22 de febrero de 2011

Somos Zapping: Museo Autonómico de Casetes de Gasolinera (21/02/2011)

Adiós Parlamento. El Parlamento es como una peluquería por la tarde, así que Griñán ha decidido terminar con el parlamentarismo que sólo trae maledicencias o bostezos. Demasiado salón ése para la calceta, el cotilleo y los puntapiés, que últimamente estaba aquello lleno de porteras y dueñas como de Quevedo. El Parlamento debe quedar para que el Gobierno se dé sus homenajes y sus paseíllos y cace en los tapices igual que Borbones, pero eso de una oposición dando allí la lata, acusando y pidiendo responsabilidades, eso afea mucho la ceremonia de su gloria. A Griñán le oímos decir en el informativo de Canal Sur que la inmunidad parlamentaria sólo sirve para mentir (bueno, eso a la oposición; a ellos les sirve para evangelizar) y de ahí que impidieran la comisión de investigación de los ERE del mangazo. Supongo que si ese argumento sirve para las comisiones de investigación, servirá igual para el resto de comisiones y también para el pleno. O sea, que mejor cerrar el Parlamento y dejar sólo un stand de la Junta con azafata de Tío Pepe y con Mario Jiménez aplaudiendo a Griñán con toda la cuerda dada. Normal que se oigan insultos desde la bancada del PSOE, con este PP que les fastidia la siesta y los placenteros abanicazos de sus discursos (los del PSOE insultan y se enrabietan como recién despertados). Para Griñán el Parlamento sobra. O al menos sobra la oposición, que tiene el molesto oficio de mentir. ¿Cómo es posible que estén ahí esos perdedores llevándole la contraria? Creo que la Junta va a tirar pronto el Parlamento para hacerse allí una piscina. Sólo oiremos su Verdad y sus chapoteos, y la Democracia será su culo en una colchoneta, que es lo que ellos, que no iban para gobernantes sino para reyes, piensan que debe ser.


Sonata para ignorantes. Era imposible no recordar aquello de Les Luthiers: “Cultura para todos: literatura, artes plásticas, conciertos, danza, dactilografía... Para el enriquecimiento espiritual de toda la familia... Vea Cultura para todos en su horario habitual de las tres de la mañana”. Eran efectivamente más de las tres de la mañana cuando Canal Sur 2 nos puso una voluntariosa, decente pero algo inmadura versión de la famosa Sonata para violín y piano de César Franck. Incluso en esa cueva de las tres de la mañana, fue una grata sorpresa que parecía que esta vez no iba a estropearse con tentaciones flamencoides ni castizo-eróticas (la última violinista que vi en la madrugada de Canal Sur iba disfrazada como de jugadora de voleibol, enseñando mucho ombligo y muslo, como en una escenita del canal Playboy en la que sólo faltaba que lavara un piano con las tetas). Pero, ay, era Canal Sur, así que, de vez en cuando, con ignorancia casi encantadora, rotulaban que se trataba de “sonido directo”. Pero, almas de cántaro, ¿cómo se va a tocar una sonata para violín en playback? ¿Es que se creen que es algo de Los del Río? Que cierta música sólo se puede tocar en directo es algo que las personas educadas ya saben. Pero si uno no es educado y no sabe nada de música, pero aun así realiza un espacio musical para la televisión, al menos hay que intentar no proclamar esa ignorancia con carteles ni rebuznos. Una ignorancia además doble: la del programa y la que le suponen a la audiencia. Un poco de respeto para el público, que no todos los andaluces tienen que ser tan zopencos como Canal Sur pretende. Por cierto, aunque no pillé el principio, vi que los movimientos los etiquetaban como si fueran obras independientes (además de escribir “Frank” en vez de “Franck”, que es como se apellida realmente el compositor). Ponían, por ejemplo: “Allegro. C. Frank” (sic), de manera que el que no conociera la sonata no podía saber si era un movimiento u otra pieza. ¿Sonatas? ¿Movimientos? Seguro que en Canal Sur pensaban que eran sólo “canciones” una detrás de otra (eso de llamar canciones a las piezas es lo que les faltó). No, tampoco es necesario que Canal Sur traiga a José Luis Pérez de Arteaga para sus madrugadas culturetillas. Bastaría con no quedar como soberanos ignorantes. Y si no son capaces, que vuelvan a la copla y a Manolo Carrasco.


Impulso. Cultura, decíamos... Que le pregunten a Paulino Plata, cuyo último hito ha sido convertir las sevillanas en bien de interés cultural. Lo próximo será levantar el Museo Autonómico de las Casetes de Gasolinera. A propósito, nada menos que en Arco estuvo este vendedor de castañuelas para dejarnos claro otra vez lo que significa para él la cultura: “Nos interesa que esa creación moderna se conozca y pueda ser motivo también de impulso económico”. En esa cultura suya de mercado y guirilandias, lo que da más impulso económico es la basura y la catetada. De ahí que se afane tanto en ellas.


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