8 de enero de 2007

Somos Zapping 17/12/2006

Pedigüeños. Hay una máquina del dinero que está siempre fuera de Andalucía y parece que nuestra misión es esperar que mande las monedas rodando por una cuesta o que las haga llover de los cielos azafatos de Europa, de la cohesión interterritorial, de la solidaridad regional o de cualquier otro bolsillo altísimo y forastero. Es la economía de la menesterosidad o del tragabolas, que contradice de manera fundamental las sucesivas modernizaciones que nos vende la Junta como si nos manteara con nuestros pobres números. La Andalucía imparable, al máximo, o con sus otras metáforas ferroviarias o velocípedas, se deshace nada más pensar en esta postura de mimo que no perdemos, con la mano extendida y esa pena de que se nos han escapado históricamente todos los globos. Sin embargo, nuestros gobernantes no parecen darse cuenta y todavía nos presentan estos regalos o propinillas del mundo rico como logro, en vez de como fracaso. Con un fondo de viveros floreados, palas excavadoras, generadores eólicos y torres de alta tensión, que es en lo que por lo visto se nos refunde este dinero, el informativo de Canal Sur nos contaba que recibiremos de la Unión Europea más de 12.000 millones de euros, “664 millones más que en el marco comunitario vigente”. Lo mejor es que, a pesar de esto, el consejero de Economía, José Antonio Griñán, nos anunciaba en la noticia, y también en una de esas entrevistas con alfombra y chambelán que hace Canal Sur por las mañanas, que Andalucía “depende cada vez menos de los fondos europeos”. O sea, que si Europa nos da más dinero es porque aquí cada vez hace falta menos. Tendremos que concluir que la Unión Europea anda loca o borracha de billetes o que la Junta se lava con paradojas las vergüenzas del pedigüeño.

El hombre rana. Si la economía de la boca abierta es uno de nuestros signos, otro no menos significativo resulta la economía sumergida, las cajas B, el dinero en los colchones y ese hospicio en el que viven los billetes de 500 euros. Las facturas son literatura, las cuentas una brisca y nada menos que el 21,7% del PIB andaluz de 1980 a 2000 fue negro según un estudio del Consejo Económico y Social de Andalucía. Menos mal que nuestros gobernantes son espabilados y han encontrado la manera de acabar con esta lacra: asustarnos con un hombre rana. El anuncio de la Junta pone a un hombre rana por las calles llevando un paquete con aire de foca, y yo creo que la gente, por no verse asfixiada, acangrejada, arponeada, entubada, lastrada y fea con gafas, va enseguida a darse de alta en todo, a respetar el IVA como al padre, a desenterrar sus billetes sucios y a presentarse contritos en Hacienda a millares. Lo que no son capaces de hacer inspectores, sanciones, leyes, lo hará sin duda ese submarinista que sufre hacia dentro y les dice a los defraudadores que no los van a querer los demás pececitos y que vivir así es muy triste. “Quítate un peso de encima” es el eslogan, que quizá se podría adaptar a otros anuncios para acabar de una vez con corruptos, ladrones y hasta asesinos. Nada mejor que confiar en la buena voluntad de las personas para terminar con el delito y la mangancia. Más le valdría a la administración poner más ganas en pescar a esos hombres rana de la economía sumergida, en vez de gastar el dinero en una publicidad para asustar a los pulpos.

Verdad. No hay palabra más obscena en un político que “verdad”. Y pocas cosas que apesten tanto como un político premiando esa verdad. Quizá, solamente, un periodista recibiendo ese premio. Los políticos no quieren verdad, sino sumisión, peloteo, palmas y églogas a su propaganda. Por eso sus medallas huelen a toalla de bidé. Canal Sur daba la noticia de la entrega de los Premios Andalucía de Periodismo, donde para llegar hay que gustar al poder hasta que te bese en la boca, y Chaves hablaba del “buen periodismo” como “una tarea vinculada directamente a la verdad”. Sí, de ahí que suela haber tantos premiados de la RTVA, que es el mismísimo Ministerio de la Verdad orwelliano. Que Chaves arremeta después contra la prensa incómoda es un halago. Ladran, luego cabalgamos.

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