15 de febrero de 2011

Los días persiguiéndose: San Valentín socialista (15/02/2011)

Mi señora ha hecho una tarta con corazoncitos de anís y nos la hemos desayunado viendo en la televisión a los políticos del PSOE y del PP vaciarse los ojos con cuchara los unos a los otros. San Valentín es un invento de las perfumerías para sacarnos los cuartos con la excusa de que el amor tiene forma de cojín. Aunque hay varios curas, obispos y mártires que se disputan el nombre y la mitología del día, gana ese Cupido confitero y un poco meón con las flechitas de las narices, que lo que hace es que el amor parezca un pavo. Pero la tarta estaba muy rica y los políticos se quieren, se odian, se ensartan y se matan como en el amor de verdad, cumpliendo con la festividad.

Si el amor es una bombonera, la política es como si nos ofrecieran una patata con lazo. Para darnos y darse patatas con lazo se reúnen los políticos en mítines y saraos como éste de Sevilla, aplaudiéndose los orgasmos fingidos. Esos abrazos legionarios y esas arengas con el alma descorchada son peores que los poemas y los besos de San Valentín, que suenan a cartucho. Los políticos ni siquiera intentan seducirnos con licor, sino que quieren enamorarnos con esa sola patata, esos discursos simples, vacíos, aún más cutres que cursis, como regalar un vale por un abrazo. Como mucho, les queda el adorno del odio, que en la boca les cruje y les sabe como chocolate. Ni el amor ni la política de verdad se llevan ya en esta época, y la prueba es que necesitan estos días de plástico y estas campanillas tristes de rosas y corazones pintados como mariposas en las solapas, los labios, los papeles y los frigoríficos.

Lo del PSOE en Sevilla ha sido como si intentara conquistarnos o reñirnos no ya esa novia vieja que es Griñán o que fue Zapatero, sino una suegra. Zapatero hasta insinuó que el PP no merece gobernar, exactamente igual que una suegra nos insinúa que no merecemos a su hija. ¿Pero qué significa merecer gobernar? Pues lo mismo que merecer a una hija, algo que sólo puede ver, considerar y reclamar para sí una madre, un padre, que eso es lo que se creen los socialistas aquí. Es ese amor en propiedad y de sangre que no se puede dar a un desconocido, a un usurpador, que es lo que son siempre los novios y es cómo ve este PSOE-suegra al PP. Ya dijo Griñán que el corazón de los andaluces es socialista, vaya amante bandido... Pero Griñán más bien lo que parece es una de esas mujeres desesperadas de la televisión, con más insomnio, fracaso, soledad y divorcio que amor y esperanza. El PSOE intenta enamorarnos después de flagelarnos y encima nos dice eso de “quién te va a querer más que yo”, como mamá. Todo esto es demasiado freudiano y con Freud ya se sabe que todo se reduce a matar al padre y acostarse con la madre, o al revés. De amores enfermizos creo que va la relación entre Andalucía y el PSOE, y más vale que nos libremos de eso o vayamos al psiquiatra con clarinete o metralleta, como Woody Allen o Tony Soprano.

San Valentín clava flechas en las tarjetas y bendice corazones secos, atormentados o pasteleros. Mi señora y yo nos comimos la tarta con sabia ironía, en una celebración inversa, sabiendo los dos que el amor nos esperaría mejor al día siguiente y que este 14 de febrero sólo nos estábamos riendo de su máscara rosa y de su corazón en forma de culo. Falta saber si la política también tendrá días de ser verdad, pero eso lo dudo más. Ahora, en nuestra política, sólo veo rosas en la basura y pájaros inocentes que mató Cupido equivocándose o no.

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