24 de mayo de 2012

Hoy viernes: Resaca y comilona (28/05/2012)


“El sistema financiero español es quizás el más sólido”, dijo Zapatero en 2008. No era verdad. Y no es que nos hayamos dado cuenta ahora a base de sopapos y sustos. Ya lo sabíamos antes, pero era el tiempo de ser ciegos, ambiciosos y felices. La gente ganaba mucho dinero sin más que cambiarlo de bolsillo, la arcilla se convertía en oro cuando una grúa decía 'abracadabra', los paletillas y las dependientas se compraban adosados y todoterrenos y se hacían piscinas con forma de riñón; y las cajas de ahorro financiaban oscuramente a los partidos, les regalaban a los barandas autonómicos aeropuertos cementerio y lujos para la propaganda, y sostenían negocios sin futuro para los arrimados del poder. En Estados Unidos nadie quiso ver la mierda de las subprime y los derivados, y aquí no quisimos ver que nuestro dinero era arena y lo manejaban banqueros y especuladores que sólo miraban al día siguiente, y mandados de los partidos que lo usaban para la gloria de su sigla y su estómago. La razón es la misma: mucha gente ganaba mucho dinero. No habían olvidado la matemática, no era torpeza ni desconocimiento, simplemente se hacían ricos tan deprisa como rockeros y se volvieron adolescentes como ellos. Todo esto de ahora es una cojonuda resaca de niñatos.
            Recuerdo cuando se empezaron a levantar las torres inclinadas en la Plaza de Castilla, esa noria de autobuses sobre la que yo siempre imaginaba de chico que acababa volcándose aquel gran depósito de agua que parecía almacenar más bien todo el trigo de Arkansas. Aquella plaza ya tenía vocación de vértigo, y con aquel otro desafío a la gravedad, creo que uno salía del metro agachando la cabeza como si bajara de un helicóptero. Puerta de Europa, Torres Kio, siempre al borde de sí mismas. Ahora tienen el logo de Bankia que parece despeñarse lentamente como una cabra loca. Así de frágil y caedizo lo hicieron todo. Así era nuestro sólido sistema financiero. Salvar el sistema, como sea. Se trata de eso. Pero fueron los partidos con sus consejeros chusqueros y su sumisión al interés de sigla los que ayudaron a la gravedad a hacer su trabajo en las cajas. Vale, salvar el sistema. Pero, ¿y las responsabilidades? ¿Y los culpables? Los que tienen nombre, desparecieron ya con su dinero. Pero en el fondo de este agujero están también la financiación de los partidos y la aciaga herencia de sus faraonismos y manejos. Por eso los políticos no hablan de culpables, porque también fueron ellos. Todos ellos. Banqueros y brokers ambiciosos, consumidores irresponsables, pero también partidos políticos con las cajas de ahorros como ese bolsillo sin fondo, suyo y de nadie a la vez. Así hicieron esta crisis que nos toca pagar y penar a todos, excepto a ellos. Salvar y reformar el sistema financiero. ¿Pero quién reforma la gran comilona de la partitocracia? ¿Quién nos salva y redime de su ambición?

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