6 de enero de 2011

Somos Zapping: Porque esto es África (3/01/2011)

El idilio. Para su mensaje de Fin de Año, Griñán se presentó con el Idilio de Sigfrido de Wagner y su palacio con las puertas abiertas y el rosa de los mármoles aterido, como él. Pero estamos para pocos idilios con el poder y los lujos, así que el mensaje sólo transmitía ese frío de los pajarillos fuera y el del propio Griñán, que parecía un príncipe desahuciado. Leyó tieso, triste y con automatismo su villancico de buenos deseos, confianza y caramelo, y yo me fijaba en el trozo de paisaje de árboles y luces fuera, que parecía atraerlo, absorberlo, como si todo en Griñán llamara a la huida, como si tiraran de sus hombros todos los puntos de fuga de la realidad de Andalucía para despedazarlo. Me pareció más descriptiva y decisiva esa imagen que todo lo que dijo sacudiéndose los problemas y la responsabilidad, llamando a los ángeles de la fortuna y a las campanillas de la esperanza, pero no como un líder, sino como un sacristanejo. “Urge restaurar el prestigio de la política”, se atrevió a decir desde su postal vienesa, él, el de los viejos urdidores y los ninis inútiles, el heredero a dedo que forma sus gobiernos atendiendo al equilibrio de las familias del partido. “La política es lo que hace mejor nuestras vidas”, añadió. Cierto, sobre todo las de los vividores de lo público, políticos, enchufados y arrimados al partido. La “Andalucía real, moderna, innovadora” le salía falsa como las angulas falsas de las cenas de ahora. Sí, estos discursos son cargantes y odiosos: esa propaganda partidista regalada en la televisión pública, esa estampa de abuela dando consejos y repartiendo carantoñas... Pero a veces pueden retratar en un solo plano toda la decadencia de una época, de un sistema, de un régimen fracasado y moribundo. Griñán iba hablando y se iba congelando frente a la puerta abierta de su palacio. El Idilio de Sigfrido (¿idilio de Griñán con su Andalucía inventada?), los mármoles rosas, la voz del Presidente que sonaba como el acordeón de un loco durante un bombardeo... Y su cara triste, y unos violines de nieve, y una realidad que parecía que había roto a pedradas los cristales del palacio para estremecernos de verdad, enfermedad y frío.


Campanadas flipadas. Es como si diera las campanadas el Pájaro Loco. Enrique Romero de nuevo manoteó, saltibrincó, nos mareó, dio pases de pecho y creo que esnifó las uvas. Se había puesto el hombre hasta un chalequillo torero para la ocasión, porque “los toreros se vienen arriba”. Yo creo que él se viene arriba con algo que se mete, ranciedumbre en vena, metanfetas de catetismo, fumeteo de establo, pirulas de tradición y una especie de andalucismo que consiste en picores. Es como un hombre orquesta de los tópicos que va dando platillazos con manos y pies a toros, olivos, postales, flamenqueos y otros andaluceamientos flipados. Qué dolor de cabeza y estómago me da.


Waka Waka. Es el día más hortera del año, en el que la noche se vomita en sus tacones y las fiestas huelen a cáscaras, barreduras y meado. La Nochevieja, día de los niñatos y los culazos, sólo podía ser más hortera en la televisión más hortera del país, Canal Sur. Noche poligonera, coplistas vestidos de camareros o de damas de honor de barrio, Chiquito de la Calzada disfrazado de Elvis Presley, La vaca lechera sonando agitanada, carnes mal enfajadas cantando el Waka Waka... Creo que ése fue el momento de la noche: tras las campanadas, unos ritmos negros llaman a una chica como una pantera de nuestra raza, que parecía que se había comido a Shakira en el camerino, para cantar esa canción futbolera o cazadora en la que todos corean con alegría “porque esto es África”. Y así es, sin duda, esto es África con el hambre en la boca, el meneo en las caderas y el folclore como hechicería. Un África pobre, orgullosa, bailona, abandonada y sufrida. Esa África que hacen de Andalucía y que la muchacha reconocía con tanta verdad como inconsciencia, recibiendo el Año Nuevo, sin saberlo, con la descripción de nuestra posición y eternidad en el mundo. Nadie se atreve a cambiar la letra de nuestra canción para, en vez de afirmar, preguntar: ¿Por qué esto es África?


Resumen. Podríamos jugar a buscarle a este aciago 2010 un adjetivo o un subtítulo, pero creo que pocos usarían la frase de Esther Martín en el especial de fin de año de Los reporteros: “Les dejo con el resumen de Los reporteros 2010, el año de la declaración del flamenco como patrimonio de la Humanidad”. Luego, entre desgracia y desgracia del año, ponían cortinillas con estampas de tablao. Ya saben que en el periodismo es fundamental saber dar la prioridad adecuada a las noticias. Pero claro, eso es en el periodismo, no en la Consejería de Atontamiento y Propaganda que es la RTVA.

No hay comentarios: