de huesos con harapos, de rezar a los volcanes; a esto nos arroja Canal Sur y lo viste de esencia, orgullo, emoción. El Rocío, hombres y mujeres infantilizados y enardecidos por un primitivismo inexplicable para mí... Veo que saltan poseídos de locura hacia una parihuela; veo que golpean a unos bueyes para que se arrodillen delante de algún ídolo o tótem y la gente aplaude, grita, llora, extrañamente satisfecha de que unos pobres animales se hayan humillado ante el poder divino de las piedras, igual que ellos. Siento desconcierto y lástima. Canal Sur dedica horas, reportajes, helicópteros, a mostrar lo que tenemos de horda y de hechiceros. Programas especiales sacan toda la mantería y la lloronería de su folclore dedicado a la diosa, Andalucía Directo conecta con reporteros que hablan de “nuestra Señora”, lenguas de arena se sacan el corazón avinado para unas cámaras en misión apostólica. Canal Sur también se arrodilla como los bueyes. Que la gente crea lo que quiera. Yo nunca lo entenderé, es cierto. Pero que una televisión pretenda decirme con este apabullamiento, con esta santurrona identificación, que esto es Andalucía y así hay que sentir ante las estatuas, eso, no. Que una cadena pública haga de monaguillo y convierta en esencia la ceguera de una superstición como otra cualquiera, eso siempre provocará mi protesta y mi desprecio.