14 de abril de 2009

Los días persiguiéndose: El chiringuito (14/04/2009)

El mar empieza a ser todas las lenguas y todos los pies de las muchachas, cuando ya se presiente el calor como algo que se derrama por el cuello. Nos alimentamos de monedas de sal y de luz, respiramos de las grutas, nuestra economía tiene el peinado exótico y pobre de las palmeras. El turismo es esa servidumbre en la que seguimos vendiendo nuestra piel y nuestras acuarelas, la industria de los que no tienen industria. Cazamos los pájaros que trae el verano, con billetes forasteros en el pico. Si nos quitan los guiris, los domingueros, las rubias de hamaca y los bigotes de la cerveza, tendríamos que masticar conchas. Ahora parece que el Gobierno quiere desmantelar los chiringuitos de playa, no sé si para que aparquen las ballenas o se tienda sólo el cielo boca arriba. No deja de resultar chocante que aquí, donde se ha permitido que el urbanismo salvaje alicate las nubes y meta griferías en el mar, donde entre los golfos del ladrillo y los de los ayuntamientos se ha acementado el aire y se han vuelto escalinatas las cascadas, los políticos se empeñen ahora en quitarnos la sombra inocente de los chiringuitos para que se nos quemen los pies y el gañote. Hay algo, por lo visto, que hace incompatibles a las sandías y al planeta, a los chamizos y la atmósfera, a los ombligos y a la ecología. Será que las frituras aceleran el cambio climático, que la sangría envenena a los delfines, que los muslos rozándose espantan la salud del mundo. Esta moda verderona y desinfectante que pretende salvar la biosfera a manguerazos ya me está cargando. Desde los ministerios de la progresía puritana nos quieren dejar sin tabaco, sin güiscazo, sin barbacoa, sin pecado, además de sin trabajo. 40.000 familias afirma el PP que dependen en Andalucía del cervezón y la calima de los chiringuitos. Demasiadas víctimas para conseguir sólo una inútil transparencia de nuestras costas y la incómoda victoria del resol.

Sin duda, estos socialistas no lo han pensado bien. Sin chiringuitos, a ver dónde iba a ir el vicepresidente tercero Chaves para escapar de su ministerio y enjuagarse de la crisis. Es más, el equilibrio de las autonomías, el sudoku de la financiación, el apaciguamiento de las tribus periféricas, todo ello puede depender de esa paz, esa inspiración y esa tortilla de Chaves en su playa entoldada, ya con la corona enterrada en arena, ya con el horizonte velero de la jubilación. Y qué decir si, acaso, un exceso de celo del zapaterismo les hace derribar esos otros chiringuitos que son los que la Junta tiene montados por toda Andalucía para solaz y engorde de sus políticos y arrimados... Muy mal han medido los socialistas las consecuencias de esta loca iniciativa. Los chiringuitos no atufan al planeta, las chanclas no se comen el plancton, los sombrajos no tapan la vida. Ese fanatismo suyo no salva nada y va a dejar más paro, más hambre y más sed en Andalucía. Además del riesgo de que un Chaves playero con insolación desbarajuste todo el Estado de las Autonomías.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ea, los chiringuitos en la arena, la arena en los bares de la ciudad, los pájaros nadando y los caballos volando. Todo como tiene que ser. Así se urbanizó la costa de Málaga:
Llega un señor con un cubo de sardinas, las asa un buen día y las vende en la arena, luego se coloca una sombrilla y se trae una barra portátil y poco a poco va montando un chiringuito que al cabo de ocho años tiene otros ocho camareros, cuatrocientos metros de restaurante, un pestazo a carne y pescado, la barbacoa, la leña, los servicios directamente los orines y demás a la arena, cuatro barras, siete toldos, 200 mesas, etc. La escandalera de la música, En fin que se hace el amo.Luego llega la hora de urbanizar la playa y lo que no se va a tocar es el chiringuito, eso es la seña de identidad de Málaga, la corrupción. Se ha montado un restaurante, en terreno público de dominio del mar, sin propiedad, sólo la cara y el cubo de sardinas. Se lo pone delante a otro que ha comprado un local, ha pagado notarios, impuestos, etc y le hace la competencia desleal porque hay un político corrupto que lo amapara, y le permite seguir ocupando, es un ocupa, el terreno público, que es de todos. Para que se comprenda bien la injusticia se da el caso, a la vez, de un labrador, que tiene unas tierras que no le dan ná, como están las cosas, va y hace una casita en su parcela( para pasar su vejez y cultivar cuatro acelgas) que no en la orilla del mar, antes de la primera línea de playa, como el chiringuito, y le meten al agricultor dos años de cárcel, pago del derribo, otros tantos al que construye y otros tantos al que compra, en su caso.
Nos gustan las playas limpias de gente y de aprovechandas. Los chiringuiteros ya se han aprovechado bastante, ahora que paguen como todo el mundo y hagan competencia legal, como debe ser, y gracias et amore. Lo que deben de hacer es dejar la m....... de costa que queda, libre para que la gente pueda poner la toalla con permiso del hamaquero, otro que tal baila. Y la estupidez de que se van a perder puestos de trabajo no se la cree nadie ¿ O es que los turistas no van a comer si no hay chiringuitos ?
Es más, muchos camareros se agenciarán un barecito y habrá mucha más oferta y mucho mejor calidad, con agua y sin tanta falta de higiene.Otra cosa es la nostalgia... eso cada uno sabrá.Otra cosa es la nalga que se roza. La imaginación es libre.

yinyang mason dijo...

El chiringuito es una figura habitual en nuestras playas de la cual nunca disfrutará el señor Chaves porque ya tiene un servicio que le coloque la sillita en medio de la arena y le proporcione la correspondiente bebida sin que el nuevo vicepresidente tenga que menearse para nada.