29 de enero de 2007

Somos Zapping 21/01/2007

La idiosincrasia de la lechuga. Hay algo que se olvidó en el Estatuto andaluz, algo que no encuentro entre su numismática de civilizaciones y afluentes, entre la albardonería de nuestra cultura. Se les pasó un artículo que fuera más o menos así: “Corresponde a la Comunidad Autónoma la competencia exclusiva en materia de conocimiento, conservación, investigación, formación, promoción y difusión de nuestras formas idiosincrásicas de sexualidad como elementos singulares del patrimonio cultural andaluz”. Hay una idiosincrasia sexual andaluza que consiste en rozones a la sombra de los pinos a lo María del Monte, polvos del camino, desparramamientos en los humedales y otras posturas con los botos puestos, el culo en los poyetes, la medalla enredada y el vino por la espalda. No sé cómo la Junta no ha creado todavía una Agencia de Protección del Polvo Autóctono, monumentalidad de aljibe de nuestra naturaleza caliente. De momento, es la Juani, una chica bastota o botijera con una libido que uno se imagina como de pan de pueblo, la que se encarga de esto ante la falta de interés de la Administración. A la Juani, Jesulín de Ubrique le hizo una vez la lechuga, eso de subirle el traje de gitana hasta la cabeza para aliñársela como la escarola que queda. Ahora, la posturita, digna de toda una flamencología del casquete, ha vuelto a la actualidad a través del dichoso polígrafo. Gracias al programa de Telecinco A tu lado, que Gemma García conduce con su cara de haber sido electrocutada en la peluquería, y a esa maquinita que rasca tan bien los bajos, sabemos que aquel cuadro fue verdad. Bueno, al menos hay bastante probabilidad, porque en Sexto sentido (La Sexta) hemos descubierto a un curioso personaje, un tal M. Ángel Gallardo, criminólogo que parece que se interpreta a sí mismo en Ley y orden, un tipo que es como la sublimación de esos seguratas que hablan en esdrújulo (quería ir de culto y sacó hasta a Otelo y Desdémona en la entrevista), y que duda mucho del cacharrito porque los agentes dobles se entrenan para pasarlo. Como uno no ve a la Juani en plan espía que surgió tras una cepa, creo que podemos afirmar que un nuevo hito cultural andaluz acompañará ya a la museística de lo nuestro. Somos alegres y frescos en la fiesta, en la pena, en la borrachera y en las camas que sacamos a la cuadra o a la huerta. Un día, un verdadero Estatuto que articule bien nuestra esencia lo reflejará y estaremos completos.

Viazé un referente. El Estatuto ha estallado en los medios públicos andaluces, pero eso lo veremos con más detalle a partir de mañana (el zafarrancho se merece columnas especiales). Sin embargo, llevamos un tiempo notando las banderas de nuestros padres y la gloria de nuestros especialísimos perfumes en espacios más o menos embozados por Canal Sur. Ya mencionamos ese programa, Andalucía es su nombre, que versifica o pancartea todo esto, y el viernes alcancé a ver el final de otro, Palabra del sur, que parece que va de mostrarnos los geranios de nuestros decires, acentos y dignidades lingüísticas. No hay nada que pueda llamarse andaluz como idioma, ni siquiera como dialecto o habla, pues hay muchos diferentes por aquí. Pero ya se sabe que, puestos a buscar esencialismos y sustentos culturales a las verdades políticas, la lengua es objetivo principal. Si no la hay, se inventa. Y si no hay unidad, se acentúa la diversidad. El caso es tener un diccionario flotando al sol de la “realidad nacional” como una pandorga. El reportaje que vi incidía en los medios de comunicación como referentes de la lengua y muchos periodistas de la casa hacían rizos con la belleza y la nobleza de todas las modalidades del andaluz. Uno de ellos, Ángel Gámez, se dejó caer con esta cosa tan democrática y ecualizadora: “Yo no creo que la gente se tenga que fijar en los medios de comunicación para hablar, yo creo que la gente tiene que hablar por sí; nosotros deberíamos ser los que nos fijáramos en la gente para hablar nosotros”. Sí, que los periodistas aprendan del Koala. Teh qui' puí, home...

Suma y sigue. Ahora, en Alhaurín el Grande. La peste de la corrupción vuelve a abochornarnos en los noticiarios. ¿Harán algo por fin nuestros legisladores, o esperarán a que el pueblo harto saque las guillotinas a la plaza?

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