13 de noviembre de 2008

Los días persiguiéndose: Hermano (13/11/2008)

Para mi Q:. H:. J.

Hermano, no sé escribirte. La enfermedad es un perro que nos huele el esqueleto, la vida es una palada al aire, las palabras son nuestros cinceles que ahora callan esperándote. Estas manos mías, paradas, suspendidas en el trabajo y en el abrazo; creo que sólo tengo estas manos como nudos, pesando y agarrando el vacío y la esperanza; creo que no tengo más homenaje ni más fuerza que estas manos, buscando aquello que me falta y que espero, lo que está ahora cerca y lejos, atado a ellas, con la vida cimbreando, con el pecho guardado por una espada. No sé escribirte, hermano. Algo como el mundo, sus gigantes o sus pozos quiere cegarlo todo, pero están las antorchas que encendimos y está la cadena que forjamos, como flechas de hierro y luz contra la muerte. Las sombras intentan negar a los soles, les cuelgan harapos, les tajan la mejilla, pero tú y yo hemos viajado de Oriente a Occidente, por Septentrión y Mediodía, formando espejos de nuestra arcilla y haciendo victoria de la noche. Ni la oscuridad del alma ni el frío de la tierra, de donde renacimos, nos son desconocidos.

No sé escribirte, hermano. Qué te podría decir, salvo que nos falta el mejor de los obreros y lo esperamos con todo por hacer, con las herramientas por el suelo, con el taller descuadernado. La plancha de trazar con la tarea del día, las columnas sosteniendo sus silencios como sauces, las luces respirando con dificultad como hacen las estrellas, los malletes que baten como con un ala arrancada, tu lugar que te llama y el cielo pintado de las logias asaeteado o derrumbado por ese lado, todo te aguarda en el trabajo triste o ya parado. Hoy nos falta tu piedra y se nos cae todo, nos falta tu silla y no encontramos nuestro lugar, nos faltan tus manos y tu voz y por eso algo aquí y en nosotros se ha quebrado con un gran chasquido, como un arbotante. Pero aun así estás aquí, hermano, cerrando la cadena, en ese momento en que se sienten como un pulso las distintas almas de aire o de granito de los masones.

Hermano, te llamo hermano no con el corazón desfallecido ni la mano simplemente en el chaleco, sino con la verdad de esa palabra, que sabe fuerte como sangre en la boca. Porque compartimos el oficio, las herramientas y nuestra humanidad coja que es menos coja en la labor, pero sobre todo porque me has hecho mejor, nos has hecho mejores a todos. Nos sigues haciendo mejores ahora, cuando luchas. Continúa luchando, porque he llamado a los hermanos y han llegado desde todos los puntos cardinales y hemos cogido de nuevo las herramientas y el taller ha revivido en el trabajo y en la esperanza, uniéndose a ti. Como siempre, estaremos mano a mano, acompañando con el brazo y la voluntad el golpe del metal contra la piedra y de la luz contra lo oscuro, elevando columnas, midiendo el firmamento, una vez más. Oye el sonido de tus hermanos, como una cantata mineral bajo las bóvedas del mundo, siguiéndote en la tarea. ¿Lo oyes ahora, hermano?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

.·.

yinyang mason dijo...

Así se presenta Eloy en su blog: "Me llamo Eloy, tengo 49 años y soy médico. Creía, sin mucha convicción, que era capricornio. Hace 3 meses, cambió mi signo. Descubrí que tengo cáncer. Ahora, además de mi experiencia profesional, tengo la vivencia directa de esta enfermedad".

En noviembre de 2008 sólo puse dos noticias en mi blog para decir que de momento tenía que paralizarlo por algo que habían descubierto "en mi cabecita" y sobre todo para dar las gracias. Justo el día en que escribí éso mi Hermano Luis Miguel Fuentes decía en su blog y en su columna, ilustrada por una cadena de unión. "No sé escribirte, hermano. Qué te podría decir, salvo que nos falta el mejor de los obreros y lo esperamos con todo por hacer, con las herramientas por el suelo, con el taller descuadernado". De hecho, el "Para mi Q:. H:. J." con el que empezaba ese bellísimo texto me resultaba enigmático. Tonto de mí, no sabía hacia quién iba realmente. Nunca tuve tiempo de agradecérselo.
Durante todo este tiempo no he querido hablar de mí excesivamente, pero he sacado experiencias muy positivas. He descubierto que ante la dificultad me crezco, y si no lo hago, la dificultad me vence. Y yo soy más fuerte, y ése es mi reto, y el cáncer no va a poder conmigo. En mi caso, tengo solución y un tratamiento que está saliendo según lo previsto. Me encuentro bien y muy fuerte mentalmente (es la mitad de mi recuperación).

yinyang mason dijo...

Hoy va en mi blog algo más que esto