19 de octubre de 2010

Somos Zapping: Felices como pastores (4/10/2010)

Libertad abolida. En las noticias de Antena 3 prefirieron sacar a los piquetes con la tea y el garrote; en Canal Sur decidieron abrir con las manifestaciones, tranquilas, dominguerillas, como esas fiestas de la izquierda que terminan en bocata, porro y concierto de perroflautas (para saber qué es eso, vean www.frikipedia.es/friki/Perroflauta). Canal Sur puso por la noche un rótulo en el que informaba de que la programación de la televisión andaluza se estaba “viendo alterada a causa de la huelga general convocada por los sindicatos de clase contra la reforma laboral aprobada por el Gobierno”, y a mí me chocaron el innecesario añadido panfletario y el toque anticuario o mohoso del término “sindicatos de clase”, o sea, éstos que nos siguen dividendo, a estas alturas, en clases, en castas, “proletariado” contra “burguesía”, esas cosas que ya sólo huelen a hollín. Ah, la huelga general, ese auto de fe en los mercados y las cocheras... Yo sigo sin entender que la reivindicación de una opinión o ideología, ya sea más o menos justa o mayoritaria, pueda secuestrar un día a un país entero, impedir a la gente ir adonde quiera o hacer lo que le dé la gana, y que encima los jefes de esta asonada hablen de “democracia”. Pero ya saben que por “el pueblo”, “el trabajador” o cualquier otra abstracción de ese calibre convenientemente usurpada o manipulada, lo primero que se aplasta es la libertad individual, la libertad a la que tan irónicamente terminaban ellos cantando, poniendo aquello de Labordeta. Esta izquierda no puede ya con sus contradicciones, como no puede con sus calzones. Y casi peor que la violencia y la coacción resultaba el intento de los piquetes de usar sus “razones”: “Mira, ahora mismo no puedes pasar por ahí porque no vas pasar por lo alto de la gente”, le explicaba amablemente un sindicalista a un camionero a la entrada de un mercado andaluz bloqueado. Ésa debe de ser su “democracia”, basada en que un amontonamiento de gente suficientemente grande puede hacer lo que le plazca, anulando los derechos de los demás, aboliendo la ley si es necesario. Es la regla de oro de todos los fanatismos: su causa está por encima de cualquier libertad o derecho. Y aún más, les darán la vuelta a los conceptos y a esa imposición la llamarán cínicamente “democracia” y “voluntad del pueblo”, como hicieron los líderes sindicales. La huelga no fue un fracaso por una cuestión de porcentajes, sino de moral.


Ovejas. Había banda de música formada como por monaguillos, había pasodobles, copla, tarta de la abuela y ese ambiente de becerrada que tienen a veces los pueblos en ciertas ocasiones, haya becerro o no. Pero lo que se celebraba eran los 3.000 programas de Andalucía directo, para lo que curiosamente se fueron a Jun, quizá por tener 3.000 habitantes, porque el alcalde es de la cuerda o porque allí le han puesto al programa hasta una calle, que inauguraron en el mismo momento con protocolo de fuente municipal. Modesto Barragán, que parecía que acababa de ser elegido Reina de la Verbena, cargaba con el éxito a pesar de ser un recién llegado y definía el secreto del programa en “seguir pegados a lo nuestro, a lo sencillo”. Se refería a la cobardía de mostrar una Andalucía festiva, despreocupada y complaciente, sólo atormentada por apuñalamientos y riadas. Ya al iniciar la temporada, Barragán nos saludó así: “Vamos a estar muy pendientes de lo que ocurre en Andalucía, de lo que preocupa a los andaluces, y a los andaluces les interesa saber en este 9 de septiembre qué está pasando en torno al caso del descuartizador de Sevilla”. El día anterior a la celebración, le dedicaron un reportaje a una escuela de pastores a la que iban hasta universitarios. Aquello no les daba pena ni les parecía un descorazonador fracaso. No, sólo era amable y “curiosa” la bucólica vuelta a la pureza de esos universitarios que habían terminado cuidando rebaños. Ésa es la sencillez de Andalucía que alaba Barragán, la de tener que recurrir al pastoreo en el siglo XXI, la de vivir gozosa e ignorantemente en una nueva Edad Media. Ser pobres y felices como pastores o como ovejas. Modesto Barragán terminó bailando con una señora para celebrar esa deprimente Andalucía suya.


Malaya. Qué podemos decir ya de Marbella y sus malayos... Ahora pasan por el banquillo a la vez que por los programas de cotilleo y se vuelve atronadora la infinita vergüenza por el saqueo que cometieron esos canallas, consentido por la torpeza, el silencio o quizá la complicidad de otros poderes públicos o políticos. Lo peor es que todos sentimos que en esa sala abarrotada falta mucha gente, de otras Marbellas, manejos y despachos; que en este país la corrupción no cabe ni en todos nuestros juzgados ni en todas nuestras televisiones.

1 comentario:

Fernando dijo...

Llama la atención el número de comentarios de seguidores del blog en tus últimas entradas... no eres más que una criticona de casapuerta.