20 de abril de 2009

Somos Zapping 19/04/2009

Aquí estamos. Cuando a Roberto Sánchez Benítez le cortan los hilos de marioneta, sale de ese frigorífico de la propaganda en el que vive, deja el sol hidroeléctrico de las falsas modernizaciones y se va a la calle, lo que parece es un cochecito de cuerda. Montado en ese cochecito nos van a enseñar por lo visto ahora los pueblos de Andalucía en una especie de programa almanaque que se llama Aquí estamos. De nuevo nuestros pueblos, esta vez estampados en sus tópicos y torrijerismos, de manera diferente a aquella otra cosa que nos estuvieron poniendo, ese subir a tender con pretensiones de la Andalucía de cine de Juan Lebrón, con sus avionetas de playa. Han elegido un logo con silueta a lo caminante solitario, a lo peregrino o a lo sherpa, como Jesús Quintero, pero el programa sólo es una glorificación de los vecindarios y un como intento de que lo conviden en los bares. Me recordó a las mañanas alfareras y panificadoras de Rafael Cremades, pero in situ. Eligieron para el estreno Sanlúcar de Barrameda y nos sacaron postales con mar, caballos, manzanilla y chocos; paisanos con cestillo, un desfile de frikis o fareros locos, una chica que se casaba, otro chaval que se mató en moto, skaters y grafiteros como cumbre de nuestra juventud, famosillos de la altura de Canal Sur (la vocinglería de Las Carlotas, la racialidad orgullosa y sin más talento de Gala Évora, el exotismo de tetería de Hakim)... El objetivo parece ser el mismo que el de sus otros programas flipados y anfetamínicos: convencernos de la felicidad y la satisfacción de una Andalucía contenta de sí misma hasta el delirio. “Como se vive aquí no se vive en ningún lado”, decía un lugareño prototípico. Y si le hablaban de la crisis, Sánchez Benítez enseguida les recordaba “el sol” y “la alegría” de aquella tierra, abriendo los brazos y sonriendo bobamente como un querubín borracho de chovinismo. Un pueblo como Sanlúcar, siempre entre los más pobres de España, pretendió que por un momento fuera como Detroit, simplemente por enseñarnos que aquí tiene su sede una escudería de GP2, capricho de rimbombantes apellidos que se limita a un garaje. Verdes de Doñana, bigotes de gambas, morenos que da la sal, zarcillos del folclore y tibieza de las plazoletas... Nos dirán otra vez que Andalucía es ese paraíso que no hay que tocar para que no se rompan sus cántaros de autenticidad y belleza, y la realidad volverá a ser el cadáver al que se aplaude con alegría en nuestra televisión. Aquí estamos, tan felices.


Ortografía. Paz Padilla tortura al Risitas, tropieza con el alambre de ella misma, hace chiste de los enredos de su lengua y su late show me sigue pareciendo algo que ocurre en un lavadero. El otro día invitaron a Eva Hache (espejo demasiado alto para Paz Padilla) y temblé cuando vi que, en el colmo de la originalidad y el riesgo, la entrevista estaba amenizada por un teatrillo en el que alguien, haciendo de maestra, mandaba a Paz y a Eva escribir en una pizarra palabras con hache... Qué peligro... A Paz Padilla le tocó escribir “hortofrutícola” y después de decir “hortofrutícula” y creer que eso era algo de las uñas, dejó en la pizarra el curioso neologismo “hortofrulita”, especie de término medio, y encima con algún tachón. No sé si es peor que no sepa escribir o que la gracia consista en parecer analfabeta, en plan Andy & Lucas. Somos la risotada sin cultura como somos la fiesta sin pan. Eso de escribir debe de ser cosa de forasteros lacios o traidores a nuestra esencia, porque el andaluz puro se come los rotuladores o hace pintadas de mono. Así somos, así nos gustamos, así nos reímos. Sánchez Benítez hubiera dicho que con este sol y esta alegría, a quién le importa la ortografía.

2 comentarios:

yinyang mason dijo...

No estaría mal que Paz Padilla o alguno de sus jefes contemplaran algo de lo que hace Ellen De Generes en Estados Unidos.

Anónimo dijo...

pero tranquilo que su hermano está velando por la comunicación en las fuerzas armadas. Aquí no cabe un tonto más...

D. SERGIO SÁNCHEZ BENÍTEZ.

Nacido el 19 de febrero de 1967 en Palamós (Girona), casado y con dos hijos, es Licenciado en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid.

Ha trabajado como periodista en “El País”, “Cambio 16″ y “Telemadrid”, entre otros medios de comunicación. Fue miembro del gabinete de la Ministra de Asuntos Sociales y ha desarrollado buena parte de su carrera profesional en comunicación corporativa en diferentes empresas, entre ellas el Grupo Telefónica. Desde mayo de 2008 era Asesor en el Gabinete de la Ministra de Defensa.

Escrito en Defensa, Medios, Política.